№3
Park Jimin
Mi alarma sonó a las ocho y media de la mañana, me removí entre mis sabanas blancas de aquella gran cama y me levanté desordenandome mi cabello. Caminé hacía el baño que conectaba con el cuarto, dejé mi ropa en la cesta y me metí en la ducha. Luego de salir y de secarme el cuerpo entero salí de ahí sin secarme el cabello y con el pecho desnudo.
Mientras esperaba que la cafetera se calentara contemplé toda la sala, qué grande era para mi solo... ¿Ya estaba extrañando a mis amigos? Quizás un poco, pero solo me hacia falta recordar lo mal que olían los pies de Suga o cuando JHope tardaba la vida en el baño o cuando V y Jin saqueaban la nevera y nos dejaban sin comida... y se me pasa.
Me tomé el café en la terraza contemplando de nuevo las vistas desde ahí y me quedé un buen rato disfrutando de la brisa que corría y una vez terminé, limpié la taza en la cocina y me encaminé al cuarto para vestirme. Me miré al espejo una vez tenía las gafas puestas y el pelo peinado. Miré la hora, en nada tendría que presentarme en la cita. Bajé por el ascensor y salí del edificio, solamente tuve que cruzar la calle y me adentré en aquella cafetería que se encontraba un poco vacía.
Esperé en una de las mesas del fondo mirando mi móvil fingiendo que chateaba con alguien pero en verdad solo estaba nervioso porque ya habían pasado veinte minutos y ella aún no se había presentado. La camarera vio que estaba solo y se acercó.
— Llevas mucho tiempo esperando ¿Le traigo algo de mientras?—la chica me miró de arribabajo y le salió una sonrisa.
—Cuando llegue a quien espero ya pediremos, gracias.
—Va, yo te invito, cariño—murmuró y la miré sobre mis gafas. Ella mordió su labio inferior, vaya.
El sonido de unos tacones nos llamó la atención y sonreí de lado.
—Ya estoy aquí — habló ella pero sin quitar la seriedad. Paso por el lado de la camarera y se sentó enfrente mía sin apenas mirarnos — Tráigame un macchiato—pidió ella dejando su bolso a un lado. —¿Tú que quieres?—me preguntó moviendo su cabeza hacía a mí.
—Lo mismo esta bien.
La chica tardó en reaccionar un segundo y se fue de ahí fijando su mirada en mi con intensidad. La ignoré porque me centré en la mujer que tenía delante. Puse mis manos encima de la mesa entrelazandolas y esperé que ella hablara primera. Se pasó la lengua por sus labios, se la veía un poco nerviosa y por fin habló.
— Siento llegar tarde, me quedé dormida y tenía que preparar a la niña y mucho lío.
— No importa... —realmente no me molestó de hecho, fue un alivio ver que vino— ¿Y eso? ¿No has dormido?
— Poco, tenía mucho trabajo.
— ¿De qué trabajas? —pregunté curioso y apoyando mi cabeza con mis manos. Ella estaba muy recta y sabía que me costaría a que estuviese 100% cómoda. Aún así contestó.
— Soy fotógrafa en la revista ELLE.
— ¡Wow!—dije sorprendido. —Es una revista bastante conocida, he visto algunos idols en las portadas. Qué bien, me alegro por ti —expresé con una sonrisa risueña.
Asintió con la cabeza.
— No esperaba encontrarte aquí en Seúl...
— Tuve que transladarme por mi trabajo.
— Oh... Entiendo.
Ella apartó la mirada de mí ya que traían lo que habíamos pedido. La camarera dejó las tazas delante nuestra, le di las gracias y ella me sonrió antes de marcharse.
— Te ha dejado algo — habló Arianne. La miré confuso— Ahí, bajo la taza — señaló. Había un papelito doblado. Lo abrí y vi que era el número de contacto de la camarera. Negué con la cabeza y vi como Arianne bebía de su taza.
— ¿No te interesa? — preguntó levantando su mirada de su café.
— En absoluto. —lo hice bolita y lo aparté en un lado de la mesa. Ella se encogió de hombros.
— Bueno... — la verdad que yo no quería incomodarla con mis preguntas.
— ¿Qué es lo que quieres saber? — habló ella— He venido aquí para responder tus preguntas pero no tengo mucho tiempo, tengo que irme a trabajar.
Asentí con la cabeza— Solamente quiero saber cómo te han ido estos años.
Arianne no me miró a los ojos y bufó.
— ¿Tanto te interesa?
— Claro, fuiste alguien muy importante para mí.
— Lo que hay que oír... —murmuró entredientes.— Venga, pregunta.
— ¿Estas en una relación? —pregunté porque durante tanto tiempo esa pregunta me estuvo torturando. Ella me miró con las cejas fruncidas.
— No.
Bebí de mi café y esperé a que continuara hablar.
— Para mi ahora lo más importante es mi hija.
— ¿Te divorciaste?
— No, nunca me casé. Tampoco estuve en ninguna relación sentimental, si eso es lo que te interesa.
La miré confundido— ¿Entonces... tu hija de quién es? — pregunté y ella bajó la taza dejándola en la mesa.
— No sé quién es su padre.
Casi me atraganto con el café. Ella me miró cansada.
— ¿¡Cómo!?
— Creí que nunca más tendría que dar otra vez esta explicación... —dijo con pesadez— Estuve con otro hombre pero ni siquiera sé quién es, fue en una fiesta y pasó lo que pasó.
Abrí mis ojos, esto no me lo podía esperar de ella.
— No me gusta que la gente le diga que mi hija ha sido un error porque es lo mejor que me ha podido pasar. Ya bastante tuve que soportar los gritos de mi madre.
Ni siquiera podía hablar, estaba impactado. Habría tenido que ser duro...
— ¿Cuándo fue?
— Pues... — se puso a contar con sus manos. — Hace cuatro años.
Torcí mi sonrisa— ¿No dejaste la universidad, cierto? — pregunté sin pararme a pensar que hace cuatro años fue cuando lo dejamos.
— No, seguí estudiando e incluso me puse a trabajar hasta cuando tuve que darme de baja.
Contestó pero me quedé ido, estaba muy confuso. Estuvimos un rato en silencio, ella disfrutando de su café, no podía dejar de observarla, su belleza seguía llamándome la atención.
— Y... ¿Cómo se llama tu hija? — pregunté con curiosidad y le enseñé una sonrisa para que le tomara algo de confianza.
Dudó un momento pero cedió en responder — Se llama Haeri.
— Lindo nombre.
Arianne vio pasar a la camarera y levanto la mano para que trajera la cuenta. La vi rebuscar en su bolso y del monedero sacó un par de wons para pagar su café.
— ¿Ya te vas?
— Sí.
— Tranquila, yo invito — dije devolviendo su dinero.
— No.
—¿Por qué no? No me importa en absoluto.
— Porque así no tendré que devolverte nada. Simplemente quiero irme de aquí y ya tienes suficiente con lo que te he contado, que realmente pienso que ya no es de tu incumbencia.
Sí, ella había respondido a mis preguntas pero es que ahora tenía muchas más.
— Bueno... Gracias por haber aceptado hablar conmigo, estoy muy contento de verte de nuevo — dije sincero— Me gustaría que supieras que si necesitas algo te ayudaré en lo que sea.
Ella se levantó de la silla y me miró seria. En ningún momento vi su sonrisa y realmente me sentía un poco... Mal. Ansiaba verla sonreír pero se ha mantenido con esa cara tan seria desde que me vio.
— No. No necesito tu ayuda. Acepté esto pero no voy a aceptar nada más. No quiero nada de ti, ni siquiera como vieja amistad ni esas mierdas, porque tú y yo ya no tenemos nada y no nos tenemos que ayudar. Sigue tu vida y yo la mía como hemos hecho desde entonces.
Me dejó sin palabras, qué dura había sido, hasta me había hecho sentir un nudo en la garganta.
— Adiós.
Se dio la vuelta y vi cómo ella se marchaba sin mirar atrás.
-♥-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro