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Outta My Head

Afortunadamente no es como que compartiéramos el mismo oxígeno cada maldito segundo del día. De hecho, en dos meses desde que había llegado a la agencia, solo estuve con ellos en dos ocasiones: Una para acordar una fecha para una reunión y otra, aquella junta que duró escasos 12 minutos.

Así que si 2 meses tienen 1,344 horas, de las cuales solo había pasado 4 con ellos.

Aún no entendía bien la industria de la música, de hecho, no entendía absolutamente nada de aquel mundo. Sin embargo ellos eran un claro ejemplo de que siempre hay algo qué hacer. Poco a poco iba entendiendo cuán grandes se habían vuelto y qué tan influyentes eran a sus menos de 30 años.

Y Yoongi... Yoongi no había cruzado más que 4 palabras conmigo:

"Me voy a dormir".

Definitivamente me había reconocido, era obvio cuando evadía mi mirada o hacía como que estaba demasiado ocupado escribiendo en su celular mientras yo hablaba, cuando en realidad solo se enfocaba en escribir cosas al azar y sin sentido en el blog de notas.
Tampoco era como si yo quisiera aclarar las cosas o tuviera la necesidad por entablar una amistad de nuevo; para empezar, para mí, era un asunto del pasado que aconteció cuando éramos unos niños. Todo lo referente a un "nosotros" había quedado sepultado en aquellos correos electrónicos que jamás respondió.
Así que ¿Por qué yo debía dar el primer paso?
Me había propuesto ser excelente y trabajar devotamente. Claro, todos los días despertaba y mientras tomaba un baño antes de ir a la empresa, mi mente intentaba articular un discurso de emergencia en el remoto caso de que Yoongi quisiera cruzar otra palabra conmigo, pero siempre nos evitábamos.

Esa tarde se supone vería al grupo en la agencia para gestionar un proyecto más grande de lo normal y eso me emocionaba bastante; por lo menos ahora tenía algo con qué ocupar mi cabeza en lugar de continuar haciéndome enredos mentales sobre Yoongi.

Así que, como de costumbre, esa mañana pasé a la cafetería más cercana a la oficina por un americano caliente, me puse lo más cómoda posible en cuanto llegué y esperé cerca de una hora en la sala de reuniones de la empresa. Al poco rato, justamente cuando ya estaba contemplando la idea de retirarme pues no parecía que ni un alma llegaría al lugar, la puerta se abrió abruptamente con algo de torpeza en el intento.

— ¡Ahn Miah! — Susurró apresurado asomando únicamente la cabeza, supongo con la intención de verificar que aún me encontrar ahí. — No me mates, por favor. — Jadeó Namjoon sin aliento.

Después de sonreír ante lo que era bastante común en él, miré por encima de su hombro inspeccionando si venía alguien más acompañándolo.

— No te preocupes. Has venido solo tú... —Susurré intentando no verme decepcionada.

— Lo siento. — Suspiró exhausto, lamentándose suavemente con la cabeza y entrando en la habitación arrastrando los pies. Se veía bastante agotado. Me costó un poco de tiempo comprender que ese era su estado natural: agobiado. ¿Cómo es que tantas responsabilidades debían recaer en una persona que era por mucho dos años mayor que yo? —Hemos estado un poco ocupados y ellos... solo quieren dormir en cuanto tenemos unas horas libres... Pero aquí estoy. Dime qué hacer y daré mi mayor esfuerzo. — Exhaló. Namjoon era el tipo de persona que refleja confianza, serenidad y se guarda todo el estrés para él.

Y es que al verlo tan cansado, resignado a seguir con aquella jornada laboral que podría jurar había durado cerca de 42 horas sin descanso, me pregunté si los demás eran conscientes de ello.

Fue así como volví a mi asiento en la salita de la habitación y él decidió tomar lugar en el sofá individual a mi lado. Sin embargo, en el proceso, me fue imposible no observarlo a detalle. Me gustaba analizar sus atuendos, siempre llegando a la conclusión de que, aun así se limitara a usar un pantalón deportivo negro, una sudadera blanca, tenis y gorra, Kim Namjoon luciría siempre como si fuese a posar para Vogue. Todo encajaba con él. Su rostro pequeño con ojos afilados y cabello platinado le otorgaba un aura gloriosa. 

Pasamos cerca de 30 minutos hablando del proyecto que se comenzaría dentro de pocos meses. Cabe recalcar que se trataba de un sujeto sumamente inteligente y maduro, por lo tanto, era muy sencillo empatizar y llegar a acuerdos con él; conversar con Kim Namjoon podría resultar más profundo de lo cualquiera imaginaría. ¿Querías hablar de política? Nam sabía de eso. ¿El tema era arte contemporáneo? Ese era su fuerte. ¿Música? ¿Economía? ¿La Paz mundial? A excepción de "Cómo hablarle a la chica que te gusta", Namjoon siempre sabía sobre cualquier tema. Hasta donde recuerdo, no hay tema que podría dejarlo sin palabras o sin algo elocuente qué decir.

— No es sencillo ¿Cierto? —Jugó con sus nudillos mientras sonreía un poco cansado, cuando decidimos hacer una pausa. — Perdón por no estar cien por ciento en todo esto y dejártelo-

— Es mi trabajo. Sé que son los más ocupados del mundo. — Alcé los hombros con ligereza. — Así que no te preocupes. Para eso estoy aquí. De hecho todos, a su manera claro, me han aportado sus ideas y eso me ha ayudado como no tienes idea. Solo falta-

Paré de repente antes de mencionar su nombre.

Sinceramente ni siquiera lo consideraba necesario y tal vez, con mucha suerte, Namjoon ni se habría dado cuenta.

—Yoongi... — Terminó mi oración.

Asentí como si no quisiera darle importancia. Tomé algunas hojas con información escrita y fingí leerlas. Sin embargo, Nam era muy observador y eso provocaba cierta incomodidad en el ambiente. Su mirada en mí era evidente. 

— Deberían hablar. — Pasó ambas manos por detrás de su nuca. Por el rabillo del ojo, pude notar la forma en la que cruzó una pierna sobre otra y movía su pie al aire con un poco de ansiedad. — Esto se está volviendo incómodo.

De igual forma, quise aparentar. Alcé mi mano el aire con tal de recorrer la manga de mi suéter y, como si se tratara de la mujer más ocupada del mundo, miré el reloj en mi muñeca.

— Pero sí hemos hablado. 

Él soltó un leve suspiro acompañado de una sonrisa.

— Sabes a qué me refiero. — Musitó confiado, mientras volvía a cerrar los ojos.

Fruncí el ceño como si quisiera convencerme no entendía a lo que se estaba refiriendo... Pero lo sabía y muy bien.

Tal vez Yoongi le habría contado algo.

Ese hecho no me extrañó. Al final, eran compañeros de piso ¿No?

Fue entonces cuando pareció haber leído mi mente y, sin procurar ocultarlo, Namjoon dio un suspiro largo con algo de diversión en él.

— Ustedes se conocen, lo sé.  — Recuperó la postura, cambiando su posición a una menos formal y más amigable.

Claramente recuerdo sentir una extraña presión agobiante llegar a mi pecho para estrujar mi corazón de la forma más lenta y sofocante posible. No puedo asegurarlo pero, creo que ese momento, el típico color paliducho de mi piel, pasó a ser un órgano gris opaco sin una señal de vida en él.

— ¿Q-qué sabes? — Suspiré lo más profundo que pude y traté no sentirme culpable. Lamenté mil veces haberme expuesto tan rápido con una respuesta tan absurda. — Acaso él te dijo-

— No fue necesario. De hecho, él jamás ha hablado de ti.

¿Por qué me sentí herida? En ese momento, el hecho de que Yoongi me considerara tan irrelevante como para ni siquiera haberme mencionado con uno de sus mejores amigos, logró hacerme sentir más miserable de lo que jamás imaginé.

— ¿Entonces cómo es que sabes de esto? — Resoplé. No pude sonar más curiosa aunque lo evitara.

Namjoon se acomodó un poco más en el sillón y tomó entre sus manos el latte que había pedido a su asistente hace unos minutos. Parecía como si fuese a narrar una historia larga y enredada. Traté de imaginar todos los posibles escenarios y situaciones en las que Yoongi pudo, con suerte, haber hablado casualmente de mí.

¿Cómo habrá sido? ¿Me recordaría como una traidora? ¿Su amor de la adolescencia? No me había dado cuenta de lo mucho que aún me importaba lo que pensara de mí, sino hasta ese momento.

— Llevo poco más de 7 años viviendo con Yoongi. Ya vivíamos juntos incluso antes de ser parte de este grupo. — Respiró pareciendo recordar viejos tiempos. — Compartimos dormitorio muchos años. ¿Sabes? Al principio él solía hablar entre sueños y es por eso que tu nombre es difícil de olvidar. Miah. Ahn Miah. Sí. Eras tú. 

— Oh. — Fue todo lo que pude hacer al imaginar a Yoongi de esa forma. Apreté los labios con algo de culpa y vergüenza y después, asentí en silencio, esperando algo más.

— Lo recordé en cuanto él dijo tu nombre en voz alta el día que te conocimos... Además, confirmé que se trataba de ti porque cuando es trabajo, Yoongi jamás evade a alguien. Él tiende a ser responsable, centrado... Muy disciplinado y eficaz. — Sonrió. ¿Qué demonios era tan divertido? — Y bueno, es evidente que ustedes se traen algo.

Carajo. O sea que todo el numerito para evitarlo no era más que una absurda pérdida de mi dignidad ¿Verdad?

Mi corazón latía más rápido lo normal. Yoongi. Yoongi. Yoongi... ¿Por qué me importaba tanto lo que pensara alguien que jamás se dignó a contestar mis correos o dejarme dar una explicación?

— No es la gran cosa. — Pude escuchar mi voz temblar mientras se entrecortaba.

— ¿Qué podría haber pasado como para que quiera evitarte? ¿Sabes?... Es gracioso porque te evade pero no te mira como si te odiara, más bien creo que-

¿Qué más daba hablar de eso con Namjoon? Parecía saber algo sobre el asunto y pensé que tal vez, el simple hecho de que él conociera la razón por la que me fui hace años de casa, compensaría mi intranquilidad en relación a su amigo.

— Yoongi no se molestaría en darme tanta importancia como para odiarme todos estos años. Lo sé. — Interrumpí.

Namjoon soltó, conmovido, una sonrisa divertida dejando notar los hoyuelos sobre sus mejillas. Parecía como si confirmara algo que esperaba escuchar.

Lo dije, al final terminé aceptando el pasado que tanto me había obligado ocultar.

— No sé qué sucedió entre ustedes, pero parece que lo conoces mejor de lo que yo pude lograr en los primeros años. — Sorbía de su latte como si no tuviera ni el más mínimo interés en ocultar que quería saber mucho más al respecto.

Pero sabía que también debía ser inteligente, tal vez con el tiempo podría contarle mi versión de la historia; sin embargo, ahora tenía un empleo que mantener y cierta reputación que cuidar ante el líder de ellos.

— Quedó atrás. Crecimos, maduramos y cada uno hizo su vida. No hay de qué preocuparse. — Traté de sonar lo más racional y tranquila posible.

Él soltó un suspiro de cierto cansancio, peinó su cabello teñido de rubio hacia atrás y dio un bostezo como si no hubiera dormido en semanas. Después esbozó una sonrisa amplia mientras miraba el reloj en su muñeca.

— Debo irme, Miah. Pero... ¿Puedo pedirte algo?

— Por favor. — Lo miré con atención.

— Creo que no es sano dejar ciertas cosas al aire y permitir que se hagan más grandes.— Vaciló un poco antes de continuar. — Reitero, no sé qué sucedió, pero ¿Qué tan importante tuvo que ser alguien en el pasado como para que en el presente sea tan incómodo incluso mirarse?

Solté un suspiro mientras asentía. Interpreté esa petición más como una recomendación que como un ultimátum.

— Supongo que mucho. — Susurré. Me armé de valor para continuar. — Pero ¿Sabes?

Aquel chico dirigió su postura hacia mí, intrigado, dispuesto a escuchar lo que tenía que decir.

— No... Bueno, lo cierto es que me da miedo no saber si soy yo la que tiene que pedir perdón ó-

— ¿Ó él? — Terminó. Asentí soltando un suspiro entrecortado. — Bueno, entonces... Pienso que aceptar que debes pedir perdón, te hace una persona más sabia, más madura y valiente. No cualquiera se atreve a pedir perdón y aceptar que se equivocó. — Me dedicó una amplia sonrisa llena de apoyo.

— ¿Alguna vez has pedido perdón por algo que creíste era lo correcto?

Namjoon pareció reflexionarlo unos segundos. — Todo el tiempo, Miah. Me disculpo todo el tiempo incluso si no he fallado. 

— Entonces... No hay de qué preocuparse. — Sonreí tratando de convencerme.

Él asintió con una sonrisa tranquila.

— Son muy similares. — Suspiró — Solo una cosa más... Sabías que Yoongi trabaja en esta compañía antes de venir aquí ¿Cierto? — Dejó notar una mueca divertida y suspicaz.

Pasé saliva con dificultad.

— Yo... — Se escuchó el hilo dudoso de mi voz dejando al descubierto la respuesta.

— Porque... — Continuó — Supongo que no estarías aquí si no querrías verlo de nuevo... ¿No? — Namjoon volvió a sonreír confiado de lo que estaba diciendo. — En fin, ahora sí, me retiro. Bye bye Miah.

Namjoon se levantó con trabajo y salió tropezando levemente con el tapete de bienvenida de la sala y cerrando la puerta delicadamente.

Ya no sabía si haber hablado con él de algo tan personal me había tranquilizado o puesto más nerviosa. No sabía a qué se refería con "Dejar que se hiciera más grande"; a simples rasgos, no había problema alguno entre Yoongi y yo.

Ahora solo podía pensar en que quizás el suceso de hace algunos años, afectó un poco más a Yoongi que a mí. ¿Por qué otra razón Namjoon mostraría tal preocupación?

Debía confiar en que Yoongi me ignoraría como siempre y seguiríamos coexistiendo como si no nos conociéramos... Como si no hubiera sido la primera persona de la que me enamoré, como si no hubiera sido mi primer beso o como si no hubiéramos planeado ilusamente un futuro juntos.




***

Agradezco de todo corazón sus comentarios y votos. De verdad, no tienen idea de lo mucho que me motivan y me hacen tan feli.

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