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33. Trato

Capítulo 33.
Trato

"Haz el bien. Da lo mejor de ti. Trata a otros como te gusta que te traten a ti".— Lou Holtz.

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— Bien, ya saben las posiciones. Cualquier anomalía hay que comunicarnos. Hay que separarnos para adivinar el verdadero centro.— Habló Hiccup con determinación.— Toothless al este, Stormfly al oeste, Astrid al sur y yo me encargo del norte.— Indicó a cada uno su dirección.

Todos se alejaron según las instrucciones pero antes de que Astrid se separara de él, sintió un jale del brazo con fuerza para ser atrapada por unos labios.

— Cuídate.— Le pidió terminando el beso, tratando de ocultar su preocupación tras una máscara de frialdad.— Nos vemos.

— Estaremos bien Hiccup. Confiemos.— Le dió un pequeño beso en la mejilla.

Los dos se separaron, y Astrid recargó su pistola lista para cualquier trampa.

El enemigo estaba jugando con ellos, involucrándolos en un laberinto. No entendía muy bien aquellas estrategias pero después lo sabría cuando se presentara finalmente.

Caminó por un pasillo oscuro, donde gracias al mapa que tenía en la vitrina de su lente podía visualizar cuáles eran un camino sin continuación.

Suspiró un poco. Debido al silencio peligroso, podía sentir y escuchar con claridad y fuerza los latidos de su corazón. Pero gracias a su capa fría, podía disimularlo bien.

Cruzó un pasillo más y logró ver varios hombres armados ir en su dirección. Menuda trampa. Ese enemigo les quería lastimar lo tanto posible para dejarlos agotados para el encuentro.

No sé consideraba violenta, sólo atacaba por necesidad cuando a veces intentaban violarla o faltar el respeto a su persona. Pero en este caso, nada servía. Tenía que tener una mente fría para animarse a disparar sin piedad.

Ellos morían o ella.

— ¡Ni de loca!— Observó atrás unos pequeños segundos y disparó neutral. Gracias a su competitividad, era demasiado ágil a los disparos y tenía excelente puntería.

Toothless se lo había dicho en el entrenamiento.

No habían durado ni 5 minutos cuando Astrid había pasado casi todas las pruebas. Ella tenía el toque para todo.

Corrió más, tenía que encontrar aquel centro lo más rápido posible para avisarles a los demás.

Por otra parte, Toothless sonreía al escuchar los disparos a varios metros de él. Conocía esa sincronía de tiros,  al estarla practicando unos cinco minutos con la rubia.

Sin duda, Hiccup había conseguido oro en esa relación. Astrid era perfecta. Pero no para él, debía aclarar.

Dobló la esquina encontrándose con tres ajenos. Quería usar su pistola, pero guardaría sus balas para otra ocasión más perjudicial.

En un desliz, se tiró al piso para lanzarse hacia ellos mientras jugaba con dos bolas de hierro pesadas atadas en una cuerda gruesa, logrando quebrarles los tobillos y hacer que cayeran contra el piso.

— Nunca falla.— Comentó divertido al ver los lentos que eran.— Por cierto, me llevaré sus armas.— Mencionó con gracia, aprovechando que estaban demasiado ocupados gimiendo de dolor por sus tobillos.

Salió de esa escena.

Corrió encontrándose con un centro, al otro lado podía divisar a Astrid. Así que no dudó mucho y corrió hacia ella.

Astrid hizo lo mismo por inercia, quizás habían pasado solo unos minutos pero ese tiempo parecía una eternidad.

Estaba a punto de abrazarlo contra ella cuando observó otra sombra detrás del pelinegro. Sacó su pistola sorprendiendo a Toothless que no tenía la menor idea de lo que estaba haciendo.

El pelinegro cerró sus ojos cuando incluso ella había disparado. Aunque para su sorpresa, la bala no había caído en él.

— Te faltó uno al parecer.— Señaló Astrid cortando la distancia.

— Si no me matan ellos, me matarás tú del susto. Avísame.— Mencionó aún impactado ante aquello.

Astrid daba miedo con aquella expresión fría y sin vida. Era una faceta que él no conocía y sin duda le daba mucha curiosidad.

—— 💙 ——

Hiccup primero analizaba los caminos antes de tomar uno. No quería estar con estorbos, así que tenía una carta más bajo la manga. Sacó un detector de área, que no solo indicaban los atajos y los caminos bloqueados, si no también el nivel de calor del lugar donde podía indicar dónde estarían ciertos enemigos.

Caminó con tranquilidad, tratando de averiguar el centro que les había indicado el enemigo. Aunque sabía de sobra que lo único que necesitaba era a él con vida. Después de todo, todo había iniciado gracias a su proyecto.

Tenía que hacer un mejor plan. Y protegerlos a todos.

No permitiría a sus amigos dañados por su causa.

—— 💙 ——

Stormfly corría por los pasillos sin importar nada. No tenía tiempo para estar distraída con la tecnología analizando cada camino. No, ella era mucho más activa. Corría sin mañana, y a cualquier movimiento ajeno a su dirección, simplemente disparaba sin mirar. Era una perfeccionista al tiro al blanco.

Se había entrenado toda su vida a esto, por lo que sus tiros nunca fallaban.

— Menudos idiotas.— Resopló después de ver qué uno salía por un pasillo adyacente tratando de sorprenderla, pero el sorprendido había sido él al recibir la bala en su frente cayendo al instante al piso sin vida.

Si Astrid era fría, ella era mucho peor. No tenía piedad ni siquiera para mirar a los muertos detrás de ella.

No le gustaba perder el tiempo con nada.

No tardó más que algunos minutos para encontrar a Toothless y a Astrid en un centro. ¿Sería ese el verdadero punto de reunión? Entró al área, dispuesta a unirse cuando unos sonidos ajenos a las pisadas llamaron la atención de todos.

— Es una trampa.— Indicó Astrid uniéndose a ella.

— Vaya, pero si que son tontos.— Una voz sonó por todo el lugar. Se trataba de unos altavoces encontrados en una esquina superior.— Si quieren tener oportunidad de conocerme, debo de advertirles mis condiciones. Uno de ustedes tendrá que morir, porque solo dos podrán tener una oportunidad nueva para encontrar el verdadero centro.

— ¿¡Somos tus conejillos de ratas o qué?!— Preguntó Stormfly enfurecida por tal condición. 

— Suerte en la decisión.

De pronto de unas esquinas salían otros sujetos con armas mucho más grandes y peligrosas.

Stormfly no lo pensó mucho y disparó a los 4.

Nadie moriría sobre sus amigos y ella.

Sin embargo, hubo algo que los preocupó un poco. No eran reales aquellos sujetos. Eran espejismos y quizás el verdadero sería difícil de reconocerlo.

Una risa maquiavélica resonó por todo el lugar. Se estaban burlando de ellos.

Astrid decidió poner atención en cada centímetro del lugar, ignorando a los espectros. Logró visualizar un pequeño punto rojo salir de la oscuridad de unas cajas perdiéndose en la distancia. Iba hacia...

— ¡¡Toothless cuidado!!— Gritó con fuerzas empujando al pelinegro pero recibiendo la bala en su costado.

— ¡¡ASTRID!!— Exclamó Toothless preocupado tratando de cubrir la herida que tenía. Tenía que sacar la bala dentro de ella y agradecía que no estuviera tan profunda.— Esto te va a doler.— Mencionó sin perder más tiempo. Era prioritario sacar ese objeto de ella.

Stormfly había puesto atención a cada uno de los sucesos. Cerró sus ojos y despejó su mente para concentrarse en cualquier tipo de sonido ajeno a la de ellos.

Lo encontró.

Disparó y lo pronto que escucharon fue un cuerpo caer.

Estaban a salvo, o eso crían.

No tenían idea qué personas podían ser reales o cuáles eran solo unos espectros. La oscuridad les impedía la visualización clara.

Toothless pudo visualizar un rifle distinguirse a unos metros detrás de la espalda de Stormfly. Para ese entonces, Astrid estaba ya con su herida cubierta y habían detenido la hemorragia.

"No. No puedo perderla." Musitó el pelinegro mientras la abrazaba con fuerza tras su espalda para protegerla del balazo.

Recibió el impacto.

Cayó sobre ella.

— ¡¡TOOTHLESS!!

Ella lo tomó entre sus brazos mientras lo dejaba caer en ella con lentitud.

Él quedó sorprendido por ver a Stormfly llorar por primera vez después de tantos años.

Toothless estaba perdiendo el sentido, pero aún podía escuchar con un poco de claridad sus gritos, seguramente lo estaba llamando. Él no podía hacer nada.

Podía sentir sus fuerzas desvanecerse a cada segundo.

Levantó su mano con un poco de esfuerzo hacia su mejilla.

Acariciándola con delicadeza.

— Stormfly... Estás llorando.

— ¡Por supuesto que sí!— Aclaró empapando su rostro de sus lágrimas.

Ella era fuerte, no lloró ni por la muerte de sus padres, ni cuando la vida le golpeaba con brusquedad. Y todo eso se debía porque tenía a Tooth a su lado, el único motivo para ser más poderosa.

Pero ahora lo estaba perdiendo.

El único motivo de todo su existir.

No lo soportó más y lloró. Lloró por todo lo que había aguantado por todos esos años.

Astrid estaba atónita. Entendía esa situación.

No podía permitir eso.

— ¡¡BASTA!!— Gritó con fuerza esperanzada a ser escuchada.— ¡Por favor, hagamos un trato!

—Te escucho.

El altavoz se había vuelto a activar.

— Yo a cambio de la vida de mis amigos. Salvarás a Toothless y dejarás a los dos con vida. Yo me entregaré.

— Mmm...— Pasaron unos minutos de silencio.— Trato hecho.

Si algo había aprendido bien, era a no llorar delante de las personas que le importaban. Se sentía impotente, pero tenía que hacerlo por ellos.

Conocía a Hiccup, él llegaría por ella luego.

"Te veo pronto Babe". Pensó en su interior cuando dos hombres armados habían entrado por ella al área para empujarla, mientras que otros dos llegaban al lado de Toothless para auxiliarlo. Al menos eso la dejaría más tranquila por el momento.

Sus amigos estarían siendo auxiliados.

— ¡Astrid, no!— Trató de detener Stormfly, pero fue sujetada con fuerza.

— Yo estaré bien Storm.— Habló para tranquilizarla con una sonrisa.— Asegúrate de que Toothless esté bien.

Y sin más, desapareció en la oscuridad del pasillo.

Se había ido solo por ellos dos.

Stormfly sintió una mano atrapar la suya con ternura, sorprendiéndola en ese acto tan simple.

— Astrid estará bien. Confía en ella.

De pronto unos pasos se escucharon y se adentraron al nuevo área central. Era Hiccup.

— ¡Toothless, Stormfly!— Llamó una vez que los distinguió.— ¿¡Pero qué sucedió?!, ¿Y Astrid?...— Preguntó con esperanza de que ella aún no hubiera llegado. Pero el rostro de sus amigos hizo que eliminara ese pensamiento.— ¡¿Dónde está Astrid?!, ¿Qué con estos sujetos?

— Astrid hizo un trato con el enemigo para que nos dejaran con vida a Toothless y a mi a cambio de ella.— Explicó la peliazul con tristeza.— Se la han llevado hace pocos minutos.

— ¡No, no puede ser!— Atrapó del cuello a uno de los atacantes que terminaba la labor con Toothless para pegarlo contra la pared.— ¿¡Dónde tienen a Astrid?!, ¡Dímelo o si no...

— Te estaba esperando joven Haddock.—  Volvió a sonar el altavoz.— Si quieres verla es mejor que vengas a mí, sin armas y sin tu compañía. Mis ayudantes te guiarán.

No tenía otro remedio más que hacer caso. Astrid dependía de él y lo menos que podía hacer era ayudarla a sobrevivir.

Sintió los empujes tras su espalda, y se dejó llevar dejando a Toothless y Stormfly con cuidado.

No tardaron mucho para llegar a una habitación vacía, donde sólo se podía apreciar la oscuridad. A partir de aquí, ya quedaban pocas decisiones a tomar.

— Me alegra que sabes respetar mis juegos.— Se le hacía conocida esa voz, si no fuera distorsionada por equipo electrónico.

— ¡Muéstrate!

— No tienes porqué pedírmelo. Lo haré con gusto ahora.— Ofreció saliendo de una esquina donde tenía a Astrid tomada del cuello contra su cuerpo. La rubia aún tenía una mancha de sangre, demostración de que su herida estaba sangrando aún. 

— Drago Manodura.— Expresó con odio.— ¿¡Cuál es tu plan y qué es lo que quieres?!

— Calma, aún nos queda el resto de la noche.— Mencionó con tranquilidad.— Primero antes que nada, ¿Qué tanto estás dispuesto a hacer por esta mujer?— Olfateó con perversión su cuello, mientras que la chica se asqueaba por aquel acto.

— Todo.— Respondió con simpleza.

— ¿Incluso... Darme la empresa que tu padre y tus ancestros han mantenido por varias generaciones?— Cuestionó con una sonrisa maliciosa. Quería todo de Hiccup.

— Hiccup... No.— Exclamó Astrid con lágrimas en los ojos. Si no fuera por ella, él no estaría entre esta disyuntiva.— No hagas esto.

Sin embargo, él la ignoró.

— Está bien. Te lo entregaré. Te entregaré lo que pidas, pero ANTES dame a Astrid.— Ordenó con seriedad observando la burla de su boca.

Drago no lo pensó dos veces y la arrojó contra el suelo a pocos metros del castaño.

— ¡Astrid!— Hiccup fue en su auxilio atrapándola antes de que impactara contra el piso.— Aquí estoy, ¿Estás bien?

— ¿Pero qué locura...estás... haciendo... Hiccup?— Tosió con dificultad, un poco decepcionada. La empresa era la vida de él prácticamente. No podía permitir esto.

— Tranquila, nada me importa más que tu vida.— Le aseguró tratando de calmarla mientras depositaba un pequeño beso en su frente.

— Bien, ya tienes a la mujer. Aunque pensándolo bien, no quiero tu empresa.— Pensó un poco más la propuesta.— Quiero tu proyecto.— Aseguró.— Será lo suficiente. Seré el hombre más poderoso y millonario de este planeta. Te contaré mi plan: he creado el virus más peligroso de todo Internet, y de equipos relacionados a éste. Tienes un software que es capaz de eliminarlo, así que cuando por "accidente" entre el virus en cada máquina de los operativos de todo el mundo, sacaré a la venta tu invento. El malware los comprarán los del mercado negro, y el antivirus, los que se desesperen por evadirlo. Ganaré en ambas partes, ¿No es genial? Así que si quieren salvarse, debes de entregarme tu proyecto. Y los dejaré en paz.

— Hiccup, ¡No!— Debatió Astrid contra él al ver que estaba dispuesto en entregar la memoria con la que han estado trabajando todos estos tres meses.— ¡Es tu proyecto!

— Hay cosas más importantes Astrid.— Sonrió con debilidad mientras se levantaba para dárselo a uno de sus ayudantes.— Tómalo, y déjanos libres.

— Oh mi querido Haddock.— Pronunció sonriente al tener el proyecto que tanto quería.— ¿Sabes que después de hacer esto no puedo dejarte con vida verdad?— De repente 6 hombres aparecieron rodeándolos.— No te preocupes, me aseguraré de que tu proyecto se venda en cada rincón. Me despido.

— ¡¡Cobarde!!, ¡¡Impostor!!— Acusó Astrid poniéndose de pie para golpearlo pero fue detenida con brutalidad con una vara de metal en su costado.

— ¡Estúpida, mal agradecida!— La tomó de su cuello con fuerza.— Me das repugnancia. Si no, te hubiera violado a mi antojo y hacerte gritar como una perra.— La arrojó lejos de él con una mueca de asco.

— ¡Astrid!— Hiccup logró atraparla nuevamente mientras eran rodeados aún.

Manodura desapareció.

— Escúchame. Tengo una bomba de gas. Puedes escapar mientras la hago sonar. A 15 pasos se encuentra la salida abierta, cruza por ahí y cierrala.— Indicó.

— No voy a dejarte solo Hiccup.— Anunció poniéndose de pie.— Aún tenemos fuerzas y no pienso rendirme. Iremos por tu proyecto. Hay que intentarlo una vez más.

Los dos se pusieron de pie y observaron a los 6. Se juntaron contra sus espaldas para ver las opciones que tenían.

— Usarás tu polvo y vamos a luchar juntos. Sé que tenemos oportunidad. Ya acepté tu manera, ahora tu aceptarás la mía. ¿Hecho?— Preguntó Astrid con seriedad. Su herida le quemaba, pero era una guerrera. No iba a detenerse por una simple bala ni mucho menos por aquel golpe.

— Hecho.— Aceptó finalmente para ponerse analítico.

Por primera vez en su vida, jamás se había sentido tan orgulloso de ella.

Quería decirle que todo está bien y bajo control, pero sabía que no había momento para explicaciones. Ambos tenían que buscar primero la manera de salir de allí.

Cada vez estaba más de acuerdo en formalizar una relación oficial.

Pero primero, tenían que salir de allí.

Hiccup y Astrid estaban observando con atención las oportunidades que tenían. Eran 6 personas contra ellos dos, podían iniciar mitad y mitad o simplemente acabarlos juntos.

Aunque por una parte corrían con la desventaja de que la rubia estaba en estado crítico debido a su perdida de sangre.

— Vamos....

— No sin nosotros.— Seis disparos se escucharon alrededor de la oscuridad y los hombres ya se encontraban en el suelo. Muertos.

— Más rápido cuando tienes un arma.— Presumió Stormfly dando un soplido a su arma que sacaba un pequeño humo por la fricción de una bala tras otra en menos de un segundo de tiempo.

— ¡Toothless, Stormfly!— Gritó Astrid emocionada yendo a abrazarlos.— ¡Me alegra que estés bien Tony!

— Te lo debo a ti Astrid.— Agradeció el pelinegro.— Ahora, ¿Qué haremos? Drago tiene tu proyecto Hiccup.

— No lo tiene.— Respondió el castaño con una sonrisa divertida, sacando de su mochila, su laptop con el software.— Me gustó tu plan Toothless, así que decidí crear un nuevo prototipo. En realidad, Drago se llevó una bomba lista para atacar una vez que decida comprobar el sistema.— Mencionó relajado.

— ¿¡Qué?!— Exclamó Astrid indignada.— ¿¡Y por qué no me habías dicho?!, ¡Estaba a punto de golpear a ese imbécil con tal de salvar tu proyecto!

— Te dejaré molerlo a golpes M'Lady.— Habló con severidad.— Te trató como una perra y eso no puedo permitirlo. Iremos por él.

— Emm... ¿Hola?— Suspiró Stormfly.— ¿Cómo le haremos si el seguramente ya debe estar lejos de aquí?

— Tengo un plan.— Apretó un botón de su control, y de pronto el vidrio que tenían como techo se había quebrado dejando ver un helicóptero listo para los 4. Les lanzaron una cuerda para poder subir.— Vamos.

Sin mucho tiempo, lograron rodear el helicóptero de Manodura.

Hiccup estaba seguro de que él disfrutaría su tiempo y primero se la pasaría festejando antes de dar su próximo movimiento.

Gracias a las autoridades francesas, varios militares los habían alcanzado y habían bloqueado el paso de Drago antes de que lograra cruzar el país.

— ¡No podrán conmigo!— Habló el enemigo con un micrófono para ser escuchado.— Tengo varios aliados que van a provocar una bomba.

— No te preocupes por eso Drago. La bomba la tienes tú en la memoria que te di.— Explicó Hiccup con seriedad.— No será necesario que la utilices, le coloqué un control para explotar cuando yo lo quiera. Creeme, si intentas librarte de ella primero explotarás. No tienes más opción que resignarte. El verdadero proyecto lo tengo yo.— Presumió mostrando su laptop.

— ¿Y qué?, ¿Me van a encarcelar así de sencillo, sin pruebas?

— No. Tengo las grabaciones dónde confiesas el crimen organizado, y todos los complots que has hecho en propiedad privada del país.— Acusó el señor Oswald mostrando presencia.— También, el posible delito de una violación y por entrar de manera ilegal a un país sin supervisión. Aparte de que estás amenazando a la nación con la bomba. Ríndete, perdiste.

Desde ese momento, Hiccup había ganado la batalla.

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—— 💙 ——

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— ¿Te gustaría cenar conmigo?— Preguntó Astrid mientras abría la puerta de su departamento.

Había pasado un mes desde aquel encuentro con Manodura. El hombre fue enviado a la cárcel de Francia, siendo prometidos de que no saldría jamás de ese lugar.

En cuanto al señor Oswald, Stormfly y Toothless, fueron reconocidos juntos con ellos como los héroes mundiales gracias al evento de no caer en malas manos en la obra cibernética, siendo reconocidos como los mejores ingenieros ya que Hiccup los involucró como colaboradores de su proyecto.

En tanto Toothless y Stormfly, vieron que aún tenían muchas cosas que hacer antes de tomar el puesto de jefes. Por lo que cuando el Consejo de sus padres les permitieron utilizar sus empresas de nuevo; pero ellos decidieron rechazarlo y entregarlo a personas que estuvieran completamente capacitadas. Después de todo, esas empresas eran por las historias de sus padres, ellos querían crear una propia gracias a su trabajo como equipo.

Para eso, Hiccup les ofreció venir hacia su país para que puedan ir trabajando desde cero.

Cosa que aceptaron los dos entusiasmados. Querían darse la oportunidad como ayudantes antes de llegar a ser directamente jefes de una empresa. Trabajaban primero como secretarios de otros líderes que acompañaban a Stoick en su lugar.

Hiccup y Astrid habían fortalecido más su relación. Aunque habían prometido no dejar los secretos que podían modificar el presente para después. Ambos querían ser los confidentes uno del otro.

Astrid le había contado que su sueño después de sus aventuras, era poder ser una gran líder para la empresa que su abuela tenía en mente heredarle. Pues después de todo, se había dado cuenta que vivía en un nido de oro y ahora quería aprender a vivir sin la herencia de alguien más. Quería independizarse.

Por otra parte, Hiccup le había contado que quería descansar un poco de los proyectos y relajarse siendo lo que solía hacer antes de que ella llegara a su vida, un vicepresidente a la espera de los demás para poder ayudar sobre los artefactos que su padre comandaba.

Aún tenían muchos sueños por cumplir y sabían que después de esa experiencia aún quedaba muchos caminos por recorrer.

— Sí, me parece bien.— Aceptó cerrando la puerta detrás de ellos. Astrid colocó su bolso en el sillón principal, pero había algo extraño en su casa. La luz de su cocina estaba encendida.

— Vaya, parece que se te olvidó apagarla.— Habló Hiccup como si fuera lo más normal.

— Nunca soy despistada.— Sin esperar más, entró lista para atacar a cualquier intruso, pero se sorprendió al ver a su abuela.

— Baja esa guardia.— Regañó su mayor indignada.— ¿Así recibes a cada quien que viene a visitarte?— Reclamó apagando la estufa para acercarse hacia la pareja.— Hola Hiccup.— Saludó con cariño.— Preparé una sopa de fideos con albóndigas. Cenemos juntos.

Se encaminó a la mesa seguida por ellos, donde podían visualizar que la cena estaba más que preparada para disfrutar.

— Abuela... ¿A qué se debe tu visita?— Preguntó la rubia con interés. La verdad, no la esperaba en su departamento.

Dió un pequeño bocado a la deliciosa comida de ella. Extrañaba su sazón. Era excelente cocinera a diferencia de ella.

— Oh, Astrid. Vine a decirte que he visto todo tu desempeño en estos 9 meses y debo de admitir que me has sorprendido.— Comenzó con lentitud.— Pensé que tardarías más tiempo, pero me equivoqué. Siempre has sido más adaptable que nadie. Y creo que estás lista.

— ¿Lista para qué?— Preguntó sin entender su punto.

— Es hora de que te hagas cargo de la empresa Hofferson.— Aclaró.

Astrid escupió su comida en su plato aún sin creerse la impresión. Ella, ¿Jefa ya? Eso significaría renunciar a trabajar con Hiccup para poder hacerse cargo de su propia empresa. ¿O había escuchado mal?

Casi como si su abuela pudiera leer su mente, aclaró:

— Eres de nuevo la heredera. Ya estas lista para regresar a tu lugar.

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