Llevar amor, llevar a nuestros hijos. 

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— ¿Crees que duela? — preguntó Louis en un susurro.

— No tenemos que hacerlo pequeño. No debemos hacerlo — dijo Harry un poco nervioso.

— Estás mal, no voy a dejarte así — habló el omega mirando al alfa separándose de él.

— Lou, me encantaría estar contigo, pero debemos pensar, no puedo dejarme llevar por mi celo — explicó.

"No me quiere, porque soy feo" pensó el omega con tristeza.

— No me quieres contigo — susurró Louis con la voz quebrada.

Harry negó repetidas veces con la cabeza.

— No es eso pequeño — respondió. — Te quiero, no quiero nada más que estar contigo, pero como alfa debo controlarme y ver tu bien.

— ¿Qué hay de tu propio bien? — preguntó.

— No importa. Eres más importante — dijo Harry apretando las sábanas con sus manos, sintiendo el celo cada vez más fuerte.

— ¿Por qué no estaría bien por mi ayudarte? — preguntó el omega confundido.

— Nunca he pasado mi celo con nadie, tú tampoco, puedo lastimarte, no se como mi alfa pueda reaccionar ante ti — respondió con un poco dificultad reprimiendo los gruñidos que querían salir de su garganta.

— No creo que me hagas daño.

— ¿Qué pasa si te anudo?, ¿Y si te marcó? — preguntó. — No se si puedas soportar mi nudo y nuestros padres nos van a matar si se enteran que te marque — agregó dejándose caer en la cama, tratando de controlarse para aventarse encima del omega.

— Yo creo que si podría recibir tu nudo — susurró Louis.

Harry soltó un gruñido.

— Quiero ayudarte Hazz — susurró de nuevo.

— No quiero lastimarte — dijo el rizado con la voz ronca. — Si te anudo podrías quedar en cita, somos muy jóvenes para tener un cachorro.

— Bueno, yo tomé supresores por mucho tiempo, el doctor me dijo que mi fertilidad no está muy bien por ahora, que iba regresar a la normalidad con el tiempo. Además, puedo tomar supresores — insistió.

— No Louis, no voy a arriesgarme — dijo firme el alfa.

— Bien. Me voy — habló bajo el omega tomando su mochila y sus pantalones.

El omega se quitó la falda frente los ojos de Harry, para colocarse sus pantalones.

— Toma, tal vez esto te ayude en algo — dijo el castaño dejando la falda en la cama y salió de la habitación.

El alfa de Harry gruñó.

— Fue lo mejor, fue lo mejor — se repetía en su mente el alfa.

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Dos días después.

Harry estaba angustiado, más que eso, preocupado, no podía concentrarse en nada.

Su celo habia terminado y decidió llamar al omega para pedirle una disculpa por haberlo rechazo de esa manera, pero Louis no respondió ninguna de sus llamadas.

El alfa miró por su ventana que quedaba frente a la habitación del omega y esta estaba tapada por las cortinas.

Algo andaba mal, podía sentirlo.

— Soy un estúpido — se reprochó en un gruñido.

Harry hizo una llamada, luego otra y una vez mas, pero recibió la misma respuesta que las veces anteriores.

— Debe estar molesto conmigo — suspiró sentándose en su cama rendido.

Por otro lado, las cosas no eran como Varry pensaba, ni un poco.

Louis estaba sufriendo, demasiado.

El omega había entrado en celo igual, pero su celo no era igual a todos los anteriores, este le dolía mucho, como ningún otro.

Se sentía quemar, todo sus cuerpo dolia pidiendo algo.

A alguien.

Louis no paraba de llorar y suplicar algo, su aroma era fuerte y se retorcía sin encontrar alivio en las sabanas de su cama.

— No es normal Mark — dijo Jay preocupada escuchando los quejidos de su hijos desde su habitación.

— Lo sé, yo igual estoy preocupado, Louis nunca había estado tan mal.

— ¿Crees que sea por qué es el primer celo desde que dejó los supresores?

— No lo sé, pero sé que si dejamos a Louis así se va a lastimar.

— ¿Y qué podemos hacer? — preguntó la madre.

Jay se sentia mal, podía sentir el dolor de su pequeño y tan solo quería que dejara de sufrir.

— Necesita un alfa — habló Mark seguro.

— No hablas en serio — dijo Jay negándose a eso.

— Si Louis no está con un alfa que alivie su dolor, su celo se va prolongar y va sufrir más.

— ¿Y de dónde piensas sacar un alfa para nuestro hijo? No voy dejar que un desconocido ponga las manos sobre mi niño.

— No tiene que ser un desconocido — susurró pensativo.

— Escuchame Mark, ningún alfa que no tenga mi confianza va a cruzar la puerta del cuarto de mi hijo — dijo Jay firme.

El timbre de la casa sonó.

— Jay, no voy a dejar que mi hijo siga sufriendo — respondió Mark.

— Ya te lo dije — gruñó la mujer caminando hacia la puerta de la casa.

— Hola Jay — dijo Harry nervioso cuando la mujer abrió la puerta.

Los padres se miraron de inmediato al ver am joven Styles.

— Este... yo, venia a preguntar si Louis esta en casa — dijo nervioso por la mirada de los adultos sobre él. — Lo he llamado, pero no responde mis llamadas — agregó.

— Dios niño, eres un milagro — dijo Jay soltando un suspiro. — Entra — susurró haciéndose un lado para dejar pasar al joven.

Harry obedeció y entró a la casa.

Todo olía a Louis, demasiado.

— Louis está en celo — dijo Jay cerrando la puerta.

Harry pasó saliva con dificultad, sintiendo a su alfa rasgar su pecho para salir y ayudar a su omega.

— Oh, yo... no debí venir — dijo con dificultad.

— No, si debiste — habló Mark.

El alfa frunció el ceño.

— Amor, Harry es la solución — susurró el hombre al oído de su esposa.

Jay miró al joven Styles por unos segundos, sonrió y asintió.

— Louis puede quedar en cinta si lo anuda — susurró la mujer.

— Sube con Louis y dale un supresor, yo hablaré con el muchacho — dijo Mark.

— Bien — aceptó la mujer dejando a ambos alfas solos.

Harry se sentía un poco incomodo y nervioso con Mark.

— Dime algo muchacho, ¿Tú y mi hijo son novios, no? — preguntó.

— Si — asintió.

— ¿Lo amas?

— Claro que sí — respondió sin pensarlo.

— Bien, Harry yo fui como un segundo padre para ti por un tiempo, ¿Lo recuerdas?

— Por supuesto que lo hago.

— Confío en ti — dijo el alfa mayor. — Si no confiara en ti como lo hago, creeme que no te pediría esto.

— ¿Qué sucede? — preguntó Harry confundido.

— Quiero que ayudes a Louis en su celo.

El rizado sintió un frio recorrer su cuerpo.

— ¿Qué? — dijo desorientado.

— Confío tanto en ti, que dejaré a mi hijo en tus manos — respondió Mark.

— Señor, yo... no creo que...

— Eres un buen muchacho Harry, se que no lastimaras a mi hijo. Él está sufriendo mucho, si un alfa no lo ayuda, puede sufrir más con el paso de los días.

Harry no sabia que hacer, que decir.

— Solo te pido que procures anudarlo las menos veces posible.

— ¿Puedo anudarlo? — preguntó el rizado con dificultad.

— Si él quiere si. Lo preferible es que la primera vez si lo hagas, para que el dolor que ha sentido se apague, pero si Louis no quiere, no lo hagas.

— Nunca haría algo que él no quiera — dijo Harry seguro.

Mark sonrió.

— Lo sé, por eso confío en ti — dijo el hombre.

Louis estaba con una pieza de ropa interior y una camiseta blanca, sudando, sollozando de dolor.

— Mi pequeño, todo va estar bien, te lo prometo — dijo Jay pasando sus dedos por la piel caliente de su hijo.

— Duele mamá. Duele mucho. ¿Por qué no me deja de doler? No quiero que me duele más, por favor. Ayúdame — suplicó Louis con lágrimas en sus ojos.

— Te ayudaré — susurró ella. — Pero primero debes tomar esto — dijo Jay extendiendo un vaso de agua y una pastilla a su hijo.

— ¿Qué es? — preguntó.

— Ayudará a que deje de doler.

— ¿Me lo prometes? — preguntó el omega asustado.

— Te prometo que si lo tomas, ya no sentirás dolor — sonrió.

Louis asintió y tomo la pastilla y el vaso de agua.

— Sigue doliendo — dijo el omega una vez que terminó de tomarse la pastilla.

— Ya no lo hará en unos minutos.

— ¿Cuánto? — preguntó desesperado.

— En un momento —  dijo — Alguien va a cuidar de ti — susurró dejando un beso en la frente de su hijo.

Jay salió de la habitación

— ¿Qué pasa si lo lastimo? — preguntó Harry asustado siguiendo a Mark. — No quiero lastimarlo.

— Si lo lastimas, te mato — bromeó el hombre riendo. — Tranquilo mucho. No vas a lastimarlo — aseguró.

Harry pasó saliva.

— Haz un buen trabajo muchacho — dijo Mark guiñandole un ojo al joven alfa, una vez que llegaron a la habitación del omega.

El alfa respiró profundo y abrió la puerta.

Lo siguiente que escucho Harry fue la puerta cerrarse detrás de él.

— No deja de doler — dijo Louis retorciéndose.

Harry caminó nervioso a la cama.

— Lou, no va a doler más — dijo con la voz más ronca de lo normal.

El omega abrió los ojos.

— Hazz, ayúdame — pidió.

— Lo haré — susurró quitándose los zapatos para subir a la cama.

— Te necesito. Te necesito ahora — suplicó una vez más.

— Estoy aquí — dijo Harry quitándose la camiseta con torpeza — No va a doler más.

Louis cerró los ojos y asintió.

El alfa de quito con un poco de torpeza los pantalones, quedando solo en boxers.

— Ya alfa. Ya por favor — pidió Louis abriendo las piernas.

Harry gruñó.

— Mi lindo omega desesperado — dijo subiendo a la cama, entre las piernas el castaño — ¿Qué quieres de mi hermoso? — preguntó.

— Todo. Lo que sea que haga que no duela más — respondió desesperado.

— Te haré mío y yo seré tuyo — gruñó Harry pegando su nariz en el cuello del pequeño.

— Si, si, si.

El alfa colocó sus manos en la ropa interior del omega comenzó a quitarla lentamente, la respiración se atoró en su garganta al ver la entrada de Louis contraerse a la nada, con su lubricante saliendo de ella.

— Yo sé que hacer exactamente, pero haré lo que pueda para que no duele más — prometió.

— Si alfa.

Harry mordió su labio inferior, pensando en que hacer, no era muy bueno en ello, no sabía qué hacer con exactitud, así que se dejó guiar por su instinto.

Tembloroso y dudo, metió un dedo lentamente en el interior de Louis.

El omega dejó salir un gemido.

El alfa gruño, quería escuchar eso de nuevo.

Harry metió un segundo dedo y comenzo a moverlos lo mejor que podia, escuchando los jadeos de Louis, algo debia de hacer bien si el omega lo estaba disfrutando.

— Más, dame más — pidió Louis.

El alfa mordió su labio e ingreso un dedo mas.

Louis jadeo de nuevo y comenzó a moverse contra los dedos del alfa, se sentía bien, pero necesita algo más.

— Más, más — pidió el omega.

Harry iba a meter un dedo más pero el omega hablo.

— No, dedos no, algo más — suplicó.

El alfa asintió.

Si su omega quería algo, él se lo daria.

Harry sacó sus dedos de Louis y se quitó sus boxers, nervioso.

— No se si lo hago bien, pero si te lastimo, puedes decírmelo — dijo el alfa.

Louis asintió.

El alfa tomó sus erección, jadeando por su propio toque.

Se alineo a la entrada de Louis y comenzó a entrar inseguro.

Las manos del omega fueron a los brazos del alfa para sostenerse y las manos del alfa se aferraron a las caderas del omega.

Louis jadeaba por intromisión y Harry gruñia de forma ronca.

Cálido, húmedo y estrecho.

Harry llegó al fondo y ambos soltaron un gemido.

— Me siento tan lleno — jadeó Louis con los ojos cerrados.

El alfa respiraba lento, tratando de controlarse para comenzar a moverse, el ambiente estaba lleno de sus aromas y hormonas.

Harry pegó su frente a la frente del omega.

— ¿Puedo moverme? — preguntó Harry en un susurro.

Louis jadeó. 

— Si, alfa — respondió.

Harry jadeó igual.

El alfa dio la primera embestida y Louis gimió en alto.

Harry unió sus labios a los de Louis, mientras comenzaba a establecer un ritmo de sus movimientos, sintiéndose abrumado por el momento.

El rizado colocó sus manos a los lados de la cabeza del omega y comenzo a moverse más rápido, sintiéndose orgulloso por los sonidos que emitía el omega.

— ¿Tu aimes? — [¿Te gusta?], preguntó Harry con la voz ronca. — ¿Tu aimes?, douce créature — [¿Te gusta?, dulce criatura?].

Louis no podía articular ninguna palabra, tan solo podía soltar jadeos con cada movimiento del alfa.

— Eres. Precioso — gruñó Harry mirando el rostro sonrojado del omega, con su flequillo pegado a su frente.

El omega jadeo más cuando sintió al alfa tocar un punto clave en su interior.

— Voy a anudarte.

— Si, Hazz — aceptó Louis deseando sentir el nudo del alfa en su interior.

El sonido de su pieles chocando se hizo más fuerte, al igual que los gemidos y jadeos de ambos.

Olía a omega en celo y alfa posesivo.

Manzanas, café, canela y menta.

Louis se dejó ir en pequeño grito con el nombre del rizado escapando de sus labios.

Harry jadeo por ello y continuó con sus movimientos, dispuesto anudar al omega debajo de él.

El nudo comenzó a crecer.

— Oh Harry — jadeó Louis apretando sus manos en la piel de los brazos del alfa, sintiendo su interior expandirse para recibir el nudo.

— Mine. Mon oméga — [Mio. Mi omega], gimió Harry una vez que quedó atrapado en Louis.

— Mon alpha — jadeó el omega.

Louis soltó un sollozo al sentir como era llenado por el nudo del alfa.

El omega no pudo evitar imaginarse llevar un cachorro de Harry su vientre y una sonrisa se pintó en sus labios de ambos.

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