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18. Noche de Gala

Capítulo 18.
Noche de gala

" Siempre hay que encontrar el tiempo para agradecer a las personas que hacen una diferencia en nuestra vida".

.

Había pasado completamente un mes desde que Hiccup y Astrid convivían en el mismo departamento. Mientras más pasaba el tiempo ambos más se conocían y eso les agradaba. Astrid podía ver en Hiccup a un gran hombre. Era bastante bueno, hospitalario, humilde, aunque también tenía defectos como ser inseguro, y terco.

Mientras que por parte de él, Astrid seguía siendo un libro a descubrir. Era impulsiva, fuerte, valiosa, decidida, aunque su carácter mal humorada le quitaba puntos, ella sola se elevaba quitando ese defecto. Tenía una belleza perfecta.

Aunque por alguna razón, ambos no podían evitar sentirse que se conocían desde hace varios años atrás. Era imposible creer que podían sentir aquello y tener una confianza entre ellos al instante. Casi a tal punto de que al primer mes se habían dado cuenta que se atraían mutuamente.

Cada mes que pasaba los hacía ver, que quizás era el destino el que estaba decidido a unirlos de ahora en adelante.

Aunque ahora ambos podían sentir el trabajo sobre ellos. Últimamente las empresas estaban en movimiento acerca de un nuevo producto comercial que pudieran crear en competencia.

Y para eso, se había creado una noche de gala para hacer un concurso sobre la mejor innovación. El ganador tendrá un acceso a Australia para planear con mucha más seguridad la construcción de dicho proyecto.

Astrid terminaba de acomodarse el vestido azul que su abuela le había regalado para usar esa noche. La situación con Erick había sido una semana pesada, pero gracias a que convivía todas las noches con Hiccup, esa semana fue más un regalo que un fastidio para ella.

Escuchó la puerta ser tocada y abrió de inmediato sabiendo de quién se trataba. Aunque al abrirla para encontrarse con él la había dejado completamente sorprendida. Le agradó mucho ver la misma expresión de sorpresa en Hiccup.

El lucía un esmoquín apretado que lo hacía ver un hombre musculoso y recto. Bastante elegante. Tenía que morderse el labio para aguantar el suspiro juguetón que su boca quería soltar.

— ¿Pasa algo?— Cuestionó divertido al ver el rostro embobado por parte de ella.

— Es que te ves...

— ¿Sexy?, ¿Genial?

— No juegues. Tu actitud egocéntrica arruinó la oración.— Golpeó su hombro con fuerza.

— ¡Auch!— Se quejó.— Llevabas tiempo sin golpearme.

— Y lo haré más seguido.— Sonrió divertida.— ¿Qué te parece mi vestido?

Fue tomada de la mano para darse una vuelta sobre sí misma. En el proceso escuchaba el pequeño silbido de apreciación que salía de los labios del castaño.

— Te ves... Perfecta.— Aclaró.— Estoy agradecido de que serás mi cita esta noche. ¿Nos vamos, M'Lady?

— Por supuesto.

—— 💙 ——

Entraron en el enorme lugar en el que habían sido citados. Un maravilloso salón adornado con las más extravagantes estatuas de animales. El piso estaba cubierto por una enorme alfombra colorida con tonos cafeces y rosas. En el perímetro se podían apreciar varias mesas para los futuros invitados mientras que el centro estaba despejado para la reunión y uno que otro baile que se les otorgaría.

La comida se encontraba encima de una mesa larga de madera fina con los más exigentes platillos exóticos de otros lugares. Sin duda, era algo que debían apreciar de parte de los patrocinadores.

— Esto es hermoso.— Halagó la rubia que iba caminando colgada del brazo de su compañero.

— ¿Quieres ir a comer?— Le preguntó. Aún quedaban varias horas para dar el premio del ganador y sería una noche larga.

— Por supuesto.— Aceptó emocionada.

Ambos caminaron con naturalidad hacia el banquete, aunque Astrid podía sentir que pasaba algo extraño por la cabeza de él.

Una vez que terminaron de recoger lo que probarían, ella aprovechó para sacarlo al balcón donde podían estar a solas por un momento. El lugar estaba vacío.

— Vaya, parece que algo te tiene inquieto.— Musitó dando el primer bocado mientras se colocaba en la orilla para comer.

— No... Bueno, sí.— Sabía que no podía mentirle. Nadie podía darse cuenta que él estaba distraído más que ella. Sí que lo estaba conociendo de verdad.— Es sólo que estoy algo preocupado por lo que sucederá. Es decir, mi padre está confiando en que podré ganar aquel premio y la verdad, es algo... No sé...

— Hiccup, basta. Vas a ganar.— Indicó sin una gota de inseguridad.

— ¿Cómo estás tan segura?— Cuestionó con incredulidad. Parecía que ella le conocía más que él a sí mismo.

— Te he visto desvelarte cada noche tratando de acabar este proyecto, o al menos tratando de mejorarlo. Nadie pone más empeño que tú en lo que hace.— Halagó con sinceridad.— Además, estoy segura que nadie es tan inteligente como para crear el software tan efectivo como el que estás haciendo.— Ambos rieron por ello.

— Gracias Astrid.— Observó el rostro pacífico en ella, cosa que lo contagiaba.— Espero ganar.

— Lo harás.— Besó su mejilla.— Ahora quita ese rostro de preocupación porque no me dejas comer el pastel de chocolate cómodamente.

— ¿Me das un poco?— Observó el pan dulce dirigido a sus labios. Estaba tan preocupado antes que ni siquiera se molestó en recoger mucho de la mesa.

— No. Consigue el tuyo.— Dió un golpe a la mano de él antes de que se acercara lo suficiente.

— No seas tacaña.— La tomó de la cintura para apegarla a él juguetonamente.— Dame un poco.

— ¿Yo, tacaña?, Pídeme lo que sea menos comida.— Mencionó tratando de separarse de él.

— Entonces quiero un beso.— Pidió.

— ¿Desde cuándo te has vuelto tan cursi?— Protestó tratando de alejar su pastel celosamente. Podían pedirle todo, pero no su comida. Era un hecho que tenía claro desde pequeña.

— Desde que sé que necesito tus besos para tener ánimos.— Musitó atrapándola por fin para robarle un beso haciendo que perdiera la guardia y así aprovechar el pastel en sus manos.

— ¡Ey!— Exclamó con reclamo. Sin dudar ni un poco, lo golpeó con fuerza en el brazo.

— ¡Astrid!

— Señor Haddock, puede ser el hombre más importante para la empresa de su padre, el señor más coqueto, y el más inteligente. Pero no es importante para mí si se atreve a quitarme mi pastel a cambio de nada.— Acusó.

— ¿Qué es lo que quieres entonces, M'Lady?— Preguntó divertido al ver la cara de furia en parte de ella. No podía creer que se enojara realmente por el pastel. El cual estaba cómodamente en su estómago ahora.

— Quiero que digas que fui tu inspiración en el proyecto.— Mencionó con algo de orgullo.

— ¿En serio piensas pedirme eso?

— Sí, ¿Por qué?

— Ya lo tenía contemplado. Eres la única que se quedó conmigo horas extras en nuestro proyecto. Estaba en mis planes mencionarte.— Confesó.

— ¿Hablas en serio?— Preguntó sonrojada. Era un juego para ella.

— Hablo en serio. Así que... Pide una cosa más.

— Bien... Quiero que limpies mi departamento por una semana completa.— Aprovechó. Últimamente le estaba dando más pereza que nada.

— Hecho.— Aceptó para estrechar sus manos finalmente.

Continuaron comiendo y al parecer en unos minutos darían las nominaciones junto con el ganador.

— Iré al baño.— Informó Astrid mientras Hiccup iría al gran salón.

Batalló un poco para encontrar el baño debido a que el lugar era inmenso. Pero dió con la ubicación justo en el segundo piso. Abrió el grifo y comenzó a dar algunos retoques a su cabello.

Estaba absorta en sus pensamientos, pero eso no le impidió observar de reojo una sombra pasar detrás de ella.

— Nos volvemos a encontrar.— Aquella voz.

— Camicazi.— Se giró con una expresión de frialdad. ¿Qué quería ahora?— ¿Qué se te ofrece?

— Oh... Ya que vamos siendo educadas haré lo mismo contigo. Ya sabes, hace algún tiempo te pedí que te alejaras de Hiccup. Pero como no hiciste caso, y aparte de que ignoraste mi advertencia de que las cobraría, vengo a decirte que ya es momento.— Comentó con una sonrisa siniestra.

— ¿Qué es lo que tienes en mente?— Preguntó sin miedo.

— Nada. Sólo diré, que disfrutes mientras puedas... De tu vida.— Esto último lo mencionó en un susurro mientras salía de la puerta dejándola adentro.

Astrid presentía algo malo, así que intentó ir de inmediato hacia afuera pero le fue imposible. La había dejado encerrada dentro del baño.

Estaba dispuesta a pedir ayuda cuando de pronto unos gritos aterradores se escucharon afuera mientras que un humo negro y espeso se comenzó a adentrar en el baño.

No tardaron en sonar las clásicas alarmas cuando existía peligro dentro de un local. Y por los gritos de las personas y el olor a dióxido, sabía de lo sucedido.

Un incendio.

—— 💙 ——

— ¡Y el premio para el mejor innovador quien irá a Australia para continuar con más seguridad es para...

"Vamos Astrid, ¿Por qué tardas tanto?" Cuestionó Hiccup preocupado. Había pasado varios minutos desde que la rubia no regresaba con él. Por más que intentaba excusarla con que se atoró en el baño o tuvo un percance del mes, no podía. Algo estaba mal. "Suficiente, iré a buscarla".

— ¡Para Hiccup Haddock, suba aquí señor Haddock!— Llamó el presentador de los premios.

El castaño quedó impresionado. Realmente no esperaba ganar, aunque por otra parte lo deseaba. Después de todo el premio era tanto para él como para Astrid. Ella también había aportado demasiado en aquel proyecto que no podía considerarlo suyo completamente.

Caminó con nervios hacia el frente. Tenía entonces que hacerlo sin ella. Todos esperaban verlo después de todo. Y sería una falta de educación rechazar el llamado hacia el escenario.

— ¿Hay algo que quiera decir señor Haddock? Apuesto a que su padre...

— ¡Fuegooo!— Gritaron de repente callando el festejo. Todos miraron horrorizados a la persona que entraba de golpe al enorme salón.— ¡El lugar se está llenando de llamas!

No pasaron más que dos segundos cuando el pánico comenzó a presentarse. Antes lo que parecía ser una tranquila noche de gala se había convertido en una pesadilla para los presentes. Pues, podían sentir el calor acompañar de inmediato todo el salón. ¿Y cómo no? Todo el mundo corría alarmado hacia la salida.

— Señor Haddock, hay que retirarnos pronto.— Anunció el presentador que bajaba a prisa de los escalones. El humo negro comenzaba a acompañar los pasillos. Era increíble la velocidad con la que se transmitía el incendio.

— ¿¡Dónde están los baños de mujer?!— Preguntó de inmediato. Algo le decía que Astrid estaba allí aún.

— ¿Para qué necesita ir a un bañ...

— ¡Dije, ¿¡Dónde están?!!— Insistió con firmeza. Cada segundo podía ser perjudicial.

No estaría tranquilo y calmado hasta saber dónde está Astrid.

—— 💙 ——

— ¡No puedo creerlo!— Tosió con fuerza al sentir todo el humo oscuro dentro del baño. ¡Era increíble que esa mujer se le ocurriera hacer este tipo de cosas!

¿Hasta dónde llegaba la locura combinada con la envidia para tratar de matarla de esa manera?

— ¡AUXILIO!— Gritó con sus fuerzas. Aunque ahora se encontraba débil por la situación. Así como había iniciado el incendio, ahora todo era un infierno. Necesitaba respirar.

Cortó la tela de su vestido a tal punto de dejarlo casi por sus muslos. Necesitaba el menor peso posible encima de ella, y algo que la ayudara a movilizarse mejor. Pues, estaba siendo un enorme estorbo en ella un vestido apretado que no le permitía la libertad de acción.

No perdió el tiempo y mojó cierto pedazo de tela para hacerse un pequeño nudo rodeando su nariz y su boca como obstrucción para evitar que el humo la siguiera dañando en las vías respiratorias.

De algo servía aprender primeros auxilios en caso de este tipo de emergencias.

Iba a volver a gritar por ayuda, pero el silencio tanto alrededor como a la lejanía, le indicaban que ya no había nadie. Estaba sola dentro de ese desastre.

Seguramente hubieran sacado a Hiccup de allí al ser un empresario importante. ¿Quién la salvaría a ella? No, no estaría dispuesta a ser rescatada. Se había entrenado para no depender de nadie.

La puerta era de madera, estaba segura que tenía cierta ventaja para romper la perilla, o mejor aún. Derrumbarla.

Tomó concentración y recordó las palabras de Hiccup. Si quería una patada efectiva debería lanzarla con la energía concentrada en su pie y no concentrada en sus nervios.

— Vamos, soy Astrid Hofferson. Permitiré ser más débil que alguien, pero no permitiré convertirme en una damisela en apuros.— Soltó pequeños saltos en el piso mientras concentraba la fuerza en un punto central de la puerta de madera. Como si se tratara de un plano cartesiano con la dirección en X y Y.— ¡Puedo hacerlo!— No era momento de dudar. Sabía que si perdía esa oportunidad, la segunda no sería tan eficiente como la primera. Pues, mientras más pasaba el tiempo más calor podía sentir y más debilidad le estaba pesando. Tenía que hacerlo a la primera o nunca.

Para su suerte, tenía que reconocer que Hiccup tenía un buen método para utilizar la fuerza del cuerpo. La puerta había salido doblada hacia afuera, lo suficiente para que pudiera aplicar una fuerza con sus manos y moverla un poco para poder salir en un pequeño agujero. Ni siquiera le había importado haberse cortado con un clavo suelto de metal. Ardía como el infierno que estaba viviendo pero no era momento para eso.

Corrió dispuesta a dirigirse al primer piso, pero unas tablas de madera llenas de fuego habían caído a pocos centímetros frente a ella. Las escaleras para el piso inferior estaban bloqueadas.

Tenía que buscar otra salida.

— ¡Demonios!— Ni siquiera conocía el edificio por lo que tener que buscar pasillo tras pasillo era su única opción.

Estaba continuando corriendo cuando una voz le pareció a la lejanía. Estaba dispuesta a ignorarla cuando la volvió a escuchar ahora a unos cuantos metros.

— ¡¡ASTRID!!—

— ¡Hiccup!— Lo había encontrado en el final del pasillo donde se encontraba ella al inicio. Unos 6 metros los separaban. ¡Hiccup estaba con ella!

Sin perder más tiempo, e ignorando lo inusual de la situación, corrió hacia él, siendo imitada de la misma manera. El corría hacia ella con la mejor de sus sonrisas. Jamás lo había visto sonreír tan aliviado así como se sentía.

— ¡Astrid!— Pronunció alegre antes de besarla sin permiso, una vez que estaban lo suficientemente cerca para atraparla entre sus brazos. Estaba tan aterrado de perderla.

Astrid no podía creerlo. ¿Él realmente estaba por ella en ese lugar?

Estaba sorprendida. Pero estaba más sorprendida por aquel beso. No era el momento, Pero eso no importaba.

El calor de la escena, los habían hecho olvidarse en dónde estaban y en qué situación se encontraban.

Aunque, una pequeña explosión al final del pasillo los hizo devolver a la realidad.

— Hay que salir de aquí. Sígueme.— Tomó de su mano y ambos corrieron a escaleras arriba llegando en segundos a la azotea.

El edificio ya estaba en llamas. Si se quedaban un momento más allí, estaban seguros que explotarían junto con la construcción.

— ¿Confías en mí?— Preguntó Hiccup de repente. Una loca y quizás, estúpida idea había cruzado por su cabeza.

— ¿¡A qué viene esa pregunta ahora?!— Cuestionó confundida por eso. ¿Por qué confiar en él era importante ahora más que la situación en la que se estaban enfrentando?

— ¿Confías en mí?— Insistió. No podía permitirle saber esos planes. Sabía que se negaría.

— Sí. Confío en ti. ¿Es suficiente?— Preguntó cruzada de brazos observando la altura. Quizás, bajando con cuidado en un tubo pegado a la pared, podían salir un poco ilesos.

— Entonces, vamos.— La cargó entre sus brazos y comenzó a correr hacia el perímetro de la azotea, listo para hacer lo que quedaba.

— ¡Hiccup, espera, ¿¡Qué es lo que... ¡¡Ahhh!!— Sintió como saltó del lugar junto con ella en brazos.

La velocidad con la que caían era impresionante, aunque era una estúpida idea. Ambos caerían y seguramente morirían en el intento. Sintió los brazos del castaño cubrirla por completo y ambos aterrizar en unos arbustos.

Ni siquiera había sentido mucho, pero la debilidad de haber inhalado tanto dióxido de carbono sumado al esfuerzo que había tenido hace poco más el ataque de la impresión, hicieron que toda su vista se nublara para dar paso a la oscuridad total.

No más consciencia.

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