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9. Juntos

Capítulo 9.
Juntos

"Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quienes se atreven".— Charlie Chaplin.

.

Un toque.

Dos toques.

Tres toques.

— Astrid... Están tocando la puerta.— Habló Hiccup moviéndola un poco para tratar de despertarla mientras que él se metía debajo de las sábanas. La habitación aún estaba oscura debido a las persianas que casi no dejaban pasar la luz del día. ¿Qué horas serían? No le importaba. Era su día de descanso y no quería hacer nada más que dormir en todo el día.

— Ay... Hiccup... Abre tu.— Respondió con sueño dándose la vuelta para darle la espalda y continuar durmiendo.

Otro toque.

— Ast...trid...— Cantó. ¿Quién era el que venía tan temprano a visitarla?

— Hiccup, ya te dije. Abre tu.— Respondió ahora quedando frente a frente.

— Es tu departamento. ¡Wow!— Expresó al verla completamente.

— ¿Qué?

— Tu cabello parece que entró en un tornado. No tiene estilo.— Se burló.

Otro toque.

Astrid ignoró su idiota comentario. ¿Cómo esperaba que despertara?

— Hiccup... Por favor, abre tu. Seguramente debe ser algún empleado del hotel.— Aclaró.— Últimamente he tenido una gotera debajo del lavabo. Dile que venga mañana.

— ¿Y porqué debo de ir yo?, Tu eres la propietaria.

— Con más razón. Ve a abrir.— Señaló.— Yo no tenía nada que ver cuando se te perdieron las llaves del departamento. Así, que anda. Ve a abrir.

— De acuerdo, de acuerdo.— Caminó hacia la entrada del departamento de la rubia. Era una mañana muy helada y por eso habían decidido dormirse juntos en el caliente colchón.

Aparte de que el otro cuarto que tenía Astrid estaba ocupado por sus cosas y era un desastre total.

Hiccup se detuvo al momento de abrir la puerta, pudo ver a su madre del otro lado. Cosa que lo dejó paralizado. Pues no tenía su camisa puesta debido a que ayer tuvo un accidente con el lavabo de Astrid, quién aún no le había comentado el problema que tenía. Tuvo que quitarse la camisa si no quería pegar un resfriado.

— ¡Ma-Má!— Saludó sonrojado mientras abría. Jamás se esperó verla allí y tan temprano.

— ¿Me equivoqué de departamento?— Cuestionó extrañada.— Estaba buscando a Astrid hijo.

— Pasa.— Invitó hacia el área del comedor.— Sí vive aquí.

— ¿Quién es Hiccup...— Estaba acomodándose su pijama al momento de ver a la señora en frente de ella. Observó su propio cabello y no pudo evitar sonrojarse por el doble sentido que daba la escena: El sin camisa, y ella despeinada.

— Vaya, ya veo porque tardaron en abrir.— Comentó Valka con una divertida sonrisa.

Ambos se sonrojaron más.

— ¿Desea algo de desayuno?, Acabamos de despertar.— Ofreció Astrid mientras se encaminaban a la cocina.

— ¿Tan tarde?, Es la 1:00 pm.— Informó sorprendida.— Vine mucho más temprano pero tardaste en salir así que me fui. Después vine dos horas después y nadie respondió. Y hasta apenas acabo de verlos.

— ¿¡Tan tarde es?!— Habló Astrid observando su celular. Sí, ya era más de medio día.

— Bueno, ¿Una comida?

— Sólo un vaso de agua estaría bien. Ya comí.— Respondió con tranquilidad.

— Yo sí tengo hambre, M'Lady.— Pidió Hiccup divertido mientras recibía una mala cara por parte de ella.— Y a todo esto, ¿A qué se debe tu visita mamá?

— Bueno, le comenté a Astrid ayer que quería pasar este día a solas con ella para conocerla antes de la reunión familiar.— Informó con una sonrisa.— ¿Te importa si me la llevo?

— No, por supuesto que no.

Era verdad, Astrid necesitaba información de su familia. Él quería dársela pero tenía unos asuntos que atender antes de aparecer con ellos.

—— 💙 ——

Caminaron por un bello y enorme jardín cuidado completamente. Las flores eran hermosas. Y aunque ella no era fan de escenarios así, sin duda este tenía un toque especial. Era maravilloso ver cada una de las flores distintas entre colores y tamaños.

Acompañó a la señora Valka en una pequeña mesa metal blanco, donde encima les esperaban dos tazas de té y varios libros.

— Toma asiento Astrid.— Invitó.— Y recuerda, llámame suegra.

— Muchas gracias...¿Suegra?

— Irás aprendiendo a tomar familiaridad.— Rió divertida.— Supongo que tienes curiosidad dé porqué te traje aquí.— Astrid asintió.— Bien, quería un lugar libre y privado dónde hablar contigo. Quisiera contarte la historia de Hiccup. Porque apuesto que no te ha contado nada sobre su pasado, ya que suele tomar demasiado tiempo para ello. Pero creo que mereces saberlo antes de que te lo cuente. Dime, ¿Qué tanto hablan ustedes dos?

— De cualquier cosa en el presente. Estoy trabajando con él como secretaria. Así que...

— ¿¡Eres su novia y secretaria personal?!— Exclamó sorprendida.

— Sí.— Respondió confundida por su reacción. Suponía que era normal.— Le comenté a Hiccup que quería no depender de él. También quería poner de mi parte en esta relación. Y se ofreció a tomarme para su empresa. Él necesitaba una secretaria y yo necesitaba un empleo.

— Vaya, Hiccup no pierde la amabilidad de ayudar. Mientras que él pueda hacerlo, hace todo por quien vea que necesite ayuda.— Comentó su madre con una enorme sonrisa.— Mi niño sigue siendo el mismo después de todo.— Sonrió más tomando un libro y abrazándolo.

— Respecto a la pregunta anterior. Platicamos de todo, del trabajo, de nuestras experiencias, aún tratamos de conocernos un poco mejor. Siento que un año no es suficiente para nosotros.— Explicó con timidez. Tenía que ser lo más precisa sobre su relación.

— Bueno, me alegra que estén teniendo una excelente relación.— Anunció.— También, debo de decir que los veo mucho más allá que una relación normal. No sé si te has dado cuenta, pero gracias a ti, lograste que Hiccup hiciera algo que yo intenté hacer por varios años: Demostrar su prótesis. Cuando supo que perdió su pie, fue un día terrible para toda la familia. Lloró casi tres meses consecutivos, y la situación con Camicazi fue mucho más dolorosa para él. Se encerró en su cuarto sin querer salir al exterior. Fue un golpe muy bajo para él que lo despreciaran por eso.— Narró con tristeza.— Hiccup se recuperó un año después, se animó a continuar con la empresa de su padre en el puesto de subjefe. De allí, fue su manera de excluirse al mundo. Pues, se enfocaba a su trabajo y dejó atrás a varias amistades por continuar trabajando, diciendo que esa sería su forma de vida en adelante. Sin tiempo a nuevos romances ni mucho menos al amor. Fue una etapa muy oscura para Stoick y para mí. Ver la vida perdida de nuestro único hijo...

— Lo siento mucho... No sabía que...

— No tienes por qué. Hiccup normalmente tratará de enseñarte una milésima parte de su verdadero dolor. Porque así es, preocupándose por los demás antes de que a sí mismo.— Sonrió nostálgica. Había sacado una enorme nobleza.— Te cuento esto, porque cuando me enteré que Hiccup tenía una nueva relación no me lo podía creer. Pensé que se había conseguido una novia falsa con tal de no participar en las citas de su abuela.

Golpe duro para Astrid. Ni ella sabía porqué le había dolido esas palabras.

Pero tampoco eran mentiras y se sentía ahora avergonzada por engañar a sus familias.

— Pero veo que eres tan real como la luz del Sol llegando a la Tierra.— Describió.— Te quiero dar las gracias... Porque gracias a ti puedo volver a mi hijo fuera de la oficina.— La abrazó con fuerza soltando algunas lágrimas.— Y no te preocupes por las cosas que no sabes, Hiccup te las contará a su tiempo. Astrid, con mis más sinceras palabras te doy la bienvenida a la familia Haddock. Sé que ustedes serán una pareja de aquí a la muerte. Y no te preocupes por los hijos, tarden el tiempo que quieran. Aunque veo que igual no pierden el tiempo por como los descubrí esta tarde.

— ¡Suegra!— Chilló recordando la escena de la mañana.

— Ahora, vamos. Tenemos que arreglarte para la cena familiar.

Valka comenzó a preparar sus cosas mientras que los pensamientos inundaban la mente de Astrid.

Así que ese trabajo obsesivo no era por él. Era su manera de escapar del mundo y de las relaciones exteriores que puedan volver a dañarlo.

Astrid también se encerraba del mundo pero en su propio cuarto, mientras que Hiccup decidió ser alguien productivo, ella había decidido ser conformista con el dinero.

Tenían las mismas experiencias pero ambos son tan diferentes que las enfrentaron cada quien por su lado.

Ahora tenía un sentimiento de empatía hacia él. Y ahora entendía también cuando su abuela le dijo que conociera nuevos mundos.

La información que tenía de Hiccup le había dado la idea de que no era la única persona con una vida por hacer.

—— 💙 ——

Llevaba un poco de tiempo retrasado para la cena familiar. Se encontraba dando algunos toques a su cabello en el cuarto de la mamá de Hiccup.

Todo el mundo estaba platicando, y Hiccup se encontraba al final de los escalones, al parecer, esperándola impacientemente. Pero trataba de mostrarse tranquilo.

Dió un paso hacia el frente y pudo percibir todas las atenciones en ella. Todos se encontraban con ropas formales y con aspectos elegantes que demostraban ser de una élite importante.

— Astrid...— Murmuró Hiccup impresionado. Se veía mucho más hermosa que la noche anterior y el vestido celeste largo que tenía un pequeño encaje marcando su cintura, la hacían parecer como un ángel de la realeza sin duda. Su cabello dorado brillaba más que nada gracias a la atención de las luces del salón.

Estiró su mano hacia ella, siendo aceptada con timidez. Estaba complemente... Perfecta.

— Te ves... Te ves hermosa.— Halagó con sonroje. No era mentira.

Los demás también que estaban expectantes de la nueva novia del único heredero de la empresa Haddock, quedaron con las bocas abiertas al ver la belleza que compartía la vida de su familiar.

— ¡Wow, ¡Haddock, presume a tu novia!— Habló uno de los parientes.

— Cierto, familia. Les presento a mi novia: Astrid Hofferson.— Presentó con cortesía.

La mayoría comenzó a murmurar entre ellos mismos y después Valka decidió que era mejor hacer la cena de una vez.

— ¿Qué sucede?— Preguntó Astrid confundida por las reacciones de la familia.

— Que aún no se dan la idea de que mi novia parece una mujer prohibida.— Comentó tomándola de la cintura para comenzar a caminar juntos hacia el comedor.— Pero tranquila, cualquier comentario que te hagan sentir incomoda, dímelo. Ellos son... Algo prepotentes y metiches.

— Tranquilo. Puedo lidiar con personas así todos los días.— Informó.— Te prometí que sería la novia perfecta y no pienso dejarte mal delante de ellos.

— No creo que tengas que esforzarte. Ganaste el primer punto.

— ¿Cuál?

— Ser hermosa.— Confesó sin pena alguna.— Son muy amantes de criticar la belleza en su más mínimo defecto. Esta vez, no les dejaste nada para hablar.— Rió divertido.— Bien, vamos.

Ambos caminaron hacia un par de sillas y tomaron asiento. Astrid comenzó a pasar su mirada por toda la larga mesa tratando de analizar cada uno de los rostros. La mayoría parecían aburridos y con postro neutral. Parecían seres fríos y críticones. Estaba a punto de finalizar su observación cuando una cabellera negra la hizo detenerse. De inmediato jaló a Hiccup al inferior de la mesa para tener un poco de privacidad al hablar.

— ¿¡Qué hace Patán Jorgenson aquí?!— Preguntó con enojo. Pensaba que nunca más tendría nada que ver con él.— No me digas que es...

— Sí, lo es. Es mi primo.— Confesó Hiccup recibiendo un puñetazo en su hombro.

— ¿¡Por qué no lo dijiste antes?!

— Nunca me preguntaste. Y además, pensé que tampoco te volvería a ver. Y míranos ahora. Estamos siendo la pareja perfecta. Y conociendo a nuestras familias. Vaya, ironía.— Comentó nervioso ante la mirada de furia de la rubia.— Tranquila, no pasará nada.

— Más te vale.— Subieron de nuevo a la superficie. Al parecer nadie los había notado escabullirse debajo de la mesa.

— La cena está lista. Podemos comenzar.— Habló Valka sentándose al lado de su esposo.

— Y dígame señorita Hofferson.— Comenzó una señora.— ¿Tiene dinero?

— Lo suficiente.— Respondió sin inmutarse.

— ¿Qué carrera estudió?— Cuestionó otro familiar.

— Estudié varias: Administración de empresas, Letras, Psicología y un poco de Ingeniería.

— Vaya... ¿Por qué no Ingeniería?, Por lo que veo son estudios muy básicos los que eligió.

— Son definidos básicos de acuerdo a las necesidades de cada quien.— Informó.— En este caso, mi prioridad es aprender a manejar el uso de los productos y del dinero de la empresa que voy a heredar. Y también, siento que la psicología es esencial si quiero tener un buen ambiente laboral tanto para mis empleados como para mí. Siendo una excelente actitud en el trabajo, siento que será mas productivo. Y letras, es la que más me ha gustado. Explica mucho algunos datos acerca de la comunicación mediante envíos de cartas. Una persona que sabe expresarse bien, es perfecta para tener más ganancias que una que solo sabe hablar por hablar. ¿O usted que opina?

Aquella mujer guardó silencio. No era tonta como para notar la competencia en la mirada de Astrid. No podía negarle la razón.

— Supongo que tiene razón.— Se rindió.

— Y, ¿A qué se dedica señorita Hofferson?, ¿Cuáles son sus pasatiempos?

— Me encantaría presumir que tengo el tiempo que quiero, pero cuando Hiccup lo otorga, me dedico a aprender más de lo que ya sé. El estudio nunca termina y siempre hay más por aprender cada día.

— ¿Y qué estudios le llaman la atención?

— Estoy dispuesta a todo. A historia, a geografía, a ciencias naturales, astrología. Un poco de todo.

— ¿Y puede decirme que más le llama de la historia? Se me hace una materia inútil de acuerdo a que son cosas que pasaron y no deben de importar.

— Puedo admitir que se equivoca señor.— Negó Astrid sin pizca de miedo.— La historia es tan esencial como todas las demás materias. Con todo lo que se narra dentro de los libros, podemos ver de dónde venimos y quiénes somos. Podemos leer varios datos que causaron varias guerras y así guiarnos a tener un mejor tratado de paz. ¿Ignora acerca sobre la primera y segunda guerra mundial? La historia menciona las causas y las consecuencias que se llevaron a cabo mediante ese periodo oscuro.

— ¿Qué más sabe hacer?

— Un poco de todo. Sé algo de culturas exteriores y trato de mezclarlas un poco con mi vida ordinaria.

— ¿Algún ejemplo que quiera compartir?

— Por ejemplo, la disciplina que nos comparte Japón. Tienen razón acerca de que antes de todos los conocimientos debemos aprender a manejar la disciplina. Un elemento principal para un crecimiento exitoso con cualquier estudio que se quiera hacer. Sus costumbres son muy limpias y la manera en que deciden compartir su vida con la del medio ambiente en un cuidado mutuo. Deberíamos aprender de ellos respecto a la disciplina, ¿No les parece?

— Vaya... Debo de admitir que estoy muy sorprendido señorita Hofferson. Hiccup encontró a un valioso diamante.— Halagó su tío satisfecho con sinceridad.

— Concuerdo también.— Hablaron el resto, sorprendidos de la misma manera por la sabiduría e inteligencia que Astrid destilaba en su perfil tanto como en su habla.

— Bien, es hora de ir a bailar un poco.

Hiccup tomó la mano de Astrid y la guío a un nuevo salón donde caminaron hasta el centro mientras eran acompañados por una música lenta y romántica.

— ¿Pasé la prueba con tu familia?— Preguntó Astrid esperanzada.

— ¿Qué si la pasaste?, ¡Dejaste a todos sin palabras!— Comentó con una enorme sonrisa.— Nadie tiene nada que decir. Fuiste... Perfecta.

— Lo soy, Babe.— Susurró en su oído divertida.

— ¿Cómo le hiciste para mostrar ese carácter?

— Es real. También todo lo que dije. Cuando era pequeña y no tenía nada que hacer me ponía a leer libros. El abuelo tenía una enorme biblioteca y en sus tiempos se ponía a leerme. Aprendí a hacerlo por mi misma a la edad de 4 años. Mi vocabulario es extenso ya que también me ponía a leer libros más avanzados y antiguos.— Confesó.

— Eres diferente.— Aceptó Hiccup relajando su cuerpo para simplemente mantener un baile tranquilo con ella.— Te lo agradezco.

— No tienes nada que hacer, éste es nuestro plan.— Le recordó colocando sus manos en su cuello para atraerlo a ella.— Quiero que tú familia te deje tranquila.

— ¿Te importará un beso?

— Claro que no.— Aceptó alzándose de puntillas mientras que Hiccup bajaba su cabeza para alcanzar sus labios.

— Haddock. ¿Me permites una pieza con tu amada?— Preguntó Frederick interrumpiendo dicha acción.— Quisiera tener la dicha de haber bailado con tu novia.

— Sí...— Estaba dudoso si hacerlo o no. Él era un hombre que nunca tenía las mejores intenciones.— Claro... Vuelvo pronto, M'Lady.— Besó su mano y comenzó a alejarse después dejándolos solos.

Frederick tomó de su cintura de una manera prepotente y comenzaron a bailar en silencio. Por alguna razón, Astrid se sentía incómoda. No porque tuviera miedo, sentía que algo desastroso estaría a punto de suceder. La simple mirada de aquel hombre en ella le indicaban que no estaba de acuerdo con ella.

— Y dime...

— Astrid.— Señaló al ver que no se acordaba de su nombre.

— Sí. Dime... ¿Cómo es Hiccup contigo?, ¿Realmente te gusta?

— Por supuesto.— Sonó más real por impulso.— Hiccup es un caballero de los pocos que quedan en esta época. Adoro que sea tan caballeroso. Es lindo, educado, comprensivo, alegre; adoro mucho su sarcasmo. Es lo que más me gusta de él. Que cree que no le entiendo el sarcasmo.

— Y... ¿Cuánto llevan de relación?

— Vamos a cumplir un año en unos días.

— ¿Realmente lo amas?— Este ambiente se estaba haciendo más tedioso. Algo le decía.

— Sí... ¿Por qu...

— Mentirosa.— Acusó atrayéndola hacia él para susurrarle en el oído.— Una mujer tan hermosa como tú no son novias con alguien como Hiccup.

— ...¿Qué?

— ¿Cuánto le cobraste?, ¿Te dará cierto porcentaje de la herencia o te ofreció sexo? Se nota que una rubia no puede ser tan inteligente como aparentaste ser. ¿Cuánto tiempo estuviste ensayando con mi primo?— Preguntó con frialdad ignorando el inexpresivo rostro de la rubia.— Además, felicidades. La mayoría de mi familia se creyó tu actuación pero yo no. ¿En serio te es indiferente que mi primo no tenga un pie?— Se acercó más a ella acariciando su cintura.— Dime, ¿Cuál es tu precio?, También quiero un servicio así. Aunque debo de admitir, tu postro es mejor que el de una prostitut...

¡Suficiente!

Antes de que Astrid se diera cuenta le había dado una enorme cachetada que resonó por todo el  salón llamando la atención de todos y silenciando la música.

El escenario se detuvo.

Sus ojos estaban como dos cristales resplandecientes por sus robes azules. Nadie jamás la había tratado de esa manera.

Dijo que sería la novia perfecta para Hiccup y se arrepentía de sus palabras porque no pudo cumplirlas como las había pronunciado.

Una cosa es ser la novia perfecta para él y otra cosa ser maltratada de esta manera. Era un insulto hacia su persona de la forma más baja posible. No lo iba a permitir.

Ni por nadie.

Miró a su alrededor, pues había tirado a ese idiota al piso por el fuerte impacto de la cachetada. Y no le importó. Hasta que su mirada se topó con esos ojos verdes impresionados.

— Yo... Lo siento.— Musitó para la familia.— Tengo que irme.

Sólo quería salir de allí

Intentó correr hacia la salida sin importar lo que Frederick comenzó a exclamar de ella.

— ¡¡ESA MUJER NO ES LA NOVIA DE HICCUP, ES UNA SIMPLE PROSTITUTA!!— Acusó con enfado mientras era ayudado por otros familiares.

¿En serio iba a permitir que dijera esas cosas de ella?

Se puso a pensar a pesar de que sus lágrimas querían salir.

Sin embargo, un escándalo más se escuchó. Lo próximo que vio fue a Hiccup tirando a Frederick a la fuente de agua para darle un puñetazo en el rostro.

— ¡Escúchame bien, vas a disculparte con ella!, ¡Astrid no es ninguna prostituta como con todas las que te has acostado!— Exclamó para sorpresa de todos.

Rápidamente sus padres fueron a separarlos y la recomendación de Valka fue pedir que cada quien se fuera de la reunión familiar.

Hiccup caminó hacia Astrid y la tomó de la mano para salir de allí.

Ya era suficiente en ese lugar y estaba avergonzado por el comportamiento de los que se hacían llamar su familia.

Las gotas de lluvia comenzaban a empaparla. Pequeños charcos eran pisados con diestría por el cuerpo exaltado de una rubia al anochecer y un castaño enfadado.

¿Qué era lo que había sucedido?, ¿Había escuchado bien? Después de todo ese escándalo que fue protagonizado por Frederick, nunca creyó que Hiccup saltara en su defensa. Ella no era una maldita prostituta. Podía hacerlo la defensa sola.

Pero Hiccup le había ganado sus intenciones.

Pero... ¿Y ahora? Había arruinado la cena familiar con el. Seguramente debe estar molesto con ella. Le había fallado en su palabra sobre ser la novia perfecta.

Lágrimas de coraje resbalaban de sus ojos. 

A lo lejos pudo divisar un parque solitario. Allí se encaminaron Hiccup y ella sin aún pronunciar ninguna sola palabra.

Caminó relajándose un poco hasta llegar a una pequeña fuente de agua. Observó su reflejo.

Su rostro estaba hecho un desastre y su cabello desalineado.

— ¡Demonios!— Lanzó un puñetazo al agua enfurecida y entristecida. Hiccup no se había inmutado a dirigirle la palabra aún. Y lo entendía. Ella era un desastre.

La familia de Hiccup seguramente estará muy decepcionada de el.
Si tan solo si ella hubiera actuado con menos tiempo, estaría segura que le dejaría en claro quién era una maldita prostituta al fastidioso de Frederick. Oh, y de paso ayudar a la sociedad a que él no deje herencia.

Ese era su plan, así que Hiccup estaría librado de las malas opiniones de su familia. Pero no fue así, seguramente le van a ser insoportables.

Se entristeció por Hiccup. ¡Le había prometido ser la novia perfecta!, Le había fallado completamente cuando él siempre había dado lo mejor en frente de su familia. ¡Incluso hizo cosas que no le parecían solo para mantenerla feliz! ¿Y así le pagaba? Y luego estaba la señora Valka. ¿Qué pensaría de ella? Seguramente no querrá verla el día de mañana.

Y lo lamentaba. Lamentaba haber tenido grandes expectativas por parte de su suegra, cuando la verdad todo era una farsa.

Hiccup y ella no eran nada. Ni siquiera eran amigos, ¿O sí? No estaba segura y tenía miedo.

Miedo de perder todo lo que había creado en ese mes y medio con el castaño. Porque aunque quisiera negarlo, y que al principio de su historia ambos tuvieron un choque brutal, debía admitir que le agradaba en cierta forma su cercanía.

"Desearía que fueras un idiota para odiarte fácilmente." Pensó desganada.

¿Ahora que haría?

Ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado cuando llegó a la fuente. La lluvia persistía un poco fuerte pero ya nada le importó nuevamente. Tenía que pensar en cómo continuar después de aquí. No sabía si podía animarse a verlo a la cara nuevamente en estos momentos.

Sintió un poco más de sombra pero poco le importó. Dejó de sentir las gotas de lluvia en ella llamando su atención. Giró su mirada hacia arriba encontrándose con un saco que Hiccup mantenía por encima d ella para cubrirla.

— Hiccup...

Un silencio incómodo los acompañó.

Él no sabía cómo empezar ni ella tampoco.

— Astrid/Hiccup escucha yo...— Dijeron ambos al unísono acompañándose por una sonora risa.

— Empieza tú.— Ofreció.

— De acuerdo, yo... Quiero pedirte perdón por...

— ¿Por qué?— Exclamó sorprendido. La Astrid que había conocido en un principio estaba cambiando drásticamente. ¿Por él? Imposible. Jamás en un principio le pediría perdón.

— Porque arruiné todo. Actúe como la novia más imperfecta. Me diste tu confianza y te fallé golpeando a tu primo...

— Astrid...

— ¡Además, se supone que haría todo por ti así como tú lo  habías hecho por mi en la cena con mi familia, me comporté agresiva! ¡Ese maldito!...

— Astrid. 

— ¿¡Pero qué importa?!, ¡Porque después de todo la que falló a su palabra fui yo!— Exclamó volviendo a llorar.— ¡Además tu madre confió en mí y le decepcioné!, ¡No somos nada Hiccup, ¿Cómo se comportará cuando sepa que la soñada novia de su hijo que ella cree que existe, realmente no existe?!, ¡Solo soy tu secretaria!

— ¡Astrid!— Habló firmemente despertándola de nuevo a la realidad. Colocó sus manos en sus hombros para tratar de evitar que se torturara más.

— Lo siento.

— Astrid... Por favor.— La atrapó en un abrazo acariciando su delicado cabello.— No pasará nada porque vamos a mantener esta relación estable.

— Pero Hiccup... Tu y yo...

— Somos amigos.— Aclaró volteando a verla cara a cara.

— ¿Me consideras como una amiga?

— ¿Después de todo lo que hemos pasado?, Por supuesto que sí. Astrid te has hecho especial para mi. Y quiero que sepas, que pase lo que pase, quiero estar ahí para ti. No eres solo mi secretaria, eres mi mano derecha. Sin ti, estaría perdido en unas terribles 50 citas o posiblemente encontrándome en mi oficina trabajando como solía hacer.

— Pero Hiccup... ¿Que hay con la escena de la cena? Supuestamente ustedes deben estarme odiando por lo rebelde que fui.

— ¿¡Hablas de broma?!— Rió más divertido.— ¡Es la mejor cena que hemos tenido en años!, Sin duda voy a pedir una copia del vídeo del baile. Esa cachetada es mucho mejor que las que actúan en las novelas.

— ¿Qué?, ¿No estás decepcionado ni molesto?

— Astrid, odio a Frederick desde que tengo consciencia. No hemos sido los mejores primos desde nunca.— Informó.— Ya era hora que alguien lo haya puesto en su lugar y lo bajara de esa faceta de "Tengo poder y nadie puede hacerme nada". Si algo tenemos en común toda la familia, es el poco aprecio que le tenemos a él. Todos quedaron maravillados con la cachetada que le diste.

— ¿¡En serio?!

— Sí. Todo está bien, por cierto no iba a permitir que te faltara el respeto de esa manera. Una cosa es que tengas que ser la novia perfecta, y otra cosa es soportar ese tipo de insultos.

Astrid lo miró conmovida. La lluvia ya había dejado de caer en ese momento y ahora podía ver con claridad el rostro del castaño. Esos profundos ojos verdes. Era la segunda vez que él la rescataba como en esos cuentos de hadas. Ella también sabía defenderse sola, pero ver a un hombre dispuesto a ayudarla sin nada a cambio llenó su corazón.

— Astrid...

— ¿Sí?— Cuestionó perdida en su mirada. Jamás había visto esos ojos verdes de una manera tan atractiva.

— Astrid sé que llevamos poco tiempo conociéndonos, pero...

— Te escucho...

— ... ¿Quisieras ser mi amiga real? Prometo tratarte bien y escucharte en todo.— Ofreció estirando su mano. Creyó que una relación amistosa confirmada ayudarían mucho en ellos dos.

— Me parece bien.— Mencionó mientras acariciaba con ternura sus manos. Hasta que sintió algo diferente.— ¿Hiccup?...

— Oh bueno...

— ¿¡Es sangre?!

— Bueno, no fuiste la única quien golpeó hoy.— Le recordó divertido.— Y... un buen novio defiende a su novia, de cualquier imbécil que se atreva a faltarle el respeto.— Levantó sus manos para besarlas con cariño.

— Pero...

— Ya te lo dije Astrid, no estás sola. Estoy contigo, estamos juntos. Sea el significado que le quieras dar. Estoy contigo y eso es lo que quiero que importe. ¿Hecho?

— Está bien.— Respondió con una sonrisa.

Sin embargo, la atracción fue irreparable. Antes de que se dieran cuenta, ambos estaban sumergidos en un beso consentido.

¿Podían ser amigos de esta manera? No importaba, sólo interesaba saber que Hiccup y ella estaban juntos en todo.

Sin embargo, existía algo dentro de ella que quería gritar. No veía qué era ese sentimiento con exactitud, pero podía sentirlo recorrer toda la fibra de su cuerpo.

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