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23. Noche de Fiesta

Capítulo 23.
Noche de fiesta

"Tomarse un tiempo cada día para relajarse y renovarse es esencial para vivir bien".— Judith Hanson Lasater.

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Observó la habitación con lentitud. No recordaba absolutamente nada de lo que había pasado, más que un fuerte dolor de cabeza antes de oscurecer su vista.

— ¡Despertaste!— Aquella voz le sonaba familiar.— Pensamos que ya era hora de llevarte al doctor.

— ¿Anthony?— Cuestionó tratando de hacer su mayor esfuerzo. Trataba de moverse, pero le dolían todas sus extremidades.— ¿Qué sucedió?

— ¿Qué es lo que tanto recuerdas Roselyn?— Le preguntó antes de responder a su cuestión. Habían decidido dejar que las cosas se calmaran.

— Yo...

Y como si esa mención fuera suficiente para su memoria, varios recuerdos llegaron a su cabeza en cuestión de nano-segundos. Un dolor más fuerte sintió, pero así como había llegado se había ido.

Lo recordaba.

Ella soltándose del pie de Arthur para que el pudiera vivir y no morir los dos. Después, la ciudad debajo de ella. El golpe de aire chocando contra su rostro y de pronto un amarre de manos. Arthur había saltado con ella también.

Y por último, un beso.

— Arthur...— Mencionó aturdida.— ¡Arthur, Arthur!

— Roselyn, tranquilízate.— Trató de calmarla al ver que se estaba poniendo histérica.

— ¿¡Qué sucedió después?!, ¿¡Dónde está Arthur?!— Exigió saber de inmediato. No sabía cuánto tiempo había quedado inconsciente pero poco le importaba. Si no mal recordaba, Arthur estaba en peores condiciones que ella. Una bala había llegado a su brazo. Y de pronto...— Aún lo tengo.— Su collar seguía con ella. Eso la calmó un poco.— Anthony, ¿Cómo está Arthur?

— ¿En serio no te preocupa más cómo estás tú?— Preguntó confundido ante la reacción de la rubia. La mayoría de la gente, cuando sucedía un accidente, solían preguntar por ellos mismos antes que por los demás. Ella ni siquiera estaba al tanto de su situación cuando decidió preguntar primero por el castaño.

— Anthony, ¡Basta!— Reclamó molesta al ver que esquivaba la respuesta que buscaba.— Quiero saber cómo está Arthur. ¿Dónde está?, ¿Le sucedió algo?

— Arthur está bien.— Comentó resignado. La rubia era muy insistente. Ni siquiera se había dado cuenta que tenía yeso en su pierna derecha. Resultado de una fractura en el proceso de aterrizaje.— ¿Segura que no quieres saber tu estado... ¿¡A dónde vas?!

— A buscar a Arth...— Cayó de golpe al no poder equilibrarse con el yeso.

La puerta se abrió.

— ¡Roselyn!— Esa voz era la que quería escuchar. Estaba con ella. Se relajó internamente.— ¿¡Pero que diablos te pasa por la cabeza...

— ¡Estás bien!— Comentó con felicidad y más relajada mientras sus lágrimas comenzaban a asomarse ante su presencia.— ¡¡Estás bien!!— Lo abrazó como recién salida de una pesadilla para entrar a un cálido sueño.

— Roselyn...

— ¡Escúchame bien!— Su carácter dulce cambió a uno lleno de molestia.— ¡Arthur Goulding Kingston Tercero si vuelves a hacer una locura como esa yo misma me encargaré de matarte antes de que te mates por mi!— Golpeó con fuerza su hombro.— ¿¡TE QUEDÓ CLARO!?

— Ellos son una relación extraña.— Comentó Anthony sorprendido y susurrando ante las reacciones de la rubia.— Parece que encontramos el amor real en una pareja.

— Está molesta porque quizás el dinero no estaba heredado hacia ella y temía perder todo lo que le ha costado llegar hasta el.— Respondió Celine despectiva.— Está tratando de asegurar sus ganancias.

— Pero lo que hizo fue una locura.— Debatió.— Ni siquiera sabía si iban a sobrevivir juntos. Fue precipitado y no les importó. Yo creo que sí se aman. Están locos los dos.

Celine calló. Quizás sí era una enorme locura, pero aún tenía dudas sobre ellos dos. Si todo era actuación, esa chica debería ganar un premio Nobel por eso incluso. Aunque debía de admitir que el castaño la quería muchísimo al aguantar el golpe que le había propinado. Hasta a ella le había dolido.

— ¡Nunca vuelvas a hacerlo!— Continuaba regañándolo mientras sus lágrimas resbalaban por sus mejillas.

— No te lo voy a prometer.

— Hicc...

— Ya te lo dije Roselyn. Tú no estarás sola. Si tú saltas de nuevo, no dudes que saltaré a tu lado otra vez.— Comentó con decisión. No cambiaría su acción.— Ahora, tienes que recostarte.— La levantó con cuidado.— Tienes que descansar. Te daré una semana, y si no la aprovechas, te daré más hasta verte recuperada.

— ¡No puedes hacerme eso, ¡Tú...

— Soy tu líder M'Lady.— La levantó en sus hombros dispuesto a llevarla a la cama. Roselyn no perdió el tiempo para patalear. No estaba de acuerdo.— Y un líder ve siempre por los suyos.

— Mph...— Protestó disgustada mientras sentía el colchón debajo de ella y un pequeño beso en su frente.— Pero...

— Es una orden. No ganarás esta batalla. Anthony— Llamó.— Por favor, cuida de Roselyn. Tengo varias cosas que hacer. Y dale de comer. Ponlo a mi cuenta cualquier cosa que pida.— Indicó.

— Sí está bien.

"Esto no se quedará así Arthur". Pensó vengativa observándolo salir junto con Celine.

—— 💙 ——

Las horas pasaban y ya todo parecía una eternidad. Anthony había hecho lo que su jefe le había ordenado. Y Roselyn no dudó en pedir lo que quisiera a cuentas de Arthur.

— ¿¡Todo eso vas a comer?!— Cuestionó sorprendido el pelinegro al ver dos cajas de pizza, una de peperroni y otra de varias carnes. Más una hamburguesa con doble carne. Un paquete de pollo frito acompañado de una caja mediana de papas a la francesa. A su lado se podían apreciar unos nuggets también. De tomar tenían tres botes de Coca de 2.5L, y al lado unos hot dogs.

— Sí. Me muero de hambre, siento como si no hubiera comido en días. Dime, ¿Cuánto tiempo quedé inconsciente?— Cuestionó resignada, Arthur no se había vuelto a presentar.

— Como tres días.— Contó pensativo.

— Ahí está mi justificación. Si quieres te puedo dar un hot dog.— Ofreció.— O encarga más, después de todo, es a la cuenta de Arthur.

— ¿No crees que te estás aprovechando?

— Mmm...— Puso un rostro pensativo.— No. Es lo menos que puede hacer por mi después de todo.

Y no era mentira.

Aún tenía muchas cosas de las que tenía que hablar con Arthur. No era justo que la haya dejado sola mientras él desaparecía por horas. Aún no había entendido cómo se habían salvado y aún tenía muchos sentimientos por dejar salir al exterior. No era justo.

—— 💙 ——

Después de terminar de comer, Anthony quedó exhausto. Era difícil cuidarla ya que siempre estaba inquieta. Se acercaba a la ventana, caminaba en círculos, se acostaba en el sillón, acomodaba algunos estantes. En fin, no podía estar quieta.

Lo cual se supone que era imposible con el yeso, pero ella parecía controlar su cuerpo muy bien.

Pero con el pasar de las horas, cayó rendida dormida. O eso quiso hacerle pensar a Anthony para que pudiera bajar la guardia. Y en efecto, el pelinegro había quedado dormido en la orilla de su cama.

Tomó unas muletas y decidió aventurarse por el lugar donde se encontraba. Lo recordaba, era el mismo que les habían ofrecido al llegar a su destino.

Al pasar por un pasillo, puso su atención en una pequeña luz que salía de una puerta al finalizar. Con cautela y mayor discreción se acercó hasta estar casi en frente. Estaba lo suficientemente cerca como para poder escuchar la conversación del interior.

— Arthur, y... Celine.— Reconoció.

Lo que escuchaba era acerca de los futuros planes que tenían cada uno para sus proyectos. Aunque su tema principal era la tecnología, hablaban de todo. Tanto de las reglas de Boole como un poco acerca de la electrónica analógica dónde explicaban el posible funcionamiento de unos transistores en el proyecto.

La mayoría de las cosas que hablaban con facilidad, no las entendía. Se sentía inservible en esa conversación donde no era una sujeta activa en ella. ¿Cómo sentirse bien cuando unos sentimientos negativos la rodeaban? Su corazón le dolía. No podía creer que Arthur tuviera una mejor compañera que ella en su empresa.

Entonces se puso a pensar, ¿Por qué la había contratado a ella? Ni siquiera había leído los requisitos para ser el compañero ideal para el castaño. Y sí, ella le había casi obligado a contratarla. Pero el que tenía la última palabra era él.

"¡No, no llores!" Se reclamó mentalmente. Últimamente estaba más sensible y claramente sabía por qué. Pero no quería usar esa época como excusa.

—— 💙 ——

— Y sobre lo que pasó entre ustedes. ¿Qué sucedió?— Era la voz de Celine.

— Bueno, fue lo que viste. Ella se soltó de mí para intentar salvarme.— Recordó con crudeza.

— Sí, es lo que ví realmente pero... Si tenías la opción de sobrevivir gracias a ella. No entiendo, ¿Por qué lanzarte sabiendo que la probabilidad de vivir era casi nula?— Roselyn también quería saber eso. Así que pegó más su oreja hacia el perímetro de la puerta para poder escuchar.— ¿No era mejor estar agradecido porque te dió la oportunidad de seguir viviendo en el mundo a cambio de ella?

— Ese es el problema que no pensó.

— ¿Cuál?

— No puedo imaginarme un mundo sin ella.— Respondió con seguridad.— No, no es que no pueda imaginarme un mundo sin ella.— Reiteró con una sonrisa.

— Entonces...

— No quiero un mundo sin ella.— Si Roselyn nunca hubiera aparecido con él, seguramente estaría viviendo sin razón aún. En un mundo perfecto, sin tragedias, sin drama, sin compañía. Tanto como creyó que le gustaba esa vida. Pero la verdad es que había cerrado sus ojos para ser conformista. Con Arthur, tuvo el valor de abrirlos a ese nuevo mundo.

Celine quedó sorprendida ante sus palabras. Estaba a punto de decir algo cuando un fuerte golpe se escuchó fuera del salón.

—— 💙 ——

"¡Demonios!, ¡Estúpidas muletas!" Había resbalado y caído al piso con brusquedad.

Mayor mala suerte no podía tener en ese instante.

—— 💙 ——

— ¿Te encuentras mejor?— Preguntó Arthur sentándose a su lado. Ambos se encontraban en el perímetro de la terraza observando la ciudad. Se veía completamente maravillosa.

— Sí. Puedo decirte que sí ahora.— Asintió aceptando la taza de chocolate que el castaño le ofrecía.

Después de haberla encontrado en el suelo en ese pasillo, había pensado que Roselyn estaba cansada de estar siempre en una cama. Él había pasado por esa etapa también, así que pensó que un poco de aire fresco no estaría mal para ninguno de los dos. Colocó un pequeño cobertor en sus hombros, logrando protegerla del frío.

Roselyn había escuchado toda la conversación. No podía evitar sentirse fascinada ante la elección de palabras que había elegido el castaño. Jamás pensó que él llegaría a quererla a tal magnitud. Aunque más se sorprendió al saber que ella tampoco estaba dispuesta a imaginar un mundo sin él ahora.

¿Tanto se querían?, Sí. Ella lo quería muchísimo. Y cada vez más conforme se iban conociendo. Arthur era increíble.

Y era hora de que ella se lo hiciera saber.

— Arthur, quería darte las gracias.— Empezó llamando su atención. El castaño colocó su mirada en ella para decirle que podía continuar.— Muchas gracias por no dejarme caer sola.

— Oh... Eso...— Recordó.— Tú también hiciste lo mismo por mí.

— Lo sé.— Asintió maravillada.— Es que, tampoco quiero un mundo sin ti...— Se sonrojó y agradecía que por la oscuridad no se notara.

— Roselyn.— La abrazó con ternura al escuchar lo más tierno que salía de sus labios. Jamás había sacado ese lado de ella y eso le fascinaba. Que solo sacara ese lado con él.

El momento era perfecto, pero de pronto sintió unas vibraciones pertenecientes a su celular. Lo prendió y observó los mensajes que llegaban indicándole acerca de los gastos el día de hoy.

— ¿¡Qué es esto?!— Reclamó sorprendido por la gran cantidad de dinero.— ¿¡Roselyn, de dónde gastaste tanto dinero?!

— Oh... Je je...— Rió nerviosa.— Dijiste que invitabas la comida.

— ¡Sí, aquí parece que decidiste comprar de comer a nuestras familias juntas!— Exclamó sorprendido. No podía creer que ella hubiera abusado de su cuenta.— ¡Oh, Roselyn Darcy, vas a pagar todo esto!— La tomó de su cintura, sentándola con el contra el suelo antes de que ella diera el primer paso lejos de él. Comenzó a atacarla con cosquillas y a molestarla.

Roselyn no dejaba de quejarse mientras reía en voz alta. No podía creer que Arthur la estuviera atacando de esa manera. Buscó su mano, y no perdió la oportunidad de doblarla un poco para que gimiera de dolor.

— ¡Agh, está bien, me rindo, me rindo; tu ganas!— Aceptó finalmente para liberarla.

— Sabías con quién te estabas metiendo.— Sonrió triunfante.

— Sí, ajá.— Concordó.— Pero aún así debes de pagar de una u otra manera. ¿Cómo piensas hacerlo?

— ¿Qué te parece con esto?— Atrapó sus labios en un desenfrenado beso.

— Mmm... Entonces te costarán días con varios así.— Respondió correspondiendo con otro beso igual de intenso.

— Entonces empecemos por ahora.

—— 💙 ——

— ¡Jamás en mi vida había visto algo así!— Comentó Anthony sorprendido por aquella pareja.— ¡Primero están románticos, luego, ella le pega y se pone agresiva, luego él la controla, para que luego ella se salga con la suya, y ahora están igual de románticos! , ¿Sigues dudando en que se quieren?

— Por parte del castaño, puedo aceptar que sí siente realmente cosas por ella. Pero por parte de Roselyn, es otra historia.— Respondió Celine, mientras que ambos estaban escondidos a la lejanía.

— ¿Qué quieres decir?

— Hay que seguir probando más. Vamos por el plan B.

—— 💙 ——

Al día siguiente.

Llevaba casi dos horas en la preparación del desayuno.

Estaba completamente entusiasmada, la relación que tenía con Arthur iba de bien a mejor. Aunque a veces no podía evitar sentir algunas acciones por parte de Celine que la ponían insegura en varios aspectos. Quería suponer que solo quería tener un amigo más aparte de Anthony pues según el pelinegro, ella era una mujer sin mucho círculo social debido a su carácter.

Al parecer a ella sí le importaba formar nuevos círculos.

En cambio, a Roselyn le van y venían las personas. No tenía mucho interés por formar nuevos amigos. Después de todo, quería evitarse ese tipo de dramas de personas que realizaban la amistad con un fin propio.

En su caso, la mayoría de las personas se juntaban por su belleza o por el prometido dinero que cargaba tras sus herencias. Las intenciones de las personas las había descubierto de la peor manera y se había decidido a no volver a tener amigos para evitar perder su tiempo en melodramas.

— Seguramente a Arthur le encantará.— Musitó risueña terminando una torta de frambuesa.

Por otra parte, Celine yacía en su habitación preparando su propio desayuno. Había leído un libro acerca de cómo seducir a un hombre. Dónde primordialmente era el manejo de la comida.

Intentaría seducirlo con su sazón.

Anthony, que compartía habitación con ella intentó escabullirse aprovechando que había salido por un ingrediente más. Estaba a punto de saborear el pastel que había hecho hasta que unas manos lo habían detenido.

— ¡Es para Arthur idiota!— Reclamó.

— ¿Qué, el castaño robó tu corazón?

— Mph... No. Pero pienso seducirlo con mi sazón.— Mostró su pastel con orgullo.— Roselyn no sabe cocinar, así que pienso tomar esto como ventaja.

— ¿Cómo sabes que no cocina?— Preguntó el pelinegro intrigado.

— Es la típica chica rica que no sabe hacer nada por sí sola.— Comentó con desinterés.— Solo observa y verás.

Ambos salieron hacia la cocina donde recién terminaba Roselyn su postre. Se encontraba alegre tarareando una melodía, seguramente en la espera del castaño.

— ¡Buenos días Celine, Anthony!— Saludó con ánimo. Para ese entonces ya había pasado un mes desde que se había curado pronto de su pierna. Seguía un poco incomoda al caminar, pero volvía a rehabilitación.— ¿Gustan probar un poco de mi tarta? Hay suficiente para todos.

— ¡Oh, yo sí!— Aceptó Tony entusiasmado robando un trozo. Dió el primer mordisco y lo pronto que sintió fue un sabor áspero y crudo por su lengua. No toleró el sabor. Pero trató de no mostrarse asqueado ante el bocado.— Oye Roselyn, ¿No es ese Arthur el de allá por la ventana?

— ¿Qué?— Giró de inmediato hacia la dirección señalada. El pelinegro aprovechó su distracción y cogió el cesto de basura para vomitar lo que su boca no se había dispuesto a tragar.

— Te lo dije, no sabe cocinar.— Murmuró Celine con una sonrisa de victoria. Arthur se quedaría saboreando solamente su pastel.

— Buenos días.— Saludó el castaño tan esperado por todos. Recién acababa de levantarse después de una noche cansada mientras se desvelaba en sus proyectos.

Roselyn al verlo sonrió más para sí misma. Tomó sus muletas dispuesta a invitarlo a comer cuando Celine se le había adelantado.

— ¡Arthur!— Pronunció.— ¡Preparé un pastel para desayunar todos juntos!— Invitó cortando un enorme pedazo para él.— Estoy practicando gastronomía y me gustaría que fueras el primero en probarlo.

— ... De acuerdo.— Se extrañó por el comportamiento de su compañera, pero aún así dió el primer mordisco. Estaba completamente...— Delicioso.

— ¿Te gustó?

— ¡Sí!, Sabe muy bien. No hay duda de que eres una gran cocinera Celine.— Halagó con sinceridad.

— ¡Oh, muchas gracias!— Lo abrazó con "emoción".— Es una receta de mi familia. Me alegra que te haya gustado. Pensé que quizás no sería una buena cocinera.

— No lo dudes. Debes estar orgullosa, está completamente delicioso.

Roselyn estaba también intentando enseñarle su postre cuando algo llamó su atención. En el bote de basura al lado de Anthony se escondía una pequeña porción de vómito. A juzgar por los colores, y por el ligero sabor que llegaba a sus fosas nasales, pudo adivinar que se trataba de su postre.

Disimuladamente tomó un pedazo pequeño mientras que el resto estaba enfocado en Celine. Lo probó.

Estaba del asco. Se había excedido con los ingredientes y el sabor a quemado tampoco servía de mucho.

Anthony había sido amable inventándole una distracción para poder deshacerse de su postre con tal de no hacerla sentir mal. Sonrió ante ello.

Ella misma sabía que la cocina no era su don. Aunque aún así intentaba dar su mejor esfuerzo para ello. ¿Valía la pena?, No. Era mejor esconder su tarta para que Arthur pudiera disfrutar del pastel de Celine.

Por otra parte, el castaño degustaba de la exquisita cocina de la amiga de Anthony. Estaba maravillado con el sazón.

El pelinegro miraba con cierto recelo a Arthur. Celine ni siquiera le había dejado probar nada, pero a él sí. Y el... Sólo tenía hambre. Roselyn le había dejado un mal sabor en la boca con su tarta. Sin duda, en esta invisible competencia, Celine salía ganando.

Era una mujer muy competitiva y capaz ante cualquier reto que se le tropezara en la vida. Y la cocina, era una de sus mayores virtudes.

Arthur observaba el entorno. Ni siquiera había probado la mitad. No había prisa por terminar de desayunar.

Observó a Roselyn alejada en una esquina tratando de esconder torpemente algo delante de su mirada.

— ¿Roselyn?— Preguntó acercándose a ella. Pudo notar que torpemente intentaba ocultarlo de su vista.— ¿Qué es lo que tienes detrás de ti?

— Oh... Es solo una tarta que preparé para mí.— Mencionó tratando de cubrirla.— Pero no importa, me la comeré después.

Observó el mediano postre. Tenía unas partes oscuras suponiendo que se había quemado. Aunque en otras dimensiones, podía verse completamente crudo. Y ni se mencione del interior donde parecía que había cortado un pedazo. No sé veía nada apetecible.

— ¿Puedo probar?— Cuestionó.

— ¡No!— Negó de inmediato. No quería que él vomitara lo mismo que Arthur. No lo soportaría. Era mejor que continuara desayunando el pastel de Celine.

— Por favor M'Lady.— Insistió.— No puedes ser tan cruel y egoísta para comertelo tu sola.

— ... Está bien. Cómetelo.— Ofreció rendida. No podía cuando Arthur utilizaba esas frases para chantajearla. Después de todo, él insistió probar. Se aguantaría las consecuencias de vomitarlo.

Celine miraba la escena con una sonrisa divertida. Esperaba ver en el castaño la misma reacción que tuvo Tony al probarlo la primera vez. Por parte del pelinegro, estaba intrigado por ver también lo que haría enseguida. No podía evitar sentirse curioso.

Arthur saboreó el mal sabor, debía admitirlo. Prefería el de Celine, pero era la tercera vez que Roselyn cocinaba algo. Normalmente ella siempre se encargaba de ordenar el desayuno por restaurantes exteriores antes de preparar una comida. Así que si está vez se había animado a preparar una tarta, debía ayudarla. Después de todo, apostaba que eran sus primeros intentos como cocinera. No podía romper sus ilusiones.

Tragó pesado, pero evitó poner una mala cara al momento de hacerlo. En cambio, una sonrisa se mostraba en su rostro.

— No está mal.— Mencionó con normalidad, haciendo que la rubia levantara su mirada sorprendida hacia el. Claramente, no esperaba esa reacción de su parte.

— Oye Arthur.— Llamó Celine levantando el plato que le había servido antes.— No has terminado tu pedazo de mi pastel.

— Oh, gracias Celine.— Sonrió.— Pero comeré el de Roselyn.— Mencionó recibiendo una mirada sonrojada de parte de ella.

Era clara su sorpresa ante su elección. Estaba mal mentirle, pero Arthur apreciaba los detalles que Roselyn se tomaba por él.

La había visto levantarse desde la madrugada.

Flash Black.

— Bueno, me muero de sueño, pero aún así necesito que este pastel esté listo para Arthur.— Mencionaba Roselyn mientras se acercaba al almacén para saber cualquier tipo de cubiertos que pudieran ayudarla en la preparación del pastel.

Arthur siempre había tenido detalles con ella, le había regalado un maravilloso collar en forma de mariposa. Y a pesar de que ella no era vanidosa con los objetos, admitía que éste era el que más presumiría ante todos.

Justamente como en este momento.

— Entonces... ¿Quieres que te ayude con el pastel?— Su abuela estaba en la pantalla de su celular. Roselyn había decidido llamarla para esa emergencia.

— Por favor abuela. Quiero hacer algo lindo por Arthur. Si supieras cómo ha crecido nuestra relación...— Murmuró risueña con una sonrisa y mejillas coloradas. No eran novios oficiales, pero cada día que pasaba a su lado Roselyn le tenía más importancia a su persona. Arthur era un hombre diferente.

Cada vez más, le animaba la idea de llevar el título como su novia, y esperaba que ese sentimiento fuese mutuo.

—Realmente el amor te ha cambiado casi por completo.— Mencionó su abuela con orgullo.— Me alegra verte tan feliz con alguien.

— Creeme que... Con tan solo verlo... Me hace tan feliz.— Suspiró emocionada mientras ahora sacaba los ingredientes.— Espero que le guste este pastel.

Fin del Flash Black.

Roselyn sonrió conmovida ante las atenciones de Arthur. No era una competencia, pero se había sentido aliviada de que él decidiera seguir comiendo de su pastel a pesar del sabor.

—— 💙 ——

— Roselyn dos, Celine cero.— Habló Anthony con una sonrisa de burla una vez que estuvieron a solas.

— Cállate Tony.— Ordenó molesta.

Era increíble lo que había sucedido. ¡Había rechazado su comida por la de Roselyn!

Pero no importaba que tan enamorado estuviera él de ella, Celine estaba dispuesta a sacar la verdad que creía. Mostraría las verdaderas intenciones de Roselyn para evitar que esa relación siguiera adelante.

— Este juego, aún no termina.

—— 💙 ——

La noche comenzó a caer. Ambas mujeres comenzaron a arreglarse para una fiesta de gala que habían sido invitados sus compañeros de trabajo, y a la cual, también les habían invitado a ellos.

— ¿Sucede algo?— Cuestionó Celine mientras la ayudaba a ajustarse el vestido a sus medidas corporales.

Sinceramente todo era planeado, habían inventado una razón para simplemente crear un nuevo escenario.

Ella era una espía y su trabajo se estaba atrasando demasiado. Y como si fuera poco, Anthony parecía maravillarse cada vez más con la presencia de Roselyn. En todo esas semanas que habían convivido se dieron cuenta que Arthur era inocente, y esperaban que realmente lo fuese, pues entonces verían que el único problema sería Roselyn para la misión que tenían en manos.

Aún así, Anthony insistía en que ambos lo eran. Estuvieron investigando y analizando el proyecto de Arthur y no parecía algo destructivo para la humanidad. Sin embargo, no podían simplemente dejar pasar esa misión. La vida de la humanidad corría riesgo.

Necesitaba separar a Roselyn y a Arthur de una simple vez.

— Nada, es solo que... No me agradan mucho las fiestas de gala.— Informó en un suspiro. A la última fiesta que fue invitada, casi Arthur perdía su vida con tal de protegerla.

El enemigo había estado detrás de él en los últimos meses a tal grado que ella y él casi están perseguidos por la muerte. Un juego macabro si se ponían a analizar.

— Son fiestas. Lo mínimo que puedes hacer es disfrutar una de ellas en compañía de la persona que amas, ¿No debería ser así?— Cuestionó Celine mientras le daba ahora unos detalles a su ondulado cabello rubio.— Es decir, nada va a ellas pensando en las posibles tragedias que puedan suceder.

— Lo sé, pero últimamente siento que estamos vigilados.— Mencionó mientras que Celine se sorprendía. Intentó guardar aquella expresión en su mente para no verse delatada.— Siento que en el exterior estamos más expuestos a ser cazados por una organización o personas que tratan de buscar a Arthur para derrumbarlo.

— ¿Y te molesta que lo busquen a él para fines negativos?

— Me molesta que no lo dejen en paz.— Mencionó.— Arthur es un hombre comprometido a su trabajo, me ha costado ver todos sus desvelos, sus energías, sus esfuerzos para continuar innovando y mantener su empresa adelante como se ha hecho a lo largo de la historia. Pensar que hay personas tan ignorantes que creen que él está haciendo mal para destruir lo que ha logrado, es una estupidez. Arthur es un ser humano también con sentimientos, deberían dejarlo tranquilo. Él merece una vida normal como todos los demás. En ese caso, me gustaría ser yo la que sea atacada constantemente.

Celine quedó más sorprendida ante sus últimas palabras.

— A diferencia de Arthur, mi mente tiene en claro que la muerte es una constante lucha contra la vida. Sé que en este segundo estoy viva y al siguiente puedo estar muerta.— Mencionó con frialdad.— Morir no me aterra. No temería en arriesgar mi vida para salvar una como la de Arthur.

Celine iba a decir unas palabras en cuestionamiento, pero antes de ello escucharon la puerta ser tocada. Se le había olvidado que ellos ya estaban arreglados y los esperaban en la sala.

—— 💙 ——

— Dioses, tardan demasiado para arreglarse.— Mencionó Anthony tomando asiento nuevamente en el sillón.— Es una simple fiesta de gala, no vamos a ir a visitar al presidente de Australia.

Arthur lo miró divertido, había pasado solo una hora desde que ellas habían desaparecido detrás de la puerta para irse a arreglar. La fiesta sería en una media hora y no estaba tan lejos de su hotel.

Habían sido invitados por Celine y Anthony a participar en esa noche de gala. A Arthur no le interesaban ese tipo de eventos de personas de alta clase encerrados en un salón hablando de política, de futuros planeados, de posición social durante horas.

A él le gustaba más una simple noche en la casa viendo una película con la persona que quería. O en su pasado, sólo.

Pero ahora que compartía su presente con Roselyn, una película al aire libre le resultaba mucho más agradable que ir a otro de tantos eventos.

— Voy a ir a tocarles la puerta. Siento que si no lo hago, van a tardar hasta mañana.— Mencionó Anthony mientras se dirigía a la puerta.

Para su buena suerte, Roselyn y Celine no tardaron en salir.

— Wow...— Musitó Arthur al observar a su novia falsa con un largo y elegante vestido verde que se amoldeaba a su cintura. Sus zapatillas plateadas apenas eran visibles, el vestido era de tirantes y tenía unos pequeños encaje en el perímetro del busto. La tela tenía detalles como diamantina, lo que la hacía ver mucho más brillante de lo que ya se veía como todos los días.

Roselyn al sentir su mirada se sonrojó.

Temía que no le gustara a Arthur aquel atuendo que no era tan apropiado en ella. Roselyn solía vestir casual y un vestido sencillo. Este vestido no era de su estilo.

— ¿Qué?— Cuestionó dudosa ante la inquisitiva mirada del castaño.

Celine desvío la mirada. Parecía realmente que Arthur no tenía ojos para nadie más. Creyó que se veía mucho mejor que Roselyn, pero debía admitir que la belleza natural de ella era singular.

Era común que un hombre cualquiera estaría embobado ante su presencia.

Su plan había fracasado.

— Estás... Perfecta.— Susurró sorprendido ante su vestuario. Siempre creyó que Roselyn era una diosa. Pero incluso esa palabra quedaba corta ante su nuevo look. Su cabello organizado en una cebolla ligera, rizos resbalando a los costados de sus mejillas. Roselyn era hermosa natural, pero incluso con el maquillaje leve era mucho mejor. Tenía que ser un completo ciego para no vislumbrarse por su presencia. Sinceramente, Roselyn era perfecta para él.

Y se encariñó más cuando sus mejillas se tiñeron de un rojo más intenso ante sus palabras.

Le gustaba saber que él era el que provocaba ese estado.

— ¿Nos vamos?— Ofreció su brazo después de regalarle un pequeño beso en sus nudillos.

— Por supuesto.— Colocó sus brazos alrededor de él y recargó su cabeza en su hombro caminando a su par mientras dejaban a Celine y Anthony tener su propio momento.

Pero después de todo, el mal presentimiento seguía dentro de ella. Temía vivir nuevamente una tragedia dónde Arthur fuese lastimado por aquellas personas que estaban detrás de él.

Celine esperó a que ellos salieran del departamento para hablar unos segundos con Anthony.

— Roselyn 3. Celine 0.— Jugó él pelinegro divertido ante la mueca de molestia en su amiga.— ¿Cuántos planes más tendrás sobre ellos dos?

— Basta Anthony. Recuerda cuál es nuestra misión.— Le recordó con frialdad.— No podemos permitir que ellos sigan juntos, independientemente si Arthur está muy enamorado o no. Recuerda que ellos son nuestros objetivos.— Guardó una pistola debajo de su vestido con cuidado.— Si ellos no terminan separados, la muerte es la única opción que tendremos sobre ellos.

La sonrisa de Anthony desistió.

— ¿Crees que realmente debamos hacer eso?— Cuestionó intrigado y un poco culpable al saber que los estaban engañando. Ellos pensaban que estaban haciendo una amistad cuando ninguna casualidad fue hecha. Ellos los habían estado buscando desesperadamente.

— No tenemos opción Anthony. Tú y yo sabemos lo que ellos juegan contra la humanidad.— Mencionó con seriedad mientras se ajustaba mejor el vestido.

— ¿Y si nos equivocamos Line?

— Será un misterio llevado a la tumba. La noche de fiesta es una oportunidad más, ya no tengo tantas ideas para arruinar esa relación.

— Al menos disfrutemos un poco de la noche de fiesta.

— Solo un poco.

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