01 ꒰ youtube ‣ minayeon.
adaptación autorizada chan-chan-chaaaan
(Mina g!p)
— ¡Hey, mis penguins! —Mina saludó, moviendo su mano emocionada y arrugó ligeramente la nariz. Se veía muy tierna, y Nayeon, quien suspiraba de amor a un lado de la cámara, lo tenía más que claro. — Debo pedirles una disculpa de antemano por ser una floja de mierda y no... —Nayeon soltó una ligera risa y Mina soltó un pesado suspiro. — Nay, no tienes que hacer ruidos hasta que te presente.
Seguramente ese blooper, Mina lo pondría al final del video con un fondo blanco y negro.
— ¿De qué te quejas? Igual en el título del video pondrás "¡Conozcan a mi mejor amiga!". —Mina puso cara de culo. No podía negar que estaba en lo cierto, pero no lo iba a admitir. Al menos no de su boca. — ¿Estoy mintiendo, señorita perfeccionista?
— Oh, cállate. —Rió, sonriéndole como una niña pequeña. Nayeon volvió a mirarla embobada. — Y les pido las más grandes disculpas, pero es que tenía muchas, en serio, muchas ideas para ustedes y no sabía con cuál empezar. —Soltó una tierna risita y rápidamente hizo un lindo mohín. — ¿Me perdonan?
— Y con esa carita, quién no.
Mina soltó una carcajada. El video no iba a funcionar si Nayeon hablaba cuando no tenía que hacerlo.
— ¡Pero, Nay!
— Lo siento, lo siento. —Se disculpó, mirando hacia otro lado. — Me iré a comer un plátano mientras, tú sigue.
— Bueno, como seguía... —Miró a Nayeon, y ella estaba a punto de pegarle un mordisco a la fruta. Nayeon sonrió y se tapó con la mano.
— No puedes verme. —Le pegó un mordisco y sacó su mano para luego guiñarle un ojo. Mina mordió ligeramente su labio inferior, divertida.
— ... Creo que lo primero que deberían saber, es que no soy una persona asocial que prefiere hacer videos en Youtube en vez de disfrutar con amigos. Y es por eso mismo que les quiero presentar a la persona más importante de mi vida... —Nayeon suspiró con alegría. Normalmente Mina no era de expresarse, y ahora que millones de personas verían cuánto podía llegar a querer, y no sólo eso, sino que la quería a ella, la hacía sentir como en el cielo. Tal vez estaba exagerando, pero ¡agh! Todo sería más fácil si no estuviera "ligeramente" flechada. — Es mi mejor amiga del mundo, y es un angelito precioso, así que quiero que la cuiden porque la verán muy seguido en el canal. —Nayeon se atragantó. No recordaba ningún trato de ese estilo. — Mi linda Nayeonnie. —Ahora sí, ella podía por fin aparecer y hablar cuanto quisiese.
Nayeon se asomó para que la cámara la enfocara y saludó con el plátano en mano. Mina soltó una risita. — ¿De qué te ríes?
— Ven aquí, y siéntate. —Palmeó a su lado y Nayeon no tardó mucho en obedecer. — Ahora preséntate.
— Hola, me llamo Nayeon, soy coreana con ascendencia japonesa, vivo con Mina en Seúl, y me gustan los plátanos.
Mina rió. Su amiga definitivamente no era buena en esto. — ¿Al menos sabes qué haremos en el video?
— No, ¿haremos algo porno?
— ¡Nay! —Bufó, risueña. — Hay niños, por favor.
— Lo siento. —se disculpó, mandando un pequeño besito hacia la cámara. Mina hizo un gesto extraño.
— ¿Por qué se supone que mandaste un beso?
— Cuando nos enojamos, te doy besitos en la mejilla, ¿en serio preguntaste eso? —Mina alzó las cejas y su boca de abrió como si le estuviese dando la razón.
— Oh, cierto. —Miró la cámara. — Ella olvidó decir que le encanta entregar amor en cualquier hora del día y en todas las formas posibles. En este momento, tiene cara de perrito rabioso porque tiene un poco de sueño, ya saben, son las tres de la madrugada. —Nayeon asintió a su favor. Los fans de Mina sabían que ella siempre grababa sus videos a esa hora sin ninguna razón aparente. — Pero en realidad, el amor irradia, emana, expele, refleja, y cualquier otro sinónimo en su cara. Si ahora no la quieren o creen que es algo hostil, no se preocupen, pronto la querrán con todo el corazoncito. —Nayeon la miró, sonriendo con los ojos brillando de alegría. — Sé que me estás mirando, y si lo sigues haciendo, nos comenzarán a shippear.
Nayeon miró directamente a la cámara y el silencio hizo ruido irritante en sus orejas.
— ¿Qué vamos a hacer? —Preguntó, dejando la cáscara de plátano a un lado. Mina tomó su celular.
— Hace muchos meses que no hago un Q&A, así que me pareció una buena idea que hicieran preguntas para las dos. Obviamente, ellos no sabían si eras hombre o mujer, así que preguntaron cosas al azar. —Nayeon rió. — Ya los conoces.
Una vez una de sus fans le preguntó cuánto le medía la polla. Mina por accidente la leyó frente a la cámara, y no dejó pasar la oportunidad de colocar su reacción al final del video porque lo creyó divertido. Lo fue, sin duda. Luego de leer la pregunta bebió agua, y recién allí entendió lo que había leído. Jamás olvidarían el escupitajo que le mandó a la pobre cámara.
— Ya, ya, bueno, empieza. —Aplaudió como una niña pequeña y cruzó las piernas sobre la cama. Sólo andaba con una braga y un polerón negro, así que Mina tomó una almohada y se la puso sobre las piernas. Así nadie vería más de lo que debía.
— Deja ponerme en posición. —Se puso igual que Nayeon y comenzó. — ¿Cuánto mides?
— Mina mide 1,63. —Mina sonrió con orgullo. Su amiga hasta sabía su estatura. — Yo 1,57. Y no, no soy nada pequeña. Según mi doctor, soy de estatura promedio.
— ¿Color favorito?
Nayeon por un momento se quedó callada, mirándola dudosa. — Creo que el color favorito de Mina es... ¿El azul? Aunque te encanta el negro en la ropa...
— Excelente respuesta, Nay. Creo que te subestimé, me impresionas.
— Lo sé, lo sé, gracias. —Mina rió. — Mi color favorito es... —Lo pensó tan sólo un par de segundos, mirando a Mina y soltando una sonrisa antes de hablar. — El color de tus ojos.
Mina se puso una mano en el pecho, lloriqueando.
— ¡Awww! ¿Cómo no amarla? Si no la aman, a mí tampoco me amen. —Nayeon soltó una tímida risita, acomodando su cabello en una coleta. — ¿Cuándo nací?
— En el año...
— No, espera, estas preguntas son demasiado aburridas...
— Pero yo quería respond...
— ¡Ya, listo! ¿Cómo nos conocimos?
— Mina... —la riñó. — ¿Siquiera podemos decir eso?
— Claro. Mis fans son peores que nosotras cuando se tratan de estos temas. Eso de los niños lo dije porque apenas llegaste, llovieron vergazos, entonces yo era la que tenía que llegar y controlar siendo la dueña del canal. —Nayeon rió.
— Nos conocimos en un bar gay.
— ¿Y qué más?
— Fue muy extraño porque jamás nos habíamos visto y nos abrazamos apenas nos vimos, como si fuéramos mejores amigas de toda la vida... Hasta que nos dimos cuentas de que, en realidad, nuestras amigas estaban al lado de nosotras. Fue un abrazo, literalmente accidental.
Mina sonrió. — ¿Y qué más?
Nayeon la miró. ¿Ella sabía lo que acababa de preguntar? La miró, pero se dio cuenta de que estaba pegada en el celular. Probablemente habló por inercia.
Abrió la boca ligeramente para pensar en qué decir, pero la volvió a cerrar, incrédula.
— Nos emborrachamos y me llevaste a tu departamento. —Mina alzó la mirada rápidamente, sus ojos abiertos como platos y una expresión desesperada. — Me acostaste en la cama y...
— ¡Y eso es todo, siguiente pregunta! —Nayeon soltó una carcajada al ver cómo sus mejillas se sonrojaban profundamente. — ¿A quién de las dos le gusta más tener sexo? Wow, chicos, quiero que sepan que no revisé las preguntas antes de hacerlas, directamente las estoy leyendo por Twitter, y me estoy arrepintiendo un poquito. —Nayeon mordió ligeramente su labio cuando habló en japones. Le gustaba mucho su acento, y le gustaba aún más cuando sin querer enredaba algunas palabras por la confusión de más de un idioma que manejaba.
— Creo que... Creo que eso depende mucho.
—Sí, creo lo mismo... Yo diría que a las dos nos gusta por igual. De vez en cuando nos gusta tomar el control, o que las otras personas tomen el control, pero ese es otro tema.
— ¿No se supone que yo debía responder por las dos?
— ¿Y cuándo dije esa verga?
— ¿No lo dijiste? —Mina rió.
— Ni recuerdo, pero sí puedes responder por mí... Quiero ver qué tanto sabes. —Alzó y bajó sus cejas rápidamente. Nayeon soltó una risita, estirando su mano para acariciar su delgada ceja y detenerla. Mina cerró sus ojos unos segundos, disfrutando de su cariño. — ¿Qué tan atractivas nos encontramos mutuamente?
— Me encuentras perfecta, Mina, ya lo sé. —Lanzó su pelo por detrás de su hombro como una diva, Mina hizo un gesto como si se lo estuviese pensando.
— No voy a negar que, si te tuviera que describir en una sola palabra, sería "Perfecta". —Nayeon sonrió grandemente, agarrando su brazo por reflejo.
— Aww, Minari, basta. —Mina soltó una pequeña risita de bebé, mientras veía cómo su amiga se movía para estar más cerca de ella. — Te amo demasiado. —Mina soltó un suspiro de ternura y besó su mejilla. — Bueno, sí a mí me dieran a elegir entre cualquier otra persona y Mina, elegiría a Mina por sobre todas las cosas. ¿Han visto lo preciosa, inteligente, y divertida que es? —Tomó sus mejillas con una mano, haciendo que la boca de Mina se estirara como un patito. — Aww, cosita.
— ¿Hay algo que te molesta de mí? —Mina alzó una ceja apenas preguntó, pensando. ¿Había algo en Nayeon que pudiese molestarle? Definitivamente no.
— No es que me moleste a mí, porque a mí me encanta, pero la gente que no te conoce, se debe de sentir muy atacada a veces...
— ¿A qué te refieres?
— ¿Recuerdas esa vez que le dijiste "perra" a una tipa porque no me dejaba hablar?
— ¡Ahh! —Asintió rápidamente. — Pero eso fue por... ¡Agh! Chicos, les voy a explicar. —Las dos miraron la cámara rápidamente. Nayeon no sabía si mirar la luz circular que había al lado de la cámara, el visor de la cámara, o el lente de la cámara. — Fuimos a una fiesta de amigos, y alguien agregó a esa tipa, quien, por cierto, llevó a otro tipo. Eran de Daegu, y le pidieron a Nayeon que hablara como si estuviese haciendo una... ¿Era una entrevista, verdad? —Nayeon asintió. — Una entrevista, pero con el dialecto de Daegu. Entonces Nayeon aceptó y apenas empezó, ellos se rieron a carcajadas y no la dejaban hablar. Me enojé porque no fue gracioso, y no lo hicieron una sola vez, lo hicieron tres veces. ¿Ustedes no se hubiesen enojado?
— Sí, Mina, pero le dijiste "¿Cuál es la palabra? Empieza con p...".
— Te estaban haciendo sentir incómoda, Nay...
— Sí, tienes razón... Después cuando le dijeron a Tofu que lo intentara, la hicieron sentir peor. Gracias por defenderme, o defendernos. —Besó su mejilla con suavidad para luego apoyar la cabeza en su hombro.
— Volviendo a la pregunta, yo... Creo que nada me molesta de ti...—Nayeon miró hacia arriba y sonrió tiernamente cuando Mina tiró un mechón de pelo detrás de su oreja. — ¡Ah, tengo una! Es que, ay, no sé. No es que me moleste, es sólo que no me gusta.
— ¿Qué cosa?
— Que sientas que todos merecen mil oportunidades cuando no es así, y que sigas ahí, dando todo de ti, aunque no recibas nada. No me gusta que lo hagas porque te haces daño tú, y odio verte así.
— Este video va a resultar más depresivamente lindo de lo que pensé. —Mina rió.
— ¿Quieres una pregunta porno? Aquí tienes una: ¿Te gustaría follar con Mina?
Nayeon abrió sus ojitos de bambi.— Oh, wow. Yo...
— Sólo bromeaba, Nay. Esa pregunta sí está aquí pero obviamente no la pondré en el video. Voy a buscar preguntitas simples... ¿Tienes a alguna/algún pretendiente que busques conquistar?
— ¿Esa sale en las preguntas?
— Sí, y es gracioso, porque todos de alguna u otra manera ya intuyeron que eres mujer. Hablan como si...
— Ya, Mina, ya entendí. —Mina rió, mirándola. Nayeon sabía que estaba esperando una respuesta, y no sabía qué decir. ¿Era mejor una mentira o decir la verdad de golpe? — B-bueno... —Tomó una profunda respiración. — S-sí me siento muy enamorada de a-alguien, pero yo...
— Alto ahí, loca. —Frunció su ceño. Nayeon no lo iba a admitir, pero dentro de su pequeño cuerpo, le gustaba mucho el lado celoso y posesivo de Mina, y tenía la suerte de disfrutarlo seguido, por eso les agradecía infinitimente a los que se le acercaban a coquetearle. — ¿Estás enamorada de alguien y yo no lo sabía?
— S-sí. —Sus mejillas quemaron, más aún cuando Mina comenzó a mirarla de una manera profunda, intimidante. ¿Recordaría que había una cámara grabándolas para el entretenimiento, y no para que se pusieran a pelear allí?
— ¿Quién es?
El corazón de Nayeon se detuvo por un milisegundo, antes de comenzar a latir con rapidez. ¿Mina no escuchaba el sonido que hacía al chocar contra su tórax? No podía estar tan sorda, ¡Dios!
La miró directo a los ojos y su labio inferior tembló cuando quiso hablar. Mirarla no ayudaba a calmarla, al contrario, una adrenalina recorría rápidamente su cuerpo.
— Eres tú, Mina.
Por la cara de perrito confuso que tenía Mina, aún estaba procesando lo que había escuchado.
𓄹 ⭒ ࣪ ˖ 𑑛 ☆
Pov Nayeon.
No exagero al decir que esperé alrededor de dos minutos a que me dijese algo, que soltara cualquier cosa, pero no lo hacía y me estaba poniendo los vellos de punta por el nerviosismo. Me miraba como si quisiera reafirmar que lo que dije era completamente cierto, y sabía que, si yo no hacía algo, ella podría levantarse sin decir nada e irse lejos.
Tampoco quería que esto pasara. Honestamente, no quería que una tensión extraña creciera entre nosotras, yo felizmente podía seguir respondiendo sus preguntas. Creo que la cagué.
Con el poco coraje que tenía en mi cuerpo y cabeza, me senté de rodillas en la cama, y pasé mis piernas a cada lado de su cadera. Mi corazón iba a estallar en cualquier momento. Ella me miraba con sus ojitos retraídos, y mis manos se dirigieron a sus mejillas por sí solas. No se estaba alejando de mí, y me consolaba de la manera más pobre. En uno de mis deslices, bajé la mirada hacia sus finos labios y me acerqué suavemente a ella, mi nariz acariciando la suya con cariño.
— Mantente en silencio y escucha por qué me gustas tanto. —Muy bien, Nayeon, al menos ahora no titubeas. — Eres la persona más hermosa que he conocido en mi vida. Tratas a la gente de una manera tan especial, y a mí me haces sentir tan especial todos los días que simplemente no me dejas oportunidad para pensar en alguien más que no seas tú. Ayudas a la gente cuando no es tu responsabilidad, ¿crees que toda la gente es capaz de eso? —Sentía su respiración pesada chocando contra la mía que se encontraba irregular, y acaricié la curva de su mandíbula. — Simplemente no soy capaz de amar a alguien más porque no son tú, nadie puede sustituirte y me desespera de una manera que no te imaginas porque me hace amarte. Amarte y necesitarte como una droga, e irónicamente eres la medicina. —Reí débilmente, cerrando mis ojos. — Te amo más que a mí misma... —Y eso era mucho. — ... Desearía que me correspondieras, que me beses cada mañana, que me abraces, que me toques, que me pidas ser tuya, que hagas el amor conmigo cuando lo sintamos, que pienses en mí un pequeño segundo antes de dormirte... Estoy completamente segura de que eres el amor de mi vida, y duele mucho, peor que perder la virginidad con tu pepino. —Sé que se hubiese reído, pero el momento era tan triste que no lo hizo. — Yo sólo quiero amarte y que me ames, Mina.
— Nayeon...
— Shh... No digas nada, por favor.
La besé antes de que pudiera negarse a mí, y sentí cómo se desconectó por un momento porque su respiración se entrecortó, no reaccionaba ante el beso como lo haría con cualquier otra chica. Ella siempre era dominante. Cualquiera que la besase, sabía que tenía que caer rendida ante sus pies pasase lo que pasase. Pero ahora estaba tan cohibida, que no sabía si eso significaba algo bueno o mejor ni pienso en seguir el beso.
Intenté besarla otra vez, y esta vez sí me correspondió con un ligero movimiento. Me sentí mucho más calmada, y dejé que me llevara a su ritmo; lento, suave, y completamente excitante. Sentí una de sus manos comenzando a subir por mis piernas hasta mi cadera, acariciando con su pulgar en círculos. Todo esto dentro del polerón. Con sólo pensarlo, un escalofrío me recorrió la espalda.
Me parecía curioso la pequeña timidez de las dos, porque ya nos habíamos comido la boca y follado como salvajes una vez, y fue justamente el día en que nos conocimos. En ese bar gay, luego del abrazo y de terminar borracha, follamos el resto de la noche en su departamento, y fue el mejor día de mi vida. Creímos que después de eso no nos volveríamos a ver, ya saben, cosas de una noche. Pero teníamos tantos amigos en común que fue inevitable no convivir juntas en cada fiesta y convertirnos en mejores amigas, sin tener sexo, sin besos.
Y desde ese momento, en el que nos llamábamos "mejores amigas", sabía que algo no andaba para nada bien. El nombre de nuestra relación no... No me gustaba y no me calzaba.
No conozco a nadie que siente deseos de follar, besar, y amar de manera romántica a su mejor amiga como lo hago yo.
Otra suave mano subiendo por mi muslo, me hizo volver a la realidad, y me concentré en sus besos. Esos que estuve esperando durante más de dos años. Con sumo cuidado posé mis manos en sus hombros y la recosté en la cama, sus brazos envueltos en mi cintura me halaron con ella, no dejando que mis labios se separasen de los suyos. La posición se sentía demasiado bien, y los recuerdos de la única vez que follamos, venían a mi mente como escenas dignas de una película romántica-erótica.
Metí mi lengua en su boca, y ella jadeó, excitándome de sobremanera. Sus manos bajaron hasta la parte trasera de mis muslos y volvieron a subir rápidamente, arrastrando el polerón con ella hasta dejar mi culo y mi braga húmeda expuestos totalmente hacia la cámara.
La cámara.
Quise detenerme para decirle que la apagara, que la rompiera, no sé, que hiciera algo para que no siguiera grabando, ¿pero si lo hacía y se iba o me rechazaba totalmente? No podría soportarlo, y la yema de sus dedos apreciando mi piel es una sensación tanto inexplicable como exquisita. Lo último que deseaba era que me dejara allí, sola en el cuarto.
Mordí su labio y lo halé suavemente, entrecerrando los ojos un par de segundos sólo para ver su ceño ligeramente fruncido en placer. Sonreí contra sus labios y dejé caer mis caderas sobre las suyas, su gran polla resaltando y apretándose contra mi coño. Gemí audiblemente, y una de sus manos viajó a mi culo, apretando fuerte, meciéndome contra ella.
— Ah, Nayeon. —Dio cortos besos en mis labios, ahora sus dos manos adhiriéndose a cada nalga. De forma inconsciente, yo también comenzaba a mover mis caderas para tener más fricción.
— Mina. —Gemí, alejándome un poco de sus labios. No es que quisiese parar, es que simplemente no podía besarla en estas condiciones. Me sentía vulnerable, casi débil.
Tomó el borde de mi polerón, y me hizo alzar los brazos para que me lo quitase. Una vez lo retiró, sentí el frío golpear contra mis pezones mientras ella lanzaba la prenda por algún lado. No llevaba brasier, y por lo que pude notar al ver su labio inferior siendo atrapado por sus dientes, no parecía molestarle en lo absoluto.
Se sentó conmigo en su regazo y bajó por mi cuello hasta mis senos, tomando uno de mis pezones en su boca, mis dedos colándose en su cabello para mantenerla allí, acariciando. Su húmeda lengua hizo acto de presencia, haciendo círculos lentos alrededor, lo que me hizo jadear fuertemente. Suspiré de dulzura cuando se fue a mi otro seno, pero con tiernos besos en el camino.
Sus manos se posaron en mi cadera antes de bajar a mi culo, sus dedos colándose por dentro de la braga. Mientras la dejaba hacer lo que quisiese con mi cuerpo, podía percibir la abundante humedad acumularse entre mis pliegues, pero no sentía la necesidad de ir más rápido, y lo digo yo, que estoy caliente como el infierno.
Me gustaba estar así; sentir sus dulces besos en mi piel, sus suaves manos recorriéndome, y su mirada no alejándose de la mía.
Tomé su barbilla y la alcé, besando con calma, succionando su labio inferior antes de soltarlo con un rico sonido.
La volví a empujar sobre la cama y esta vez fui directamente a su cuello para chupar, procurándome de dejar ligeras marcas rojizas, aunque no grotescas. No estaba segura de que a ella le gustaran esas marcas, y para ser honesta, a mí tampoco, pero quería disfrutar el placer de hacerlo porque por ahora ella era mía, y no iba a dejar pasar la oportunidad por más posesiva enfermiza que sonase.
Mordí con la presión justa antes de lamer para calmar el dulce dolor que le estaba provocando. Suspiros salían de su boca, y las palpitaciones de su polla se hacían tan fuertes cada vez, que sentía la sensación en mi coño. Tenía unas ganas inmensas de que me follara fuerte, como sólo ella sabe hacerlo.
Pero en cambio, hoy yo tendría el control.
Le quité rápidamente la chaqueta de cuero y su playera, relamiéndome los labios cuando la vi en su brasier deportivo gris. Se lo retiré sin pensarlo mucho más y mordí mi labio, ella sabiendo el porqué de mi gesto.
No sólo porque desde siempre he amado sus abdominales, sino que sólo faltaba retirar sus pantalones y estábamos en las mismas condiciones.
La besé ferozmente, metiendo mi lengua en su boca para que se dejase llevar otra vez. Una de mis manos tomó su mejilla para besarla con más profundidad, y la otra bajó hasta su polla. Sin poder evitarlo, di un ligero apretón, un gemido quedando atascado en su garganta. Con rapidez, bajé la cremallera y tomé los bordes de su pantalón para halarlos hacia abajo. Alzó sus caderas para que pudiese retirarlo más rápido, y a la velocidad de la luz, ya había sacado sus zapatillas y sus pantalones estaban en alguna esquina del cuarto. Pronto ya estaba sentada otra vez en su regazo, nuestros sexos sólo divididos por unas miseras y minúsculas telas. Mis piernas temblaron de sólo sentirla tan íntimamente.
— Quiero follarte ya. —Dijo, con su voz ronca provocando un jadeo de mi parte. Su voz de excitada era arte puro, ¿por qué no lo había notado antes? — ¿Tú quieres esto?
¿Y tenía el descaro de preguntar la desgraciada?
— Quiero que me folles. —Sus ojos conectaron con los míos y una sonrisita libidinosa se hizo presente en su cara.— Pero ni creas que tú tendrás el control hoy, porque no será así.
— Mhmm... Nay. —Gimió apenas dejé esas palabras libres, y sentí su polla dando un brinco. Tuve que morder mi labio inferior para no gemir en su boca. Ella parecía pedir a gritos que no los retuviera un segundo más, pero no le daría en el gusto aún. Si yo sería la que llevara el control, no tenía que verme vulnerable ante sus toques.
Besé sus labios una vez más de forma pasional, desesperada, ella correspondiéndome con la misma intensidad. Una de sus manos viajó hasta mi cadera para sujetarme bien y comenzó a alzar fuertemente las suyas para hacerme sollozar de placer con el roce, y que mis ojos se apretasen como si eso pudiera evitar que jadeara extasiada.
— ¡Ah, ah! —Gemí en su boca, y una pequeña sonrisa de triunfo nació en sus labios antes de besarme con posesión y detener sus movimientos con calma, aunque no del todo.
No dejé que llevara más su ritmo, y mi mano bajó hasta su bóxer, adentrándola por la cinturilla para tomar su dura y gruesa polla, y comenzar a masturbarla. Mordió mi labio algo fuerte, y lo chupó, dejándolo libre con ese característico sonido. Supuse que quiso desahogarse por estar bajo mis mandos, y quise reír, pero en cambio, sonreí, provocando la misma reacción en ella.
Toqué su glande con mi pulgar, esparciendo el líquido preseminal. Su respiración se entrecortaba, y dejó de besarme para concentrarse en lo que le hacía a su cuerpo. Me escondí en su cuello, mordiendo y chupando a mi antojo. Ella tirando su cabeza hacia atrás y dejando su cuello expuesto para darme más dulces zonas que marcar.
— Nayeon, por favor. —Jadeó, mis besos comenzando a descender hasta sus senos. Me metí un pezón a la boca, suplicando que se callase y me dejase continuar. A este paso, le dejaría el poder a ella sólo porque me encantaba que me rogase con esa ronca voz. — Déjame follarte.
Acarició mi cabello, mirándome mientras mis labios volvían a bajar con húmedos besos hasta dejar el último bajo su ombligo. Mi mano no dejaba de masturbarla, y esa tela de mierda comenzaba a irritarme. Sin esperar más, solté su polla y tomé la cinturilla del bóxer para sacarlos de un sólo tirón.
Su polla estaba recostada en su abdomen, y volví a besar parte de sus abdominales solamente para que se desesperase.
— Nay...
No hizo falta que me pidiese más para tomar la base de su polla y metérmela a la boca, chupándola como si de una paleta se tratase. Su abdomen se contrajo, y una de sus manos se enredó en mi cabello para mantener un ritmo. Mientras enrollaba mi lengua en la punta, con la mi otra mano intentaba quitar mis bragas como podía. Ya podía sentir cómo mi coño se contraía por la necesidad de tenerla dentro, e iba a intentar que pasase lo más rápido posible.
Su sabor me envolvió, y gemí en su polla, haciendo que esta diera un brinco por las vibraciones.
Me forcé a mí misma a tragar un poco más, y lo logré, llevando más de la mitad de su tronco a mi garganta. Masturbé la piel restante, antes de sacármela de la boca y ver un pequeño hilillo de saliva conectada con mi boca.
La miré directamente a los ojos y fui bajando hasta la base de su tronco, mi lengua humedeciendo todo a su paso de la manera más sensual que pude imaginar. Al parecer, lo hice bien, porque cerró sus ojos, dejándose caer en la almohada, y su agarre mi cabello se hizo un poco más fuerte.
Volví a subir para meterme su glande a la boca y bajé con suavidad para tragar toda su longitud, mi garganta haciendo un gran esfuerzo por mantener esos veintiún centímetros dentro por más de dos segundos. Subí, aunque no sacándomela de la boca, y comencé un vaivén rápido, sus caderas no esperaron mucho más para alzarse repetidas veces y follarme la boca a su gusto.
Me la saqué una vez más y cuando vi que estaba lo suficientemente húmeda con mi saliva y sus fluidos, escalé por su cuerpo hasta que los pliegues de mi coño acariciaban el largo de su polla. Junté mis labios con los suyos y dejé que su lengua entrase a mi boca, robándome pequeños jadeos.
— Te quiero dentro. —Hablé entrecortado sobre sus labios, tomando la base de su polla y colocando el glande en mi entrada.
Me asustaba ligeramente su tamaño, pero si entro una vez hace dos años, volverá a hacerlo.
Pegué un pequeño salto con los primeros centímetros, me dolía un poco, pero sólo necesitaría unos segundos para acostumbrarme y comenzaba la acción.
Me detuve cuando llevaba menos de la mitad de su polla, y bufé, intentando bajar más, aunque ese ligero ardor no se detuviese. En un rápido movimiento, Mina nos giró y se posicionó entre mis piernas, tomando la base y apuntando su glande hacia mi entrada. Se puso en sus rodillas y abrió un poco más mis piernas con su otra mano, comenzando a penetrarme con cuidado.
— Si no me dejarás tener el control, al menos deja que te cuide en la primera penetración. —De acuerdo, tal vez tenía algo de razón. Yo por mi cuenta no hubiese bajado completamente por el dolor que sentía. Es como volver a perder la virginidad, y cabalgándola a la primera, iba a hacer que me doliera toda la follada.
— En esta posición tampoco va a entrar completamente. —Tomó mis caderas y yo me afirmé de sus brazos, mirándonos para intentar distraernos. O bueno, para yo poder olvidar que me la estaba metiendo.
— Lo sé, pero si te pongo en cuatro, tomaré el control yo. —Bajó su rostro hasta estar a un par de centímetros del mío, y soltó una pequeña risa. — Y tú, mi amor, no quieres eso.
Un ligero hormigueo en mi estómago me hizo tomar la parte trasera de su cuello y acercarla hasta poder besar sus labios por largos segundos hasta que sentí esa presión extraña estirando mis paredes de la manera más indolora y exquisita que pudo conseguir en esta posición
— ¿Está listo? —Pregunté, casi en un murmullo. Ella negó.
— Faltan un par de centímetros...
Con una fuerza que no sabía que tenía, la empujé por los hombros y nos volteé. Ahora yo sobre ella, y su polla enterrada profundamente en mí.
Me mordí el labio inferior cuando sus manos se aferraron a mis caderas, y yo comencé a moverme en círculos para dilatar mis paredes. Lo que no pensé, era que tendría que apoyar mis manos en su pecho para no debilitarme con el placer que comenzaba a sentir. Ella estaba alcanzando puntos perfectos y el orgasmo podría colisionarme sin problemas en cualquier momento.
— Mina. —Solté el primer quejido cuando alcé mis caderas y me dejé caer. Ella respiraba pesado, admirando mi cuerpo como sólo ella me gustaba que lo hiciese. — Oh.
Di un par de saltos más, y sentí cómo sus caderas se alzaban, aunque intentaba controlarlo para no penetrarme con rudeza. — Eres preciosa. —Halagó, una sus manos aferrándose a mi culo, y la otra subiendo hasta estimular uno de mis pezones.
Sólo ella podía hacerme suspirar con su ternura en momentos tan desesperados como estos.
— Parezco una desesperada por sexo al lado de tu ternura. —Rió, sonando más como un gemido ahogado.
— Entonces para estar a tu mismo nivel, te diré que me encanta lo apretada que estás. —Mis paredes se apretaron como un mecanismo automático ante sus palabras. — Mhmm... Nayeon, por favor, déjame ponerte boca abajo y follarte hasta cansarme.
Negué con una juguetona sonrisa, dando un pequeño salto más sólo para hacerla bufar.
Una vez que mis paredes se adaptaron completamente a ella, comencé a saltar sin la rapidez que deseábamos, sólo haciéndonos suspirar por la fricción. Y por supuesto, eso no fue suficiente para calmarme. Necesitaba más, necesitaba hacer sonar nuestras pieles al chocar, necesitaba algo más de rudeza.
Esta vez comencé a dar saltos más rápidos, mis senos rebotando ligeramente y dándole un espectáculo en primera fila. Ella parecía embobada viéndome saltar sobre su polla y sentía que estaba tan sumergida en mí (en todo sentido) que ni siquiera sus caderas se estaban alzando para acelerar las embestidas. Sólo me observaba, disfrutando silenciosamente de mis paredes ahogando una específica parte de su cuerpo.
— Mi-Mina. —Sollocé de placer, mis caderas comenzaban a ir cada vez más rápido, y el sonido que hacía mi culo al chocar con sus muslos, me estaba volviendo loca y excitando cada vez más. Ella reaccionó mordiendo su labio y, ahora sí, tomó mis caderas con posesión para ayudarme a saltar, intentando enterrarse completamente en mí. — ¡Oh, Mina! —Había dado con un punto que casi logró hacerme poner los ojos en blanco, y puse las manos a los lados de su cabeza, mi cabello cayendo en cascada hacia un lado porque el elástico se cayó en algún momento sin siquiera notarlo.
— Ah, sí, así. —Suspiró, deteniéndome para moverme en círculos. Cerré los ojos fuertemente. ¿Ella sabía que hacer eso sólo provocaba que tocase muchos puntos dulces en mi interior?
Soltó suavemente mis caderas para que volviese a saltar rápidamente, que me follase sin su ayuda. Me encantaba, me encantaba demasiado. Sobre todo, me ponía que se apoderase de mi culo o cintura a su gusto, apretándola o sujetándola para medir un ritmo que me diera precisas embestidas.
Pero no era suficiente.
Una parte de mí necesitaba su lado rudo y posesivo que, bien sabía, ella no sería capaz de negarse por nada en el mundo.
— Oh, Dios. —Me recosté con suavidad sobre su torso, acercándome a sus labios sólo para sentir la sensación de su pesado respirar. Me complacía. — Hazlo rápido. —Pedí. De alguna manera, yo llevaba el control en todo momento, aunque fuese exigiendo que ella follara mi cuerpo a su modo.
— ¿Estás segura? —Su preocupación por mí latente en todo momento, me hizo sonreír.
— Confío en ti... No es primera vez que hacemos est- ¡Ah, Mina! —Sin dejarme terminar, comenzó a penetrarme de una manera salvaje, dura y rápida.
Mi culo resonaba cada vez más fuerte contra sus muslos, y eso, al parecer, la hizo ponerse celosa de sí misma porque comenzó a nalgarme sólo para hacer el sonido más seco y fuerte. Mi espalda se curvó, y sentí que me ahogaba con cada penetración. No era algo malo, era algo completamente exquisito que me hacía gritar por más.
— Siento que podría correrme en cualquier momento. —Sus palabras jadeantes hicieron eco en mi cabeza. La miré con los ojos entrecerrados, y ella hacía lo mismo, sin parar sus movimientos. — Pero no pienso parar. No quiero parar.
— Mina. —Intenté que no sonase como gemido, pero fallé. — No usamos condón.
Soltó una diminuta carcajada, enterrando hasta el último centímetro dentro de mí antes de detenerse.
— No puedo creer que lo nombres justo cuando estamos a minutos de corrernos. De nada sirve colocármelo ahora sabiendo que más de algún pequeñín debe estar viajando tranquilamente por tu desprotegido útero. —No podía negar que era cierto. — Sé que no lo usamos, y también sé que aún no apagamos la cámara.
Quise reír, pero en vez de eso, gemí cuando volvió a follarme.
Me sentía tan cerca, y quería decírselo, quería advertirle que no podía durar mucho más, pero no podía si se me iba el aire cada vez que intentaba hablarle.
— Mi- ¡Ah! ¡Mina! —Dije por fin, tomando sus mejillas con mis manos. Ella me miraba con sus mejillas sonrojadas. — Voy a correrme.
Una maliciosa sonrisa nació en su rostro y sentí cómo se detuvo. Quise gritarle, pero entonces una de sus manos se metió entre nosotras para ir directo a mi clítoris, comenzando a estimular.
Mi boca se abrió por sí sola, y cuando volvió a sus penetraciones, mi cuerpo ya estaba listo para recibir el fuerte orgasmo que, podía apostar, lograría que me desplomase sobre Mina.
— ¿Te gusta? —Preguntó, besando mi mandíbula. Gemí en repuesta. — Dilo. Quiero oír cómo te cuesta hablar por tener mi polla dentro.
Volví a gemir, saliendo tan obsceno esta vez que me sorprendí de mí misma. — Me encanta, Minari- ¡Ah, sí!
Hizo presión en mi clítoris, y comencé a sentir mi abdomen bajo contraerse. Este era mi fin.
— Eso, córrete en mi polla.
Eso y una succión en mi cuello fueron suficientes para hacerme caer en un duro orgasmo, mis paredes apretándose continuamente alrededor de su polla, y fuertes espasmos recorriendo mi cuerpo de pies a cabeza. — Dios, Mina. —Jadeé, atacando su boca. No paraba de penetrarme y sentía que caería inconsciente si no se detenía. — Córrete tú, bebé, hazlo. —Supliqué, su ceño frunciéndose y sus ojos cerrándose.
— Nay-Nayeon. ¡Ah! —En un último empuje, sentí su semen caliente llenarme, pintando mis paredes de blanco. Besé sus labios, intentando que se calmara del duro orgasmo que la azotó. También podía sentir sus espasmos y el fuerte palpitar de su polla.
No se detenía, al contrario, se empeñaba en llevar su semen más adentro, y quise reír ante eso. Besé sus labios esta vez algo más suave, las dos disfrutando de las pequeñas réplicas del clímax. Allí recién pude notar lo sudadas que estábamos, y lo para nada asqueroso que se sentía nuestras pieles unidas.
— Te amo. —Suspiré al alejarme. Ella abrió sus ojos para inmediatamente enfocarse en los míos.
Tenía miedo de soltarlo después de tener sexo, pero me estaba sofocando el no poder gritarlo, el no poder recibir un sentimiento recíproco.
Lo único que deseaba era que me dijera que también me amaba.
— Vístete.
No sonó cómo una bruta insensible. Sonó más como un "¿Por fis?"
— ¿Me vas a sacar de tu cuart...
— Sólo hazlo. —Se sentó conmigo en su regazo y la miré a los ojos una vez más antes de tomar la base de su aún dura polla y retirarme con cuidado. No quise perder mi tiempo en volver a besarla. Si ella pensaba que me arrastraría por conseguir su amor, estaba muy equivocada. Simplemente iba a buscar mi ropa y yo...— Sólo ponte el polerón, no quiero que te pongas las bragas.
¿Disculpa?
— ¿Q-qué?
Ella sin decir nada más se colocó el brasier deportivo, la playera, y sacó un pantalón de chándal que estaba debajo de su almohada. Seguramente era su pijama.
Me puse el polerón rápidamente y cuando quise salir de allí, sentí sus brazos alrededor de mi cintura, forzándome a volver a la cama.
Intenté zafarme porque el coraje me estaba carcomiendo el cuerpo entero, pero su fuerza era mucho mayor a la mía, y casi no podía moverme entre sus brazos.
Se sentó en la cama y abrió sus piernas para luego sentarme en medio. Miré a la cámara sólo por suponer que debía hacerlo. Ella querría terminar el video, y dejaría que lo hiciese, pero no pondría mi mejor cara cuando realmente no quería ni lo encontraba justo.
— Probablemente verán un corte muy largo y notorio en la última pregunta, y no les explicaré esa parte; ustedes no tienen por qué saber lo que pasó. —Mina se tendría que tomar el tiempo de editar esas probables horas de grabación de nuestro sex tape para al final, sólo dejar unos 7 minutos del video. Máximo. Quise sonreír ante la idea de nuestro pequeño secreto, y quise hacerlo aún más cuando sus brazos se enrollaron en mi cintura, pero yo seguí mirando un punto fijo en el suelo sin ninguna expresión. Estaba tan enojada con ella y conmigo. — Pero lo que sí quiero decirles es que yo sí estoy muy enamorada. —Mi corazón comenzó a acelerarse de un segundo a otro. No sabía qué diría, y eso me ponía realmente nerviosa. — La persona que ven aquí es definitivamente el amor de mi vida. Tiene todo los que quiero viviendo a mi lado. Por si no lo han notado aún, es completamente perfecta, y lo es para mí. Sólo ella puede hacerme sonreír como jamás pensé que alguien podría, sólo ella tiene el poder de volverme un gobernada sin remedio, y sólo ella puede sacar mi lado celoso y posesivo sin siquiera notarlo. Amo su rostro, su forma de pensar, de expresarse, la pasión con la que ama y hace lo que le gusta, su piel sin maquillar, cómo se ve por las mañanas con sus muy tiernas y pequeñas ojeras, sus preciosos labios que extrañaba probar... —Sin darme cuenta, mi labio inferior temblaba. Quería llorar, pero no de tristeza o rabia, era uno de emoción. En mi vida creí que pasaría algo así, y simplemente me hacía sentir la persona más afortunada del mundo. Agh, Nayeon, eres una llorona. — ... Lo único que deseo en este momento, es que Im Nayeon sea mi novia, esposa, y madre de mis hijos, aunque eso haya sonado bastante extremo para mi edad... —Rió un poco. — Yo sólo quiero amarte y que me ames, Nayeon. —Sollocé, teniendo que taparme la cara con las manos para que no me viese. — No llores, mi amor, no llores. —Pidió, apretando su agarre en mi cintura, y depositando dulces besos en mi cabello. — Te amo. Te amo.
Sabía que la cámara había captado esa fuerte palabra sin la necesidad de un micrófono. No pararé de llorar nunca, basta.
Me escondí en su cuello, sollozando por última vez antes de dejar un corto beso en su piel. ¿Ya paré de llorar? Sí, creo que sí.
— Pudiste ahorrar todo este suspenso. Me tenías con el corazón hecho trizas en la mano, antes de follar y después de hacerlo; cuando me mandaste a ponerme la ropa. —Ella soltó una pequeña risita.
— Estaba en un estado de shock. Perdóname. —Asentí tímidamente.
— Al inicio del video dije que indirectamente te perdonaría cualquier cosa.
— De todos modos, no me perdonarás nada que te haga daño. Yo misma me suicidaré antes de hacerte daño. ¿Me entiendo? —Asentí otra vez, saliendo de mi escondite para verla. Ella me miró un par de segundos antes de robarme un beso que no había esperado. Me quedé con los ojos cerrados aún después de alejarse de mí hasta que percibí su sonrisa. — ¿Quieres ser mi novia, Nay? Prometo hacerte feliz y siempre estar ahí para ti.
Asentí rápidamente, abalanzándome sobre ella para besarla con todo el amor que tenía en mi corazoncito. — Sí, sí, mil veces sí.
— ¿Ven, penguins? El shipp aún no tiene nombre y ya está confirmado. —Sonreí. — Aunque no esperen que tengamos hijos ahora mismo.
Reí y me volví a sentar sobre sus caderas, abrazándome a su cuello, y moviendo mi cabeza ligeramente hacia un lado para profundizar el beso.
Sentí cómo se recostó un poco en la cama sólo para alcanzar una almohada y taparme el culo.
— Ahora que eres mi novia no pienso dejar que alguien más vea lo que es mío.
Reí en sus labios. Ella no era ese tipo de celosa posesiva que siente la necesidad de tener posesión de otro cuerpo como si fuera un objeto. Nah. Ella le encantaba presumir que hay cosas que sólo ella puede ver y tocar. Como mi culo y mis labios. Y aunque estuviese mal, a mí me encantaba, así que sólo me dejaba.
Volví a besarla en respuesta y sentí cómo metió una mano en sus pantalones de chándal para sacar su erección, alzó un poco mi polerón para que no molestase y apuntó la cabeza en mi entrada.
Para eso quería que no me pusiera las bragas.
Esta vez mis paredes la recibieron sin problemas y rápidamente hasta el último centímetro se encontraba enterrado en mí.
Tomó la parte trasera de mi polerón y lo bajó hasta mis muslos antes de sujetar bien esa parte y levantarse conmigo en sus brazos, poniéndose de lado hacia la cámara. Fue directo a mi cuello, y mientras dejaba húmedos besos, miré el visor de la cámara. Gracias al polerón y a sus pantalones aún puestos, no se notaba que tenía su polla en mi coño.
— Mhmm... Apaga la cámara. —Pedí, acercándome a su oreja para luego morder el lóbulo. Asintió como una gobernada y se dirigió a la cámara para apagarla.
En un par de segundos, me tenía contra la pared, follándome desde atrás sin pausa. Sentía mi culo rebotando contra sus caderas fuertemente y mi mejilla junto con mis manos estaban estampadas a la pared, buscando de dónde sujetarme antes de que el orgasmo me hiciese caer de rodillas por la intensidad. Aunque por supuesto, no me dejó caer y ese no fue el último orgasmo que tuve en el día.
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