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32. Secretos

Capítulo 32.
Secretos

"El primer paso en la evolución de la ética es un sentido de solidaridad con otros seres humanos".— Albert Schweitzer.

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La situación en la que se encontraba no lo dejaba dormir.

Tenía aún muchas cosas que averiguar antes de que el día de mañana llegara. Había buscado otro tipo de comunicación con el señor Oswald para saber más detalles sobre los que intentaron matarle esa noche.

Eso y más, eran motivos para preocuparse por la chica que dormía plácidamente a su lado. Su brazo rodeaba su cintura, y la cálida respiración salir de sus labios era lo único que se escuchaba en la habitación y en el silencio de la noche.

Ella por su parte, podía sentir una pequeña luz interrumpiendo el mundo de sus sueños, y el cuerpo inquieto de su compañero de cama.

Se sentó despacio contra la pared mientras frotaba sus ojos para eliminar cualquier lagaña que estuviera en ellos.

— ¿Te desperté?— Preguntó arrepentido. Sabía que irse de la cama era su mejor opción, pero no quería tener la oportunidad de despertarla.

— Tranquilo, no pasa nada.— Bostezó aún agotada.— ¿Qué te tiene sin dormir?

— Oh... La verdad, yo...

— ¿Sigues pensando en aquellos sujetos verdad?— Cuestionó mientras daba un rápido vistazo a la pantalla de su computadora.

— No. Bueno sí.— Suspiró frustrado.— Esta vez las cosas se están saliendo de control. Estoy acostumbrado a esto, pero nunca me imaginé estar en una situación con una compañera. Astrid, no quiero arriesgarte.

— Hiccup, ya hemos hablado de esto.— Repitió con más determinación.

— Pero Astrid, ¿Estás segura que esto es lo que quieres?, ¿Vivir tus días como si fuera el último porque quizás al siguiente minuto una bala puede matarte?— Interrogó preocupado.— Esto no es una vida. Vivir con miedo. Bueno este es mi caso.

— Hiccup, no sé si te has dado cuenta, pero todos tenemos el mismo destino: Morir.— Excusó.— No me importa vivir así el resto de mi vida, porque lo único que me importa es que estés a mi lado. Y quiero estar a tu lado también. Además, jamás había vivido con tanta adrenalina. Me gusta.— Confesó con una sonrisa divertida.— Lucharé a tu lado.— Besó su nariz con ternura.— Y no es sacrificio, quiero hacerlo. Por favor, no me mandes a casa. Quiero estar contigo. Por favor.

Hiccup quería hacerlo: mandarla a casa.

Ahora entendía las novelas e historias dónde el típico hombre alejaba a la mujer del peligro. Pero en este caso, Astrid no era una mujer débil y él no era el típico hombre. Porque por más que quisiera protegerla, sabía que ella correría el riesgo con o sin él.

Tampoco quería alejarla, Astrid había demostrado ser una guerrera lo suficientemente capaz de protegerse así misma sin depender de nadie más. ¿Y él? Apostaría sus entrenamientos y todo para mantenerla a salvo. Eran un equipo. Sabía que no podría sin ella. La necesitaba a su lado para tener su mente neutral.

No podía alejarse de ella después de haber avanzado hasta aquí.

Y Astrid no quería huir. Por fin sentía que lo que tanto buscaba estaba en frente de él y no estaba dispuesto a perderla.

— ¿Dónde has estado?— Atrapó sus labios entre los suyos formando un beso lleno de cariño que demostraba la firmeza de sus sentimientos.— Bien, quiero que sea lo que sea que pase, debes estar a mi lado en cualquier momento de batalla. Te protegeré y trataré de que nadie te toque.

— Espera lo mismo de mi Hiccup.— Continuó  besándolo.— ¿Cuál es el siguiente movimiento?

— ¡Irnos de aquí!— Habló Toothless apresurado abriendo de golpe la puerta de la habitación.— Nos han descubierto y tenemos que irnos.

De pronto unos balazos se escucharon fuera de la habitación.

Stormfly entró apresurada y colocó varios muebles gruesos uno encima de otro para bloquear el paso.

— ¡¿Por qué estás tan descubierta Astrid?!— Reclamó Storm al verla en un mini short y una blusa escotada con mangas.

— ¿Porque es mi pijama?— Se excusó sonrojada al recibir la mirada embobada del pelinegro.

— ¡Ey, es mi novia!—  Golpeó Hiccup la cabeza de Tooth logrando que desviara su mirada.— Pero bueno, ¿¡Qué está pasando?!

— Se los explicaremos luego, pero tenemos que huir. Hay que saltar.— Dijo Stormfly mientras abría la ventana con prisa.

— ¡Estamos en el cuarto piso!, ¡Moriremos!— Habló Astrid mientras se colocaba una bata de seda demasiado ligera de color azul turquesa y unos zapatos de tacón sencillo.

— Para eso estamos preparados. Abajo nos espera un inflable.— Indicó haciendo que Astrid asomara la cabeza y así aprovechar en aventarla hacia el exterior.

— ¡¡Toothless!!— Reclamó Hiccup atónito al verlo arrojarla de esa manera.

— ¡Ya salta Hiccup!— Stormfly lo había lanzado de la misma manera para después aventar a Tooth también, y de paso, dejarse caer de la misma manera.

Lograron sobrevivir, y a suerte de ellos, el inflable había amortiguado sus caídas.

— ¡Entren a la camioneta!

Entraron con rapidez sin perder un segundo más saliendo del estacionamiento del hotel, mientras que eran seguidos por otros dos carros.

Para su sorpresa, el conductor no era nada más ni nada menos que el señor Oswald.

— Es un gusto verlos de nuevo, señorita Hofferson,  joven Haddock.— Saludó con naturalidad, como si andar conduciendo con aceleración siendo perseguidos por dos autos que lanzaban balas hacia la camioneta fuera lo más normal.

— Yo me encargo.— Habló Toothless sacando su cabeza por un lado de la ventana y comenzando a disparar hacia el frente del carro. Había atinado lo suficiente para que explotara la parte delantera haciendo una pequeña bomba de fuego.— Stormfly, encárgate del otro.

— ¿¡Alguien puede decirme que está pasando?!— Preguntó Astrid con cierta desesperación. Esto no era nada a lo que había vivido.

— Bien, nos hemos dado cuenta que tienen un enemigo detrás de ustedes.— Habló el señor Oswald.

— Sí, eso ya nos dimos cuenta desde nuestra cita.— Exclamó Astrid con amargura.

— ¿Tenían una cita?

— Oh, ¡sí cierto!, ¿Cómo les fue?— Preguntó Toothless con curiosidad. Quería saber cuántas veces había metido la pata Hiccup.

— ¿¡En serio van a ponerse a hablar mientras estamos siendo perseguidos?!— Exclamó Stormfly fastidiada, lanzó una pequeña bomba logrando quebrar el vidrio frontal del auto y hacer que éste estallara en llamas. Objetivo cumplido.— De acuerdo, ya podemos estar un poco tranquilos.— Aceptó Stormfly recostándose en su asiento. Aún faltaban más camionetas, pero por mientras estaban a salvo.

— Bien, he de admitir que su enemigo sigue siendo un caso.— Habló el señor Oswald con seriedad.— Pero gracias a las bromas de llamadas que se aplicaron ayer, logré infiltrar ciertas conversaciones y audios de voz acerca del plan que tenían. Señor Haddock, usted y su novia están en peligro. No sé quién sea la cabeza de todo esto, pero parece que Toothless y Stormfly tienen ciertas respuestas. Es hora de ser sinceros.

Observó a la pareja que en ese momento se pusieron tensos. No era fácil pero era mejor aclarar el asunto de una vez.

— Bien.— Aceptó el pelinegro con decisión.— Hiccup, Astrid no somos quienes les dimos a creer.

— Somos dos agentes secretos en busca del futuro traidor mundial.— Mencionó Stormfly de manera directa.

— Espera que... Hablas como un agente... ¿FBI?

— Sí, algo así. Bueno, nos asignaron este trabajo porque nuestras empresas están a juego. Estamos siendo manejados por un consejo que dejaron nuestros padres.— Habló Stormfly con algo de vergüenza.— Para que nos tomen en cuenta de verdad y nos den nuestra autoridad como jefes obsoletos, tenemos que cumplir una misión muy importante. Y es capturar al que tiene una desgracia para el mundo.

— ¿Y eso que tiene que ver con nosotros?— Preguntó Hiccup tratando de no enojarse. No podía creer todo esto.

— Seguimos pistas equivocadas que nos hicieron pensar que tú eres el que estamos buscando.— Argumentó apenado el pelinegro.— Así que Stormfly y yo decidimos crear planes para intentar separarlos.

— ¿Y qué ganaban con nuestra separación?— Cuestionó Astrid sin entender.

— Que ustedes dos pelearan y dejaran inconcluso el proyecto, para nosotros poder aprovechar y quitárselos.— Excusó con timidez. No sonaba tan feo a cuando lo hacían.— Pero gracias al señor Oswald, que lo consideramos como un tío, nos explicó su proyecto y hasta ahora nos damos cuenta que no eres tú. El enemigo es alguien más.

— Entonces... ¿Estuvieron fingiendo todos los días con nosotros?— Preguntó Hiccup un poco decepcionado. Consideraba a Toothless como un gran amigo.

— Hiccup, intenté odiarte para hacer mas fácil mi misión.— Sincerizó Toothless.— Pero de una u otra manera me caes bien y realmente te considero como un amigo especial para mí. Eres el primer amigo que tengo sin incluir a Stormfly.— Confesó.— Y ahora estoy aquí tratando de salvarte. Así que espero que me perdones.

— Astrid, me caías mal.— Habló Stormfly.— E Hiccup, no te quería.— Sincerizó.— No me gusta confiar en nadie más que en Toothless, ya que crecí con él y pensé que con eso bastaba. Pero ustedes me hicieron ver que existen más personas buenas fuera de nosotros. Me agradas ahora Astrid, jamás le he contado a nadie más los secretos que te cuento de Toothless.

— ¡Oh Stormfly!— Suspiró la rubia convencida. Tenía sospechas de ella desde un principio, pero ya no importaba. Estaban aclarando las cosas.

— ¿¡Qué secretos le has contado de mí Storm?!— Chilló Toothless ofendido.

— Bien, ya que estamos soltando todo. Hiccup, Camicazi intentó matarme en la casa laberinto del parque de atracciones.— Confesó  Astrid.

— ¡¿Pero porqué no me lo has dicho antes Astrid?!— Reclamó el castaño preocupado.

— Tranquilo, yo la rescaté.— Habló Toothless de más.

— ¿Qué?,  ¡¿Tu habías visto la escena?!— Preguntó Astrid con enojo.— ¿¡Y no se te ocurrió ayudarme a atraparla?!

— ¡Toothless usé tu cepillo de dientes para intentar sacar un arete que se había caigo en el baño!— Aclaró Stormfly en un grito.

— ¿¡Qué tu qué?!....

— ¡¡¡Basta!!!— Exclamó el señor Oswald al ver que estaban exaltándose ante las confesiones.— ¡Deberían ver alrededor!— Ordenó con seriedad.— ¡Tenemos 13 carros detrás de nosotros y el puente está a 3 minutos!

— Oh no...

— ¿Qué sucede?— Preguntó Astrid con terror.

— Sólo tenemos una oportunidad para escapar.— Mostró la granada.

La única oportunidad.

Era vivir o morir en esos tres minutos.

— ¡Última carrera!— Gritó Stormfly quitando al señor Oswald para acelerar mucho más.— Manejaré. Toothless, apresúrate en colocar los cohetes en la base del carro. Astrid, lanza ese costal de harina con tus fuerzas contra el piso, e Hiccup, una vez que estén a una distancia prudente, dispara la bazuca. Eso los detendrá un poco. Señor Oswald, necesitamos que haga el llamado a la bomba. Necesitamos ese cohete.

— Pensé que para eso usaríamos la granada. El equipo no logrará llegar a tiempo. Recuerda que estamos en Inglaterra. Si mandamos a llamar un cohete a destruir su territorio, nos meteríamos en mayores problemas internacionales. Es mejor que piensen que son del otro bando. Nosotros desaparecemos del mapa.— Aseguró comenzando a realizar una llamada hacia un operativo.

— ¡Listo!— Habló Astrid arrojando el costal de harina. Hiccup tenía suerte de haber participado en los entrenamientos militares para saber el manejo básico de cada una de las armas.

Concentró su vista hacia dicho costal y esperó con paciencia para poder disparar.

— ¡Oh, hombre, lanza ya!— Empujó Toothless con desespero logrando sacar un disparo.

Lograron su objetivo. La harina hizo una barrera de polvo que les prohibió ver más adelante. Podían escuchar varios carros derraparse por la impresión.

— Los tenemos a los costados.— Indicó el señor Oswald al verlos aventurarse dentro de otras calles para no perderles camino. Atajos.— ¿Cómo le haremos ahora? Ya estamos a nada de cruzar el puente.

— Bien, Toothless enciende los cohetes y toma el volante.— Indicó Stormfly con seguridad.

El pelinegro hizo lo indicado y ahora se movían casi a la velocidad del viento. Eso fue más que suficiente para no chocar contra los enemigos que salían de los laterales en un intento de rodearles.

Aún así, fue todo de manera instantánea que lograron comenzar a seguirles el camino.

— Listo, es hora de la granada.— Aseguró con determinación.— Le daré un tiempo de 3 segundos.

— Stormfly, ¿Estás segura de que lo lograremos?, ¿Qué tal si la granada nos alcanza?— Preguntó Astrid sintiendo los nervios en ella.

— Tengo una excelente eficiencia en lanzamiento.— Informó.— Tampoco estoy segura Astrid, pero no pienso detenerme.— Lanzó el objeto a varios metros aprovechando que habían marcado distancia más que suficiente para que lograran caer en la granada.— ¡Toothless, acelera ahora!— Gritó.

Lo próximo que sintieron, fue el tiempo más lento que hayan vivido en sus días.

Ninguno se despejó de la vista de atrás y observaron como una bomba de fuego explotaba en la mitad del puente, logrando destruir el paso hacia ellos. Escucharon varios gritos de dolor y algunos frenos antes de que el fuego les alcanzara.

Ellos por otra parte, habían sobrevivido.

— No te detengas. Es hora de ir a la base.— Ordenó Stormfly ya más relajada cerrando las puertas de la camioneta para descansar.

—— 💙 ——

Volaban en helicóptero hacia un nuevo país. No era nada seguro quedarse un poco más en Inglaterra. Tenían que ir a Francia. Era el país más cercano por ahora.

Una vez instalados allí, era hora de empezar un nuevo plan. Sabían que el enemigo no estaba muy lejos de ellos. Así que lo primordial era formar el siguiente movimiento, que en este caso, sería regresar otra vez a Australia, por un poco de resguardo. Pues después de todo, ahí habían dejado Toothless y Stormfly el proyecto de Hiccup con otro agente.

— Espera... ¿Estás diciendo que mi proyecto lo tienen ustedes?, ¿Y qué hay con el que dejé en el hotel?— Preguntó Hiccup consternado.

— Hicimos una réplica exacta. Pero jugamos con los algoritmos interiores, para que en lugar de que funcione, explote una vez que ellos lo utilicen. No quedarán rastros de nada.— Explicó Toothless con una sonrisa nerviosa mientras obtenía una mirada asesina por parte del castaño.— Velo por el lado positivo. Tú proyecto está a salvo en Australia. Y los enemigos van a disminuir.

— ¿Y cómo se infiltraron en el proyecto?

— Somos agentes capacitados. Además Stormfly sabe de esas cosas y yo sé más de seguridad. Por lo que entrar a tu clave no fue difícil.— Explicó el pelinegro.

Por otra parte, Astrid temblaba de frío. No faltaba mucho para el amanecer en Francia y estaban como a unos 12 grados centígrados.

— Ponte esto.— Ofreció Hiccup tratando de calmarse mientras le pasaba su chamarra.

— ¿Y qué hay de ti?— Preguntó sonrojada.

— Soporto más el frío que tú.— Informó con una sonrisa mientras la atrapaba entre sus brazos.

¿Quién diría que de estar acostados platicando en una cama sobre su relación, pasarían a estar siendo pistoleros por varias horas hasta casi el amanecer? Se imaginaba cualquier tipo de complot, pero esto era sacado de una película de acción. Dónde la muerte se asomaba divertida cruzando la esquina.

— Bien, Hiccup, Astrid. Necesitan descansar.— Habló Stormfly con decisión.— Bueno, todos necesitamos descansar.

— ¿Pero qué hay del plan?— Preguntó la rubia.

— Lo continuaremos a primera hora antes del anochecer. El enemigo tardará unas horas extras en prepararse nuevamente para venir a Francia.— Indicó sin duda.— Tenemos tiempo suficiente. Y además, necesitamos estar con energía si queremos crecer las oportunidades de vivir. Y no se preocupen, nos comprometemos Toothless y yo a dejarlos con vida al final.

— ¡NO!— Negaron Hiccup y Astrid.

— Nadie tendrá porqué sacrificarse. Hay que trabajar en equipo. Iniciamos con el pie izquierdo pero vamos a terminar todos vivos. ¿¡Quedó claro?!— Preguntó la rubia con autoridad.

Era la primera vez que Toothless y Stormfly recibían un reclamo de esa manera. Se sentían reprendidos como si fueran unos niños.

— De acuerdo, nadie morirá.— Aceptó la peliazul lanzando su mano hacia ella, para ser seguida después por los otros dos varones.— Saldremos todos.

—— 💙 ——

Ahora se encontraban en un cuarto que les habían brindado. Hiccup y Astrid estaban cambiando sus ropas de espalda cuando el castaño mira por el espejo para ver una enorme mancha de sangre.

— Astrid... Estás sangrando.— Interpuso de inmediato tomando su brazo para observar la cortada. De pronto su mirada se apagó.— ¿Fue ella verdad?

— Sí, fue Camicazi.

—— 💙 ——

Astrid sentía el pequeño ardor de la aplicación de alcohol que Hiccup plantaba en su herida abierta.

Esta no era la manera que esperaba contarle sobre Camicazi, más aún no estaba segura si en serio quería decirle tarde o temprano. Pero dadas las circunstancias de casi morir, todo explotó en un mar de emociones. Una de ellas, confesar.

— Hiccup yo...—

— Es la segunda.— Pronunció él.

— ¿Qué?

— Es la segunda vez que no me dices de Camicazi.— Acusó.— Y las veces que me las has dicho, siento que lo haces por el momento de presión a que realmente quieras contarme.— Levantó su mirada para buscar una nueva venda en la caja de primeros auxilios. Comenzó con un suave vendaje.

Ella sintió un pequeño dolor en su corazón. Hiccup tenía razón. Ella no estaba siendo sincera del todo y las veces que había confesado ya fue por la situación del momento. Sin embargo, ella era así. No quería preocuparlo con cosas que no tienen importancia para ella. Camicazi era una simple ex novia del hombre que ella quería.

Pero con ese último encuentro ya fue todo cruzado de línea. Ella estaba dispuesta a matarla con tal de recuperar a Hiccup.

Suspiró.

— Astrid no quiero que me cuentes por el calor del momento, y sí, debo decirte que estoy un poco decepcionado de que no me tengas confianza, pero no pienso presionarte hasta que te sientas realmente lista. Después de todo, son tus asuntos.— Comprendió.

Ella apretó sus puños de coraje.

— ¡Maldita sea Hiccup!— Lo golpeó con su brazo sano.

— ¡Auch, ¿Ahora qué?!— Replicó adolorido por ese puñetazo.

— ¡Deja de ser tan perfecto!— Reclamó con las mejillas sonrojadas.— ¡Tienes toda la razón respecto a todo!— Sus lágrimas resbalaron por sus mejillas como si hubiera cometido el peor acto.

Hiccup entendía completamente sus motivos y no era exigente respecto a las cosas que ella se animaba a guardar. Él la comprendía en lugar de enojarse.

Lo besó. 

— Por cierto, hay algo que te debo de confesar.— Habló Hiccup separándose del beso mientras  acariciaba su cintura y la dejaba en la cama quitando las cosas curativas.— Erick me amenazó con nuestra relación y prometió buscar una oportunidad para eso.

— ¿¡Qué?!— Ahora entendía al castaño.— ¿Cuándo fue eso?

— Desde la primera vez que nos conocimos, terminando de comer.— Le comentó con timidez.

— ¿¡Y por qué diablos no me dijiste?!— Reclamó con cierto enfado.

— No lo creí necesario.— Respondió.— ¿Había importancia?

— ¡Por supuesto que sí!— Exclamó.— Tendría un motivo para mandarlo a volar por decirte eso a ti.— Lo jaló del cuello de su camisa para arrastrarlo a la cama junto con ella en un beso apasionado.— No sabes cuántas veces he querido golpearlo y ponerlo en su lugar pero no encontraba motivos.— Se giró para quedar encima de él sin romper el beso.

— No.— Hiccup la giró otra vez haciendo que exhalara sorprendida.— Quiero estar encima de ti.

— No, la que gobierna soy yo.— Negó mientras que ambos comenzaban a girar sobre sí mismos sin romper el beso aún. Por un momento su mundo comenzaba a desaparecer y eran solo ellos dos.

Sin muertes.

Sin nadie más.

Sin peligro.

Era el momento perfecto para que Astrid le dijera que quería dar el siguiente paso. Se moría por ser su novia. Quería que Hiccup la presumiera.

Cada día que más pasaba, más se daba cuenta que estaba loca por él. Nunca había sentido nada igual por ningún otro hombre más. Todo lo estaba descubriendo por primera vez con él. Y eso la tenía en los límites.

— Hiccup.— Habló interrumpiendo el juego.— Tengo que decirte algo.

— Puedes decirme lo que sea M'Lady.— Colocó con suavidad un mechón rubio detrás de su oreja.

— Yo...

— ¡Hola!— Saludó Toothless mientras tenía en sus manos una cobija y una almohada.— ¿Interrumpo algo?

— No, claro que no. Sólo estábamos besándonos y ya estábamos terminando.— Habló Astrid con sarcasmo que no fue detectado por el pelinegro.

— Me alegra saberlo, me hubiera sentido mal al saber que he interrumpido algo importante.— Habló Toothless relajado.— ¿Puedo dormir con ustedes? Stormfly me volvió a mandar a una bañera a dormir, pero hace tanto frío y ya me duele mucho la espalda por no dormir cómodamente. Así que... ¿Puedo dormir con ustedes?

— Adelante.— Aceptó Hiccup colocándose más apegado a Astrid para que Toothless quedara en la otra orilla.

Ni de chiste lo dejaría dormir al lado de ella. Aún tenían pendiente de algo de que hablar, pero sabía que ya no era momento para eso.

—— 💙 ——

Volvieron a levantarse por algo de comer para el atardecer. Estaba a punto de anochecer y al parecer las cosas estaban tranquilas.

Ya tenían un plan listo. Estaban esperando señales del enemigo, quién decidió mejor invitarlos a ir a un edificio abandonado.

Por mientras, era una videollamada conectada a una televisión grande. El sujeto se escondía detrás de una máscara.

Él mismo había dicho que no era necesario estar haciendo escándalo en los países porque lo que menos querían eran agentes exteriores y problemas. Entonces, los dos tenían una cierta cantidad de personas para ir a tal misión.

— ¡No podemos dejar que vayan solo Hiccup y Astrid!— Habló Toothless disconforme por aquella petición una vez terminada la videollamada.— ¡Necesitamos...

— Claro que lo haremos.— Aclaró el señor Oswald.— Voy a estar monitoreando todo desde esta habitación. Tenemos el equipo necesario para poder comunicarnos y saber unos de otros. Nunca van a estar incomunicados. Tenemos que ser cuidadosos y estar al pendiente todos de todos. De cualquier manera, el presidente de Francia está enterado y nos mandó un equipo de ayuda. Si esta misión sale con éxito, este villano pagará tras las rejas en la cárcel de aquí. Así que, hay que ir planeando cada movimiento. Stormfly, confío en tus capacidades de Ingeniería. Toothless, muéstrale a la señorita Hofferson a usar algunas defensas prioritarias. Joven Haddock, usted viene conmigo para planear las preguntas exactas al enemigo. Necesitamos presionar en ese punto para tener prueba suficiente para mandarlo a la cárcel. Debemos cuidarnos, no sabemos aún con quién nos estamos enfrentando.

— Entendido.— Asintieron todos yendo a sus respectivos lugares para llevar a cabo los planes.

Esta noche sería muy larga.

Todos tenían que estar listos para antes de la media noche.

Tenían algo de confianza en que todo saldría bien y no tener que involucrar a más países sobre esto. Pero sin embargo, no era muy bueno el confiarse tanto. Siempre existía una nueva variante.

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