Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

What is Love?

— El baño está por allá. — Señalé la puerta donde acababa el pequeño corredor de la entrada. — Iré por la memoria.

En vez de eso, pasó de largo. Yoongi tomó asiento en el sillón grande mientras veía con lentitud el interior de mi departamento. Yo, por dentro, intentaba ejecutar un escaneo rápido a toda la habitación verificando no haber dejado ropa interior-con pandas- colgando en alguna esquina de los muebles y, una vez estuve segura fuera una zona libre de burlas potenciales, fui a buscar la usb. No recordaba que tuviera otro archivo en ella más que su documento de la campaña. ¿Para qué la necesitaría de urgencia un miércoles en la noche?

Para hacer mi vida un poco más intranquila, seguramente.

Antes de salir hacia la sala, decidí quitarme ese molesto atuendo semi formal de la oficina y cambiarlo por lo más cómodo que podría existir en el mundo: un hoodie enorme y unos pants holgados de algodón. Y es que, al verme reflejada en el espejo del baño, pude notar el color rojo de mi rostro permaneció latente en todo momento. No sé decir si la causa fue el beso con Geum o la presencia de Yoongi. O el choque de ambas.

Entonces llevé agua helada hacia mi rostro, cepillé mi cabello, lo até y salí con dirección a donde Yoongi se encontraba seguramente perdiendo el tiempo.

— ¿Quieres algo de tomar? — Dije en voz alta, abriendo la puerta del refrigerador.

— Es miércoles, Miah. No tengas malos hábitos ¿Ese es el tipo de empleados que tiene la agencia? — Lo escuché reprochar a lo lejos.

— Ni siquiera dije que fuera alcohol.

— Ni siquiera porque soy el jefe de tu jefe guardas la formalidad. — Me miró de pies a cabeza con desaprobación mientras yo caminaba hacia el tendiéndole la memoria y un yogurt de vainilla bebible.

Puse los ojos en blanco sabiendo que ese gesto le molestaba. Tomó ambas cosas y ni siquiera vaciló antes de insertar la pajilla en la tapa de aluminio del yogurt y beberlo con calma, tomando su tiempo. 

— Pensé que podía quedármela. — Me tumbé en el sofá de al lado tras pensarlo con detenimiento. Esa era mi zona, podía tomar el control ¿No? — Ni is nicisiri qui li diviilvis. — Lo imité en el tono más burlón y hostil que mi inmadurez me permitió.

Pero él hizo caso omiso a mi burla y siguió con el yogurt hasta terminarlo y finalmente, lanzar la basura desde su lugar hacia el cesto cerca de la televisión.

— Sí, pero es mía. La necesito. — Pasó ambas manos por detrás de la nuca, acomodándose cada vez más en el respaldo del sofá.

— Como si no pudieras comprar otra.

— Pero yo quiero esta. — Cerró los ojos relamiendo sus labios, como si estuviera más que relajado.

— En fin... ¿No querías entrar al baño? — Respondí. ¿Había interrumpido mi cita de ensueño solo para dormir en mi sillón?

Pero él guardó silencio. Por largos minutos se mantuvo dando la apariencia de una estatua, hasta que soltó una leve sonrisa desde su pose descuidada sobre mi sillón.

— No, solo quería que tu novio se fuera. — Recargó su nuca en el borde de uno de los cojines sosteniendo su nuca. — Y lo logré.

— No es mi -

"No es mi novio" — Interrumpió con voz chillona. — Ajá, sí. Ya lo dijiste. — Mantenía los ojos cerrados. — Por un momento, me conmoví tanto que casi les pongo el OST de Goblin como fondo.

Por mi mente pasó la remota idea de que Yoongi supiera dónde y con quién estaba. A final de cuentas Jungkook y Jimin lo habían averiguado horas antes, cuando terminó la junta; no me sorprendería que alguno de los dos lo comentara casualmente en voz alta solo para ver la reacción de Yoongi y querer comprobar sus absurdas sospechas sobre nosotros.

— Es muy curioso que aparecieras justo hoy. 

— Yo creo que no. Solo soy alguien visitando a una vieja conocida. Lo hace todo el mundo. 

— Podrías haber omitido "vieja". — Susurré.

—Si fueras una nueva conocida no me sentiría tan cómodo en tu sillón. Es bueno ser viejos, en plural, conocidos.  

Permanecimos en silencio los próximos 15 minutos. Yoongi fingía sentirse lo suficientemente relajado como para abrir los ojos y yo solo me dediqué a ver sin sentido la página de inicio de Facebook, igualmente fingiendo que no me incomodaba o mayormente, inquietaba, su presencia tan repentina.

Llegó un punto donde mi intriga superó el límite de resistencia. Yo era la única que miraba al otro por el rabillo del ojo y supongo que ese hecho, el que Yoongi no sintiera ni la mínima pizca de curiosidad por mí, hacía todo un poco más insoportable. 
Al final, boté el teléfono y giré hacia él, esperando simple y desesperadamente por algo. 

— Y entonces... ¿Planeas quedarte a dormir aquí o...? — Alcé una ceja, rompiendo con el silencio de la habitación.

Yoongi pareció notar el tono sarcástico en mis palabras y se deshizo a regañadientes de la cómoda posición que había tomado en mi sofá.

— Estás siendo muy hostil, Miah. — Talló suavemente sus largas manos contra su rostro. — ¿Sabes cuántas chicas querrían tenerme así en su casa?

— ¿Soy muy afortunada?

Yoongi asintió con confianza de sí, como cuando a un niño pequeño le preguntan si se ha portado bien en la escuela.

— Además, esta es la primera vez que entro a tu casa y tu padre no me ve como el vago que se llevará a su pobre princesa a solo parir hijos. — Llevó una mano tapando sus labios exagerando su expresión de sorpresa.

Tenía razón, los padres tienden a pensar que los primeros novios de sus pequeñas hijas, terminarán embarazándolas y arrastrándolas a una vida llena de carencias y abuso emocional. Supongo que ese hecho se quedó grabado en la mente de Yoongi porque justamente así lo miraba mi padre, entre aquellas rarísimas ocasiones donde llegaban a coincidir en la entrada de nuestra casa o en algún evento de la escuela. 

Reímos brevemente al recordar el miedo que mi padre le tenía a Yoongi y nunca, jamás a la inversa. 

— Hubieras entrado antes de no ser porque huiste aquella noche. 

— No huí. Recordé que tenía algo muy importante que hacer. — Respondió. 

— ¿A la 1:00 am? ¿En serio?

— Soy una persona muy ocupada, Miah. Tengo muchas cosas qué hacer. — Afirmó tranquila y arrogantemente.

— Sí, claro. Se nota. — Entorné la mirada que más bien significaba un "¿Y entonces qué haces aún aquí?

— Hostil y poco amable con tus invitados.

— Que yo recuerde, no te invité.

— Pésimo servicio. Cero estrellas. — Negó con la cabeza.

— De nada. Vuelva pronto.

Nuestra conversación se había vuelto curiosamente inmadura y divertida al mismo tiempo; Yoongi sacudió un poco la cabeza mientras sonreía de la forma más adorable posible.

— ¿Estás enojada porque interrumpí tu cita con tu novio? — Reía divertido, podría decir que hasta burlándose sutilmente. 

— No era una cita y no es mi novio. — Recalqué mientras estiraba mis brazos hacia arriba y tronaba mis omóplatos.

Yoongi entrecerró los ojos y frunció la sonrisa.

— Te vino a dejar hasta la puerta de tu casa, era una cita. — Resopló mirando hacia el techo. — Además, te dio un beso estilo drama con Park Young-algo y Park Seojoon. Para mí es tu novio. 

No tuve algo qué objetar al respecto. Sin embargo, lo cierto es que en ningún momento tuve la necesidad por negar el beso con Geum horas antes. De hecho, aún me sentía un poco en las nubes, soñada por lo bien que me hacía sentir el calor de su cuerpo y la seguridad que me brindó con un beso fugaz pero a nuestra forma, intenso. 

— Tú me has venido a dejar también hasta la puerta de mi casa. ¿Fue una cita? — Me encogí de hombros. Era mi momento de llevarlo hasta el borde.

— Por supuesto que no. 

— Según tu lógica, sí. Entonces tuvimos una cita. 

— Que no. — Dijo irritado.

— Que sí...

Exhaló de la forma más ruidosa posible. Masajeó el puente de su nariz con irritabilidad y tronó ágilmente sus cervicales. Entonces supe que era momento de parar; Yoongi tenía esa facilidad para comunicar, a través de su cuerpo, que había llegado hasta su punto máximo de paciencia y dentro de poco comenzaría a ponerse de mal humor y pésimo genio.

— Tengo hambre. — Suspiró agotado. Gran forma demasiado obvia para cambiar el tema ¿No?

— Te diría que puedo solucionar eso, pero creo que aprecias tu vida.

— Bastante. — Sonrió, fugazmente masajeando su estómago una y otra vez.

Y era verdad, a diferencia de Minhyuk quien poseía habilidades culinarias natas, yo podía tener toda la intención de cocinar algo, pero por alguna razón, incluso si seguí las instrucciones al pie de la receta, puse todo mi empeño, amor y dedicación a lo que estuviese cocinando, al final sabía pésimo. 

— Aún sigo sin poder comer pastel de chocolate. — Susurró.

— ¿Aún lo recuerdas? — Reí avergonzada. — Lo siento mucho.

Asintió frunciendo la frente de la forma menos grosera que pudo, pero por más que lo intentó, no logró ocultar de su rostro los recuerdos traumáticos que le dejó mi regalo.

Sí, lamentablemente él recordaba el pastel de chocolate que le preparé años atrás. Fue uno de esos arranques de amor absurdo que te dan cuando quieres quedar bien con tu novio; unos días antes durante el almuerzo en el instituto, Yoongi dijo "Ojalá dieran pastel de chocolate para comer" e inmediatamente ¿Quién imaginan fue corriendo con su hermano mayor a preguntarle cómo se hacía un pastel de chocolate?
Recuerdo que cuando lo probó, Yoongi demostró ser más dulce de lo que jamás imaginé; incluso si comerlo era un martirio, tomó otra rebanada más y al siguiente día, no pudo ni asistir a la escuela. Cuando le pregunté la razón, Yoongi dijo que tenía un gran resfriado.

Me sentí un poco culpable por hacerlo pasar tal momento.

— Puedo ir a traer algo de comer, si quieres. — Le dije. 

¿Como por qué dije una estupidez tan grande como esa? Ni siquiera yo tenía la respuesta. Yoongi pestañeó unos segundos y después asintió lentamente.

— ¿Tú tienes hambre? 

— Yoongi, yo siempre tengo hambre. 

— Supongo que si no vas muy lejos...  

Vaciló. No pudo terminar de hablar cuando lo interrumpí al levantarme del asiento. 

— Vale, entonces espera aquí. No creo que a esta hora haya mucho... ¿Sopa? ¿Te parece? Hay un local buenísimo a media calle. — Me apresuré hacia la puerta tomando un suéter y las llaves de la casa... Cosa indiscutiblemente estúpida sí, porque mi departamento se abría con código y el hecho de hacer cosas sin sentido, solo me dejaba cada vez más expuesta. 

Y entonces encontré una excusa válida a mi comportamiento de adolescente en relación tóxica:

¿Por qué tanta hospitalidad de repente? Bueno, pensé que siendo amable, podría enmendar mi error en el que fue intoxicado con mi comida. Pero sobre todo, necesitaba alejarme; no entendía y me frustraba el hecho de que Yoongi aún me pusiera sumamente nerviosa. Ante él, mi seguridad caía mil metros, me volvía torpe y titubeaba todo el tiempo. Salir a buscar algo qué cenar, era la excusa perfecta para calmarme un poco e intentar meterme en la cabeza que su presencia ahí, aquella noche, no era más que por mera ¿amistad?

— ¿Crees que haya mucha gente? — Vaciló un poco viéndome tomar la manija de la puerta. — Es tarde si vas a salir sola. No es que me importe, de hecho, me importa muy poco pero... no es recomendable que salgas sola hoy en día. Lo vi en las noticias. 

— Es poco probable. — Dudé. — Pero... si quieres acompañarme para dejar de ser un patán y liberar un poco tu cargo de conciencia si algo me pasa, sí, ven conmigo, lo acepto.

Yoongi pareció reír en tono bajo mientras relamía sus labios. No pensó mucho antes de pararse del asiento y dirigirse hacia mí, subiendo de nuevo su cubrebocas y colocándose la enorme chamarra que dejó en el respaldo del sillón.

— Entonces voy contigo. — Se plantó frente a mí. — Siento que si no superviso lo que traigas, seguramente terminaré intoxicado de alguna forma.

— ¿Estás seguro? — Entrecerré la mirada, haciendo obvio que mi comentario anterior había sido una completa broma. — Alguien podría verte. Alguien podría vernos.

— ¿Te parece que ahora luzco como un rockstar? — Dejó encorvar su cuerpo un poco, relajando su postura.

Para mí, lucía como la persona más sofisticada y genial del mundo; los pantalones rotos de mezclilla, tenis y una chamarra negra de invierno, hacían el conjunto perfecto de galán de televisión infiltrado junto con su típica gorra negra y cubrebocas blanco.

— Te has visto mejor. —  Mentí. — Tal vez si no tuvieras puestos esos Balenciaga de $620 USD, parecerías una persona normal. — Reí momentáneamente, antes de caer en cuenta de que jamás había visto unos Balenciaga originales en persona. 

¿Por qué me resultaba tan ajeno y extraño por momentos? Si la impresión por tener cerca a Jungkook, Taehyung y Jimin, que eran completos desconocidos para ese entonces, era latente ¿Por qué pasaba lo mismo con Yoongi? Mi mente no alcanzaba a comprenderlo. Por momentos, quise aferrarme a la idea de que era un conocido muy cercano. Dios, había dormido en mi casa, yo conocí a su madre, solíamos intercambiar los audífonos al caminar y me recogía de la academia de danza... ¿Por qué sentía que quien estaba a mi lado era un ser inalcanzable cuando en realidad él seguía siendo él?

Supongo que era la sensación aparatosa de todo lo que salir con él implicaba.

Ya en la calle, pude relajarme un poco más. Yoongi caminaba a unos escasos dos pasos atrás de mí y por más que trataba de nivelarme a su altura, él retrasaba su paso en cuanto nos acoplábamos. Incluso con ese detalle— supongo que por gajes de su oficio— hasta cierto punto era agradable. Hace unos meses, ni siquiera en mis sueños más remotos imaginé esa escena; por unos momentos fue como si él jamás hubiera dejado de ser una persona normal y simplemente éramos Yoongi y Miah caminando hacia por calle buscando algo de cenar.

Como si eso pudiera pasar todos los días. Como si fuera lo más normal e irrelevante posible.

La calle se encontraba lo suficientemente concurrida como para que por lo menos una persona se percatara de su presencia y eventualmente causara un alboroto para conseguir una foto, pero nadie parecía notarlo. A pesar de ser casi la 1:30 am, en aquel lugar habitaban puestos de comida, bares, karaokes nocturnos y un sin fin de transeúntes filmando espectáculos de música o baile callejeros y aún así, ni un alma era capaz de notar a Yoongi.
Me sentía justamente como en una de aquellas escenas de The Walking Dead donde tienen que bañarse en sangre y órganos de zombie para poder camuflarse y pasar por en medio de la multitud sin llamar la atención.

Él parecía percatarse de mi estrés ante la situación y maliciosamente, cada que tenía la oportunidad, se detenía y mezclaba sigilosamente entre aquellas bolitas de gente que se forman alrededor de algún espectáculo, miraba con atención lo que estuviesen presentando y justo cuando jalaba sutilmente de su brazo para alejarnos, se plantaba al piso y emitía una irritante sonrisa de lado, totalmente satisfecho por hacerme sufrir.
Pude haber tenido un paro al miocardio cuando una chica sospechó de Yoongi: Mientras observábamos a un dueto de chicos tocar el piano y el cello, una chica un poco más alta que yo, pareció notar algo extraño en Yoongi; sin pensarlo mucho, le importó muy poco el hecho de que yo estuviera forcejeando con él para alejarlo de ahí y trató de mirarlo por debajo de su gorra. Afortunada e incómodamente, Yoongi jaló de mi brazo y me interpuso entre la chica y él, retirando así, toda sospecha de que un famoso se encontrara infiltrado en las calles de Itaewon.

Después de un rato, decidió apiadarse de mi alma y terminamos por entrar a local de sándwiches tostados.

— Pudimos haber pedido esto a domicilio. — Murmuré con recelo, mientras ponía la bandeja con los dos baguettes sobre la mesita donde Yoongi esperaba revisando su celular sin interés alguno.

— Fue más fácil llegar aquí de lo que pensé. — Alzó una ceja satisfecho. — Eres una excelente guardaespaldas, deberías pasarte al departamento de seguridad.

— ¿Te diviertes, Yoongi? — Sonreí, irritada.

— Bastante, Miah. Gracias por preguntar. Disfruta tu comida. — Dijo antes de darle una primera gran mordida a su baguette.

Traté de ocultar mi sonrisa idiota. Estaba con él, cenando y teniendo una conversación medianamente normal... después de tantos años. ¿Cómo controlas la euforia que provoca eso?
Tal vez sí, una pequeña parte de mí jamás dejó de extrañarlo y quizá tampoco de quererlo; para ser clara, en ese momento no sentí un amor como el de antes pero si cariño sincero. No es que muriera por el hombre sentado frente a mí, pero el hecho de estar bien con él, tranquilizaba mucho mi mente y mi corazón.

— Yoongi...

— ¿Mmmh? — Siguió viendo su celular mientras tomaba té helado.

Dejé a un lado mi galleta de arándanos e intenté ponerme seria para lo que iba a preguntar. Sabía perfectamente que traer viejos recuerdos desagradables del pasado no era su cosa favorita en el mundo y que tal vez significaría retroceder 100 pasos de los 10 que ya habíamos avanzado, pero al final, la incertidumbre pudo más que yo.  

— Minhyuk... — Susurré con voz aun temblorosa.

En cuanto escuchó su nombre, los ojos de Yoongi se apartaron de la pantalla del celular para observarme curioso.

— ¿Qué tiene Hyuk? — Dijo con voz grave, mucho menos agradable que la de antes.

— Taehyung lo mencionó.

— Tienen buena memoria. — Susurró mirando hacia el vacío. — ¿Entonces ya saben?

Asentí levemente sin poder verlo a los ojos. Cuando surgían cosas así, no podía evitar sentir algo de culpa.

— Saben que fuimos juntos a la preparatoria. A todo esto yo... Yoongi... — Le sonreí a medias. Hice una leve pausa pensado cuidadosamente en lo que diría. Suspiré muy hondo, tal vez esto rompería con toda la tranquilidad que habíamos logrado obtener. — Hyuk nunca te mencionó...

Yoongi se tomó el tiempo para terminar su bocado. No pareció molestarse, al contrario, asintió de forma tranquila y después miró sobre sus hombros de forma automática e inconsciente para ver si alguien había aparecido a tomarle fotos.

— Incluso fui a despedirlo cuando entró al ejército. — Dijo. Tomó un pedacito de galleta de chocolate y la desmoronó con los dedos, aplastando las chispas de nueza contra el plástico de la charola.— Él tampoco habló de ti... Bueno, por lo menos no conmigo. Se encargó de que todos nuestros conocidos se enteraran de que su hermanita había entrado a una universidad importante en el extranjero. — Sonrió divertido. — Pero solo eso. 

— ¿No es extraño?  

— Miah... Esto, tú y yo aquí, a esta hora, eso extraño. 

— No... — Respondí casi en silencio. — Minhyuk conocía la versión que cada uno estaba viviendo. ¿Por qué no te mencionó jamás? ¿Por qué no... te habló de mí? 

— Se llama empatía. No le hablas a alguien de su ex cuando las cosas... Pasaron como pasaron ¿No crees? Lo único que supe de ti fue que estabas estudiando algo sobre ciencias sociales y que serías la próxima presidenta del mundo.   

¿Qué habrías pensado tú cuando lo supiste? ¿Estarías orgulloso de mí? ¿Te entusiasmaba escuchar alguna noticia nueva como yo de ti?
Tenía tantas preguntas atrapadas en el pecho... Fue como cuando por alguna razón incontrolable, llegan unas ganas demenciales por llorar pero necesitas rechinar los dientes y comprimir el abdomen para no soltar algunas lágrimas. Eso sentí al ver su suave sonrisa tímida pronunciarse en las comisuras de sus labios. 

— ¿Terminaste? — Preguntó antes de tomar la bandeja con restos de comida y dejarla en el bote de basura.

Asentí y mordí mi labio para evitar decir alguna tontería sentimental.

Salimos del local de nuevo hacia mi casa y por fortuna, el bullicio de gente no había parado y eso me hacía sentir un poco más segura al lado de él... O quiero pensar que a cargo de él. Yoongi dejó de molestarme deteniéndose cada dos metros y simplemente caminó detrás de mí, como siempre, en completo silencio.

— Mierda, hace frío. — Me abracé una vez que fue insoportable el fuerte viento de la madrugada golpeando mi cuerpo y rostro.

— Estás muy mal si crees que te daré mi chamarra.— Escuché por detrás de mi hombro.

— No te la pedí. — Contesté. Cubrí mi nariz roja con la palma de mi mano y apresuré el paso.

Caminamos solo unos cuantos metros más cuando de pronto, sentí un peso cálido cubrir mi espalda. Él pasó de largo y apresuró sus pasos más de lo que jamás había hecho. Oprimí con fuerza la sonrisa y luego, troté hacia él.

Había colocado su chamarra sobre mis hombros. 

— Seguramente es lo más costoso que usaré en toda mi vida. — Canturreé envolviéndome en la tela. Me di el gusto de disfrutar el aroma de su loción costosa y varonil. 

— No te acostumbres. — Se abrazó.

Pronto llegamos a la entrada de mi casa, el ritual de cordialidad y encantadora coexistencia había finalizado. Hice un ademán para quitarme la pesada chamarra pero él negó suavemente con la cabeza.

— Me la regresas luego. — Dijo mientras buscaba las llaves del auto que llevaba.

A juzgar por la fila de autos estacionados frente al edificio, descartando la imponente camioneta negra que pertenecía al dueño de la cafetería al lado de mi hogar, supuse que el auto que llevaba esa noche era el hermoso deportivo color gris reluciente, casi nuevo. 

Sonreí meciendo mi cuerpo de atrás hacia adelante.

— Oye, esto fue-

— No, no fue una cita. — Suspiró irritado. Tal vez cansado, posiblemente de mí.

— Me trajiste a casa...

— Tú pagaste por la comida. 

— La caballerosidad no es cosa exclusiva de los hombres. — Dije orgullosa.— Sí fue una...

— Como quieras. — Terminó.

Dio media vuelta y comenzó a caminar con rapidez hacia donde estaba estacionado un auto cuya marca ni siquiera me molesté en revisar debido a que mi atención, estaba toda encarnada en su espalda.

— ¡No te detengas en un burdel o algo! — Dije en voz alta.

No volteó, solamente alzó la mano en el aire haciendo un ademán de "Lo que sea, me voy."
Observé cómo se metió en el auto, arrancó y se fue en un instante.

Y yo... yo me quedé maravillada, asustada, emocionada y ansiosa con las manos dentro de bolsos de su chamarra.



🖤

Isjdbslsidsksosdjdkslsodnd

Escribir este capítulo me hizo muy feliz.
🥺🥺🥺🥺🥺

Estoy en IG como @ ehabraxas, ahí me gusta compartir reels y llorarle a Yoongi y a los bi ti es con cada foto que suben. EALE

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro