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O7; LUJURIA

❧ PERFECT FAMILY

LUJURIA ಌ

MARATÓN 1/3


Ya había pasado una semana y en ese tiempo Crystal ya tenía su local, lo cual la dejó maravillada y sorprendida por como Taehyung en tan poco tiempo le tuvo todo listo, lo que la emocionaba de gran manera.
Su esposo estacionó frente a la cafetería y le abrió la puerta, para luego tomar su mano ayudándola a bajar, mientras ella miraba boquiabierta como tenía escrito "Coffe Milk" con letra cursiva, tal como ella le había dicho que quería ponerle, y al lado tenía el dibujo de una taza de café con vapor arriba. Estaba pintado de color café y era pequeño, pero realmente maravilloso. Tenía una vidriera que permitía ver algunas mesas adentro, una barra blanca y en la pared carteles con los tipos de cafés como también en otro los pasteles, cupcakes, panecillos y más.

―¿Y qué te parece, amor? ―preguntó curioso, jugando con las llaves de la cafetería―. Mi amigo Kim Seokjin se encargó de todo. Espero que sea de tu agrado.

―La verdad es que yo quería encargarme ―confesó haciendo una mueca.

―¿No te gusta?

—No es eso. Sólo sabes que me gusta hacer ese tipo de cosas.

―Lo sé, pero quise ahorrarte el trabajo. Aún así, si no lo quieres de esta manera, me encargaré de que todo sea como tú...

―No. No te preocupes ―lo interrumpió tomando sus manos―. Jin tiene buenos gustos y no quiero herirlo.

―Perfecto ―sonrió satisfecho, tomándola de la cintura para apegarla a él.

Lo que más quería era hacer feliz a su esposa, y ver que lo estaba logrando, cumpliéndole lo que tanto quería, lo ponía feliz. Se sentía un idiota por algún momento haber creído que podía llegar a perderla, porque su seguridad de que eran el uno para el otro, estaba de regreso con fuerza.
Cualquiera que conociera a Taehyung, sabía que su esposa podía ser su destrucción, porque estaba perdidamente enamorado, y su felicidad era ella como su hija. Nadie sabía mucho de ellos, porque así lo decidieron, ya que estaban seguros que darían mucho de que hablar, pero cualquiera que veía a Crystal se daba cuenta que con sólo verlo, sus ojos se iluminaban y ponía su mundo a sus pies.

―Ahora voy a poder hacerte los cupcakes con frutilla que tanto amas ―mencionó dándole un toque en su nariz y juntó sus labios.

Este soltó una risilla mientras sus ojos se iluminaban al verla, y juntó sus labios nuevamente, esta vez tomándose el tiempo de saborearlos como le gustaba.

―Prometo venir mañana.

―¿Ya te vas? ―preguntó sorprendida y él subió un poco la manga de su chaqueta gris para ver la hora en el reloj de su muñeca.

―Sí. Ya se me hace tarde.

―Pero dijiste que serías mi primer cliente ―recalcó decepcionada.

―Aún no tienes nada listo para que pruebe. Entiende que no tengo tiempo ―acarició su mejilla―. Prometo tratar de venir antes de que cierres, ¿sí?

―Taehyung, no...

―No te enojes, Crystal.

―Dijiste que lo serías.

―Ya cumplí tu capricho, sonríe para mí. Te veo luego, amor ―dejó un casto beso en sus labios, para luego salir rápidamente, ya que no quería escuchar sus reproches y terminar mal otra vez cuando todo iba de maravilla.

La castaña no podía creer que todo lo tomara como un capricho, cuando sólo quería distraerse en su ausencia que cada día le parecía más dolorosa y desesperante. Ahora quería pasar tiempo con él y que probara lo que horneaba, pero tal parecía que Taehyung sólo creía que "cumpliendo sus caprichos" bastaba para que fuera feliz, lo que provocaba una punzada en su pecho.

Al abrir la puerta que estaba detrás del mostrador, se encontró con un pasillo con dos puertas. Una donde tenía una cocina con todo lo necesario para que preparara sus recetas, y en la otra puerta un baño para ella.
Decidió comenzar a preparar unos cupcakes, porque quería abrir cuánto antes para que todo su malhumor se fuera.

Al dejar la mezcla sobre los moldes, sonrió porque ahora sólo debía meter los doce cupcakes a hornear, pero su celular comenzó a sonar llamando su atención. Se limpió rápidamente las manos con su delantal rosado, para poder tomar el celular, y  cuanto vio que se trataba de un número que no tenía agendado, frunció el ceño al no tener idea de quién podría tratarse.

―¿Hola? ¿Quién habla?

¿Me recuerdas?

Con sólo escuchar esa voz profunda y masculina, sintió cómo un cosquilleo aparecía en su vientre y un jadeo escapó de sus labios, por lo que apretó la mesada con la mano.

―¿Cómo has conseguido mi número, Jungkook?

Quizás tu hija se lo dio al mío.

Escuchó una risilla divertida que aceleró sus latidos, y cerró los ojos con fuerza, tratando de reprimir todas las sensaciones que le provocaba con acciones tan mínimas, pero que para ella eran explosivas sin dudas.

―¿Por qué haría eso?

Oye, estaba viendo en las redes sociales sobre una nueva cafetería que abrirá pronto. ¿Acaso es la cafetería de la hermosa Crys? ―preguntó divertido―. Porque si es la dueña, no dudaré en aparecerme allí, y quizás coquetearle un poco de manera descarada, hasta que ella me rechace por ser, lamentablemente, aún una mujer casada.

―Sí, se trata de mi cafetería.

―¿Y... estás allí?

Quizás ―respondió soltando una risilla.

¿Sola?

―Quizás.

―¿Sabes? Es una muy buena noticia, porque no me lo creerás, pero vivo a tan sólo siete cuadras.

―Entonces, ¿serás mi primer cliente?

―Es todo un honor para mí serlo, Crystal. Había dicho que lo sería, ¿cierto?

La castaña mordió su labio inferior y colgó la llamada mientras sentía como el cosquilleo volvía a aparecer, por lo que metió los cupcakes a hornear, pero esta vez con más emoción porque tendría quién los degustara.
Los minutos comenzaron a pasar rápidamente para ella, que se sacó el delantal y pasó al baño así arreglaba su cabello como también el maquillaje.

Al volver a la cocina, observó que sus cupcakes, por lo que los sacó con cuidado de no quemarse. Cuando comprobó que estaban listos, les puso la crema que había preparado y luego unos trozos de frutillas.
El pensar que los había preparado para Taehyung, provocaba que una angustia se instalara en su pecho, pero aún así, tenía a alguien que los probara.

Pasaron pocos segundos cuando escuchó el sonido de unas campanas que estaban en la puerta y le hacían saber que alguien entró, por lo que el pensar que se trataba de Jungkook, agitaba su corazón. Tomó la charola con los cupcakes y comenzó a caminar, tratando de mantener la calma.
El pelinegro llevaba un suéter, pantalón, botas militares, y una gorra negra que resaltaba los aretes en sus orejas. Lo veía jodidamente atractivo como peligroso, por lo que decidió desviar la mirada y carraspeó la garganta.

―Vaya, qué lindo que me recibas de esta manera ―sonrió al observar los cupcakes―. No son mis favoritos como ya sabes, pero estoy seguro que están más que deliciosos.

―Lo siento. No sabía que vendrías, sino hubiera hecho tus favoritos de chocolate ―aseguró con una tímida sonrisa, dejándolos en la mesada.

―Sigues recordando tantos detalles de mí que me creas ilusiones, Crys ―soltó una ligera risa, llevando la mano a uno de los cupcakes, para luego sacarle el envoltorio rosado.

―Por cierto, acaban de salir del horno. Quizás deberías esperar un poco ―mencionó haciendo una mueca.

―Lo siento, pero sabes que no puedo esperar a probar algo hecho por ti.

La fémina sonrió observando atentamente como le daba una mordida y cerraba los ojos al saborearlo como si realmente lo disfrutara, lo cual la hacía ilusionar.

―¿Está rico?

―Delicioso ―contestó levantando su pulgar, para luego tragar.

Crystal aplaudió emocionada, causando su sonrisa porque el verla de esa manera le gustaba demasiado, pero ella al notar que tenía crema en la comisura de su labio, como también migas, soltó una carcajada.

―Tienes manchado ―señaló el costado de su labio.

―Oh, quítamelo ―pidió inclinándose hacia adelante, notando como provocaba sus nervios.

La castaña acercó su mano temblorosa, pasando el pulgar por la comisura del labio inferior de Jungkook, para luego enseñárselo así veía la crema. Pero cuando quiso alejar su mano, él la tomó llevando su dedo manchado a su labios, introduciéndolo y pasando su lengua lentamente, para luego succionarlo, mientras la observaba fijamente. Notaba como su mirada tan clara ahora se oscurecía, y un jadeo escapaba de sus esponjosos labios, pero luego quitó lentamente el pulgar de su boca, humedeciendo sus labios que sentía resecos.

―Sigues teniendo unas manos maravillosas, preciosa ―murmuró con la voz profunda a causa de la lujuria que sentía en ese momento.

Crystal sabía que esas palabras no eran sólo referidas a lo que había horneado, porque si bien, nunca tuvo relaciones con él en el pasado, si sucedieron otras cosas entre ellos. No podía evitar recordar cuando lo había masturbado en su coche mientras estaban estacionados en un parque. Recordaba sus gemidos y gruñidos que no podían evitar escapar de sus labios, la forma en la que se aferraba a su cabello, en la que decía su nombre, su respiración pesada, el movimiento de sus caderas al follarle la boca.

―¿Aún recuerdas esas veces? ―preguntó con una sonrisa―. No sólo tú me hacías acabar de esa manera, aún recuerdo...

―Ya, por favor ―suplicó cerrando los ojos, tratando de volver a su temperatura normal.

―Está bien ―soltó una risilla y humedeció sus labios mientras seguía observando detenidamente su rostro, notando cómo sus mejillas están sonrosadas.
























Jungkook y Crystal se encontraban sentados en una de la mesas, mientras bebían café y dos cupcakes estaban frente a ellos. El de él estaba a medio comer, y ella no había tocado el suyo porque sentía el estómago cerrado al tener la intimidante mirada del pelinegro sobre ella.
Al principio hablaron de todo como a la vez nada, pero la conversación comenzó a tornarse más seria con los minutos.

―¿Por qué Sunmi no ha regresado contigo? ―indagó apoyando la barbilla en la mano, mirándolo con curiosidad, mientras él dejaba la taza en la mesa nuevamente.

Jungkook negó con la cabeza soltando una risa amarga, llevándose una mirada de confusión de Crystal, por lo que volteó a verla antes de contestar.

―Nos divorciamos, Crystal ―respondió amargo, sorprendiéndola.

―¿Qué? ―se reincorporó observándolo atónita y él enseñó su dedo sin anillo―. ¿Por qué?

―No... no quiero hablar de eso ―cerró los ojos por un momento, soltando un suspiro.

―Lo siento. Creí que aún estaban juntos, porque hasta decidiste rechazar por ella la beca deportiva por la que tan ilusionado estabas.

―No te preocupes. Ya no hablemos del pasado. Ahora mi única preocupación es que no sea capaz de venir a ver a su hijo.

―¿Por qué sería capaz de eso?

―No la conoces. Todo cambió en los últimos meses ―explicó haciendo una mueca―. No sé qué pasó por su cabeza que la hace actuar de esa manera.

―¿Estás enamorado? ―preguntó algo temerosa por su respuesta sin saber el porqué.

―¿Enamorado? ―frunció el ceño como si estuviera perdiéndose en los recuerdos―. Sí. Lo estuve, pero eso fue hasta... hasta que todo cambió.

―Oh...

―La amé demasiado, como nunca creí que podría llegar a hacerlo. Pero ya no lo hago ―habló seguro, y juntó los labios en una fina línea por un momento―. Sólo quiero que haga el papel de madre, porque sé que Daehyun la ama más que nada.

―Algunas personas no están preparadas para ser padres ―murmuró disgustada.

―¿Lo dices por Taehyung? ―inquirió alzando una ceja.

Crystal se sorprendió por su pregunta, por lo que comenzó a recordar la primera vez que Taehyung sostuvo en sus brazos a Sunhee. Fue luego del parto y él no pudo evitar romper en llanto, prometiéndole que iba a ser el mejor padre que pudiera existir.
Luego recordó cuando su hija dio sus primeros pasos y nuevamente rompió en llanto por la emoción, para luego cargarla diciéndole lo orgulloso que estaba. También cuando la llevó el primer día a la guardería y no quería soltar su mano, ni dejarla allí porque temía que algo pudiera sucederle al estar con otras personas, por lo que ella tuvo que obligarlo.
Así fue como se llenó de recuerdos de ellos, Taehyung siempre protegiéndola, siendo tan emocional y tan feliz junto a su hija, buscando que sintiera lo mismo.

―No ―sonrió aún recordándolo sin mirar a Jungkook―. A Sunhee sin dudas no le ha podido tocar un mejor padre. Taehyung la ama demasiado. Ella lo es todo para él. Es su adoración.

―¿Sabes? Me alegra saber que te haya apoyado en ésto ―mencionó mirando la cafetería.

―Siempre me apoya en todo lo que quiero ―asintió mirando la taza de café.

―Eso es bueno. Te ves contenta.

―Lo estoy.

―¿Lo amas?

Nuevamente se sorprendió por su pregunta. El recordarlo mirándola mientras sus orbes brillaban y se reflejaba en ellos, sonriéndole, dejando notar lo feliz que era a su lado, provocaba que lo extrañara demasiado. Uno de sus mejores recuerdos sin dudas era el día de la boda, cuando vestido de blanco al verla acercándose en el altar, se cubrió la boca con las manos mientras las lágrimas caían sin poder creerse que iba a casarse con la mujer que amaba más que a nada en el mundo. Después de la boda la cargó en sus brazos para hacerla subir a la limusina, causando que chillara.
Luego estaba el día que nació Sunhee, que sucedió unos pocos meses después y así iba sumándose muchos más, como el viaje que hicieron los tres a Francia.

―¿Amas a Taehyung, Crystal? ―volvió a preguntar, observándola atento sintiendo sus latidos acelerarse.

―No puedo imaginar el día en que ya no lo haga, Jungkook ―respondió con una sonrisa, enfrentando su mirada―. Lo amo con el alma.

―Vaya... ―soltó una risa cínica, masajeando su nuca al sentir como se había formado un nudo por haber estado tensionado. Tragó con dificultad, tratando de ignorar la punzada que se había instalado en su pecho―. Ya debo irme.

―Oh, está bien ―dijo saliendo de su trance, dejando de recordar sus momentos con Taehyung.

―Espero volver a verte pronto.

―Si te han gustado realmente mis cupcakes, volverás.

―Lo haré ―aseguró regalándole una sonrisa tranquilizadora.

Este salió sintiendo una punzada en su pecho que le hacía saber que estaba desilusionado y dolido, pero no entendía porqué una hora antes actuó correspondiéndole a su coqueteo, a su lujuria. Estaba seguro de que al igual que él sintió como la temperatura aumentó y los recuerdos de ellos aparecieron en su mente.
Sin dudas estaba frustrado, por lo que sólo quería llegar a su casa, estar junto a su hijo y poner un videojuego que los hiciera distraerse, como también divertirse.

Mientras que Crystal sólo deseaba volver a su casa y ver que Taehyung estaba allí. Volver a sentir esa seguridad que antes le brindaba.
Anhelaba más que nada sentirse amada y deseada por el hombre que tenía instalado en su corazón.























La castaña estaba sentada en el sofá, observando la hora de su celular como marcaban pasadas las doce. Comenzaba a pensar que lo mejor era que fuese a descansar, pero el sonido de la puerta la hizo sonreír. Escuchó los pasos de Taehyung, y cuando iba a levantarse lo escuchó subir las escaleras, por lo que decidió esperar a que volviera a bajar porque estaba segura que no la había visto ya que el sofá estaba dándole la espalda.

Fue cuestión de pocos minutos cuando lo escuchó bajar y soltar un suspiro. Al levantarse, el castaño la miró sorprendido y luego sonrió.

―Creí que estarías descansando.

―Estaba esperándote ―se acercó a él y dejó un beso en sus labios―. Te traje algo de la cafetería.

―¿Qué es? ―preguntó emocionado.

―Preparé tus cupcakes favoritos.

Taehyung la siguió ilusionado, pues siempre que se los hacía, no podía evitar emocionarse al sentirse consentido por ella, y más porque adoraba que hiciera lo que tanto le gustaba.
Volteó a ver como abrió el recipiente estirándole uno, por lo que sonrió.

―He guardado el resto porque Sunhee no dejaba de comerlos ―mencionó riendo, y él no pudo evitar hacerlo también.

―Lo sacó de mí.

―Lo sé. Preparé sus favoritos porque me gusta consentirlos ―sonrió.

―Adoro que lo hagas ―dejó un beso en su mejilla.

Sacó una parte del envoltorio del cupcake y le dio un mordida, disfrutando de como se deshacía en su boca y el sabor a frutilla que tanto adoraba. Sin duda siempre disfrutaba del sabor y de los postres de su esposa.
No podía evitar sentirse algo angustiado por no haberse quedado más tiempo con ella para poder verla hornear, cuando había hecho sus favoritos, pero sabía que no podía faltar a su trabajo por esa razón.

―Siempre los haces tan deliciosos.

Crystal observó como tenía algo de crema en la comisura de su labio, y cuando iba a quitarla se detuvo al recordar cuando lo hizo con Jungkook. Como este chupó y pasó la lengua por su dedo, provocando que se estremeciera y un cosquilleo recorriera su vientre hasta llegar a su feminidad.
Al darse cuenta de la mirada de confusión de su esposo, señaló la comisura de su labio.

―Tienes crema.

―Oh, que idiota ―pasó su mano riendo.

Crystal sonrió falsamente y bajó la cabeza, detestándose por pensar en Jungkook, teniendo a su marido en frente como tanto había querido.

―¿Has abierto?

―Sólo decidí probar los hornos hoy. Mañana seguramente lo haga.

―Oh, creí que ya tuviste tu primer cliente.

―N-No, aún no ―mintió negando con la cabeza. Tomó una bocanada de aire y se acercó a su esposo, sintiéndose culpable por mentir por primera vez―. Iré a descansar.

Dejo un beso en su mejilla antes de caminar hacia la habitación, por lo que Taehyung la miró algo desconcertado, pero volvió su concentración al cupcake para darle otra mordida.

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