Perfección. Es lo que buscan de ti.

Quieren ahondar en tu alma, en tu ser, exprimirte cada parte de perfección que puedan sacarte. Algo que no es natural, que es ficticio.

Cara bonita, ojos perfectos, peinado ideal.

Hermoso.

Es tu esencia, o eso es lo que quieren que creas.

Porque eres hermoso y lo sabes. Porque naciste hermoso y es tu mejor rasgo.

Pero no es todo de ti, no es tu esencia natural.

Así que bailas.

Mueves tus brazos al ritmo, no de la música, sino de tu alma. Mueves tu cuerpo no dónde tu mente te dice, sino dónde tu corazón va.

Cuentas una historia con tu cuerpo, porque eso es lo que tus pasos de baile demuestran. La historia de un príncipe atrapado. De un príncipe que sufre y que se libera con el arte.

Un príncipe del cual solo buscan perfección y demuestra que no lo hay. Rompes las cadenas de los que te imponen esa perfección y te muestras tal y como eres.

Un ser imperfecto, apasionado.

Demuestras que puedes ser deslumbrante, inspirar a los demás al arte tal y como eres.

Sonríes en el proceso, porque tu mente no está en el lugar, sino en un mundo nuevo, en dónde existes solo tú bailando. En donde solo existe la música, el arte. Tu cuerpo danzando, viajando de un lado a otro con la música de fondo.

Ya no hay peinado bonito o rostro maquillado. Hay sudor, agitación y pasión. Hay amor por el arte, por lo que haces, por lo que nadie puede detenerte de hacer.

Estás cansado de la perfección, de los movimientos controlados así que dejas que tu cuerpo se guíe solo. Dejas que tu cuerpo cuente una historia sin tener que hablar siquiera.

Solo bailas.

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Nota: Personalmente, este baile fue muy inspirador para mí. Fue fantástico y apasionado y me inspiró a escribirle esto.