Capítulo XIII
Tal como lo esperaba, luego de la bruma de felicidad y deleite al recibir la noticia sobre su futura paternidad, JongIn entró en un lapsus de seriedad inalterada para comenzar a explicarle lo delicada que era la situación actual en Diamond.
Según sus palabras, el alfa no sabía mucho sobre lo que estaba ocurriendo, la única certeza que tenía era que se avecinaba algo grande y peligroso e impactaría a Diamond inevitablemente; por esa razón la dureza de Kris y la desaparición y sobreesfuerzo de JongIn en sus entrenamientos grupales, además de la evacuación silenciosa de varios miembros del Clan, confirmando de esta manera la información que le habían dado sus padres temprano ese día.
JongIn le había asegurado que no le había dicho nada por el temor de preocuparlo demasiado por todo aquello o sus posibles deseos de intervenir en la batalla, pero dada la situación de ambos y su embarazo, no podía ocultarlo más tiempo ni hacerse el indiferente en medio de todo aquel caos. KyungSoo no lo culpaba ni le reclamaba absolutamente nada, pues sabía que él hubiera actuado y reaccionado de la misma manera de ser inversa la situación, por lo que sólo lo abrazó y le dio un beso en la mejilla para tranquilizarlo y alejar la angustia de su corazón.
También, y, de nuevo, como esperaba, JongIn había apoyado completamente la idea de su madre sobre mandarlo lejos de Diamond mientras el embarazo se llevara a cabo, dispuesto a no arriesgarlo ni a él ni al huevo, y al ver su mirada determinada, temerosa y asustadiza, KyungSoo no pudo hacer más que aceptar una vez más y ayudarlo a empacar sus cosas básicas (como ropa y artículos de baño y aseo personal) en un bolso negro y grande luego de acordar que partiría al día siguiente con un grupo de omegas embarazados, algunos niños y ancianos hacia las tierras del hermano del Líder del Clan.
Luego de todo eso, darse un baño juntos y comer, se habían acurrucado en la cómoda cama, fuertemente abrazados y con las extremidades enredadas entre ellas, y se dedicaron a acariciarse y besarse durante largos minutos antes de que el sueño llegara y los arropara, transportándolos al mundo del descanso.
A la mañana siguiente, JongIn se levantó temprano para teletransportarse hacia Tōtem y así explicarle la situación que estaban viviendo a Kris. El líder de EXO, comprendiendo de inmediato pues su propia pareja estaba pasando por lo mismo, dejó que JongIn faltara ese día para ayudar a KyungSoo y llevarlo al lugar seguro junto a ZiTao, como un favor personal que el alfa más alto le pidió con seriedad inundando su voz y sus facciones duras. Así que se encontraban ahí, con el omega del líder de su escuadrón junto a KyungSoo, preparados para partir.
Mientras JongIn estuvo en Tōtem, KyungSoo se comunicó con sus padres y con BaekHyun, avisándoles sobre su partida; se despidió de ellos con una sonrisa tristona y prometió verlos pronto, pues ahora JongIn y él tenían un poco de prisas. ZiTao llegó a su casa cuando habían terminado de desayunar y se encontraban en medio de dulces arrumacos en el sofá de la sala, cargando su propio equipaje en forma de un par de bolsos aparentemente pesados, pero que no parecían molestarle en absoluto (imposible que lo hicieran, tomando en cuenta su notable fuerza al ser un dragón). Aceptó dos tostadas integrales con mantequilla de maní y un par de naranjas antes del viaje, y cuando estuvieron preparados, salieron de la vivienda Do-Kim con JongIn cargando todo el equipaje de ambos omegas sin problema alguno. El moreno se acercó a su pareja y les dio una sonrisa reconfortante antes de instruir al omega de Wu con amabilidad.
—Voy a teletransportarnos hasta allá, así que, por favor, sujétese de mi brazo y no se suelte por nada del mundo, ¿está bien, ZiTao? —el omega de piel bronceada asintió y se acercó un poco a él para cogerlo con firmeza del antebrazo. JongIn rodeó la cintura de KyungSoo y este se aferró a su pecho y avisó en voz baja, sin molestarse por el amplio vientre del mayor chocando contra su costado incómodamente— Nos vamos en tres, dos, uno.
La bruma colorida reconocida apareció entonces ante ellos; la sensación de vacío en el estómago estuvo muy presente, quizás porque estaban viajando mucho más lejos de lo acostumbrado, y sus cuerpos parecieron más ligeros ante la desmaterialización repentina. ZiTao se aferró con fuerza a JongIn, temeroso ante lo desconocido, y el alfa simplemente se concentró en su punto de llegada, para aparecer en el lugar deseado en tan sólo un par de segundos. Los pies tocaron firmemente el suelo empedrado de aquella calle no tan concurrida y el aroma a limpio y fresco llenó sus fosas nasales con cientos de olores corporales desconocidos circulando a los alrededores. JongIn cogió con firmeza a ZiTao al sentirlo tambaleante junto a él y KyungSoo se deshizo lentamente de su abrazo para tomarlo cómodamente de la mano.
—¿Está bien, ZiTao? —le preguntó el alfa al mayor y este sólo asintió con una pequeña sonrisa avergonzada—
—Sí, sí, sólo ha sido un poco abrumador, pero estoy bien. ¿En dónde estamos exactamente? —arrebató la pregunta de la boca de KyungSoo mientras inspeccionaba todo a su alrededor con notoria curiosidad—
Kris no le había dado detalles de ese sitio por su propia seguridad, así que no había nada que le dijera en qué punto del planeta se encontraban. Sabía que estaba en los dominios del hermano del Líder, pero no tenía idea de dónde era aquello exactamente; sin embargo, no se quejaba. Era un lugar hermoso, con sus callecitas empedradas, casitas de aspecto antiguo y colorido, farolitos en las esquinas de las calles, muchos negocios y puestos de venta de alimentos y una extensión amplia de árboles y flores un poco más lejos de todo aquello. Parecía una ciudad de la edad media inalterada y construida en un amplio valle, rodeada de montañas y naturaleza. Verdaderamente precioso.
JongIn acomodó su carga sobre su hombro y miró hacia el cielo despejado y soleado, luego le echó un vistazo a los alrededores y volvió a enfocarse en ellos con una sonrisa tranquilizadora.
—Nos encontramos en las lejanas tierras de Exodus. Aquí es donde se cumple la ley del Líder Jacob; es bonito, ¿cierto?
—¡¿En Exodus?! ¡Eso está del otro lado del mundo! —exclamó el mayor, impactado, y JongIn sonrió aún más para luego asentir tranquilamente— Dios, eres sorprendente, hombre. KyungSoo consiguió a alguien bueno e increíble. ¡Pueden ir a cualquier parte del mundo en un par de segundos! Qué genial.
ZiTao siguió murmurando su sorpresa por lo bajo mientras comenzaban a caminar hacia alguna parte y KyungSoo miró a JongIn con preocupación. El alfa parecía relajado ahora que se encontraban en un lugar seguro, pero aún así, KyungSoo no pudo evitar sentir el corazón pesado por su pareja.
Extendió una mano y tomó el borde de la manga del suéter de JongIn para obtener su atención, y éste, al notar su expresión, parpadeó con sorpresa y se detuvo un momento para rodear sus hombros amablemente.
—¿Pasa algo, cielo?
—JongIn... ¿tú has estado trayendo a todas esas personas de Diamond hasta aquí? Porque no creo que sea posible hacer un viaje en forma de dragón y pasar desapercibidos por nadie; tomaría demasiado tiempo y llamarían mucho la atención. ¿Es por esa razón que llegas a casa tan agotado?
Al escucharlo, JongIn hundió sus hombros y soltó un suspiro bajo, dándole de esta manera la respuesta a su pregunta. Se pasó una mano por el rostro y formó una mueca con sus lindos labios antes de bajar la mirada a sus pies, pesaroso y un poco avergonzado.
—No había otra opción. Era imposible que llegaran todos a salvo, así que Kris y yo acordamos en hacer esto.
—Pero, JongIn, estás sobrepasando tus límites. Es demasiado, tomando en cuenta que no descansas correctamente y que entrenas todos los días. ¿Por qué no me lo dijiste antes?
—No quería preocuparte. Lo siento mucho, Soo.
Le lanzó una mirada por encima de sus pestañas y KyungSoo frunció los labios en un puchero antes de acercarse de nuevo y abrazarlo con fuerza. JongIn correspondió de inmediato envolviendo su espalda con cariño y suavidad, colocando la barbilla sobre su coronilla de manera reconfortante.
—Es imposible no preocuparme por ti, Jong, eres mi pareja y te amo; no vuelvas a ocultarme estas cosas, por favor, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, lo siento.
KyungSoo se alejó entonces para poder mirarlo y JongIn le dio una sonrisa un poco más amplia antes de inclinarse para posar un beso en su frente y en la punta de su nariz. Envolvió su mano en la suya y luego de darle un apretón, comentó con renovada tranquilidad.
—Hay que seguir, aún debo dejarlos en la casa y ZiTao se nos ha adelantado mucho —KyungSoo asintió, le besó la barbilla y juntos retomaron el camino en línea recta por la calle en la que se encontraban para darle alcance al mayor de ambos omegas—.
En el recorrido, pudieron ser capaces de apreciar la imagen acogedora y pintoresca del estilo de Exodus; bañado en color, paz y armonía, aquellas tierras desconocidas brindaban una sensación cálida de seguridad que podría compararse al mismo Diamond; la gente reía y conversaba en medio de sus caminatas, llevando compras o simplemente paseando para disfrutar del buen clima, había risas y conversaciones por doquier y muchos establecimientos capaces de llamar la atención. Exodus parecía haber sido construido en la edad media y nunca haber evolucionado, quedándose por siempre estancada en el tiempo para llenar de maravilla y fascinación los ojos modernos de la actualidad joven y tecnológica.
Calle arriba, pasando panaderías y tiendas de ropa y tabernas, comenzaban a juntarse un conjunto de casitas adorables de colores llamativos. Parecían más nuevas que el resto, pero no desentonaban con el ambiente de Exodus. Ahí, KyungSoo fue capaz de reconocer a varios miembros de su Clan, sentir aromas conocidos y poder ser capaz de experimentar la confianza que sólo podría provocar su gente, los rostros con los que se crió y los niños y huevos que normalmente protegía en la escuela.
JongIn recibió algunos saludos de parte de ancianos y omegas embarazados con los cuales se cruzaron de camino, y que no tardaron en mirarlo con confusión por encontrarse ahí con su alfa. ZiTao mantuvo breves conversaciones, notablemente más amigables que las miradas que recibía KyungSoo, a pesar de ser pareja de un alfa de la talla de JongIn, con una que otra persona del Clan y, por su parte, JongIn cumplió un buen papel de hombre orgulloso y felizmente emparejado al tomar con firmeza su mano y darle un beso de labios sonrientes frente a todos los curiosos.
Era realmente increíble como el menor se encargaba de hacerlo sentir bien y cómodo incluso en ese tipo de momentos llenos de tensión y estrés. JongIn era especial, fuera de este mundo, sin duda alguna.
Una vez que ZiTao terminó de recibir caricias en el vientre de las manos de una anciana muy mayor, volvieron a tomar rumbo hacia arriba. Entre farolitos y árboles bien cuidados, JongIn se detuvo finalmente frente a una casa del mismo tamaño y estilo que el resto, con las paredes pintadas de un alegre amarillo que combinaba muy bien con la madera colorada de las ventanas y del techo y una puerta blanca armonizando muy bien con todo lo demás. Había flores y plantas dentro de algunas macetitas que colgaban de un clavo en la pared de la casa, dándole un aspecto mucho más vivaz y cómodo al lugar, y un escaloncito antes de llegar a la puerta.
JongIn miró a sus acompañantes, sin dejar de sonreír, y les comunicó en su reconocido tono de voz cómodo y calmado:
—Aquí es donde van a quedarse a partir de ahora. Mi madre va a estar feliz de recibirlos.
KyungSoo lo vio con sorpresa, porque no esperaba estar ahí con su suegra, y JongIn simplemente le guiñó un ojo y le dio un beso dulce en el dorso de la mano.
—¿Con tu madre?
—Así es. Ella está aquí con RaeOn y Yuna. Los traje hace un par de días, cuando te diste de baja en la escuela. Yo no podría dejarte solo todo este tiempo, Soo.
KyungSoo sintió sus pómulos ruborizarse al escucharlo y JongIn rió por lo bajo, dejó que sus labios aterrizaran en su mejilla y luego tiró de él para conducirlos a la entrada de la casa. No fue necesario llamar a la puerta, pues esta se abrió casi de inmediato para dejar ver a la señora Kim en su máximo esplendor. Ella era una mujer preciosa, un poco regordeta, de negro cabello ligeramente rizado y una sonrisa dulce que te hacía sentir en casa de inmediato. Era agradable mirarla, te daba paz con sólo hacerlo y el dragón de KyungSoo pudo sentirse tranquilo en su presencia, siendo consciente de la conexión favorable que mantenía con la mujer desde que era una cría. HyeJin era como una segunda madre para KyungSoo, siempre dulce y comprensiva, así que verla siempre era un verdadero gusto y placer.
La señora Kim abrió sus brazos con entusiasmo y los envolvió a ambos en un abrazo apretado, bajo las risas divertidas y disimuladas de ZiTao, y los llenó de sonoros besos (JongIn tuvo que inclinarse para que ella pudiera hacerlo) que marcaron sus mejillas debido al lápiz labial rojo adornando su boca.
—¡Soo, JongIn, están aquí! Oh, estoy tan feliz de verlos a ambos juntos por fin. ¿Lograste hacer un espacio para poder venir y reunirnos? —le preguntó a JongIn cuando se hubo separado de ambos y el alfa sonrió y abrazó a KyungSoo por detrás, colocando sus manos sobre su vientre con toda la intención del mundo en medio de movimientos suaves y relajados—
—Hablemos de eso adentro, mamá.
—Oh, sí, tienes razón. Claro, pasen, pasen... ah, ¿y este jovencito? ¿ZiTao? ¡Dioses, mira tu vientre! Te ves increíble, cariño.
—Muchas gracias, señora Kim, es muy amable; usted también se ve espléndida.
Sin problemas se adentraron en la casa y pasaron directamente a la sala de estar, donde las paredes estaban pintadas de un amarillo crema bastante agradable y los muebles blancos y aparentemente cómodos estaban dispersos estratégicamente en el mediano espacio deshabitado. KyungSoo y JongIn se sentaron juntos en el sofá más largo y ZiTao ocupó el sillón junto a ellos, dejándose caer en el mueble con los ojos cerrados, las piernas estiradas y una mano en su vientre hinchadísimo; por otro lado, la señora Kim de dirigió a la cocina, donde se encontraba Yuna, para buscar un poco de té.
KyungSoo se apoyó en el hombro ancho de JongIn y suspiró cuando la amplia mano de su pareja comenzó a repartir caricias abstractas y llenas de dulzura en su duro y un poco más hinchado vientre, que se ampliaba cada vez más rápido debido al corto tiempo de fecundación del huevo en su interior. Inhaló una gran cantidad del aroma fresco y dulce de JongIn y de inmediato su dragón chilló, encantado con la presencia y cercanía de su alfa.
JongIn dejó un beso en su sien al escuchar a su madre regresar en compañía de su hermana y rodeó sus hombros para acercarlo un poco más a él cuando retiró la mano de su amada protuberancia. Las únicas mujeres en la casa repartieron las tazas de té con sendas sonrisas en el rostro, o al menos a ellos dos, pues sorprendentemente ZiTao se había quedado dormido en ese corto lapso de tiempo; se sentaron en el pequeño sillón frente a ellos y, con una amabilidad característica en todos los Kim, HyeJin no tardó en retomar la palabra.
—Bueno, ya estamos aquí. ¿Por qué no me dijeron que iban a venir a vernos? Les hubiera preparado algo delicioso para que comieran cuando llegaran —Yuna asintió, de acuerdo con su madre, y la joven pareja cruzó una breve mirada. JongIn tomó la palabra esta vez—.
—La verdad es que fue algo de imprevisto. No estaba en nuestros planes venir en medio de toda esta situación en Diamond —KyungSoo asintió y bebió un poco de té para calmar los nervios que habían aparecido repentinamente en la boca de su estómago—.
Bueno, decirle a la familia de tu pareja que estás embarazado no era una tarea fácil, al menos no para él, que había vivido con fuertes inseguridades durante toda su vida. No se culpó al sentirse un poco ansioso de un momento a otro; sin embargo, la presencia de JongIn junto a él y el toque ligero de sus cuerpos sirvió como un canal que transportaba calma y seguridad. Estaba nervioso, sí, pero podía manejarlo.
—Oh, ¿entonces vinieron a traer a ZiTao? —preguntó Yuna con curiosidad, echándole un vistazo cariñoso al omega más alto, y JongIn movió su cabeza de lado a lado, un movimiento juguetón que KyungSoo reconocía desde su infancia—
—Traje a ZiTao porque Kris me lo pidió, pero el plan original era dejar sólo a KyungSoo durante algunos días.
—¿A KyungSoo? ¿Te sientes mal, querido, estás enfermo? —preguntó HyeJin, notablemente preocupada, y KyungSoo sonrió con los pómulos un poco calientes y luego negó ligeramente—
—No, no, señora Kim, de hecho, mi salud está en perfecto estado ahora mismo, es sólo que... —volvió a mirar a JongIn, que asintió, sonriente y apretando firmemente su mano en señal de apoyo, y tomó una gran bocanada de aire para darse ánimos, enfrentó una vez más a su suegra y cuñada, y con el corazón violentamente acelerado y las mejillas espolvoreadas con un tímido rosa, les confesó a través de un susurro perfectamente audible para sus sentidos desarrollados—. En este momento me encuentro esperando un huevo de JongIn, por lo que hemos decidido ponernos a salvo mientras tengo a nuestro futuro hijo, ya que no sabemos cuándo puede presentarse la batalla en Diamond. Por favor, acéptenme a mí también con ustedes mientras esto pasa.
La puerta abriéndose interrumpió la reacción de ambas omegas y KyungSoo no pudo evitar ponerse de pie instintivamente al reconocer el singular olor a cedro que inundó sus fosas nasales. La tensión pareció extinguirse de su cuerpo y una sonrisa amplia y emocionada cruzó sus labios ante la vista del alto alfa que lo miraba con sorpresa, aparentemente congelado en su sitio debido a la conmoción que sus palabras anteriores habían causado en él.
—¿KyungSoo? ¿Seré tío de nuevo?
JongIn sonrió por lo bajo al ver a su hermano mayor aproximándose finalmente a ellos y no pudo evitar tensar un poco los hombros cuando KyungSoo se abalanzó a sus brazos, con toda la intención de darle un apretado y merecido abrazo, que murió un momento después al escucharlo carraspear, su dragón no muy contento en su interior, pero no lo suficientemente hosco como para comportarse como un completo descerebrado, no al ver la cara de felicidad de su omega, que relucía por la presencia de su antiguo amigo.
—¡InSung! ¡Dioses, ha pasado tanto tiempo! —exclamó, entusiasmado, y el segundo alfa sonrió y le revolvió el cabello amistosamente luego de echarle una mirada, pidiendo su permiso—
—Lo sé, realmente fue mucho tiempo sin ninguna noticia de ambos, ¿cierto? Y ahora, cuando por fin te veo en persona, resulta que estás emparejado con JongIn y esperan un huevo. Dioses, siento que ha pasado mucho más tiempo aún, me siento tan viejo. De repente todos se están emparejando y teniendo crías.
—Eso es porque estás destinado a ser el solterón de la familia. En todas hay uno, ahora hazte a un lado, que has interrumpido nuestras felicitaciones para KyungSoo y JongIn por tu presencia, Señor Inoportuno —intervino Yuna para luego apartar a InSung de un empujón, alejándolo exitosamente de KyungSoo, y así envolverlo en un apretado y caluroso abrazo—. Muchas felicidades, Soo, por supuesto que eres bienvenido a quedarte con nosotros hasta que tengas a tu huevo. Siempre serás bien recibido en nuestra familia, ¿de acuerdo? Te quiero mucho, cuñado. ¡Y felicidades a ti también, hermanito! ¡Oh, ya eres todo un hombre y futuro padre! ¡Bien hecho, campeón! Le atinaste en el primer celo juntos. Eso es tener buena puntería —dijo ahora pícara y juguetona hacia JongIn, que sonrió y aceptó el abrazo que la mayor le obsequió—.
—No esperaba otra felicitación de tu parte, Yuna.
—Felicidades a ambos, hijos. Estoy muy orgullosa y feliz por los dos, de verdad. Verlos felices a ambos después de todo y tanto tiempo distanciados me llena de dicha. Soo, cariño, no puedo pedir a nadie más para llevar a mi nieto o nieta en su vientre que tú, eres el omega perfecto para la tarea, el hombre perfecto para mi hijo. Gracias por permitirnos experimentar esta felicidad —fue el turno de hablar de la señora Kim y KyungSoo negó, sintiendo prontamente la calidez en sus ojos ante la inevitable presencia de las lágrimas llenas de pura felicidad que inundaban sus ojos, y se dejó abrazar amorosamente por un JongIn siempre atento a él y a lo que necesitaba—.
—Gracias a usted por aceptarme desde el incio, señora Kim. Estoy muy feliz por ser parte de esta familia también. Muchas gracias a todos por su amor y su apoyo, realmente significan mucho para mí.
La señora Kim lo tomó de la mano, sonriendo amablemente, con su dulzura de madre y comprensión absoluta, y negó delicadamente, un movimiento sutil que ondeó su cabello negro y espeso.
—No tienes nada que agradecer, querido. Ahora, ¿por qué no celebramos todos durante el tiempo que JongIn pueda quedarse? ¡Almorcemos juntos en familia! ¿Les parece?
—Por mí no hay ningún problema, mamá —dijo JongIn y KyungSoo asintió contra su pecho al opinar lo mismo—.
—Supongo que usaremos lo que he traído, pero aún así, faltaría un poco más de comida. ¿Voy a comprar algo más? —preguntó InSung, contagiado por el ambiente animado, y Yuna enroscó su brazo con el de su hermano mayor y asintió con firmeza—
—¡Por supuesto que sí! Vamos, yo te acompaño aprovechando que Eonnie está dormido.
—Está bien... oh, las bolsas...
—¡Dámelas, In! Iré a la cocina para ir preparando algo mientras regresan. ¡Traigan algunos caramelos de jengibre y muchas frutas! ZiTao y KyungSoo las necesitarán.
—Vale. ¡Ya volvemos!
—Sí... ah, ¡felicidades, chicos, estoy muy feliz por ambos!
—¡Gracias, InSung! —exclamaron JongIn y KyungSoo al unísono y un segundo después, el sonido de la puerta cerrándose y los cuchillos moviéndose fue lo único que se escuchó en la casa—
KyungSoo subió el cuello para verlo y envolvió sus brazos en la cintura del menor con una sonrisa tranquila y feliz en su boca y JongIn lo sostuvo firmemente de la cintura y la espalda baja mientras dejaba caricias delicadas en su nariz con la propia, todo muy dulce y tierno, como ellos mismos lo eran. KyungSoo supo con toda certeza que, de ser un cambiaformas gato, estaría ronroneando en ese preciso instante.
—No ha ido tan mal, ¿verdad?
—No... en el fondo esperaba algo así de tu familia.
—Mi madre y hermana saben que me haces feliz y que te amo, no podrían estar más que orgullosas y contentas por esta noticia. Estarás en buenas manos con ellas —KyungSoo siente sus mejillas sonrojándose una vez más y JongIn sonrió para él antes de obsequiarle un corto beso en los labios—.
—No me dijiste que InSung estaba aquí también. Fue una gran sorpresa —mencionó cuando volvieron a sentarse en el sofá mullido, muy cómodos el uno contra el otro, totalmente acurrucados—.
—Esa era mi intención, quería que te sorprendieras cuando lo vieras —KyungSoo cerró los ojos cuando JongIn inició una serie de caricias en su cabello y se abrazó apretadamente a su cintura como respuesta—. Hablé con él hace tres días para explicarle todo. No podía dejar a mamá, Yuna y RaeOn solos aquí, porque si bien esta es la zona segura, no quería arriesgarme y tentar a la suerte. InSung estuvo de acuerdo conmigo y llegó justo ayer para cuidarlas mientras mi cuñado y yo defendemos Diamond. Podrías aprovechar esta oportunidad y ponerte al día con él.
KyungSoo asintió y luego acomodó el rostro en la curvatura de su cuello, en aquella zona especial donde reposaba la marca de su emparejamiento, y sonrió inevitablemente cuando sintió bajo su cuerpo como JongIn se estremecía por el recorrido de su nariz sobre la suave piel morena. Recogió en sus fosas nasales grandes cantidades del aroma del menor para complacer a su omega y luego suspiró, completamente lleno de deleite y satisfacción.
JongIn rió tímidamente cuando, de forma inconsciente y llevado por el instinto, KyungSoo comenzó a restregar su rostro en la fuente de aroma natural desprendiendo del cuello del alfa y giró un poco la cabeza para verlo con diversión y un amor palpable que no tardó en acelerar su corazón al notarlo con facilidad.
—¿Eres un gatito?
—Sí... uno de treinta metros, más o menos.
—Oh, un tamaño completamente adecuado y adorable para mí. Fascinante.
KyungSoo rió con diversión y permitió que JongIn lo besara lenta y suavemente en la boca, correspondiendo el toque desde el mismísimo instante que sus labios se rozaron. Es entonces cuando nota que había extrañado eso: sentirlo cerca, tocarlo, olerlo, besarlo una y otra vez, ser besado y abrazado con fuerza; también entiende por qué YiXing le recomendó estar a su lado durante la fecundación del huevo. KyungSoo se sentía más atraído a él, a su calor y protección. Quería ser mimado y atendido por su alfa, ser tomado por sus manos grandes y protectoras y acurrucarse todo el día sobre su cuerpo gigante y poderoso, ya sea en forma humana o animal.
En ese estado era fuertemente dependiente del chico, y no podía quejarse por ello, era algo completamente entendible en medio de aquella vulnerabilidad pasajera y la reciente unión de ambos.
Se alejaron lentamente, pesarosos al tener que abandonar el íntimo contacto, cuando escucharon el llamado de HyeJin desde la cocina, invitándolos a unirse a ella en la preparación de la comida; compartieron una sonrisa, un beso esquimal, y juntos fueron a ayudar a la mayor mientas KyungSoo pensaba inevitablemente en lo mucho que extrañaría esos pequeños momentos cuando JongIn tuviera que irse a continuar con sus entrenamientos.
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- ̗̀❀࿐྄ྀ ◦ *_❏❦Perfect Dragon❦❐_*
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JongIn volvió a Diamond a las tres de la tarde, luego de comer y conversar un rato con su familia. KyungSoo lo despidió en la intimidad que la soledad es capaz de proporcionar, besándolo con fuerza en los labios y abrazándolo fuertemente, sin querer dejarlo ir. El menor prometió volver cada noche al finalizar los entrenamientos, pero KyungSoo supo que esa era una opción prácticamente imposible de cumplir si realmente querían pasar desapercibido para los demás clanes enemigos; ambos lo sabían, pero intentar y no romper las ilusiones y sus corazones de raíz no estaba de más.
El anhelo fue obvio en la mirada de ambos cuando tuvieron que separarse, y KyungSoo, sintiendo el desazón en su interior, tuvo que componer una sonrisa para no preocuparlo y permitirle marchar finalmente. Recogió un »te amo« de los labios de JongIn al besarlo una última vez y luego lo vio desvanecerse ahí, frente a él, en la sala vacía y prontamente fría.
Acababa de irse, pero KyungSoo ya lo estaba anhelando con desesperación.
El resto del día se trató de él jugando con RaeOn, ayudando a Yuna con algunos bordados en los que estaba trabajando y acompañar a ZiTao, además de estar atento a su estado, sabiendo que pronto tendría a su huevo; InSung estuvo a su lado gran parte del tiempo, echándole vistazos a sus actividades y asegurándose de que no estuviera sobreesforzándose y comiera a sus horas. No fue sino hasta que se hicieron las seis en punto cuando ambos pudieron reunirse en la entrada de la casa, sentados uno junto al otro en el escaloncito de entrada, para poder hablar sin interrupciones.
El silencio inicial fue agradable, ligero y cómodo. No hacían falta las palabras al estar en compañía de un ser querido, KyungSoo lo sabía, por lo que no se esforzó en buscar algún tema de conversación y esperó pacientemente al momento indicado. Se encontraban mirando el cielo con las piernas estiradas, apoyados en sus antebrazos para mayor comodidad, siguiendo con la visión a las grandes nubes que surcaban con libertad el firmamento infinito lleno de colores pasteles, naranjas, amarillos y rosas.
Su dragón dio un chillido entristecido al no poder lanzarse a aquel mar de nubes y volar como lo deseaba, ya que KyungSoo no quería llamar la atención de la gente de Exodus debido a sus peculiaridades distintivas; echó un prolongado suspiro al aire que exponía su tristeza y vacío interno, y sintió no mucho después los ojos de InSung puestos fijamente en su rostro, como lo había hecho en todo el trascurso del día.
—¿Extrañas a JongIn? —preguntó entonces el alfa a través de un murmullo suave y afectivo y KyungSoo no pudo evitar sonreír con la simple mención de su compañero—
—Lo hago durante cada segundo en el que no estoy a su lado —respondió con seguridad, aún con la vista fija en las algodonosas nubes sobre sus cabezas—.
InSung sonrió también y nuevamente se enfocó en el cielo.
—¿Y a mí? ¿No me extrañaste? —con esa nueva pregunta tenía a KyungSoo viéndolo con sorpresa, los ojos ampliados y la boca ligeramente abierta—
—¡Claro que te extrañé! Tú y JongIn eran mis únicos amigos cuando era una cría. ¿Como no podría extrañarte entonces? Cuando te fuiste fue muy díficil para mí, ¿quién iba a montarme en sus hombros y correría conmigo a cuestas como un desquiciado?
InSung rió, una carcajada grave y masculina que lo hizo sonreír copiosamente y sentir el corazón tranquilo. Negó con la cabeza no mucho después, con los labios aún curvados lindamente en su rostro maduro y atractivo y KyungSoo recogió las piernas para poder apoyar su rostro en sus rodillas.
—Ah, las cosas que hacía por ti. Fortalecí mis músculos por cargarte todo el tiempo.
—No, lo hiciste cuando golpeaste a todos los chicos que se burlaron de mí después de que JongIn se fuera.
—Sí, eso también. Fueron buenas clases de boxeo, tuve muchos sacos diferentes con los cuales practicar.
Lanzó un par de puños al aire luego de decir aquello y KyungSoo rió suavemente, recordando el pasado, aquella época donde InSung pasó a ocupar el lugar de su segundo salvador hasta que tuvo que irse también y KyungSoo quedara completamente solo y desprotegido, teniendo que apañárselas por su propia cuenta.
Ambos parecieron caer en la misma conclusión dada la mirada lejana y oscurecida del alfa y KyungSoo tomó el valor recolectado en su interior, lo tomó de la mano suavemente y preguntó lo que lo había estado llenando de curiosidad desde que había visto nuevamente a InSung.
—¿Por qué te fuiste, In? —el mayor miró la unión de sus palmas, exhaló profundamente y luego miró su rostro, sus ojos, fija e intensamente, como su hermano lo hacía todos los días—
InSung parecía estar sopesando su respuesta a juzgar por sus hombros tensos y la lamida distante a su labio inferior. Finalmente sus ojos se llenaron de decisión y las palabras fluyeron de su boca.
—Lo hice porque te quería... quiero decir, te quería más de lo que debería quererte. Me enamoré de ti y, contrario a lo que debía ser, no me sentía bien con ese sentimiento, no cuando sabía que tu corazón pertenecía a alguien más, a mi hermano de entre todas las personas; fue un poco más doloroso saber que tu sentimiento era correspondido.
Sus palabras dejaron helado a KyungSoo, que no se atrevió a decir absolutamente nada luego de escucharlo. Su corazón latió rápida y fuertemente contra sus costillas y su omega se encogió con incomodidad ante la verdad recibida. InSung soltó su agarre lentamente y desvió la mirada al suelo. Continuó un segundo después.
—Para mí se hizo cada vez más duro estar a tu lado, verte, escucharte y sentirte cerca. Era difícil tenerte junto a mí con toda la carga de sentimientos que llevaba en mi corazón, era pesado verte a los ojos y oler tu aroma. Pronto fue imposible de soportar. Te anhelaba tanto, te deseaba para mí, aún cuando no era correcto, cuando era inapropiado y significaría una traición para mi hermano hacer algún tipo de movimiento indebido contigo. Decidí irme cuando sentía la llegada de mi primer celo porque no quería atarte a mí a la fuerza. En esa época mi alfa estaba descontrolado, te deseaba tanto que era peligroso para ti estar conmigo en un momento así, así que, por el amor que te tenía y el cariño y respeto a JongIn, partí de Diamond a un lugar lejano, donde no pudiera encontrarte de nuevo, donde no temiera por tu seguridad y bienestar. Pensé que sería mejor mantenerme lejos pero teniéndote seguro y alejado de un futuro desastroso a que soportaras a algunos tipos idiotas por un tiempo, hasta que JongIn volviera por ti —giró su rostro y una sonrisa suave llenaba su boca; sus ojos brillaban y la serenidad reinaba en su expresión al mirarlo una vez más—. Ahora, viéndote tan feliz a su lado, llevando su huevo y su marca tan orgullosamente, notando a JongIn tan feliz, sé que no pude haber hecho algo mejor que eso. Me siento aliviado de haberme ido en aquel entonces, y ahora soy un hombre muy feliz de ver al amor de mi vida completamente realizado y hermoso junto al amor de su vida.
KyungSoo sintió su nariz picando y sus ojos calentándose ante la aparición inevitable de las lágrimas, que no tardaron en deslizarse por sus mejillas sonrojadas, y sus labios temblaron cuando InSung le acarició el óvalo de la cara con suavidad, tan amable que no pudo sentir ningún tipo de rechazo hacia él. El alfa secó la humedad en su rostro con ayuda de su pulgar hasta que las lágrimas hubieron desaparecido y luego le regaló un pellizco juguetón y animado en su mejilla colorada, sin mostrarse triste o desanimado, o al menos no mientras KyungSoo aún lo miraba.
—Vamos, no llores, no he muerto; sólo tuve un amor no correspondido y me encuentro perfectamente bien con eso.
—P-pero, InSung, tú...
—Shh —le apretó la boca con sus dedos y luego lo miró con advertencia—. Nada de sentirse mal por mí o decir cosas tristes. No estamos para ponernos incómodos y decaídos por algo que ya pasó. ¡Estoy bien, hombre! Mírame, soy guapo, un hombre mayor, musculoso y muy fuerte. Soy casi inderrumbable, ¡así que anímate! Todo está bien ahora, de verdad. ¡Seré tío de nuevo! ¿No crees que soy perfectamente feliz por eso? Ahora deja de llorar que eso no te hace bien y tus pucheros son feos; sonríe. ¡Mira el cielo! Está muy bonito como para perdernoslo por soltar un llanto innecesario.
Soltó su boca entonces, luego de parar sus palabras, y sin perder la sonrisa volvió a mirar hacia arriba, a las nubes navegando entre colores hermosos que pronto pasarían para darle paso a la oscuridad de la noche. KyungSoo lo observó fijamente por algunos segundos, sintiendo aun el corazón acelerado en su pecho, y volvió a tomarlo de la mano para apretar sus palmas juntas con fuerza. InSung lo miró con atención, un poco sorprendido, y KyungSoo susurró para él, seguro y sincero.
—Te quiero, InSung; muchas gracias por todo lo que hiciste por mí.
InSung se tomó un segundo para apreciar su rostro, sus ojos acuosos, sus mejillas sonrojadas y los labios rojos apretados para reprimir un temblor constante, y luego sonrió de nuevo y devolvió el apretón de su mano con afecto.
—También te quiero, Soo, y no hay nada por lo que debas agradecer.
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