O4; RECUERDOS
❧ PERFECT FAMILY
RECUERDOS ಌ
Comenzaron a comer mientras los demás conversaban animadamente, Crystal lo hacía incómoda, ya que por momentos sentía la penetrante mirada de Jungkook, y se detestaba por haber mentido sin pensar en que las demás familias podrían abrir la boca, dejándola en ridículo como pasó.
Detestaba a Taehyung por nunca estar presente, y mucho menos cuando lo necesitaba como era el momento.
Por ratos volteaba a ver a su hija, y se relajaba al notar que disfrutaba junto a sus amigos, olvidando por completo que su padre como siempre había roto su promesa, y luego trataría enmendar con regalos y cariño, logrando que se olvidara de lo sucedido.
―Al parecer es cierto del divorcio de la familia Choi, porque no se han presentado ―comentó Yiseo, soltando una risilla.
―¿Por qué se van a divorciar? ―indagó Minjoon, llevándose miradas de sorpresa―. Lo siento, pero soy un hombre ocupado.
―Se dice que Bae le fue infiel a Danoh, ¿puedes creerlo?
―Yo creo que es una idiota por divorciarse. Él cumplía todos sus caprichos ―comentó Hyeji, mejor amiga de Yiseo.
―No creo que deba aguantar eso sólo por dinero ―intervino Crystal, sintiendo su sangre hervir―. Danoh tiene algo llamado dignidad, y puede valerse por ella misma.
En ese momento todos se quedaron en silencio por un momento, por lo que sintió las miradas de sus amigos que estaban sorprendidos de que se haya atrevido a intervenir, y no se haya mordido la lengua como siempre, pero a los pocos segundos siguieron hablando, ignorando por completo su comentario.
Jungkook no se esperó para nada que fuesen de esa manera, por lo que rodó los ojos pensando en los comentarios estúpidos que soltaban. Detestaba que creyeran tener el derecho de opinar sobre vidas ajenas, como también detestaba pensar en todo lo que podrían decir sobre él si llegaran a saber su historia.
La castaña volteó a ver a su costado a la vez que soltaba un suspiro, y al encontrarse con la mirada interrogante de Jungkook, volvió a concentrarse en su copa de vino, sabiendo que ya iba terminando la tercera y debía controlarse. En otra situación, si Taehyung estuviera a su lado, ya le hubiera prohibido beber otra copa más, pero como no era así, intentó tomar la botella para volver a servirse, pero el pelinegro lo hizo rozando sus dedos, provocando que se estremeciera.
―Yo lo hago ―murmuró sirviendo en su copa.
El ver sus facciones, sus movimientos, no podía evitar admirar su gran belleza. No era capaz de negar que si no estuviera con Taehyung, caería sin dudas ante él, porque los recuerdos comenzaban a aparecer, como también los nervios intensificados.
―Ten ―dejó la copa frente a ella y se sirvió en la suya, siendo esta la tercera que iba a beber.
―Gracias ―musitó tímida.
Al ver su gran sonrisa quería también sonreír, pero sintió un pequeño golpe en su pierna, que la hizo soltar un gemido de dolor provocando que Jungkook la mirase extrañado.
En cuanto giró un poco su cabeza, se encontró con la mirada amenazante de su mejor amiga, que al notar que el pelinegro la observaba, soltó una ligera risa nerviosa tratando de fingir que no había pasado nada y concentrarse en lo que le contaba su esposo, Jimin.
Crystal supo rápidamente que era demasiado notable la tensión entre ellos dos, ya que ni siquiera son capaces de participar en las conversaciones cuando decidieron organizar la cena para que él se integrara al grupo, por lo que volvió a mirar a Jungkook. En ese momento no podían quitarse la mirada de encima, empezando a perderse en los recuerdos.
Jungkook y Crystal se encontraban recostados en el césped, observando las estrellas en el cielo azul oscurecido. Realmente disfrutaban de su compañía tan especial, ella llegando a sentir las pequeñas caricias que trazaba él con el pulgar en el dorso de su mano, y no podía evitar sonreír mientras su corazón brincaba de emoción.
―Ya es tarde, Jungkook.
―Eso has dicho durante los últimos treinta minutos, pero sigues sin tener la intención de levantarte para que te lleve a tu casa ―rieron―. Admite que no quieres irte de mi lado, que disfrutas tanto de mi compañía como yo de la tuya.
El día anterior en el instituto, Jungkook se acercó descaradamente a ella, acorralándola en la pared al lado de los baños, atento a que los demás no fuesen capaces de verlos. Al notarla tan nerviosa, no pudo evitar sonreír, para luego preguntarle si podían tener una tercer cita. Al escuchar que aceptó, quiso emocionarse como nunca antes, pero sólo dejó un beso en su mejilla notando como se sonrojó, así que siguió su camino para ir al entrenamiento de baloncesto.
Se podía decir que era otro de los motivos, además de su gran belleza, por el que tenía a todas las chicas a sus pies, lo que no dudaba en utilizar a su favor. Disfrutaba demasiado ver como llegaban a humillarse sólo para volver a tener su atención, a pesar de que demostrara que ya no le interesaban para nada porque consiguió lo que en un momento llegó a interesarle de ellas.
―Claro que disfruto estar contigo, pero si no regreso ahora, mi tía no me dejará volver a salir ―explicó sentándose.
―Detesto que debas regresar temprano cada vez que salimos ―se sentó mirándola algo frustrado.
―Pues, no vivo sola. Además, tú y yo no somos novios, así que mi tía no confía en ti.
―Algún día lo hará. Lo prometo ―sonrió.
―Cuando dejes de ser un mujeriego y comportarte como un patán, quizás puedas llegar a hacerlo.
―Creí que tú me veías distinto a las demás personas ―desvió la mirada sintiéndose decepcionado.
―Te veo distinto. Pero eso no quiere decir que vaya a cegarme y negar que eres un mujeriego, cuando hace dos semanas te vi coqueteando con Yeong.
―Sólo fue para pedirle una tarea de química que no hice porque no logré entender ―explicó frustrado―. Desde que te pedí que tengamos la primera cita, no he coqueteado con nadie más, en serio.
Jungkook aún no se atrevía a pedirle que sea su novia porque quería esperar que terminaran el instituto, para lo cual sólo faltaba un mes. Desde que ella se atrevió a robarle un beso en una fiesta, y luego se la pasaron hablando conociéndose más, logró darse cuenta que no era la chica tonta que creyó, así que empezó a buscar demostrarle que era diferente porque cayó rendido a sus pies. Al contrario de las demás, se estaba tomando el tiempo de conocerla, por lo que veía algo especial y quería que fuese suya.
Se detestaba por haberse creado aquella fachada de chico mujeriego, por haber estado con la mayoría de las chicas de su salón, como también con las demás, porque ahora tenía que esforzarse demasiado para que la castaña confiara en que no era otro juego, para que sintiera que sí era correcto.
―Está bien, Jungkook. No somos novios, así que puedes hacerlo.
―Pero quiero que confíes en mí para que podamos serlo.
Se acercó acariciando su mejilla, observando sus ojos claros que demostraban lo enamorada que estaba de él, y lograba hacerlo sonreír mientras sentía perderse en ellos.
Sin dudar se acercó lentamente para juntar sus labios, al principio fue un beso lento y algo torpe, ya que sabía que al contrario de él no tenía demasiada experiencia. Eso no le desagradaba para nada porque lo hacía sentir especial, y quería más que nada ser el primero en su vida.
Pasó la lengua por su labio inferior, pidiéndole acceso y cuando abrió su boca aceptando, deslizó su lengua sobre la suya comenzando a recostarla sobre el césped nuevamente.
A pesar de sentirla algo torpe, realmente disfrutaba de sus besos que le provocaban un huracán de sensaciones, y le hacía desear más. Se colocó sobre ella lentamente, pasando la mano dentro de la camiseta, sintiendo como su piel se estremecía por su tacto cálido mientras tiraba de su cabello largo y rizado.
La temperatura iba aumentando y mordió el labio inferior de ella provocando que gimiera, por lo que volvió a juntar sus labios, pero en un beso más apasionado, haciéndole saber lo que quería, y rogaba que esta vez aceptara.
―J-Jungkook, no ―puso la mano sobre su pecho para detenerlo.
―Agh... Crystal, vas a matarme ―se sentó pasando los dedos por su cabello.
―Ya te he dicho que no tendré relaciones contigo hasta que confíe y seamos novios ―aclaró alzando una ceja.
―Lo sé. Se supone que la primera vez es especial, y haré que lo sea ―dejó un pequeño beso sobre sus labios―. Te llevaré a casa, preciosa ―tomó su mano para levantarse y ayudarla.
―Gracias por entender ―besó su mejilla.
Jungkook sonrió y comenzaron a caminar hacia el coche de él, que no dudó en abrirle la puerta para que subiera, por lo que ella le agradeció con una sonrisa.
Confiaba que iba a cambiar para bien, para así ser quien se merecía la castaña que robó por completo su corazón.
Ambos volvieron a la realidad por la voz chillona de la hija de Crystal, que estaba sacudiendo su brazo, por lo que lo levantó para así evitar que manchara su vestido con el vino ya que tenía la copa en su mano.
―¡Ya terminamos de comer y papá no llega!
―Papá está ocupado y no podrá venir ―explicó por lo bajo, sintiendo la mirada de sus amigos y de los demás, por lo que estaba incómoda, pero aún así trataba de mostrarse tranquila―. Él no está, pero yo sí.
―¡No te quiero a ti, lo quiero a él! ―exclamó empezando a sacudir su brazo nuevamente mientras sus ojos se cristalizaban―. ¡Quiero a papá! ¡Quiero a papá!
Sunhee no paraba de reprochar y gritar que quería a su padre, logrando así llamar la atención de todos los presentes. Crystal se tensó rápidamente, buscando alguna excusa o forma de calmar a su hija, hasta que sintió cómo el vino se derramó en su vestido provocando que un jadeo sorpresa escapara de sus labios.
La pequeña al ver lo que había hecho y cómo su madre se levantaba mientras la observaba molesta y su rostro enrojecía por la humillación, quebró en llanto.
―Diablos...―murmuró dando la espalda a los demás.
―Ve a secarte, yo la calmo ―habló Hyeyoon.
Esta tomó la copa de su mejor amiga para dejarla en la mesa y luego intentó cargar con algo de dificultad a Sunhee, por lo que Jimin lo terminó haciendo por ella.
―Ya, no llores, Sunhee.
Crystal aún sintiendo la mirada penetrante de los demás por el show que se había armado, comenzó a caminar rápidamente hacia el baño del restaurante.
Al entrar observaba en el espejo cómo una gran mancha cubría la parte de su vientre, por lo que tomó unas servilletas para comenzar a pasarlo por allí, sintiendo un gran nudo en su garganta y las lágrimas se acumulaban.
De su pequeño bolso negro sacó su celular para marcar el número de su esposo, ya que sentía la sangre hervir por la rabia que le generaba el recordarlo. Pues, lo que había pasado se pudo haber evitado si era capaz de cumplir su palabra.
Esperó impaciente unos segundos y al escuchar su voz, quería gritar.
― ¿Qué sucede, amor?
―¡¿Por qué Diablos no eres capaz de cumplir tu palabra por una vez?!
―Tuve que hacer un viaje rápido, pero ya estoy cerca de Seúl e iré...
―¡No quiero verte! ¡Y si es posible hoy no regreses a casa, Taehyung!
―Oye, ¿qué te sucede? ¿Por qué me hablas así?
―¡Eres un maldito imbécil y ya estoy cansándome de ti!
―Amor...
Colgó la llamada soltando un grito de rabia, para luego romper en llanto porque estaba agotada de la situación que había logrado sobrepasarla. Al escuchar la puerta abrirse, limpió rápidamente sus lágrimas, pero al ver que se trataba de Jungkook, no pudo evitar sorprenderse.
―Lamento entrar así, pero estaba preocupado ―confesó haciendo una mueca―. ¿Estás bien? ¿Estabas llorando?
―Es sólo que...es mi vestido favorito ―mintió desviando la mirada.
―¿Estás segura?
―Claro.
―Bien, no te creo.
―Por favor, vete, Jungkook.
―¿Por qué de repente me odias? ―preguntó desconcertado.
―¿Acaso olvidas la última vez que hablamos solos?
―No. Pero hace unos días cuando nos volvimos a ver, no parecías odiarme.
―Porque había olvidado todo, pero recordé.
―Han pasado ocho años, Crystal ―se acercó frustrado―. Ocho malditos años donde no hice más que reprocharme por cómo hice las cosas...
―Ya no importa, porque estás casado con Sunmi, y yo con Taehyung ―recalcó alzando una ceja―. Quizás tú no seas feliz, y por esa razón quieres traer el pasado de regreso, pero yo soy realmente feliz con Taehyung. Tenemos la familia perfecta, así que no permitiré que tú quieras arruinarla.
―Yo sería incapaz de hacer eso, Crystal.
―Otra más de tus mentiras ―se acercó mirándolo cínica―. Perdóname si esta vez no te creo.
Crystal pasó por su lado, sintiendo un nudo formarse en su garganta otra vez al recordar la última vez que hablaron hacía ocho atrás, cuando las palabras que escupía Jungkook lograron perforar en lo más profundo de su alma. La última vez que lo vio donde parecía feliz sin ella. Realmente feliz.
Pero recordar eso, también le hacía recordar a Taehyung, como por ese dolor se aferró a él, hasta que se enamoró de una manera que jamás imaginó. Y ahora lo odiaba profundamente porque sabía que no era capaz de dejar de amarlo como lo hacía, a pesar de que últimamente habia dejado de ser el hombre que la enamoró y sólo lograba decepcionarla.
Crystal entró a su casa, sintiéndose aliviada de saber que podía darse un baño y recostarse, pero al ver a Taehyung que llevaba ropa cómoda, una camiseta negra y un chándal del mismo color, soltó un suspiro mientras él se levantaba preocupado.
―¡Mamá...! ―sollozó la pequeña, arrepentida por su comportamiento.
―Olvídalo, Sunhee. No estoy molesta contigo.
Sus palabras eran ciertas, porque no estaba molesta con ella por más que hizo berrinche frente a todos y le tiró el vino en el vestido, en realidad, estaba molesta con ella misma por permitir que su marido siguiera actuando de esa manera.
Además, si se molestaba con su hija y le reprochaba lo que hizo, sabía que Taehyung la defendería sin dudar, lo que haría que discutiera aún más con él, por lo que prefería evitarlo.
―¡Papá!
Al escuchar el grito de la pequeña, volteó a ver como corría a abrazarlo y él la cargaba en sus brazos, comenzando a preguntarle preocupado porqué lloraba mientras limpiaba sus lágrimas.
―¡¿Crystal?! ―alzó la voz llamando su atención―. Ven.
―Olvídalo ―siguió caminando para subir las escaleras.
―Tenemos que hablar. Ven aquí, por favor.
―¡Déjame en paz!
Aquel grito provocó que la pequeña sollozara aún más, por lo que Taehyung, decidió ignorar el hecho de que necesitaba arreglar las cosas con su esposa, y concentrarse en su hija.
Estaba realmente preocupado por ella, por lo que empezó a preguntarle qué sucedió, y cuando le contó, no pudo evitar sorprenderse como también sentirse culpable porque el hecho de que él no pudiera cumplir su palabra, provocó que todo se arruinara en esa cena por la que estaba emocionada su hija.
―Tienes que calmarte, princesa ―murmuró con voz suave, limpiando sus lágrimas.
Se encontraba en cuclillas frente a ella, que estaba sentada en el sofá, sintiéndose culpable porque siempre que hacía algún berrinche que lograba hacer enojar a su madre, ella le hacía saber que actuaba mal. Ahora el hecho de que no haya pasado y no fuese capaz de mirarla, como tampoco casi hablarle, la hacía sentir aún más culpable porque sabía que no hizo bien.
―Está muy molesta.
―Ella dijo que no. En realidad, está molesta conmigo, así que tú no te sientas culpable.
―Quiero dormir ―refregó sus ojos enrojecidos e hinchados.
Taehyung la cargó y la llevó al baño primero, esperándola detrás de la puerta mientras se reprochaba por sus acciones. Pensaba en lo que podría hacer para enmendar sus errores esta vez, porque sabía que ya no servían de nada los regalos.
Una vez que su hija salió, entraron a la habitación de ella donde le buscó el pijama y esperó a que se cambiara.
―¿Puedes dormir conmigo, papá?
―Debo hablar con tu madre.
―Por favor.
Al notar sus ojos cristalinos no pudo negarse, por lo que se recostó a su lado sobre las mantas y la abrazó esperando que se durmiera. Acarició su cabello por unos minutos, notando cómo su respiración se volvía tranquila y sus ojos se cerraron.
Estaba realmente agradecido de poder ser padre y de una niña que se le hacía la más hermosa y tierna de todas. Estaba demasiado agradecido con Crystal, porque ella le dio esa pequeña niña que lo era todo para él, y se sentía un estúpido por seguir decepcionándola, porque aunque intentara negarlo, sabía perfectamente que con regalos costosos no arreglaba nada, pero es que no encontraba otra manera.
―Lo siento, princesa ―murmuró arrepentido y deja un beso en su frente.
Se levantó cautelosamente tratando de no despertarla, y empezó a caminar hacia la habitación que compartía con su esposa. La observó descansar o quizás fingir porque la conocía demasiado, así que se acercó pensando una manera de poder hablar tranquilamente para no despertar a Sunhee.
―Lo siento, Crystal ―soltó por lo bajo, recostándose a su lado―. En verdad, lo siento. Realmente tuve que hacer ese viaje porque unos papeles del bar no estaban al día e iban a clausurarlo. Eso me hubiera dejado a la mira de todos.
―Cállate. No lo arruines más, Taehyung ―sorbió su nariz.
―Escúchame, por favor.
―¡Ya basta! ¡Estás agotándome! ―gritó volteando a verlo por un momento.
―No digas eso...
Sabía que tenía razones para estar molesta, tenía razones más que nadie, pero aquellas palabras eran como un puñal para su corazón, porque el sólo hecho de pensar que era cierto, provocaba que el miedo se instalara en su pecho. Provocaba que se diera cuenta que su mayor miedo era que aquella familia perfecta llegara a su fin.
Se aferraba a su amor, a ella, porque estaba tan dentro de él que no lograba recordar qué había antes de Crystal, y tampoco quería saberlo. No quería tampoco pensar en un futuro sin ella porque le aterraba demasiado, al punto de que sólo imaginarlo, provocó que sus ojos se cristalizaran y un nudo se formara en su garganta.
Se aferró a ella que trataba de deshacerse de sus brazos, lo que le dolía demasiado, pero aún así, ejerció más fuerza para no permitir que lo alejara.
―Por favor perdóname. No me alejes de ti ―suplicó con un hilo de voz, apoyando su frente en la espalda de ella―. No me dejes, por favor.
―Taehyung...―quiso voltear a verlo, pero no se lo permitió.
―No me alejes ―sollozó.
Las lágrimas de Crystal no tardaron en comenzar a caer también, porque le dolía verlo de esa manera. Estaba segura que llevaba años sin verlo llorar al ser una familia feliz, o al menos, eso querían aparentar, porque ella estaba comenzando a darse cuenta que, en realidad, no lo eran para nada.
Aquella familia perfecta se estaba desmoronando casa vez más, aunque la estuviera rompiendo lo seguía amando, y no podía evitar preguntarse, ¿por qué al tenerlo a su lado y abrazándola, seguía sintiéndose sola?
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