Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte única.

Hablemos de amor, ese amor que llegó en septiembre. Llegó precipitado, casi sin conocernos, a pasos agigantados, floreció como la más bella de las flores, sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que se estaba marchitando.

En mí, pero no en ti.

Y Jungkook, me odié cuando terminé contigo, porque se sintió como si sólo hubiese jugado con tu corazón, con tus sentimientos. Y mi intención no fue nunca esa.

Jamás quise dañarte, pero lo hice. Y me odié, odio y odiaré por siempre, porque a pesar de no poder corresponder más aquel sentimiento, te quería y no deseaba perderte. Lo acepto, quizá fue egoísta por mi parte.

La primera vez que terminamos, me pediste que nos distanciaramos por un tiempo, no me querías cerca, al menos hasta que tus heridas pudieran sanar por completo. Así que acepté tu decisión y me alejé, sin cuestionarlo ni replicar, lo sabía: no merecía respuestas, necesitabas hallar la manera de aliviar tu dolor, y yo no deseaba impedírtelo ni arruinar aún más la situación.

Para mí todo transcurría con normalidad, pero para ti todo había acabado. Llorar por las madrugadas, contarle a tus amigos cómo te sentías, tratar de desahogarte, se había convertido en una monótona rutina de la que necesitabas escapar, pero no podías.

Mientras tanto, yo continuaba como si nada, e incluso me enamoraba cada día más de alguien nuevo, alguien a quien tú conocías, Park Jimin. Enterarte de aquello fue tu perdición, lo sé. Fui consciente de que no me odiaste a mí sino a él, le odiaste por tenerme. Deberías haberme odiado. Deberías haberme odiado, porque pasé de página y continué mi vida con demasiada facilidad, di borrón y cuenta nueva. Sé que no estuvo bien, que parecía que todo aquello por lo que habíamos pasado juntos no me había importado en lo absoluto, las risas, los besos, los momentos y recuerdos compartidos, se habían esfumado, se convertían en las cenizas de un fuego que alguna vez ardió. Desaparecí de tu vida, dejándote con la sensación de que eras fácil de reemplazar.

Así que ahí ibas tú, desahogando tus penas, olvidándolas de la única manera en que creías poder hacerlo, yendo de fiesta, embriagándote hasta el punto de no darte cuenta de tus acciones o incluso quedar inconsciente, fumando hasta que tu cabeza dolía. Bailando con extraños para olvidar.

Y ahí estaba yo; sintiéndome mal por permitirlo. Pero, ¿qué iba a hacer? ¿Cómo lograría evitarlo si me habías pedido que me alejara? Sólo podía observar a la distancia, con un montón de cosas por decir, pero sin atreverme a pronunciarlas, guardando todo para mí mismo.

El tiempo pasó y volvimos a hablar, todo éste tiempo te extrañé y tampoco pude decirlo, y sé que también tú me extrañaste, pero creías que estaría mejor sin ti.

Aunque en realidad, ¿cómo podría estarlo? Eras importante, jamás dejarías de serlo. Habías dejado una huella en mi corazón que nunca nadie podría borrar.

Aquellos últimos meses te habías estado mintiendo a ti mismo, diciéndole a todos que estabas divirtiéndote en aquellas fiestas.

Bebiendo, fumando, drogándote.

Intentando ser alguien más para encajar con amigos falsos.

Y mierda, yo estaba preocupado. Y no podía evitar sentir aquella opresión en el pecho, no podía hacer nada por callar a aquella voz en mi cabeza que me decía a gritos que había arruinado todo. Te había arruinado. Nos había arruinado.

Estuve con alguien más, alguien a quien realmente amé, sin embargo, cuando todo terminó volví a tus brazos.

Y estuvo mal. Fue terriblemente egoísta hacerlo.

Porque me gustaba aquella calidez y confort que me brindabas, me encantaba lo amado que podías hacerme sentir con tanta facilidad. Pero le amaba a él y no a ti. Le amaba a él y sin embargo ahí estaba, aferrándome a tus brazos, luchando por amortiguar el dolor en mi interior.

Luchando por olvidarme de él: aún cuando sabía que no podría, así que ahí estaba, entregándote mi amor, el amor que no fui capaz de demostrarle a él.

Tú me sonreias, y aquella sonrisa me debilitaba por completo. ¿Cuándo podría ser honesto? Sólo quería estar contigo, te amaba pero no como a él. Y era un maldito ciclo que no hacía más que repetirse. Estar contigo, terminar, alejarme de ti, volver con él, y luego cuando las cosas iban mal, volver a tus brazos en busca de refugio y consuelo.

Pero, ¿qué sentido tenía todo aquello? Que sentido tenía yo le amara y que tú me amaras; ¿A quién le hacía bien eso? Porque yo no lo sé, jamás pude entenderlo. Era un círculo vicioso al que tenía que darle fin, porque no hacía más que destruirme, no, no hacía más que destruirnos.

Y sin embargo ahí continuaba, abriendo mi corazón a ti, amándote de a poco, olvidándome de él.

Quería hacerte feliz enteramente, lo sabías ¿verdad? No obstante, ahí estaba ese algo que me impedía avanzar. El sentimiento latente de que no estaba siendo honesto contigo. La espina que me impedía avanzar. La sensación de que estaba usándote para olvidarle a él. No merecías eso. Nadie lo merece.

Todo este ciclo era para mí como el juego del sube y baja, repetitivo. Y para ser sincero, comenzaba a hartarme. Creía saber como iba aquello a terminar y no me equivoqué.

Comenzó con aquella pequeña discusión porque con el pasar del tiempo comencé a distanciarme, y no me di cuenta pero de un momento a otro me convertí en un ser más pesado que tú.

Tal vez me volví más codicioso, más egoísta.

Porque a pesar del rumbo por el que iban mis sentimientos, no quería volver a perderte, quería encajar contigo.

Sin embargo, contrario a lo que quería me alejaba cada vez más de ti, trataba de ser indiferente a lo que sabía que sentías, el dolor. Y parecía que tú lo notabas.

Ambos estábamos cansados, aferrados a la misma carta. Tú aferrándote a la absurda esperanza de que algún día volvería a amarte completamente, y yo aferrándome a la idea de que podía amarte de esa forma y nuevamente podría ser todo igual o incluso mejor.

Era un repetitivo juego del sube y baja, con todas aquellas subidas y bajadas, aquellos altibajos.

Lágrimas derramadas, palabras hirientes, aquellos "te amo" vacios.

Intenté ponerle fin y lo hice. Quizá no lo hayas visto así, pero fue por el bien de ambos. Porque en mi corazón ya no sentía nada, no había latidos acelerados, mi corazón no latía al compás del tuyo. No había emoción alguna cuando te veía, no había nada más que la culpa que martilleaba en mi cabeza incansablemente.

Así que terminé contigo, porque mentirte acerca de lo que sentía nos heriría tarde o temprano.

Y me odié por eso. Porque sabía que a ti ya te estaba hiriendo mi indiferencia.

Pero lo intenté, intenté avivar el sentimiento y aunque por un tiempo lo logré, mi amor por ti fue decayendo, nuevamente no funcionó. Así que por favor no me culpes, porque realmente lo intenté.

Desearía no haber tenido expectativas.

Pasó el tiempo y quedamos como amigos.

Finalmente estaba feliz con ello, creía que funcionabamos mejor así y al parecer tú también. O al menos eso me habías hecho saber.

Pero, que equivocados estábamos ambos.

Porque me enteré eventualmente de que aún me amabas. Habías estado con otros chicos, pero conforme hablábamos tus sentimientos por mí resurgían. Yo aún gustaba de Jimin y queríamos volver a intentarlo, y aquello te ponía celoso.

Sin embargo, las cosas con Jimin no funcionaron y me alejé de él, mientras nuestro lazo volvía a hacerse más fuerte.

Al principio no habías querido aceptar tus sentimientos pero eventualmente lo hiciste. Me lo dijiste, y querías una respuesta. Querías saber si podías tener una nueva oportunidad conmigo.

Nuestros amigos, todos esperaban que volviéramos. Pero me estaban presionando y no se daban cuenta de ello. Yo ya no me sentía así. Ni por ti, ni por Jimin, ni por nadie en realidad. Me sentía bien estando solo. Por fin sentía que me estaba amando a mí mismo. Y no quería una relación. No después de tanto por lo que pasé.

Y Jungkook, lo sentí una vez, lo sentí dos veces, y no podía sentirlo una vez más, eso era más de lo que podía soportar.

Aún así, me lo pensé por un par de días y finalmente, después de diez meses sin ser pareja, y siete sin yo estar en una relación -porque sí, había estado con Jimin y luego habíamos terminado.- decidí intentarlo nuevamente contigo, abrirle las puertas al amor. A pesar de que finalmente me sentía bien junto a mi soledad.

Pero jamás quise volver, no me atraías más.

Sin embargo acepté, y no debí hacerlo, porque no pensé a futuro, pensé que te amaba, que podría hacerlo funcionar, pero te amaba como a un amigo y nada más.

Lo hemos intentado una, dos, tres veces.

Siempre terminando con el mismo resultado.

Tú me amas, pero no puedo corresponder, y me siento mal por ello, pero ¿debería intentarlo?

¿Debería darle una nueva oportunidad a un nosotros y dejar que el amor florezca?

Creía que sí. Así que me arriesgué y quise intentarlo de nuevo.

Pero mientras en ti florecía el amor cada vez más, en mí la semilla se negaba a nacer, como si algo estuviese mal con ella. Porque no estaba siendo cuidado aquel sentimiento.

Y nuevamente me odié, porque tú parecías tan feliz. Parecías tan feliz que me dio miedo echarlo todo a perder nuevamente y borrar tu sonrisa, me daba miedo mirarte a los ojos, porque sabía que notarías que no estaba siendo honesto. Notarías que el brillo en mis ojos había desaparecido, notarías que el arcoiris que antes solía resplandecer sobre mí se había ido también. Ya nada era lo mismo, y jamás podría volver a serlo.

Aún cuando quería que todo volviese a ser como antes, aún cuando quería solucionar las cosas...

Realmente lo intenté; con todas mis fuerzas, pero eso implicaba volver a amarte de esa manera, y ese sentimiento no era algo que pudiese avivar, eventualmente me di cuenta de que simplemente no quería perderte; fue mi único deseo desde un principio, que continuaras formando parte de mi vida, por eso acepté estar contigo, porque de alguna manera creí que si te rechazaba te perdería. Así que acepté volver, y quise creer que iba a funcionar, pero no fue así.

Y mientras yo desaparecía poco a poco, tú llorabas por mi. Rogabas porque te diera una señal. Porque acabara con esa distancia que había estado imponiendo.

Estábamos en el repetitivo juego del sube y baja, y alguien tenía que bajar, pero ninguno de los dos podía hacerlo.

Tú no podías bajar porque me seguías amando, simplemente esperabas; sentado frente a la ventana de tu habitación, aferrándote a una esperanza mientras mirabas el cielo nublado, nublado como tu estado de ánimo.

Y yo no quería bajar porque no quería herirte, no de nuevo, y sin embargo ahí estaba, paseando por el parque, tomando aire fresco porque sentía que me asfixiaría encerrado en casa con aquellos pensamientos nublados que combinaban con el cielo.

No debíamos alargar las cosas y lo sabía, pero me impedía a mí mismo decir alguna palabra.

Debíamos tomar la decisión; ¿bajar o no?

Vamos a detenerlo, tenemos que hacerlo.

Las personas somos muy astutas, pero sabemos que vamos a salir heridos si a quien amamos no está ahí. Y somos masoquistas, porque a pesar del dolor, continuamos ahí, intentando, luchando por algo que creemos que tiene arreglo, pero no es así, nos mentimos a nosotros mismos para sentir un mínimo de felicidad.

Pero seamos sinceros, aquello no tenía arreglo y debíamos aceptarlo.

Cuando nos mirábamos y sonreíamos, aquello lo decía todo. Pero ahora estamos compitiendo entre nosotros, esto se convierte en el fuego de nuestras peleas.

Luego actuamos como si nos estuviéramos consolando, pero estamos llenos de espinas

Así que hay una transmisión confusa.

Si tuviéramos sentimientos mutuos, si nos pensaramos constantemente... ¿Nos hubiéramos alejado de esta manera?

Deja de pensar en mí, porque sé que te hace daño. Estar esperando por mí, debe ser agotador. Esperar por alguien que no sabe lo que realmente siente.

Sé que el amor es el lugar más solitario cuando eres el único que se enamora, pasé por ello y jamás deseé que te pasara a ti.

Pero te pasó. Por mi culpa.

Y mientras me dirijo hacia tu casa estoy nervioso, mis manos sudan y las restriego contra la tela de mi pantalón.

Apresuro el paso.

Cuando menos lo espero estoy ahí.

Golpeo la madera de la puerta de manera insistente.

Apenas unos segundos han transcurrido cuando abres la puerta con la respiración acelerada, pues seguramente habías bajado corriendo desde tu habitación. Lograba hacer que cambiaras de ánimo en un dos por tres y me sentía como un tonto, porque jugaba con tus emociones, te daba esperanza y no quería eso. Porque mi intención no era lanzarme a tus brazos y llenarte de besos. Mi intención era sinceramente finalmente.

Agaché la cabeza, observando mis zapatos ante tu atenta mirada.

Podrá sonar cobarde, pero tenía miedo.

Tenía miedo de mirar tus ojos, porque sabía que a través de ellos podría ver tu alma.

Podría ver tu alma, y caer en cuenta de lo marchita que estaba a mi causa.

Pude imaginar lo que habías estado haciendo, sentado frente al teléfono, esperando a que me dignara a llamar o mensajear. Habías estado aferrándote a una esperanza. Habías estado llorando por mí, lo sabía. Tenías muy mal aspecto; ojos rojos debido al llanto, ojeras debido a las incontables noches en vela, lágrimas secas.

Y verte así a causa mía me destruyó por completo, porque jamás quise que esto pasara.

Sólo fui una piedra en tu zapato.

Alcé la mirada, detallando cada facción tuya. Tus brillantes ojitos cafés, que me miran sólo a mi, tus pequeños labios suaves y rosados, tus cabellos castaños desordenados, tus manitas ocultas en los bolsillos de tu pantalón.

Me hierve la sangre, me odio. Odio pensar siquiera en lo que estoy a punto de decir, pero debo hacerlo, no puedo mentir más, porque las mentiras han estado en mi garganta desde hace mucho tiempo, escapando con una facilidad que les hace parecer verdad. No puedo seguir permitiendo eso, no cuando la culpa acecha mi mente en cada momento.

-Lo siento Jungkook, sé que no es esto lo que esperas... pero creo que debemos dejarlo hasta aquí. -Aquellas palabras que tanto luché por reprimir, salen tan fácil, y en definitiva me hacen sentir que soy el peor ser humano en la faz de la tierra.

Tu sonrisa se borra y me miras, con aquellos ojitos que ahora brillan por la acumulación de lágrimas.

Me duele lastimarte cariño.

Habíamos mantenido la distancia últimamente, y a pesar de que creí que sabías cómo me sentía, tu mirada mantenía un atisbo de esperanza.

Me mata tener que matarte, cariño.

Te dije que lo sentí una vez, pero no pude sentirlo dos veces. Ni tres.

Y el corazón me dolió, porque pude observar el momento exacto en que las lágrimas surcaron desde tus orbes y rodaron por tus mejillas.

Aunque no lo parezca, me duele decirte que no siento lo mismo. No funcionó dos veces, ¿por qué creímos que podría funcionar una tercera?

Muerdes tu labio ante el peso de mi mirada, y siento que en cualquier momento puedes perder el equilibrio, estás temblando. Estás por quebrarte en pedazos frente a mí, y no quiero verlo...

-...espero que podamos ser amigos. -Continué, porque para mí realmente era más fácil así. No quería sentirme obligado a mostrarte afecto en plan pareja, porque no me salía. No me sentía así. Simplemente no podía darte lo que me pedías con tanta desesperación.

Pero ¿cómo podrías permitirme ser tu amigo cuando sabes la forma en la que mis labios saben? ¿Cómo podrías permitirme quedarme a tu lado después de como te traté? Fui un completo idiota.

Limpiaste tus lágrimas con rabia y me miraste, incrédulo.

-¿Te presioné no es así? -Tu voz salió quebrada y me sentí como basura. En ese momento no supe que es peor, que te hagan daño o hacer daño. Relamiste tus labios.- No fue mi intención, pero me hubiese gustado que hubieses sido honesto. No me hubiese alejado de ti si desde un principio me lo hubieses dicho.

Me quedé sin habla.

-... Y lo siento, pero por mi bien tendré que hacerlo. Tendré que alejarme de ti y así podrás quedarte en paz. Será como si jamás te hubiese conocido, cuando te vea sonreiré porque no serás nadie más que un perfecto desconocido.

Por favor... No... No quiero perderte.

-... Lo prometo.

-Jungkook yo...

Me mandaste a callar.

-No digas nada. Simplemente gracias, gracias por decirme la verdad, aunque ahora sea muy tarde. Gracias incluso por las lágrimas, por el sufrimiento. Espero que encuentres a alguien que te haga sentir feliz y seguro, alguien con quien no tengas que esconderte y que te ame enteramente, con tus defectos y virtudes, alguien que realmente saque todo lo bueno de ti.

Te miro, sin poder articular palabra. Mudo. Temeroso. Porque es verdad, jamás quise perderte. Pero merecía que me alejaras de ti porque sólo te hice daño, aún cuando no fue mi intención.

Jamás quise perderte, pero iba a aceptarlo aunque doliera. Porque si por fin podía contribuir a que en un futuro fueras feliz, me sentiría bien.

Tomaste el pomo de la puerta, dispuesto a cerrarla.

-Antes de salir de tu vida... ¿podría saber por qué te enamoraste de mí? Nunca lo entendí... -Susurré, jugando con mi labio inferior. Intentando aún procesar lo que me has dicho, un montón de recuerdos me azota la mente.

Te observo dudar por algunos segundos, pero finalmente después de echarme una larga mirada en un silencio incómodo, hablas.

-Mi corazón te eligió Taehyung. -Comienzas, la voz te tiembla, y tengo miedo de que nuevamente te quiebres frente a mi. No podría soportar verte así por mí, incluso imaginarlo me duele. Un nudo se me forma en la garganta.- No sé porque mierda lo hizo, pero así fue. Y créeme que me gustaría tener el poder de elegir quien me va a gustar, quien me dejará de gustar o quién me volverá a gustar. Porque me evitaría éste tipo de problemas. Me evitaría el sufrimiento y evitaría hacerme daño a mí mismo.

Me quedo mudo, petrificado frente a ti.
Los ojos comienzan a picarme ante el intenso deseo de llorar.

¿Por qué tenía que arruinarlo todo?

Tratando de convencerme de que no era mi culpa, me giré sobre mis talones cuando cerraste finalmente la puerta, pude sentir el peso de tu mirada desde la ventana, y quise voltear pero no lo hice. Esto era una despedida. Definitiva. Te herí tanto y jamás podría perdonarme por ello.

Porque a pesar de que nunca lo quise, lo hice. Y te perdí por no haber sido honesto en un principio.

Jamás podré perdonarme porque fuiste mi luz, hiciste de mi vida una mejor y aún así terminé alejándote. A pesar de los sentimientos puros que me entregabas.

No eras tú, era yo que después de tanto haber sufrido me sentía feliz estando sólo, era yo, que tenía miedo de volver a entrar a otra relación y salir herido.

Siempre fui yo. Temiendo hacerte daño, pero siempre haciéndolo.

Arruiné todo porque soy inseguro e inestable; las decepciones amorosas me llevaron a serlo. Que podría estar enamorado, pero con el tiempo el amor se iba acabando; así me pasó contigo, así me pasó con Jimin, y con incontables relaciones. Y lo malo de mí es que siempre me precipitaba a hablar, y con ello arruinaba todo, aunque me sintiera libre algo me ataba a todos aquellos que amé; el sufrimiento que instalé en ellos...

Los recuerdos que no hacían más que atormentarme.

Cada vez que intento hacer algo por mi bienestar, termino dañando el de alguien más. Y me odio por eso.

Porque no lo merecían. Pero, si no hubiese aclarado lo que sentía, ¿yo estaría bien? En definitiva no, porque no puedo forzarme a sentir. No puedo hacerlo, por más que quiera, no sería honesto y terminaría hiriéndome a mí mismo. Y lo siento, pero prefiero evitar herirme a mí mismo, a pesar de que termine hiriendote a ti.

Es egoísta, porque por ponerme a mí en primer lugar, termino dañando a quienes amo solo para no dañarme a mí, pero siempre he escuchado decir que debo ponerme como primera opción antes de ver por los demás. Nunca lo he hecho; siempre suelo ponerme a mí mismo en segundo lugar porque me gusta hacer felices a los demás, sin embargo, cuando yo no quiero salir herido termino dañando a los demás, ¿no es irónico?

Supongo que a veces mis acciones contradicen mis ideales, y lo siento, ésta vez me pondré a mi mismo por sobre ti, aún cuando tu perdida sea un gran pesar y mi vida y corazón se sientan incompletas, de todas formas te dejaré re hacer tu vida, e incluso si no estaré en ella trataré de ser feliz.

Porque a pesar de todo, quiero tu felicidad.

Aún cuando terminemos siendo perfectos desconocidos que probablemente jamás puedan reencontrarse.

Porque a pesar de todo, Jeon Jungkook, perfecto desconocido, yo jamás podré olvidarte.

Te amé, te amo y te amaré por siempre.

Dedicado a gladiusScarlet te adoro ❤️

Actualización: He escrito una segunda parte, pueden encontrarla en mi perfil con el título "Maniac"

© shameless-devil 2020

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro