Don't
— Hyuk...— Por fin he decidido hablar después de meditarlo toda la mañana. Lo único que recibo de su parte es un respingo mientras aún tiene la vista fija en su libro. Espero de verdad que esté tan sumergido en su lectura como aparenta, porque de lo contrario, comenzará con todo su interrogatorio pasivo-agresivo característico de los Ahn. Y ahora que lo pienso, sería razonable. — Supongamos que un amigo lejano saldrá con alguien. — Continuo. — Y este amigo lejano no tiene mucha experiencia que digamos... ¿Qué debería hacer?
Aún leyendo suelta una sonrisa de lado, me hace pensar que sabe que ese amigo se llama Min Yoongi, que tiene 18 años y que es pésimo en Álgebra. Deja su libro por unos momentos en la banca y me observa de una forma que, en palabras, describiría como "¿Crees que soy tan imbécil como para no saber que se trata de ti?".
Pero Minhyuk es demasiado amable y considerado como para decirlo en voz alta.
Además ¿A quién más puedo recurrir? Tengo unos cuantos amigos más pero definitivamente no las suficientes bolas como para preguntar de esta forma. Por un momento contemplé la idea de pedirle consejos a la chica de brackets que se sienta a mi lado durante la clase de Química en el laboratorio, Yeonji; me cae bien, por lo general ella se encarga de hacer las prácticas mientras yo la apoyo moralmente desde mi asiento y llegamos a hablar de música o de lo jodidamente exigente que es el sistema educativo en este país. Sin embargo... Igual y me las estoy dando de muy guapo con ella, pero recordé que incluso antes de mi cumpleaños, Yeonji comenzó a dejarme refrigerios y notas con mensajes sobre mi pupitre. Cualquiera diría "¿Y? Eso lo hacen los amigos" Sí, pero si realmente le gusto ¿No me vería desconsiderado con la chica? Ella no me gusta y no quiero mierdas de este tipo cuando ni siquiera sé qué se hace en una cita.
Así que mi única esperanza, irónicamente, es el hermano mayor de la persona a la que invité a salir.
— Tengo que saber el contexto. — Dice acomodándose en la silla, doblando las mangas de la camisa del uniforme y adoptando una pose como de programa Dr. Corazón. — ¿Son novios?
— Mmm no. — Respondo atento a lo que dice.
— ¿Son amigos? — Frunce el ceño acudiendo a la otra opción. Parece que no le sorprende.
— Tampoco.
No me había dado cuenta de que en este momento no somos nada. Es decir, los amigos no se besan y tampoco creo que sientan que el corazón se les sale cuando están cerca uno del otro. Sin embargo, por un beso, no puedo asumir inmediatamente que ya somos... novios.
— ¿Y dices que tu amigo no tiene experiencia? — Cruza los brazos mirándome insinuante. Él sabe perfectamente que ese amigo soy yo y agradezco de algún forma que no quiera preguntar sobre quién o cómo. — ¿Jamás ha besado o tenido sexo?
Vamos, es mi mejor amigo. Él sabe que sí he besado pero jamás... En fin. También sabe que he salido con dos chicas pero fue muy distinto; en ningún momento tuve que humillarme diciendo algo como "Es una cita", salíamos y ya. Ni siquiera debía planearlo, ellas decían a dónde querían ir, yo asentía y las seguía.
¿Qué diría Minhyuk si supiera que está hablando de sexo en un contexto donde Miah está implicada? No estoy diciendo que lo tenga en mente, pero si llegáramos a avanzar, en algún momento hipotético y muy lejano, tendrá que suceder ¿No?
Tal vez en ese entonces, Minhyuk quiera borrar de su memoria esta conversación.
— Ya se besaron. — Respondo retorciéndome por dentro. ¿Por qué mierda aún me pone nervioso recordarlo? — Y él la invitó literalmente en plan de, ya sabes... — Suspiro antes de decirlo en voz alta. — Cita. — Continúo. — Mi amigo quiere ver qué sucede con ella.
Los ojos de Hyuk se abren a la par que sonríe de oreja a oreja. Esa expresión es la que hace cuando tiene demasiado interés en algo y no parará hasta saberlo.
Ay, Hyuki, si supieras.
— ¡Debiste comenzar ahí! — Alza la voz pero inmediatamente después, recuerda que aún estamos en la biblioteca. — ¿Estuvo en tu fiesta? — Susurra con toda la emoción que yo debería tener en estos momentos. — ¿Es Dasun? ¿Hajin?
Sí, Hyuk, ahí estuvo.
— No lo sé, Minhyuk ¿Recuerdas que se trata de mi amigo lejano? —Musito apretando los dientes en una sonrisa visiblemente irritada.
Hace un puchero para hacerme saber que necesita enterarse de los detalles mientras sacude la cabeza con frustración.
Creo que a él le sale más lindo intentar ser tierno que a su hermana.
Al principio, Miah no me parecía bonita, al contrario, la veía como la versión femenina de mi amigo solo que con mil centímetros menos de estatura; al paso del tiempo, no entiendo aún la razón, y conforme más la buscaba con la mirada, me fue pareciendo cada vez más atractiva.
Su nariz respingada, los ojos grandes y tristes con una vaporosa línea de pestañas en abanico, los labios gruesos marcados, el pequeño lunar negro encima del borde derecho de la boca, las mejillas suaves y el cabello negro lacio hasta los hombros, podrían parecer la descripción adecuada de alguien cuyas expresiones exageradamente tiernas cuadrarían a la perfección, sin embargo, no, jamás le ha salido bien intentar ser tierna. Tal vez sea por su voz, no es dulce ni cálida, es profunda con un pequeño toque grave, quizá por eso los únicos momentos en los que la considero enternecedora es cuando le sale espontáneamente.
— Vale, ya. — Dice convencido de que no podrá sacarme más información de la que planeo darle. — A todas las chicas que conozco les gusta ir al cine, al parque de diversiones, por un café, por un helado... Dile a tu amigo lejano que no es tan complicado. Algunas chicas son muy sencillas. — Da unas cuantas palmadas en mi espalda que muy lejos de reconfortarme, logran sacarme un poco más de quicio.
Pero es que ella no es todas las chicas. Miah no es sencilla.
— Es la primera vez que mi amigo lejano invita a alguien a salir, Hyuk y creo que ella es especial.
— Entiendo. — Asiente varias veces en su lugar, creo que ya ha captado la situación. — En ese caso... ¿Por qué no le preguntas a Miah? Ella es una chica o algo parecido ¿No?
¡Es increíble que lo notes! Por cierto ¡Gracias por putas nada!
Sorprendentemente esto no ha ido tan mal- o diferente- a como había imaginado. Si soy sincero, tuve muchos conflictos al imaginar que tendría que ir por ella a casa, regalarle flores, un peluche o esas cosas que le gustan a las chicas, pero Miah hizo todo un poco más sencillo. Básicamente, ella me coordinó a mí. Me dijo que nos viéramos en la parada de autobús que está frente a su academia de danza al cuarto para las tres y así fue.
Cuando llegó al lugar, usando un atuendo que la hace parecer más como mi gemela, me encontraba muy nervioso y sin embargo, fue reconfortante ver que casi tropieza dos veces haciéndome saber que ella también moría por dentro.
Fuera de esos dos incidentes que tuve que detener tomándola del brazo, todo ha ido bien. No es muy diferente a las veces que salimos con Hyuk, a diferencia que en esta ocasión, hacemos lo que teníamos en mente y no únicamente nos limitamos a seguir a su hermano arrastrando los pies de cansancio.
— Eh, niño, sabes que puedes llevarte esto, no es necesario que lo pagues. — Dice, J.D, el dueño de la tienda de música donde hemos venido y donde trabajo, devolviéndome el dinero que le he dado por los cables. — Mejor llévala a un lugar lindo. — Susurra muy bajo, señalando con la mirada a Miah, quien está bastante entretenida en la sección de Pop internacional.
Creo que J.D intuye que es una... cita. Generalmente cuando salimos los tres, o a veces los cuatro contando a la novia de Hyuk, es obligatorio pasar un rato aquí; la mayoría de las veces cada uno sale comprando un disco o algún accesorio para su iPod. Así que supongo que hoy fue bastante evidente hemos venido solos.
— ¿Cómo lo sabes? — Susurro hacia él.
— Yoongi, solo ella y tú no se daban cuenta.
Cuando estoy a punto de hacer una reverencia, Miah llega al mostrador con un disco de Coldplay en las manos.
— Hola J.D. — Saluda Miah hacia mi jefe, haciendo una reverencia.
— ¡Hola Miah! — Dice él, dándome una mirada rápida sin dejar de sonreír.
Ella le extiende el disco e inmediatamente, intuyo, se dispone a sacar de su bolso el dinero para pagarlo. ¿Debería pagar por ella? Mi nula experiencia saliendo con chicas me dice que debo hacerlo y antes de que J.D piense en aceptar su dinero, aviento mi cadera de lado contra ella quitándola de la caja. J.D solo nos mira y ríe sin ocultarlo.
— Es cortesía de la casa. — Niega J.D aun riendo. — Tú trabajas aquí y tú eres mi cliente frecuente. ¿Qué tipo de persona sería si les cobro?
A pesar de que insistimos por unos segundos en pagar, él termina diciéndonos que debe cerrar temprano y debemos irnos. Hacemos una reverencia rápida y justo al momento de salir, J.D suena algo digno típico de señor incómodo:
— ¡Disfruten su cita, niños! — Miah suelta una carcajada y yo lo único que puedo hacer es reírme con ella aunque estoy más avergonzado que nada.
Caminamos por inercia hacia la plaza comercial donde está el local de helados y café. Durante el trayecto, Miah se detiene en la tienda de mascotas, y aunque no tiene alguna, va corriendo hacia la parte posterior para ver los conejos que aún siguen dormidos. Creo que me parece linda la forma en la que los mira.
— ¿Helado de yogurt? — Le pregunto antes de acercarme al mostrador de la heladería para hacer el pedido.
— De vainilla con cubierta de chocolate. — Asiente varias veces, mientras va buscando una mesa para sentarnos. Jala de mi manga cuando quiere llamar mi atención de nuevo. — Estaré sentada allá. — Señala el cubículo al lado del ventanal de cristal cuando he volteado a verla.
Mientras estoy en el mostrador y espero por su helado y mi café americano frío, vuelvo a tener un conflicto mental donde no sé de qué hablaré con ella en cuanto nos sentemos juntos.
He estado mil veces solo con ella, me he quedado a dormir en su casa, hemos perdido clase juntos, la he ido a recoger a su clase de danza infinidad de veces y siempre hablamos de algo ¿Por qué hoy estoy en blanco? Tengo algo de miedo ¿Y si la aburro? Quiero que la chica que atiende se tarde para que pueda darme un poco más de tiempo e idear una conversación más o menos rescatable.
Me han dado nuestro pedido y llego al lugar donde está sentada. Ella extiende las manos y sus ojos sueltan un brillo bastante singular en cuanto toma el helado y no duda en probarlo.
— Amo comer. — Comenta limpiándose los restos de chocolate que han quedado en sus comisuras. Esto debería ser asqueroso ¿Por qué me parece lindo?
— Ya me di cuenta. — Sonrío sin poder controlarlo demasiado antes de darle un sorbo a mi café.
— Por cierto, Yoongi...
Alzo la vista hacia ella, prestándole más atención.
— ¿No estás nervioso? — Muerde su labio mientras deja el vaso de helado en la mesa. — Ya sabes... Este año dejas el instituto. ¿Sabes qué harás? — Parece que lo dice como si tuviera miedo a molestarme.
Últimamente todos han estado preguntando por eso, y es algo alarmante porque no lo sé.
Todos tienen un plan excepto yo.
Estoy seguro de que con esa pregunta, Miah también intentará persuadirme para hacer examen a alguna universidad. Yo sé que ella y Hyuk lo dicen porque se preocupan pero... me gusta que cada quien se mantenga en sus asuntos.
— Aún no lo sé. — Levanto los hombros. — Creo que daré clases de piano a niños pequeños durante el receso de Diciembre pero no sé cómo tratarlos. — Sonrío recordando que hace poco, intenté enseñarle al hijo de mi tía en Busan pero terminó llorando. — ¿Tienes alguna idea?
— ¿No querías dedicarte a la producción de música?
— Sí. Pero sabes que mamá y papá están en contra de eso. — Respondo bastante gélido. No me gusta hablar de eso. Ella sonríe con melancolía, creo que le he pegado mi pesimismo. — Una universidad privada es muy cara y mis notas no son suficientes para conseguir una beca y estar con los próximos líderes de la generación en La Universidad Nacional de Seúl.
Ella ríe ante mi último comentario. Por lo menos la hago sonreír.
— Toma tu tiempo. Supongo que llegará solo. — Suelta al mismo tiempo que vuelve a probar su helado. Es una respuesta un tanto distinta a la de Hyuk. — No creo que tenga sentido dedicarse a algo que no te gusta. Sea como sea, eres muy bueno, no dudo que llegues a ser aún mejor.
Su respuesta me toma mucho por sorpresa. De alguna forma, siento que aunque tengo el sustento de mi familia y algunos amigos, ella es la única persona que extrañamente confía en lo que yo quiero sin opinar demasiado al respecto.
— ¿Está teniendo fé en mí? ¿Es en serio? Es casi seguro que voy a terminar en trabajos de medio tiempo toda mi vida. — Arrugo la nariz para después mirarla con escepticismo.
— Incluso si no la tengo alguien debería ¿No? — Sonríe. No sé si eso me reconforta o me hace sentir peor.
— Creo que aún no tengo un sueño.
— Está bien no tener un sueño, Yoongi, creo que es válido equivocarse siempre y cuando seas feliz. — Asiente quitando el vaso de café entre mis manos y sorbiendo un poco.
A veces creo que es más madura y sabia que yo.
— ¿Y tú ya sabes lo que quieres hacer? — Respondo intentando olvidar un poco mi asunto.
— Yoongi... — Frunce suavemente el semblante, arqueando una ceja y dejando el helado. — ¿Me veo como una persona con un plan? — Ríe negando suavemente con la cabeza.
— Eres Ahn Miah, debes tener un plan o estás jodida.
Ella suspira con pesadez. Supongo que no planeó que, al preguntarme sobre mis planes evidentemente yo también tendría curiosidad sobre los suyos.
— Mamá quiere que vaya al Conservatorio Nacional de Danza. — Musita. Su semblante ha cambiado totalmente. Parece desilusionarse poco a poco, intentando ocultar el sentimiento con una sonrisa confidente.
— No, pregunté sobre lo que quieres tú, no lo que quiere tu madre.
— Es decir. — Aclara la garganta comenzando a morder la cutícula de sus uñas, de nuevo. — Me gusta el ballet y todo eso. Creo que soy buena, muy buena... pero no me veo dedicándome a eso toda la vida ¿Sabes?
— ¿Y ya se lo dijiste? — Pregunto alzando mi mano para retirar la suya de su boca. ¿Se dará cuenta de que comienza a sangrar cuando hace eso? — ¿Qué dice tu padre?
Regresa a su helado, muerde su labio y después me devuelve la mirada.
— El problema es que tampoco sé lo que quiero y lo único que conozco es lo que ella pone frente a mí. No es una mala persona, Yoongi. Ella, al igual que tu madre, solo quieren lo mejor para nosotros.
— ¿Y solo porque son nuestros padres quiere decir que lo que ellos quieren es lo correcto para nosotros? — Argumento un poco molesto. Que mierda es no pertenecer a ningún lado. Es horrible tener la edad suficiente para largarse de casa pero no los recursos suficientes. Es horrible quedarse en un lugar donde la exigencia cubre los sueños de los demás y por ende tú te sientas responsable de cumplirlos. Es horrible no ser niño y tampoco un adulto.
— No. — Comienza a morder la cutícula de nuevo. No es consciente de eso.
Vuelvo a alzar la mano para apartar la suya y así deje de lastimarse.
— Tienes tiempo para descubrirlo, Miah. Está bien no tener un sueño. — Replico sus palabras, dejando salir una sonrisa para intentar darle un poco más de confianza ¿Por qué no sigue su propio consejo?
De regreso a casa, cuando el cielo ha comenzado a tornarse color naranja y cuando la conversación de hace un rato ha quedado sepultada bajo la platica de lo que haremos la siguiente vez que salgamos juntos, subimos al autobús repleto de personas que van regreso a casa.
Entre el bullicio de gente, nos dirigimos hacia el fondo, donde sabemos tendremos un lugar seguro aunque fuese de pie. Sin embargo se han subido más hombres que mujeres y eso me pone un tanto nervioso; así que con toda la vergüenza del mundo, tomo sus hombros y hago que quede recargada en la pared mientras posiciono mis brazos a sus costados. Quedamos a una distancia mínima.
Tiene unos ojos tan lindos que me quedo perdido en ellos un momento, aunque eso implique sonrojarme inmediatamente después. De pronto un suave beso en mis labios es depositado con timidez; sin embargo no es fugaz. Se ha quedado ahí, de puntas en sus pies mientras todo avanza alrededor de nosotros.
"Que descaro" escuchamos a una señora al lado, desaprobándonos. Nos apartamos un poco y con el rostro casi rojo, hacemos una reverencia en modo de disculpa. Pero en cuanto la señora baja del autobús maldiciendo a la juventud tan desvergonzada de hoy en día, Miah suelta una pequeña risa desvergonzada que me hace sentir más confidente. No sé qué me sucede pero al instante, experimento la necesidad por abrazarla y no separarme de ella por un largo tiempo.
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