23; FINAL
❧ PERFECT FAMILY
FINAL ಌ
Taehyung salió del baño luego de darse una ducha. Llevaba un pantalón café y se colocó la camiseta blanca, observando a Yoona que estaba sentada en la cama terminando de vestirse. Notar que estaba sentada del lado de la cama donde antes dormía Crystal, provocaba que sintiera una punzada en su pecho, pero sacudió su cabeza tratando de borrar los recuerdos que querían instalarse. Pues, ya había tenido suficiente al momento de tener relaciones con la rubia.
Por primera vez el sentir el cuerpo de otra mujer que no fuese Crystal, lo llenó de recuerdos que quisieron provocar que rompiera en llanto en ese momento, pero luchó consigo mismo para evitarlo a toda costa, ya que también recordó que ella pudo estar con Jungkook sin problema alguno, así que no podía permitirse seguir llorando. Tenía que seguir con su vida.
―Oye, antes de subir vi que aún no has armado el Árbol de Navidad ―mencionó levantándose para acercarse a él.
―¿Y...?
―Pues, tienes una hija pequeña ―respondió riendo―. Tiene que haber espíritu navideño y más hoy que es veinticuatro, ¿qué ha pasado?
Taehyung bajó la mirada presionando los labios, recordando cómo le había insistido a la pequeña en armarlo, pero ella seguía reprochando que lo haría con su madre. Pues, antes solían hacerlo juntas, por lo que estaba decidida a esperarla, pero aunque fuese veinticuatro, el Árbol estaba sin armar con los regalos abajo.
―Sunhee no quiere armarlo conmigo.
―Pues, esta noche celebrarás con ella y tiene que estar armado, así que yo te ayudaré, ¿qué dices?
―No creo...
―Vamos, no seas amargado.
Al ver su gran sonrisa y sus ojos brillando de ilusión, no pudo evitar sonreír asintiendo
―Está bien, Yoona.
―Perfecto ―dejó un pequeño beso sobre sus labios―. Pasaré al baño mientras tú buscas las cosas.
―Está bien.
Mientras Yoona pasó al baño, se colocó unas zapatillas blancas y comenzó a dirigirse hacia la habitación de Sunhee. Ella había decidido pasarse el día acostada, lo cual no le gustó para nada, pero aún así aceptó porque no quería que volviera a molestarse con él.
Dio unos toques en la puerta, pero al no recibir respuesta alguna luego de insistir, entró y la encontró durmiendo. Se acercó cautelosamente y sonrió a medias, quitando un mechón de cabello de su rostro.
La vio dormir por unos pocos segundos y decidió salir para armar el Árbol de Navidad con Yoona, ya que quería que cuando estuviera preparada para celebrar, lo viera armado como debería ser.
Llevaba días teniendo sobre el sofá cajas con los adornos que le pondrían, esperando que Sunhee tuviera la emoción de armarlo, pero nunca pasó.
―¡Ya estoy!
Al verla bajar las escaleras con una camiseta de él, desvió la mirada tratando de ignorar la incomodidad que le causaba, porque no podía evitar sentir que eso sólo le gustaba al tratarse de su exesposa.
―¿Estás listo para armarlo? ―preguntó sonriendo, acercándose y pasando las manos por la cintura de él―. Oh, espero que no te moleste que haya tomado una de tus camisetas.
―No, está bien ―trató de sonreír, pero le salió una mueca.
―Por cierto, adoro tu aroma ―murmuró tímida aspirando el aroma de la camiseta.
―¿Empezamos?
―Claro.
Ella dejó un beso sobre sus labios sorprendiéndolo nuevamente, pero aún así decidió comenzar a armar el Árbol Navideño. Al conversar animadamente, se olvidó por completo de la incomodidad.
Pues, le encantaba hablar con ella, sentía que tenían demasiada química y le hacía olvidar el dolor que llevaba en su alma.
Yoona en un momento lo abrazó, por lo que él acarició su cabello sonriendo y cuando tomó su rostro dispuesto a besarla, una voz llamó su atención.
―¡Papá! ―gritó molesta la niña bajando el último escalón.
Este se separó rápidamente mirándola sorprendido, sintiendo sus latidos acelerados. Llevaba dos semanas intentando que Sunhee se permitiera conocer a la rubia, pero parecía estar completamente cerrada a esa idea, lo cual entendía perfectamente.
Sabía que no le gustaba verlo junto a otra mujer que no fuese Crystal o ella, pero también sabía que debía entender que el matrimonio con su madre había acabado. Tenía derecho a rehacer su vida, aunque eso no quitaba que sintiera miedo por lo que podía a llegar a pensar sobre él.
―Princesa, ¿qué haces aquí? ―preguntó acercándose―. ¿No estabas durmiendo?
―¡¿Qué haces armando el Árbol de Navidad con ella?! ―reprochó histérica―. ¡Yo lo armaré con mamá, como siempre!
―Pero...
― Tienes que entenderla ―escuchó el murmuro de Yoona que tomó su brazo―. Es mejor que me vaya.
―No tienes que...
―Vete ―ordenó la niña cruzándose de brazos.
―Sunhee, no le hables así.
―No discutas con ella. Me iré.
Taehyung pasó los dedos por su cabello, sintiéndose completamente frustrado por la situación que lo envolvía. Miró molesto a su hija y volteó para acompañar a Yoona.
―En serio, lo lamento ―suspiró cuando ella se encontraba afuera.
―No te preocupes. Es una niña, aún no entiende lo que sucede y es normal que actúe así. Fue... apresurado ―asintió regalándole una sonrisa tranquilizadora.
―¿Por qué eres tan buena? ―frunció el ceño―. Buscas comprender a todas las personas...
―Me importas y me gustas demasiado, Taehyung ―admitió acercándose a él pasando las manos por su pecho.
Este sonrió quitando un mechón de cabello de su mejilla, llevándolo detrás de su oreja mientras admiraba cada centímetro de su rostro. Sin dudas, se sentía maravillado por su belleza, por lo buena mujer que se le hacía, por la forma en la que le lograba que olvidara todo lo malo.
Anhelaba enamorarse de ella lo antes posible, para así olvidar ese dolor por completo.
―Gracias, Yoona ―musitó acariciando su mejilla y juntó sus labios en un pequeño beso.
―No tienes que agradecer ―negó con la cabeza y volvió a besarlo―. Nos vemos, Taehyung.
Este asintió con una sonrisa moviendo su mano para despedirse y cerró la puerta, para así dirigirse donde estaba su hija quitando los adornos del árbol de navidad mientras sollozaba.
―¡¿Qué haces, Sunhee?! ―preguntó exaltado.
―¡Quiero a mamá!
―Pero sabes que pasarás Navidad conmigo ―recalcó colocándose en cuclillas frente a ella.
―La quiero a ella, papá ―sollozó―. ¿Por qué no quiere verme? La extraño demasiado.
Limpió sus lágrimas escuchándola sollozar, lo que provocaba que sintiera una punzada en el pecho.
―Quizás... Quizás está ocupada con el trabajo.
―¿Ya no me quiere, papá?
No soportaba verla de aquella manera, por lo que sentía como la rabia y rencor se volvía parte de él. Pues, Crystal no le contestaba las llamadas a la pequeña hacía días, cuando ella debería haber pasado los días que quedaron con su madre.
El sólo hecho de pensar que por Jungkook no le importaba dejar de cumplir su papel de madre, hacía que deseara buscarla para gritarle sus verdades.
―La extraño demasiado...
―Me comunicaré con ella, ¿sí? ―limpió sus lágrimas y dejó un beso en su frente, para luego envolver su pequeño cuerpo en sus brazos―. Haré lo posible para que hoy la veas, pero ve a lavarte el rostro.
En cuanto la niña asintió sorbiendo la nariz y corrió para dirigirse al baño, suspiró sacando el celular del bolsillo de su pantalón. Al ver el número de la castaña dudó por un momento, pero decidió hacerlo por su hija, llevándose una gran decepción al escuchar el buzón de voz.
Crystal se encontraba recostada en la cama de Jungkook, como llevaba hacía días, en los cuales se perdía en los recuerdos donde fue plenamente feliz junto a su exmarido y su hija. Se reprochaba cada segundo por haberlo lastimado de esa manera, por causar que se divorciaran. Ella estaba completamente segura de que era sólo su culpa luego de todo lo que él le había dicho, y eso hacía que se odiara de gran manera.
Ahora estaba ahogada en el profundo dolor donde sólo podía ser salvada por ellos, a pesar de que sabía que nunca iba a pasar porque él le pidió no verle más la cara, aunque tuvieran una hija.
No tenía fuerzas para levantarse de aquella cama, para volver a su departamento. No tenía fuerzas para nada, ni para fingir una sonrisa para su hija y que no se preocupara por ella.
―Crystal, levántate ―ordenó Jungkook.
Ella pasó de sus palabras y se aferró aún más a las mantas mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Ya se había acostumbrado a llorar silenciosamente, para así no despertar por las noches al pelinegro, porque sabia que estaba cansándose de aquella situación y que le desesperaba no saber qué hacer para que se levantara, para que dejara de llorar, para que siguiera con su vida.
―¿No me escuchas? ¡Levántate de una maldita vez! ―exigió tirando de las mantas haciendo que cayeran al suelo.
La castaña que llevaba un pijama de seda rosado, se puso en posición fetal, ignorándolo por completo, lo cual despertaba aún más la rabia de él.
―Llevas una semana en esta cama. Al principio traté de entenderte, pero ya no puedo seguir viéndote de esta jodida manera ―espeta entre dientes―. ¡Estás en mi casa, en mi cama, pero ni siquiera parece que existo para ti, porque no me dejas siquiera darte un beso! Es por el divorcio, ¿cierto?
Al escuchar como rompía en llanto desconsoladamente, cerró los ojos tirando de su cabello al sentir un nudo en su garganta. Acababa de confirmarle que era por Taehyung, y eso le dolía de gran manera porque sentía que aún ocupaba un gran lugar en su corazón.
―¡¿Sigues amando a Taehyung después de todo lo que fue capaz de hacer?!
―¡Cállate! ¡Fui yo la que más se equivocó contigo!
Al escuchar sus palabras no pudo evitar sorprenderse, como también sentir su corazón dar un vuelco.
―¿Sólo soy eso para ti, Crystal? ¿Un error? ―preguntó dolido.
No respondió, simplemente, se cubrió el rostro sollozando hasta que un débil "no sé" escapó de sus labios, lo que le hizo sentirse aún más desesperado, irracional y confuso. Tragó los sollozos que quería escapar de sus labios y asintió presionándolos.
―Esta noche vendrá Sunmi, así que no te quedarás aquí acostada. Vas a levantarte, arreglarte y festejarás con nosotros ―informó dirigiéndose a la puerta—. Te levantarás de allí y continuarás con tu vida te guste o no. Tienes que hacerlo por tu hija.
Tomó una bocanada de aire, tratando de mantener la calma e ignorar el dolor que sentía, para luego bajar escuchando la conversación de Namjoon con Daehyun.
―¿Qué edad tiene tu hija, tío Nam? ¿Puedo conocerla?
―Oh, Haesun tiene seis. Es menor que tú.
―¿Aún así puedo conocerla?
―¡JK, tu hijo no me agrada! ―alzó la voz, escuchando la risilla del pequeño―. Cuando tengas siete años más, no permitiré que te acerques a mi hija.
―Deja a mi hijo tranquilo ―se acercó Jungkook, acariciando el cabello de Daehyun.
―Estoy seguro que será todo un tigre como tú ―bromeó causando su risa.
―¿Por qué seré un animal cuando crezca? ―cuestionó confundido, arrugando levemente la frente.
―Tu tío Nam no sabe lo que dice.
―¿Y Crystal? ―indagó curioso.
―¿La señora Crystal sigue aquí, papá?
―Sí, pero está cansada.
― No le agrado, ¿cierto? ―inquirió haciendo una mueca―. Le he dejado de agradar como pasó con Sunhee.
Volteó a ver a Namjoon que apretó la mandíbula, por lo que se tensó. Sabía que le molestaba demasiado la situación, y a él también.
No soportaba que su hijo pensara de esa manera, por lo que quería que Crystal se levantara de la cama y pasara tiempo con ambos, para quitar la inseguridades que tanto como al niño, a él también lo invadían.
―No es así. Es sólo que está triste y cansada, pero hoy celebrará con nosotros.
―¿Mami y ella son amigas?
Este abrió los ojos a la par pensando qué podría decir, pero Namjoon lo tomó del brazo y caminaron hacia la cocina. Sabía que iba a reprocharle, lo cual le hizo resoplar frustrado, porque él también sentía que estaba haciendo las cosas mal.
―¿Por qué permites ésto, Jungkook?
―¿De qué hablas?
―¿Por qué crees que tu hijo lleva una semana quedándose en la casa de su madre? Toda esta situación lo incomoda, y tú no haces nada al respecto.
Namjoon tenía razón y lo sabía perfectamente porque lograba notar que se sentía incómodo, aunque no quería decírselo para no angustiarlo ya que siempre trataba de entenderlo. Ahora comenzaba a temer que en algún momento decidiera irse a vivir con Sunmi, y dejarlo solo, porque a pesar de que ahora Crystal se pasaba todos los días allí, no la sentía para nada con él.
―¿Qué puedo hacer? ―preguntó desesperado―. Tengo miedo que mi hijo decida irse a vivir con Sunmi, pero a la vez tengo miedo de enfrentar a Crystal, y que también me deje.
―Entiendo que piensen en su felicidad, pero ¿y sus hijos? Ellos son los que están saliendo más afectados y ninguno parece darse cuenta ―espetó molesto―. Según lo que me has dicho ella ni siquiera ve a su hija.
―Mierda, tienes razón ―suspiró pasando los dedos por su cabello―. Pero ella no es que ella no la ve porque no quiere o por estar conmigo, sino porque se la pasa llorando. Cree que ni siquiera la escucho por las noches, pero lo hago y ya...ya no sé qué debo hacer.
―Si lo sabes, Jungkook. No eres ningún idiota.
―Sólo he deseado tener la oportunidad de estar con ella, demostrarle que sí es correcto, pero ahora que la tengo a mi lado, nada es como lo imaginé —expresó angustiado.
―Y terminaste arruinando la familia que eran, así como el amante que tenía Sunmi lo hizo ―declaró alzando una ceja.
―Detesto decirlo, pero tienes razón —asintió masajeando su nuca—. He deseado más que nada retomar nuestra historia, pero esta vez siendo felices, y todo ha acabado tan...mal. Ninguno de los dos somos felices aunque estemos juntos.
—Porque has hecho las cosas mal.
Jungkook no se atrevía a contarle todo lo que había sucedido porque pensaría que enloqueció, lo cual él también sentía, pero siempre su amor había sido tan intenso que no lograba pensar con claridad. Eso era algo que seguía pasando, pero aún así, intentaba convencerse de que era correcto a pesar de que una voz en su interior le siguiera gritando que no.
El más alto quiso decir algo al notar lo tenso que estaba, pero el celular del pelinegro comenzó a sonar y cuando lo sacó, frunció el ceño por el desconcierto.
―¿Quién es? —preguntó curioso, pero este se encogió de hombros.
―No lo sé. No lo tengo agendado.
―Contesta.
Lo dudó por un momento, pero aún así, decidió contestar llevando el celular a su oreja.
―¿Quién habla?
―¿Crystal está contigo?
Al escuchar esa voz grave no pudo evitar tensarse, por lo que su mejor amigo lo miró curioso.
―¿Taehyung? ¿Por qué me llamas? ―preguntó confundido, llevándose una mirada de preocupación de Namjoon.
―Dime sí o no.
―S-Sí, pero...
―Mira, entiendo que ahora que es libre deben pasársela revolcándose, pero ¿puedes pedirle que por favor vea a su hija? Sunhee no deja de llorar porque la extraña.
―Carajo, nada es como tú crees. No deja de llorar. Bo es capaz de levantarse de la cama ―explicó molesto—. Esa es la verdadera razón aunque no lo creas.
―No me jodas...
―¡Estoy siendo sincero! ¿Qué rayos ganaría mintiéndote?
―Llevaré a Sunhee.
―¿Qué? Pero... Pero tú has dicho que no quieres que esté cerca de ella.
―Estoy seguro que ver a a nuestra hija, ayudará. Créeme que odio la idea de pensar que ella estará en tu casa, pero realmente extraña a su madre, y no puedo seguir viéndola de esa manera.
Taehyung colgó la llamada, por lo que este quedó sorprendido por unos segundos, observando a su amigo que lo miraba desesperado esperando que dijera algo.
¿Por qué Taehyung parecía aún preocuparse por ella? ¿Y por qué un miedo comenzaba a instalarse en su pecho?
―¡Habla!
―Taehyung va a traer a Sunhee para ver si eso ayuda a Crystal.
―Bien, entonces, es buen momento para largarme ―mencionó volteando para caminar.
―¡¿Vas a dejarme solo?!
―¡¿Qué?! ¡¿Tienes miedo de que te golpee?! ―preguntó burlón, y este negó con la cabeza..
―Claro que no tengo miedo.
—¿Sabes? Él que traiga a Sunhee, significa que pueden tener la oportunidad de hablar —asintió mientras Jungkook lo miraba no muy convencido—. Enfrenten la situación y hablen. Aún están a tiempo de hacer las cosas bien por sus hijos.
―Supongo que es lo mejor —murmuró siguiéndolo.
—En fin, suerte y que pasen una Feliz Navidad ―sonrió mientras desordenaba el cabello del menor.
―¡Tío Nam! ―soltó una risilla y chocó sus puños―. Dile a Haesun que pronto jugaremos juntos.
―No te acercarás a mi niña, mocoso.
―¡¿Por qué?! Quiero que sea mi amiga.
―Déjalo en paz. No puedes pelear con un niño ―reprocho riendo, Jungkook, empujándolo fuera de la casa.
―En verdad te deseo suerte ―golpeó su brazo―. Felices fiestas.
―Felices fiestas para ti también, y espero que disfrutes de tus vacaciones.
Jungkook se dirigió nuevamente a la habitación, por lo que al entrar y verla recostada en posición fetal, soltó un suspiro caminando rápidamente hacia ella, tomándola del brazo para levantarla, provocando que soltara un chillido.
La llevó casi a rastras al baño, escuchando sus quejas, pero no le importaba porque necesitaba verla bien
Necesitaba volver a verla arreglada, sin lágrimas que empaparan su rostro enrojecido, y sabía que hablándole tranquilo no lograría nada cómo pasó en los anteriores días, así que sentía que no le había quedado más remedio que obligarla.
―¡¿Qué haces?! ―preguntó exaltada y un sollozo escapó de sus labios cuando quitó su camisón, por lo que se cubrió los pechos con los brazos―. Por favor, necesito me entiendas...
―¡Me importa un carajo, Crystal! Vas a levantarte y vas a ducharte ahora mismo ―dijo abriendo la regadera.
―No puedo...
―Claro que puedes, porque Sunhee vendrá.
―¿Qué? ―preguntó sorprendida―. ¿D-De qué hablas?
―Taehyung acaba de llamarme y traerá a Sunhee. Ella no puede verte en este estado, Crystal ―la tomó de los hombros, observando sus grandes ojeras, sus ojos enrojecidos e hinchados, sus labios resecos que lucían algo pálidos―. Necesita a su madre.
―¿En serio vendrá? ―lo miró ilusionada con sus ojos cristalinos.
―Claro que sí, preciosa ―sonrió a medias, limpiando una de sus lágrimas con el pulgar―. ¿Quieres que te ayude?
―Puedo hacerlo sola.
―Está bien. Te espero abajo ―informó antes de dejar un pequeño beso en sus labios.
Al ver la media sonrisa en su rostro antes de salir, provocó una gran sonrisa en el suyo, por lo que bajó más relajado.
Su hijo se encontraba jugando un videojuego y no dudó en sentarse a su lado, llamando así su atención y que dejara de jugar.
―¿Por qué sonríes, papá? ―indagó curioso.
―Va a venir Sunhee.
―¡¿En serio?! ―preguntó mirándolo ilusionado.
―Sí, quizás sea tu oportunidad para que vuelvan a ser amigos.
―No lo sé ―hizo una mueca―. ¿Tú crees que sea posible?
―Claro que sí.
―Entonces, ¿la señora Crystal al fin va a bajar? ―él asintió repetidamente―. ¿Y vamos a salir juntos los cuatro?
―No lo sé.
El niño no lograba comprender porqué ya no podían volver a salir juntos, porqué Crystal estaba viviendo con ellos, pero no salía de la habitación, y temía que no lo hiciera porque no quería verlo a él.
―Por cierto, ¿cómo la has pasado con tu madre? ―preguntó acariciando su cabello.
―¡Muy bien! Me llevó a comer a mi restaurante favorito ―respondió emocionado―. Luego a tomar un helado, volvimos a casa y vimos una película, pero me quedé dormido.
―Eso es porque duermes temprano.
―Lo sé, pero me gusta pasar tiempo con ella.
―¿Más del que te gusta pasar conmigo?
―¡No puedo decidir, papá! ―exclamó haciéndolo reír, pues no se lo preguntaba en serio.
Los minutos siguieron pasando mientras ellos conversaban animadamente, como llevaban días sin hacer ya que Jungkook estaba demasiado tenso y el niño prefería pasar tiempo con su madre.
Escucharon unos pasos que llamó la atención de ellos, y el pelinegro al voltear encontrándose con Crystal que llevaba su cabello ondulado y húmedo, un suéter lila, jeans y zapatillas blancas, no pudo evitar levantarse con una sonrisa, mientras que Daehyun la observaba con inseguridad.
La castaña quiso decir algo al respecto, pero el timbre sonó llamando por completo su atención. Quiso acercarse, pero Jungkook abrió la puerta siendo casi empujado por la pequeña que entró corriendo, dirigiéndose a los brazos de su madre.
El pelinegro volteó a verlas por un momento, y luego volvió su mirada hacia el frente, encontrándose con el castaño que lo observó por un momento con sus expresiones endurecidas, y uno de sus brazos apoyado en la puerta del coche.
Jugkook no pudo evitar tensarse, pero aún así inhaló para comenzar a caminar acercándose a dónde estaba Taehyung, notando cómo sus facciones se endurecían y parecía tener la intención de subirse al coche.
—Espera, Taehyung —habló provocando que este suspirara y girara a verlo.
—¿Qué quieres?
—Quiero agradecerte por permitir que Sunhee venga a ver a Crystal, después de todo lo que sucedió —mencionó haciendo una mueca—. Realmente eso la ha ayudado...
—Sólo lo hago por mi hija, porque sé que la necesita —replicó alzando una ceja.
—Está bien —asintió desviando la mirada por un momento—. De todas maneras, quiero hablar contigo porque hay tantas cosas por aclarar. Creo que es necesario...
—Pues, yo aún no puedo hablar sin desear golpearte —confesó endureciendo sus facciones mientras se acercaba y Jungkook enfrentaba su mirada.
—Deberíamos hacerlo por nuestros hijos, Taehyung.
—Cuando deje de sentir toda esta rabia, podré hablar y sólo será por ellos, porque no quiero saber más nada de ustedes —aclaró antes de voltear para subir a su coche.
Jungkook soltó un suspiró y decidió volver a entrar sin poder evitar sonreír al ver a Crystal en cuclillas, envolviendo el pequeño cuerpo de Sunhee con sus brazos, mientras una gran sonrisa se dibujaba en sus labios. En ese momento, se olvidó por completo las palabras de Taehyung, y su frustración porque no le permitiera aclarar todo.
―Te he extrañado mucho, mamá ―confesó aferrándose a ella.
―Y yo a ti, princesa.
Daehyun las observaba y Jungkook al notarlo desordenó su cabello, provocando que soltase una risilla
―¿Quieres ir al parque? ―preguntó inclinándose hacia adelante, hasta quedar a su altura.
—¿Los cuatro? ―sus ojos brillaban de ilusión y una pequeña sonrisa apareció en sus labios, provocando que su padre sintiese su corazón encogerse.
―Vamos a dejarlas solas para que hablen.
―Oh, está bien, pero ¿me compras un helado?
―Claro ―soltó una risilla, tomando su mano―. Vamos.
Primero salió el pequeño, y Jungkook antes de salir volteó a verla ya que sintió su mirada. Ella lo miraba agradecida y le regaló una sonrisa, por lo que él no dudó en devolvérsela junto a un guiño de ojo.
Los minutos pasaron, Crystal no dejaba de sonreír y conversar con su hija, sintiendo un nudo en su garganta porque se daba cuenta que la había extrañado más de lo que creía. Pero es que no tenía fuerzas para levantarse de la cama, sólo quería estar recostada y llorar hasta dormirse.
Se arrepentía por momentos de no haberla visto, pues la niña no dejaba de repetir cuánto la había extrañado, y estaba realmente sorprendida de que a Taehyung se le haya ocurrido la idea de llevar a su hija allí, cuando le repitió que no se atreviera a acercarla a Jungkook.
―¿Por qué estás aquí, mamá? ―preguntó curiosa mirando a su alrededor.
―Oh...―carraspeó la garganta mientras pensab qué responder―, porque somos amigos y quise venir a visitarlo.
―Pero él golpeó a papá. No puede ser tu amigo.
―Ni Jungkook, ni Daehyun son malos, cariño ―aclaró acariciando su cabello―. Jungkook y Taehyung tuvieron una pelea de adultos que ya resolvieron.
―No lo sé...
―Por algo Taehyung permitió que vinieras, ¿no crees?
―Entonces, ¿Daehyun es bueno?
―Claro que sí.
La niña presionó los labios desviando la mirada como si estuviera pensando en sus palabras, para luego hablar.
―Ya puedes volver a casa, mamá.
―¿Qué? ¿A qué te refieres?
―Sí. Papá me dijo que pases Navidad en casa.
―¿Con ustedes? ―preguntó ilusionada.
―¡Sí!
―¿No estás mintiendo, Sunhee?
―¡Claro que no! ―respondió cruzándose de brazos.
―Lo llamaré para saber si es así ―habló decidida, levantándose.
Quiso dirigirse a la habitación, pero vio su celular cargando a un lado del sofá, por lo que supo que fue Jungkook, ya que si fuera por ella estaría apagado sin batería. Le agradeció mentalmente al pelinegro, y tomó el celular entre sus manos para encenderlo.
Al esperar unos segundos se sorprendió al ver que tenía quince llamadas perdidas de su hija y tres de Taehyung, como también un mensaje de él.
Sunhee te extraña demasiado y no
quiere armar el Árbol de Navidad
con otra persona que no seas tú.
Eso me hizo pensar que deberías
ayudarla y pasar Navidad en casa.
Sólo quiero ver a mi hija feliz, Crystal.
En ese momento sintió sus ojos cristalizarse y una gran sonrisa se formó en sus labios, ya que pasaría Navidad con ellos como tanto deseaba. Pues, no iba a poder soportar pasarlo sola o con otras personas que no fuesen su familia, porque sabía perfectamente que terminaría llorando por el gran dolor.
Sin dudar le mandó un mensaje a Jungkook sobre que debía marcharse, para luego subir a prepararse.
Los minutos fueron pasando mientras ella estaba en el baño, maquillándose para tapar sus grandes ojeras y que no se viese tan pálida.
―¿Y Sunhee? ―preguntó mientras se maquillaba al ver a Jungkook, el cual se había apoyado en el umbral de la puerta.
―Está hablando con Daehyun ―respondió con una pequeña sonrisa―. Creo que van a volver a ser amigos.
Ella sonrió no muy convencida, pues no sabía si estaba bien que volvieran a ser amigos, porque temía que eso molestara a Taehyung. Lo único que quería es que dejase de odiarlo porque el niño no lo merecía, ya que habían sido ellos los que actuaron mal.
―Entonces, ¿pasarás Navidad con... Taehyung?
―Y mi hija.
―¿Me quieres?
Al escuchar esa pregunta volteó a verlo rápidamente, sintiendo una punzada en su pecho. Nunca antes le había hecho esa pregunta y ella nunca antes se había preguntado eso, porque lo único que se había preguntado es que si era atracción sexual o realmente le gustaba.
―¿Por qué me preguntas eso, Jungkook?
―Quizás... Por lo que dijiste hoy que soy un error ―murmuró inseguro.
―No hablemos de eso.
―¿Pensarás en la propuesta?
―Jungkook, por favor, ahora no.
Jungkook tragó en seco apoyando la cabeza en el umbral de la puerta, observando cómo pintaba sus labios. En ese momento sentía que volvía al pasado cuando observaba a Sunmi con el mismo temor instalado en su pecho. Rogaba que su exesposa no fuera a ver a su amante nuevamente, y ahora rogaba que Crystal no volviera con Taehyung, que pudiese dejar de estar aferrada a recuperar algo perdido, que se diese cuenta de que debía continuar con su vida.
―¿E-Estás segura de ir?
―Sí, Jungkook. Extrañé mucho a mi hija y ella a mí ―explicó al terminar de maquillarse y se acercó a él―. Nunca pasé una fiesta sin ella, y no quiero que esta sea la primera vez. La necesito para no seguir derrumbándome.
―Pero... Tengo miedo.
La fémina llevó la mano a su barbilla haciendo que volviera a mirarla. Podía notar en sus ojos oscuros aquel miedo, como también angustia que provocaba que su corazón diera un vuelco.
Jungkook vio un brillo especial que hacía tiempo no veía, lo que hizo que confirmara su sospecha y que un nudo se formara en su garganta, mientras ella dejaba un beso en su mejilla.
―En serio gracias por haberme apoyado aunque quizás no lo mereciera ―murmuró aferrándose a él.
―No me dejes, Crystal ―musitó envolviéndola en sus brazos con fuerza.
―Jungkook...
―Por favor ―la estrechó más en sus brazos, provocando que ella soltara un quejido―. Por favor.
―Ya, ¡por favor! ―exclamó llevando las manos a su pecho para empujarlo, por lo que este le miró entre sorprendido y dolido causando que una presión se instalase en el pecho de la castaña, que no quería actuar de esa manera con él, pero necesitaba marcharse.
―¡¿Por qué no eres sincera conmigo?!
―Por favor, no empieces. Los niños están abajo ―recalcó nerviosa, comenzando a caminar hacia la habitación, con Jungkook pisando sus talones que dio un portazo al entrar, lo cual la hizo sobresaltar y voltear a verlo―. Jungkook...
―¡¿Por qué?!
―Basta...
―¡He llegado a mi límite! Sólo quiero que seas sincera conmigo. Dime qué sientes por mí.
―Sólo déjame ir, Jungkook.
Cuando ella caminó hacia el armario para buscar su poca ropa —que Jungkook había buscado en su departamento—, este la tomó de los brazos, provocando que ella chillara y forcejeara para que la soltara.
―No me quieres, ¿no es así? ―preguntó apegándola a él―. ¡Dilo!
―¡No sé qué que es lo que siento, carajo! ―expresó empujándolo, logrando separarse―. ¡Tú seguías aferrado a un pasado, amando a esa Crystal Jones! A esa Crystal de dieciocho años. No me amas a mí.
―¿Qué querías de mí? Sólo que te follara, ¿no es así? ―preguntó dolido acercándose, pero ella se alejó.
―¡No es así! ¡No puedo con ésto, Jungkook! —explicó histérica—. ¡Es demasiado para mí en este momento!
Este con su respiración pesada, tratando de mantener la calma abrió una de sus puertas, comenzando a tirar su ropa al suelo tragando el nudo en su garganta, mientras ella lo observaba asombrada.
―Junta tus cosas y vete —ordenó con sus ojos cristalinos—. Yo te amo. Yo sé que te amo a ti, a la Crystal del presente, así como amé a la del pasado, pero tú... Tú sigues aferrada a regresar al lado de tu exesposo.
—Jungkook...
—Tú puedes amarme como lo hiciste alguna vez, pero necesitas darte cuenta que tu matrimonio ya acabó.
—Lo siento —musitó sin ser capaz de mirarlo al saber que tenía toda la razón y que no se merecía que lo lastimara de esa manera.
Lo escuchó romper en llanto mientras se cubría el rostro con ambas manos, por lo que sintió su corazón dar un vuelco al verlo así de roto. Aún así, comenzó a juntar su ropa para guardarla en la pequeña maleta, tragó para poder deshacer el nudo en su garganta, porque no quería derrumbarse nuevamente y que su hija se preocupara más por ella.
Sin dudas aquella situación los había rebalsado a ambos y ya eran conscientes de que quizás era imposible que pudieran volver a estar juntos. Ambos rehicieron sus vidas, olvidándose del otro y cambiaron demasiado, por lo que jamás podrían volver a tener aquella relación que tuvieron en un pasado. Esa a la que Jungkook se había aferrado cuando volvió a verla.
Crystal lo primero que hizo al llegar a fue buscar a Taehyung, sintiendo su corazón golpear contra su pecho por los nervios de volver a verlo y lo que pudiera pasar.
No lo encontró por ningún lado y cuando su hija le comentó que había estado con una mujer rubia, sintió cómo la desilusión se apoderaba de ella, porque lo quisiera o no, se había ilusionado con que fuese capaz de perdonarla. Aunque sabía que no debería y que cualquiera en su lugar no lo haría, lo cual comprendía perfectamente.
Aun así decidió poner música y ayudar a la pequeña armar el Árbol de Navidad como hacían siempre, pero esta vez con una presión en su pecho al saber que el castaño no volvería a la noche, ni diría nada al respecto sobre lo maravillosamente bien que lo adornaron, ni mucho menos la tomaría entre sus brazos para darle un beso y preguntarle si se divirtieron.
Nada de eso pasaría porque estaba con alguien más, pero a pesar de su dolor, mantenía una sonrisa en su rostro y trataba de divertir a su hija, porque sabía perfectamente que seguía confundida con la situación, como también que le dolía demasiado.
Los minutos pasaron convirtiéndose en horas y ambas se encontraban arregladas, aunque solamente serían ellas dos. Pues, a pesar dr que Hyeyoon la invitó, no aceptó, ya que estaría la familia de ella como también la de Jimin, por lo que se llevaría alguna que otra pregunta por la ausencia de Taehyung, y no quería tener que responderlas.
La cena transcurrió tranquilamente, mientras conversaban animadamente tratando de no prestar atención a la falta que hacía el castaño, aunque Sunhee por momentos no podía evitar nombrarlo, pero luego bajaba la cabeza soltando un suspiro porque nada extrañaba más que tener a sus padres juntos.
—Hey, ¿qué sucede? —preguntó confundida, colocándose en cuclillas frente al sofá donde acababa de sentarse la niña con la respiración pesada—. ¿Te has cansado de bailar?
―Sí —respondió en casi un murmuro, bajando la cabeza.
―¿Qué sucede, princesa? ¿Tienes sueño?
―No. Extraño a papá.
Crystal soltó un suspiro sin saber qué decir al respecto, ya que ella también y más al ser la primera fiesta que no pasaban juntos. Sabía que de todas formas, aunque nunca lo dijo, llamaría a la niña en cuanto se hicieran las doce, porque sería incapaz de olvidarse de ella.
―Mira...―observó el reloj de su muñeca―. En una hora podrás abrir los regalos.
La niña abrió los ojos a la par sorprendida y sonrió mientras aplaudía emocionada, por lo que la castaña se sentía aliviada de haber logrado eso.
Taehyung tenía las manos en la pequeña cintura de la rubia, mientras ella en sus hombros, y bailaban lento al compás de la canción que sonaba de fondo. Sentía cómo ella se apegaba más apoyando la cabeza en su hombro, por lo cerró los ojos tratando de conseguir sentir calma y hacer a un lado sus pensamientos que lograban remover todo sus sentimientos y desear irse de allí.
―Gracias por estar aquí conmigo, Taehyung ―murmuró con voz suave.
―Yo debería agradecerte por aceptarme con todos mis problemas.
―No digas eso ―levantó la cabeza para mirarlo.
Este notaba en su mirada la inseguridad, pero aún así ella llevó la mano a su barbilla para juntar sus labios. Intentó más que nada corresponderle cuando comenzó a moverlos sobre los suyos, pero sus recuerdos provocaron que su corazón se acelerara y rompiera aquel beso, dirigiéndose a la mesa para tomar la copa de vino.
La tensión luego de eso era demasiado evidente, y sentía su mirada de confusión como también de decepción, por lo que tomó un gran sorbo.
―¿Te arrepientes?
―Yoona...
―Sé sincero conmigo, Taehyung. No podría molestarme.
―Lo siento ―musitó angustiado―. Me gustas, en verdad me gustas, pero es todo tan repentino...
―Hey...―lo interrumpió y se acercó para tomar sus manos―. No tienes que disculparte. Yo te acepté así, sabiendo que hace nada te divorciaste, sabiendo que a pesar de todo la sigues amando como hace años. Quizás me creé ilusiones al pensar que podría llegar a enamorarte ―soltó una risilla de angustia―. Pero ya, no te disculpes.
―Yoona, eres maravillosa. En verdad.
―Lo sé y tú también lo eres.
―Me gustaría poder decirte que quizás el día de mañana pueda superarla y esté listo para comenzar algo contigo, pero no sería nada justo pedirte que me esperaras —expresó haciendo una mueca—. Ahora te mereces a alguien que tenga ojos sólo para ti, que pueda amarte como mereces.
―Espero que logres sanar cada herida y seas feliz, Taehyung.
Este con los ojos cristalinos, sin dudar, la envolvió en sus brazos, lamentándose por seguir tan herido y no poder abrirle las puertas aún a aquel amor.
Sabía sin dudas que era una mujer excepcional y que se merecía a alguien que sí le correspondiera, no esperar por una persona que se sentía incapaz de amar a alguien más y de superar lo sucedido por el momento.
―Gracias por todo lo que has hecho por mí.
―Ve ahora o se te hará tarde.
―Gracias y adiós, Yoona ―murmuró antes de besar su mejilla.
Le regaló una sonrisa observando cómo provocaba la suya y tomó la chaqueta que dejó en la silla, para luego comenzar a dirigirse rápidamente hacia la salida.
Mientras conducía se sentía aliviado de que Yoona haya sido capaz de entenderlo, pero luego pensó que no debía sorprenderse porque desde que la conoció dejó notar lo maravillosa que era.
Trataba de llegar lo más rápido posible al ver que ya estaban por ser las doce y deseaba más que nada llegar a tiempo para así poder darle un abrazo a su hija, que sabía perfectamente que debía necesitarlo.
El camino se le hizo realmente largo, por lo que por momentos apretaba el volante en sus manos y se reprochaba por no haberse dado cuenta antes de dónde quería estar realmente.
Al llegar bajó rápidamente y corrió hacia la casa introduciendo la llave en la cerradura con sus manos temblorosas, no sólo por los nervios, también por el frío. Cuando la abrió y sintió como la calidez lo envolvía, mientras que Crystal y Sunhee volteaban a verlo sorprendidas. Sonrió observando cómo la niña corría hacia sus brazos, chillando de emoción.
Se puso en cuclillas para abrazarla mejor y al sentir cómo se aferraba a él, no pudo evitar sonreír mientras cerraba los ojos disfrutando de la sensación, hasta que sintió la intensa mirada de la mujer que se levantó del sofá, por lo que la conectó con la suya, dándose cuenta de lo sorprendida y confundida que estaba.
―Feliz navidad, princesa.
― Feliz navidad, papá.
―¿Abriste los regalos? ―preguntó separándose.
―Estaba por hacer eso.
―Bien, ahora que estoy aquí, quiero ver tu reacción al ver lo que te ha traído Santa.
―¡Vamos!
Taehyung sintió como tiró de su mano para acercarse al Árbol de Navidad, el cual observó sorprendido a pesar de que sabía que siempre lo dejaban tan brillante.
―¿Te gusta como lo decoramos?
―Claro que sí ―sonrió y volteó a ver la castaña al seguir sintiendo su mirada, por lo que ella bajó la cabeza sonriendo a medias.
―Abre uno de los regalos ―a pesar de sus nervios, Crystal se acercó arrodillándose en la alfombra a un lado de la niña que estaba sentada con los tres regalos emocionada.
Se sentía decepcionada de sí misma al no haber comprado uno y que todos esos fueran hechos por Taehyung, pero al sentir como este también se arrodilló, volteó a verlo notando su sonrisa tranquilizadora, como si le dijera que no importaba eso. Pues, la niña miraba maravillada la caja con una muñeca que tenía en sus manos y chillaba emocionada, provocando la risa de sus padres que adoraban verla así.
Jungkook observaba cómo su hijo estaba realmente emocionado con los cinco videojuegos que le había obsequiado su madre, aunque claro, como la mayoría de niños no sabía que era así, sino pensaba que se trataba de Santa. Este sonrió al verlo de esa manera y observó a Sunmi, que lo miraba cariñosamente y acariciaba su cabello.
Decidió salir sin que lo notaran, abrazándose a sí mismo al sentir la brisa fresca mientras soltaba un suspiro, porque aunque no lo quisiera los recuerdos sobre Crystal y sus palabras se repetían en su cabeza, lo que le hacía sentirse un idiota que jamás pensó bien las cosas al actuar impulsivamente.
Mientras recordaba sentía una presión en su pecho y sus ojos cristalizarse porque, a pesar de todo, nunca quiso actuar como lo hizo horas antes, pero se había dejado llevar tanto por sus emociones, por su dolor, por su decepción, por la rabia. Y ahora no podía dejar de pensar en aquellas palabras que salieron de la boca de la castaña. ¿Realmente seguía amándola? ¿La amaba o simplemente se había aferrado a lo que no pudieron ser? Ella estaba tan segura de eso, que no podía evitar replantearse sus sentimientos.
—¿Qué haces aquí afuera? —al escuchar esa voz femenina, volteó rápidamente sorprendido, encontrándose con Sunmi, que se aferraba a su chaqueta rosada por el frío—. ¿No estás congelándote? Entremos, Jungkook. Voy a preparar algo caliente para los tres.
—Sólo me quedaré un poco más.
—¿Qué sucede? ¿Es por Crystal? Creí que la vería aquí.
—Se acabó —aclaró mirándola por un momento intentando no mostrar ninguna expresión.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Discutimos porque sigue aferrada a volver con Taehyung, y me dijo que no estoy enamorada de ella realmente, sino de quien era a los dieciocho años —explicó angustiado, acercándose a Sunmi—. Pero si fuera como dice, no le hubiera propuesto empezar de nuevo juntos, que viviera conmigo.
Jungkook necesitaba que alguien le dijera que no pensaba como ella, que él tenía razón, porque si tan sólo se diera cuenta que seguía enamorado de aquella versión de Crystal de hace nueve años atrás, se sentiría un completo idiota y se odiaría por haber terminado de arruinar esa familia con su insistencia.
—Jungkook...
—Tú piensas igual.
—Has forzado demasiado las cosas, ni siquiera parecía importarte la familia que ella había construido, y ni hablar de cómo apresuraste todo. Creo que...de cierta manera, podría llegar a tener razón —suspiró—. Seguías aferrado a lo que tuvieron y eso no pudo avanzar porque... me embaracé.
—No lo digas así. No te embarazaste sola.
—Tienes razón, pero es como si hubiera arruinado tu historia con ella...
— Sunmi...—la interrumpió y tomó su rostro entre sus manos—. Tú no arruinaste nada. Las cosas se dieron de esa forma. Me diste un hijo que amo con el alma y es el principal motivo de mi felicidad. Hasta llegué a amarte... Demasiado.
—Pero lo arruiné todo y ahora me odias—murmuró angustiada.
—Ya no te odio. Siempre voy a sentir un cariño especial por ti —aseguró con una sonrisa, provocando la suya.
—Entonces, ¿me has perdonado por mis errores?
—Claro que sí —asintió regalándole una sonrisa tranquilizadora—. Por cierto, ¿no vendría Hanmi?
—La verdad es que creí que nuestro hijo nos vea a ambos por primera vez en una fiesta con otras personas, sería demasiado. Prefiero esperar un poco más.
—Tienes razón. Quizás en este último tiempo no estuve pensando tanto en cómo debe sentirse.
—Lo bueno es que ya te has dado cuenta —recalcó con una pequeña sonrisa.
—Demasiado tarde.
—Ambos nos hemos equivocado, pero es nuestra oportunidad de remediar las cosas, Jungkook.
—Quiero hacerlo más que nada.
—Ambos lo haremos —aseguró tomando su mano y le dio un apretón mientras ambos se sonreían hasta que escucharon la puerta.
—¿Por qué están aquí? —preguntó el pequeño.
—Justo íbamos a entrar.
—Ven aquí, campeón.
Daehyun corrió a los brazos de su padre, el cual lo cargó con algo de dificiltad por cómo parecía no dejar de crecer. Este le enseñaba uno de los videojuegos, dejándose notar aún entusiasmado, lo que hacía reír a ambos mientras caminaban nuevamente para entrar a la casa.
Luego de que Crystal cepillara su cabello, la niña se recostó abrazando la muñeca mientras sus padres se encontraban en cuclillas a un costado, observándola con una tierna sonrisa, más al saber que ese regalo fue su favorito. Ella al tenerlos así, juntos sin discutir, no podía evitar sonreír emocionada e ilusionada de que todo volviera a ser como antes.
―Creí que no vendrías, papá.
―Lo sé, pero lo hice. Quería verte abrir los regalos ―explicó con una sonrisa.
―¿La pasaste bien, cariño? ―preguntó curiosa, Crystal.
―Sí, me gustó bailar contigo.
―¿Bailaron sin mí? ―fingió estar indignado, provocando la risa de ambas.
―Llegaste tarde, papá.
―Tienes razón.
―Entonces, ¿Año Nuevo también vamos a estar juntos? ¿No la pasaré sola con papá? ―inquirió mirando curiosa a ambos.
Crystal la miró boquiabierta sin saber qué decir, pues le encantaría poder decirle que sí la pasarían juntos, pero no sabía qué era lo que pasaba por la cabeza de Taehyung, y no quería decir algo para incomodarlo que podría causar una discusión.
―Probablemente. Ahora descansa.
―Ya quiero que sea mañana para pasar el día con ustedes como antes ―sonrió tiernamente. El castaño desvió la mirada tragando en seco, pero en su barbilla sentía la cálida mano de su hija―. No llores, papá. No me gusta escucharte llorar casi todos los días.
Sus ojos se cristalizaron al sentir la mirada de la castaña, que no era capaz de hablarle por la presión que se había instalado en su pecho.
―Ya es hora de dormir ―habló con suavidad la fémina, levantándose para dejar un beso en su frente―. Te amo, cariño.
―Cierto. Descansa bien ―Taehyung acarició su cabello―. Te amo.
―También los amo ―murmuró sonriente cerrando sus ojos, para luego aferrarse nuevamente a la muñeca.
Taehyung salió de la habitación suspirando, escuchando los pasos de Crystal que cerró la puerta y tuvo la intención de hablar, pero este decidió caminar hacia las escaleras.
Ella lo siguió, jugando los anillos de sus dedos, sintiendo cómo con cada paso que daba sus nervios aumentaban, al igual que la tensión, hasta que él se dirigió a la cocina.
Decidió no seguirlo esta vez y pensaba si debería tomar sus pertenencias para irse por más que fuera tarde, pero cuando lo vio acercarse con dos copas y una botella de vino, no pudo evitar sorprenderse, pues creyó que al volver le diría de irse. Al servirlas le dio una que tomó con su mano temblorosa y un intento de sonrisa, a pesar de que este no la miró.
—Feliz navidad, Crystal —habló suavemente con una tímida sonrisa, levantando su copa.
—Feliz navidad —le devolvió la sonrisa, para luego brindar.
Al darle un sorbo no apartaron la mirada del otro, hasta que el castaño decidió sentarse en uno de los sofás, y algo nerviosa lo siguió sentándose en el de al frente para así tratar de no incomodarlo, aunque deseaba más que nada estar a su lado.
―Creo que Sunhee sabe que esos regalos han sido tuyos ―mencionó tímida, observando su copa.
―Estoy seguro de eso. Creo que arruiné su infancia.
―Pero no fue porque quisiste. Simplemente, el plan salió mal ―aclaró tratando de reprimir la risa y Taehyung lo notó.
―Casi me quiebro la cadera al caer por las escaleras disfrazado de Santa ―dijo molesto, pero ambos terminaron riendo.
―Aún recuerdo como gritó ¡Santa! —trató de imitar su voz—. Hasta que te quitó el gorro y vio que se trataba de ti.
―De todos modos creo que inventé una buena excusa, a pesar de que tú no me ayudabas porque no podías dejar de reír.
―¡Entiéndeme! En mi cabeza no podía dejar de repetirse el momento en que rodabas por las escaleras ―explicó entre risas.
―Como ahora, ¿cierto?
―De todas maneras es cierto. Tu excusa sobre que Santa se enfermó y te pidió dejaras los obsequios por él, fue buena.
Este al ver cómo seguía intentando reprimir la risa, no pudo evitar soltar una ligera risa.
―Sin dudas fue una de las mejores navidades.
―También pienso eso.
Los recuerdos de esa navidad se instalaron en la cabeza de ambos. Habían invitado a Jimin, Hyeyoon y Minho, por lo que pasaron un agradable momento durante la cena, conversando animadamente, recordando anécdotas.
Todo marchaba más que bien, hasta que ambos hombres decidieron que sería una buena idea que uno se disfrazara de Santa. Claro que Jimin convenció a Taehyung de que lo hiciera, ya que el disfraz era demasiado grande, por lo que el gorro y cabello llegaba a cubrirle los ojos. En ese momento que bajaba las escaleras no vio uno de los muñecos que se encontraba en un escalón, por lo que terminó rodando por las escaleras provocando que los demás se asustaran al principio, hasta que vieron que estaba más que bien y los niños chillaron al ver que se trataba de él y no el verdadero Santa.
Luego de eso los niños jugaron con sus obsequios, mientras ellos bebían riendo al recordar la caída de Taehyung, que estaba algo molesto por eso, ya que ninguno fue capaz de ayudarlo a inventar una excusa. De todos modos, sintió que lo que inventó fue bueno, a pesar de que los niños no parecieron creerle por completo. Cuando Jimin, Hyeyoon y Minho se fueron ya que los niños tenían sueño, Crystal junto a Taehyung se encargaron de recostar a Sunhee, para luego volver a bajar.
Bebieron vino y también bailaron sacándose alguna que otra risilla, como también conversaron compartiendo un hermoso momento que les hizo sentir que podrían estar juntos por siempre, porque estaban perdidamente enamorados el uno del otro sin importar el tiempo que llevaban juntos.
—¿Qué nos pasó, Crystal? —preguntó en un suspiro—. Lo teníamos todo. Éramos felices, como una familia perfecta, pero... todo se derrumbo de un momento a otro, y sigo sin entenderlo.
—Tú trabajabas demasiado y comencé a echarte de menos —explicó en un murmuro casi inaudible y soltó una pequeña risilla amarga, sintiendo sus ojos picar por las lágrimas—. Empezaste a hacerme demasiada falta y creías que con obsequios podías solucionar todo, pero yo, simplemente, quería un poco de tu atención. Volver a sentirme amada por ti.
Taehyung al escucharla abrió su boca sin saber qué decir, sintiendo un nudo en su garganta, pero desvió la mirada porque no quería volver a llorar.
Se odiaba por haberse dado cuenta tan tarde, por no haberle dado la atención que necesitaba su familia, por haber tenido miedo de decepcionar nuevamente a su padre. De todas maneras, sabía que eso no justificaba los errores de ella.
—Lo siento por eso —dijo con voz débil—. Créeme que hubiera hecho lo que sea para evitar eso, pero quizás me obsesioné con el trabajo. No podía pensar en otra cosa que no fuese en que no debía volver a decepcionar a mi padre —limpió rápidamente la lágrima que caía por su mejilla—. Dejé de pasar tiempo con ustedes por esa razón, sin darme cuenta que ambas me necesitaban. En serio lo siento.
—De todas maneras también me equivoqué y mis errores no tienen remedio —su voz se quebró—. Pero Taehyung, te juro... te juro que cuando estábamos casados jamás llegué a algo físico con él. No podía porque sólo pensaba en ti. Sólo fue una estúpida llamada que hasta ahora me arrepiento, por eso hoy terminé todo con él, porque me confundí. He estado tan mal, culpándome por todo lo que pasó que... ya no sé qué es lo que siento.
El castaño levantó la mirada encontrándose con sus orbes claros cristalinos que parecían desesperados, ahogándose de dolor, lo que provocó una presión en su pecho y que quisiera romper en llanto allí mismo. Esa noche sentía que el resentimiento no estaba asfixiándolo y que podía pensar mejor, aunque el dolor no lo abandonaba, pero algo le gritaba que estaba siendo realmente sincera.
Dejó la copa de vino en la pequeña mesa de al frente y se acercó a ella poniéndose en cuclillas, para luego tomar su rostro entre las manos, limpiando con los pulgares las lágrimas que no dejaban de brotar, por más que estuviera algo sorprendida por su cercanía y su mirada que no expresaba el odio, el rencor.
—¿Por qué no pudimos hablar a tiempo? ¿Por qué permitimos todo este caos?
—En verdad lo lamento, Taehyung —un sollozó escapa de sus labios y este la envolvió en sus brazos, sintiendo como se aferraba con fuerza—. Estoy tan arrepentida.
—Lo sé. Yo también lo estoy y también terminé lo que estaba intentando con Yoona —confesó cerrando los ojos por un momento—. No quería lastimarla cuando todavía no puedo dejar el pasado atrás.
—Aún sigo queriendo recuperar lo que teníamos.
Al escucharla se separó rápidamente, apoyando la frente en la suya, para luego soltar un suspiro tembloroso mientras seguía limpiando las lágrimas que brotaban de los ojos de Crystal, aunque también él se encontraba de esa forma.
—No digas eso, por favor.
—Por favor, tienes que creerme —sollozó aferrándose a su chaqueta negra.
—¿Por qué no puedo sacarte de mi corazón? ¿Por qué sigo amándote de esta manera? —murmuró molesto—. Ésto no está bien.
—Taehyung, también sigo amándote.
Este la observó por un momento, admirando cada centímetro de su rostro, detestando el darse cuenta que a pesar del tiempo y todo el dolor que se habían provocado, ella seguía causándole millones de sensaciones. Bajó la mirada a sus labios rosados que los tenía entreabiertos por los pequeños sollozos que escapaban, y sin poder evitarlo más, la besó.
Llevó la mano a su nuca apegándola más, mientras pasaba la lengua por sus labios pidiéndole acceso y cuando se lo dio, escuchó cómo gimió al sentir como su lengua se deslizaba sobre la suya en un beso hambriento, porque aunque no lo quisiera había extrañado sentirla, sus besos que lo enloquecían. Sus sentidos se dispersaron y estaba perdiendo la cordura, porque la deseaba demasiado, tanto como ella a él en ese momento.
Pero aún así, ambos estaban dándose cuenta de algo que lograba destrozarlos por dentro.
—Taehyung...
—Te creo, Crystal. En verdad lo hago.
—Podríamos... Podríamos empezar terapia de pareja o...
—Ya no te hagas ésto. Ambos sabemos que lo nuestro ya acabó —murmuró acariciando su mejilla—. Ya no hay forma de volver al pasado. Necesito sanar y tú también.
—Taehyung, lo siento tanto —sollozó aferrándose a él que la envolvió en sus brazos.
—Ambos nos equivocamos, pero vamos a sanar todas las heridas para poder perdonarnos y desaparecer el dolor —aseguró acariciando su cabello.
Podía sentir la espalda de la mujer temblar por sus sollozos silenciosos, las lágrimas de ambos brotaban porque estaban dejando salir todo el dolor, aceptando que lo que tuvieron ya jamás podrían recuperarlo por todo el daño que se hicieron. Pero aun así, sabían que debían sanar todas esas heridas para ser capaces de perdonarse, y tener una buena relación porque querían más que nada que Sunhee fuese feliz, que pudiera compartir con ambos.
Ahora tan sólo debían buscar la manera de comenzar a hacer las cosas bien, dejando todo el rencor de lado, para centrarse en sanar.
¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo final y las decisiones que tomaron?
Pronto publicaré el epílogo jujuu
Espero que les haya gustado, no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro