Capítulo X
El Líder del Clan del Norte se paseó por su campo de entrenamiento con parsimonia para supervisar a sus guerreros personalmente.
El campo de batalla estaba lleno de hombres y mujeres que daban su mejor esfuerzo en las contiendas cuerpo a cuerpo, soltando jadeos, algunos gritos y gruñidos comunes en medio de sus enfrentamientos personales. El sudor y la sangre eran aromas predominantes en el ambiente, el cansancio era visible en los rostros jóvenes de sus guerreros. Estaban haciendo un gran esfuerzo para el poco tiempo que tendrían para prepararse, pero, a pesar de eso, no era suficiente. Nada era suficiente.
El Líder quería que su gente resaltara, que se esforzara aún más, que no se guiara por los inconvenientes del cuerpo o de la mente, quería que cerraran el conducto del dolor y se enfocaran con más firmeza, con más determinación e insistencia en lo que hacían, porque de no ser así jamás vencerían al Clan Diamond. El alfa no quería perder ante ellos, no quería que su orgullo sea pisoteado por una banda de pequeñajos con habilidades extraordinarias, no, eso jamás estaría entre sus opciones. ¿Perder el honor teniendo a dos aliados que igualmente estaban poniendo todo de su parte para esta lucha de poder y dominio? Imposible. En la próxima guerra, Diamond tenía que caer sí o sí.
Una sonrisa ladina apareció en sus labios al ver llegar a una ola de dragones arrastrando en sus patas mecanismos de defensa personal; eran tantos que podrían ser capaces de aterrorizar a cualquiera que los viese, su escuadrón enviado desde los demás Clanes, su pequeño ejército a su disposición. En silencio, se sintió poderoso, inalcanzable, el Rey supremo de todo lo que conformaba el mundo de los cambiaformas bestiales como ellos; el Líder no era un cobarde, él tenía amplios sueños de grandeza, era valiente y determinado, era diferente a sus antecesores y por ello tenía tanta fama.
Con los invitados aterrizando en su campo de entrenamiento, el hombre no pudo más que sentir la terrible grandeza hinchando su pecho. Era un hombre orgulloso y cuidadoso, y por eso, por su distinción y cualidades, fuerza y vigor, todo saldría a la perfección.
Marcaría un antes y un después en la historia de los Clanes de los dragones. Su nombre sería el más escuchado en su mundo. Él sería reconocido y alabado por haber destronado al Líder de Diamond y al mismo Clan de guerreros. La victoria estaba siendo saboreada en su paladar.
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- ̗̀❀࿐྄ྀ ◦ *_❏❦Perfect Dragon❦❐_*
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KyungSoo supo que las cosas terminarían complicándose ligeramente al sentir el tirón conocido en su estómago, en conjunto con una oleada de calor bastante fácil de distinguir, golpeando su cuerpo con dureza.
El celo comenzaba a hacer acto de presencia.
No era que temiera por eso o se sintiera especialmente estresado al descubrirlo, KyungSoo había aprendido a lidiar con ello, a verlo como algo natural y completamente normal por lo que pasaba cada omega del mundo. No le tenía rencor ni lo maldecía como suele hacer BaekHyun cuando tiene que pasar por el mismo proceso cada tres meses, no tiene un cambio de humor por ello o interrumpe sus actividades cotidianas por la desesperación o el terror a ser marcado, no, nada de eso. KyungSoo es bastante armonioso con el tema, entiende que es necesario en su naturaleza, una onda expansiva que avisa a los demás sobre su fertilidad y soltería, y eso no está mal, como ya lo ha dicho antes, es algo completamente natural.
No se molesta con las oleadas ligeras abrazando su cuerpo hasta el punto de sofocarlo tímidamente, ni tampoco por el adelanto de su ciclo (que en realidad debería haber llegado en tres semanas más), no se inmuta demasiado por nada, porque él sabe que tarde o temprano esto iba a ocurrir. Ya había tardado, se dijo mientras miraba su reflejo en el espejo delante de él.
Con un alfa revoloteando a su alrededor y una unión formalizada, sus instintos suelen tomar el control de las cosas, y tener este tipo de reacciones físicas: adelanto del celo, aumento de su aroma, comportamiento inusualmente cariñoso, ampliación de los sentidos del gusto, olfato y tacto e hipersensibilidad, todo esto con el fin de adelantar el proceso de apareamiento y unión final en medio del cortejo se vuelve algo completamente normal y predecible.
KyungSoo ya había esperado algo así, y sí, en los últimos días se ha visto un poco diferente: más sonrojado, ansioso y un poco acalorado cuando está junto a la dulce presencia de JongIn, pero, a pesar de tener todo aceptado en su mente, no puede evitar sentir un pinchazo de ansiedad y nerviosismo ante la posible reacción de su alfa. No quería que JongIn se sintiera presionado a adelantar la consumación de su cortejo por la presencia de su celo inoportuno, realmente no quería estropear nada con el menor, quien había continuado con sus entrenamientos agotadores y excesivos y no tenía demasiado tiempo para descansar. No quería que se le sumara esta carga, ni tampoco estaba seguro de que JongIn estuviera listo para este paso, por lo que se hallaba pensativo y silencioso mientras miraba fijamente los trabajos de los niños que tenía que revisar.
No se cree capaz de ocultarle esto a su alfa, porque es un tema que les compete a ambos, en los que los dos deben decidir y actuar, pero tampoco quiere estresarlo ni agotarlo cuando las cosas no han sido fáciles para él. Kris aún no le ha dado un respiro, aunque ha bajado un poco su intensidad luego del enfrentamiento entre ambos en Tōtem, por lo que JongIn ha estado bastante exhausto últimamente. No quiere sumar esto a su lista de cosas por hacer, ni tampoco fastidiar sus pocas horas de descanso, siendo el proceso de apareamiento algo tan exigente y que amerita de toda su atención. KyungSoo se encuentra entre la espada y la pared, no sabe qué hacer y eso es precisamente lo que lo llena de ansiedad.
Decide que lo mejor es llamar a BaekHyun y pedirle un consejo. Si bien el chico es menor que él, BaekHyun tiene un punto de vista diferente y sus palabras son bastante acertivas, él tiene razón la mayoría de las veces y por eso es un punto clave al que puede acudir sin dudarlo, además, el otro omega siempre está pendiente de su felicidad y las decisiones que toma, por lo que no puede acudir a nadie más que a él. Hay la suficiente confianza y cariño como para hacerlo.
BaekHyun coge el celular a la segunda llamada y tercer timbrazo. Suena un poco agitado, pero igual de vivaracho que siempre. KyungSoo sonrió inevitablemente al escuchar su voz animada y dulce a través de la bocina del teléfono.
-¡Soo! Hola, ¿qué sucede? ¿A qué debo el honor de su llamada, señor comprometido-patea-culos-alfas-que-se-olvida-de-sus-amigos? -pregunta con buen humor, animado y soltando una que otra risita baja que tiene a KyungSoo arqueando una ceja con sospecha-
-¡Hey! No te he olvidado, te veo todos los días en el trabajo, BaekHyun.
-Oh, lo haces sólo a la hora de llegada, salida y recreo, no en ese orden, antes de salir pitando a tu casa para hacerle la cena a JongInnie. Tranquilo, no es un reclamo, sólo son celos.
KyungSoo suelta una sonrisa y luego niega, a pesar de que no puede ser visto por el menor, y se echa para atrás en la silla donde está sentado.
-Eres un amante realmente difícil de complacer... oye, ¿qué estás haciendo? Suenas agitado.
-Oh... hum... cosas, pero no te preocupes, nada sucio ni sexoso. Ahora sí, dime qué sucede, más tarde podemos hablar sobre ser o no un gran amante.
KyungSoo rió por sus palabras directas, o quizás porque sabía lo mucho que a BaekHyun le gustaban los chismes, y soltó un suspiro al tiempo que enfocaba su mirada en el techo alto de la sala de estar. Movió su bolígrafo entre sus dedos y cruzó las piernas a la altura de los tobillos. Una nueva oleada de calor lo golpeó y se obligó a cerrar los ojos cuando su nariz captó con más fuerza el aroma fresco y dulce de JongIn en su hogar. Las cosas comenzaban a ponerse intensas.
-Mi celo va a llegar en unas horas, Baek, y no sé qué hacer respecto a JongIn.
-... ¡¿Qué?! ¡¿Tu celo?! ¡Pero aún falta tiempo!
-Se ha adelantado, ya lo sabes, es normal para acelerar el proceso de apareamiento.
-Demonios... ¡Yah, aléjate un momento, estoy hablando, coño...! Uhg, lo siento, Soo, ahora sí estoy contigo. De acuerdo, esto es algo serio y lo sabes; si decides que las cosas sigan su curso entonces estarás apareándote con JongIn hoy mismo, él será completamente tu alfa y tú su omega, una pareja con todas las letras, ¿cierto? -KyungSoo asintió, a sabiendas que el chico no podría verlo de ninguna forma- Bueno, ¿eso no es lo que quieres?
-Oh, lo quiero, por supuesto, con todo mi ser, sin embargo, JongIn ha estado tan cansado y ocupado estos días que no quiero ser una carga para él. Se supone que esto es algo importante y especial que consumirá su tiempo por los próximos cinco días, ¿realmente tengo derecho de hace eso justo ahora, cuando está en medio de su entrenamiento del infierno con el maldito Kris? Realmente no quiero importunarlo, Baek.
El omega mas joven se tomó un segundo de silencio y luego soltó una risa ligera que lo hizo sonreír inevitablemente. El efecto BaekHyun, sin duda alguna.
-Demonios, eres tan complicado, KyungSoo, un verdadero tarado a pesar de tus años -KyungSoo se encontró riendo entonces, más relajado y calmado por sus palabras, por su tono resignado y divertido y por todo lo que compone a BaekHyun cuando está metido en su papel de chico regaños. Es capaz de visualizarlo poniendo los ojos en blanco, y eso sólo lo hace sentir mucho más cariño hacia el contrario-. Escucha, Soo, para JongIn tú eres su prioridad en este momento, sí, está comprometido con EXO, pero su atención está en ti, en su pareja, y él siempre va a querer lo mejor para ti, para ambos. ¿Crees que aparearse contigo sería una carga para él? ¡Claro que no! Ese hombre te ama, KyungSoo, realmente lo hace, lo he visto y tú eres consciente de ello sin que yo te lo diga, él está colgando por ti y si le dices que quieres seguir adelante con su emparejamiento, será muy feliz. Debes dejar de dudar de ti o de la posición que ocupas en la vida de JongIn, hombre. Tú eres su punto principal en este momento, él quiere estar a tu lado, así que si de verdad tienes intención de unirte ahora, de aprovechar este celo y formalizar de una buena vez por todas esto que han esperado durante tanto tiempo, entonces hazlo, pídeselo sin dudas, porque él va a aceptar sin dudarlo también, será muy feliz... tú jamás vas a ser una carga para JongIn, KyungSoo.
Oh, ¿por qué era tan difícil mantener sus lágrimas a raya ahora? ¿Era por la emoción, por la tranquilidad que le dejaba las palabras de BaekHyun, por la confirmación de algo que en el fondo ya sabía? Posiblemente se tratara de una mezcla de todos esos sentimientos y otros más que siempre estaban siendo relacionados con JongIn, o quizás era el anhelo de algo que estaba a su disposición y alcance, por lo que había esperado durante toda su vida y que había creído un imposible.
KyungSoo se siente sensible, superado por sus emociones y completamente feliz. Está bien con eso, siente su alma calmada y su dragón ansioso; de acuerdo, no tiene por qué pensar siempre en los puntos negativos de las cosas, tiene que aprender a ver los ángulos buenos de la vida, a ser optimista y tener más confianza en sí mismo. JongIn lo ama, lo sabe, por Dios, lo sabe con todo su corazón, él lo adora, lo venera, lo ve como lo más hermoso y preciado en su vida, así que ¿por qué duda? Es algo tonto, realmente estúpido. KyungSoo lo ama, dioses, lo ama con cada latido de su corazón, y lo que más quiere es ser completamente suyo, tener su marca, ser su omega al completo, así que, ¿por qué pensar tanto en ello cuando, seguramente, y como BaekHyun le había dicho, JongIn estaría feliz y dispuesto a ello?
No es justo postergar esto mucho más, no es justo para ninguno de los dos, así que KyungSoo se permite sonreír con un poco más de confianza, esa que tanto necesita a veces, y asiente con vigor para darse ánimos. Lo hará. Está seguro de ello.
-Tienes razón, joder, Baek, tienes toda la razón, yo... yo realmente necesitaba oír esas palabras. Yo...
_Lo sé, lo sé, podemos hablar luego sobre lo genial que soy como tu psicólogo o agradecerme en cinco días, ahora encárgate de llamar a tu Romeo y únanse de una vez por todas, ¿de acuerdo? No quiero saber nada de ti antes de ese tiempo... "¡Disfruta mucho de tu celo de apareamiento, KyungSoo! ¡Podemos llevarte una silla de ruedas a tu casa cuando el tiempo pase..."! ¡Silencio, tonto!
-¿Acaso ese es...?
-Oh... ¿Hola, hola? No hay buena señal csshhhhhhh... ¿Soo? ¡No te escucho! csssshhh, csssshhhh ¿Ho-? Beep, beep...
KyungSoo miró su teléfono con incredulidad y diversión desbordante y soltó una carcajada ligera, aún sin creer lo que acaba de pasar hace un instante. ¿Acaso BaekHyun había fingido todo eso de la mala comunicación a propósito, realmente él hizo eso? ¿Y ese que había hablado era ChanYeol? ¿Estaban juntos?
Bueno, al parecer la charla que tendrían luego sería bastante larga y entretenida.
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Esa misma noche, KyungSoo se encontraba en su habitación completamente sonrojado, sudoroso y jadeante. Tenía la frente perlada en sudor y su dragón gruñía, exigiendo la presencia de su alfa con insistencia. Admite que este celo en especial lo había golpeado con extrema dureza y que se le estaba dificultando la tarea de mantenerse tranquilo y en calma sin ayuda de algún supresor. El dolor comenzaba a ser abrumador y KyungSoo no podía evitar retorcerse en la cama, apretando las sábanas con el deseo inminente de transformarse y buscar a JongIn para que lo ayudara a montar su sufrimiento.
JongIn. Debía llamarlo.
Gimiendo y temblando de forma incontrolable, con una erección dolorosa y húmeda palpitando fuertemente entre sus piernas, KyungSoo buscó a tientas el celular, lo encendió y seleccionó el contacto de su alfa para luego llevar el aparato a su oreja y aguardar por su respuesta. Cerró los ojos, dejando escapar de su boca sonoros jadeos pesados, y cuando JongIn contestó, sonando contento, con su voz masculina y amable penetrando su sentido del oído hasta enloquecer a su omega, no puedo evitar llamarlo en medio de un gemido en exceso necesitado y suplicante.
-J-Jong, te necesito... Ah... Por favor, ven... Mi celo... Te quiero aquí.
No había colgado la llamada cuando la presencia de su alfa apareció en su habitación; una expresión seria y una mirada profunda invadían su hermoso rostro, su cabello se encontraba un poco húmedo, seguramente había acabado de ducharse, y KyungSoo se retorció en la cama con los sentidos nublados al inhalar una bocanada de aire repleto del aroma fresco y dulce de su pareja. Su cuerpo tembló sobre el colchón y su pene se sacudió antes de que delgados hilos perlados se dispararan dentro de su ropa interior, humedeciéndola de forma incómoda y caliente. No sintió alivio alguno por aquel orgasmo y segundos después su pene estaba nuevamente erecto, duro y palpitante.
Dolía como el jodido infierno.
-JongIn -lo llamó en voz baja, necesitado-.
El alfa inhaló profundamente con los ojos cerrados y luego se acercó a él, sentándose en el borde de la cama, y extendió una mano para acariciarle el cabello con dulzura, mirándolo fijamente a los ojos con sus oscuras pupilas dilatadas.
-¿Estás seguro de querer unirnos ahora, pequeño? Puedo ayudarte a montar el celo y esperar para cuando te sientas más seguro sobre nuestro emparejamiento -y aunque su voz fue más grave de lo usual, rayando en lo sensual y erótico, KyungSoo pudo distinguir la amabilidad y sinceridad en él, que JongIn estaba dispuesto a refrenar sus instintos por él y eso sólo hizo que su corazón se hinchara de amor-.
JongIn lo quería tanto, lo respetaba tanto, que hacía que todas las dudas se despejaran y en él sólo quedara el deseo ferviente de ser suyo. No estaba en el punto de la locura como para dejarse llevar por su omega y que este interfiera en sus decisiones, y JongIn sabía eso, por lo que, con toda honestidad y deseo, KyungSoo asintió sin dejar de verlo a los ojos.
-Sí, estoy seguro. Q-quiero esto, quiero unirme a ti. Y-yo... lo he deseado tanto. Por favor...
JongIn insistió con sus miradas un poco más, buscando un atisbo de dudas que no encontraría en él, y al darse cuenta de esto, sonrió y asintió, luciendo brillante y feliz ante la idea de ser uno por fin.
-De acuerdo, vayamos a ello. Sujétate, voy a transportarnos fuera para que podamos transformarnos.
Y entonces sonrió, a pesar de sus calores, del temblor en su cuerpo y la necesidad de ser poseído, y tomó la mano extendida del menor. La conocida aura de humo de colores los rodeó por un segundo antes de plantarse de pie en el otro extremo de las montañas de Lóngshān. El frío sirvió como un bálsamo de ligero alivio para su calor; compartió una mirada con JongIn y luego de asentir, ambos se alejaron para cambiar más cómodamente.
Su dragón rugió mientras se abría paso en su interior, haciendo a un lado a su humano para dominar su ser. Los huesos crujieron y se agrandaron, el cuerpo se extendió por gran parte de la zona despejada y sus alas nacieron, fuertes y sanas, desde sus omóplatos. Un chillido salió de su boca al terminar la transformación, con las patas hundidas en la tierra y una sacudida a su cuerpo pequeño para destensarse, luego giró su cabeza y sus ojos quedaron prendados del fiero y enorme dragón negro azulado. JongIn lo miraba, fija e intensamente, con adoración, admiración y cariño latente. Sólo estaba ahí, aguardando un momento para poder empaparse con su imagen, con la figura menuda de su bestia, pero KyungSoo se sentía eufórico con esa simple acción.
La tierra tembló cuando JongIn se acercó y su omega se estremeció ante la poca distancia entre ambos. El dragón que lo dominaba chilló ruidosamente ante el golpe de placer que represenraba su aroma y JongIn gruñó por lo bajo, agachando su cuello para poder acariciar su rostro con el de KyungSoo de forma suave y cariñosa, afectiva, tan dulce y amoroso que KyungSoo fue capaz de olvidar por un segundo su calor abrasador. Cerró los ojos y gruñó bajito cuando los dientes afilados de su alfa mordisquearon su cuello con suavidad, un movimiento posesivo, de pertenencia latente, y luego de un toque delicado sobre sus narices, ambos se sacudieron y pasaron a abrirse paso en el enorme firmamento plagado de estrellas y siendo acompañados por la luna brillante en su forma menguante.
JongIn lo guió a través de chillidos, jugueteos previos y gruñidos hacia la parte más alta de Lóngshān, donde la nieve salpicaba los picos y todo parecía verse aún más hermoso e impresionante debido a la altura. Aterrizaron en una super construcción similar a una cueva privada, perteneciente a JongIn, en la que fácilmente podían caber ambos sin ningún problema. Encogieron las alas y caminaron en su forma bestial hacia el interior, metros y metros más adentro, en un pasaje oscuro y frío que no les impedía continuar ni los incomodaba. KyungSoo se apoyó en el costado de JongIn y este mordió juguetonamente uno de sus cuernos, queriendo destensarlo un poco pues sabía lo que ocurriría a continuación. La verdadera aceptación. El paso más importante antes de aparearse y convertirse en una pareja formalmente.
El dragón de KyungSoo debía aceptar el tesoro de JongIn; debía fascinarle, darle un buen ojo y creerlo suficiente para recompensar la pérdida de su pureza y la entrega total de su alma, cuerpo y corazón; si la respuesta de su dragón era negativa, el apareamiento se aplazaría hasta el próximo celo o hasta encontrarse satisfecho con las piezas presentadas, pero si era positivo, entonces podrían unirse en ese instante sin ningún problema.
KyungSoo cerró los ojos por un segundo cuando JongIn se deslizó fuera de él, alejándose un poco para darle espacio y que pudiera merodear por el lugar hecho especialmente para él; su bestia inhaló largamente, recogiendo un poco de aroma ligero a humedad y luego subió los párpados, dando de lleno con el reflejo cegador de incontables diamantes de diversos tamaños, monedas de oro puro, perlas, pergaminos antiguos, cuadros, joyas, esmeraldas y rubíes; libros de alto costo apilados unos sobre otros, objetos impagables colocados perfectamente en el sitio indicado para verse llamativo y atractivo a la visión, alfombras gruesas y de gran valor siendo extendidas en los suelos de la cueva, alhajas únicas y bien pulidas siendo expuestas con orgullo. Era fascinante, majestuoso, indudablemente mucho más de lo que él podría haber deseado alguna vez.
Su dragón rodeó el enorme tesoro que había recolectado JongIn en esos años, viéndolo con fijeza mientras era observado atentamente por su alfa, muy quieto y silencioso; estaba sorprendido, maravillado y halagado. KyungSoo ni siquiera tenía expectativas para este momento, su dragón no era realmente demasiado exigente al tratarse de JongIn, así que todo eso, todo lo que ahí había... no necesitaba verlo todo o pensar demasiado en ello porque había aceptado su ofrenda desde el instante que abrió sus ojos.
Sintiendo el corazón retumbando con fuerza en su interior y el deseo, amor y emoción floreciendo por todas partes, saliendo en oleadas de su cuerpo, se acercó a JongIn y acarició su cuello con su cabeza, como si fuera un cambiaformas lobo, rayos, pero estaba bien, se sentía bien y quería darle un poco de afecto en su forma más grande y fuerte. Porque se sentía querido, aceptado y muy especial al saber todo el esfuerzo que había puesto su hombre para encantarlo, para recibir su permiso, para dejarlo satisfecho reuniendo pieza por pieza y conformando arduamente su tesoro compartido. Él sólo era mucho más de lo que podría esperar en una persona.
JongIn lo recibió de buena gana, gruñendo por lo bajo y envolviendo su cuerpo con sus alas y su larga cola como si se tratase de un abrazo, y KyungSoo sólo se acurrucó en su cuello, mordiendo ligeramente sobre las escamas y soltando uno que otro pequeño chillido afirmativo y permisivo. Su omega había aceptado el obsequio, por lo tanto, podrían darle pie al paso final del emparejamiento. El menor lo condujo entonces a la parte trasera de la cueva, donde había una rampa que no tardaron en descender. El sonido del agua se oía perfectamente en sus oídos desarrollados, y un aroma floral penetró dulcemente su nariz, combinando perfectamente con la frescura e intensidad de la esencia natural de JongIn. Finalmente, una vez hubieron llegado al nido que JongIn había preparado con anterioridad, KyungSoo se permitió volver a sorprenderse y chillar con emoción.
Ahí había una caída de agua constante e ininterrumpida y una gran cama hecha de flores de variados colores, que mayormente se encontraban en el campo, muchos metros alejados de Lóngshān. Había cojines, almohadas, mantas y comida, una alfombra mullida y gruesa sobre el suelo que cumplía la finalidad de no lastimar su cuerpo cuando se recostara sobre ella. La iluminación era tenue, provista por lámparas colocadas en la parte superior del lugar, íntima, agradable y, además, un poco alejado, había un baño funcional para su disposición. Era un lugar tambaleante entre lo moderno y antiguo, la mezcla perfecta para llevar el ritual tradicional en la actualidad, con comodidades y hermosura.
JongIn giró la cabeza para mirarlo fijamente por un par de segundos y luego se transformó, lenta y exitosamente. Le acarició la pierna con una sonrisa y KyungSoo gruñó y lo siguió no mucho después. En su estatura y cuerpo humano, lo abrazó con fuerza y gimió en su oído al sentir su calor, su aroma y su cuerpo tan junto al suyo; besó su cuello delicadamente, a pesar de la desesperación burbujeando en su interior, y luego susurró sobre su oído, bajo, en un tono de voz más grave de lo esperado:
-Es hermoso... gracias por esto, JongIn.
-No lo agradezcas; te mereces todo lo mejor, KyungSoo -se alejó un poco para mirarlo nuevamente a la cara y le acarició una ardiente mejilla colorada con dulzura-. ¿Estás listo?
KyungSoo asintió, con su calor tenuemente menguado, y ambos se encaminaron hacia la cama dulcemente decorada. Una vez ahí, uno frente al otro, con una sonrisa en los labios y los rostros sudorosos, procedieron a desvestirse mutuamente. JongIn fue amable y atento en cada segundo mientras arrastraba su camiseta fuera de su pecho agitado; su mirada acalorada lo abrazó y agitó cuando la piel de su torso quedó al descubierto, con sus pezones hinchados y erectos listos para ser devorados. KyungSoo suspiró y desnudó igualmente la mitad superior de su cuerpo grande y estilizado. Dejó caer la camisa a su lado y se sonrojó con fuerza al ver el conjunto de abdominales bien definidos, los anchos y duros pectorales y los brazos musculosos, todo cubierto por una atractiva capa de piel morena que le daba ese toque sensual y característico a JongIn.
Había un conjunto de cicatrices en sus hombros y costados, marcas de batallas antiguas que él admiraría y apreciaría eternamente, pues eran la prueba fehaciente del valor y la fortaleza de su compañero. También había un tatuaje en su hombro derecho, un triángulo con un círculo dentro. Su marca como miembro de EXO en un tatuaje negro, majestuoso. JongIn era verdaderamente hermoso.
Colocó sus manos sobre sus anchos y duros pectorales y JongIn soltó un bajo gruñido aprobatorio, disfrutando de su toque simple antes de tomarlo por los omóplatos con sus grandes manos y acercarlo a su cuerpo. Inclinó su cabeza y succionó uno de sus pezones con fuerza, como si se tratase de un niño necesitando ser amamantado. KyungSoo gimió y se arqueó contra él, ofreciéndole su pecho, y JongIn mordisqueó el montículo duro entre sus labios antes de dejar un beso en su clavícula marcada y en su cuello.
-Eres hermoso, Soo -susurró contra su oído un segundo antes de pescar el lóbulo de su oreja y encerrarla entre sus labios para luego lamerlo lentamente-.
KyungSoo cerró los ojos y se estremeció entre sus brazos, dejó escapar un pequeño gemido tembloroso y JongIn ladeó el rostro para besarle una mejilla sonrojada.
-Deja que tu instinto te domine, que tu omega tome el control. De esa manera será más fácil para ambos, cariño... no te reprimas.
Asintió torpemente y dejó que su omega se apoderara de él y se hiciera cargo de todo. Sus ojos cambiaron de tonalidad y las pequeñas y delicadas escamas aparecieron en su rostro, un conjunto compartido con el cambio de JongIn, uno hermoso, majestuoso y salvaje. Se apreciaron durante pocos segundos, en una bruma y aura nueva, íntima y especial, antes de que sus labios colisionaran en un beso arrollador, húmedo, demandante, con sus lenguas penetrando las cavidades ajenas y el aliento siendo compartido.
KyungSoo se aferró al cuello de JongIn como si su vida dependiese de ello, se apegó a su pecho lo más físicamente posible, retorció las hebras suaves y lisas del alto entre sus dedos y lamió la lengua que lo invadía y saqueaba todo en su tibia cavidad. JongIn mordió su labio inferior sin demasiada fuerza y sus manos se pasearon con soltura por sus costados, bajando de sus omóplatos a su cintura, caderas e introduciéndose firmemente bajo la tela de su pantalón y el bóxer para palpar sus glúteos, apretarlos y amasarlos con devoción, con deleite y fascinación.
-JongIn... atiéndeme. Necesito sentirte más, por favor -susurró, sus instintos dominando su ser más primitivo y su humano avergonzado, haciéndose cargo de todo, sin vergüenza, sin lamentos ni reparos-.
JongIn gruñó en su oído y se deshizo de sus prendas al rasgarlas con sus uñas filosas, luego se desprendió de su propio pantalón de chándal y su ropa interior y lo abrazó plenamente, juntando sus cuerpos, apretando sus penes erectos y húmedos uno contra el otro y permitiendo que apoyara su mejilla contra su duro pecho escamado con ligereza. KyungSoo gimió y se retorció entre sus brazos fuertes, el labio inferior siendo presa de sus dientes, y abrazó a su alfa por la cintura, enterró sus uñas ocultas en la piel aceitunada de sus firmes nalgas y se frotó desesperadamente contra el grueso pene de su pareja, tratando de conseguir algún tipo de liberación del calor que lo había vuelto a golpear luego de su aceptación anterior.
JongIn lo sostuvo con firmeza con un brazo para que no cayera en medio de sus embestidas llenas de humedad y palpitante excitación y desenfreno, y no dudó al deslizar su mano libre en la curva de su culo, adentrar el índice en la línea de separación entre sus nalgas y acariciar desde el inicio de su trasero, pasando por encima de su entrada apretada, hasta llegar a su saco pesado y lleno. KyungSoo chilló, en un estado más animal que humano, y JongIn mordió un trozo de piel de su cuello sin hundir sus dientes filosos en la carne sensible y sonrojada; le acarició los testículos, volvió a subir a su entrada y tanteó la zona con movimientos circulares, sensual, provocativo.
KyungSoo buscó su boca y se dejó fundir en un feroz beso avasallador lleno de chasquidos y lenguas fuera de sus bocas, encontrándose e impactando una contra la otra, compartiendo saliva, jadeos y gemidos. Sus labios hormigueaban y su pene palpitaba dolorosamente, la punta hinchada embarrada con su preseminal y el de JongIn estaba de un impactante color rojo, las venas sobresalían de su carne erecta, imponentes y orgullosas. Soltó un lloriqueo cuando JongIn lo empujó contra sí, los huesos de sus caderas colisionado en conjunto con sus miembros y el roce volviéndose más fuerte, salvaje y desenfrenado.
Se sentía bien, muy bien ser dominado por JongIn, sentir su piel ardiente y sudada contra la suya, ver sus músculos ensanchándose por el placer y sentir su aroma ampliado en su nariz sensible. Era bueno, íntimo y único de la forma más erótica y sensual posible. Algo completamente nuevo, aunque magnifico, que lo dominaba y lo hacía desear más, mucho más, que ese momento nunca acabase y poder estar así por toda la eternidad.
Lamió con deleite la piel del cuello del menor, paseando suavemente su lengua por la zona suave, musculosa y gruesa, y repartió una lluvia de besos en su afilada mandíbula, mordisqueó su barbilla y tembló sobre su torso. Era un desastre jadeante, sudoroso y sonrojado, pero estaba bien, era lo que quería, era natural y correcto.
JongIn lo recostó sobre la alfombra mullida y la cama de flores con cuidado, a pesar de su mirada apasionada, salvaje, en su estado más natural; KyungSoo se aferró a su cintura con sus piernas inmediatamente después, envolviéndolo apretadamente en un agarre poderoso que le impedía alejarse de su cuerpo, y lo atrajo hacia sí para besarlo de nuevo, con fiereza y demanda, anhelando un poco más de contacto, de unión en todos los aspectos posibles.
JongIn chupó su lengua, provocándole un gruñido lleno de satisfacción, y su cuerpo vibró fuertemente cuando el alfa comenzó a moverse contra su pene, con sus cuerpos apretados, sus intimidades muy juntas, sin un mínimo espacio separándolos. KyungSoo tiró de su cabello, le rasguñó la espalda y pasó a dejar algunas lamidas y besos en el cuello del menor, en sus clavículas y sus hombros anchos. Con una mano alrededor de su cintura y la otra bajo el cuello de KyungSoo, JongIn asumió el dominio total sobre su cuerpo, sometiendo a su bestia con una única mirada cargada de advertencia; el mayor tembló, captando la orden silenciosa, y dejó que JongIn actuara, que su bestia se hiciera cargo de él.
Su cabello fue tirado y su cuello quedó al completo alcance y exposición para el alfa poderoso sobre él. KyungSoo cerró los ojos y gimió cuando la boca felpuda y caliente se paseó por su mandíbula y bajó a su cuello, a su nuez y sus hombros. Apretó sus piernas con más fuerza al sentir una lamida larga y erótica sobre su yugular, bajando hasta su hombro y luego trasladándose a sus pezones erectos. JongIn no tardó en llevarse uno a la boca brevemente para luego pasar a dejar mordidas suaves sobre su piel, marcándolo y chupándolo posesivamente sin dejar de moverse sobre su pene dolorosamente sensible.
-Mi alfa... por favor -rogó, necesitado y sintiendo cómo su excitación se reunía en un único punto, a segundos de colapsar-.
Se abrazó con fuerza a él y JongIn le permitió esconderse en su cuello cuando fuertes espasmos lo atacaron y redujeron a una masa temblorosa y sucia con hilos blancos perlados impregnados en su cuerpo. JongIn gruñó en su oído y luego mordió con ligereza su lóbulo, acariciando su cabello con cariño.
-Bien hecho -liberando la mano que rodeaba su cintura, tomó entre sus dedos los fluidos que exponían su placer y excitación y, bajo su mirada atenta, caliente y agitada, los llevó a sus labios para lamerlos, saborearlos y disfrutar de ellos como si de crema dulce se tratara. La respiración de KyungSoo se atoró y su corazón dio un vuelco ante la sensual imagen-. Sabes tan bien. Me pregunto si atrás también te encontrarás así de dulce -KyungSoo dio un respingo y soltó un gemido grave cuando los dígitos ensalivados y gruesos del alfa se movieron a su entrada, encontrando la muestra de su lubricante natural con facilidad. Una sonrisa ladina se pintó en los labios rojos e hinchados y las pupilas oscuras del menor resplandecieron con complacencia-. Estás tan mojado. No te preocupes, mi amado omega, tu alfa va a hacerse cargo de ti. Yo también estoy listo.
Entonces KyungSoo bajó su vista a su pene como reacción natural y jadeó con necesidad al ver el engrosamiento del miembro de su alfa, cómo este estaba rojo, hinchado y cargado con pequeñísimas crestas en su envergadura. Su entrada se apretó y su cuerpo se arqueó instintivamente contra el suyo. JongIn rió y le besó la frente, deshizo el agarre de sus piernas alrededor de su cintura y las tomó con firmeza para juntarlas y acercarlas a su pecho.
-Sosténlas aquí -le ordenó y KyungSoo obedeció, sosteniendo sus piernas contra su torso sin dejarlas caer-.
JongIn se perdió entonces detrás de sus muslos y KyungSoo cerró los ojos con la respiración agitada y el corazón latiendo con rapidez en su pecho. Jadeó con fuerza y apretó sus piernas cuando sintió la lengua de JongIn lamiendo su entrada con determinación y a consciencia. Mordió su labio inferior duramente, maltratando la carne delicada, y lloriqueó al sentir cómo el músculo húmedo de su alfa se hundía en su interior, embistiendo a un ritmo electrizante, desarmándolo y provocando sin mucho trabajo una nueva erección. Pronto sus dedos se sumaron a la tarea de expandirlo superficialmente, porque estaba tan lubricado que podría tomar a JongIn sin demasiados problemas, luego, cuando estuvo satisfecho, el menor se incorporó y abrió nuevamente sus piernas con una sonrisa victoriosa y los labios reluciendo a causa de sus fluidos sobre ellos.
-Definitivamente eres alguien dulce, mi amor.
Dio un saltito cuando una caricia fue obsequiada a su nalga izquierda y suspiró cuando JongIn se dejó caer nuevamente sobre su cuerpo, permitiéndoles disfrutar de su peso, de su calidez y de sus duros músculos rodeándolo. Sus manos fueron sostenidas por las grandes y callosas del menor y su cuello fue el apoyo de la frente de su alfa. Un beso fue depositado en su mejilla y KyungSoo sonrió, sintiéndose cálido y querido.
-¿Listo?
KyungSoo giró el rostro y le dio un beso delicado en los labios.
-Listo.
JongIn afianzó su agarre y lentamente se fue introduciendo en su interior. KyungSoo apretó los ojos y jadeó con fuerza cuando sus paredes comenzaron a expandirse y ajustarse alrededor del miembro de JongIn, el instinto haciendo poco o nada ante el ardor sufrido a causa de su primera penetración.
Su cuerpo entero vibró al sentir cada mínima cresta en el pene de JongIn acariciando sus paredes húmedas y aterciopeladas, cómo este se apropiada de su interior sin detenerse, por fin uniéndose plenamente en una mezcla de dolor y placer y, demonios, a pesar de arder un poco y la sensación intrusiva y un poco incómoda, se sentía bien, por fin lleno, con la última pieza de un rompecabezas que lo componía encajando perfectamente en su lugar.
Una vez asentado en su interior, ambos se quedaron muy quietos por algunos segundos, donde sus respiraciones sonoras y los jadeos graves protagonizaron la orquesta en sus oídos. Cuando lo creyó conveniente, KyungSoo movió las caderas con mucha más determinación, su dragón superando una vez más al humano para llenarlo de confianza y fortaleza e invitarlo a continuar con el acto de apareamiento. JongIn gruñó sobre sus labios entreabiertos y no tardó en besarlo con vigoroso entusiasmo y frenesí antes de corresponder el movimiento y embestirlo exitosa y placenteramente.
Las crestas acariciando su interior le provocaron un gemido sonoro y un jadeo profundo. Su espalda se arqueó y sus paredes se apretaron alrededor de la verga gruesa y larga de su alfa, atrapándolo en su interior, asfixiándolo y causando un grave y sensual gemido que le erizó la piel e hizo sentir orgulloso a su bestia. Sus manos fueron liberadas y KyungSoo las llevó de inmediato a la espalda musculosa del menor para acariciar cada línea que la componía, rasguñar la suave y adictiva piel morena y enredar su cabello liso y largo entre sus dedos delgados. JongIn ancló una mano a su cintura, atrayéndolo hacia él en cada nueva arremetida, buscando más placer y profundidad, y la otra se aferró a su glúteo, apretándolo y luego acariciándolo reiteradas veces.
-¡Ahg! -exclamó cuando una nalgada sonora cayó sobre su nalga y JongIn se movió sobre su rostro, buscando un beso que KyungSoo no le negó-
Gimió contra su boca cuando la lengua afilada del menor se hundió profundamente en su cavidad, haciéndole el amor, apropiándose de él de todas las formas posibles, y sus dedos se curvaron cuando el aceleramiento de caderas llegó y con él apareció una exquisita y enloquecedora fricción entre las crestas viriles de JongIn y su entrada virginal e inexperta. Su cuerpo cobró mucha más vida, moviéndose a un ritmo adecuado, sus caderas ondeando contra las de JongIn en una alineación perfecta; KyungSoo cerró los ojos, boca abierta en busca de oxígeno, y hundió las uñas en la carne de la espalda dura de JongIn.
El aroma, el calor, la excitación, la humedad, los ruidos obscenos, la suavidad bajo su espalda y el agarre determinado del menor lo convertía todo en una bomba de placer a punto de estallar y enviarlo al mismísimo éxtasis. Era delicioso, exquisito, pero, por sobre todas las cosas, era especial y único porque se trataba de JongIn, su único amor y pareja destinada.
La palma en su glúteo se movió hacia su pene erecto y mojado y KyungSoo lloriqueó ante el exceso de estímulo, porque el aliento de JongIn sobre su piel, sus jadeos, su olor y sus embates constantes y adictivos lo mantenían al límite; un par de lagrimitas se escaparon de las esquinas de sus ojos cerrados y JongIn atrapó su miembro con amabilidad, lo encerró en su puño y comenzó a moverlo diligentemente, de arriba hacia abajo sobre su erección dura, caliente y palpitante. Le besó la barbilla con cariño, también los labios y la frente antes de reposar la suya sobre la de él, húmedas por el sudor y con los mechones del flequillo adhiriéndose a la zona inevitablemente. Se estremeció contra sus brazos y lo abrazó con más fuerza, sintiendo un relamazo de excitación pura corriendo por su espalda, sus extremidades y asentándose en sus testículos llenos y listos para ser descargados.
-Vamos, bebé, córrete para mí -su voz grave y agitada fue el detonante final para la llegada de un nuevo orgasmo, mucho más satisfactorio y duradero que los anteriores-.
KyungSoo no pudo evitar gritar con el rostro sonrojado, las escamas retirándose de su cara para dejar a la vista su estado más puro y débil lleno de un color fuerte y febril, y los labios temblorosos mientras montaba su clímax exitoso y arrollador. JongIn gruñó, apuró las embestidas y no mucho después, KyungSoo pudo sentir como su pene se ensanchaba un poco más y se alargaba en su interior, las crestas crecieron alrededor de sus paredes apretadas para impedir la salida del miembro y, tras engancharse efectivamente, chorro tras chorro caliente de esperma invadió su interior para asegurar una exitosa fecundación.
Su cuerpo se estremeció por completo al sentirse tan lleno, las lágrimas bajaron por su rostro, incapaz de controlar tantas sensaciones repentinas y desconocidas golpeándolo de un instante a otro, y hundió el rostro en el pecho sudado de JongIn, buscando consuelo y obteniéndolo inmediatamente después.
-¿Es demasiado? Lo siento mucho, pequeño, prometo que pronto pasará. Esto es porque estás muy sensible por tu orgasmo, pero en un momento todo se sentirá mejor, lo prometo -consiguió decirle con su voz aún grave por toda la anterior actividad y KyungSoo asintió y gimió audiblemente cuando JongIn los giró y los colocó frente a frente sobre la alfombra arruinada y las flores que los rodeaban-.
Una de las manos del menor le llevó calma al acariciarle los omóplatos con suavidad. Su boca repartió besos ligeros y cándidos por su cuello y mejillas, sus dedos trazaron las constelaciones que formaban los lunares sobre su piel húmeda y sonrojada y el suave arrullo saliendo de su garganta le acarició el oído y lo hizo sentir en casa, seguro, protegido. Pronto la promesa de JongIn se cumplió y el enlace se hizo un poco más llevadero y natural.
Subió la mirada para encontrarse con la observación fija del menor y ambos sonrieron con agotamiento al conectar sus miradas. Compartieron un beso suave y dulce, calmado y lleno de cariño, de esos que tanto disfrutaban en la soledad e intimidad de su hogar, antes de que KyungSoo se separara a duras penas para susurrar contra su boca hinchada y húmeda.
-Aún falta un último paso.
JongIn sonrió más ampliamente como respuesta.
-Tienes razón.
Se acomodó de mejor forma, rompiendo el abrazo que mantenía sobre él por un momento para mayor comodidad, y luego de carraspear por lo bajo e infundarse en la más absoluta seriedad, dijo con voz solemne y firme, en el antiguo idioma de los dragones tradicionales:
-Yo, alfa Kim JongIn, guerrero de EXO y perteneciente al Clan Diamond, hijo del primer dragón alfa, Zerūk, te ofrezco mi sangre a ti, Do KyungSoo, para sellar por completo mi unión y compromiso con tu alma, con tu vida, con tu corazón y pensamientos. A través de esta unión pometo amarte, respetarte y cuidarte eternamente, hacer tus días felices y jamás dejarte solo y en penurias, porque seré tu compañía eterna y la antorcha que ilumine nuestros caminos hacia la eternidad.
Entonces alzó la diestra y con el índice de la mano contraria exponiendo una garra larga y afilada, la llevó a la piel de su muñeca e hizo un corte limpio para que la sangre escarlata fluyera sin problemas sobre su piel. JongIn lo miró con atención por un segundo y KyungSoo sonrió con los ojos cristalizados, tomó su brazo suavemente y guió la muñeca herida a su boca para darle una lamida con los ojos cerrados. La sangre de su alfa golpeó sus papilas gustativas con una exquisitez desbordante y no pudo evitar gemir muy bajito mientras lamía hasta que la herida cerró por completo. Luego de ello lo liberó y procedió a imitarlo con una lágrima traicionera rodando por su mejilla sonrojada y su corazón latiendo a toda prisa, feliz y animado.
-Yo, omega Do KyungSoo, miembro del Clan Diamond, hijo del primer dragón omega, Kartos, te he aceptado a ti, alfa Kim JongIn, en cuerpo, alma y espíritu; abrazo tus palabras con calidez y armonía y retribuyo este sentimiento de la misma manera. Mi sangre enlazará nuestros caminos de por vida, mantendrá viva la antorcha que nos iluminará eternamente y atará nuestras almas, fusionándolas y volviéndolas una. A partir de hoy soy tuyo y tú serás mío, ante nuestros ancestros y nuestro pueblo nos habremos unido completamente. Somos una sola alma, somos una sola vida, hoy, mañana y siempre.
Procedió entonces a hacer su propio corte bajo la mirada entusiasta y emocionada del menor, y rió un poco cuando JongIn no tardó ni un segundo en llevar su herida abierta a sus labios para culminar de esta manera el proceso de apareamiento.
Y fue en ese justo momento cuando KyungSoo se sintió pleno, cálido, con todas las piezas del rompecabezas encajando en su lugar, con su alma sintiéndose completa al fusionarse con el trozo que le faltaba y pertenecía a JongIn. Fue ahí, riendo como tontos enamorados, felices, llenos, que supieron que todo estaría bien, que ellos estarían bien y que serían uno solo para siempre.
Había esperado cuarenta años para esto, pero ahora que lo tenía, estando ahí entre los brazos de JongIn, desnudos, unidos física y espiritualmente de la forma más perfecta, KyungSoo supo que cada segundo de espera había valido completamente la pena.
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