Una vez terminó de ver las pinturas colgadas en las paredes, se sentó en el sillón individual, frente al muñeco. De verdad admiraba al talento de su hyung, pero le incomodaba que lo rodeara el rostro proveniente de la imaginación.

Siente que es observado, pero sería ridículo decir que aquél muñeco lo hacía y seguramente solo era su imaginación con una mala jugada, debía concentrarse e intentar deshacerse de el objeto causante del delirio de YoonGi.

Fijando sus felinos ojos en él, habla con veneno—... YoonGi no merece estar atado a un pedazo de plástico como tú, ¿Tan satisfecho está de ti como para hacer una figura?, admito que eres bastante atractivo, casi real, pero no es suficiente, oh dios, me veo ridículo hablando con una figura— Sin esperar, comenzó a reír por lo absurdo de la situación.

— YoonGi me ama —

Calla al escuchar una suave voz, claramente suave, como un susurro en su oído, pasando como una brisa breve —Uhg, incluso estoy alucinando, debería empezar a romperte antes de que lleguen—

—YoonGi no te ama— Un pequeño parpadeo, junto a unos cuadernos cayendo y otros materiales, hicieron que se sobresaltara del sillón. Qué. Mierda. Pasa.

—Aléjense de mí YoonGi— La puerta principal fue abierta, dejando ver a NamJoon sonriendo y al pálido detrás de él con pena.

—Olvidó su billetera y... ¿YeonJun estás bien?— El mencionado corrió hacía él, abrazándolo de inmediato debido a que sentía sus piernas flaquear.

—Vá-vámonos de aquí, p-por favor... —

—Pero.. Junie—

—Mierda... ¡Vámonos!—Jalando al contrario hacia la puerta, se topó al pálido viéndole con curiosidad. Quizá fue una mala decisión voltear para ver a esa cosa sonreír en grande mientras movía su mano. No pasó demasiado cuándo había salido corriendo con un moreno detrás de él exigiendo respuestas. ¿Cómo explicarle el miedo que creció en su pecho y el fallo en su respiración? No le creería.

YoonGi hizo una mueca—JiMin ¿Le hiciste algo, verdad?— Suspira cerrando la puerta detrás de él —Bien, ahora me tienes de nuevo sólo para ti, bebé—