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№41 ➳ 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀 ♡

S O R P R E S A

Hace exactamente un año desde que terminé esta novela, por ese motivo he decidido escribir este capitulo extra para agradeceros de todo corazón el apoyo que sigo recibiendo día a día con vuestras lecturas y comentarios. 

Espero que os guste mucho. 

Alice.

Narra Haeri

10 años más tarde...

«Buah... Qué calor...»

Pleno agosto por la tarde, el sonido de las cigarras se escuchaban exageradamente fuertes y nadie se atrevía a salir a la calle a no ser que sea de extremada necesidad. En una tumbona, tomaba el sol tranquilamente en la parte de atrás de la casa. Se escuchaba bajito una canción de pop de moda procedente de mi playlist reproduciéndose en un altavoz portátil.

- ¡Bomba va! - ese grito me sacó de mi estado de relax y seguidamente me salpicó una gran ola de agua.

- ¡Jaemin! - grité cuando vi quien había sido el culpable y lo ví reírse maliciosamente mientras nadaba en la piscina. - ¡Tírate con más cuidado, siempre me estás salpicando!

Volvió a salpicarme. De verdad, este niño...

- ¡No te rías mucho que como vaya yo te ahogo! - le amenacé, obviamente de broma, aunque muchas veces daban muchas ganas de matar a mi hermano.

- ¡Atrévete, cagada! - me provocó y yo me levanté de la tumbona. Este empezó a gritar cuando me tiré de cabeza a la piscina y fui tras él. Rápidamente le hice aguadillas y este se defendió como pudo.

- ¡QUITA VIEJA! - me gritó intentando zafarse de mi y me dejó anonadada con lo que me dijo.

- ¡CÓMO QUE VIEJA! - me sentí realmente ofendida - ¡Que solo tengo 16 años, niñato!

- ¡VIEJA FEA! - me siguió gritando riéndose fuertemente e intenté ahogarlo de nuevo.

- ¡Niños! - escuchamos la voz de mamá pero seguimos peleándonos en el agua. Al ver que no le hacemos caso la vi venir directa y con los brazos en jarra - ¡Chicos! ¡Os estoy llamando!

Mi madre se veía un poco molesta pero al ver que dejamos de pelear relajó sus gestos y nos sonrió risueñamente.

- ¿Ya tenéis las maletas hechas? Recordad que mañana nos vamos bien pronto.

- Yo la tengo más o menos hecha... - le contesté sincera mientras me acerco a la barandilla para salir - me falta meter un par de mudas más.

- ¿Y tú Jaemin?

- Noupe - contestó y se escondió metiendo la cabeza bajo el agua completamente. Mi madre puso los ojos en blanco y esperamos que mi hermano se quede sin aire para que salga.

- Anda... Dile a papá que te ayude con la maleta...

- Voooy... - dijo resignado saliendo de la piscina. 

Llegué a mi cuarto y acaricié a Sumi, mi gatita. Era muy risueña y muy buena. Fue adoptada hace ya unos cinco años y desde el primer día me cogió mucho cariño. Suspiré viendo mi maleta media hecha, qué pereza me daba hacerla pero la verdad es que tenía muchas ganas de que llegara el día siguiente. 

Nos íbamos a Hawaii de vacaciones.

Al día siguiente...

- ¿Princesita? ¿Aún no te has levantado? - escuché la voz de mi padre y abrí los ojos y aún así no vi mucho porque mi cuarto estaba oscuro. 

Gruñí un poco mientras me acomodaba en la cama y mi padre se ríe por lo bajo. 

- ¡A levantarse! - dijo y grité cuando abrió la persiana y todo el sol me dio directo a los ojos. Él se rio a carcajadas. 

- ¡Qué malo! - le dije poniendo pucheros mientras me levantaba y me desordenó más el pelo. 

- Ya tendrás tiempo para dormir. Ahora a prepararse rápido que si no mamá nos grita cosas feas.- me dice lo último un poco bajo por si la doña Maléfica nos llegaba a escuchar y me reí junto a él.   

Desayunamos todos juntos en el comedor, era bien pronto así que nos manteníamos en silencio. Mi madre estaba acabando unas últimas cosas en el portátil mientras se tomaba un café. Imagino que terminaba algo sobre su trabajo. Ella aún seguía trabajando en la revista pero le habían ascendido como jefa y ahora tenía muchas más responsabilidades. Aún así siempre tenía tiempo para estar con la familia. 

Por cierto, mi padre seguía siendo uno de los más conocidos del país junto con sus compañeros de grupo. Aunque ya no estaban activos, la empresa que llevaban era la más conocida mundialmente. Yo había sido muy afortunada de poder conocer algunos de los grupos que gestionaban y todos eran muy talentosos y profesionales. Mi papá les enseña muy bien. 

Por mi parte, estudiaba en uno de los colegios más prestigiosos de Seúl. Se me daban bien los estudios, soy bastante aplicada y responsable. Además, tenía la habilidad de que rápidamente memorizaba los contenidos, así que tampoco le dedicaba muchas horas a los estudios. En mi tiempo libre asistía a clases de piano. 

Aunque mucha gente de mi alrededor piensa y da por hecho que por ser hija de un idol yo también voy a serlo, la verdad es que yo no quiero. Aun no estaba segura el qué quería estudiar y dedicarme pero sabía que sea lo que sea, mi familia me iba apoyar. 

Durante el vuelo, me la pasé leyendo un libro mientras escuchaba música. Mi hermano estaba a mi lado jugando con su consola y mis padres estaban intentando descansar. 

Nunca antes había ido a Hawaii y la verdad que las vistas desde el avión eran impresionantes. Nada más aterrizar un coche nos vino a recoger para llevarnos al resort donde nos alojaríamos. La suite era enorme y de lujo, de hecho, cada uno tenía hasta un cuarto con acceso directo a la playa. Mis padres suspiraron al ver que por fin podrían desconectar de la rutina. 

- Chicos - mi padre llamó nuestra atención - Podéis ir donde queráis por el resort - se acercó a mi madre de forma cariñosa - Que nosotros nos vamos a tomar una caipiriña y a creernos que estamos en nuestra luna de miel - dijo y mi madre se rió mientras él le abrazaba por la espalda cariñosamente.

- Iugh - soltamos al unísono mi hermano y yo con cara de asco y ellos se ríen. 

Fácilmente mi hermano se hizo amigos de unos niños que también estaban alojados en el hotel, él era muy sociable y hacia amigos haya donde vaya. Yo lo vigilaba a lo lejos mientras tomaba el sol y seguía leyendo cerca de la piscina del hotel. Había algunos huéspedes jugando y nadando en la piscina pero yo con mis auriculares no escuchaba nada. Todo mal.

De repente sentí una pelota golpear mi cara. Ni siquiera lo vi venir, solo sé que me sacó los auriculares a la fuerza y el libro salió volando. 

- ¡AY! ¡Perdón! - me dice alguien muy preocupado mientras me tapo la cara e intento retomar la vida. Cuando subí la mirada un poco me encontré a un chico moreno más o menos de mi edad. Este me miraba preocupado y siguió hablando pero en un idioma que no entendía - Are you ok? - Hey! eso lo entendí. Asentí con la cabeza despacio y él se giró para gritar al grupo de niños con los que estaba jugando en la piscina - ¡Ves! ¡Te dije que jugarais con cuidado! - ahí ya no sé qué dijo. 

Volvió a mirarme y me sentí rara. No sé, nunca antes me había pasado esto. Sentí como que mi corazón se aceleraba, quizás era del susto que aun no me había recuperado. Pero me fijé en sus ojos verdes y su pelo largo y atado en una coleta. Seguidamente en su pecho y sus manos. 

- OH! - dijo sorprendido - Estas sangrando - me quedé confundida y se señala la nariz. Caí en apartarme las manos de la cara y veo que, efectivamente, me estaba sangrando la nariz. 

Lo vi correr hacia el bar y volver con un puñado de servilletas las cuales me pasa y termino con dos tapones en cada orificio y una bolsita de hielo. 

- Lo siento - se disculpó en inglés mientras se sentaba a mi lado - Estábamos jugando mis hermanos y yo - me señala a 3 niños que siguen jugando en el agua, al parecer él era el mayor.

- No pasa nada, estoy bien. - le contesté al fin y me miró apenado - En serio. -  me rio un poco porque seguramente verme así debe dar mucha gracia. 

- ¿De dónde eres? - me preguntó curioso y yo la verdad es que no me siento incomoda. Se le ve muy simpático. 

- Corea del Sur - contesté y vi que se quedó pensativo - La buena. 

- Ahhh, yo soy de Japón. ¿Has ido alguna vez?  - negué con la cabeza - Si un día vas, te hago un tour. - me dijo divertido. Me sentía muy a gusto, además, no paraba de hablar y eso no me molestaba en absoluto.

Qué suerte que ambos sabíamos un poco de inglés. Al rato cuando ya me sentí mejor me invitó a jugar con sus hermanos en la piscina. Mi hermano que estaba por ahí también se unió e hizo buenas migas con esos niños. 

- Soy teeeeerrible - lamentaba aquel chico muy exagerado - Aún no pregunté tu nombre - dijo nadando hacia a mi.

- Ahh... No te lo diré - dije divertida y puso un puchero que me pareció muy tierno.

- Vengaaa... 

- ¡Haeri! ¡Jeamin! - la voz de mi madre me hace sobresaltar y veo aquel chico reírse por lo bajo. - Vámonos a comer - dice y me siento apenada porque me tengo que ir. 

- Haeri, bonito nombre...  - me sonríe de lado y no entiendo qué me esta pasando cuando lo veo sonreír

- Tengo que irme... - le digo - pero ¿y tu nombre?

- Ahh... - dijo divertido mientras yo me estoy yendo sin dejar de mirarlo, es que me era imposible. Sobretodo quitar la sonrisa tonta que llevaba en la cara - Me llamo Kei. 

- Un placer, Kei - me despido de él.

- Nos vemos, Haeri - le vi despedirse con la mano y cuando me giré me topé con el cuerpo de mi madre. Esta me miró en silencio con el ceño fruncido.

- ¿Qué? - pregunté como si no importara nada y pasé por su lado.

- ¿Y ese amiguito? - preguntó ella y rodé los ojos porque sé que se estaba riendo. 

...♡...

Los días pasaron y los disfruté como nunca. Estaban pasando los días volando y ya era nuestra última noche ahí. En el resort cada noche habían fiestas hasta las tantas de la noche. 

- Hey, Haeri! - la voz de Kei me llamó la atención y me giré sobre mis talones - Wow, estas... muy guapa. 

Ese día me había comprado un vestido en un chiringuito de la capital, era corto con un estampado de flores tropicales. Para la última noche quería ponerme algo más mona. Kei se veía también muy guapo, llevaba la típica camisa de botones con estampado tropical, muy similar a mi vestido y unos pantalones cortos de color beige. Su pelo lo mantenía recogido en una coleta y admiré el bronceado que su piel lucía. 

Durante estos últimos días Kei y yo habíamos forjado una amistad y cada día nos fuimos encontrando. Nadábamos juntos en la playa de agua cristalina, aprendimos a bailar el hula hula, a surfear e hicimos unas cuantas excursiones por la isla junto con nuestras familias. Por casualidad, mis padres se hicieron amigos de los suyos. Lo mejor fue que sabiendo quien era mi padre nos trataron con toda la normalidad del mundo por eso mis padres se sintieron tan cómodos con ellos. Recalcar que el idioma no fue un impedimento. 

No miento, esa noche estaba especialmente nerviosa y ansiosa. Cada vez que Kei se acercaba a mi me sentía un poco ida y algo atontada. No sé, jamás lo había sentido antes. Kei estaba en mi cabeza todo el día. 

- Hoy es nuestra última noche juntos - me dijo él mirando al frente y me miró porque puse un pucherito. Me apenaba mucho eso porque me lo había pasado muy bien a su lado.  - No pongas esa cara - me estrujó la cara con sus manos y sentí el calor subir a mis mejillas. - Venga, vamos a la fiesta, nos vamos a perder lo mejor.

Dicho eso, iba a seguirle pero me sorprendió mucho cuando su mano cogió la mía. Él inmediatamente notó que me puse nerviosa, me miró y me sonrió a lo que yo, le respondí con el mismo gesto y no aparté la mano de la suya. Encajaba muy bien, además, era cálida y suave. 

En la zona de la fiesta, que era un chiringuito en la playa, vi a muchos de los huéspedes bailando felizmente, bebiendo cócteles y entre ellos reconocí a mis padres bailando en la pista. Ellos se estaban riendo sonoramente mientras se coordinaban bailando y se miraban a los ojos. Ahí había mucho amor.

- ¿Bailamos? - me preguntó Kei sin soltar aún mi mano. Asentí con la cabeza sintiéndome un poco tímida. Estuvimos haciendo los tontos en la pista de baile junto con nuestras familias, mi hermano daba saltos de un lado a otro junto con sus amigos y yo no podía dejar de reírme por los pasos prohibidos que Kei me mostraba. 

La noche pasaba rápido, posiblemente eran las tantas de la madrugada pero la fiesta aún seguía muy viva. Me quedé observando mi alrededor y la felicidad que la gente trasmitía, habían sido unas buenas vacaciones. Vi que Kei me miró y se acercó a mi. 

- ¿Vamos a ver las estrellas? - propuso y me pareció un plan genial. 

- Vamos - respondí asintiendo con la cabeza y vi su bonita sonrisa. Dicho eso, tomó mi mano y nos alejamos un poco de esa zona. 

La música suena de fondo pero no molesta, las olas rompiendo con la orilla y la brisa acariciando nuestro rostro era muy agradable. Nos sentamos en la arena y ambos estamos en silencio, pero no es un silencio incomodo. Me sentí tan bien...

- Quiero parar el tiempo - rompí el silencio y me quedé mirando el horizonte, la luna estaba llena y preciosa.

- Yo también - noté que apretó suavemente mi mano y su pulgar la acariciaba. Le miré a los ojos y es que lo que estaba sintiendo en ese momento era imposible de explicar. 

- Sabes Haeri... - empieza hablar suave - Me llamaste la atención desde el primer momento - deshizo nuestras manos y delicadamente apartó mi pelo de la cara para ponerlo detrás de la oreja. - Eres preciosa. 

Su mano acarició mi pelo y ambos fuimos cortando cada vez más la distancia hasta que por fin, nuestros labios se encontraron. Al principio fue algo torpe pero él me dio mucha confianza y poco a poco nuestros labios se complementaban muy bien. Sentía el corazón latir a mil contra mi pecho y mis manos temblaban un poco. Aun así, Kei tomó con cuidado mi cuello para profundizar un poco más. Era mágico todo.

- Ojalá vuelva a verte en un futuro - me dijo a poca distancia de mis labios cuando nos separamos para coger aire.

- Nos volveremos a ver, te lo juro - le aseguré y sonrió contra mis labios antes de volver a probarlos y así hasta que vimos el amanecer en ese lugar que por siempre recordaría.  

Porque jamás podría olvidar mi primer beso.

Ni mi primer amor.

FIN

¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ♡

Espero que sí uwu

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