Capítulo 3
"Ella tiene algo que me atrapa
Se me hace muy fácil extrañarla
Yo que no creo en el amor
En su juego redondito caí y me enamore."
Punto de vista de Triana.
Estaba en clase de Teoría y estructura de la publicidad, pero la realidad es que por primera vez en tres años de carrera no estaba enfocada en la clase sino en una persona rubia de ojos azules, habíamos estado quedando durante toda la semana santa e incluso me había invitado a ir de viaje con él en la semana de parón por la final de copa. He de admitir que nuestra conexión es alucinante y que hace que me olvide un poco del caos que es mi vida, también he de admitir que no logro sacármelo de la cabeza en la mayoría del tiempo y puede ser que esté un poco pillada, pero necesito reprimir mis posibles sentimientos hacia cierto catalán jugador del Sevilla.
Isaac no entendía nada de lo que pasaba entre nosotros y cómo de casi llegar a matarnos por casi estrellarnos con los coches a irnos de viaje juntos.
La pantalla de mi teléfono se iluminó:
Adriá sin N✨
FOTO📷
Abrí la foto y vi que estaba en la puerta de la facultad esperándome, sonreí porque no pensaba que nos viésemos hoy, desde que Coincidimos en la boda de Jenna y Lucas, no habíamos dejado de vernos ni un solo día, y no es que quisiera dejar de verle, es que no quiero ser una molestia.
¿Qué haces aquí? ¿Te has perdido?
He conocido a gente torpe y luego a ti.
Vengo a llevarte a comer.
¿No te cansas de verme? 🙄
No, tú de mí tampoco. Lo sé.
Salgo en diez minutos.
Como si es media hora, aquí me voy a quedar.
Bien por ti.
❤️🥰.
Cuando la clase terminó recogí mis cosas con una sonrisa profunda sabiendo que detrás de la cristalera de la FCOM iba a estar Adriá, dispuesto a llevarme a comer a cualquier sitio porque sabía que cuanto menos tiempo pasara en casa mejor me sentía.
—Hola, Triana. —al levantar la cabeza vi a la decana de la facultad. No entiendo por qué había venido hasta aquí para hablarme a mí. —¿tienes diez minutos?
Me quedé pensando en Adri fuera esperándome, pero es la decana no puedo decirle que no. Ella manda en la facultad y en mi expediente académico.
—Sí, claro.
Nos dirigimos hacia su despacho y la verdad es que no estoy entendiendo nada. Es la primera vez que la decana viene a por mi, creo que las pocas veces que nos hemos visto ha sido pagando la matrícula porque el banco siempre ponía problemas.
Me senté delante de su escritorio blanco de madera que estaba lleno de papeles y ella me miró profundamente cuando se sentó frente a mí. Fue tal la mirada, que llegué a sentir miedo.
—Han retirado el dinero de tu matrícula. Lo siento.
Me quedé de piedra y puedo jurar que mi cara estaba perdiendo todo el color de ella.
—¿Como? ¿Y los exámenes?
—Mientras no se vuelva a abonar la cantidad de la matrícula no podrás disponer del derecho a examen ni tampoco del derecho a asistir a tus clases.
Me quedé sin palabras, solo quería llorar. Esta vez se había pasado pero bien. Está bien que no quiera pagarme el año que viene la carrera ¿pero anular este curso? ¿Estando en abril con la segunda convocatoria a la vuelta de la esquina?
—Si no abonas la cantidad estipulada no nos quedará más remedio que anular la matrícula y por tanto todos tus logros en este curso. Lo sentimos, Triana. Son las normas de la US.
—¿Cuánto tiempo tengo?
—Hasta el dos de mayo, si ese día no está abonado todo, no podré hacer nada más.
Salí del decanato envuelta en un mar de lágrimas, todo estaba jodido, tenia menos de un mes para conseguir ese dinero si quiero seguir estudiando lo que me gusta y poder marcharme de casa.
Al salir por la puerta de la facultad lo primero que vi fueron unos ojos azules que me miraron preocupados, mierda, Adriá. Se me había olvidado por completo que estaba aquí.
—Tri, ¿qué te pasa por que estás así? —preguntó tomando mi cara entre sus dos maños y mirándome profundamente y preocupado.
—Adri. —sollocé un poco antes de abrazarle. Conseguí relajarme cuando me acarició el pelo y dejó un beso sobre mi cabeza en señal de protección.
—¿Nos vamos y me tratas de contar más tranquila? Seguro que todo tiene solución, ojitos.
Ojitos es el mote que finalmente me había puesto después de nuestro viaje a Italia, decía que era por el azul de mis ojos que le habían cautivado en la noche de la boda de Jenna y Lucas, porque la primera vez que los vio eran de color rojo ya que estaba enfadada.
—Está bien. —dije sorbiendo la nariz y una lágrima cayó de mi ojo izquierdo. Adriá la atrapó con su dedo acariciándome la mejilla.
Es indescriptible la sensación que tuve cuando hizo eso, fue una mezcla entre electricidad y calor, podía derretirme, pero me quedé congelada porque no sabía qué hacer.
Nos subimos a su coche y dejamos el mío en la universidad después de que le dijera cincuenta mil veces que tenía que llevar a Isaac al entrenamiento, pero él insistió en que no estaba en condiciones de conducir y que de Isaac nos ocuparíamos más tarde.
—¿tienes acompañante para la feria? —preguntó concentrado en la carretera.
—Sí. —dije firme. Sus manos se agarraron fuerte al volante. —Isaac Romero.
—Isaac Romero tiene novia. —respondió.
—Y dos hermanas. —contraataqué. —Ahora enserio. No, pareja de ir a juego, no. ¿Por qué?
—Bueno, pues creo que hay alguien que es su primera feria en Sevilla, y no quiere ir solo y ha pensado que sería buena idea que una sevillana le enseñase lo que es.
—Ajá, ¿y has pensado en mí?
—Una sevillana, guapa y hermosa. —me guiñó el ojo. —Me prometiste enseñarme lo que era la Semana Santa de verdad fuera de riquezas y al final no hicimos nada.
—¡joé, que culpa tengo yo de que llueva y encima me resfríe! —me crucé de brazos indignada, pero con una media sonrisa. —Está bien, te mostraré lo que es la feria de Sevilla. Pero prepárate para sentir lo que es un verdadero horno.
—No será para tanto, exagerada.
—Jum. Ya lo verás. —me reí.
Ni de lejos se imaginaba este lo que es una feria con un traje de flamenca o chaqueta con cincuenta grados a la sombra.
Llegamos a un restaurante en el casco antiguo de Sevilla, sin duda mi lugar favorito.
Una vez más Adriá fue lo más agradable y caballeroso de este universo y de vez en cuando tenia que ponerme a pensar en otra cosa para no quedarme embobada mirándole.
—Ahora que estás más tranquila. ¿Qué fue lo que te pasó para que salieras así de la universidad?
Respiré hondo para no ponerme a llorar.
—Han retirado el dinero de mi matrícula, y sin ese dinero no tengo derecho ni a examinarme en la segunda convocatoria que empieza a finales de mayo ni tampoco derecho a asistir a clase, por lo que anularían la matrícula y con ello todo lo conseguido en el curso.
—Dios mío, ¿quién ha hecho semejante barbaridad? —le miré obviando la respuesta y él parecía haberme entendido, total, era la primera y única persona a la cual acudía cuando quería salir huyendo de esa casa. —tu padre.
—¿Quién si no? Es que sabía que era malo conmigo, pero nunca podía imaginarme que haría algo así. —miré a los ojos azules que me miraban a mí y lo hacían como si fuese yo quien pusiera las estrellas en el cielo, no quería emocionarme, pero ¿puede que el enganche sea mutuo?
Para Triana, que sigue pillado de Jenna.
—necesito como sea conseguir ese dinero y sobre todo un trabajo para poder seguir pagándome la carrera.
—Bueno, yo puedo darte ese dinero. —respondió. Esto ya es pasarse.
—Ni loca. Eso ya es demasiado. De acuerdo con que me invites a comer, pase que me lleves de viaje, pero la carrera es asunto mío.
—No voy a permitir que te arrebaten tu sueño.
—Adri, mi sueño era casarme con Lucas Ocampos y te haré un spoiler, ya me lo han arrebatado. —él hizo una mueca.
—Muy graciosa. —dejó unos billetes sobre la cuenta y luego nos levantamos para ir nuevamente hacia su coche. —Pues por lo menos déjame ayudarte.
—Lo que tienes que hacer es llevarme a por mi coche, que tenéis que entrenar y tengo que recoger a Isaac.
—Anda cállate, de Isaac ya me he encargado yo.
—¿Qué?
Y entonces una vez en la ciudad deportiva del Sevilla, vi llegar a un Range Rover de color negro del cual se bajaron Badé e Isaac.
—¿has hecho ir al pobre Loïc hasta Lebrija para recoger a Isaac?
—Sí. Pero mira lo encantado que sale.
Y en efecto, Isaac salía motivado.
—¡shiquillo, qué guapo, yo quiero ir siempre en este coshazo!
Me reí cuando vi bajar a Isaac flipandolo y en realidad me di cuenta que hasta esa sonrisa de mi hermano se la debía a Adri.
TRIANA PARA QUE SIGUE ENAMORADO DE JENNA.
—¿y qué hago yo aquí? —pregunté a Isaac y Adri, las dos personas que tenía enfrente y que tras decir eso se miraron.
—Hemos tenido una idea. —dijo Adri.
—Miedo me dais.
—Puedes formar parte del equipo de comunicación del Sevilla.
Me quedé congelada, pero qué dicen estos dos cogidos de la cabeza, se les ha ido por completo la olla.
—Es una buena forma de que consigas tu propio dinero para poder pagarte la carrera. —continuó diciendo Isaac. —Además de que podrás viajar con nosotros y será divertido.
—Pero tengo que ir a la universidad y tengo que hacer exámenes no puedo estar viajando todo el tiempo.
—No pongas excusas, que no estamos en Europa y se viaja una vez a la semana siendo siempre fin de semana y por un día que te pierdas clases no va a ocurrir nada porque puedes estudiar a distancia. Además, te has tirado una semana en Venecia con Adri y no pusiste tantas pegas. —replicó mi hermano.
—Además de que...
—Tengo clases.
—Pero si...
—Tengo clases... —interrumpí a Adri antes de que pudiera decir que me habían retirado el dinero de la matrícula porque no quería echar a Isaac a discutir con su padre, él lo pasa realmente mal.
--Triana, por favor deja de hacerte la difícil porque te mueres por formar parte de esto y además, necesitas el dinero. Solo di que sí y no te vas arrepentir.
Me quedé pensándolo realmente, seria un sueño cumplido, el equipo que amo, con dos de mis personas favoritas en el mundo. Les miré y se me escapó una sonrisa antes de decir:
--Está bien.
Adri y mi hermano se vinieron para mí a abrazarme y empezamos a saltar en piña como cuando se gana un partido.
--Venga vamos a presentarte a todo el equipo.
Y así hicieron, me presentaron por completo a todo el equipo, desde Nyland hasta Rafa Mir, algunos tenían mi corazón desde colonia y algunos se lo habían ganado poco a poco, otros no sabía que hacían aquí como Joan Jordán, aunque me daba pena en realidad la situación en la que se encontraba.
La verdad que aunque les había visto en la boda de Jenna y Lucas, no me podía haber imaginado que podían ser tan cercanos.
--Por fin otra chica en el cuerpo técnico, estaba harta ya de estar rodeada de hombres. --dijo Jenna sonriéndome.
--Pero si llevas cuatro años así, te encantaba. --le replicó su marido.
--Bastante tengo con estar casada contigo. --le hizo una mueca graciosa y después dejó un beso en su mejilla a lo que la chica respondió con un pico.
Rápidamente miré a Adri porque seguro que aquella imagen le estaría ardiendo por dentro, pero a quien le iba a arder por dentro realmente le dolería ver a Jenna con otra persona. Pero cuando le miré me sorprendí, porque Adri estaba mirando esa escena e incluso estaba sonriendo.
¿Quizá lo haya superado?
Tras pasar una buena sesión de entrenamiento, y enseñarme toda la ciudad deportiva además de mi departamento y mostrarme cuál iba a ser mi trabajo, Adriá, sin Isaac ya que se empeñó en que le llevase Loïc a casa en su Range Rover, me llevó hasta la universidad para poder recoger mi coche e irme a casa. Mañana nos veríamos ya que viajaríamos a Gran Canaria para el enfrentamiento del Sevilla contra Las Palmas.
--Gracias, Adri. Por todo. --Le dije sonriendo y él me devolvió una amplia y bonita sonrisa.
--No las des, Triana. Sólo quiero que estés bien.
--Es curioso, pero estoy mejor cuando estás conmigo.
Me quedé bloqueada por un segundo cuando lo vi acercándose a mí, bajando hasta mi altura para llegar a mis labios, me paralicé, no podía creer lo que estaba sucediendo, me estaba besando y yo le estaba devolviendo el beso. Aunque tuve un golpe de realidad, mi vida era un caos e iba a ser un caos mayor si me permitía enamorarme de Adriá en el peor momento.
--Lo siento. --dije cuando le separé dejándole un poco confundido. --Ya nos vemos.
--Triana, espera...
No le escuché y como una loca puse mi camino hacia Lebrija.
HOLAAAAAAAAA.
¿Adoramos a ADRI? Le adoramos.
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