Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Bullet To The Heart

Sentí que iba a enloquecer. 

Había pasado más  tres horas debatiendo entre dos conjuntos de ropa que no lucieran demasiado pretenciosos, y tampoco demasiado relajados como para insinuar que había bastante confianza entre los dos después de tanto tiempo.
Tampoco había empacado tanta ropa, por lo menos no la necesaria y adecuada para salir con un ex compañero de la preparatoria y que además, recibía todo el título en mi vida de un "casi algo". 

Así que mi habitación y el baño eran un completo desastre, una zona de guerra a la que cualquier amante de la ropa detestaría entrar debido a los pecados mal combinados de patrones y el hecho de que al final, haya recurrido a usar un simple vestido liso negro sin algún otro encanto. 

No obstante, aunque el rubor en mis mejillas irradiaba de forma natural de tan solo recordar a Jiaer esperando por mí en la recepción, describiría el sentimiento más como alegría impaciente que como un nerviosismo latente y aterrador por lanzarme hacia lo desconocido. 

Fue... Extraño. No me sentí de la misma forma cuando volví a ver a Yoongi. Recuerdo el sudor frío colarse por los poros de mi piel en cuanto se acercaba la hora de volver a verlo. Era como si fuese a encarar a una persona completamente diferente, ajena y lejana al chico que un día dejé atrás... Pero ver a Jiaer de nuevo, fue otra cosa. Él me provocaba cierta calidez, ni siquiera sentí el peso de los años ni de la distancia, parecía que sencillamente vería al mismo Jiaer de tiempo atrás.

— ¿A dónde van a ir? — Interrogó Yoongi tumbado en su cama. Pretendió mantenerse atento a las páginas de un libro entre sus manos pero no es verdad, desde que salí de su baño - el cual pedí usar para ver mi imagen en su grandísimo y bello espejo completo- mantuvo la mirada fija en mí.  

— Ya lo escuchaste. — Respondí, ganando más atención. Tomé el precioso dije de Tiffany que compré con la tarjeta de crédito que Minhyuk me prestó para pasar los primeros meses de regreso a casa - y la cual jamás regresé-, lo coloqué sobre mi pecho dando la vuelta al cuello y me senté dando la espalda a Yoongi. — ¿Me ayudas?  — Pedí retirando el cabello suelto de mi espalda. 

Él dejó el libro de lado y me auxilió en completo silencio. 

— Por cierto... ¿Me prestas la chamarra de cuero? 

— No. La voy a usar hoy. 

— Ah ok... 

— Llévatela. — Corrigió una vez que me puse de pie y caminé hasta la entrada buscando los tacones negros que retiré al ingresar a la habitación. — Oye, sabes que Dani puede llevarte ¿Cierto?

— Dani no me ve muy bonito desde la noche del bar.

— Pusiste a un tesoro nacional en peligro, Miah. 

— Fue la noche más emocionante de toda tu vida y lo sabes. — Reí tomando la chaqueta de cuero de su armario y apresurándome a la puerta. — Me voy, ya está abajo. 

— No llegues tarde. — Le escuché musitar mientras me alejaba.  — D-diviértete... 

Jiaer no era necesariamente el chico más tímido del mundo, por lo menos no conmigo. En cuanto me vio salir del ascensor mientras esperaba en la recepción, no dudó en sonreírme de oreja a oreja y envolverme en un fuerte abrazo. Su característica caballerosidad se hizo presente en cuanto tuvimos que subir al auto y, aunque llevase conductor, no dudó en abrirme la puerta y tampoco tardó más de unos segundos en agradecer al señor de mejillas regordetas y rosadas haber accedido a trabajar horas extras aquella noche.

Durante la cena, me sentí como si jamás nos hubiéramos alejado. Jiaer era el tipo de hombre con la personalidad chispeante y temeraria necesaria para adoptar introvertidos y por fortuna, lo hizo conmigo. Recuerdo que la mesera del ostentoso restaurante tuvo que insistir tres veces en anotar nuestra orden porque callar era algo meramente imposible. Habían pasado por lo menos tres horas y ya nos encontrábamos en total sintonía sobre nuestras vidas. Debía reconocerlo, una persona tan encantadora como él, facilitaba las cosas para alguien con una introversión como la mía.

— Mamá va a estar encantada cuando le cuente de ti. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿8 o 9 años? Dios es increíble. — Dijo enérgico mientras despeinaba su cabello castaño claro hacia atrás y sonreía aún maravillado, dejando caer su espalda sobre el respaldo de la banca donde decidimos descansar después de recorrer medio Central Park.

Yo también lo estaba. Me encontraba maravillada por el hecho de que Jiaer no me hubiera olvidado y que a la par, con el recuerdo también se resguardaran ciertas emociones de cariño y nostalgia que solo generan los "casi algo", de cuando eres adolescente. 

— ¿Cómo ha estado Sophia? — Sonreí en cuanto recordé que la misma madre de Jiaer me había pedido llamarla así cuando le conocí. Su aire juvenil y relajado dejaba en claro la razón por la cual su hijo era tan semejante a ella.

— Bien. — Aseguró al mismo tiempo que tomaba un sorbo del café americano entre sus manos.  — Creo que ahora está más ocupada que yo. Se está encargando de algunos proyectos míos y eso la hace ser como una momager ...o algo así. — Sonreía con orgullo y ternura, recordando la bellísima imagen de su mamá. Yo también reí al trazar a Sophia Wang en mi cabeza, era el tipo de madre que todo mundo desea incluso si juran que tienen a la mejor madre del mundo.

— ¿Y tu madre? — Preguntó. — ¿Sigue viviendo en Daegu? 

— Está bien. — Dije jugueteando con los anillos que Yoongi había dejado en los bolsillos de su chaqueta. Una vez que caí en cuenta de la cantidad que posiblemente llevaba de cada lado, retiré las manos y subí los cierres preguntándome si es que habría tirado alguno sin darme cuenta. — No he hablado mucho con ella. 

Y es que era la verdad. La diferencia entre mi madre y yo era tan abismal, que a veces era imposible tan siquiera permanecer en la misma habitación sin una pelea absurda como resultado. No era falta de amor o vínculo maternal. Más bien, supongo que jamás pudimos entendernos y tampoco hicimos un esfuerzo porque ella tenía a Minhyuk como su adonis e hijo caído del cielo y yo tenía a mi papá. Eso es bastante curioso... A pesar no coincidir en muchas cosas con ella, al paso del tiempo adopté su forma de hablar, de caminar y hasta de vestir. 

— Es una pena. — Musitó. — Los panecillos de red velvet que hacía cada viernes eran deliciosos.

— ¿Los recuerdas? Me cuesta aceptarlo pero, jamás he comido panecillos tan ricos como esos. 

— ¡Lo sé! — Saltó un poco girando el cuerpo hacia mi. — Eran húmedos, suaves y- 

— Con la cantidad exacta de betún de queso crema. — Respondimos al mismo tiempo, un tanto apenados por alguna extraña situación, pero el sentimiento de fascinación también era el mismo.  

— Si ella te viera en estos momentos... Seguro se ofrece a hacerlos gratis y de por vida. 

— Estás exagerando. — Sonrió. 

— Esto es muy gracioso. — Negué nostálgica recorriendo la orilla del lago principal con la mirada. Jiaer respingó hacia mi dirección intentando descubrir a qué me refería. —Esto.  — Continúe. — Parecemos de aquellos abuelos que se reencuentran años después en un asilo o en la boda de sus nietos.

Jiar asintió mordiendo su labio inferior. 

— El mundo es muy pequeño. — Suspiró. —Jamás imaginé que fueras a trabajar con Yoongi.

— Sí bueno, ni siquiera yo.

— Yoongi... —  Meditó a la vez que entrecerraba la mirada. — A él le incomodó que te invitara a salir ¿Verdad?

Al parecer, Min no había sido demasiado cauteloso con sus expresiones la noche anterior, y por lo visto, Jiaer también lo había notado. Estaba claro. 

—Solo está un poco celoso. — Admití engulléndome de gusto. —Cuando regresé a casa, nuestra relación era pésima y poco a poco hemos ido, ya sabes, acercándonos intentando ser amigos de nuevo.

Y por un momento, solo por unos instantes, el hecho de que Yoongi no quisiera que asistiera como parte del personal en el evento, tuvo muchísimo sentido. Me provocaba un poco de vergüenza tan siquiera pensarlo, ya que me estaría dando aires de persona importante pero ¿Y si Yoongi sabía que Jiaer estaría en ese lugar y que inevitablemente, de alguna, forma me reconocería?

Una suposición, era solo una suposición.

— Tal vez jamás lo viste, pero Yoongi siempre fue así contigo. — Se cruzó de brazos analizando sus palabras y recuerdos con detenimiento.  — Cada vez que nos veía juntos, sentía que se volvería parte de los Kkangpae o de los Yakuza y regresaría para matarme.

— Ahora eres tú el que exagera — Solté una risa aireada en cuanto imaginé a Yoongi siendo parte de alguna mafia. Y si tal vez tenía toda la pinta de ser un matón cuando alguien lo sacaba de sus cabales, en realidad era una persona bastante cálida.

Jiaer negó con ambas manos intentando no reír al mismo tono que yo. — No, no. — Tomó aire intentando no imaginar lo mismo. — Ahora es como un gatito tierno. Me refiero a que antes sin conocerlo, cualquiera pensaría que era el matón contratado por tu hermano mayor para protegerte o algo así.

—Ah, vamos, eso no es verdad... — Sonreí un tanto preocupada porque fuera cierto.

— ¡Lo es! — Afirmó con diversión tremenda en su rostro. Al menos le causaba gracia. — ¿Recuerdas la tarde en la que perdí toda la dignidad declarándome hacia ti y  tú me dijiste que aún no querías tener novio? — Dijo con tanta naturalidad, con tanta firmeza y diversión que casi parecía un chiste. Pero fue real.

— En mi defensa, tenía 15 años. — Admití con la intención de esconder el inesperado rubor que subió en mi rostro con tan solo recordarlo.— Mi criterio con los hombres se basaba en las revistas para adolescentes que leía por las noches en vez de estudiar, Jiar. 

Tonta, tonta, tonta y mil veces tonta. ¿De verdad me había atrevido a decirle que no en el pasado?

— Estoy seguro de que Yoongi lo supo de alguna forma porque su mirada era siniestra y horrible... Como la de ayer. — Sacudió suavemente su rostro exagerando la expresión de miedo y frustración en ella.

— ¿Y aún así me invitaste a salir en presencia del tenebroso, intimidante y escalofriante Min Yoongi?

— No te burles. — Respondió con toda la seriedad que su personalidad y el momento le permitían. — Es en serio.

Una parte de mí sabía que Jiaer estaba en lo correcto. Muy lejos de tener cara de pocos amigos todo el tiempo, la verdad era que cuando estábamos en el instituto y antes de que tuviéramos nuestro esporádico amorío adolescente, Yoongi jamás tuvo una buena actitud hacia Jiaer o hacia cualquier chico que intentara formar alguna relación conmigo. Claro, no es como que los tipos vinieran como Tsunami hacia mí, pero los tres que recuerdo, se sintieron más intimidados por mi amistad con Yoongi que por mi propio hermano.

— Supongamos que es así. — Suspiré con cierta diversión, intentando darme por vencida para dejar el tema a un lado. — Tal vez sea porque algunas cosas no cambian ¿Cierto? Tú sigues siendo igual de agradable que hace ocho años y él tal vez sigue teniendo ese instinto de protección hacia mí. — Hice una pausa para pensar en lo que diría. — Como... Como un hermano ¿Tal vez?

Jiaer apretó suavemente sus labios con la intención de reprimir una sonrisa, fijando su mirada en el lago por unos segundos.

— Por supuesto. — Alzó una ceja tras voltear a mirarme. — Supongamos que es verdad que únicamente te protege como un hermano.

Era imposible que una expresión como la que tenía Jiaer en ese momento me dejara libre de alguna señal evidente de ansiedad o preocupación en el cuerpo. 

El tema me estresaba demasiado por el simple hecho de que ni siquiera yo sabía qué pasaba en realidad. Todo el tiempo había señales por parte de él demostrando que le agradaba mi compañía y éramos amigos de nuevo, pero al contraste existían ciertas actitudes que, debo admitir, lograban disparar mi corazón de formas inimaginables al punto en el que desquiciaban mi mente de tanto pensarlo: La primera noche que me llevó de regreso a casa, las miradas y sonrisas en la boda de la prima de Seokjin, el detalle de las pastillas en el avión, la noche del bar... 

¿Por qué Yoongi era tan imposible de olvidar y superar? 

Incluso en ese momento, sentada a la orilla de un pequeño lago artificial en Central Park, con un hombre encantador  a mi lado que derrochaba belleza, evitar perderme en el suave halo del perfume de Yoongi impregnado en el cuello de su chaqueta, fue inevitable. 

 — Cambiemos de tema. — Interrumpí mi propio delirio. — Es incómodo pensar que salimos para únicamente hablar de él. — Solté de pronto en respuesta a la afirmación cargada de ironía que acababa de hacer. Sin embargo, Jiaer pareció notarlo y accedió a mi petición poniéndose de pie y tendiendo la mano hacia mí para comenzar nuestro paseo de nuevo.

Y como en las películas que solía ver mi abuela, Jiaer curvó agraciadamente su antebrazo a la altura de sus costillas con el propósito de que yo entrelaza el mío, para así seguir caminando. 

— Me agrada dar paseos en el extranjero. — Inspiró a la par que sus ojos examinaban las copas de los árboles sacudiendo sus hojas por el viento característico de la tarde. — Eres un completo extraño, nadie se detiene a confirmar si eres o no, no tienes miedo a salir en una revista amarillista de chismes al día siguiente, ni tienes que cuidarte las espaldas... Es muy cómodo.

— Haces que pensar en el sueño que vives, sea desalentador... 

— Es más oscuro y solitario de lo que parece. — Respondió sin rodeos, caminando robóticamente mientras su vista se perdía entre las líneas del camino adoquinado del parque. 

— ¿Y vale la pena? ¿Vale la pena ceder tus mejores años a cambio de tu sueño? 

No sé si escucharlo fue doloroso, jamás fui buena reconociendo los sentimientos de las personas con tan solo admirar sus rostros. Supongo que sí lo fue porque la sonrisa melancólica y ladina de Jiaer apareció de repente,  haciéndome sentir extrañamente culpable. 

— Jamás he pensado detenidamente en ello. ¿Tú que piensas? 

— Yo no puedo opinar. — Sonreí. — No soy parte de ustedes.

— Pero sí eres parte de la vida de Yoongi. — Continuó. — Tú debes saberlo mejor nadie. 

Me mantuve en silencio porque esa última frase fue como un karma instantáneo que seguramente Jiaer ni siquiera notó desató sobre mí.  Se sintió como un balde de agua helada golpeando mi espalda justo cuando comenzaba a sentirme cálida, emocionada, eufórica y segura por "estar en la vida de Yoongi".

— ¿Lo has hecho? — Pregunté casi automáticamente, sin pensarlo demasiado. Jiaer alzó la vista hacia mí pidiendo un contexto a la pregunta y yo reiteré. — Ya sabes... Salir con alguien así, como ahora, en casa.

Jiaer frunció los labios un poco mientras entrecerraba los ojos, dudando su respuesta. Esperé pacientemente a lo que diría porque después de todo, después del golpe inevitable con la realidad, me interesaba tener conocimiento en el tema. Únicamente por si acaso. 

— Sí. — Dijo seguro y conciso. — Debo decir que el jefe supremo casi no renueva contrato conmigo, pero sí. Lo hice. 

— ¿Y qué pasó? ¿Era una persona normal? ¿Era famoso o famosa? ¿Cómo lo descubrieron? ¿Q-qué consecuencias te trajo?...

— Tranquila... — Suspendió de pronto la caminata y a la par, me mostraba una divertida sonrisa amaneciendo en su rostro.

De inmediato me di cuenta de lo rápido y arriesgado que había resultado para él mi bombardeo de preguntas. Sonreí de nuevo y mordí mi labio para contener -inútilmente- el rubor que me había causado la vergüenza.

— Lo siento. Si no quieres contarlo, está bien.

Él continuó con el paseo y ladeó la cabeza suavemente.

— Está bien. — Restó importancia. Dio un largo y hondo suspiro sin apartar la vista del camino. — Salí con una chica hace un año pero no funcionó. Ella es hija de una de las amigas de mamá. Sin embargo, tú mejor que nadie, sabes lo demandante que es todo esto. Incluso este momento contigo es un privilegio que pocos pueden tener. — Hizo una pausa. Aclaró su garganta mientras que con la mano libre, aflojaba el cuello de su camisa color palo de rosa. — Un café, una comida, un paseo, una tarde comprando libros o una salida rápida a un puesto de comida callejera... Son privilegios.

— ¿Ese fue el problema? — Alcé una ceja despectivamente, aún sin poder imaginar la poca paciencia y, tal vez amor, que debería tener alguien hacia otra persona como para cansarse de no hacer cosas normales. ¿Era posible?

— El problema es cuando todo lo que importa y quieres se junta. — Continuó. — No sé cómo explicarlo porque solo alguien que se dedica en cuerpo y alma a todo esto lo sabe, pero... Hay un momento, un horrible y triste momento en el que debes elegir entre dar tu mayor esfuerzo en el estudio de grabación, en el salón de prácticas, eventos, conciertos perdiendo horas de sueño, hambre y literalmente tu vida ó... intentar tener algo normal pretendiendo alcanzar un equilibrio entre todo, pretendiendo ser- 

— Feliz. — Continué procurando evadir el nudo formado en mi garganta. — ¿Crees que es imposible, Jiaer?

— Es imposible si tus sueños siempre han sido otros y crecen con el tiempo. Es imposible cuando sientes que has llegado a la cima y te das cuenta de que falta mucho por vivir y recorrer.  — Respondió en tono disperso, desalentador. — Un día... Ella simplemente se cansó de esperar.


🖤


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro