-Bien, ve a bañarte y aquí te espero para secarte el pelo- Niki habló con una toalla en su mojado pelo, eran las 11 de la noche, Sunoo ya estaba con algo de sueño, pero antes lo mandó a bañarse.

-Bien~- tomó su bata de baño y una toalla para dirigirse al baño.

Niki suspiró cuando Sunoo se fue, ¿Quién era su prometido? ¿Su prometido tenía sentimientos por él? ¿Sunoo le estaba diciendo la verdad?

-Esto está de locos- se sentó en una de las sillas que habían en el cuarto de Sunoo.

15 minutos pasaron hasta que Sunoo salió de la ducha con el pelo con aroma a malvaviscos, de ese aroma era su champú.

-Tápate bien, no queremos que te resfríes- Niki se paró inmediatamente al ver la bata mal puesta de Sunoo, se veía su clavícula y gran parte de su pecho.

Niki sostuvo ambos extremos de la bata y cubrió bien a Sunoo, ajustando un poco el cinto de la bata marcando su fina cintura.

-Ahora ponte tu pijama, después te secaré el pelo. 

-Está bien- estaba por sacarse la bata de baño completamente hasta que las manos de Niki lo detuvieron.

-E-espera... saldré hasta que termines de cambiarte- cerró sus ojos y salió de la habitación con el corazón acelerado.

Sunoo sin saber porqué Niki se alteró tanto, se sacó la bata y se colocó su pijama celeste de seda.

-Niki~- Sunoo llamó desde dentro de la habitación -Ya terminé de cambiarme.

Niki entró a la habitación, también con una pijama, esta era la misma que Sunoo le había prestado la anterior vez.

-Ahora siéntate- lo sentó en la cama mientras conectaba una secadora de pelo que estaba en la mesita del centro.

La encendió y empezó a secar el pelo de Sunoo, este cerró sus ojos sonriente por la sensación de ser consentido.

Sí, Sunoo era millonario, su familia tenía mucho dinero, pero pocas veces era consentido como los niños normales, su padre si lo consentía, pero solo cuando estaba en casa y eso era muy pocas veces, no sintió nunca la comida casera hecha con amor hasta que Niki se lo dio, tampoco el arropo en una noche lluviosa o una rica sopa en un día frío, habían muchas cosas que envidiaba de las personas "normales"

-Ya está- Niki paró de secar su pelo, pues este ya estaba totalmente seco -ahora ve a dormir, yo igual lo haré.

-Quédate conmigo- le impidió irse -duerme conmigo ¿Si? por favor.

Niki no tenía dinero suficiente para comprarle las cosas que su padre le compraba para consentirlo, pero tenía algo que siempre había querido. Tiempo y cuidad exclusivamente para él.

-Por favor...- volvió a pedir.

-Claro que si- se alejó un poco para apagar las luces y volvió a mirar a Sunoo, este le esperaba sentado en la cama.

La luz de luna no era demasiado fuerte, pues parecía querer llover, pero de todos modos, podía ver bien el rostro de aquel hermoso omega sentado frente a él.

Hizo a Sunoo parar, destapó la cama y lo acostó ahí, para después acostarse a su lado, extendió su brazo y Sunoo con algo de inseguridad se acostó en este, había visto que omegas lo hacían en películas, pero el nunca lo había hecho.

-¿No tienes frío?- lo arropó mejor y abrazó su cintura con su brazo libre.

-N-no...

Quería ocultar su rostro, ya que sentía sus mejillas calientes y una rara sensación en su estómago.

-¡Buenas noches!- cubrió todo su rostro y cerró sus ojos esperando conciliar el sueño rápidamente.

Niki rió levemente ante tan adorable acto, que lindo es su omega.

Todo iba tan bien en ese momento... pero nada dura para siempre.

Aveces los omegas, igual se equivocan.

Cami~