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PERFECCIÓN

06

Había pasado una semana desde la ultima vez que habían cenado en el departamento del Uchiha, los cuatro libros que Naruto le dio ese día aun descansaban en su mesita de noche, apilados como si nunca los hubiera tocado, pero las ojeras bajo sus ojos eran una clara muestra de las pocas horas de sueño que acumuló en esos días por culpa de las páginas que Jiraya alguna vez escribió.

Naruto estuvo en lo cierto cuando le dijo que el libro tres y cuatro le abrirían un poco los ojos a el tipo de relación a la que había entrado, hacerse a la idea era más fácil cuando tenía un ejemplo para estudiar.

Subió el cierre de su vestido y se retocó el brillo labial antes de mirarse en el espejo, las zapatillas de tacón de aguja que poco se ponía le favorecían mucho, estilizando sus piernas y marcándole más el trasero.

Estaba lista.

Suspiró cuando el timbre de su casa sonó, aunque había sentido la presencia de los dos miembros masculinos de su equipo gennin antes de que eso pasara.

―¡Wow! ¡Sakura-chan, te ves hermosa! ―gritó Naruto, acercándose a la pelirosa para darle un abrazo que incluso la levantó varios centímetros del suelo.

―Buenas noches. ―susurró, mucho más seco Sasuke, aunque la sorprendió aun más cuando se acercó demasiado, invadiendo su espacio para depositarle un beso suave en la comisura de los labios, dejándola en otro planeta por medio segundo. ―¿Nos vamos?

―Dicen que este lugar es increíble. ―comenzó a parlotear el Uzumaki mientras los tres caminaban por las calles oscuras de la aldea hasta llegar a una zona donde la música y el ambiente festivo predominaban.

El bar no era tan grande, con un grupo de mesas y sillas esparcidas en los rincones y una enorme barra que parecía ser el lugar de reunión de toco aquel que no estuviera en la pista de baile.

Sasuke no perdió tiempo, perdiéndose entre la multitud y regresando con bebidas para los tres.

―¿Vienen mucho por estos lugares? ―preguntó la pelirosa, tomando un trago del vaso que el Uchiha le entregó, era de cristal, dejando ver un liquido amarillo que se difuminaba hasta convertirse en rojo en la parte inferior.

Era mucho más dulce que el sake y ni siquiera podía percibir el sabor amargo del alcohol.

―No realmente. ―le respondió Naruto, acercándose más entre ellos para que el sonido estruendoso de la música no le dificultara comunicarse.

―Solo hemos venido dos veces. ―confesó Sasuke, de los tres, era el que parecía estar más incomodo en el local, aunque no se podía quejar de su nuevo gusto por los tragos preparados que vendían. ―vayamos a la planta alta.

La vista de Sakura automáticamente buscó arriba, entre las múltiples luces led de colores era fácil perderse de las pequeñas escaleras de caracol en una de las esquinas, custodiadas por un hombre bastante grande, su masa muscular resaltaba incluso bajo la playera formar que vestía, ella no lo conocía, pero seguro tenia entrenamiento ninja. De poco hubiera servido como seguridad si incluso un gennin podía dejarlo fuera de batalla.

―Mucho mejor. ―suspiró Sakura al no sentir como sus tímpanos eran martillados por el estruendo de abajo, el ambiente de ahí era muy diferente, las mesas y sillones predominaban y nadie bailaba entre los pasillos.

--Entonces... ¿leíste los libros? ―le preguntó el rubio cuando los tres estaban sentados en una pequeña sala privada.

―Si. ―susurró, tomándole un trago largo a su bebida de forma inconciente.

―¿Tienes alguna duda? ―

―No, creo que ninguna.

―Me alegra, Sakura-chan. ―rio Naruto, levantando su vaso para que los tres los chocaran ―Por los buenos comienzos.

―Por los buenos comienzos. ―repitieron los otros dos.

―Y... ¿Qué es lo que te gusta, Sakura-chan? ―soltó la pregunta Naruto, haciendo que Sakura casi escupiera su bebida por lo repentino,

―No seas idiota, Naruto. ―lo regañó Sasuke, dándole un golpe suave en el hombro.

―No hagas ese tipo de preguntas sin avisar antes. ―se quejó la Haruno, tomando una servilleta para limpiarse la nariz, juraba que la mitad de la bebida ahora estaba en su tracto respiratorio.

―Eres muy inocente, Sakura-chan. ―sonrió el ojiazul. ― ¿Te puedo dar un beso?

Las mejillas de Sakura inmediatamente se encendieron en un rojo intenso, podía ser en parte culpa del alcohol, pero estaba segura que su respuesta no tuvo nada que ver con la bebida.

Naruto se deslizó por el sofá, acercándose de forma lenta hasta quedar asolo un par de centímetros. El cuerpo de Sakura reaccionó cuando la mano tibia rozó su mejilla, deslizándose hasta parar en su nuca y atrayéndola poco a poco hasta que sus alientos chocaron.

Los labios del rubio eran cálidos y ligeramente húmedos, con un sabor a frutas y alcohol que se combinaba mientras se movían sobre los suyos, suspiró cuando sintió la lengua ajena, pidiendo permiso para adentrarse en ella.

Aquel beso nubló sus sentidos, trayéndole a la mente todas las imágenes que se formaban en su cabeza en cada línea que leía de los libros de Jiraya, cambiando a la castaña protagonista por una mujer de cabellos rosas rodeada de un rubio y un pelinegro.

Todo aquello se sentía tan bien que su garganta protestó cuando alguien la separó del rubio, pero no le dio mucho tiempo cuando ya tenía otra boca sobre ella, esta vez los labios eran más finos pero igual de exigentes, llenándola de un sabor a cítricos y menta.

Cuando abrió los ojos, se encontró con dos orber rojos que parecían traspasar su alma.

Su respiración estaba agitada, podía sentir como su pecho subía y bajaba en un ritmo irregular buscando el aire que a sus pulmones tanto le hacia falta.

―Puedes poner en la lista que esta muy abierta a los besos, Naruto. ―sonrió de medio lado el Uchiha. ―Tendremos que ir descubriendo tus otros gustos, Sakura.