15; MIEDO
❧ PERFECT FAMILY
MIEDO ಌ
―¡Dime quién carajos es el imbécil que quiere arrebatarte de mi lado! ―ordenó tomándola del brazo y observó sus ojos claros donde se reflejaba el miedo―. ¿Acaso creías que soy tan estúpido como para no darme cuenta que mi perfecta esposa tiene a alguien más?
―¡¿De qué carajos hablas?!
Crystal sentía sus latidos acelerados, tanto así que creía que su corazón iba a salirse de su pecho en cualquier momento.
Un nudo se formó en su garganta y se debilitaba por el temor de que su matrimonio se estuviese acabando, porque no quería perder a su familia por nada. Había decidido alejarse de Jungkook, ya que siempre iba a elegir a su marido, por más que no sabía qué era lo que el pelinegro provocaba en ella y, aún así, Taehyung parecía estar enterado de una parte de la historia.
―Di la maldita verdad ―exigió con sus facciones endurecidas.
―Por favor, tienes que calmarte. No quiero discutir. No puedo...
―¡¿Y crees que yo disfruto hacerlo?! ¡¿Crees que yo disfruto tener que estar gritándole a mi esposa, porque se revuelca con otro hombre en mi ausencia?! ―cuestionó con los ojos cristalinos.
―No es así ―negó repetidamente con la cabeza y las lágrimas comenzaron a brotar―. No es así, Taehyung.
Taehyung sentía una punzada en el pecho al verla llorar por él, por su manera de actuar. Apretó la mandíbula volteando a ver su coche, que lo hizo reaccionar de que su hija estaba durmiendo allí, por lo que se empezó a preocupar y sabía que lo mejor era irse de la cafetería.
―Vámonos. Sunhee está durmiendo en el coche.
―No ―se soltó rápidamente―. Vete tú. Yo tengo que terminar de limpiar.
―Me importa una mierda, Crystal ―masculló acercándose más―. No soy tan estúpido para dejarte aquí así llamas a tu amante porque el infeliz de tu esposo se fue.
La castaña lo observaba boquiabierta, sintiéndose lastimada porque pensara así de ella, pero a la misma vez, se repetía que se lo merecía. Esas son las palabras que usaría Jungkook, lo que le hacía pensar si su esposo realmente no sabía de quién se trataba o la estaba poniendo a prueba, lo cual la asustaba demasiado.
―D-Déjame buscar mi celular que está en la cocina...
―Te acompaño ―intentó a tomarla del brazo, pero ella se alejó.
―Sunhee está en el coche. Tienes que vigilarla.
El castaño suspiró asintiendo y volteó a ver el coche, apretando la mandíbula mientras trataba de mantener la calma porque no quería derrumbarse. Si realmente le estaba fallando, no quería mostrar cuánto le había destrozado el corazón.
Crystal lo observó por un momento, tomando una bocanada de aire temblorosa mientras las lágrimas seguían cayendo, pero aún así se dirigió hacia la puerta donde estaba escondido Jungkook junto a su hijo.
Al ver que el pelinegro cubría las orejas del pequeño que tenía sus ojos cristalinos y temblaba, no pudo evitar sentir cómo la culpa la consumía, pero su miedo a que Taehyung los viera era muchísimo mayor.
Jungkook observó sus ojos enrojecidos, mientras sus facciones se endurecían porque detestaba haber escuchado la manera en que su esposo le gritó y no poder haber hecho nada, ya que eso empeoraría las cosas para Crystal, por lo que sólo se ganaría su odio.
La castaña caminó hacia la cocina para tomar su celular y las llaves bajo la atenta mirada de ambos, sintiéndose temblar, pero luego volvió frente a él para extenderle las llaves, por lo que este frunció el ceño por un momento.
―No activaré la alarma ―mencionó por lo bajo. Él asintió y limpió delicadamente una lágrima que caía por su mejilla, sin importarle que su hijo los estuviera observando.
―¡Apresúrate, Crystal! ―escuchó el grito de Taehyung que los hizo sobresaltar a los tres. Jungkook al ver a su hijo asustado, lo apegó a él.
―Tranquilo, campeón. Ya nos iremos a casa ―murmuró acariciando su cabello.
―Lo siento ―musitó antes de salir.
Crystal al volver a donde estaba su esposo, este la tomó del brazo ejerciendo algo de fuerza para salir de la cafetería. Ella sacó la llave que tenía en el bolsillo trasero de su pantalón, y bajo la atenta mirada del castaño, cerró sintiéndose temblar por los nervios. Luego este volvió a tomarla para caminar hacia el coche, donde bruscamente abrió la puerta y la hizo subir.
―¿Puedes parar? Me lastimas, carajo ―dijo acariciando su brazo―. Además, vine en mi coche.
Taehyung tragó en seco y quiso disculparse, pero decidió no hacerlo, rodeando el coche para subirse del lado del conductor. En cuanto lo hizo, escuchó un pequeño bostezo, por lo que volteó a ver a su hija que se encontraba refregando uno de sus ojos. Tenía una parte de su cabello revuelto, lo cual le hacía sentir algo calma y sonreír a medias por la ternura que le causaba.
―¿Iremos a casa, papá?
―Sí, princesa. Sigue descansando, ¿sí?
―No puedo creer que te hayas atrevido a venir cuando nuestra hija está dormida en el asiento trasero ―mencionó indignada.
―Cierra la maldita boca, porque yo tengo muchas cosas que decir que no puedo creer de ti, pero prefiero no hacerlo por respeto a nuestra hija que está aquí ―masculló volteando a verla bajar la cabeza―. Mañana recogerás el coche.
Taehyung cargó a Sunhee en sus brazos, ya que había vuelto a dormirse en el camino, por lo que el matrimonio fue en completo silencio porque lo que menos querían era despertarla a causa de su pelea y que ella terminara afectada.
Crystal se encargó de hacerla pasar al baño, y luego colocarle el pijama para que descansara cómoda. Con los ojos cristalinos dejó un beso en su frente, sintiéndose una terrible madre por primera vez al estar arruinando a la gran familia perfecta que eran.
Se dirigió a la habitación dispuesta a enfrentar a su esposo por más agotada que se sintiera, pero al escuchar el sonido de la regadera, suspiró aliviada. Buscó ropa para ella también darse una ducha en otro baño, ya que luego de un día agotador de trabajo y de limpiar, se sentía toda sudada.
Mientras se duchaba no paraba de pensar en todo lo sucedido las últimas horas, que fue como una montaña rusa de emociones, y ahora lo único que sentía era miedo.
Al salir se puso un camisón blanco y cepilló su cabello aún húmedo, para luego tomar el celular, observando que tenía mensajes de Jungkook, por lo que decidió entrar.
Ya estamos en casa y Daehyun está dormido.
La verdad es que no lamento para nada que tu matrimonio se haya acabado.
Taehyung es un infeliz.
Si necesitas que te busque o algo, llámame. Estoy para ti, Crystal.
Quizás este si es nuestro momento, sino el destino no hubiera vuelto a juntarnos.
No tengas miedo de dejarte llevar.
Soltó un suspiro de frustración y decidió ignorarlo como había hecho la mayoría de veces. Trataba de convencerse de que su matrimonio no se había acabado como creía Jungkook, que aún podía ser perdonada por sus pecados porque no logró caer del todo y seguía eligiendo a Taehyung, sin siquiera dudarlo.
Al llegar a la habitación notó que llevaba la toalla enrollada en su cadera. Estaba sentado en la cama con el cabello aún húmedo, y se cubría el rostro con las manos, lo cual aceleraba los latidos de su corazón. Su mente lo estaba destrozando y sólo rogaba que todo acabara de una vez, pero sabía cuál era la única manera en la que podía lograrlo, y no estaba dispuesto. Sentía que no era capaz.
―¿Taehyung? ―llamó su atención acercándose.
Este levantó su cabeza observándola de pies a cabeza mientras un suspiro tembloroso escapaba de sus labios.
Detestaba verla tan deslumbrante hasta cuando rompía su corazón sin piedad, traicionando su confianza, mintiéndole en su propia cara, y aún así la extrañaba al sentirla tan alejada.
―¿Por qué, Crystal? ―frunció el ceño levantándose, mirándola dolido―. ¿Por qué tuviste que elegir mandar todos los años al carajo, todos nuestros momentos juntos, para revolcarte libremente con un imbécil?
―No es así...
Taehyung se acercó rápidamente para tomarla del rostro, observando sus ojos claros cristalinos, detestándose al provocar eso, pero a pesar de tenerla así de cerca, ya no sentía lo mismo.
¿Si estaban tan cerca por qué la sentía tan lejos? ¿Acaso su matrimonio estaba acabado? Se preguntaba sintiendo su corazón dar un vuelco.
―No me mientas. Sabes que no tolero que lo hagan y mucho menos tú ―masculló alzando una ceja.
―No estoy mintiendo, Taehyung ―se alejó ahogando un sollozo.
―¡Ahora estás conmigo y te extraño, carajo! ―exclamó con sus ojos cristalinos y su labio inferior temblaba ―. No puedo imaginar cuánto lo haré cuando decidas irte con ese alguien que intentas esconder.
―Nunca me iré con él. Nunca ―habló con seguridad, tomando su rostro entre sus manos, para apoyar sus frentes mientras sus respiraciones se mezclaban y cerraban los ojos―. No siento nada por él...
―¿Cuántas veces estuviste con él? ―preguntó con la respiración pesada y abrió los ojos a la misma vez que ella, para tratar de leer en su mirada si era capaz de mentirle.
―Nunca, Taehyung. Nunca llegamos a eso.
―¿Lo besaste?
―Tampoco ―respondió acariciando su mejilla, pero él se separó provocando que ella rompiera en llanto―. ¡Tienes que creerme!
―¡¿Y cómo se supone que lo haga?! ―cuestionó enfurecido―. Sé que algo pasó. ¡Lo sé!
―No han sido más que mensajes ―aclaró sollozando―. Pero jamás estuve con él, lo juro. No podría.
Taehyung sentía su corazón latir con fuerza y su sangre hervir, por lo que se acercó tomándola del brazo para apegarla a su cuerpo.
―¿Qué es lo que tiene él que yo no? ¿Qué es lo que te hizo desear a otro que no fuera yo? ―preguntó desesperado mientras las lágrimas caían por sus mejillas, pero no era capaz de sentirlas.
―Soy una idiota. No pensaba con claridad ―replicó sollozando―. Sabía que te necesitaba, pero tú estabas ocupado todo el tiempo.
―Entonces, ¿sólo buscabas alguien que pudiera complacerte? ¿Tan desesperada estabas? ―inquirió entre dientes, tomándola de ambos brazos y ella bajó la cabeza a la vez que sollozaba.
―No sé qué me pasó. Lo siento tanto.
Dejó un beso en su barbilla y comenzó a subir hasta sus labios sin ser correspondida por primera vez, lo que rompía su corazón. Aún así, volvió a hacerlo, aplicando presión con sus labios con la ilusión de que en algún momento le correspondiera.
Para su sorpresa llevó la mano a su nuca para comenzar a devorar sus labios, provocando que un gemido escapara de los suyos. La besaba de manera hambrienta, como si realmente la necesitara, tanto como ella a él.
Crystal se separó agitada apoyando la frente en la suya, y aún con los ojos cerrados acarició sus mejillas húmedas, lo que hacía que sintiera culpa.
―No me dejes, por favor. No lo hagas. No quiero estar sin ti ―murmuró débilmente.
Taehyung la hizo retroceder y la soltó bruscamente, provocando que cayera a la cama, soltando un chillido por el susto ya que nunca había actuado así, y levantó la mirada a la vez que ahogaba un sollozo.
―No lo haré, Crystal. Al contrario, voy a darte lo que tanto necesitas ―aclaró quitándose la toalla, tirándola a un costado sin importancia alguna.
La castaña tragó con dificultad, observando el cuerpo desnudo de su esposo, su pecho, sus abdominales un poco marcados y su prominente erección con la punta rosada. Sentía que el oxígeno abandonaba sus pulmones por un momento, y Taehyung se colocó sobre ella con sus brazos al costado de su cabeza, mirándola con intensidad.
Se perdía en sus ojos cafés donde se reflejaba la lujuria, como también la rabia, y su esposo al darse cuenta de sus nervios, se sorprendió.
―¿Qué sucede, mi amor? ―interrogó apartando el cabello de su hombro―. ¿Ahora no quieres que te haga mía? ¿Deseas a ese imbécil?
Crystal lo tomó del rostro uniendo sus labios en un beso hambriento donde sus lenguas luchaban por el dominio, y él quitaba su camisón rápidamente. Una vez que lo logró observó su cuerpo desnudo a excepción de las bragas blancas. Comenzó a besar, succionar y mordisquear su cuello, bajando hasta llegar a sus pechos haciendo lo mismo, pero ayudándose con las manos que los amasaba a su antojo, provocando que jadeos y gemidos escaparan de los labios de su esposa. Mientras sus labios capturaron su otro pezón, las caricias bajaron hasta llegar a sus bragas, donde pasó sus largos dedos lentamente sintiéndola húmeda.
―Taehyung...
―Me necesitas, ¿cierto, cariño?
―S-Sí, por favor.
Taehyung sonrió satisfecho comenzando a quitar sus bragas, tirándolas a alguna parte de la habitación. Separó sus piernas acomodándose entre ellas, notando como ella lo miraba con sus mejillas sonrosadas y su respiración acelerada. Sin quitarle la mirada pasó su dedo índice por sus enrojecidos labios bajos, sintiéndola aún más húmeda.
Al ver su clítoris hinchado una sonrisa lujuriosa se asomó en sus labios mientras volvía a acomodarse sobre ella, pero esta vez llevando la mano a la erección para luego restregarla en su entrada, provocando que un gran gemido escapara de sus labios.
―Hazlo.
El castaño asintió sin quitar la mirada de sus ojos que lo observaban rogantes, y volvió a restregarse, acariciando su hinchado y sensible clítoris con su glande. Sin poder evitarlo un gruñido escapo de sus labios mientras que Crystal lloriqueaba.
―¡Por favor!
En ese momento endureció sus facciones y sin previo aviso se introdujo de manera rápida y agresiva, arrebatándole todo el aire por unos segundos. Antes que soltara un chillido, su esposo juntó sus labios en un beso apasionado, devorándolos con fuerza. Los succionaba y mordisqueaba a su antojo mientras se movía de manera lenta.
Crystal se aferró a él arqueando su cadera y gimiendo, hasta se separó del beso pidiéndole más, pero el castaño se separó.
―¿Por qué...?
―Necesito verte y sentirte más, cariño.
La tomó del brazo haciéndola colocarse a horcajadas sobre él para admirar cada centímetro de su cuerpo, y mientras ella pasaba los brazos por sus hombros, él se introdujo de manera lenta y profunda, gimiendo junto a su esposa.
Sus estocadas eran duras, ayudando a la castaña con sus movimientos. La sensación de sus paredes, hasta la forma en la que apretaba y calentaba su miembro, lo seguía enloqueciendo de gran manera. Ver que no podía mantener la boca cerrada por el placer que sentía y los gemidos, como chillidos que escapaban de sus labios, aún más cuando llevó los dedos a su clítoris haciendo movimientos circulares sintiendo como sus fluidos los cubría, le encantaba, como también la forma en que sus pechos se movían al ritmo de las embestidas.
―¿Ya te he dicho que eres muy ruidosa?
―¡Más, por favor! ¡Más! ―gimió inclinando su cabeza hacia atrás, pero él la tomó de la barbilla.
―Quiero que me mires en todo momento, mi amor ―habló sobre sus labios.
Comenzó a golpear con más dureza, aumentando el ritmo de los dedos, sintiéndola temblar hasta que un gran gemido agudo escapó de sus labios, por lo que tuvo que cubrirle la boca con la mano porque temía que despertara a su hija. Al observar sus ojos lagrimosos y su cuerpo cubierto de espasmos, sonrió satisfecho, para luego cambiar de posición colocándose sobre ella al notarla exhausta.
―Si que me necesitabas ―comentó divertido antes de introducirse nuevamente.
Comenzó a aumentar los movimientos, golpeando con dureza tratando de llegar lo más profundo posible, mientras maldiciones escapaban de sus labios y gemidos también de su esposa.
―Mierda, Crystal ―murmuró con voz profunda aumentando más sus movimientos, hasta que un gran gemido escapó de sus labios liberando todo el semen en el interior de ella―. Oh, amor...―apoyó la cabeza en su pecho por un momento, tratando de recuperar el aliento.
―Te amo, cariño ―musitó acariciando su cabello. Taehyung levantó la cabeza observándola y tragó con dificultad, para luego salirse de su interior, recostándose a su lado―. Dije que te amo.
Ella volteó tomándolo de la barbilla y este volvió a mirarla, soltando un suspiro a la vez que pasaba la mano por su frente sudada, antes de hablar.
―Necesito saber quién es, Crystal.
―Eso...Eso no importa ―replicó incómoda recostándose nuevamente.
―A mí sí me importa ―recalcó colocando una parte de su cuerpo sobre ella―. Dime quién es. ¿Quién es ese idiota con el que casi te acuestas?
―Ya basta. Olvidémonos de eso ―pidió acariciando su mejilla―. Volvamos a ser la familia feliz de antes. Es lo que más quiero.
―Pasará cuando me digas quién es ―murmuró entre dientes―. Dímelo de una vez...
―¡Ya basta! ―alzó la voz exaltada―. No voy a decírtelo, Taehyung. Tenemos que olvidarnos de eso.
Ella volteó dándole la espalda, y Taehyung volvió a recostarse masajeando su frente. Sentía sus ojos arder por las lágrimas retenidas, y por la rabia que sentía al no haberse atrevido a ver por completo la fotografía de ese hombre, porque su corazón ya estaba lo suficiente destrozado en ese momento.
―Entonces, me encargaré de averiguarlo ―mencionó comenzando a cubrirse con la sábana―. Sabes que no pararé hasta llegar al fondo de la situación, te guste o no.
―¿Q-Quieres tenerlo frente a ti? ―preguntó aferrándose al borde la sábana, sintiendo sus lágrimas caer.
―Es lo que más deseo.
―¿Y qué harás cuando eso pase?
― Aún no lo sé ―respondió con voz débil y limpió sus lágrimas rápidamente―. Realmente no lo sé.
Era sábado por la noche de esos que las familias iban a un restaurante, y Crystal rogaba más que nunca que su hija no quisiera ir, aunque sabía que eso jamás pasaba porque los esperaba más que emocionada.
Llevaba un conjunto formal rosado, con un top blanco y tacones del mismo color. Su cabello lucía ondulado y suelto, se maquilló un poco sin muchos ánimos para arreglarse.
Al llegar su hija se encontró con Minho, por lo que empezaron a caminar hacia los demás, mientras ella sentía algunas penetrantes miradas de los padres. Eso provocaba que un cosquilleo recorriera su estómago por la incomodidad de saber que debía ser tema de conversación.
No se sentía preparada para enfrentar a Misuk, porque estaba segura que intentaría correr los rumores esa noche, pero se sentía aún menos preparada para enfrentar a Jungkook.
Hizo una pequeña reverencia, saludando a todos, llevándose algunos saludos y el chillido de su mejor amiga que se levantó a darle un pequeño abrazo, haciendo que se sintiera menos tensa.
―El idiota de Jungkook está aquí, así que trata de ignorarlo como quedamos.
Tragó en seco asintiendo, pues no se atrevía a decirle que lo había visto en su cafetería porque sabía que se llevaría muchos reproches, los cuales eran bien merecidos por no cumplir su palabra, pero aún así no le diría. Sólo le había contado por la mañana que Taehyung sabía sobre la existencia de otro hombre. Eso hizo que Hyeyoon se alterara, pero logró calmarla al decirle que su matrimonio por el momento continuaba, aunque estaba enojado por no saber el nombre.
Al levantar la mirada se encontró con Jungkook, que llevaba una camiseta negra, una gabardina gris, pantalón negro y zapatos del mismo color.
No dejaba de mirarla de forma intimidante, logrando acelerar sus latidos y que los recuerdos la invadieran. De sólo pensar en las palabras de Taehyung la noche anterior sobre que iba a averiguar la identidad de ese hombre, sentía demasiado temor, porque no sabía de lo que podía llegar a ser capaz de hacer en una situación así.
Ya no reconocía a su esposo. Siempre había sido tan tranquilo, pero, últimamente, se había dado cuenta que estaba dejándose controlar por sus emociones, por la rabia, y eso era por ella, por su decepción, por como rompió su corazón al buscar estar con otro hombre.
La castaña se acercó a la mesa a paso lento, sintiendo la penetrante mirada principalmente de Jungkook, que decidió volver a ignorar por todas las sensaciones que le provocaba.
―Buenas noches, Crystal ―saludó Jimin.
―Creí que esta noche no vendrías ―mencionó desconcertada.
―Sabes que mi mujer me arrastra con ella ―respondió riendo.
Por una parte la fémina estaba agradecida de que Jimin estuviera allí, porque eso significaba que Jungkook no iba a poder acercarse como tanto deseaba al tener al más bajo pendiente de lo que hiciera ella, y más ahora que sabía que Taehyung estaba enterado de una parte. Al sentarse frente al pelinegro, sintió una intensa mirada, y al levantar nuevamente la suya se encontró con Misuk. Tenía una media sonrisa en sus labios y volteó a ver a Jungkook, que estaba a su lado y con sus facciones endurecidas que demostraba cuánto le molestaba.
―Permíteme, Crystal ―Jimin intentó tomar la botella de vino que estaba algo lejos.
―Lo haré yo. No te preocupes ―habló Jungkook, levantándose.
Tomó la botella de vino y la copa de Crystal, que desvió la mirada al sentirse estremecer cuando por un momento observó sus ojos oscuros. Odiaba que su mirada fuera tan peligrosa y que supiera usarla perfectamente a su favor, agarrándola con la guardia baja. Aunque al parecer tampoco importaba que la tuviera alta, porque seguía causándole los mismas sensaciones.
―Podía hacerlo perfectamente, Jeon ―espetó el más bajo, llevándose un reproche por parte de su esposa.
―Estaba algo lejos de ti ―recalcó dejando la copa frente a la castaña, para luego sentarse.
Jimin miró por un momento con sus expresiones endurecidas a Jungkook, mientras que el pelinegro se podía notar una expresión divertida aún mirando a Crystal, como si no le importara en lo más mínimo haberlo hecho molestar.
Al notar que no dejaba de observar a la esposa de su mejor amigo, volteó a verla a ella algo desconcertado, a pesar de que su esposa, Hyeyoon, trataba de llamar su atención.
―¿Alguien sabe por qué no ha venido la familia Seo? ―habló Eunji, arreglando el cabello de su esposo.
―Oh, ¿no lo saben? ―preguntó sorprendida, Yiseo―. Seo Junghee ha perdido la mitad de sus acciones en la empresa.
Todos comenzaron a hablar acerca de eso completamente sorprendidos, por lo que Jimin rodó los ojos.
―¿Por qué seguimos viniendo aquí, amor? ―Jimin le cuestionó a su esposa con sufrimiento.
―Te entiendo, Jimin. Es una completa pérdida de tiempo porque sólo se la pasan hablando de los que no asistieron ―comentó Crystal.
―Tú no lo sabes, amiga ―Hyeyoon volteó a verla con una sonrisa―. Pero cuando él no puede venir, al regresar a casa me ruega que le cuente todo lo que hablaron.
Crystal al escucharla y ver cómo Jimin la miraba indignado, no pudo evitar reír, hasta que sintió un roce en su pierna desnuda ya que su pantalón era corto, y al voltear, se encontró con la mirada de Jungkook.
Antes a él le encantaba la manera en la que ella lo miraba, como si fuese lo mejor del mundo y realmente feliz al tenerlo al frente. Pero ahora sólo sentía como quería huir, cuando ella con su mirada siempre había logrado iluminar su oscuridad, con su voz había calmado y seguía calmando sus demonios, mientras con su sonrisa lograba que se olvidara por completo del mundo entero. Tan sólo era Crystal para él, y de ella seguía viviendo enamorado, por lo que estaba seguro que aunque pasaran más años lo seguiría estando.
El mesero llamó su atención y cuando comenzaron a ordenar, una voz masculina hizo que el corazón de la fémina se detuviera por un instante.
―Buenas noches.
Esa voz profunda la hizo voltear rápidamente y se encontró con su esposo, que llevaba una camisa blanca, corbata negra, chaleco negro, pantalón, zapatos del mismo color, y en sus brazos la chaqueta que se había quitado.
Su cabello estaba tirado hacia atrás, y el aroma de su colonia inundaba las fosas nasales de su esposa cuando se acercó, provocando que sintiera un cosquilleo en su estómago.
―¡Papá, sí viniste!
La pequeña no dudó en aferrarse a él que sonrió acariciando su cabello trenzado, sintiendo la miradas de los que se encontraban allí, completamente sorprendidos por su presencia.
―Claro que sí. No volveré a romper una promesa ―aseguró con una sonrisa.
―Gracias por cumplirla ―sonrió.
―Luces como una pequeña princesa...
―Y tú como un príncipe, aunque eres viejo ―rieron.
Sunhee decidió irse con sus amigos, esta vez feliz de que su padre estuviera, y Crystal se levantó desconcertada, pues tal parecía que su hija estaba enterada de que iría al restaurante, mientras ella creía que como siempre no se presentaría.
―Vaya, ésto no me lo esperaba.
―Quise darte una sorpresa, mi amor ―confesó con una sonrisa.
Pasó la mano por la cintura de su esposa y juntó sus labios en un pequeño beso, que la hizo sonreír también a ella, hasta que sintieron una penetrante mirada que a la castaña le hizo bajar la cabeza y sentarse con sus mejillas sonrojadas. Mientras tanto, Taehyung volteó encontrándose con la mirada oscura y peligrosa de Jungkook, que decidió desviarla.
―Que bueno ver que no soy el único hombre aquí ―se levantó Jimin, con una gran sonrisa y palmeó su hombro. Taehyung observó a los demás hombres que se encontraban allí, por lo que frunció el ceño―. Es que parece que no pueden separarse de sus mujeres, hasta no dejan de hablar sobre chismes de los demás ―explicó por lo bajo, rodando los ojos y haciendo reír al castaño―. Ten.
Jimin le pasó una silla a Taehyung, por lo que los demás tuvieron que hacerse a un lado para que pudiera sentarse junto a su esposa.
Una vez que lo hizo, volteó a verla con una sonrisa y tomó su mano sintiendo como ella apretaba el agarre, devolviéndole la sonrisa. Notaba en su mirada un alivio que no lograba comprender, pero se le hacía agradable saber que era por su presencia.
Luego de ordenar, el mesero se acercó con otro plato, cubiertos y copa para Taehyung, por lo que le agradeció con una sonrisa.
―Jungkook, ya que parece que te encargas del vino, sírvele al esposo de Crystal, ¿no? ―mencionó Jimin, llamando la atención del pelinegro que alzó una ceja y soltó una pequeña risa cínica.
―Tienes brazos cortos, ¿no?
―Ya, no importa. Lo haré yo ―se levantó Crystal, tomando la botella de vino con sus manos temblorosas―. Como dijo Jimin, es mi esposo, así que yo me encargo.
Taehyung al verla no pudo evitar sonreír, olvidándose por completo lo desconcertante que se le hacía que Jimin y Jungkook se llevaran mal. Pues, en el instituto su mejor amigo era parte del equipo de baloncesto y se llevaba bien con él, podía decirse que hasta eran amigos.
En cuanto su esposa dejó la copa frente a él, la tomó de la cintura, haciendo que ella se inclinara hacia adelante para volver a juntar sus labios en un pequeño beso de agradecimiento.
―Vaya, hoy derrochan mucho amor, ¿no crees, Jungkook? ―la voz de Misuk, llamó la atención de todos.
―Demasiado ―sonrió falsamente.
―Es sorprendente verte por aquí, Taehyung. Siempre le preguntaba a tu esposa por tu ausencia ―habló Yiseo―. ¿Sigue todo bien en tu empresa?
―Claro que sí. Hoy he firmado para la construcción de un restaurante cinco estrellas en Busan ―sonrió satisfecho―. Aún así, me hice un tiempo para venir aquí, así ya no hay más confusiones acerca de la familia perfecta que somos ―pasó el brazo por la cintura de su esposa―. Sé que les gusta hablar demasiado, pero lamentablemente para ustedes, todos los rumores son falsos.
Crystal observó a su esposo que parecía orgulloso de haber cerrado la boca de los demás que los miraban molestos, pero sin saber qué decir al respecto. No podía evitar quedar maravillada por lo atractivo que se le hacía, aún más por su sonrisa burlona. Eso hacía que deseara volver a juntar sus labios, pero sintió un roce en su pierna, por lo que volteó a ver a Jungkook, que parecía molesto por cómo tenía sus facciones endurecidas.
Durante toda la cena, Crystal trató de mantener su concentración en su esposo, y en su conversación con Jimin, que solían incluirlas a Hyeyoon y a ella. A veces reían contando anécdotas, llevándose las miradas de los demás con quienes también conversaron o trataron, ya que no eran para nada del agrado de ellos.
Por momentos sentía la mirada y el roce de Jungkook, el cual trataba de llamar su atención, y al no lograrlo despertaba su enfado.
―¿Saben? Creo que deberíamos volver a organizar un viaje juntos. Aprovechar que ahora nuestros hijos están más grandes ―habló Hyeyoon con sus ojos brillando de ilusión, y su esposo asintió con una gran sonrisa al verla así.
―Estoy de acuerdo, pero lamentablemente, Taehyung tiene mucho trabajo ―hizo una mueca la castaña.
―Es cierto ―asintió acariciando el brazo de su esposa―. Pero para fin de año, que no falta demasiado, estaré más desocupado, así que podríamos hacerlo. Quizás irnos una semana o dos.
―¡¿En serio?! ―preguntó emocionada.
―Claro que sí. Como dije antes, tengo que dedicarles más tiempo a las personas que amo.
Crystal chilló emocionada, sin importarle llamar la atención de los demás. Pasó los brazos por los hombros de su esposo, juntando sus labios, para luego separarse unos pocos centímetros, observando sus ojos cafés que brillaban de felicidad, por lo que no pudo evitar sonreír.
Al sentir una mirada giró su cabeza por unos segundos, encontrándose con Jungkook, que a pesar de conversar con el hombre que se encontraba sentado a un lado de Taehyung, no podía apartar por momentos la mirada de ellos, más al verlos tan juntos y felices. Pues, provocaba su rabia, como también celos y deseos de poder ser él para besarla.
―Te amo, cariño ―murmuró acariciando su mejilla.
Taehyung la observaba fijamente, feliz por su reacción, pero en cuanto dijo esas palabras, borró de a poco su sonrisa.
No podía evitar sentir que no era el único al que le decía esas palabras, porque sí, ella le admitió que existían esos mensajes y que sólo había sido eso, pero ¿cómo podía creerle si quizás si nunca la hubiera enfrentado, ella seguiría callando ese secreto, y podría seguir hablándose con ese hombre? ¿Qué le aseguraba que sólo fueron mensajes? Sus inseguridades volvían a su cabeza torturándolo y se preguntaba: si hubiera estado atento a ella, quizás hasta sofocándola, sabiendo cada paso que daba, ¿se hubiera atrevido a traicionarlo de esa manera?
La castaña al darse cuenta cómo la felicidad desaparecía de sus ojos y se reflejaba la inseguridad, borró lentamente su sonrisa. Quiso acomodarse en su lugar y volver la atención a sus amigos, pero al sentir un golpe en su pierna, un chillido escapó de sus labios, llamando la atención de sus amigos y esposo al llevar las manos donde recibió el golpe.
―¿Estás bien? ¿Qué sucedió? ―preguntó preocupada, apoyando la mano sobre su brazo, Hyeyoon.
―¿Qué carajos? ¿Estás bien? ―Taehyung se inclinó hacia adelante viendo las piernas de Jungkook, para luego conectar la mirada con la de él, sintiendo como su respiración se volvía pesada por la rabia.
―Oh, lo siento ―sonrió inocentemente―. No me di cuenta.
―E-Está bien. No te preocupes ―sonrió falsamente sobando su pierna, para luego volver a acomodarse.
―Ten más cuidado, Jeon ―mencionó mirándolo con una ceja alzada, Taehyung.
―Lo tendré. No te preocupes —asintió tranquilamente y le guiñó el ojo.
― Oye, Taehyung...―llamó su atención Jimin, quitando también su mirada del pelinegro―, ¿qué sucedió con Bae?
El castaño comenzó a concentrarse en la conversación con su mejor amigo, olvidando por completo lo sucedido, mientras que Crystal observaba molesta a Jungkook, que señaló su celular con sus facciones endurecidas.
Suspiró frustrada y algo temblorosa tomó su celular, inclinándose hacia atrás para apoyarse en el respaldo de la silla y alejarse un poco de su esposo. No quería ser vista, ya que este estaba inclinado hacia adelante con sus brazos apoyados en la mesa.
Tú y yo vamos a hablar.
Te espero afuera.
Tú y yo no vamos a hablar de nada.
¿Acaso quieres que hable con Taehyung?
No te atreverías.
¿Quieres apostar?
¿Acaso crees que me importa tu maldito matrimonio con él?
Está bien.
Te espero afuera.
Al levantar la mirada se encontró con la de Taehyung, que observó por un momento su celular y luego a ella, alzando una ceja, mientras Jimin seguía hablando. Tragó en seco y le sonrió falsamente levantándose, lo que provocó que llamara más su atención.
―¿Qué sucede?
―Debo ir al baño.
Observó nuevamente el celular que seguía teniendo en sus manos y sonrió, lo que se le hizo algo desconcertante a la castaña.
―Está bien, amor. Ve.
Sabía que no le creía. Se daba cuenta perfectamente que sospechaba de lo que estaba haciendo con el celular, y lo entendía, por lo que mientras caminaba, sentía sus latidos acelerados y cómo la culpa la consumía. Eso provocó que no saliera como quedó con Jungkook, sino que fuese realmente al baño.
Al entrar tomó una bocanada de aire, apoyando las manos en el lavabo y se miró al espejo, sintiéndose temblar, como también sus ojos arder por las lágrimas. Tenía demasiado miedo.
No quería que Jungkook se atreviera a hablar con su marido, aunque sabía más que nada que merecía saber la verdad, pero no estaba dispuesta a perderlo, y se arrepentía completamente de lo sucedido con el pelinegro.
Inhalaba y exhalaba tratando de mantener la calma para no romper en llanto, así su esposo no seguía sospechando, pero escuchó la puerta abrirse bruscamente, lo que la hizo voltear sobresaltada.
Al ver aquella mirada intimidante, sintió que el oxígeno abandonaba sus pulmones por un momento. Se acercó a paso lento, por lo que ella retrocedió hasta chocar con el lavabo.
―No puedes estar aquí. Vete.
―No has cumplido tu palabra. ¿Acaso quieres que tu esposo se entere de lo nuestro?
―¡Entre tú y yo no hay nada!
Jungkook quiso tomarla del brazo, pero ella lo empujó, para luego salir del baño rápidamente. Quiso seguir caminando para volver hacia donde estaban los demás, pero chilló al sentir unos manos tomarla de los brazos, y su espalda estrellarse contra la pared.
―Sabes que aún hay un nosotros.
―Entre tú y yo ya no hay nada. ¡Absolutamente nada!
―Eso quieres creer. No existe nombre para ésto que sentimos, pero admite que es tan excitante como abrumador ―expresó alzando una ceja mientras acercaba sus rostros, sintiendo su aliento a vino chocar contra su rostro―. Sabes que, en realidad, no quieres parar ésto aunque tu marido esté a nada de descubrirnos. Sabes que no deseas que esta chispa se apague. Y sabes perfectamente que te mueres por sentirme como yo a ti ―acarició su mejilla llegando a sus labios, pasando su pulgar por el inferior mientras ella cerraba los ojos al sentir cómo la temperatura comenzaba a aumentar―. Déjame demostrarte lo que puedo llegar a hacerte sentir, y te juro que no querrás irte más de mis brazos. Dejarás a ese imbécil aburrido de una vez por todas. Serás libre, Crystal.
La fémina abrió los ojos al reaccionar cuando sus narices se rozaron, por lo que lo empujó lejos de ella, provocando que chocara contra la pared detrás de él, ya que el pasillo era pequeño.
―¡Déjame en paz! ¡Déjanos en paz, maldición!
―¡No puedo dejarte, carajo! ¡Por más que quiera no puedo quitarte de mi cabeza! ―confesó exaltado.
―¡Tienes que hacerlo! Jamás estaré contigo porque amo a mi esposo.
―Claro que sí. No has dejado de refregarme en el rostro lo felices que son ―espetó cínico.
―Es la verdad. Él me hace feliz.
―Sabes que no es así. ¿Acaso olvidas nuestra llamada? ¿Lo que sentimos? ¿Cuánto nos deseamos? ―cuestionó entre dientes, alzando una ceja―. ¡Me buscas, me haces desearte, me desestabilizas, me torturas! ―pasó las manos por el rostro, sintiéndose frustrado―. ¡¿Por qué Diablos tu esposo se atrevió a venir?! ¡¿Por qué me torturas de esta manera?! ¡¿Por qué sigues con esta mierda?! ―gritó furioso queriendo acercarse, pero la castaña chocó contra la pared―. ¡Me vuelves loco!
―¡¿Qué rayos sucede entre ustedes?!
Aquella voz grave los hizo sobresaltar y cuando ambos voltearon con miedo, se encontraron con Taehyung, que los miraba amenazante con una ceja alzada.
¡Hola!
¿Creen que ahora Taehyung sepa toda la verdad? ¿Qué opinan de cómo actúa Jungkook?
Espero que les haya gustado, no se olviden de votar y comentar, amores
¡Nos leemos pronto!
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