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Pied Piper

El día para salir a aquella gira de promociones de la que hablaron en la junta donde no estuve mentalmente presente, se acercaba. La agencia estaba vuelta un caos debido a los preparativos antes de partir y lo cierto es que el estrés, la carga de trabajo y exigencia se extendió hasta nuestra pequeña y aparentemente insignificante área. 
No fui capaz de dormir durante tres días porque mi rutina consistía en trabajar, ir a casa a tomar un baño, comer algo, trabajar, ir a la agencia para perseguir a alguno de los productores de imagen o diseño, comer algo nada saludable de nuevo y seguir trabajando.

En ese lapso, después de la noche del beso, hubo una pausa involuntaria entre Geum y yo. Ni siquiera había tiempo para detenernos a platicar en el corredor y nuestras únicas interacciones ocurrían en alguna sala de juntas o durante una reunión virtual de emergencia. Hubo un par de ocasiones en las que intentamos ir a comer después del trabajo o tomar el almuerzo en un descanso pero, siempre nos veíamos interrumpidos por el timbre de llamada de alguno de los dos o incómodos ante el cansancio del otro. Y... otro punto importante es que yo lo prefería así. Para mi poca fortuna, Geum no era el tipo de persona que interpreta un simple beso como un acto casual y pasajero, así que la presión en mis hombros por corresponderle de una manera profunda, llegaba a quitarme las pocas horas de sueño, durante la madrugada.  

En contraste, Yoongi hizo acto de presencia virtual casi todos los días.

Después de su visita a mi departamento no volvimos a coincidir pero, debo aceptar que para la carga de trabajo que tenía encima, Yoongi hizo un esfuerzo considerable para no perderme el rastro: desde preguntar si ya había comido algo, hasta utilizar fotos reenviadas en cadena de animales bebés haciendo cosas adorables, no hubo ni un solo día en el que no recibiera un mensaje corto, un emoji o un breve mensaje de voz con una exclamación sin energía más que palabras en sí. 
Mi mente quería interpretar esas pequeñas acciones como su forma indirecta de templar las cosas entre nosotros y rescatar algo de la amistad que quedaba de años atrás.

Una noche, durante la madrugada mientras trabajaba en la agencia, recibí un mensaje extraño con familiaridad inquietante de un número desconocido. 


¿Sigues trabajando?
03:25 am

No respondí.

Mientras los latidos de mi corazón aumentaban su ritmo hasta el punto de sofocarme, intenté recordar si es que mi información de contacto en la aplicación de mensajería estaba disponible para incluso los números no agendados.

¿Foto de perfil? La quité meses atrás.
¿Nombre? Solo dejé un emoji al azar.
¿Mensaje? Una frase preseleccionada de la misma aplicación.

No había ni una sola pista que indiciara mi identidad.

Sin embargo, la curiosidad siempre fue más grande que mis impulsos de supervivencia.
Desbloqueé el teléfono y escribí un par de líneas predecibles sin algún patrón específico.

¿Quién eres? 
Lo siento, se borraron todas
mis conversaciones. 
03:29 am


La persona más genial que te
podría hablar a esta hora.
03:35 am

Hice una pausa. Suspiré con alivio y volví a desbloquear la pantala.

Supe de inmediato que se trataba de Yoongi. 

¿Geum? 🤩
03:36 am

...
03:38 am

Pude haberte invitado algo
de la máquina expendedora
pero lo arruinaste.
03:40 am

No pude prestar más atención porque a mi correo, a pesar de la hora, seguían llegando y llegando correos electrónicos exigiendo ser contestados con brevedad. A los pocos minutos, la campanilla del ascensor sonó haciendo eco a lo largo de todo el piso de Relaciones Exteriores. Supe que era él, que se trataba de Yoongi por los pasos lentos sin propósito que se escuchaban en la duela conforme avanzaba a mi cubículo.
De una forma inexplicablemente rápida, tomé un pañuelo de papel quitándome el exceso de grasa en el rostro, puse un poco de bálsamo labial en las mejillas y en los labios y volví a hacer la cola de caballo alta que hice desde horas antes.

Llegó a los pocos segundos. No se veía particularmente cansado, pareciera que estaba muy acostumbrado a trabajar hasta altas horas de la madrugada.

— Miah ¿Cómo es posible que no me hayas agendado todavía? 

— Cambias de teléfono como cambias de ropa interior. — Musité. — ¿Cómo iba a saberlo? 

Y era cierto. Al igual que el resto del grupo, Yoongi solía cambiar con frecuencia de número telefonico debido a la cantidad irracional de mensajes y llamadas desconocidas que lo abordaban día a día. Era casi imposible tener en mente un rango de tiempo aproximado en el que se vería forzado a cambiar de compañía.

Iba a mencionar el hecho de que comencé a ser más meticulosa con mi privacidad desde que regresé a casa pero, eso desataría una serie de preguntas a las que aun no sabía si tenía respuesta o estaba lista para declarar.

— ¿Sabías que este edificio fue construido sobre un cementerio? — Dijo mientras se sentaba en mi escritorio.

¿Cómo lo hacía? ¿Por que si era tan noche lograba lucir exactamente igual a como lo dejaron sus estilistas aquella tarde para grabar alguna escena de video? No podía haber tenido mejor concepto: cabello negro alborotado rebeldemente con un rizado sutil a los lados, arracadas de plata y básicamente un conjunto de playera y pantalón negros que le orotgaban un aura rebelde y misteriosa.

Yo en cambio, lucía excepcionalmente devastada.

— Y se aparece una niña vestida de blanco entre los pasillos ¿No? — Arqueé una ceja mientras reclinaba mi asiento, intentado no parecer encantada por su aspecto superior.

Yoongi sacó lo que pareció ser un chocolate en barra de su bolsillo, tiró de la envoltura y partió la mitad para dármela.

— De hecho no. — Dio una mordida al chocolate. — Pero si tú lo dices, entonces te creo, Miah. 

Esa misma historia la usó años atrás; yo era nueva en el instituto, estaba en mi primer año y constantemente, como cualquier inadaptada, corría hacia el ala menos concurrida de la biblioteca para pasar las horas libres. Tiempo después supe que Yoongi solía ir ahí para dormir o saltarse las clases.
El día que lo conocí, yo quería evitarme la triste rutina de no encontrar mesa para sentarme a la hora del receso, así que fui hacia la biblioteca, busqué libros al azar para simular que haría algo provechoso ahí dentro y me escondí hasta donde creí nadie aparecería. Pero ahí se encontraba... sentado a unos cuántos pupitres de mí. Notó mi presencia y no le dio importancia, minutos después se levantó del asiento, me observó de reojo y susurró:

"¿Sabías que la escuela fue construida sobre un cementerio?Después se alejó.

Obviamente cual niña que era, me asusté un poco y miré hacia mi alrededor para asegurarme que ningún ente maligno me observara.

— Eres millonario ¿Y me traes un chocolate?

Comí mi mitad del dulce, mirándolo con desaprobación.

— A las casi cuatro de la mañana no creo poder ofrecerle langosta, su majestad. — Dijo mientras observaba entretenido la etiqueta del chocolate... Tal vez para buscar cuántas calorías tenía.

— Odio la comida de mar. — Arrugué la nariz.

— Lo sé. — Bostezó.

— Me debes una cena carísima de millonarios entonces. 

Es necesario aclarar, que lo dije en tono de broma y guiñé el ojo de forma exagerada.

Estiré mis brazos y piernas para después tratar de tronzar las cervicales. Yoongi comenzó a echar un vistazo rápido a mi escritorio y a tomar cada cosa que le parecía divertida, analizandola con detalle. Cogió un pequeño set de escritorio en tonos pastel con Pusheen grabado al centro y me pareció ver que sonrío con algo de ternura.

— ¿Cena carísima? — Frunció el ceño, dejando en su lugar el lapicero que había tomado.— Vaya, no creí que fueras de esas personas materialistas, Miah. 

— Para mí, una simple mortal asalariada, una comida carísima sería un corte New York con espárragos a la plancha. — Recalqué. — Y si quieres ser espléndido, una botella de vino de 7Eleven estaría bien.

— Eso no es caro. 

— Como dije, soy una simple mortal, Yoongi.

— Lo pensaré. — Suspiró — Iremos a cenar algo "carísimo" si sigues viva para mañana, la niña que se lleva tu alma y hace ruidos extraños no tarda en aparecer. Me voy a casa. — Dijo mientras bajaba de mi escritorio. — ¿Te irás? Resulta que hoy estoy de muy buen humor y quiero hacer una obra de caridad por los más desfavorecidos. Puedo llevarte casa. 

Una parte de mí gritó y la otra mitad le dió un golpe en el rostro a la que gritaba. Tuve que controlarme muchísimo para no soltar un humillante "" mientras me dejaba en evidencia. Respiré, miré hacia la pantalla con un montón de pendientes de "urgencia para ayer" y negué con la cabeza.

 — Tengo mucho que terminar aún. Con cuidado.

Lo cierto es que moría por aceptar.

— ¿Tienes forma de regresar? Es tarde. 

— Pediré un taxi. — Asentí. 

— Pide un taxi del hotel a media cuadra de aquí. — Musitó con toda la intención de simular que no le importaba en lo absoluto el asunto. — Son más seguros que uno público. 

— Nunca alguien se había preocupado tanto por mí.

— No te acostumbres.

Se fue lentamente, caminando hacia la salida con las manos en los bolsillos. A los pocos segundos se escuchó el sonido del ascensor que anunciaba su llegada al estacionamiento.

Poco a poco me volví a sumergir en el trabajo y en el hecho de que tenía que terminar lo antes posible si es que quería dormir algo esa noche. Pero mi mente comenzó a engañarme, y tontamente la idea de alguien más dentro de la oscuridad de la oficina invadió mi mente. Traté de concentrarme en la pantalla de nuevo y me fue imposible. Segundos después, la pantalla de mi teléfono se iluminó de repente.


Mira detrás de ti. Ojalá no haya
algo extraño.
04:20 am

Maldita sea, Yoongi.

Ni siquiera me molesté en apagar mi laptop de forma correcta. Tomé mi teléfono, el cargador y salí únicamente caminando rápido de ahí para no quedar como una idiota delante de las cámaras de seguridad del piso.
Me sentí realmente absurda cuando tomé el primer taxi que pasó sobre la avenida y pedí que me llevara a casa. ¿Cómo era posible que a mi edad aún me espantara por esas cosas?

Espero que algo te jale
los pies en la noche o se te suba
el muerto.
04:30 am


JAJAJAJJJAJAJA 😂

04:32 am

...
04:33 am


Solo estaba despierto para
esto. Que bueno que
viviste, te debo tu cena
carísima. 😂
04:37 am

Una muy cara, idiota.
04:45 am

Desperté con ojeras terribles. Agradecí en ese momento, mi decisión por cambiar todas las persianas de las ventanas por cortinas color gris, porque de esa forma ningún rayo de sol podría molestarme en momentos así.

No había podido dormir. Lo que quedaba de la noche lo pasé moviéndome de un lado al otro sobre la cama y no, no fue por la imagen de "la niña roba almas" en mi mente. El hecho de que Yoongi me buscara sin alguna excusa de trabajo de por medio, me había alborotado cual chica de 15 años. He de reconocer que fue sumamente enternecedor observar cómo partía su chocolate en dos dandome la parte más grande o escuchar su intención disfrazada de caridad por llevarme a casa. 


Y me encontraba emocionada. Quería ducharme lo más rápido posible para llegar a la agencia y verlo de nuevo incluso si no era igual de agradable como cuando nos encontrábamos solos. No fui capaz de diferenciar el momento en el que las cosas se tornaron menos incómodas y más confianzudas entre nosotros. Pero me gustaba, me gustaba el hecho de tratarnos bien, como antes, me gustaba el hecho de poder bromear o incluso tomarnos aquella libertad de cenar loquefuera juntos.
Patéticamente llegué a guardar su enorme chamarra gris con recelo y así tener una excusa segura para poder verlo. ¿Más infantil? Imposible.

La mañana transcurrió como cualquier otro fin de semana -obligatorio- en la oficina.

No hubo señal de Yoongi ni de la niña roba almas.

En contratse, con la excusa de llevarme algo de tomar porque "accidentalmente" le habían entregado doble pedido, Geum se apareció por mi cubículo en cuanto el personal comenzaba irse de poco en poco.

Desde el día que tuvo que irse de la puerta de mi casa ante la presión de Yoongi, ademas del impedimento del tiempo, Geum no había tenido el valor para encararme y cuestionar qué demonios hacía el jefe del jefe de mi jefe buscándome a altas horas de la madrugada. Simplemente era algo que la naturaleza serena y prudente de Geum, le impedía realizar.

Así que los momentos en silencio a su lado, se tornaron un poco incómodos y sofocantes.

— ¿Subimos? — Dijo con amabilidad mientras colocaba el Chai Latte sobre mi escritorio. — Hay un ensayo, y debemos hablar con el Director de Arte y Diseño. Será rápido. 

Asentí tomando el latte, mi teléfono y una carpeta con anotaciones sobre nuestro trabajo; Geum retrocedió unos centímetros para cederme el paso y caminar hacia el elevador.
En cuanto entramos en este, el minuto y medio que tardamos en subir me pareció más lento de lo que recordaba; no estaba preparada para que Geum quisiera hacer preguntas sobre Yoongi.

Mi coartada más sensata era Minhyuk; la noche en que apareció Yoongi en mi casa, dijo algo sobre confundirlo con mi hermano. Eso era. Si Geum preguntaba, diría que Minhyuk y Yoongi se hicieron amigos mientras yo vivía en Manhattan y simplemente querían mantener más comunicación. Era bastante creíble ¿No?

Una parte de mí se sentía culpable. En mi caso, siempre he sido fiel a la idea de que si alguien te gusta, debes ser totalmente transparente con él; dejar en claro la situación es clave para comenzar a conocer a una persona. Sí, Geum me gustaba, pero por alguna razón, no quería que supiera mi pasado con Yoongi y mucho menos ahora, que habíamos comenzado una coexistencia más pacífica y cercana de lo que llegué a imaginar.

— Esa noche... — Soltó de pronto, viendo inquieto hacia la punta de sus zapatos.

Inspiré hondo. Acomodé algunos mechones de mi cabello tras mi oreja y confié en mi coartada.

— Lo sé. Mereces una explicación. — Sonreí desanimada. — Primero que nada, debo darte las gracias por mantenerlo en secreto. Y también  gracias por darme espacio.

— No. — Agitó sus manos con una sonrisa nerviosa. — No me tienes que explicar nada, Miah. Solo... Es que fue extraño ver a Yoongi esperando por ti. No digo que sea malo pero-

— Ahn Minhyuk... Es un amigo cercano de Yoongi y también mi hermano mayor. — Bebí un poco de latte para simular que se trataba de una explicación casual por la cual no me encontraba nada nerviosa. — Hyuk está unos días conmigo y mi casa es el único lugar donde pueden verse, ya que vendió su departamento antes de enlistarse. — Mentí. — Y bueno, Yoongi y yo nos conocemos de vista pero, en sí toda la relación y eso es con mi hermano.

Todo parecía muy racional. Espero.

La campanilla del ascensor sonó indicando el piso y salimos de inmediato. En cuanto comencé a caminar hacia la sala de ensayos, Geum se detuvo unos segundos en medio del pasillo.

—¿Hyuk-i ya ha salido del servicio? — Frunció la frente, confundido. — ¿E-es tu hermano?

Con un maldito carajo...

¿Geum también conocía a Minhyuk? ¿"Hyuk-i"?
Sentí inmediatamente un hormigueo helado comenzar en mi vientre y proceder a invadir cada una de mis débiles extremidades. Siempre era así, mis mentiras terminaban por irse al carajo por alguna razón. Mi mentira piadosa, había ido más lejos de lo que pensé.


— Permiso de fin de semana. — Encogí de hombros, confiando en que ya nada podía ir peor. — Sí... Es mi hermano mayor. ¿No nos parecemos?

Sonreí para salvar la situación.

La postura de Geum se relajó y asintió creyendo todo lo que le había contado. Caminó hacia mí y nos dirigimos hacia nuestro destino principal.

— Ahora que lo pienso, sí, hay gran parecido.— Soltó una risita baja hacia mí. — Pero, cada uno mantiene su estilo y tú eres... bueno, tú eres tú. Eres bonita y... es decir, ahhh. Olvídalo.

— Lo sé. — Musité sin poder evitar sonrojarme. — Creo que lo sé.

Sentí inmediatamente el calor subir por mi rostro. Y regresábamos al mismo lugar, a esa misma brecha emocional en la que no sabía qué carajo sentir. Geum derretía mi corazón cuando se comportaba así. ¿Por qué debía ser tan caballeroso y políticamente correcto? ¿En qué momento me había atrevido a dudar estar en todos los sentidos con él?

Ah, sí... Yoongi.

Me sentí totalmente estúpida ¿Cómo es que me había pasado por la cabeza tan siquiera soñar y verme totalmente emocionada por las acciones que Yoongi tenía hacia mí como simples amigos? Debía poner los pies en la tierra. Ya no éramos unos niños. Él estaba en un mundo y yo pertenecía a un pasado que volvía a ser controversia cada vez que se traía al presente. 


Regresé entonces la mirada a Geum. Tenía que averiguar su relación con mi hermano. Quise pensar que, esa cercanía, solo podía traer cosas buenas o de menos permanecer de forma neutral.

— ¿Qué... qué clase de relación tienes con Hyuk? — Indagué, caminando torpemente a su lado. — No es que me moleste. — Sonreí. — Es que es un poco raro que-

— Lo conocí por el propio Min Yoongi hace algunos años. — Interrumpió antes de la puerta del salón para mí. — Hubo una fiesta con personal y conocidos para celebrar el éxito del grupo después de una premiación importante y resulta que Hyuk es una persona muy agradable. Tiene una facilidad tremenda para hacer amigos.

Y estaba en lo correcto. Ahn Minhyuk y Ahn Miah son personas totalmente diferentes; mientras Hyuk estaba rodeado de amigos, era agradable, cálido, atractivo y era dueño todo aquello que te obligaba inconscientemente a querer permanecer cerca de él, yo podía contar con los dedos de una mano a quienes consideraba realmente cercanos y dignos de confianza, era tonta con las palabras y pésima al momento de conocer gente. Simplemente, las multitudes, los grandes grupos de personas y el simple hecho de verme expuesta en una situación que erizaba cada fibra de mi cuerpo al punto de provocarme mareos y náuseas, eran debilidades que me describían inequívocamente. Llegó un punto en mi vida, en el que mentir en mi currículum vitae para ser contratada se volvió algo tan natural, que incluso yo me llegaba a creer el cuento que recitaba: "Soy una persona extrovertida con facilidad para trabajar en equipo, resolver conflictos, con alta tolerancia a la frustración y sobre todo, con un gran sentido de liderazgo".

Sí claro, todo eso era posible tras mi media píldora recetada por el psiquiatra o... con un par de shots de tequila.

El ensayo no tardó demasiado en concluir. Durante el tiempo restante, Geum se dedicó a hablar con el Director de Imagen que estaba presente durante los ensayos y yo, poco a poco, divagando entre lo que sucedió la noche anterior, me quise acercar al grupo con una persona como objetivo.

— ¡Ahn Miah! — Dijo Seokjin, mientras tomaba la botella de agua que le había ofrecido.— ¡Cuánto tiempo sin vernos!

Lo único que pude hacer, fue sonreírle en silencio.

— La vimos antier. — Soltó Jimin tirado en el piso, exhausto, mientras limpiaba el sudor de su rostro y su pecho subía y bajaba de forma rítmica. — Hola Miah. — Saludó con una mano verticalmente en el aire.

— Hola, Jimin. — Dije con la atención en otro lado. — La ultima parte te salió genial. — Añadí sabiendo que, aunque jamás puse atención en él, seguramente era verdad.

Busqué con la mirada a Yoongi para así, tener la excusa de entregarle una botella de agua, pero me ignoró por completo. Mientras todos se acercaron a mí, él solo me dedicó una mirada expectante — de aquellas que pueden provocar que te sientas pequeñísima —  mientras reprimía sus labios, y acto seguido, se fue.

Tal vez no estaba preparada para eso. Por mucho que me lo había planteado, el que Yoongi fuera medio amable y divertido cuando estábamos solos y por el contrario, se comportara distante cuando nos encontrábamos con los demás, no era algo sencillo de asimilar.

— ¿Verdad que mi auto es genial, Miah? ¿Qué tal corre? — Seokjin de repente invadió mis pensamientos, sacándome de aquel trance del cual aún no me era posible recuperar. — Dime la verdad.

— ¿Qué? — Balbuceé nerviosa.

— Jungkook nos contó todo. — Namjoon agregó divertido, mientras recargaba su cabeza en el hombro de Hoseok.

— Yo... De verdad lo siento, es que-

— No importa, Miah. De cualquier forma, gracias por traer a mis bebés a salvo. — Guiñó Seok con aire amigable, señalando con la cabeza a los más jóvenes del grupo quienes ahora, se encimaban en Jimin intentando jugar a las luchas.

— Jamás imaginé tocar un Mercedes.

— ¿Verdad que es increíble?

De pronto, el sonido de mi celular me distrajo. Saqué el mismo y desbloqueé la pantalla para ver el mensaje que había llegado.

Min Yoon Gi:

Hoy puedo ir por la cena carísima.
05:08 p.m

¿Por aquí no me vas a ignorar?
05:09 p.m

Tenemos que mantener
nuestro amor en secreto,
idiota.
05:09 p.m

Sonreí como una estúpida mientras escribía. Olvidé totalmente que existía un mundo a mi alrededor.

¿Dónde?
05:09 p.m

Min Yoon Gi:
Paso a tu casa a las 8.
05:09 p.m

Te avergüenzas de mí.
05:10 p.m

Min Yoon Gi:
Iuhg, sí. 🤢
05:10 p.m

— ¡¿Eh?! — Escuché la voz de Seokjin a escasos centímetros de mi oído. — ¡¿Quién?! ¡Ahn Miah!

No supe qué decir, en ese momento negué con las manos mientras sudaba frío. No me había dado cuenta de que, a mis espaldas, seguramente por mi risa de imbecil, Jin, Hoseok y Nam, habían leído "sin querer" mi conversación con Yoongi.

— ¿Te escribió más de tres palabras? — Reía Seokjin, sin poder creer lo que había leído.

— ¿Contestó tu mensaje? ¿En serio?— Hoseok volvió a ver la pantalla de mi celular sin entender mucho lo que había pasado.

— ¿A ustedes les manda mensajes? — Agregó Namjoon susurrando.

— Juro que puedo explicarlo. — Apreté los labios hablando lo más quedito y desapercibido posible.


💜

AMISTADESSSS 
Estoy editando muchas fallas que no noté cuando la escribí. Me duele mucho porque hay mucho comentarios bonitos pero voy a tratar de contestarlos porque pues me gusta sufrir. 

Gracias por sus votos y sus comentarios. De verdad me hacen sonreír y me motivan un buen. 

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