Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3.2 [Yoon Gi]


No he logrado ubicar a Kaos. Lo tenía pero, justo cuando empezaba a sacar los primeros números de su localización, se ha desconectado y me he quedado con una enorme rabia en el cuerpo.

He perdido una oportunidad de oro porque he sido lento en teclear los códigos por culpa de Jung Kook, que no ha parado de sermonearme sobre lo pésimo de mi proceder con el dramático del vecino y no me ha dejado concentrarme. Está obcecado con que me disculpe y, aunque soy consciente de que en parte tiene razón, sigo enfadado, dolido o como se quiera llamar. Por eso, aunque accedí a bajar para que se callara, el hecho de llamar al timbre y encontrarme sin respuesta durante al menos diez minutos me sentó fatal.

No me quería abrir. Pretendía dejarme ahí plantado, seguramente para remarcar su estatus de "divinidad superior". Entonces recordé el día en el que se había puesto a llamarme a gritos y a golpear mi puerta solo porque la música estaba alta y yo no le había escuchado, y decidí que era una ocasión estupenda para devolvérsela.

—Deja ya gritar. —Jung Kook me reprendió con un golpe en el hombro—. ¿Estás seguro de que te has tomado la medicación?

—Estoy mosqueado, no hiperactivo —maticé—. Tiene luz pero no me abre porque pretende hacerse de rogar así que aprovecho y le devuelvo lo que me hizo el otro día.

—O sea que esto va de vengarse sin parar —dedujo—. El chico te gusta pero te puede más regresarle punto por punto cada pequeña hosquedad, ¿no? —Ahogó un suspiro—. Así vas mal.

—Me da igual.

Y, de hecho, así era. Pero todo cambió cuando aquel tipo tan amable y tan bien vestido nos recibió, nos invitó a pasar y dijo lo que había creído imposible escuchar: que Jimin quería pedirme perdón. Fue ahí cuando me sentí estúpido por haber aporreado la puerta. Y el remate vino al pasar al interior del lujoso apartamento y encontrarlo tumbado en el sofá con cara de estar a punto de perder el conocimiento.

Verlo enfermo hizo que me olvidara de todo. Dejé a un lado las rencillas y la hostilidad y me centré en aliviarle. Me tomé la licencia de ponerle un trapo frío que le despejara la cabeza, le serví una bebida que encontré en la nevera y, de paso, me ofrecí a prepararle gachas. Quería compensarle por mi mala actitud.

—Me alegro de que hayas reflexionado. —El susurro de Jung Kook me picó en el oído mientras buscaba en el paquete de avena alguna orientación sobre la cantidad de agua que tenía que echar—. Tu faceta encantadora es demoledora —añadió—: Has desarmado a Jimin por completo.

—¿De qué hablas?

No encontré nada, así que decidí verter en la olla el líquido a ojo y le eché los puñados que me parecieron.

—Hablo de que se le van los ojos detrás de ti —siguió—. Lo hace con disimulo cuando no te das cuenta, le he visto—. Y, antes de que pudiera comentar nada, añadió—: Oye, ¿estás seguro de que eso se prepara así? —Señaló los copos—. Parece agua turbia con gránulos extraños.

—No sé . —Me encogí de hombros—. Estoy improvisando. Nunca los he hecho.

—Ay, ¡madre mía! —Jung Kook se pasó las manos por la cara—. La vas a liar. ¿Por qué te ofreciste si no sabes hacerlas?

—Porque no lo pensé.

Y, sin pensar también, las terminé. El resultado quedó como una masa marrón un poco suelta pero la probé. Tenía un sabor aceptable de modo que la serví y la llevé al salón. Allí seguía Jimin, tirado como si no tuviera fuerzas ni para respirar, con el trapo cubriéndole toda la cara y con Tae Hyung a su lado tratando de distraerle con algo sobre un desfile de moda de no sé quién que, por lo visto, debía ser un pecado perderse. Qué cosas. Y yo mirando ropa de segunda mano por internet.

—Las gachas ya están. —Coloqué con cuidado el recipiente sobre la mesa—. Te las dejo aquí.

Jimin se levantó el paño, como si le acabara de dar el susto más grande de su vida, y se dispuso a incorporarse pero entonces la perspectiva de que le pudiera entrar un mareo al cambiar de posición se apoderó de mí y el impulso hizo el resto. Me acerqué, le sujeté por los hombros y le ayudé a sentarse.

—Gra... —Sus preciosos ojos marrones se cruzaron con los míos, más cerca que nunca—. Gracias... Yoon Gi.

—Nada, nada. —Me retiré en seguida, claro. Entre el contacto y la proximidad, me había entrado mucho calor—. Come tranquilo y recupérate.

Se hizo un silencio extraño en el que me dediqué a buscar a Jung Kook. Le encontré en la puerta de la cocina, con los dos pulgares hacia arriba y la sonrisa más entusiasta que le había visto en años. ¡Bah! Me giré hacia Tae Hyung. Se había retirado al otro tresillo. Parecía andar a lo suyo, absorto en su teléfono.

—No deberías haberte molestado en preparar nada. —Jimin echó una ojeada a las gachas y las removió, despacio—. No estoy tan enfermo y tu tendrás mejores cosas que hacer.

Se llevó una cucharada a la boca. El pulso se me aceleró mientras masticaba. ¿Le gustarían? Tenían mal aspecto pero estaban ricas.

—Esto... —Mi decepción fue mayúscula cuando me devolvió el plato, con una cara de fallo más que evidente—. La enfermedad me hace no tener hambre, lo siento.

—Pero te debes forzar —insistí—. Precisamente porque te encuentras mal debes hacerlo.

—No, gracias.

—Te ayudo —propuse lo primero que se me ocurrió—. Si no tienes fuerzas para coger el cubierto, yo...

—Ya te he dicho que no estoy tan enfermo, Yoon Gi —me cortó—. Y no, no me lo voy a comer.

Vaya tono. De verdad, después de lo que me he había esmerado, me tenía que hablar así de seco. Increíble.

—Usted disculpe, "su excelencia". —No me pude controlar—. Siento profundamente haber insistido en que se alimente para que recupere cuento antes su porte y distinción exquisita.

Jimin arrugó la nariz.

—Me alimentaría si lo que hubieras preparado no supusiera un riesgo para salud de mi estómago —replicó—. Los copos están crudos. Además, parece que están nadando en una piscina olímpica.

Bueno, sí. Pero solo flotaban un poco. Tampoco era para tanto.

—Solo tienen un poquitito agua de más y otro poquitito de cocción de menos.

—Un poquitito... —La molestia tiñó sus pupilas—. ¿Por qué siempre me dices lo mismo?

—¿Y tu por qué me criticas?

—Porque eres un desastre.

—Y tu demasiado dramático.

—No es verdad —negó—. Lo que pasa es que no tienes ni idea de lo que es tener buen gusto.

¿Ah? Le fulminé con la mirada.

—A ver, a ver, calma. —Tae Hyung se metió en medio—. No os pongáis así por unas simples e insignificantes gachas.

—Es que no son las gachas. —Jimin se cruzó de brazos—. El Señor "Solo un poquitito de nada" no es capaz de apreciar el valor. —Regresó sobre mí—. Y sí, haces las cosas mal. Reconócelo y ya está.

Me levanté, con el pecho hinchado como un volcán a punto de erupcionar. Jung Kook voló hacia mí y trató de que volviera a sentarme, sin éxito.

—¿Dónde está mi gato? Me lo llevo.

El animal se me metió entre las piernas, como si me hubiera escuchado.

—Menos mal que te acuerdas de él, para variar.

Será...

Me largué dedicándole un portazo descomunal. Sin esperar a Jung Kook y sin esperar a nada aunque, eso sí, antes de hacerlo me aseguré de volver a golpear el cuadro de la entrada y, de paso, de descolocarle varias tazas de su impecable estantería de cerámica.

Se acabó.

Ahora sí que no pensaba volver a hablarle en la vida.

Nunca.

Jamás.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro