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№11

Arianne

Hoy tenía día libre y pude descansar un poco más aunque Haeri no tardó en aparecer por mi cuarto y en dar saltitos encima de la cama. La cacé con mis brazos y escuché sus risitas mientras la apretujaba con cariño. Me encantaba despertarme de esta forma, sin duda me alegraba el día.

- Mamiii~ quiero ver a Jiminnnn - borré la sonrisa que tenía y la miré con la ceja fruncida.

- Hoy no viene - contesté rodando los ojos - ¿Por qué quieres que venga?

- Él juega conmigo... - me dijo con pucheros.

- Yo también puedo jugar...

- Pero no estas en casa...

- Bueno, hoy sí - le aseguré y ella sonrió feliz. Me levanté con ella y fui a preparar el desayuno. De fondo escuchaba la televisión encendida con los dibujos esos que mi hija veía y la dejaba totalmente absorbida. A veces me daba mal rollo.

Hacía frío, demasiado para ser solo otoño. Hoy al parecer era uno de los días más fríos y menos mal que tenía calefacción central porque hacía tanto frío que los cristales estaban empañados.

Sin duda hoy mi plan sería quedarme en el sofá con una manta tomando mi té y seguramente viendo los dibujos de la niña.

Por la mañana aproveché para limpiar y ordenar los cuartos hasta que el sonido del timbre me llamó la atención. Me dirigí a la puerta sin importarme las pintas que llevaba, el moño y la ropa de andar por casa siempre me quedaba bien, por favor.

Abrí la puerta y enfrente mía vi a un repartidor.

- ¿Usted es Arianne?

- Emmm... ¿sí?

- Venimos a entregarle la compra que hizo por Internet -dicho eso su compañero y él entraron en mi casa dejando varias cajas en el salón. Mi hija los saludó alegremente desde el sofá.

- Perdone, pero yo no he pedido esto...- les dije y el mismo chico me miró igual de confuso como estaba yo en ese momento.

- Qué raro, nosotros tenemos esta dirección, además de que ha sido pagado ya...

- ¿No os lo podéis llevar?- ahora me miraron en plan "esta loca" ¿Soy la única que rechazaría algo que no ha pedido? Puede ser. - Quizás se equivocaron de destinatario.

- No lo sabemos, nuestro trabajo es dejar la entrega en donde nos lo pidieron pero... si quiere reclamar llamé al número de contacto de nuestro supermercado...- dicho eso se dirigió a la puerta y se fueron.

¿Pero qué...? Miré todas las cajas y me agaché a abrirlas, para mi sorpresa, todo lo que había era comida. No entendía nada. Yo jamás había hecho la compra online y tampoco compraría tantas cosas... Miré la factura y casi se me salen los ojos por el precio total, es que encima son productos de marca. Me levanté mareada y le pedí a Haeri que no se moviera que volvería en seguida. Salí de mi casa y me dirigí a la puerta del responsable de todo esto.

Toqué el timbre como unas 15 o 20 veces seguidas, estaba cabreada.

- Maldita sea ¡ya voy! - le escuché gritar y no paré de tocar el timbre hasta que al fin abrió la puerta.- ¿Estas loca o qué? - gritó cuando me vio ahí parada - ¿Qué te pasa? ¿Qué mierda he hecho yo ahora?

Lo tomé fuertemente de la camiseta y lo saqué de su apartamento - ¿Por qué has comprado todo eso?

- Venga ya - masculló entiendo lo que pasaba- ¿¡Estas enfadada porque te he hecho la compra!?

- ¡SÍ! - le grité mirándole fijamente a los ojos.

- Si la he hecho es porque casi nunca había comida -explicó rodando los ojos.

- ¿Y qué? Yo misma puedo hacer la compra, tengo dinero y puedo permitírmelo.

- Pero no te lo tomes tan a pecho, lo he hecho con buena intención.

- Dios Jimin - dije desesperada - ¿es que no te das cuenta que no quiero nada de ti? ¿Que sé cuidarme sola, que no necesito tu ayuda y mucho menos tu dinero?- él me miraba molesto- Jamás quería volverte a ver y ahora estas por todos los lados, ya bastante tengo que aguantarte cuidando a mi hija.

Jimin me cogió de los hombros y me acorraló en la pared el pasillo. - Cuanto más digas que no me quieres ver, más voy a estar ahí para joderte.

- Idiota -le mascullé mirándole a los ojos. Lo tenía muy cerca. Demasiado.

- Eres una desagradecida.

- Y tú un imbécil.

Luché internamente en no mirar sus labios porque... Dios, odiaba como mi corazón latía tan fuerte en ese maldito instante.

- ¿Tanto me odias? - susurró serio y sin apartar su mirada de mis labios.

- Sí y mucho.

- Eres una rencorosa. No te he hecho nada.

- Solo soy justa. - sonrió de lado, encima le parecía divertido todo esto. Mis piernas empezaron a temblar sin mi permiso - ¿Puedes apartarte?

- ¿Te pongo nerviosa?

- No, histérica.

Aunque su voz a esta distancia sí que me ponía nerviosa.

- Me apartaré si aceptas la compra que he hecho - me miró a los ojos- no lo he hecho con mala intención. Además, sé perfectamente que tú puedes permitírtela, solamente acéptalo como regalo, no necesito que me lo devuelvas en favor o como compromiso ¿de acuerdo? - su mirada fijamente en la mía me dejó sin habla.

Terminé asintiendo con la cabeza. Él sonrió triunfador y relajó su expresión a una más serena. - Oye yo... -comenzó a hablar flojo y su mano tocó suavemente la mía que estaba muerta. Tragué saliva porque vi como se pasaba la lengua por sus labios y me encontraba totalmente fuera de si, K.O, indefensa, paralizada pero entonces, fue cuando una voz nos asustó.

- ¿Arianne? ¿¡Ji...Jimin!?

-♥-

en verdad no me da envidia un maldito gato
lo jURO

*se va a llorar*

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