Jueves, 15 de agosto de 2019 15:45

A esa hora del día, todos los estudiantes se debieron haber ido. Solamente los clubs y algunos profesores se quedaban ahí para actividades extras, como era el caso de Kim Taehyung, el profesor de historia quien se encontraba guardando algunos libros en la biblioteca.

Sus pies dolían debido al cansancio y quería terminar de hacer aquello para poder ir a casa. Anhelaba dormir hasta aburrirse de ello. El día de mañana no había clases y podía tomarse un pequeño descanso de sus largas horas de trabajo. Realmente lo necesitaba.

En sus manos quedaban tres libros y cuando se estiró para dejarlo en su lugar, otra gran mano tomó el libro y se lo quitó con delicadeza.

-¿Historias color tierra? -dijo el dueño de la mano con una suave voz-. Sólo escuché de este libro en noticias o de los estudiantes -Taehyung se da levemente la vuelta, encarando al contrario-. ¿Me podría decir de qué trata, profesor Kim?

El mencionado sonrió.

- Es un relato... -comenzó, hablando con calma, pues podía sentir cómo su corazón se agitaba ante la presencia del azabache- que trata con esa sensibilidad tan característica del país... temas como la feminidad, el amor o la belleza a través... de la historia Ihwa, una niña que crece en un pueblo de la Corea profunda, y el vínculo tan fuerte que tiene con su madre.

-Se escucha interesante, ¿te ha gustado?

-Mucho -responde sin dudas-. ¿No quiere leerlo, profesor Jeon?

-Uhm -el pelinegro frunce el ceño, dándole una ojeada al libro-. Elegí ser maestro de educación física para no relacionarme con libros -elevó su vista hasta chocar con los ojos chocolates del mayor-, pero creo que puedo leerme este.

Taehyung estiró las comisuras de sus labios en una gran sonrisa mostrando sus dientes. Todo el cansancio de estar en la escuela desapareciéndose y cambiando por la emoción de hablar con Jeon Jeongguk.

Mientras que Jeongguk no podía imaginar cómo sería la reacción de Teahyung. ¿Iba a sonreír? ¿Va a hacer muecas? Tal vez... ¿correr? No lo sabía, su mirada estaba perdida en la tierna sonrisa que tenía plasmada el rostro del menor. Mierda, tenía tantas ganas de llenar su cara de besitos, empezando en su frente y terminando en los suaves labios del menor. Su corazón latía de sólo imaginar a Taehyung en sus brazos, siendo protegido por él.

Su corazón latía por Kim Taehyung.

-¿Necesita algo?

-Sí -contesta, dejando el libro en un carrito a su lado-. Tu atención.

-¿Mi atención?

-Tengo mucho que decirte, Taehyungie -cuando Jeongguk comenzó a hablar de forma informal, Taehyung sentía, casi literalmente, como sus piernas temblaban, porque eso sólo podía significar que Jeongguk iba a ser demasiado directo-. Deberías saber que... tú puedes ser la mantequilla de maní de mi jalea.

Kim frunció el ceño.

-¿Qué?

-Tu puedes ser las mariposas que siento en mi vientre -el rubio se ruborizó, no estaba entendiendo del todo-. Tu puedes ser el capitán y yo tu primer ayudante, tu puedes ser el escalofrío que sentí en nuestra primera cita -de la nada Taehyung sonrió. Un vago recuerdo llegándole a la mente.

-¿Jeongguk...?

-Tú puedes ser el héroe y yo puedo ser tu acompañante, tú puedes ser la lágrima que derrame si alguna vez nos separamos, tú puedes ser la lluvia de la nube cuando hay tormenta, o puedes ser el sol cuando brilla por la mañana.

Está bien, Taehyung ya no estaba entiendo nada.

-Jeongguk, ¿de qué estás hablando?

-El punto es -le responde, mordiéndose el labio y dando un paso hacia el mayor- que no sé si podría estar sin ti después de todo lo que me has hecho sentir -sus manos comienzan a jugar entre ellas, picándoles por querer tocar a Taehyung, tan siquiera en un simple abrazo, pero no era la ocasión-. Chico, tú... me complementas, y en algún momento sé que ambos lo veremos. Que somos todo lo que necesitamos.

Taehyung abrió con grandeza.

¿Estaba pasando lo que él creía?

-Jeongguk yo-

-No -le cortó-, no hables. Me pondrás demasiado nervioso -Jeon bajó su mirada. Demonios, esto era más difícil de lo que Jimin le dijo-. Porque eres la manzana de mi pastel, eres la "fre" de mi "sa", eres el humo de mis alturas, y eres el único... con el que quiero casarme.

-¡Jeongguk! -el corazón de Taehyung latía demasiado rápido después de lo que dijo.

-¡Que no hables! -le reprende el menor, mirándole-. Además, no grites, estamos en una biblioteca -Taehyung rodó los ojos-. Taehyungie, te hablo enserio, es la verdad y lo digo porque eres el único para mí... Soy el único para ti... -aquello fue dicho con un poco de duda y Kim mostró una mueca de indignación que Jeongguk no supo descifrar-. Tomas a ambos para nosotros y somos el dúo perfecto.

-¿Dúo...?

-Sí, somos el dúo perfecto, nene, tú y yo -espetó, apuntando su dedo índice a él mismo y luego a Taehyung-. Tú puedes ser el príncipe y yo el tuyo, tú puedes ser el goloso y yo puedo ser tu dentista, tú puedes ser los zapatos y yo puedo ser tus cordones, tú puedes ser el corazón que yo dejo en las páginas de todas las cartas que te escribo -Dios, esto estaba siendo demasiado vergonzoso-. Tú puedes ser el vodka y yo puedo ser el chaser, tú puedes ser el lápiz y yo puedo ser el papel, tú puedes ser tan frío como el clima en invierno, pero eso no me importa mientras estemos juntos, mientras me quieras...

-Jeon Jeongguk -le llama, obteniendo su atención-, ¿qué estás tramando?

-Sabes que nunca voy a dudar de ti, y sabes que pienso en ti, y sabes que no puedo vivir sin ti. Amo la manera en que sonríes, y quizás en tan sólo un momento, pueda verme caminando por el pasillo con nuestras manos entrelazadas. Si tan sólo -saca algo de su bolsillo. Un papel doblado- me dices que sí.

Taehyung tomó el papel y lo desdobló.

¿Quieres ser mi novio?

La opción de "sí" y "no" estaban escritas debajo de la pregunta, enterneciéndole.

-¡Jeonggukie! -chilló, tirándose a los brazos-. Realmente quiero, quiero unir a este dúo perfecto.

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