Don't You
Esa noche de domingo, mientras terminaba de desempacar su maleta y bebía un vaso de whisky, el Sr. Ahn meditó bastante consigo.
— Háblame de ese niño con el que sale Miah. — Se dirigió hacia la Sra. Ahn, quien pintaba las uñas de sus pies color rojo carmín con bastante diligencia.
La madre de Miah pareció un poco extrañada ante el repentino interés de su esposo por los asuntos de su hija menor. Se trataba de una familia de clase media-alta con roles genéricos: El padre fungía como proveedor y la madre como ama de casa, por lo tanto al cuidado de los hijos. El Sr. Ahn había dedicado toda su vida adulta a intentar levantar y poner en el mapa aquella firma de consultoría financiera que había logrado instituir con la jugosa herencia recibida por parte de alguna tía lejana al ser su pariente más cercano. A todo eso, simplemente no era propio en el hombre prestar demasiada atención a cosas tan banales y pasajeras como las relaciones cercanas de sus hijos.
— Callado, inteligente, amable... Un poco rebelde pero, es un buen chico. — Dijo la mujer muy segura de sus palabras, secando cuidadosamente su pedicure. — Conozco a su madre. Son buenas personas.
El Sr. Ahn tomó asiento en el borde de la cama, desabrochó los primero botones de su camisa negra y después frunció los labios dando a entender no se encontraba muy convencido de algo.
Comenzó una charla extensa donde el Sr. Ahn explicaba cada una de sus inquietudes. Resulta que, durante aquel viaje a Estados Unidos, se encontró seducido ante el paraíso económico que acontecía. Ver mujeres jóvenes caminando de aquí a allá sumamente doctas, siendo parte de cargos importantes donde en su país no se llegaría a ver hasta quizá casi una década después, le hizo pensar inmediatamente en su pequeña hija.
A ese punto ¿Realmente cuánto la conocía? ¿Cuáles eran sus sueños? ¿Qué quería hacer con sus vida? Nunca se detuvo a preguntarlo porque Seoji se encargó de hacerle la vida más fácil como padre.
Así que, en un intento por allegarse a ella, saber sus gustos e inquietudes, poder conocer realmente a Miah, recurrió a Minhyuk como medio de información.
El chico no hizo otra cosa más que decir la verdad, describió a su hermana como una buena estudiante y una buena persona, sin embargo, tuvo también que mencionar la chica vivía bajo la constante presión de los sueños y ambiciones de su madre siendo así, totalmente carente de uno propio. Todo hubiese salido bien a no ser porque, ante su preocupación como hermano, temiendo que Miah pudiese llegar a cometer un error estando cegada por la idea del amor a su corta edad, hizo saber a su padre algunos datos inquietantes acerca de la relación de la chica con Min Yoon Gi.
— Yoongi no es malo, papá. — Aseguró Minhyuk, inquieto por temer a haber dado una respuesta errónea que afectara directamente a Miah.
— Si no consideraras a Miah capaz de seguirlo, no me lo habrías dicho. — Musitó el Sr. Ahn.
Evidentemente, ante la amenaza de que su pequeña hija quisiera seguir a un chico hasta el fin del mundo sin ser capaz de ver todas las posibilidades que brindaba el futuro que el señor Ahn podía darle en aquel entonces, como un rayo que traía consigo inscrito "El Padre del Año", llegó a él la idea de enviar a su hija a un intercambio en su último año de preparatoria, todo esto con el fin de brindarle una perspectiva amplia acerca del mundo, nutrir su mente y lanzar sus expectativas más allá de lo que no había podido imaginar.
Dentro de su razonamiento, era perfecto, era como un regalo.
Su propósito jamás fue alejarla del chico que era su novio en aquel entonces, sino abrir el panorama de sus ambiciones y que estas no se limitarán a seguir a un hombre durante toda su vida. El Sr. Ahn no deseaba que Miah siguiera el prototipo instaurado de la chica inteligente que culminaba estudios solo para brindarle orgullo a la familia y después abnegarse a ser la esposa fiel de algún hombre egocéntrico y narcisista.
Él quería algo más allá de lo que la realidad en casa podía brindarle.
— ¿Ya te dijo lo que planea hacer cuando acabe el instituto? — Masculló hacia su esposa, como si estuviera recriminando la falta de atención sobre la chica.
— Irá al conservatorio de danza. — Respondió la mujer, muy segura de sí.
El hombre terminó el vaso de whiskey y, como si corroborara las suposiciones, alzó las cejas sin sorprenderse de aquella respuesta.
Era claro que Ahn Seo Ji no tenía idea de lo que sucedía con Miah.
— ¿En qué mundo vives, amor? — Comenzó a reír amargamente ante la respuesta. — Hyuk dijo que el chico le insinuó ir a vivir a Seúl.
— ¿Qué? Por favor. — Sonrió suavemente ante lo absurda que parecía la idea. Sin embargo, ver la expresión de seriedad en el rostro del hombre, le hizo saber que iba en serio. — Cariño ¿La crees capaz?
El hombre desabrochó su corbata con desgana y prosiguió a sincerarse. Él sabía sus faltas como padre y ahora, de alguna forma, quería enmendar un poco la situación de la única manera que se le ocurría, al no ser precisamente un hombre cariñoso y entregado a la familia.
— Seoji... Para que Miah tenga lugar en una sociedad tan conservadora como esta, debe autovalorarse. Miah tiene que saber que hay un mundo esperando por ella. — Endureció el rostro y entonces decidió dar un ultimátum. — Y eso implica no seguir lo que tú quieras para ella, implica no seguir a la persona que cree es el último hombre sobre la tierra.
— Estás exagerando. ¿De verdad crees que voy a dejar que Miah se vaya de aquí solo porque así lo quiere?
— Está a un año de creer que teniendo la mayoría de edad puede hacer lo que quiera, Seoji. — Respondió muy acertado. — Esa es la respuesta.
Ahn Seo Ji se mantuvo en completo silencio.
Y así fue como, tras una noche casi sin poder dormir, convenció a la madre de Miah para acceder al intercambio que inicialmente sólo duraría un ciclo escolar.
Siendo completamente consciente de que la inmadurez su hija no accedería a tal idea por miedo a dejar a Min Yoongi de lado, aprovechando que éste se encontraría en Seúl, Ahn Seoji apresuró los trámites y contactos necesarios de forma que una noche de Viernes, Ahn Miah se encontraba acompañada de su padre en un vuelo directo a la ciudad de Nueva York creyendo firmemente que regresaría en pocos meses para seguir con su vida absurdamente planeada al lado de su amor adolescente. Y claro, confiando profundamente en que su hermano y su madre, se encargarían de explicar la situación inicialmente a Min Yoongi, de quien no tuvo señales de vida durante esos cuatro días de angustia antes de marcharse.
Por su lado, la misma Sra. Ahn se encargó de lidiar con el problema a su manera. Encontró erróneamente el camino de una ruptura como excusa creíble para darle Yoongi.
— Lo siento, cariño. — Dijo la Sra. Ahn hacia Yoongi, quien aún con equipaje en mano, se presentó en casa de Miah con el propósito de ser la primera persona a quien le contaría firmó con una agencia. — Ella tenía tiempo planeando esto con su padre. A todos nos sorprendió mucho.
— ¿Y por qué no me lo dijo?
— Tal vez no quería herirte.
— Ella no hace este tipo de cosas. — Respondió.
— Si realmente te quisiera, ella estaría aun aquí Yoongi.
Porque para ellos, aquella relación, todo plan y todo sueño que tuviesen Miah y Yoongi eran considerados ideas pasajeras sin mucha importancia. Era algo que pasaría y se olvidaría en cualquier momento.
Minhyuk, ante la presión por no querer herir los sentimientos de su mejor amigo y de su hermana y al mismo tiempo acatar el favor que había pedido su madre, se mantuvo al margen sellando sus labios.
Fue así como, tras la decepción que puedes llegar a sentir con el corazón roto por tu primer amor, Min Yoongi decidió seguir adelante e intentar borrar a Miah de su memoria. Decidió no contestar sus correos electrónicos, decidió cambiar su número telefónico y por si fuera poco, en un momento de hartazgo, pidió a su mejor amigo no volver a mencionar a su hermana en un largo tiempo.
Se trataba de un nuevo comienzo y para Yoongi, quedó claro que Miah no tuvo el más mínimo interés por querer formar parte de ello.
Los señores Ahn no tenían idea de que años después, cuando su hija ya había forjado sus propios sueños y había comenzado el camino por alcanzarlos, Min Yoongi volvería a aparecer en su vida.
No tenían idea de que ocho años después, al saber la absurda verdad, Miah los esperaría después de su viaje a Italia, para hacer frente a algo que ellos creían como algo pasajero.
•••
Bueno, ahora sabemos que los papás de Miah simplemente fueron papás creyendo que hacían lo correcto.
Y para mi punto de vista, lo fue. Tal vez la mamá pudo haber sido más sincera.
Tengo duda
¿Ustedes qué creen? ¿Fue lo correcto?
¿Creen que Miah se hubiera ido sabiendo toda la verdad y Yoongi lo habría aceptado?
Me pongo pensar y creo que mi "yo" adolescente se hubiera aferrado pero mi "yo" adulta me dice que fue lo mejor que les pudo pasar a ambos.
¡Gracias por leer y darle amor a mi historia!
Así que solo quiero decir que sí veo los comentarios y son lo más hermoso que me puede pasar en la vida y así.
Muchas gracias. 🥺🥺🥺🥺🥺
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