Con ese recuerdo en mente, le bastó buscar como hacer de una tinta invisible visible para hallar la forma de leer su diario.

Entre los bolsillos de su chaqueta revisó hasta dar con el encendedor que utilizaba para prender sus cigarrillos.

Tomó el cuaderno abriendo una página al azar y, con cuidado de no quemarlo, pasó cerca la llama. Casi al instante, las palabras se hicieron visibles y entonces pudo comenzar a leer.

12 de octubre 2016.

Hoy papá volvió a casa borracho. De nuevo.

Volvió a gritar que me odiaba y que deseaba que hubiese muerto junto a mamá. Cada vez tengo más sospechas de que el la mató e intentó matarme con ella.

Cuando está sobrio también me golpea, pero me dice que deseaba que yo hubiese muerto en su lugar.

Dicen que los borrachos siempre dicen la verdad.

Abrió los ojos de golpe ante tal confesión. Aunque no debería de haberle sorprendido tanto, porque Jungkook en alguna ocasión mencionó algo sobre ello.

Pero algo le supo mal en ese momento, así que decidió seguir leyendo.

Retrocedió algunas páginas y repitió el proceso con su encendedor.

1 de septiembre de 2016.

Hoy fue mi cumpleaños. La pasé bien en la escuela, pero cuando llegué a casa papá me golpeó. Dolió mucho.

Dolió más lo que hizo después.

Creí que ya no lo haría más. No lo había hecho desde que cumplí 10.

Pero ahora mi interior arde y sigo sangrando sin parar, por los golpes y por las cosas horribles que me hizo.

Tengo miedo.

Un sollozo escapó de sus labios.

Ese maldito viejo.

Rebuscó páginas más adelante, hasta llegar casi al final del cuaderno.

25 de julio 2021.

Papá me vendió. Dijo que necesitaba dinero y trajo algunos amigos a casa.

Luego de que esos tipos quedaran satisfechos, él hizo lo suyo y luego me golpeó mucho.

Quiero a Yoongi.

Pero no puedo decirle. Él querrá ayudarme y no puedo permitir que le hagan daño.

Quiero morir.

Mordió su labio, intentando detener los sollozos que estaban prontos a escapar. En cambio, saltó hasta la última página del cuaderno.

14 de marzo de 2022.

Quiero morir.
Quiero morir.
Quiero morir.

Lo siento, Yoongi.
Lo siento, mamá.

Perdón.

Voy a morir.

Y ahí terminó.
Ese fue un día antes de que Jungkook se suicidara.

—fue suicidio, después de todo —murmuró para sí mismo, devastado. Observó a través de la ventana la puesta de sol y luego el libro en su regazo una vez más—. Lo siento, perdóname Jungkook.

Un jadeó se escapó de sus labios, viendo con otros ojos su alrededor.

Un cuarto vacío, sin personalidad, sin nada a lo que sentir apego más allá de las cosas que tenía en manos.

Se maldijo, porque su novio lo había necesitado tanto y él había sido un idiota que creía que era feliz dentro y fuera de su hogar. Su amado, su precioso ser de luz había sido víctima de un monstruo.

—Perdón —sollozó una vez más. Su llanto se prolongó por algunas horas, hasta que la luna estaba bien acomodada en el cielo y los ruidos de la calle habían cesado por completo.

Y, en la soledad de aquel cuarto vacío, en aquella casa maldita, decidió que lo mejor era cobrar venganza.

Solo tenía 20 años y no era un muchacho violento, así que creyó que lo mejor sería hacerlo de forma justa.

Tomó todos los objetos que Jungkook tanto amaba y salió tranquilamente de aquella casa.

Caminó por varios minutos, quizás horas, hasta llegar al parque memorial donde estaba ya bajo metros de tierra el cuerpo de Jungkook.

En total silencio, de forma sigilosa, saltó la valla que rodeaba el lugar por completo y caminó hacia la tumba de su novio.

—Estoy aquí —fue su saludo, mientras se detenía a leer la lápida con una sonrisa de amargura surcando sus labios—. Te tengo algo especial —colocó entonces el peluche roto en el suelo—, disfrútalo mucho. Pronto nos veremos de nuevo. Prometo que lo haré pagar, Jungkookie.

Se quedó ahí, sentado a su lado, hasta que el cielo comenzó a teñirse de tonos naranjos, anunciando el inicio de un nuevo día.

Era momento de hacer lo correcto.