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EPÍLOGO

❧ PERFECT FAMILY

EPÍLOGO

Los días pasaron rápidamente, tanto Taehyung, Crystal y Jungkook, no pudieron evitar pensar en cada situación que vivieron, cada decisión que tomaron, cada error que cometieron que quizás en ese momento no lo vieron de esa manera, ya sea por actuar impulsivamente o porque lo creían correcto.

Los tres se encontraban en una cafetería compartiendo mesa, sintiendo cómo con cada segundo la tensión crecía.
Jungkook estaba sentado en frente de Taehyung, sin poder creérselo aún haberles pedido a ambos hablar sobre todo lo sucedido, pues en los días que habían pasado se permitió pensar y aclarar bien su cabeza, sus sentimientos.

Taehyung fue al primero que llamó para pedirle hablar, creyendo que recibiría insultos y gritos, lo que entendería de cierta manera, pero al contrario sólo recibió un "me parece bien".
Al llamar a Crystal lo hizo aún más temeroso luego de cómo había actuado, sorprendiéndose también de lo tranquila que fue la conversación, aunque ella dudó hasta que él le contó que el castaño había aceptado, por lo que en ese momento ya no dudó más y aceptó.

Ahora ella estaba temerosa de cómo podía llegar a salir todo, pues su relación con su exesposo había mejorado, y cuando visitaba a su hija, podían cruzar alguna que otra palabra. Temía que conversando con Jungkook todo volviera a arruinarse entre ellos y no sólo porque le dolería, sino porque su hija volvería a angustiarse de gran manera cuando su ánimo volvió a subir al verlos mejorar en esos días.

Sólo se habían saludado y ninguno era capaz de empezar a hablar, pero cuando Taehyung se cansó de la situación e iba a hacerlo, una camarera le entregó a cada uno su café, menos a él que había pedido un té. Le agradecieron y se concentraron en eso por un momento, deseando que la tensión desapareciera de una vez.

El de cabello rizado le dio un sorbo a su té y al apoyar la taza blanca nuevamente en el pequeño plato, volvió a levantar la mirada, observando a Jungkook que estaba dándole un pequeño sorbo a su café.

―Bien, tú nos pediste hablar. Te escuchamos.

El pelinegro observó por un momento a Crystal, notando sus nervios y cómo no era capaz de sostenerle la mirada, lo que hizo que suspirara volviendo a mirar a Taehyung que estaba atento a él.

―Lo primero que quiero decirles a ambos es... Lo siento.

¿Qué? ―preguntó sorprendido, Taehyung.

―Me equivoqué demasiado, más de lo que me gustaría admitir. Jamás debí haber intervenido de esa manera, jamás debí presentarme en tu casa como si no hubiera estado jugando sucio al tratar de arrebatarte a Crystal, y jamás debí insistirte para que me aceptaras ―dijo lo último observando a la castaña―. Porque eso es lo que hice, aunque tú no dejabas de negarte. Te insistí demasiado, hasta me atrevía a ir a tu lugar de trabajo, a pesar de que me decías una y otra vez que eras una mujer casada, que amabas a Taehyung. Yo no era capaz de escucharte, porque estaba... Obsesionado. No lo sé.

―Sólo estabas enamorado de mi antigua versión ―aseguró la fémina en casi un murmuro inaudible―. Cuando pudiste notar el desastre en que me convertí...

―Tuviste que arruinar una familia para darte cuenta de eso ―mencionó Taehyung, sintiendo sus ojos cristalinos.

―No...

―Me gustaría poder culparte del todo al decir que arruinaste la familia que éramos, pero no es así ―lo interrumpió y tomó una bocanada de aire tratando de mantener la calma para no llorar―. También es mía. Lo es por haber dejado de estar presente, por pensar que con obsequios llenaría mi ausencia, por ver todo como caprichos de Crystal, y fingir que éramos una familia perfecta cuando jamás ha sido así ―suspiró y observó a la castaña que limpió rápidamente sus lágrimas―. Por el trabajo me olvidé de mi familia. Dejé de darle la atención necesaria a mi hija, a mi esposa, y supongo que eso te benefició a ti.

―Jamás pasó nada físico entre nosotros, Taehyung, así que el hecho de que hayas descuidado a tu familia no me ayudó como piensas. Pues, como dije ella estaba negada a ceder y me decía cuánto te amaba —aclaró conectando sus miradas, permitiendo que este viese la sinceridad en sus ojos.

El de cabello rizado en ese momento no pudo evitar seguir sorprendiéndose, a pesar de que Crystal ya se lo había dicho, una pequeña parte de él se negaba a creerlo, pero ahora escucharlo también de la boca del pelinegro, ayudaba a creerlo por completo. En eso miró a la castaña sintiendo su corazón encogerse, aunque ella tenía la cabeza gacha.
Saber que fue incapaz de llegar a algo físico y que le repitió a pesar de sus insistencias que amaba a su esposo, provocaba que el dolor de cierta manera desapareciera un poco, porque siempre se había imaginado lo peor para así romperse más el corazón, y no permitirse perdonarla nunca.

―Tampoco es que haya sido inocente ―Crystal llamó la atención de ambos―. Debí decirte lo que estaba pasando con él, Taehyung. Quizás así se hubiera evitado tanto caos, no habríamos sufrido de esta manera, pero me callé. Lo hice porque estaba asustada, estaba confundiendo mis sentimientos y no me di cuenta hasta que fue demasiado tarde ―expresó y presionó los labios para reprimir un sollozo que quería escapar―. Sé que jamás voy a poder enmendar mi error, pero espero que algún día puedas perdonarme del todo.

―Realmente espero que ambos puedan perdonarme. Tú Taehyung, por haber acabado de arruinar tu familia, y tú Crystal, por arrastrarte conmigo, por como te traté la última vez que nos vimos. Estaba demasiado dolido, enojado, lleno de rencor, y actué como un idiota contigo cuando sabía perfectamente que era algo que iba a suceder. Tú sí dejaste el pasado atrás y a quién amas es a Taehyung, pero no era capaz de aceptarlo porque seguía aferrado a poder crear una nueva historia. Aún creo que lo sigo, pero estoy trabajando en ello. Creí haber mejorado, creí haber superado aquella etapa donde me comportaba como un imbécil, pero no fue así y terminé hiriendo a una familia así como lo hizo el amante de mi exesposa ―suspiró―. Lo lamento. Sé que no pueden perdonarme de un día para el otro, que es algo en lo que tenemos que trabajar, y espero que pronto seamos capaces de hacerlo.

―Tienes razón. Yo lamento no haberme dado cuenta de lo que hacía, y estoy realmente arrepentido de haber intentado arrebatar de tu lado a nuestra hija. Creo que eso es algo imperdonable, pero aún así, nunca me odiaste por eso, Crystal ―habló tomando su mano―. Nunca te pedí disculpas por eso hasta ahora...

―No podía odiarte luego de todo el daño que te hice. Además, sabía que tu madre tenía que ver con eso, porque hubieras sido incapaz de pensar en hacer algo así —explicó haciendo una mueca.

―De todos modos, todos intentaban hacerme dar cuenta que estaba haciendo mal...―aclaró con sus ojos cristalinos.

―Ya no te culpes por eso. Abriste los ojos a tiempo.

 ―Ahora espero que los tres podamos ser capaz de superar todo lo sucedido  ―se levantó llevándose unas miradas de confusión ―. Debo irme o se me hará tarde para el vuelo.

 ―Oh, está bien  ―murmuró Crystal, intentando sonreír ―. Espero que tengas un buen viaje.

―Antes pasaré por la casa de Jimin para despedirme de Sunhee.

― Me parece bien. Estoy segura que va a echarte de menos.

― Sólo será poco más de una semana, pero también lo haré. 

Taehyung debía viajar a Japón por negocios, aunque luego de hablar sentía que sus ganas habían disminuido porque estaba procesando todo, pero sabía que necesitaba distraerse y no seguir abrumándose como había pasado por mucho tiempo. De todas maneras, la mayor parte de él creía que había hecho bien en aceptar hablar, porque se había sacado un gran peso de encima y su dolor disminuyó demasiado, pero aún así seguía reconsiderando empezar terapia, ya que pensaba que era la mejor manera para sanar de una vez.

 ―Gracias por aceptar escucharme  ―habló levantándose, Jungkook.

 ―Creo que necesitábamos hablar como las personas adultas que somos, ¿no? 

 ―Aunque no creo haberme comportado como uno todo este tiempo.

―Ya, supongo que ninguno lo hizo, pero eso ya debe quedar atrás ―extendió su mano, llevándose una mirada de sorpresa por parte del pelinegro—. Adiós, Jungkook.

―Adiós, Taehyung.

Estrecharon sus manos sin quitar la mirada del otro, aún el de cabello rizado no podía evitar sorprenderse al notar un verdadero arrepentimiento en sus orbes oscuros, mientras que Jungkook sentía alivio al ya no ver rabia y odio en la suya, pero aún podía seguir notando el dolor. Pues, Taehyung siempre se había comportado más que bien con él, lo había escuchado e intentado ayudar cuando más lo necesitó, y meses atrás hasta quiso que trabajara en su empresa. Siempre había dejado notar sus buenas intenciones, mientras él había jugado sucio queriendo quitar de su lado a Crystal, y quizás siempre iba arrepentirse de eso.

―Llamaré a Sunhee todos los días, ¿está bien? ―volteó a ver a Crystal, que se acercaba a paso inseguro.

―Claro. ¿Podrías llamar cuando llegues?  ―preguntó insegura―. Para que ambas nos quedemos tranquilas.

―Lo haré. Nos vemos en unos días.

―Está bien. Nos vemos  ―dijo en casi un murmuro cuando este comenzó a caminar hacia la salida.

Crystal quería correr a abrazarlo, pero reprimió aquel impulso soltando un suspiro, sintiendo la mirada de Jungkook, y como la tensión crecía cada segundo. Ambos seguían levantados, sin saber qué hacer luego de aquella conversación y en la ausencia de Taehyung.  

 ―No sé cuántas veces más lo diré, pero lamento cómo actué la última vez.

―Te perdono por eso. Espero que tú me perdones porque te hice sentir usado cuando la verdad es que estaba demasiado confundida. Y lo sigo estando —aclaró nerviosa, desviando la mirada.

 ―Lo entiento. Pero quiero aclararte que yo ahora te amo ti, a la Crystal Jones de veintiocho años que tengo en frente —expresó sorprendiéndola—. Sigo queriendo recuperar tu amor, sigo queriendo empezar una nueva historia junto a ti y ahora nuestros hijos, pero no lo haré porque sé que no es posible  ―se acercó cabizbajo con inseguridad—. Al menos hasta que logres soltar a Taehyung.

―Jungkook, no sé qué decirte —admitió en un murmuro casi inaudible, lo que hizo que este bajara la cabeza mientras sonreía angustiado por no poder recibir la respuesta que tanto esperaba.

―Creo que es mejor que me vaya.

―Está bien.

―¿Puedo abrazarte por última vez?  ―preguntó nervioso sin ser capaz de mirarla.

Crystal no dijo nada y este cerro los ojos por un momento, arrepintiéndose de haberle pedido eso, pero para su sorpresa ella lo abrazó. No dudó ni un segundo en envolver su cuerpo con sus fuertes brazos, aspirando su dulce aroma, pensando en cuánto lo echaría de menos y cómo la había arrastrado al caos sin pensarlo por sus sentimientos tan intensos que lo cegaban.

―Espero que puedas dejar ir toda esa culpa, avanzar y ser feliz —murmuró sintiendo cómo la presión en su pecho se volvía más intensa.

―Espero que tú también lo seas.

Este tomó una bocanada de aire, estrechándola con más fuerza al pensar que quizás podía ser el último abrazo que se dieran.

―Debo dejarte ir otra vez aunque no lo quiera, Crys.

―Lo harás.

El pelinegro se separó unos centímetros, observándola con una sonrisa que dejaba notar su dolor, al igual que sus orbes cristalinos, y la tomó de las manos.

―Sé feliz, ¿sí?

―Lo intentaré. Tú también hazlo.   

―Adiós otra vez, Crystal Jones. 

 ―Adiós, Jeon Jungkook  ―sonrió igual que él, con sus lágrimas rodando por sus mejillas.

Al verlo irse limpio sus lágrimas, sintiendo un gran nudo en su garganta al recordar como hacía nueve años atrás lo había amado perdidamente, al punto de sentir su pecho arder en llamas a pesar de que su historia nunca pudo ser. Pero Taehyung con el paso del tiempo había hecho que olvidara aquel amor, por lo que cuando su historia pudo volver a retomarse, volvió aquella intensidad de emociones que le provocaba, aunque esta vez sin saber cuáles eran sus verdaderos sentimientos.

Sin dudas estaba arrepentida por cómo se dieron las cosas entre ellos, y pensaba que si quizás nunca hubiera amado a su exesposo, podría haber llegado a volver a sentir aquel amor que una vez sintió, si es que ahora no lo sentía e intentaba reprimirlo.

























Más de un año había pasado en un abrir y cerrar de ojos.

La vida de Jungkook había vuelto a ser tranquila, lo cual era un gran alivio para él porque era todo lo que siempre quiso, pero por sus errores la había perdido. Seguía trabajando en la empresa de su mejor amigo, y tratando de dedicarle el mayor tiempo posible a su hijo los días que estaba con él. Lo bueno era que ahora no se la pasaba preocupado por pensar que podría sentirse solo, porque las veces que necesitaba estar en la empresa, Sunmi se encargaba de Daehyun.

El niño había hecho un viaje de dos semanas a Europa con su madre, por las vacaciones de invierno. El pelinegro lo llamaba todos los días para saber cómo estaba, cómo la estaba pasando, si iba todo más que bien. Pues, al estar acostumbrado a escuchar sus gritos cuando jugaba videojuegos, a sus risas, al desorden en su casa, hizo que lo echara de menos y se sintiera solo.

Jungkook caminaba por el parque buscando con la mirada a Daehyun, emocionado por volver a verlo y que le contara todo lo que había hecho, ya que a pesar de que hablaban por llamada todos los días sabía que tenía mucho por contarle aún.

Al ver cómo se acercaba con Sunmi a su lado y un hombre que no había visto en persona jamás, pero sabía perfectamente de quién se trataba, sonrió extendiendo sus brazos, observando como su hijo corría sin dudar para abrazarlo.

 ―¡Papá!

Cuando sintió cómo se aferró a su cuerpo soltó un quejido, pero luego una risotada escapó de sus labios, envolviendo con sus brazos su pequeño y delgado cuerpo, escuchando también la risa de Sunmi y su pareja, que los observaban con dulzura.

 ―Te había extrañado. A ti y hasta a tu desorden.

―Pero si siempre dices: ¡¿Cuántas veces debo decirte que ordenes tus cosas, Jeon Daehyun?!  ―imitó su voz provocando que soltaran una carcajada.

 ―Lo sé, pero ver la casa demasiado acomodada por tanto tiempo me ha hecho extrañarte  ―bromeó riendo y desordenando su cabello.

―Oh, mucho gusto. Do Doyun ―extendió su mano.

― Jeon Jungkook.

Al estrechar su mano lo observó fijamente, al principio con algo de desconfianza, pero sabía que por lo que había hablado con Sunmi y lo que le contó Daehyun, era un buen hombre. Era bueno en reconocer perfectamente cuando alguien no lo era, no sabía si podía deberse al hecho de que él no lo fue o porque había conocido a demasiados que no lo fueron, pero con ver sus ojos cafés, lo risueño que se mostraba, sentía que era uno bueno.

―¡Mira, papá!  ―al escuchar la risa de su hijo, volteó a ver como se encontraba en cuclillas jugando con un cachorro, por lo que frunció el ceño―. Doyun me permitió adoptarlo cuando volvimos. Le puse de nombre Bam. Tiene casi dos meses, ¿no es hermoso, papá?

Jungkook abrió los ojos a la par por la sorpresa y el temor, pues ese perro no parecía para nada tener dos meses porque se veía enorme. Era un cachorro doberman marrón con sus orejas caídas.
Se le hacía algo tierno, pero notaba lo juguetón que era, por lo que sabía que ahora su hijo no sería el único que haría desorden, y eso le preocupaba demasiado.

―Creo que quizás debí preguntarle a usted antes de decirle a Daehyun que podía adoptarlo ―Doyun llamó su atención―. Lo siento...

―No se preocupe. Está bien.

―Entonces, ¿va a poder quedárselo? ―preguntó ilusionada, Sunmi, mientras se colocaba al lado de Jungkook―. Mira, ya se ha encariñado demasiado.

―Supongo. ¿Tengo otra opción? ―cuestionó haciendo una mueca, causando su risa.

―No.

Ambos observaban como Doyun también se colocaba en cuclillas, para así acariciar al cachorro que se veía demasiado contento de recibir cariño de ambos, por lo que Jungkook volteó a verla

―Es agradable.

―¿Quién?

―Doyun.

―¿En serio, Jungkook? ―preguntó sorprendida.

―Sí. Acepta a Daehyun y se nota que también lo quiere, por algo quiso que viajara con ustedes. Eso me agrada.

―Estaba algo nerviosa de que lo conocieras.

―El anterior era un imbécil, pero no creo que te hayas equivocado con Doyun ―le regaló una sonrisa tranquilizadora, provocando la suya.

―Espero que tú también encuentres alguien para ti, que te haga bien, feliz, ya sabes ―apoyó la mano en su hombro.

―Por el momento estoy bien así. Solo y cuidando de nuestro hijo ―aseguró aunque ella no lo miró muy convencida.

―En algún momento va a pasar, y espero que esa mujer sea la correcta para ti, Jungkook.

Aún no sabía si se sentía preparado para enamorarse, pues sentía que a pesar de todo lo sucedido, del tiempo aún seguían manteniéndose vivos sus sentimientos por Crystal.
Le dolió demasiado volver a dejar de verla, tener que aceptar que ella esta vez no había vuelto a enamorarse como él, que no podían ser, por lo que había veces que recordaba ese último abrazo que se dieron como Adiós, y provocaba que su corazón se encogiera. Pero siempre tenía en mente que fue la mejor decisión que tomó porque sólo se habían lastimado, como también a otras personas, por algo que jamás habría podido funcionar porque de su parte quizás ya no había sentimientos de por medio. Sólo recuerdos.

―Bien, llevaré a Daehyun a casa ―mencionó volteando a ver a su hijo que ríe mientras el cachorro mordía su suéter―. Y a esa cosa.

―Vas a encariñarte con él. Ya lo verás.

―Como digas. Lo dudo demasiado.

Jungkook se despidió de Sunmi como también de Doyun, para luego comenzar a caminar dando vueltas en el parque junto a su hijo, que llevaba con una correa al cachorro. Por momentos este se quedaba olfateando por lo que el niño dejaba de caminar y el pelinegro se estresaba, queriendo volver a decirle a Sunmi que iba a ser algo imposible que se encariñara con aquel cachorro.

De pequeño recordaba que siempre había querido tener uno, pero su padre le decía que era demasiada responsabilidad y no iba a hacerse cargo al ser un niño. Entonces, cuando cumplió quince años y tuvo la oportunidad, terminó dándole la razón a su padre que era demasiada responsabilidad, por lo que su padre terminó dándolo en adopción.
Desde ese momento decidió no volver a tener uno, pero ahora ver a su hijo con la misma ilusión que un día tuvo no pudo negarse, aunque sabía que, probablemente, Daehyun no fuera a ser responsable y tuviera que hacerse cargo él.

―Oh, Doyun entró conmigo a la casa de terror. Mamá no quiso porque es miedosa.

―¿Y te asustaste demasiado?

―No. Soy un Jeon, ¿lo olvidas, papá? —sonrió arrogante, por lo que Jungkook lo miró alzando una ceja y sonrió.

―Sin dudas lo eres. Tienes mi ego, pero lo de que no te hayas asustado...

―Puede que me haya asustado un poco
―el pelinegro soltó una carcajada―. ¡Sólo un poco, papá! No soy miedoso como mamá.

Este dejó de reír y tomó una bocanada de aire para volver a caminar, pero al ver que su hijo tenía las manos alzadas y no llevaba la correa, miró a sus lados con los ojos abiertos a la par.

―¿Y la cosa?

―¿De qué cosa hablas, papá? ―frunció el ceño confundido.

―¡El perro ese!

― ¡Se llama Bam! Y no lo sé ―exclamó preocupado y volteando a ver a sus lados―. ¡Bam! ¡Vuelve, Bam!

―Vamos, hay que buscarlo.

Jungkook detestaba cada vez más a ese cachorro, pero ver la preocupación y desesperación de su hijo, hizo que quisiera encontrarlo, por lo que comenzó a buscarlo por el parque. Veía algún que otro cachorro, verdaderos cachorros pensaba él al ver los pequeños que eran, mientras que Bam se le hacía demasiado grande para serlo.

―¡Mira, papá! ¡Ahí está Bam!

Al escuchar ese grito observó hacia donde señalaba y lo vio acercarse con su correa azul, por lo que sonrió aliviado, hasta que vio que llevaba en su boca un hueso de goma.

―Oh, mira, ahora tiene juguete ―soltó una risilla, colocándose en cuclillas para acariciar su cabeza.

―¿De dónde rayos ha robado eso? ―reprochó quitándoselo por más que el cachorro no quería soltarlo.

―¡Eso no importa! Ahora es suyo. Nadie va a notarlo.

―¡No puede ir robando cosas así como así! Puede meternos en problemas, Daehyun.

―Vámonos ahora y nadie lo notará ―se levantó tomando la correa.

―Hay que devolver ésto. Es de otro perro.

―No, vamos. Mira como observa el juguete Bam. En serio lo quiere.

Jungkook observó al cachorro que parecía realmente querer de nuevo aquel juguete y luego miró a su hijo, sus pequeños ojos oscuros que lo observaban rogantes también, por lo que suspiró.

―Está bien. Vamos ―suspiró dándose por vencido―. Ten tu juguete nuevo, Bam ―observó algo molesto al perro, pero luego se colocó en cuclillas con la intención de dárselo.

―¡Ahí tienen el juguete de Danbi, mamá! —exclamó una voz infantil femenina.

Jungkook se levantó rápidamente, sintiendo sus corazón golpear contra su pecho y escuchó a Bam ladrar molesto, por lo que siseó con la intención de que no lo hiciera más.
Al voltear sintió cómo su corazón dejaba de latir por un momento al encontrarse con unos grandes ojos oceánicos que lo observaban con intensidad, cabello castaño y ondulado, pero esta vez corto hasta los hombros.
Mientras que la mujer frente a él tenía sus ojos abiertos a la par, sintiendo cómo su corazón golpeaba con fuerza al volver a ver aquellos ojos redondos, oscuros y brillantes, notando cómo ahora llevaba su cabello algo largo, cayendo de manera desordenada por su frente.

Al escuchar unos ladridos chillones, este bajó la mirada encontrándose con un caniche blanco que no paraba de ladrarle al nuevo integrante de su familia, Bam.

―Oh, ¿ésto les pertenece? —preguntó con un ligero titubeo.

—¡¿Sunhee?! —exclamó asombrado el niño mientras la pequeña se tenía los ojos abiertos a la par.

—Mamá, ¡es Daehyun! —apuntó tirando de la chaqueta rosada de su madre.

—¡Dulce Sunhee!

La pequeña observó a su madre cómo si le preguntara si podia acercarse, por lo que esta soltó una ligera risa mientras asentía, por lo que ella al ver a Daehyun emocionado, acercarse rápidamente extendiendo los brazos, también decidió acercarse.

Mientras tanto, Crystal volvió su mirada de Jungkook que tomaba una bocanada de aire tembloroso sin saber qué hacer con sus manos, pues las guardó en los bolsillos de sus jeans, pero acabó sacándolas. Algo nerviosa, decidió ser la primera en comenzar a acercarse, notando cómo este parecía ponerse cada vez más nervioso.

—Tanto tiempo, Jungkook.

—Crys... —musitó observándola fijamente, sin poder evitar sonreír al notar aquel brillo en sus ojos oceánicos que le llevaba a recordar años atrás. Parecía haberlo recuperado, y eso provocaba que se sintiese en calma al darse cuenta que significaba que había podido avanzar, que estaba bien.

—¿Así que iban a robarnos el juguete de Danbi? —preguntó divertida, provocando que este abriera los ojos a la par y se sintiese enrojecer.

—C-Claro que no —balbuceó provocando que ella soltase una risotada, y él sintiese su corazón vibrar.

—¿Cómo se llama?

Este arrugó ligeramente la frente sin entender a qué se refería, hasta que ella señaló, por lo que fijó su vista en el cachorro que Daehyun le hacía conocer a Sunhee. Ella estaba en cuclillas acariciándole la cabeza, mientras este no podía evitar querer lamer su mano, haciéndole reír.

—Oh, la cosa...

—¿Cosa? —arrugó el rostro por la confusión mientras reía.

—Hace media hora que acaba de integrarse a la familia Jeon, y ya nos trajo problemas robando un juguete —comentó riendo—. Se llama Bam.

—Es muy lindo.

—Tiene dos meses, ¿puedes creerlo? —inquirió frunciendo el ceño, notando cómo ella se sorprende.

—¿Dos meses? —este asintió repetidamente—. Vaya, Danbi tiene un año y medio.

—Parece que se lleva bien con Bam —mencionó cruzándose de brazos mientras veían a sus hijos jugar con los cachorros.

—Así Bam ya es problemático, ¿eh?

—Cómo todo Jeon en un comienzo —bromeó haciéndole reír.

—Daehyun no es así. Es muy tierno —refutó con una sonrisa.

—Oh, pues, ¿qué crees? —se acercó más a ella, la cual lo observaba curiosa—. Ya empezó a romper corazones.

—¡¿Qué?! —preguntó asombrada mientras él asentía con una sonrisa—. ¿Cómo sucedió eso?

—Pues, fue hace unos días cuando estaba en Europa con su Sunmi y Doyun...

—¿Doyun?

—Oh, es la pareja de Sunmi. Es agradable —asintió con una sonrisa—. Daehyun se hizo amigo de una niña que también era de aquí, pero a ella le gustó mi hijo y él la rechazó. Sunmi me contó que la niña lloró demasiado.

—Oh, ¡pobre niña!

—Así es la vida de los Jeon —bromeó volviendo a ver a sus hijos, que seguían conversando, pero esta vez sentados en el césped mientras los cachorros buscaban su atención.

Crystal volvió a fijar su mirada en él, pensando que a pesar que quizás no había pasado tanto tiempo, él no se veía para nada igual. Pues, recordaba que en su reencuentro todavía seguía sintiendo aquel peligro, cómo el miedo la envolvía, pero ahora parecía alguien completamente distinto.
Por primera vez estaba en calma con él a su lado.

—¿Qué ha sido de ti? —se atrevió a preguntar notando su sorpresa.

—No hay nada interesante, además de que he empezado a frecuentar Davineh. He descubierto que la comida allí es deliciosa, así que cuando Daehyun no está en casa, para no sentirme sólo voy a allí, aunque también suelo llevarlo conmigo. Me ahorra el trabajo de tener que cocinar —bromeó soltando una ligera risa, escuchando también la de la fémina —. Luego es todo trabajo, aunque ahora ya no lo hago tanto en casa porque Daehyun ahora tiene a su madre. Aún así sigo pasando tiempo con él, pero ahora sin preocuparme demasiado porque por mi trabajo pueda llegar a sentirse solo —sonrió—. Estoy bien. Estamos bien.

—Me alegro por ustedes, Jungkook —asintió con una sonrisa.

—¿Y tú? —indagó curioso.

—Pues, me tomé el tiempo de remodelar mi cafetería como quería desde un principio...

—Lo vi —la interrumpió mientras ella lo miraba sorprendida.

—Recuerda que vivo cerca —recalcó por lo que ella soltó una ligera risa mientras asentía—. Me gustó. Aquel toque de colores se siente más vivo y más como tú.

—Ahora todo está mucho mejor en mi vida. Llevamos a Sunhee al psicólogo, y también decidí comenzar —explicó desviando la mirada—. Supimos sobrellevar las cosas, y ahora nuestra hija supo comprender que a pesar de que no estemos juntos, todo va a estar bien —sonrió mirándola con dulzura al ver cómo ella reía de lo que le contaba Daehyun sobre la casa de terror a la que fue—. Ahora Taehyung está de viaje de negocios, así que está pasando todos estos días conmigo.

—¿Con él estás bien? —indagó curioso.

—Sí. Logramos tener buena relación, y Sunhee se siente muy bien con eso —asintió mirándolo nuevamente, mientras el sonreía al escucharla ya que comprendía—. En un principio hablábamos lo justo y necesario, pero ahora podemos compartir alguna tarde con Sunhee. Se siente bien.

—Entonces, ¿estás bien?

—No creí que pasaría, pero logré avanzar —soltó una ligera risa—. Estoy más que bien, Jungkook.

—Estoy muy feliz por ti —admitió con una sonrisa.

Ambos volvieron su vista a sus hijos, sonriendo al notar que parecían conversar sin parar, pues ambos recordaban la linda amistad que tuvieron en un pasado. En eso, Jungkook giró a ver a la castaña aún sin creerse que fuese real, que luego de tanto la tuviera nuevamente a su lado.
Ella al sentir su mirada, giró su cabeza para verlo, frunciendo el ceño por la curiosidad.

—¿Qué? —soltó una ligera risa, intentando que no la pusiera nerviosa la intensidad de su mirada.

—La vida sigue cruzando nuestros caminos, Crys —murmuró con una pequeña sonrisa mientras ella abria los ojos a la par por la sorpresa, pero este volvió a ver a sus hijos.

Los niños siguieron conversando por un rato, hasta que Crystal y Jungkook observaron el atardecer y decidieron que era momento de que se despidieran.
El pelinegro quería poder seguir a su lado, admirándola, comprobando que era real, mientras que ella no sabía porqué, pero parecía dificultandosele el tener que despedirse.

—Antes de que te vayas...—tomó su muñeca, sorprendiéndola cuando iba a voltear para caminar—. ¿Podrías... Sólo si tú quieres, darme tu número?

Crystal al poder notar con tanta facilidad sus nervios, no pudo evitar soltar una risilla que provocó que este bajara la cabeza sintiendo su rostro arder.

—Cuando volvamos a vernos, te lo pasaré —aseguró con una pequeña sonrisa, observando cómo este abría los ojos a par.

—¿E-En verdad?

—Nos vemos, Jungkook.

La sonrisa de ella se ensanchó mientras volteaba para acercarse a Sunhee y a Daehyun, despidiéndose del pequeño, para luego tomar la mano de su hija que llevaba con la correa a su caniche
Jungkook se quedó mirándola con una sonrisa, embobado, pensando en cómo podía ser que con los años se le iba haciendo mucho más hermosa aunque eso le parecía imposible.

―Cierra la boca que se te van a meter moscas, papá.

La voz de su hijo provocó que saliera de su trance y sacudiera la cabeza para volver en sí.

―Cállate. ¡¿Qué cosas dices?!

—¡Así me dijiste tú cuando fuimos a la heladería esa vez! —acusó acariciando a Bam.

—Porque no dejabas de ver a esa niña...

—¡Mentira! —exclamó con sus mejillas sonrosadas, que provocó que Jungkook soltase una risotada.

El pelinegro se puso en cuclillas acariciando por primera vez la cabeza de Bam, notando como este se emocionaba y movía su cola, para luego lamer su mano.

―Quizás después de todo si termine aceptándote, Bam ―sonrió.

Sin dudas, Jungkook sentía que todo en su vida seguía acomodándose, y la culpa que una vez sintió que lo asfixiaba, ya había terminado de desaparecer. Pues, cuando recordaba lo que provocó no podía evitar sentirse mal, pero no había nada que pudiera hacer para volver el tiempo atrás y evitar todo, por lo que aceptó su error y trabajó en mejorar en sí mismo.

Trabajó para dejar aquel pasado atrás, y ahora por primera vez empezaba a sentirse realmente bien consigo mismo. Ya no quería volver a equivocarse, porque le gustaba la vida que estaba llevando y se sentía tranquilo, como también feliz.

―Vamos a casa ―mencionó reincorporándose, y pasó la mano por la espalda de su hijo para comenzar a caminar.

―Pero antes debemos comprar las cosas para Bam.

―Cierto, vamos.



























Seis meses había pasado de aquel encuentro entre Jungkook y Crystal, él  sin esperar que días después, ella apareciera en el restaurante que comenzó a frecuentar. La mujer había aparecido una noche en Davineh, cuando él estaba por cenar solo porque era de esos días donde su hijo se quedaba con Sunmi.
Pudo notar que parecía buscar a alguien con la mirada, lo que hizo que su corazón dejase de latir por un momento al pensar que quizás había quedado con un hombre, pero cuando sus miradas se conectaron, notó cómo ella la bajó por los nervios y se dirigió a una mesa cercana.

Jungkook, dejando de lados sus nervios, se levantó para sentarse frente a ella, preguntándole si es que acaso esperaba a alguien o podría tomarse el atrevimiento de invitarla a cenar juntos. Crystal se había sonrojado y una sonrisa se había dibujado en sus labios, lo que hizo que él también sonriera.
Esa noche habían bebido vino, cenaron más que bien, conversaron demasiado, contándose alguna que otra cosa que habían vivido en ese tiempo, sin llegar a tocar algún tema de conversación que pudiese llegar a incomodarlos.

Esa noche fue realmente especial para ellos, porque ya no cargaban con rencores y dolores. Estaban realmente bien el uno con el otro, por lo que fue cuando todo volvió a comenzar entre ellos.

Luego de haber tenido otra cita, Crystal se sentía algo nerviosa al no saber cómo podría tomárselo Taehyung. Pero una tarde que ella dejó a Sunhee en su casa, ya que le tocaba los días junto a ella, se atrevió a pedirle para hablar.
El castaño había notado rápidamente sus nervios, pero quería que ella fuese la que hablase y no tener que adivinar.

Cuando fue capaz de confesarle que había vuelto a encontrarse con Jungkook, y que tuvieron dos citas, pudo darse cuenta cómo este pareció tensarse, aunque de cierta manera sentía que se lo esperaba. Crystal era un manojo de nervios al no saber cómo podría tomárselo, porque no quería para nada arruinar lo bien que estaban llevándose, cómo su hija estaba cómoda con ambos. Pero acabó sorprendiéndose cuando Taehyung se inclinó hacia adelante y le sonrió para decirle: "Es tu vida y eres libre de estar con quién desees, Crystal."

Y luego de seis meses, ella tocó la puerta de la casa del pelinegro, siendo recibida por él que llevaba camisa blanca, pantalón negro y zapatos del mismo color. Su cabello estaba echado hacia atrás, aunque algunos mechones rebeldes caían por su frente.
Este al ver el vestido negro que llevaba, apegado a su figura, con sus hombros desnudos y que le llegaba por encima de sus rodillas, no pudo evitar mirarla de pies a cabeza sintiéndose embobado por ella. Hasta comenzaba a desear poder quitárselo de una vez y volver a entregarse a la pasión, pero quería disfrutar de la noche y hacerle saber porqué esa cita.

Este dejó un pequeño beso sobre sus labios, diciéndole lo hermosa que estaba esa noche, observando su gran sonrisa, pero luego esa expresión fue cambiada a una de sorpresa al ver las velas, los platos con comida, las copas de vino.
Jugkook realmente se había tomado el tiempo de preparar algo especial para ambos, aprovechando que su hijo se quedaba con Sunmi.

Este corrió la silla para que ella pudiese tomar asiento, lo cual le agradeció, y él luego tomó asiento para servirle vino en su copa. Podía notar un poco los nervios que ella parecía tener, quizás porque en todas las citas que tuvieron, era la primera que Jungkook la invitaba a su casa y cocinaba para ella, con un ambiente demasiado romántico.

—Sigue sorprendiéndome lo bien que aprendiste a cocinar —mencionó antes de darle un sorbo al vino de su copa, Crystal.

—No podía hacer lo mismo como cuando te invité a mí hace más de diez años y se me quemó la cena —contestó riendo, provocando la de ella al recordarlo. 

—De todas maneras, fue de mis citas favoritas —confesó con un leve sonrojo por la intensa mirada de Jungkook.

—Espero que esta también lo sea —murmuró apoyando la mano sobre la suya, acariciando el dorso con el pulgar.

Hm... Creo que podría serlo...

—Yo sé que sí, porque ésto no es lo único que tengo para ti —aclaró sorprendiéndola.

—¿No? ¿Qué más hay? —indagó curiosa, inclinándose hacia adelante.

—Hablar contigo, y luego... hacerte el amor —respondió inclinándose hacia adelante también llegando a rozar sus narices.

—Suena interesante.

Este al escuchar su risa, provocó la suya, pero luego acabó juntando sus labios en un pequeño beso mientras llevaba la mano a su mejilla, acariciándola suavemente con el pulgar.

—No tienes una idea de lo feliz que estoy de tenerte otra vez en mi vida y bien —mencionó sorprendiéndola.

—Jungkook...

—No escaparás de mí, así que no lo intentes...

—No quiero hacerlo —aclaró esta vez sorprendiéndolo a él—. Es sólo que quiero saber si ésto va a dónde creo.

―Escucha lo que tengo que decir y lo sabrás —replicó provocando su risilla, pero luego asintió mirándolo atenta—. Discúlpame por todos los besos que no te di, por los llantos que te provoqué, por la forma en que rompí tu corazón hace años. La verdad es que... Nunca quise hacerte daño, al contrario, buscaba mejorar para ti para que al fin lo sintieras correcto, aunque quizás ese no fue nuestro momento ―hizo una mueca―. Pero ahora lo es. Ahora podemos al fin retomar nuestra historia, podemos cumplir todo lo que alguna vez soñamos. Te sigo amando como en el pasado y hasta aún más. Me tienes loco de amor por ti, mi amor ―aseguró con una sonrisa, levantándose tratando de no mostrarse tembloroso, para luego arrodillarse frente a ella que abría los ojos a la par―. Es por eso que ahora que ambos somos libres, quiero pedirte como alguna vez lo planeamos que estemos juntos por siempre ―llevó la mano al bolsillo de su pantalón, observando sus ojos brillar por las lágrimas retenidas―. Crystal Jones, ¿me harías el honor de casarte conmigo?

Al ver como abrió el estuche azul, enseñando un anillo brillante con un diamante ni muy grande ni muy pequeño, cubrió su boca con la mano mientras este parecía realmente nervioso.

―Esta es la vez que propongo ésto porque realmente lo deseo con todo mi corazón, y créeme que si aceptaras me harías el hombre más feliz. Jamás pude sacarte del todo de mi corazón y has vuelto a ocuparlo por completo ―expresó tímido―. Prometo que jamás vas a arrepentirte si me aceptas. ¿Q-Qué dices, mi amor?

—¡Claro que sí! ¡Claro que acepto! —respondió emocionada y entre lágrimas.

—¡¿E-En verdad?! —preguntó sorprendido.

—¡Sí, mi amor! —asintió repetidamente mientras él la observaba con sus ojos cristalinos.

Jungkook tomó el anillo con sus manos temblorosas, haciendo reír a Crystal, hasta que observó cómo este iba colocándoselo, sin poder creerse para nada que estuviesen viviendo aquel momento luego de tantos años.
Sin poder evitarlo más, se inclinó hacia adelante pasando los brazos por sus anchos brazos, para luego juntar sus labios mientras este pasaba los brazos por su cintura.

—Te amo y te amaré por el resto de mi vida, Crys —aseguró sobre sus labios, para luego dejar un pequeño beso.

—Y yo te amo a ti, Jungkook.

Este sonrió observando sus ojos oceánicos brillantes por la emoción y las lágrimas, sintiendo también las suyas rodar por todas las emociones que lo invadieron al saber que uniría su vida con la mujer que amó por primera vez y la vida parecía no dejar de cruzar sus caminos, pero esta vez para no volver a separarlos.






















―¡Amigo! Ven, pasa ―Jimin palmeó el hombro de Taehyung.

―¿Cómo se portó Sunhee? ―preguntó curioso, guardando las manos en los bolsillos de su pantalón negro.

―Bien, ya sabes. No agarró una tijera y se cortó el pelo como Minho más de una vez ―bromeó haciéndole reír.

―Ya van a cumplir once años, así que supera eso.

―Es que aún escucho los gritos de Hyeyoon y el llanto de Minho ―mencionó pasando por su lado para comenzar a caminar.

Taehyung volvió a reír y rodó los ojos, pues su mejor amigo siempre había sido demasiado exagerado, a veces solía estresarle y otras le hacía reír como ahora.

Siguió caminando mientras Jimin hablaba sin parar como de costumbre, hasta que escuchó unas risas femeninas que reconoció con facilidad. Al llegar al jardín trasero se encontró con Hyeyoon y Crystal que estaban bebiendo limonada, observando a los niños jugar a la pelota, notando como Minho le daba la posibilidad a Sunhee de quitársela, por lo que la niña se burlaba de él creyendo que lo logró por sí misma.

No pudo evitar sonreír al verla tan feliz y volvió su concentración a ambas mujeres, logrando que cuando la castaña dejara el vaso en la mesa de madera, notara su presencia y se sorprendiera.

―Oh, Taehyung...―habló levantándose, Crystal.

―¡Papá! ―gritó la niña emocionada sin dejar de jugar―. ¡¿Has visto lo que hice?!

―¡Por supuesto! ¡Esa es mi niña! ―sonrió levantando el pulgar, por lo que ella soltó una risilla para empujar con su mano a Minho, provocando que este se reprochara diciendo que era trampa.

―¡Taehyung! ―se levantó, Hyeyoon―. ¿Qué tal el trabajo?

―Agotador como siempre, pero ya en una semana me iré de vacaciones, así que no me quejo ―respondió volviendo su concentración a Crystal, que lo miraba con una sonrisa algo nerviosa mientras jugaba con sus manos, principalmente con su nuevo anillo de compromiso.

―Ven, busquemos el pastel de chocolate para que comamos, cariño ―ordenó Jimin, tomando la mano de su esposa para entrar.

―Pero, ¿no puedes hacerlo tú solo?

―No. Vamos.

Taehyung los miró con el ceño fruncido, pero luego soltó una risilla negando con la cabeza.

―¿Así han estado desde que llegaste?

―Claro que no.

―No sabía que estarías aquí.

―Hyeyoon me invitó. Me dijo que Sunhee estaba aquí, así que acepté para verla ―explicó desviando la mirada.

―Creí que estarías trabajando. Minho invitó a Sunhee, sino te hubiera preguntado si podías cuidarla.

―Está bien. No te preocupes.

―¿Sigue todo bien en la cafetería?

―Claro. ¿Y en la empresa?

―Como siempre.

Taehyung y Crystal no se veían si no era necesario, como las fechas especiales, el cumpleaños de su hija, Navidad, Año Nuevo, o alguna tarde que pudieran llegar a querer compartir con Sunhee  lo cual no pasaba seguido. Pues, preferían seguir pasando las fiestas juntos porque, a pesar de todo, se llevaban más que bien. Podían conversar tranquilamente, bromear, reír, lo cual hacía que Sunhee estuviera tranquila y feliz con ellos.

Luego de todo lo sucedido decidieron cambiarla a otro colegio, por lo que Hyeyoon y Jimin tomaron la misma decisión para Minho. Sabían que no podían estar separados el uno del otro y el ambiente entre las familias era demasiado tóxico, mucho más luego de lo que pasó con Jungkook y ellos.
Cuando Taehyung se encargó de cambiar de colegio a Sunhee, se encontró con Jungkook que iba por la misma razón. Se saludaron por respeto y hablaron acerca de cuál colegio escogieron, aliviándose al darse cuenta que no era el mismo, porque querían evitar seguir viéndose el rostro, aunque podían hacerlo sin tener la necesidad discutir, pero para ambos era mejor evitarlo.

Al saber que Jungkook y Crystal estaban juntos, y que su hija pasaba tiempo con él y Daehyun, en un principio fue algo difícil de ir procesando, pero sabía perfectamente que no quería repetir el pasado, que ya las cosas estaban más que claras. Taehyung, simplemente, decidió aceptarlo, y más al notar que su hija estaba más que bien con ellos porque la querían.

—Por cierto, quiero hablar contigo —mencionó el castaño.

—Dime.

—Ya sabes del viaje a Europa para visitar a mi hermano...

—Sí, Sunhee está emocionada.

—Bueno, quería saber qué te parecía si... Yoona se une —habló algo nervioso, rascando su nuca—. Ya sabes que Sunhee está conociéndola, pero pienso que un viaje los tres podría ser buena idea para que la conozca mejor...

—Sabes que yo no podría tener problema con eso — recalcó regalándole una sonrisa tranquilizadora—. Yoona me agrada, y sé que le tiene cariño a Sunhee, así que me parece buena idea.

—¿En verdad? —preguntó asombrado y ella asintió—. De todos modos hablaré con Sunhee para saber si acepta.

—Seguro lo hará. Me ha dicho que le agrada —comentó notando cómo este sonreía.

Taehyung se había reencontrado con Yoona hacía varios meses, y con el tiempo fueron notando que era posible poder darse una oportunidad esta vez. Pues, el castaño ya no estaba herido por un pasado, ni seguía amando a su esposa. Esta vez podían volver intentarlo y que saliera bien, porque Yoona le había gustado desde un principio, pero no pudo atreverse a avanzar. Y ahora que sus sentimientos por ella habían vuelto a florecer, no desaprovecharía la oportunidad con una mujer tan maravillosa como se le hacía ella.

Este observó a la castaña que desvió la mirada y llevaba las manos tras su espalda, dejando notar que parecía querer hablar, pero no se atrevía.

—¿Qué sucede? —indagó riendo.

—Es que no sé...

—Vamos, dime —pidió con suavidad dando un paso hacia adelante.

—Ayer me vi con Jungkook y...

En ese momento estaba tan nerviosa que no era capaz de poder continuar, pero Taehyung dirigió la mirada a sus manos, notando aquel anillo de compromiso brillante, lo que hizo que rápidamente tomase su mano.

—Te pidió compromiso —murmuró conectando sus miradas, y ella asintió nerviosa.

—Taehyung...—este sonrió desconcertándola.

—¿Sabes? Desde el momento en que firmamos los papeles de divorcio, supe que ésto pasaría —mencionó sorprendiéndola—. Siempre supe que si te dejaba ir... Retomarías tu historia con él, y supongo que así debía ser —asintió con una sonrisa tomando esta vez ambas manos—. Espero que seas feliz junto a él, Crystal.

La fémina sentía sus ojos picar por las lágrimas retenidas, y sin poder evitarlo más, se abalanzó sobre él para darle un abrazo, escuchándolo jadear por la sorpresa, pero luego soltar una risilla para corresponderle.

—Todo está bien. Los felicito —murmuró con suavidad para luego separarse, observando su gran sonrisa.

—Muchas gracias, Taehyung.

—¿Lo has hablado con Sunhee?

—Todavía no, pero planeo hacerlo cuando le toque sus días conmigo.

—Puede que deba procesarlo por un momento —ladeó la cabeza haciendo una mueca—. Pero seamos sinceros, adora a Jungkook y a Daehyun.

—Lo sé, pero aún así estoy nerviosa —confesó limpiando rápidamente sus lágrimas, por lo que Taehyung volvió a tomar su mano.

—Todo va a estar bien. Tú sólo habla con tranquilidad, y si necesitas ayuda, me dices —asintió, mientras ella sonreía aliviada—. Podemos hablar con ella, además, la psicóloga sigue siendo de gran ayuda.

Este de repente sintió el abrazo de la niña, por lo que sonrió acariciando su cabello y notando que se encontraba agitada por haber jugado tanto.

―¿Te cansaste?

―Demasiado, pero gané.

―¿En serio? ―fingió sorpresa―. ¿Cuántos goles hiciste?

―Hice cinco y Minho sólo tres, ¿puedes creerlo?

―Oh, eres hasta mejor que yo jugando.

―¿Ya van a traer el pastel de chocolate? ―pregunta mirando a sus costados y luego al niño que se encontraba detrás de ella.

―Iré a preguntarles ―habló el pequeño, tirando la pelota a un costado para entrar a la casa.

―Mañana sacaré los pasajes.

―¿Mañana? ―preguntó curiosa, Crystal―. ¿Cuándo se irán?

―Oh, hoy decidí fecha. Olvidé decírtelo ―fijó su mirada en ella―. Nos iremos el próximo lunes.

―¿Ya saben cuánto tiempo se quedarán?

―Dos semanas por el momento. Cualquier cambio te llamaré.

―Está bien —asintió con una pequeña sonrisa.

Taehyung miró algo nervioso a su hija, pensando en cómo podía tomarse aquella idea que se le había ocurrido, mientras que Crystal lo miraba animándolo.

—Princesa, quería hacerte una pregunta 
—habló colocándose en cuclillas.

—¿Qué sucede, papá?

—¿Qué te parece la  idea de  que a nuestro viaje se uniera... Yoona? —inquirió arrugando ligeramente la frente, sintiendo que hasta sus latidos se aceleraban de los nervios.

—¿Yoona? —este asintió repetidamente—. Está bien, papá.

—¡¿En serio?! —preguntó asombrado, provocando la risa de su hija y de Crystal.

—¡Sí, papá! —asintió todavía riendo—. ¿Y... Cuando irá a casa? Me gustó el kimchi que hizo la vez pasada.

—Oh, pues si quieres hoy le pido que vuelva a hacerlo.

—¡Sí! 

Taehyung soltó una risotada, pero de alivio al saber que le gustó la idea, por lo que la sorprendió abrazándola. Sunhee no dudó en corresponderle, y Taehyung, estiró su mano, lo que sorprendió por completo a Crystal, pero aún así, con una gran sonrisa se unió a aquel brazo familiar.

Taehyung tanto como Crystal luego de aquella conversación en Navidad decidieron tomar terapia y también llevar a su hija. Pues, la fémina no podía dejar de sentir culpa, de llorar y arrepentirse por sus errores. Hasta había veces en las que no podía dormir o no tenía las fuerzas necesarias para poder levantarse de la cama. Aprendió a aceptar lo que hizo y más importante a perdonarse a sí misma, porque aún cuando Taehyung una vez fue a su casa a dejar a Sunhee, y hablando solos le dijo que se sentía listo para perdonarla ella se alegró demasiado, hasta había llorado por la emoción, pero lo que más necesitaba era su propio perdón para poder seguir adelante.

Había ido un largo tiempo, porque a pesar que ya había trabajado lo suficiente en eso y se sentía bien, le gustaba poder hablar sobre sus cosas, desahogarse de otras que siquiera sabía que le afectaban. Y más cuando volvió a reencontrarse con Jungkook, lo que trajo algo de miedo por el pasado, la terapia había sido de gran ayuda. Pues, ahora era realmente feliz a su lado y todo lo estaban viviendo.

Mientras que Taehyung lo hizo por unos meses hasta que se sintió listo para perdonarla, llevándose quejas de su madre por todo lo que había hecho, pero decidió enfrentarla, por lo que no le quedó más que aceptar su decisión.
Aceptar que su hijo era un hombre adulto al que ya no podía seguir llenando su cabeza porque se trataba de la familia de él.
Luego de dos sesiones más dejó la terapia porque ya no veía la necesidad de ir y se sentía bien. Ahora seguía sintiéndose más que bien y libre de ese dolor que lo había ahogado por mucho tiempo, que no le permitía seguir adelante. Se sentía más que bien con la vida que llevaba, con su hija que a pesar de no tener a sus padres juntos estaba tranquila con la situación porque sabía que ellos se llevaban bien, que podían pasar tiempo los tres. Y feliz de tener a Yoona a su lado.

Tomaron el tiempo necesario para sanar aquellas heridas, porque ambos la habían pasado realmente mal a su manera, y lo menos que querían era seguir dañando a Sunhee.
Supieron perdonarse por sus errores, supieron avanzar y ahora ambos se miraban felices, tomando distintos caminos, con diferentes personas a las cuales amaban y su hija aceptaba, sintiéndose cómoda con ellos en su vida, porque todo lo que les importaba era que ella estuviera bien.

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