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capitulo 4

Los recuerdos de lo que pasó hace cinco años que para él solo fue hace un momento, invadieron su mente desorientada como pedazos filosos de cristales penetrado su cerebro, el que empezaba a sentirse desgastado.

No había tenido ni la más mínima oportunidad de defenderse o de procesar todo lo dicho por su “amado” esposo en ese instante. Esposo que el creía que era un hombre intachable, trabajador, honrado, cariñoso. Sin embargo, nunca conoció el verdadero yo de Jordi.

Con el miedo penetrado en sus huesos, carne. Y con su corazón desangrado en su boca, ya que su saliva era tragar hierro llevo sus temblorosas manos una vez su estómago plano. Un estómago donde nunca estuvo su bebé porque ahora es Rossi Kael Petrov.

Ya no había nada ahí, quedó completamente vacío al igual que su mirada, lo perdió todo en cuestión de minutos aunque en realidad ya fueron cinco años desde ese día. La pequeña ardilla que crecía en su interior, había dejado el mundo mucho antes de poder mirarlo.

—¡Maldición, maldición, maldición!—Si sigue mordiendo su labio de esa forma, terminara seriamente lastimado.—¿Por qué fuí tan ciego?—Sonrío burlón.—Porque estaba cegado, el amor que creí verdadero me cegó.

Las dolorosas lágrimas sólo fluyen por sus ojos los cuáles se volvieron vacíos. Ese color brillante murió desde el momento en que escucho que su mundo, [la ardilla] había muerto

Lo sabía, su corazón y su ser se lo gritaron. No había necesidad de preguntar por lo que sentía, era muy evidente para él que la ardilla se había marchado y tal vez nunca volvería.

Lo que más le dolía a Rossi es el hecho de que no pudo decirle adiós y mucho menos conocerlo, [había olvidado que si lo conoció, mejor dicho le hicieron olvidar] sobre a quien se parecía, si a él o a su bastardo padre. Eso a dejado una inmensa huella en el corazón de Rossi. Eso lo está haciendo desangrar lentamente y muy dolosamente.

—Mi bebé...mi ardilla, perdón.—Abraza una almohada e imaginando que es un niño recién nacido.

Rossi quería gritar con aquel dolor desgarrador que te haría sentir escalofríos al escucharlo, pero no podía, los gritos no salían de su garganta y eso es mucho peor porque se estaba ahogado con sus propias lágrimas y, la sangre que saboreaba al sentir como el cuchillo lo atraviesa sin piedad una y otra vez.

Sus ojos podían estar derramando lágrimas tan claras como un manantial, pero para el destrozado Rossi esas lágrimas eran sangre. Sus ojos solo podían ver y soltar sangre.

—Lo siento...lo lamento pequeña ardilla—Sollozo al mismo tiempo que las palabras se atoran en su garganta—Papá fue y es muy inútil...lo siento—Sollozo con agonía.—¡Aaahh....perdón!—Exclama agonizante.

Lo perdí, lo perdí tan rápido como cuando me enteré de su existencia. Debí ser más fuerte y resistir más...me lo merezco, la ardillita no merecía tener un papá tan inútil que no supo como proteger su vida.

Fuí cegado por lo que creía ser un amor de cuentos de hadas, Jordi llegó a mi vida como un príncipe que me rescató del sufrimiento en el que vivía, me dio el valor suficiente para alejarme de mi complicada familia, especialmente mi abuela.

Estaba feliz de ver conocido a un hombre de su calibre que supuestamente daría y haría todo por mí. Pero, solo era un producto, un animal, una mercancía que alimentó y el cual sacrificaría después para su beneficio. Un cerdo que corrió directamente al matadero después de engordarlo.

Me enamoré de las mentiras de un hombre que, ya tenía un plan para usarme de tal manera horrible, de como me quitaría hasta la última gota de mi existencia.

En aquél momento, yo, al ser solo un joven temeroso, tímido, poco introvertido y gay era el blanco perfecto para un depredador vestido con piel de oveja. Caí rendido a sus pies y durante cinco años jamas sospeché de sus mentiras...que patético soy, salí del la oscuridad para caer directamente a las llamas ardientes.

Por mi ingenuidad y mi estupidez pedir la cosa más maravillosa de mi ahora miserable vida, su perdida duele más que el amor fingido de Jordi.

Lo amaba, amo a mi pequeña ardilla. Ansiaba el día en que por fin lo conocería. Cuando me enteré en ese entonces solo podía estar feliz, tendría un bebé que llevaría la sangre mía y de la persona que era mi mundo entero. Un mundo que se convirtió en piedra y el rey de mi mundo era un vil monstruo hecho de rocas.

—Perdóname, bebé—Sigue sostenido su vientre con una mirada agonizante, hundida en lágrimas de sangre.—Perdón, perdón...dónde quieras que estés, perdón—Sollozo con dolor.—Perdona a papá, te amo...te amo mi bebé.—Es tan horrible verlo hundido en la tristeza y dolor de perder todo en un instante.

Para poder avanzar tenía que sacar su dolor, sacar hasta la última lágrima para no tener que llorar nunca más porque ya no tendría una gota más.

—No sé el motivo por el cual se me dio otra oportunidad de vivir.—Limpia sus lágrimas.—Tampoco e importa—En esa mirada solo podía brillar la frialdad.—Voy a usar está oportunidad para hacerles pagar con creces la muerte de mi bebé.

Sus manos se volvieron un feroz puño apretando con fuerza, el aura a su alrededor es tan escalofriante como la de la muerte misma.

—Seré la muerte, el destino que decidirá cuando y dónde morirá cada una de esas personas involucradas.

Para seguir viviendo tenía que tener un motivo y la venganza es un motivo válido, ya después cuando sea el momento y todos aquellos hayan pagado, solo entonces pensará en qué hacer con su vida ,si seguir viviendo o no.

—Los voy a despedazar.—Expresó con una voz helada.—Le haré llorar lágrimas de sangre tal como yo, lo estoy haciendo o peor aún.

Se tragó las últimas lagrimas que terminaron por desgarrar su garganta, tenía que ser fuerte si quería lograr sus objetivos.

Lo sentía por eso dos desconocidos que ahora son su familia, pero con todo el pesar en su pecho piensa usar su influencia para sus próximos planes, ya después les pediría disculpas.

No obstante, en los recuerdos dejados por el anterior dueño de ese cuerpo, no había relacionado nada con respecto a los negocios de la familia Petrov. Por lo que Rossi no se imagina que tan influyente es su nueva familia.

La familia Petrov mantuvo alejado a su hijo, lo más que pudieron de los negocios porque quería que Rossi, viviera la vida sin preocupaciones, como un chico común y corriente como todos los demás.

Eso funcionó como ellos querían y así también lo mantenían alejados de las miradas de sus enemigos, sin embargo, nada se puede ocultar para siempre y algunos de sus enemigos se dieron cuenta de la existencia de Rossi Kael

Aunque los que sabía de la existencia de Rossi, ahora están muertos nada puede garantizar que alguien más vuelva a enterarse, por eso los señores Petrov pensaban contarle la verdad a Rossi al despertar de ese coma. Entrenarlo todavía más para que nadie pueda volverlo a dañar de tal manera.

Rossi Kael siempre se quejo de esos ejercicios o entrenamientos que recibía en aquel entonces, aun así lo hacía sin refutar y era muy bueno en ello, tiene varías cintas negras en reconocidos deportes como el judo, taekwondo, esgrima.

Ese es otra de las razones por las cuales su cuerpo sigue manteniendo ese físico después de cinco años en coma, a sus 15 años ya media 1.70 metros de alto gracias a eso sus músculos definidos no se veían raro en su cuerpo.

—Deja de tocar tu estómago.—Se regaña asímismo.—Ya no hay nada y nunca hubo nada en este cuerpo.

Lo tomara un tiempo olvidar ese hábito de tocar su estómago, a él le gustaba poner sus manos sobre su abultada pancita, de esa forma podía sentir las pataditas se su bebé por las noches.

—Duele maldición.—Sus manos cayeron sobre su rostro ocultado esa agonizante expresión.

Tendrá que trabajar mucho en mantenerse sereno, distante, inexpresivo, sin importar que por dentro lo apuñalan una y otra vez.

Para llevar acabó sus planes debe de comer aunque no lo quiera, alimentarse para mantenerse fuerte. Sonreírle a su familia a pesar que en su interior grite de dolor, eso será el primer paso para controlar sus emociones.

Tiene que volverse bueno en fingir y convertirse en quién no es, cuando lo logré viajará a ese país. Tiene pensado regresar el mismo día de aniversario de muerte, visitar la tumba de su hijo y la suya.

—Padre, tío.

Llamó a las dos personas de allá afuera, mientras vive con ellos es lo menos que puede hacer, dirigirse respetuosamente cómo se lo merecen.

—¿Sí?—Entraron corriendo.

Sus manos se volvieron un feroz puño al notar que estuvo llorando, esa e hinchazón y enrojecido de sus ojos es una prueba de ello.

—Quiero salir un momento.—Quiero tomar un poco de aire fresco.—¿Puedo?—Luego miraré mi nuevo rostro, no están importante para empezar.

—Sí. Pero, ¿tendrías que subir a la silla?— Su tío, [Yerik] Señalo la silla de ruedas.—Tus piernas siguen débiles.—Comunicó.

—No importa, solo quiero salir y ver a los alrededores.

—No te levantes, yo te llevaré a la silla.

Rossi no tuvo la oportunidad de negarse, su padre [Akim] ya lo había levantado en sus brazos. Con cuidado lo dejó en la silla, fue tan rápido que no sintió ninguna incomodidad.

—Gracias.—¿No peso nada? Me levanto como si fuera una simple pluma.—¿Cuando podré ir me de este hospital?—La persona que será mi padre, me cubrió con un peludo abrigo negro, allá afuera está haciendo frío al parecer.

Acto seguido empezó a empujar la silla de ruedas, mi tío, Yerik, solo nos sigue sin decir una palabra. Lo puedo entender, al igual que yo se encuentra perdido.

Ellos son dos personas verdaderamente muy atractivas, sus rasgos fáciles son bellos e exóticos, son altos y robustos mucho más musculoso que un boxeador profesional, no se ve mal porque al ser altos esa musculatura queda perfecta.

Su apariencia fría e intimidante puede dar miedo la primera vez que los conoces, pero por lo visto son buenas personas.

—Todo dependerá de los resultados que te hicieron, si salen bien entonces mañana mismo nos iremos.—Comunicó su padre, Akim—La terapia para volver a tener movilidad como antes, será en casa.

—Entiendo.—Une sus manos sobre sus piernas.—...¿Dónde esté este lugar?—Preguntó con su mirada en sus pies.

—Vivimos en Rusia.—Llego a la altura de Rossi.—Tu nombre es Rossi Karl Petrov.—Queria sostener las manos de su hijo, pero se contuvo.—Puedes llamarme de la manera en la que más cómodo te sientas.

—Padre...lo llamaré así.

Él más que nadie se merece llevar ese título, su amor por su hijo es tan grande. Es una lastima que el tonto anterior dueño de este cuerpo, no se dió cuenta de que su familia lo cuidaban tanto. Qué suerte tienen algunos y no saben valorar lo bueno que tienen.

—No te fuerces.—Al final terminó sostenido las manos de Rossi.—Solo llámame con lo que te sientas cómodo.—Vuelve a repetir.

—Está bien.

—Como dijimoa anteriormente, él es tu tío, Yerik.—Vuelve a enderezar su espalda, volviendo a ponerse en marchar.—Es mi hermano menor, a él también le limpie las nalgas cuando era un niño...

—¡Oye!—Le suelta un puñetazo.—Solo nos llevamos tres años de diferencia.

—Entiendo.

Por lo visto son buenos hermanos, algo muy raro entre familiares adineradas después de todo, desde que nance todo se vuelve una completa entre ellos para demostrar quién es más digno.

—Padre, tío...lo siento.—El jardín de este lugar es inmenso.—Tengo vagos recuerdos de dónde me he portado mal e irrespetuoso con alguien, aunque no puedo ver su rostro siento que esa persona fue alguien muy parecidas por ustedes dos.

Rossi quería darle un poco de paz a ambos hermanos, cuando es él quién debería de tratar de buscar la paz. Está fingiendo bien su papel, aun cuando el hablar lo hace sentir a morir.

Él solo quería estar tirado en la cama abrazando la almohada mientras llorá hasta quedar inconciente, pero está haciendo un esfuerzo inmenso para seguir entablado una conversación.

—Me disculpó por ser un mal hijo, sobrino, por tratarlos de la forma en la que lo hice.

Yerik apreta con fuerza la mano de su hermano mayor, Akim. Nunca pensaron ni creía que llegaría este día. Se siente feliz a pesar que no es como lo hubiese querido, después de todo su Karl, [como ellos lo llaman] se encuentra en ese estado, con sus recuerdos desordenados.

—¡Hijo!

—Sobrino.—Ambos lo arrulla en sus brazos.

¿Alguien lloraría por mí? ¿Cómo estará Axel, mi mejor amigo? ¿Lloraría por mi y mi bebé? El no haber podido arreglar nuestra amistad, es mi segundo arrepentimiento...¿Es tarde para pedirle perdón?

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