Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5. Experimento

Capítulo 5.
Experimento

"Vivir es cambiar, ver cosas nuevas, experimentar nuevas sensaciones."— Amando de Miguel.

.

Pasó una semana desde la junta en Japón. En un parpadeo las cosas habían vuelto a la normalidad y con ello el tratado de noviazgo finalizó. Las cosas comenzaban a tomar su lugar correspondiente, ella como su secretaria y él como el jefe excesivo que era.

Arthur y Roselyn no volvieron a compartir un beso pero seguían manteniendo una relación enemistosa. Aunque por otra parte, Roselyn había decidido tratar de conocer al personal con el que trabajaría diariamente.

En las tardes trataba de ayudar en cualquier tarea al castaño y juntos salían a comer a la cafetería de la empresa siendo el llamado de atención de todas las miradas del lugar. Aunque Arthur se había negado desde un principio a participar en conocer a los demás, Roselyn había insistido en que debería tratar de salir más de la oficina y observar quiénes trabajaban para él.

En lo que Roselyn llevaba analizando, existía un grupo de mujeres que destacaban en la cafetería por ser las más unidas. Ella nunca había tenido amigas desde que era una niña, aunque sí tenía una mejor amiga. Sin embargo, a pesar de estar iniciando una amistad con Arthur, quería conocer más allá del mundo que tenía. Pero, ¿Cómo acercarse a unas personas?, No sabía cómo iniciar una conversación, ni las bases para un buen inicio.

Admiraba a ese grupo por tener tanta unidad, las mujeres parecían divertirse mucho en la plática que tenían.

Deseaba tener un día un grupo de amigos propios.

— ¿No te sientes bien?— Cuestionó Arthur al verla jugar con su tenedor. Aún no terminaba su comida.

— La verdad es que sí estoy bien pero...— Aceptó.— Quiero conocer al menos a la mayoría de mis compañeros. O compañeras.— Señaló un grupo de mujeres que se encontraban en una esquina.— Me gustaría tener amigos.

— ¿Qué mi compañía no es suficiente?— Se burló "indignado".

— No es eso, si no que... Nunca había intentado socializar. Y ahora, creo que puede ser necesario. Ya sabes, por si necesito un favor.— Puntualizó.— O solo tener un tiempo para algo.

— Está bien.— Comenzó a levantarse, dejándola confundida.— Te dejaré para que intentes al menos acercarte. Puedes hacerlo. ¡Suerte!— Se despidió con una sonrisa abandonándola. Estaba seguro que si él se encontraba con ella no se le acercarían las demás. Pues tenía cierto prestigio por ser el hijo del jefe.— Por cierto.— Se detuvo antes de dar el primer paso.— Todo será más fácil si tratas de no parecer la bruja pesadilla de los demás.

— ¡Idiota!— Replicó ofendida lanzándole una manzana que fácilmente atrapó con su mano. Tenía buenos reflejos.

Quedó sola.

¿Ahora que hacía?

Sin embargo, muchas mujeres la rodearon al instante tomando asiento en su mesa. Vaya, esto parecía mucho más fácil de lo que hubiera imaginado cuando se trataba de conseguir compañía.

— ¿Y bien?— Cuestionó una de ellas alzando las manos hacia Roselyn.

— ...¿Y bien qué?— Preguntó con timidez. No tenía ni la menor idea a lo que se referían.

— ¿Qué relación tienes con el señor Kingston?

— ¿Es cierto que es gay?

— ¿Qué tanto se llevan?, ¿No tienes miedo a ser despedida?

— ¿¡Por qué diablos se te ocurrió lanzarle una manzana?!— Reclamó una enfadada.

Roselyn se dió cuenta que la mayoría iban para sacarle información acerca de su jefe. La mayoría eran distintas entre sí, pero todas tenían algo en común: Admiración hacia Arthur.

Quizás, dándoles un poco de información podría ser ayuda para integrarse a su grupo.

— Bueno... Arthur no es gay.— Aclaró principalmente.— Sólo es mi jefe.— Mencionó con pena.— Tenemos una buena y mala relación por así decirlo.— Sonrió divertida. Últimamente tenían muchas diferencias.— Y lo de la manzana, fue un impulso.— Explicó por último.

— ¡Genial!, ¡Cuentanos mas de él!, Queremos saber todo.

—— 💙 ——

Su receso había terminado en poco tiempo pero al menos se había conseguido varias amigas, por así decirlo. Quedaron en comer el día de mañana juntas, así que estaba algo entusiasmada.

— Vaya, alguien está de buen humor.— Saludó el castaño con una sonrisa juguetona al verla entrar con una sonrisa.

¿Quién diría que la rubia amargada que conoció al principio estaría interesada en conocer más de su mundo?

— ¿Qué te puedo decir?, Solo se necesita hablar de ti para tenerlas a mi lado.— Confesó no muy orgullosa de eso. Pero suponía que hablar de Arthur sería solo una etapa.

— ¿De mí?

— Sí, no me había dado cuenta que eres el soltero más codiciado dentro de la empresa. ¡Muchas suspiran por ti!— Exclamó sorprendida.

— Pues es que... ¿Que puedo decir?— Su rostro mostraba timidez y sus mejillas se tiñeron de rojo.

— Que tienes todas las oportunidades para conseguir a tu chica ideal.— Sonrió con esperanza.

Arthur negó con la cabeza.

— Créeme, el amor no va conmigo.— Señaló antes de que se hiciera ilusiones.— Creo que no estoy para ello.

— Por Dios Arthur, aún eres joven. Puedes encontrar a alguien antes de los 100 años. Si es que te haces más feo antes de los 30.— Se burló ante sus muecas.

— ¡Mira, quién está dándome consejos!, ¡La soltera más deseada por todo el estado!— Debatió con ironía a lo que ahora Roselyn fue la sonrojada y tímida.

— Lo mío es diferente.— Negó rápidamente mientras tomaba la laptop del castaño para comenzar a trabajar.

— Estás en las mismas situaciones que yo Roselyn.— Finalizó tomando asiento a su lado y mostrando un trabajo que estaba terminando.— ¿Qué opinas de esto?

— ¿Hablas en serio?, Tiene pésima decoración el documento.— Observó aburrida.— ¡Se ve tan... Solo!

— ¿Le pongo un emoji para que no se vea tan solitario?— Preguntó con sarcasmo, recibiendo un codazo por parte de la rubia. Era algo que no había cambiado con la rutina al trabajo.— ¡Está bien, está bien!

— Arthur llevas semanas trabajando conmigo. Te he dicho cómo puedes hacer que un documento no parezca sacado de un funeral.— Señaló por completo.— Además, ¿Qué es lo que quieres demostrar aquí?

— Los puntos débiles que muestra el nuevo prototipo y poder exigir los nuevos metales para la mejoración.— Explicó mientras que Roselyn comenzaba a editarlo con rapidez.

— ¿Todo bien?— Cuestionó haciendo los últimos ajustes. Había visto que su expresión se había decaído. Aunque fuese casi imperceptible.

— Sí, bueno no.— Confesó.— Este prototipo me ha costado más tiempo de lo que tenía planeado. ¿Qué tal que si después de tantos meses no funciona?, ¿Que tal si se terminan perdiendo meses que...

— Arthur basta.— Ordenó. No entendía cómo su jefe tenía tanta desconfianza en sí mismo cuando todos los empresarios la tenían en él.— Esto va a funcionar. Eres muy inteligente e ingenioso, vas a lograrlo. ¿Qué te parece una taza de café para calmarnos? Nos espera una larga noche después de todo.

— De acuerdo.— Asintió.— ¿Te llevo allá?

— No te preocupes, ya me sé el camino.

—— 💙 ——

Encontró el pequeño salón donde estaban los aperitivos como el café, una máquina de sodas, otra de dulces y una de botanas.

Se acercó a la cafetera y observó que le habían cambiado completamente el modelo. Ella no era actualizada respecto a las máquinas, y la última vez Arthur se había tomado la molestia de enseñarle cómo funcionaba la anterior.

— ¿Cómo se usa esta?— Se cuestionó así misma.— Supongo que tendré que intentar.

— ¿Necesitas algo?— Una voz la llamó. Se trataba de una de las mujeres que se había reunido con ella el día de hoy.

— Sí, no tengo la menor idea de cómo usar la cafetera.

— Bien, si quieres la muevo para ti. ¿Te tomarás el café tú?— Le preguntó.

— No, es para Arthur.— Mencionó sin notar el cambio de expresión de su compañera. Su nombre era Scarlett. Una pelinegra con tez morena y ojos cafeces.

— Y dime... ¿Porque le dices así?— Interrogó mientras presionaba algunos botones de la máquina.

— ¿Así como?

— Como su empleada, una de tus obligaciones es llamarlo "Señor Kingston". Arthur suena algo más personal.— Señaló con cierto tono de molestia.— Debes aprender tu lugar. Nosotras como las trabajadoras de esta empresa sabemos respetar las modalidades que se aplican. Que seas su secretaria personal no te hace más que a nosotras.

Suponía que a nosotras se refería a su grupo de secretarias también.

— Así que deja de llevarte de esa manera con él y deja de tratar de ser más que nosotras. ¿Crees que no notamos como lo miras?, Vete quitando la ilusión. El jamás ha querido a alguien y no serás la primera.— Exigió. Terminó de preparar la máquina.— Como bienvenida, seremos amables contigo. Estás advertida por si vemos que estás tratándolo más de la relación de trabajo.

Scarlett salió por la puerta sin decir más. Roselyn no podía creer lo que había sucedido hace unos segundos.

Decidió que era mejor sólo preparar el café para Arthur y salir de allí lo más pronto posible. Aunque en cierto modo, las palabras de su compañera lograron persuadirla. ¿Arthur jamás había querido a nadie? Sería solo un misterio. Pero de todas maneras no tenía nada que hacer allí. No era de su incumbencia. Ellos solo eran compañeros de trabajo.

Volvió a la realidad y vio que comenzaba a salir demasiada espuma de la máquina. Trató de apagarla pero ésta insistía en sacar grandes cantidades llenando el piso inmediatamente.

Trato de dirigirse a la puerta y abrir, pero ésta parecía no querer ceder.

Estaba atrapada.

—— 💙 ——

Por otra parte Arthur ya comenzaba a sentirse extraño por el retraso de su compañera. ¿Quizás se había encontrado a una amiga y decidió platicar?, No, Roselyn no sería de las que perdería el tiempo en horas laborales.

Así que decidió ir por ella.

Corrió por todos los pasillos preguntando al personal pero al parecer ninguno sabía de ella.

Entró hacia el pequeño pasillo que daba dirección a las máquinas y se sorprendió de ver que debajo de la puerta una espuma salía.

— ¡Roselyn!— Exclamó preocupado abriendo la puerta de un solo golpe. Parecía que la habían atascado.

El lugar estaba completo de espuma que utilizaba la máquina. Ésta se encontraba desenchufada pero seguía insistiendo en sacar más espuma. Tomó una escoba que se encontraba a un lado y la golpeó las veces necesarias hasta destrozarla completamente.

En la esquina abajo de toda la espuma pudo sentir a Roselyn. La tomó entre sus brazos y la sacó repentinamente de la habitación. La recostó en el suelo tratando de hacer que vuelva en conciencia.

— ¡Roselyn, Roselyn, ¡ROSELYN!!— Finalmente ella comenzaba a toser recuperando el aire que le había faltado.

— Hic... Señor Kingston.— Murmuró al ver a Scarlett escondida en una esquina.

— ¿Qué?— Cuestionó confundido ante la frialdad en su mirada y en su voz. ¿Qué había sucedido?

—— 💙 ——

Caminaron a la oficina en silencio. Arthur preparó algo de beber y le ofreció una toalla para que se secara. Ella tomó asiento en uno de los sillones que él le ofreció.

— Gracias...— Tomó el chocolate caliente que el castaño le servía. Aun estaba muy pensativa.

Pensaba en las palabras que le había dicho Scarlett, y cómo manejaba su enemistad con Arthur. Eso también le hizo recordar que debía separar las relaciones. Era la secretaria y él es jefe.

—¿Quieres hablar de lo que pasó?

— Bueno... Era una máquina nueva y no soy buena con ellas.— Mintió.— No recuerdo ni siquiera los botones que presioné para que se descontrolara. Lo lamento, fue un desastre en el área.

— Tranquila, está bien. Verifiqué la máquina y al parecer los circuitos integrados venían dañados.— Explicó tratando de disminuir su culpa.— No fue tu asunto.

Observó el rostro de la rubia. Seguía neutral. Algo más había pasado en ella y estaba seguro que no estaba dispuesta a contar. ¿Pero que podía ocupar sus pensamientos? Además, lo había mencionado como en un principio. Es decir, sabía que las normas en la empresa era tratarse de usted, y él junto con Roselyn habían cruzado la línea a una amistad.

Pero no le importaba. También ella era la primera amiga sincera que tenía con él. Las otras mujeres se reunían a su alrededor sólo para buscar un provecho o beneficio.

— Bien, estoy lista para continuar Señor...

— ¿Por qué eso?— Interrumpió antes de dejarla ir tomando su mano.

— ¿Por qué qué?— Preguntó confundida.

— ¿Por qué el cambio hasta ahora? Siempre me has llamado Arthur.— Comentó con inseguridad.

— Bueno, es que recuerda que en este lugar soy tu secretaria personal. Sea cual sea nuestra relación exterior esto es trabajo.— Respondió un poco nerviosa. Arthur podía ser a veces muy inteligente y podía ver más allá de las emociones que ella ocultaba.

— Roselyn, llevamos tiempo siendo amigos/enemigos. Jamás te habías puesto a tratar de pensar en esto.— Comentó extrañado.

— Desde el primer día te dije que separaría la relación del trabajo, ¿No?— Intentó buscar una excusa más creyente. Era increíble que él pareciera leer su mente.— Soy inferior a ti en este momento, eres mi jefe.— Respondió tratando de irse de allí, pero él insistiría.

— Bien, como tu jefe exijo una explicación.— Ordenó con la seriedad más profunda.— Y sincera, señorita Darcy.

— ¿Qué?, ¿Qué quieres que..

— ¿Fue Scarlett verdad?— Interpuso antes de que ella se le ocurriera pensar en nuevas excusas.

Aunque no pareció así. Roselyn se había mantenido callada con una expresión estable. Neutral. Y eso lo confirmó más. A este punto él podía leer lo que pensaba y ella lo sabía. ¿Cómo se habían conocido tan rápido?

— Roselyn, por favor.— Tomó de su brazo para sentarla a su lado en el sillón y verla frente a frente.— Sea lo que sea que te haya dicho, no dejes que te intimide. Estoy contigo. ¿Lo recuerdas? Sé que fue ella lo de la cafetera.

— ¿Pero cómo... Si realmente yo...

— Roselyn, la cafetera no tenía ninguna huella tuya que haya comprobado que la hayas usado. Además, vi las cámaras de grabación.— Confesó.— Scarlett jugó contigo.

— Pero...

— ¿Qué fue lo primero que te dije cuando empezaste tu trabajo?— Le reclamó.— Te dije que la confianza debería ser la base fundamental entre nosotros. Lo que te pase, me pasará a mí. Y lo que me pase a mí, te pasará de la misma manera a ti. Si tu caes, caeré. Y si yo caigo, te vienes conmigo.

— Pero Arthur...— Había vuelto a decirle su nombre. Suspiró de alivio. Pensó que sería mas difícil convencerla.

— ¿Sabes?, Es por eso que decidí contratarte también.— Continuó. Ahora ella estaba atenta a sus palabras.— Hace un par de años contraté a una secretaria personal para mí. ¿Qué fue lo que sucedió? Fue atacada por mi grupo de "fans". Con esto me refiero a las secretarias del exterior. No sé que es lo que tienen conmigo al pensar que soy alguien que exige el respeto por el simple título como hijo del presidente. Ella terminó muy dañada psicológicamente por esas secretarias. No puedo hacer nada en sus contra ya que son muy eficientes en lo que hacen. Pero también saben hacerle la vida imposible a cualquiera que se meta con uno de sus objetivos. En este caso a mi. Cuando te ví, estaba dispuesto a rechazarte porque no quería volver a tener que pasar por esos escándalos de mujeres. Pero tu determinación y fiereza me convencieron. Ahora parece que no conozco a la Roselyn que entró principalmente a mi oficina hace un mes.

Ella bajó su cabeza apenada. Tenía razón. ¿Desde cuándo le importaba formar lazos con los demás? Siempre había trabajado sola y había estado en soledad en toda su vida. ¿Por qué hasta ahora le importaba todo esto? Quizás era la sensibilidad de Arthur que la estaba contagiando también.

— ¿Qué es lo que ha sucedido?

— Bueno... Quizás he estado sensible sin pensar por qué.— Confesó.— En los momentos que hemos compartido juntos en la cafetería veía a la mayoría estar en grupos hablando alegremente y comentando anécdotas que por un momento... Envidié quizás tener un ambiente así. Pero veo que me equivoqué. He estado siempre sola y la verdad, creo que estoy más cómoda así que andar viviendo de las envidias de las demás o de los chismes. Lo lamento Arthur.

— Esa es la Roselyn que conozco.— La acercó a él para rodearla con sus brazos y acariciar su cabeza.— Ahora, prométeme que cualquier cosa que Scarlett o alguna se atreva a hacerte, me lo dirás sin excepción. No pienso perdonarles nada. Son horas laborales, no competencia para ver quién tiene mi atención.

— De acuerdo.— Asintió.

— Y cualquier cosa que necesites pídelo con confianza.— Se separó de ella besando su frente con delicadeza. Hace poco casi se daba un susto mortal al pensar cosas peores.

— No te... Bueno. Quizás sí.— Sonrió con maldad.— Arthur, necesito tu ayuda.

Si creía Scarlett que podía contra ella, estaba equivocada. Le daría dónde más le dolía.

—— 💙 ——

Caminó con elegancia entre las filas dónde esperaba pacientemente su turno para servir su comida.

No tardó mucho en sentir una compañía a su lado. Sonrió, esto sería divertido.

— Vaya, veo que aprendes rápido las lecciones.— Halagó con una sonrisa prepotente. Scarlett era reconocida por ello.

— Mi manera de aprendizaje es una de mis cualidades más destacadas, Scarlett.— Expresó con orgullo sirviéndose un poco de sopa.— Pero, para que veas que podemos ser grandes compañeras, también te ayudaré en una lección. Siempre es divertido compartir experiencias. ¿No lo crees?

— Por supuesto Roselyn.— Respondió sin importancia a lo que tuviera que decir.

— Secretaria Darcy por favor.— Corrigió. Se acercó al puré de papa y con sumo cuidado introdujo una pequeña bomba inofensiva dentro de ésta. Estaba programada para unos 5 segundos. Se alejó de la papa y permitió que ella tomara primero su cucharada.— La lección es: no entrometerte en las relaciones de los demás. La manera en que quiera hablarle a Arthur es mi asunto y de nadie más.— Sonrió al ver cómo todo el puré de papa explotaba en Scarlett llenándola completamente.

Las risas de todas las personas dentro del comedor no se hicieron esperar.

Aunque un silencio se hizo presente al ver que el propio hijo del presidente caminaba hacia ellas con un pañuelo con las iniciales de su nombre: H.H.

Scarlett se ilusionó al ver cómo el hijo del jefe caminaba hacia su dirección. Esperanzada de que haya visto toda la escena y estuviera dispuesto a limpiarla. El sueño de cualquier secretaria en ese lugar. Tener la atención del castaño.

Pero no todo fue lo que todos pensaron. Al contrario. Arthur sí caminó hacia su dirección. Pero simplemente pasó de lado para llegar hacia Roselyn, quién estaba detrás de ella.

La rubia fingió inocencia. Sin "entender" las acciones del hijo del jefe.

— Te manchaste aquí.— Indicó pasando su pañuelo a un milímetro de la esquina de sus labios con sumo cuidado llamando la atención de los demás.

— ¡¿Qué?!— Exclamó Scarlett sin poder creerselo.— ¡Ella tiene solo una pequeña mancha del puré, yo estoy completamente llena!

— Oh... Hola...— Se volteó Arthur apenado.— Mmm... ¿Secretaria Susy?

— ¡Scarlett!— Aclaró.— ¡Trabajamos por cinco minutos cuando fue el festival de Acción de Gracias!

— Lo siento, no te había visto.— Lamentó.— Venía en busca de Roselyn.— La tomó de su brazo ante la atenta mirada de todos.— He decidido ir a comer al exterior. ¿Te gustaría acompañarme?

— Por supuesto Arthur.— Sonrió amablemente rodeando su brazo de igual manera.

— Bien, ¿A dónde te gustaría ir?

— Me encantaría un restaurante italiano.

— Restaurante italiano será.

Ambos caminaron sin tomar más atención hacia los demás.

Roselyn estaba feliz. Se había recuperado así misma y trataría de no volver a caer de esa manera ante nadie.

Porque nadie tenía derecho a manejar su vida ni mucho menos enseñarle cómo llevarse con los demás.

Su amistad con Arthur había dado un gran avance en tan solo unas semanas. ¿Qué les depararía más adelante?

—— 💙 ——

— Mmm... Está muy rica esta sopa italiana.— Probó nuevamente el bocado. Resultó que sí salieron a comer los dos juntos a dónde ella había mencionado.— Pensé que cuando me habías invitado a comer era parte del show.

— Lo era.— Afirmó degustando de su propia comida.— Pero también ya quería salir de la empresa.— Confesó.

Aunque tenía otras razones por las que quería despejarse de sus responsabilidades y ser un simple ciudadano común y corriente. Quería compartir el tiempo con una amiga por primera vez.

— ¿Sucedió algo?— Preguntó Roselyn al ver un poco de seriedad en el castaño. Era extraño verlo de esa manera.

Si existía algo que siempre estaba en la mente de Arthur era el trabajo, siempre distinguido con una expresión de concentración. Aquí parecía un hombre normal. Aunque preocupado.

— Nada de lo que pueda ser importante.— Respondió no muy convencido de sus palabras. Quería desahogarse pero no quería meterla en sus problemas.

— Arthur. Acabamos de decir que deberíamos tener confianza en nosotros y ya estás fallando nuestra palabra.— Reclamó disgustada con una mueca.

Si bien, ese acuerdo había sido solo laboral. Pero eran amigos, ¿No? Las amistades también debían que tener confianza el uno al otro.

— Oye, esto es algo más personal que laboral.— Se defendió.— No tienes por qué preocuparte por cualquier asunto que me suceda. ¿De acuerdo?

— No estoy de acuerdo.— Negó. Por una parte le había dolido aquellas palabras, pero también sabía que sus asuntos no eran de su incumbencia. Sin embargo, no podía evitar interesarse en él.— Tú siempre eres alguien amante al trabajo, y ahora, ¡Te estás tomando un descanso aquí conmigo!

No era mentira aquello. Era la primera vez que Arthur tomaba un descanso en ese mes que se habían conocido. Claro, ignorando la vez que la llevó a recorrer las calles de Japón.

— Bueno, tenía hambre...

— ¡Acababas de comer antes de hacer el show!— Le recordó.— ¿Qué es lo que pasa Arthur?

Él la observó. Sabía que ella no se rendiría. Había conocido lo suficiente de ella como para reconocer su perseverancia. Por otra parte, él quería tratar con alguien más. ¿Y porqué no hablarlo con ella?

— Esta mañana mi padre vino a hablar conmigo. Mi abuela llega esta noche.— Empezó.— Pero al ser el soltero más solicitado ha decidido traer un plan.

— ¿Preparar unas 50 citas con diferentes mujeres para encontrar la indicada?— Cuestionó con una risa. Sonaba patético, aunque recordó que su abuela había hecho lo mismo con ella, solo que con hombres.

— En efecto.— Resopló agotado.

Arthur recordó cuál era una de sus responsabilidades también: Traer el futuro heredero para la empresa. Era el hijo único y su padre había insistido en que debería contraer matrimonio cumpliendo sus 25 años. Pero él se las había arreglado para desviar ese asunto y enfocarse en hacer crecer más la empresa de la aerolínea.

Sin embargo, ya tenía 26 años y su abuela insistía en que ya era momento de traerle nietos. De asegurar la descendencia Kingston.

La sonrisa de Roselyn desapareció.

— Sé como se siente.— Empatizó recordando todas las terribles citas organizadas por su abuela.— Creo entonces que nuestras abuelas serían mejores amigas. Pues llevo teniendo 49 citas y las dos últimas con el idiota de Jorgenson.— Sonrió sin chiste.— Pero veo que ese no es el único problema, ¿Hay algo más Arthur?

— No quiero perder el tiempo en esas 50 citas.— Informó cansado de imaginarse asistiendo a varios eventos con mujeres que le contarían historias inventadas para impresionarlo.— Me gusta estar así como estoy. Las mujeres siempre demandan tiempo y es cansado. Muy apenas puedo con la empresa de mi papá.— Marmulló con desgane. Se había sobre exigido en estos últimos años, en elevar las ganancias, en crear nuevas innovaciones, en crecer el comercio hacia otros países y haciendo tratados para ganar entre otras empresas.— Quieren que comience una familia.

— ¡Pero si eso es imposible!— Exclamó ante lo último.— No deberían estarte forzando en algo que aún no está en tus planes. La paternidad y maternidad son asuntos que deben de ser deseados para al menos intentar crear la descendencia.— Roselyn creyó que su abuela se sobrepasaba el asunto con las citas, pero ya pedir crear una familia era mucho peor.— Un bebé es una responsabilidad que no está a discusión de terceras personas más que la pareja...

— Exacto. Aún no encuentro una mujer y la verdad no estoy interesado en buscarla.— Respondió bebiendo un poco de su refresco.

— Lo sé. Eres un hombre solitario destinado a vivir así. Pero, ¡Mírate, estás comiendo conmigo!— Acercó un poco su dedo bañado de salsa para embarrarla en su cara.

— ¡Oye!— Devolvió el mismo gesto manchándola a ella. Ambos sonrieron.

Podrían ser adultos, pero la juventud estaba presente cuando se trataba de los dos.

— Es que tenías la cara muy limpia.— Se excusó.— Oh por cierto, ¿Cuándo planeas cortarte el cabello?

— Estoy buscando una estilista.— Respondió con sarcasmo.— ¿Qué haces?— Ella había tomado varios mechones de la parte baja derecha de su cabeza.

— Estás de suerte. He decidido mostrar mi lado estilístico.— Formó dos pequeñas trenzas y con unas pequeñas ligas las amarró.

— ¿Trenzas?

— Sí, te ves mucho mejor.— Admiró su peinado improvisado en él.— ¿Cuánto quieres pagarme?— Cuestionó divertida estirando la mano.

— Te invité a comer. Esa es la paga.— Respondió volviendo a degustar su platillo.

— Pero eso fue porque tú quisiste comer.— Hizo un pequeño puchero.

— Y las trenzas fueron por voluntad tuya.

— Bien, la paga será que no te la quites.— Mencionó decidida.

— ¿¡Qué?!, No eres nadie para...

— Arthur Kingston, ¿Quieres hablar de ello en serio?

— Oh, vamos Roselyn. Esto no se ve muy masculino conmigo.— Respondió quitándose las trenzas para después volver a peinar su cabello a su estilo.

— ¡Pero va a tu personalidad, un chico diferente!, Además, le da un estilo único.— Halagó.

Arthur estaba a punto de comentar cuando Roselyn cambió su rostro divertido a uno de terror. Giró hacia donde se dirigía la mirada de su compañera pero solo logró ver a un niño.

— ¡ROSELYN!

— Oh no....— Chilló en su oreja, cofundiéndolo.

— ¿Quién es él?— Preguntó de la misma manera.

— Es... Gustav.— Estiró sus brazos para atrapar al pequeño niño que caía encima de ella.

— ¡Oh Roselyn, este es nuestro destino reencontrarnos!, ¡Me alegra verte de nuevo!— Mencionó entusiasmado el pequeño adolescente de unos 10 años.— Espérame unos 8 años y estaremos juntos legalmente.— Se colocó entre el pecho de ella inocentemente mientras insistía en abrazarla con fuerza.

— Ya déjala en paz hermano.— Murmuró un hombre corpulento, con tez morena y ojos oscuros.— ¡Mi bella querida Roselyn!— Saludó un poco menos energético que el menor. Tomó de su mano y la besó con delicadeza haciendo un camino de besos por el largo de su brazo en un intento de llegar hacia su hombro.

Arthur miraba con repudio la escena. ¿Quién se creía aquel sujeto para tratarla de esa manera? Rápidamente podía ver la mirada de incomodidad en su amiga. Aunque no entendía porqué no los maltrataba como lo hizo al principio con el.

— ¿Te ha contado tu abuela ya?

— ...¿Contarme qué?...— Preguntó con temor. Siempre que la mención de su mayor se involucraba en una oración algo malo estaba por suceder.

— ¡Ha aceptado tomarme como su yerno!— Exclamó alegre tomando asiento entre los dos para separarlos.

Oh no.

Eso no podía suceder. Por eso había dejado de insistir con las citas desde hace un mes.

Eso significaba que ahora estaría obligada a corresponder cualquier muestra de amor que éste le daría.

— ¡Erick, ¿¡Dónde te has meti... ¡Roselyn!!!— Saludó su abuela con una enorme sonrisa mientras aparecía por la entrada.— Que bueno que nos encontramos aquí.

— Y vaya... Parece que te has saltado varias cosas.— Respondió aturdida ante tantas escenas.

— Lo siento, ¡Es que ha llegado mi mejor amiga!— Arrastró a otra señora a su lado.— ¡Te presento a Aurelia!— Presentó.— ¡Aurelia Goulding!

— ¿¡Abuela?!— Soltó Arthur de repente haciéndose presente por fin.

— ¡Oh, es el destino Pitín!— Exclamó la mencionada al reconocer a su nieto. No dudó en sentarse a su lado para abrazarlo y recibirlo con besos por todo su rostro.— ¡Mi querido Pitín!

Roselyn observó la escena sorprendida, sabía que hace unos minutos jugó con Arthur de que sus abuelas podían ser mejores amigas... Pero jamás se había esperado que la vida le daría la peor de las ironías.

— Bien, creo que entonces hay que separar una mesa más grande. Tenemos varios asuntos de que hablar.— Habló hacia un mesero para separar una nueva mesa y llevarse a cada uno de los presentes hacia la misma.

— ¡Aurelia, te presento a mi nieta, se llama Roselyn Darcy! Hasta hace poco la corrí de la casa para que aprendiera a independizarse y le ha estado yendo demasiado bien. ¡Era bien inservible!, Creeme que una vez se puso a llorar porque no sabía como funcionaba el microondas. ¡Lo hizo explotar!

— ¡Abuela!— Chilló Roselyn sintiendo la vergüenza en su esplendor.

— Roselyn realmente eres más hermosa en persona que en las fotos que me ha enviado tu abuela.— Halagó la pariente de Arthur.— Aunque parece que ya conocías a mi nieto. Ambas pensábamos presentarlos pronto pero veo que ya están adelantados. Me da mucho gusto. ¿Quieres saber porque le digo Pitín a mi querido Arthur?— Se acercó a ella para susurrar en su oído.— Cuando era bebé, de toda la familia era el que tenía el pene más pequeño. ¡Medía solo un centímetro y medio!

—¡A-Abuela, esa información no se debe estar compartiendo a ajenos de la familia!— Reclamó Arthur sonrojado hasta más no poder mientras que Roselyn se encontraba de la misma manera que él tratando de no reírse públicamente.

— Bien, creo que es hora de sentarnos y ordenar.— Mencionó la mayor.

— Iré a lavarme las manos primero. Roselyn, ¿No quieres lavarte también?— Preguntó esperanzado a que aceptara necesitaba comentarle un loco y apresurado plan que se había cruzado por su cabeza.

— De acuerdo. Voy contigo. Ahorita vuelvo.

Los dos caminaron en silencio hacia los baños que se encontraban un poco alejados de la reunión y reencuentro familiar que se estaba dando.

Una vez asegurados de que nadie los observaba, se adentraron a un sanitario y se miraron rápidamente.

Al parecer, el plan les había llegado a los dos dadas las circunstancias.

— ¡Necesito que seas mi novio/a!

Un silencio reinó en el momento en que los dos comenzaron a pensar en las palabras que habían escuchado.

Ambos estaban en problemas y sus mentes ya tenían la solución.

— ¡Vaya!— Exclamó Arthur quitando el silencio.— ¿Quién diría que la gran soltera Roselyn Darcy me pida un noviazgo?— Se burló divertido recibiendo un codazo en la boca de su estómago. Ese simple golpe le sacó el aire.— ¡Eres demasiado agresiva!

— Eso es por burlarte.— Aclaró.— ¡Además, acabas de pedirme nuevamente que sea tu novia falsa!, Ya te había dicho que esa es una proposición muy barata.

— Tú propuesta de noviazgo tampoco es de las más románticas. Creo que tendrás que pedírmelo de una manera que me guste para que pueda aceptar tener algo contigo.— Recibió un golpe en su hombro, pero ahora uno más fuerte.— ¡De acuerdo, de acuerdo, me quedo con esa!

— Eres un idiota Arthur.— Reclamó sin humor.

— Ahora, antes de que salgamos de aquí. Hay que darnos una explicación. ¿Quién es ese tipo?— Su voz sonó más celosa de lo que le hubiera gustado sonar.

Aunque todo había sido de manera inconsciente.

— Él es Erick.— Anunció.— Es el hijo de una de las amigas de mi abuela. Lamentablemente desde pequeños éramos unidos por las reuniones de amigas que tenían constantemente. La verdad, nunca fui muy social pero Erick sí que lo es.— Recordó con una pequeña sonrisa. Tenían una buena amistad hasta que él se enamoró de ella y desde entonces no se ha detenido en rogarle por una oportunidad. Roselyn no quería ninguna relación, e Arthur tampoco. Serían el gran equipo para salir de los problemas que sus abuelas les causaban. Pero antes de pensar en más, necesitaba darle la información de momento.— Era genial cuando era mi amigo, pero después tuvo sentimientos por mí y cree que por ser el único hombre al que le hablo más de tres palabras, tiene el derecho a enamorarme. ¡No ha dejado de ser alguien empalagoso conmigo!, Detesto que no respeten mi espacio ni mis opiniones. ¡Y es bien meloso y sentimental!— Hizo una mueca de disgusto.— No lo quiero.

— Mmm... Pues... Sí, te creo.— Concordó.— No eres la reina de las favoritas cuando se trata de cariños.— Recibió de nuevo otro golpe.— ¿¡Puedes dejar de darme golpes?!, Vas a dejarme un moretón.— Se quejó. De por sí aún no se quitaba la sensación del golpe de su estómago, menos los que siguieron en consecutiva.

— No seas sensible en este momento.— Ignoró.— Bueno... Quiero que seas mi novio porque no tengo tiempo de buscar a alguien y pagarle para eso. La verdad no quiero que mi abuela me obligue a una cita con él. Aunque se supone que el trato era sacarme de la casa para librarme de esas idioteces. ¿Puedes ser mi novio?

— ¿Quieres que sea tu novio gratis?— Negó.

— ¡Fui tu novia gratis!

— ¡Porque me obligaste a llevarte de viaje!

— ¡Porque ese es mi trabajo!

— Sí pero porque...— No tenía nada más que decir. Su cabeza dejó de pensar en una excusa. De todas maneras, él la necesitaba.

— ¡Ja!, ¡Te gané!— Sonrió victoriosa.— Vamos Arthur. Viste lo mal que quedé en la última cita. Y la verdad esto nos beneficia a ambos. Tú te salvas de las 50 citas, y yo me salvo de un matrimonio el próximo mes.

— ¿Tan extrema es tu abuela?

— Es mejor amiga de la tuya. Opina tu.— Señaló. Sí, Arthur concordó.

— Está bien, te la debo después de todo.— Estiró su mano para cerrar el trato.— Da tu mejor esfuerzo.

— Y tu también. De ti depende mi libertad.— Estrechó su mano cerrando el trato.

Abrieron la puerta y empezaron a salir.

— Y... En serio, ¿Pitín? JA JA JA.— Recordó con gracia.

— Ese es un tema del que no hablaré contigo.— Puso sus ojos en blanco. Era un apodo del cual no le gustaría compartir información con nadie.

Tomaron asientos uno al lado del otro. Agradecían que la comida ya estaba en la mesa.

— Abuela... Erick me acaba de mencionar algo que me tiene confundida.— Comenzó Roselyn probando un poco de la nueva sopa que había ordenado anteriormente.

— ¡Oh sí, ya que te has tardado mucho en elegir a uno de tus citas, he decidido darle la autorización para que pueda estar contigo en una relación!— Exclamó emocionada abrazando al que creía su futuro yerno.

— Oh... Hablando de relación.— Comenzó Roselyn mientras que por debajo de la mesa encontraba la mano de Arthur. La levantó hacia fuera de la mesa para demostrar sus manos unidas al público.— Tengo una relación con él.

— ¿¡QUÉ?!— Exclamaron Erick, Gustav y obviamente, ambas abuelas incrédulas.

Las dos conocían muy bien a sus nietos. Aurelia sabía que su adorable Arthur era un hombre que no estaba interesado en las mujeres. Siempre les daba la vuelta desde que terminó con su última relación.

Y la abuela de Roselyn sabía que ella detestaba al género masculino debido a que la mayoría no eran de su estatus. Nunca creyó una posible relación con el nieto de su mejor amiga.

— ¡Pero Roselyn, amor!— Lloró el infante.— ¡Solo nos quedaban 8 años para estar juntos!

— ¿Ah sí?— Cuestionó Erick con cierto recelo. A diferencia de las abuelas, él no estaba emocionado y tenía el presentimiento de que ambos no eran una pareja real.— ¿Qué es lo que más te gusta de Roselyn?— Preguntó hacia Arthur.

—Sin duda, no son sus golpes.— Respondió recibiendo uno a la par.— Pero... Si tendría que darte una respuesta, sería la manera en ser ella misma. Me gusta todo. Exceptuando su carácter de mal humor. Pero puedo vivir eso.

— Pero Arthur... ¿No le habías dicho a tu padre que la chica que menos querías como novia, sería una chica rubia, con ojos azules y tez blanca?— Mencionó las características.— Ella es todo lo que no pediste en la lista de citas.

— Oh... Pues, ya viste la ironía abuela. Las vueltas de la vida.— Excusó nervioso recibiendo una mirada asesina por su ahora novia. Sintió un poco más fuerte el apretón en sus manos.— Luego te explico.— Mencionó en su oído sintiendo más suavidad en el agarre.— Por cierto, abuela. ¿No vendrías hasta esta noche?

— Le mentí a tu padre. Si le hubiera dicho que vendría en la tarde, seguramente mandaría a muchos guardaespaldas a cuidarme.— Resopló con desgane.— Así que decidí pasar la tarde con la abuela de Roselyn. Aunque por cierto, nunca pensé que te llegaría a gustar. Me ha contado que Roselyn es una chica ruda. Y tú... Bueno, eres Arthur.

— ¿Acabas de señalarme completo?— Preguntó con cierta ofensa. Aunque no le importaba mucho la verdad. Tampoco se imaginaba siendo la pareja oficial de Roselyn.

— Y tú Roselyn. ¿Desde cuándo tenías una relación con él?—

— Bueno, llevamos ya casi un año siendo novios. Cumplimos en una semana nuestro aniversario.— Comentó lo más rápido que se le ocurrió mientras lo abrazaba más.

— ¿¡Y aún así estuviste saliendo con todos los chicos que te puse?!— Exclamó sorprendida por la cantidad de tiempo que llevaban.

— ¿Sí?

— ¿Por qué?, ¿Por qué no me dijiste lo de Arthur?

— Porque sabía que estarías al pendiente de nuestra relación.— Respondió con cierta molestia. No era broma. Su abuela a veces podía ser muy entrometida en todo.— Y quería llevarla tranquila con Arthur. Quería asegurarme que sería un novio digno para presumir.

— Y casi lo soy.— Besó su mejilla.

— Lo eres, Honey.

—— 💙 ——

Terminaron de comer y era hora de la despedida. Roselyn aún tenía varias cosas de que hablar con el par de abuelas, y en medio de la conversación estaba Gustav tratando de convencerla en que le diera más tiempo de espera.

Por otra parte estaban Arthur y Erick detrás de ellos.

— Y... Así que eres uno de los amigos de la infancia de Roselyn, ¿No?— Preguntó el castaño tratando de quitar el ambiente incómodo.

Desde que se conocieron hace una media hora Erick no había dejado de verlo con mala expresión. No era que le importara, pero deducía que el no creía en la relación.

Aunque todo se volvió extraño cuando Erick dejó su sonrisa para cambiar su expresión a una de pocos amigos. No pensó que en realidad le demostraría su verdadera opinión.

— Mira, no me creo el cuento de que ustedes dos estén juntos. Roselyn no es una chica para un debilucho como tú. Dudo mucho que seas el chico idealizado que ella desea.— Respondió con sinceridad.— Ella es una guerrera, siempre está activa. No creo que puedas llegar a estar con ella. No eres su hombre ideal.

— ¿Y entonces crees que tú sí lo eres?— Cuestionó con calma.

— ¿No es obvio? Desea a alguien como yo.— Presumió.

— Oh, vaya. Sí que lo lamento.— Respondió con sarcasmo.

— Quizás no se ha dado cuenta porque me alejé de ella varios años. Pero quiero advertirte, cualquier oportunidad que salga, la aprovecharé.— Advirtió.— Y si es que son novios de "verdad" más te vale no hacerla llorar. Estarás muerto si eso sucede.

— ¿Terminaste?

— Los pondré a prueba. Arthy.— Hizo una seña con sus dedos mientras lo dejaba sólo a la par que Roselyn llegó a su lado.

— Estoy lista Arthur. Podemos irnos.

— Claro, vamos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro