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8. Belleza

Capítulo 8.
Belleza.

"La belleza exterior atrae, la belleza interior cautiva."— Kate Angell.

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— ¡Ja Ja Ja!— Reía sin parar.

— Astrid...

— ¡Por Dios, que adorable te veías de pequeño!— Musitó encantada mientras se secaba una lágrima que se asomaba por su ojo derecho. Llevaba más de media hora riéndose mientras iban a un evento familiar. Su evento.— Me alegra que tú mamá me haya regalado esto.

— ¡Oh por el amor a Dios!— Exclamó deteniéndose en un semáforo. Había aceptado después de todo ir a la reunión familiar de su amiga. Pero, ahora ella se encontraba mostrando una foto de Hiccup bebé dónde se apreciaba resplandecientemente su trasero.—  ¡Dame esa foto!

—¡No, es mía!.—Negó guardándola con ella.— Tenías buen trasero allí. ¿Qué le pasó?

— Ja Ja Ja... Que graciosa.— Respondió con sarcasmo.— Y para tu información, si lo sigo teniendo. Solo que uso ropa holgada. Y... ¡No tengo porqué darte explicaciones!

— JA JA JA.— Rió más fuerte.

— ¿Hay algo que deba de saber antes de llegar con tu familia?— Cuestionó para cambiar de tema.

— Bueno, no seas sensible.—  Pensó en lo que debía decir.— Tienes que ser un novio perfecto por favor. Mi familia es muy crítica respecto a las personas ya sea por modales, carácter, principios o simplemente si eres feo o guapo. Adinerado o pobre. Siempre tienen algo con qué criticar.

— ¿Qué no lo soy el novio perfecto?

— El novio perfecto dejaría que su novia sea feliz con una fotografía suya.— Respondió burlona mostrando nuevamente la fotógrafo para reír.

— No he visto en ninguna parte que mencione eso.— Negó.— Pero antes de que avancemos, hay que planear bien lo que queremos del otro. Por ejemplo, mi familia tampoco es muy fácil. Son... Especiales cuando se trata de los requerimientos para una relación.

— ¿Y cómo debo ser según tus expectativas?

— Debes ser la más amable, para darme la fotografía por tanto que la quieras para ti.— Anunció divertido alzando su mano mientras que con la otra comenzó a conducir de nuevo.

— ¿Y si no quiero dártela?

— No seré el novio perfecto que quieres.— Mencionó con simpleza. Pero ambos sabían que debían dar lo mejor de sí mismos si no querían estar atados a las citas de sus abuelas.

— Bueno, hagamos el trato. Si eres el novio perfecto esta noche, la fotografía volverá a ti.— Comentó finalmente.— Pero un sólo error Hiccup, y esta foto será mía para siempre. ¿Un trato?

— ¿No crees que está un poco disparejo?

— No te preocupes, no pienso defraudarte con tus familiares. Daré lo mejor de mí.— Respondió con sinceridad.

— Está bien, señorita Hofferson. Esta noche seré lo mejor.

—— 💙 ——

— ¡Astrid!— Llamó una tía desde una esquina que ya estaba reunida con otras en la espera de su llegada.— ¡Que bueno que llegas!

— Oh no...— Murmuró en voz baja siendo escuchada solo por el castaño.— Las tías que están allí juntas ni se te ocurra convivir. Son las más fastidiosas.— Comentó desganada. Pensaba que solo sería una simple reunión familiar. No una gran reunión.

Caminó con una sonrisa sosteniendo la mano de Hiccup a su lado.

— Hola tías.— Saludó alegre.—  Quiero presentarles a mi novio. Hiccup, ellas son mis tías.

— Buenas noches. Es un gusto conocerlas.— Saludó con una pequeña reverencia llamando la atención de ellas.

— ¡Por fin!— Exclamó una de ellas.— Pensamos que ya deberíamos mandarte al lado de las monjas porque solo serías amada por un Dios. Ya que él ama a todos nosotros sin importar qué.

— Sí. ¡Pero mírate!— Continuó otra.— Por fin alguien está ciego y anda contigo.

— Hiccup no es ciego.— Habló en tono seco. Seguían siendo tan víboras como las recordaba.

— ¿En serio?, ¿Y en qué trabaja?, No vaya a ser que tenga una relación contigo solo porque tienes dinero. 

— Él es el subjefe de la empresa Haddock.— Respondió directamente para mantener las opiniones de sus tías. Las tres eran muy interesadas.

— ¿¡Haddock?!- Exclamaron las impresionadas.— ¿Tienes hermanos? Tenemos una hija soltera.

Pero Astrid había olvidado que ellas aprovecharían el poder de su novio falso para tratar de aumentar las ganancias. Había cometido una tontería. No era ese tipo de persona.

— Es hijo único.— Comentó para finalizar sus palabras. Pues todas se le habían echado encima para platicarles sobre sus hijas.

Si algo desconocían, era la vergüenza.

— Voy a llevar a MI NOVIO a conocer a los demás. Nos vemos en la mesa.— Informó tomando el brazo del castaño para dirigirse hacia el interior de la casa.

Ese era su plan. Pero no todo salía como se organizaba.

— Por si acaso, ten.— Le entregó un papel con la dirección de la casa, el teléfono, y el celular de su hija.— Esto es mientras te decides en dejar a nuestra sobrina. Creeme, aún estás a tiempo en conseguir una mejor novia.

Sus tías no podían ser más descaradas, o ¿Sí? Quería arrancar ese papel de las manos de su tía para romperlo en muchos pedazos. Pero eso sería una acción tóxica. El que tomaba la decisión de aceptarlo era Hiccup. Le gustara o no.

Sin embargo, Hiccup la sorprendió cuando rechazó a su tía.

— Debería tener más respeto hacia Astrid.— Mencionó ante la mirada atónita.— Por si no le quedó claro. Soy su novio. Hiccup Haddock. Si estuviera interesado en alguien más le pediría su opinión. Así que lo único que le pediré es el respeto hacia su sobrina. Creo que es lo mínimo que puede hacer. ¿Le gustaría que el novio de su hija fuera coqueteado por una persona mejor?

La señora quedó sin palabras y roja de la vergüenza. Astrid sonrió. Hiccup había dado justo en el clavo y se había comportado bastante bien. A diferencia de ella, ya se hubiera lanzado contra sus tías para acomodarles el cerebro. 

Ambos se adentraron a la enorme casa y Astrid cerró la puerta detrás de ellos. Los guió hasta la cocina y en un instante tenía un emparedado de Nutella en la mano.

— Hiciste bien ahí. Realmente aplacaste a mis tías de una forma pacífica.— Opinó Astrid mientas le ofrecía un poco.

— Pude notar tu molestia al sentir un apretón más firme en mi brazo.— Respondió aceptando el pan con chocolate.— Además, tampoco me pareció correcto que dijeran esas cosas de ti. Podrás ser una persona fría, pero todos tenemos un sentimiento se vea o no.

Astrid quedó más relajada. No necesitaba explicarse para que Hiccup la entendiera. Es como si supiera lo que realmente sentía.

— Es... Una bonita casa.

— Aquí vivía antes de que me sacara mi abuela.— Comentó nostálgica. Ya llevaba más de un mes sin venir.— Bien, espero que lleguen pronto mis primas. Son las únicas buenas personas que hay en la familia aparte de mi abuela. Bueno, y aparte de los tíos también. Las tías son más vanidosas. Y... Creo que debo ir al baño. Quédate aquí.

Hiccup  no pudo responder debido a que había salido corriendo. Tomó un poco del bote de Nutella y dió una cucharada. Sabía deliciosa. Quería cuestionar información acerca de sus familiares, pero parecía que eso sería después.

— ¿Quien eres tu?— Habló una nueva tía entrando por la cocina cargando a un bebé y tomada de la mano de su hija.

— Buenas noches. Mi nombre es Hiccup Haddock. Soy el novio de Astrid.— Se presentó educadamente.

— ¡Oh por Dios!— Exclamó impresionada.— Pensé que solo eran rumores sobre el romance de mi sobrina. ¡Mucho gusto!, Mi nombre es Marie y soy la tía de Astrid.— Se presentó estirando su mano libre para estrecharla con la de él. De pronto la pequeña niña llamó su atención así que se agachó para escucharla.— ¿Ahora Melody? Bien. Oye Hiccup, ¿Te importaría cuidar a Samy mientras llevo a la niña a la segunda planta? Tengo que cambiarle el pañal.

Hiccup sintió el pánico en él. Nunca había cargado a un bebé y tampoco estaba seguro de poder mantenerlo en sus brazos. Nunca se había animado ya que ellos eran muy pequeños y frágiles. Si algo les pasaba en sus brazos no se lo perdonaría jamás.

— Lo siento yo... No sé... No estoy seguro de...

— Siempre hay una primera vez.— Tomó con cuidado de sus manos para dejar entre sus brazos a su pequeña hija.— Solo no la muevas mucho. Acaba de comer. Por favor.

Hiccup cuidó estrictamente su cabeza mientras la señora lo guiaba.

— De acuerdo, puedo cuidarla.

— No me tardo.— Asintió conforme se iba con la otra pequeña.

Hiccup miró a la bebé y soltó un suspiro enternecido. Era impresionante la belleza natural de los pequeños seres humanos.

— Vaya, eres muy linda.— Comentó con suavidad acariciando su corto cabello.

— ¡Hola!— Otra pequeña niña había entrado al lugar para saludarlo. Hiccup colocó su atención en la infante.— ¡Tú debes ser el novio de mi prima!, ¿Te gustaría ver mi nuevo juego?, ¡Anda, será divertido!— Invitó tomando su mano antes de que él respondiera.

Por otro lado, Astrid observaba la escena. Hiccup había seguido a su prima menor y a pesar de estar ocupado con la pequeña Samy, trataba de seguir la corriente ante la ilusión de su otra prima.

Era una persona muy dedicada y era difícil verlo decir no ante alguien.

— Vaya, veo que te llevas muy bien con Sophie.— Habló divertida tomando a la bebé entre sus manos.— La pequeña gran Samy.— Elevó entre sus brazos a la niña con una enorme sonrisa.

Ahora Hiccup era el que observaba con atención las facciones de Astrid. La pequeña sonreía mucho al recibir los mimos de su novia falsa.

Astrid no parecía la chica amargada, tosca, brava que conoció desde un principio. Aquí estaba rodeada de su familia y no existía rasgo en su rostro que demostrara la persona fría que era en todos lados.

Aunque no era tan diabla como lo imaginó al principio.

Aquí era simplemente Astrid.

Una mujer cálida, amable, cuidadosa.

Había pasado un sólo mes desde que se conocieron en ese bar, no negaba que ella lo había cautivado con su belleza. Pero ahora era diferente, lo había cautivado con sus acciones.

Parecía una persona calculadora, apática e incluso peligrosa; pero en todo este mes se dió cuenta que estaba equivocado.

Era mucho más.

Astrid tenía más cosas por mostrar y él, deseaba conocerla.

Deseaba verla por la mujer que es. Porque sabía que había mucho más.

Astrid guió a Hiccup hacia el patio trasero de la mansión. Allí en un grupo se encontraban sus primas favoritas mientras que los tíos platicaban en otro lugar preparando la comida asada.

El resto de sus tías iban de un lado a otro preparando la mesa, y algunos condimentos para acompañar la cena.

— ¡Astrid!— Gritó su prima corriendo con algunos hacia ella.— ¡Me alegra volver a verte!, ¿Has leído mis historias?

— Hola, Susy.— Saludó divertida ante su llegada.— ¡Sí, he leído algunos capítulos y está increíble!, ¡Eres una gran escritora!

— Me alegra saberlo. Estoy redactando cada capítulo dependiendo de la imaginación en cada país.— Mencionó.— ¡Tú debes de ser Hiccup— Saludó entusiasmada mientras lo abrazaba.— ¡Pensé que eras inventado!

El castaño la saludó con respeto tratando de mantener la distancia entre ellos.

— Es cierto, tú siempre nos dijiste que los hombres eran patéticos y no valían la pena.— Argumentó su otra prima: Claire.— Y para gustos... Bueno no está tan feo.

Astrid sonrió sonrojada ante los descaros comentarios que soltaban sus primas. Pero tampoco lo iba a negar. Toda su vida había negado la unión en una relación con un hombre y ahora aparecía en la familia con un novio.

— Bueno, eso decía Astrid al momento de conocerme. Pero he logrado hacer que cambie de opinión, ¿No es así Ast?— Volteó a verla con un guiño en el ojo a lo que ella no evitó sonrojarse.

Debía recordarse mentalmente que esto no era real. Es pura actuación.

— ¡Bienvenido a la familia!— Saludó otra de ellas. Dayyana.— He investigado de ti. Eres el heredero de la aerolínea más reconocida mundialmente. Tu padre es Stoick Haddock. ¡Y tu madre es una de las veterinarias más famosas: Valka Horrendous!, ¡Ustedes son perfectos!

— ¿Tan rápido corrieron las noticias?— Cuestionó Astrid confundida. Sus tías no tenían mucha idea sobre cómo era Hiccup.

— De hecho le sacamos la información a nuestra abuela, de allí la investigación corre a nuestras cuentas.— Mencionó orgullosa mientras tomaban de los brazos a Hiccup para llevarlo a una mesa para ellos.

Astrid observó el lugar buscando a cuatro personas en especial. Se trataban de sus primos, dos eran gemelos y los otros dos eran de familia distinta. Entre los 4 eran muy diferentes entre sí, solo que existía algo que tenían en común: Molestarla.

— ¡¡VAMOS ASTRID!!— Escuchó el grito de uno de ellos y en cuestión de segundo estaba siendo cargada por dos.

Uno de ellos grababa el vídeo desde un ángulo mientras que el otro tenía una toalla para secarse.

— ¡¡OIGAN, BAJENME!!— Exclamó aterrada a lo que iban a hacer. Estos siempre tenían esos planes. Y no creyó que en serio lo harían en esa reunión.

Intentó liberarse pero para cuando lo logró fue demasiado tarde. Sintió el agua llenarla conforme caía a la alberca.

La pagarían caro.

Nadó hacia la orilla para ser auxiliada por Elliot.

— Hola Astrid.— Saludó divertido ofreciendo la toalla para ella.

— No es para enojarse.— Mencionó Lucke observando el vídeo que había grabado.— Estamos haciendo un vídeo familiar y queríamos que participaras en él.

— ¿Y no pudieron pedirme que solamente saludara a la cámara?— Cuestionó molesta al ver toda su ropa mojada.

— Sería aburrido.

— Tienes suerte que solo te mojaron.— Habló Dayyana llegando a ella nuevamente.— A Claire la mataron del susto y cayó de las escaleras.

Astrid tembló. Eso sonaba mucho peor.

— Graba esto.— Susurró en bajo mientras se dirigía a su grupo de primos.

Alexis, Elliot, Lucke y Frank miraban ahora con atención el vídeo en su celular sin darse cuenta de sus planes.

Sin esperarlo, fueron empujados con violencia también al agua. Lucke intentó correr pero Astrid lo arrastró con ella al agua también sumergiéndose. Después de todo ya estaba mojada.

— ¡¡ASTRID!!— Mencionaron inconformes. Sus celulares se habían mojado y tardarían en recuperar los archivos en ellos.

Sin embargo, ella no se inmutó y comenzó a lanzarles agua mientras se reía.

Todos comenzaron una pelea en la alberca.

— ¿Suelen hacer eso en cada reunión?— Cuestionó Hiccup impresionado ante toda la escena. Pensó que Astrid haría su comportamiento caprichoso o simplemente les haría pagar de una forma cruel. Pero aquí en este instante reía como si nada hubiera pasado. Ni siquiera le importó mojarse.

— La verdad es que no.— Respondió Susy llegando con él.— Pero solemos molestarnos cuando nos vemos. Crear aventuras. ¡Allá voooy!— Gritó en aviso mientras corría para meterse a la alberca hundiendo a Alexis.

— ¡Vamos Hiccup!, ¡Entra con nosotros!— Invitó Dayyana mientras intentaba meter también a Claire pero ella insistía en permanecer seca.

— Estoy menstruando. No quiero meterme.— Informó zafándose para ir a la mesa.

— ¡¡Ey tu!!— Pronunciaron Lucke y Elliot hacia Hiccup.— Escuchamos que eres el novio de Astrid.

— ¡Déjenlo en paz!— Advirtió ella desde la alberca.

— Si quieres ser bienvenido y aceptado por nosotros, hay que darte la introducción.— Sin pedirle permiso lo cargaron y lo aventaron hacia la alberca.

Hiccup no objetó. Nadó hasta Astrid para saber cómo debía actuar.

Para su suerte, el agua no estaba tan fría.

— ¿Qué se supone que debo de hacer?— Cuestionó curioso.

— Bueno, lo primero: No hacerle caso a esos 4 locos que se llaman mis primos.— Señaló al grupo de varones que voltearon ofendidos. Astrid se burló de sus expresiones.— Relájate Hiccup, nos saldremos en unos minutos.

— ¿No te molestaste?

— Te diría que sí pero el agua está bien relajante.— Nadó de cabeza flotando.— Pronto te los presento a todos.

—— 💙 ——

— Ahhh... Extrañaba estas reuniones.— Suspiró secando su cabello mientras que por la ventana observaba a su familia.

Cada quien había sido enviado a una habitación a cambiarse para ir a cenar.

Hiccup salió del baño ya vestido con un traje seco. Se acercó a ella para observar el mismo panorama.

Esa noche había notado la belleza de Astrid, no era que no hubiera notado una belleza física. Tendría que ser un ciego para no verla.

Pero esta belleza era mucho más brillante. Ya no se trataba de su aspecto físico, la sonrisa que cargaba en sus labios era mucho más llamativa que el resto de su cuerpo. El carácter que había demostrado esa noche llamó demasiado su atención como para negarlo.

Disfrutaba el día a día.

Aunque aún quedaba una duda en él.

— Pensé que no te gustaba tu familia.— Comentó confundido. Sabía que Astrid vivía sola pero pensaba que era porque se hartó de su familia y se hizo independiente.

— Me agradan mis primos. Son los únicos que hacen que esté presente en las reuniones. Pero mis tías son... Insoportables.— Mencionó haciendo una mueca. No sabía cómo sus primos eran tan buenas personas cuando no fueron bien criados.

Pero no importaba ese tema.

— Y mi abuela... Bueno, ella me corrió de la casa.— Informó para su sorpresa.— ¿A qué se debe esa expresión?

— Pensé que te habías ido tu.

Astrid sonrió.

— Estaba muy cómoda encerrada en mi cuarto Hiccup, tuve una discusión con ella y me dijo que debería aprender de más mundos. Motivos por los que vivo sola.— Completó.— Te daré las explicaciones en otro día. Creo que ésta noche saldremos bien. Pensé que sería más dific...

— ¡Ey Astrid!— Exclamó Susy entrando de golpe a su habitación.— ¡No vas a creer quienes están aquí!

No bastó que le dijeran quién. La simple mirada de Susana podría decirle que era esa persona.

Si existía una persona capaz de molestar realmente el mundo de Astrid era Alessandra. Su prima mayor.

No existía una sola reunión donde sola se comparaba con ella para deducir las grandes diferencias que tenían entre ellas. Como: El aprendizaje de unos "buenos padres", su relación de varios años con el primer chico que fue amigo de Astrid: Wilbur.

Él intentó besarla a la fuerza, y al ser rechazado por ella se fue con su prima. Desde entonces, ambos son tan insoportables para ella. No los quería ni ver en pintura, y si podía evitarlos, lo haría.

— ¿Qué sucede Astrid?— Cuestionó Hiccup al notar su cambio de humor.

— Sólo es mi prima con su novio.— Mencionó tratando de restarle importancia.

— Es la más insoportable. Está muy mimada, si Astrid es así, ella es el triple. No la toleramos. Casi nunca viene a la familia y se cree la perfecta ante todas.— Comentó Susy sin indiscreción.

— En fin, esta noche no pasará nada.— Se animó a sí misma. Alessandra siempre preparaba dramas para toda la familia.

Tomó la mano de Hiccup y juntos bajaron.

—— 💙 ——

La cena fue tranquila para su sorpresa. Aunque de vez en cuando Astrid estaba atenta cuando recibía miradas desde su prima ubicada en la contraesquina de ella. Esperaba mantener la noche tranquila.

— Y bien, cuenten.— Habló Alessandra mientras Astrid e Hiccup se encontraban tomando un refresco por su lado.— ¿Ya han tenido relaciones sexuales?

Ambos escupen el refresco repentinamente mientras sienten un nudo que les ahoga en su garganta. ¿Habían escuchado bien?

Astrid tenía el mismo color que Hiccup, un rojo intenso bañando todo el rostro.

Nunca creyó que hiciera tal pregunta. Ella sabía muy bien su deseo de mantenerse alejada de esas acciones.

— Quiero esperar hasta el matrimonio.— Comentó finalmente Astrid suspirando con calma.— Y aún no tenemos el presupuesto para...

— ¿Ese es el problema?— Preguntó Frank extrañado.— Yo se les pago la boda hoy.

— ¡¿Qué?!— Exclamó Astrid con sorpresa imaginando una boda de ellos dos. Su relación con era falsa. Apenas se conocían un mes y medio. Obviamente no estaba de acuerdo con esa proposición. Solo eran amigos. Y claro, ellos no deberían saber eso.

— Con todo gusto acepto el dinero.— Habló Hiccup levantando su vaso con el refresco en manera de brindis. Lo que no vio venir, fue un fuerte codazo en su estómago por parte de la rubia.— Pe-pero... Esperaré a Astrid todo el tiempo que necesite.

Alessandra notaba algo extraño entre ellos dos. Y no iba a quedarse callada.

— Bien, siguiente pregunta. ¿Qué es lo más ridículo que has hecho por nuestra prima? Es decir, ya debes de conocerla lo suficiente para saber que le gustan las cosas a su estilo.

— ¿Las trenzas en el cabello cuentan?— Cuestionó recordando cuando le hizo una en el cabello. A diferencia de Astrid, él no había notado la doble intención de esa prima. Recibió una fría mirada por parte de la rubia, estaba metiendo un error.— Porque obviamente no es lo más ridículo que he hecho por ella.— Mencionó para la tranquilidad de Astrid.

— No. A Hiccup hacer el ridículo es hacer el romance.— Sonrió divertida sosteniendo un tenedor con un pedazo de carne.— Vamos, cariño.— Aquel apodo sonaba más a una muerte próxima que a uno amoroso. Jamás había tenido tanto miedo de una palabra. Existía cierto enojo en el tono de voz de Astrid y no entendía claramente el motivo.— Come un poco.

— Astrid... Puedo comer sólo la comida.— Negó. Odiaba ese tipo de muestras. Así solía ser Camicazi. Y ser el novio perfecto no involucraba cumplir los caprichos de su pareja.— No me hagas hacer esto en frente de tu familia.— Susurró en su oído de una manera que nadie los escuchara más que ella. Estaba haciendo solo el ridículo.

— Dijiste que serías el novio perfecto. Sólo come lo que te ofrezco o mañana haré cosas así todo el día, seré la novia terriblemente empalagosa.—  Amenazó viendo el rostro de miedo en el castaño. Era obvio que no quería eso mañana, su familia era mucho más seria que la de ella.— Vamos cariño. Abre la boca.

Hiccup no tuvo otro remedio más que obedecer y aceptar el pedazo de carne que Astrid le ofrecía como si fuera un bebé. Ese carácter caprichoso del inicio había vuelto.

— ¡Owww!— Aludieron el resto de la familia encantados ante tal escena.

— Vaya, Astrid sí te tiene controlado.— Murmuró uno de sus tíos en tono de burla.— Sabía que mi sobrina sería quien gobierne en la relación.

— Es Astrid de quién estamos hablando.— Apoyó Alessandra divertida. Claramente notaba el disgusto en la pareja de ella.— Si quieres mantenerla cerca, tienes que hacer todo lo que quiera. Si no, vas al diablo.

— Por eso decimos que si quieres otra novia que sea sumisa, tenemos a nuestras hijas.— Agregaron las tías que conoció al principio de la cena.

Hiccup no estaba de acuerdo con los comentarios. Esos no eran ellos. Y el tampoco solía ser el novio que complace a su novia por el mero capricho. Con sus ex novias sí lo había hecho, pero aprendió que esa era una relación tóxica después.

Sin embargo, debía meterse en su papel. Le había prometido a Astrid que daría lo mejor de sí mismo.

— Rechazo la oferta.— Se dirigió al trío de tías.— Me gusta que Astrid tenga atenciones así.— Aceptó otro bocado en su boca ofrecido por la rubia. Ella sabía que estaba lastimando el orgullo de él, pero quería aplacar esos comentarios.

— Parece que Hiccup está muy enamorado de ti prima.— Agregó un tío orgulloso por su relación.

— Y sí que lo notamos.— Habló Alessandra.— Para que deje que hagas tus cosas, debe estar ciegamente enamorado.

— Y a todo esto, ¿Cómo se conocieron?— Preguntó Claire para cambiar la tensión.

— ¡Oh, sí, yo también quiero saber!

— ¡Y yo!

— Bien. Esta historia les va a encantar.— Hiccup tomó la palabra antes de que Astrid pudiera responder. Un asunto era ser el novio perfecto y otra ser humillado por ese orgullo.

— ¡Hola, ya llegué!— Habló Erick entrando corriendo sentándose en frente de la joven pareja. Dedicó una mirada hostil al castaño, pero desvío después sus ojos hacia Astrid, lanzando una expresión amorosa.— ¿De qué me estoy perdiendo?

— Hiccup va a relatar cómo se conocieron.— Habló la abuela de Astrid entusiasmada.

— Oh... Entonces, esto será interesante.

Todas las miradas cayeron hacia la recién pareja. Al tanto de la futura narración. Todos estaban ansiosos. Pues no podían concordar en un escenario donde Astrid fuera romántica.

— Bien... Estaba paseando por las calles solitarias de la ciudad en la noche. Cuando veo una delicada y dulce chica en un bello vestido rosa...

— ¿Rosa?— Interrumpió Erick confundido.— Astrid odia los vestidos y mucho más el color rosa. No puede tolerar ese color.

— Pues para tu información. Ella estaba así en esa ocasión cuando la encontré.— Respondió con seguridad. Sentía un fuerte apretón en su mano debajo de la mesa, pero decidió ignorarlo. Sería el novio perfecto a su manera.— La vi, sentada en el perímetro de una fuente ubicada en el parque comiendo un helado de vainilla.

— Astrid ama el chocolate.— Habló nuevamente Erick. Todo eso le sonaba una historia imposible.

— Bueno, esa noche ella decidió probar la vainilla.— Interpuso Hiccup rodando los ojos ante las constantes preguntas del otro hombre.— Lo sé porque ella dijo que quería algo diferente. Como estaba sola, me invitó a estar a su lado. Al parecer estaba algo borracha y antes de que llegara cayó a la fuente.

— ¿¡Astrid, borracha?!— Reclamó Erick con enojo. Sin duda, Hiccup estaba mintiendo.

— Seguramente estaba cansada de las citas que le propuso la abuela.— Comentó Dayyana comprensiva. Ella estaba al tanto de esas citas. Y pues, Astrid tenía edad para tomar.

— La rescaté mojándome también en un intento de sacarla. Me agradeció, me abrazó y me dió un beso acompañado de un golpe.

— Bien, eso sí suena a un golpe.— Habló Elliot imaginando la divertida escena de su prima.

— ¡Vaya, quién diría que Astrid conocería al amor de su vida, en un bochornoso encuentro!— Se burló Alessandra.— Que oso que cuando tengan hijos les cuenten que Astrid estaba borracha y cayó a mojarse.

— ¡Bien, yo cuento a partir de aquí!— Habló Astrid sin soportar una vez más una de las mentiras de Hiccup. Sabía que se estaba se estaba pasando de línea a propósito.— Hiccup se encontraba igual de sólo porque una chica lo había dejado plantado por ser feo. Muchas mujeres no notan que no importa lo feo que sea, si tiene buenos sentimientos es lo que importa.— Acarició su rostro enfadado por esas palabras.— Después de platicar tanto esa noche Hiccup decidió pedirme el teléfono mediante un ataque de hipo. Deberían ver su rostro de vergüenza al hacer que...

¿Ataque de hipo? No, no permitiría esta humillación. Ahora toda su familia estaba a carcajadas ante lo que habían relatado ellos dos.

— ¿Pueden permitirnos un momento por favor?— Habló Hiccup interrumpiendo la charla y jalando a Astrid al interior de la casa.

Una vez dentro y asegurándose que nadie más había en una habitación cerca de la sala, habló:

— ¿¡Qué es lo qué te pasa?!— Reclamó ofendido.— ¿¡En serio, feo?!

— ¿¡Y tú qué?!— Reclamó de igual forma.— ¿¡Una estúpida borracha que cayó en una fuente?!, ¡Por Dios, ni siquiera sabes muy bien de mi!

— ¡Tampoco tenías derecho a comentar sobre mis citas inventadas dónde me dejan plantado por ser feo!— Le recriminó. Estaba exaltado.

— ¿¡Y tú lo hiciste mejor?!— No estaba dispuesta a perder.— "Llevaba un vestido rosa, comiendo un helado de vainilla, borracha, y luego tonta para caer a la fuente".

— Nunca mencioné tonta.

— ¡Da igual!— Interrumpió.— ¡Pues casi me relatas igual a una tonta chica y sin sentido para caer en el agua!, ¡Por Dios, Hiccup, te pedí que fueras el novio perfecto para mí esta noche!

— ¿Quién empezó a comportarse de mal manera?— Le recordó.— ¡Me hiciste perder mi orgullo al momento de darme de comer en la boca como si fuera un bebé!, ¿Cómo crees que me sentí al tratar de aceptar esa muestra estúpida y cursi?, ¡Y no sólo eso, toda tu familia piensa que soy un novio sumiso controlado por su novia como si no tuviera libertad de expresión en su propia relación!

— Bueno... Quizás... Ahí sí me pasé un poco.— Confesó con timidez.

— Es mejor que me vaya a casa. Estoy muy cansado.— Finalizó tratando de ir hacia la puerta pero siendo detenido por la rubia.

— Está bien, ¡Lo siento!— Lamentó con la cabeza al suelo tratando de evitar que se fuera.— Me exalté.— Confesó.

Hiccup suspiró.

Si no fuera por aquella expresión arrepentida de su rostro, la hubiera abandonado allí.

Pero quería saber.

— Eres el primer novio que tengo para mi familia.— Comenzó con un sonrojo. Era difícil para ella decir lo que sentía, pero no quería perderlo. No quería ser la típica chica que tiene su orgullo, incluyendo si eso significa alejar a la persona de ella con tal de ganar. No, ella sí sabía aceptar.— ¿Lo lamento, sí?— Repitió.— Sólo quería presumir que por fin tenía a alguien a mi lado. Uno que me amara con todo. Y que no importa que chiflada me comporte, quería demostrar que tengo un novio que me soportara todo con tal de verme feliz. Pues, ningún hombre es capaz de hacer eso por la chica. Lo sé porque todas mis primas han intentado hacerlo con sus novios en frente de la familia y todos terminan enojados y negándose dejando a mis primas con el tenedor en la mano. Y todo este show fue más por Alessandra. Hiccup, siempre he sido la humillación más grande para toda mi familia. Siempre he sido juzgada y quería esta vez dejarlos con la boca bien abierta. Yo... Lo siento Hiccup. Y ahora que lo pienso, fui patética.— Se arrepintió de su carácter.— Tienes razón. Yo solo quería demostrar que... tengo a el novio perfecto según las expectativas de mis tías y prima.— Lo soltó esperando que después de esto, saliera a su departamento y la dejara sola.— Puedes irte. Has hecho suficiente por mi. Y no te preocupes por mañana. Seré la novia más educada y perfecta que tu familia pueda conocer. Iré a darle el aviso a mi familia de que tenías un asunto en el trabajo y tenías que irte. Te veo mañana.— Finalizó caminando de largo de él. Cuando sintió una mano tomar su brazo para arrastrarla de nuevo tras sus pasos.

Lo pronto que sintió fueron los labios de su amigo atrapando los suyos en un beso que demostraba mucho más que mil palabras. O eso quería pensar. ¿Estaba perdonada?

"No puedo controlar lo que quiero". Pensó Hiccup en su mente.

Jamás creyó que aquella mujer desde hace un mes fuera realmente una sencilla, cálida, y noble. Ella no era ese carácter de hace minutos, pero tenía que hacerlo si no quería ser pisoteada nuevamente por los comentarios del resto de su familia.

Él conocía muy bien ese sentimiento de querer cumplir en frente de todos.

Sin embargo, no pudo evitar la fuerte atracción que sintió hacia ella. Lo había pensado, pero su cuerpo la había deseado que simplemente le había robado un beso.

Ella estaba perdonada.

Astrid salió de la impresión, y decidió continuar con aquella guerra de besos. Colocó sus manos detrás del cuello acariciando su cabello.

Habían pasado unas semanas desde que habían regresado de Japón y hasta ahora nunca se había dado cuenta que estaba siendo atraída peligrosamente por él.

Nunca se dió cuenta de cuánto había extrañado ese contacto labial.

— Hiccup... ¿Por qué fue el beso?— Cuestionó aún embriagada.

— Yo... Creí ver una sombra a un par de metros.— Mintió volviendo a la normalidad.

— E-está bien...

Sin embargo, los labios de ella estaban hinchados con un tono rojo exquisito para su vista. Quería volver a besarla.

Y ese era su plan.

— ¡Oigan, el pastel está... ¡UPS, lo siento!— Mencionó apenado al pensar que estaban en una sección más íntima.— Sólo les aviso.

— Haz lo que quieras conmigo Astrid.— Aceptó finalmente.— Incluso si es para satisfacerme en frente de tu prima.

Astrid sonrió.

— No me interesa Hiccup.- Tomó su mano sin pensar.— He estado viviendo todos mis años de lo que piensan mis tías y mi prima sobre mí.

— ¿Y qué sucede ahora?

— Que ya no quiero seguir con lo que piensen. Me importa sólo mi opinión... y la tuya.— Confesó comenzando a salir de nuevo al patio.— No necesitas cumplirme nada, sé que serás el novio perfecto así como eres.

Hiccup la observó sorprendido. ¿Pensaba eso de él?

— No dudo que la futura novia que tengas estará orgullosa de ti.

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