capitulo 31
La taza cayendo al suelo creo un ruido sordo provocando que los presentes se exaltaran, mirando con extrañes a ese hombre de cabello cano, cuerpo esbelto muy bien parecido, tenía aires a Rakiel, quién es estos momentos mira a su padre tras verlo tirar esa taza al instante en que escucho el nombre de Rossi.
Esa acción no debería de ser tan importante ni buscarle explicación pero no fue así, Rakiel noto que eso y no entendía del porque solo no le agrado ver nervioso a su padre aunque para los demás presente el que dejará caer la taza solo había sido un descuido nada más eso.
No obstante a Rakiel no le agrado ver la palidez o un poco de nerviosismo en su padre a pesar de que este, trató de ocultar ese hecho.
—Esposo, ¿tú mano sigue doliendo?—Pregunto una señora elegante, cortos cabellos grises y unos bonitos, grandes ojos marrones.
‹Me comentó que no debería de decir esto enfrente de nuestros hijos, pero en este caso necesito la presión de ellos para que por fin vaya al hospital a que lo revisen. Aunque mi otro hijo aun no llega pero con Rakiel es mas que suficiente, mi esposo cumple todas su peticiones. Es nuestro niño consentido a pasado por mucho y consentirlo es lo menos que podemos hacer, Rakiel tiene que tener todo lo que quiera o pida.›
Ella se levantó de su asistente para ir junto a su esposo, observar la muñeca de la mano de él que le había estado causando incomodidad últimamente.
—Estoy bien no crees un escandalo solo no pude agarrar bien la taza nada más eso.—Comentó.
‹No quería que mi pequeño se preocupe por cosas insignificantes como estas que es un leve dolor de manos, lo único que quiero es ver sonreír a mi pequeño Rakiel. Tiene que ser feliz siempre sin importar nada porque se lo merece.
No me arrepiento de todo lo que hice con tal de tenerlo sano, viviendo en plenitud como las demás personas. Mi hijo nunca debió de haber nacido enfermo por esa maldita enfermedad se perdió de mucho, se su adolescencia, juventud.
Fueron años difíciles el verlo en agonía así como el hecho que en su momento deseó acabar con todo, nos pidió morir. Eso fue doloroso de escuchar y no lo íbamos permitir, Rakiel no podía dejarnos por lo que hice lo que tuve que hacer. Esa persona fue quién me dió la idea de hacer que, Jordin contrajera matrimonio con alguien solo para embarazar ese alguien y así podría tomar el cordón umbilical del bebé que tendría la cura para la leucemia de mi hijo.
Al principio dudé que Jordin quisiera hacer eso sin embargo, con la presión de su familia diciéndole que la empresa no tenía que ser heredera por bastardo como lo era Kostya, mas la promesa que Jordin le hizo a mi hijo, él se quedó sin opciones.
Jordin no podía permitir que Rakiel muriera y tampoco que Kostya heredera la empresa, con eso en mente yo le prometí ponerme de su lado a la hora de las votaciones ya que, yo también poseo acciones en empresa Medrano.
También le ayude hablando con su abuelo a quién le hice saber que no había nadie mas bueno que Jordin, que él era el indicado para manejar la empresa. Le conté parte de mis planes y el señor Medrano acepto solo si el matrimonio era falso así como el día que diera a luz morirían tanto la madre como el bebé porque no iba a permitir que su adorado nieto, se casará con un don nadie.
Así Rossi no se hubiera enterrado ese día que Jordin solo lo utilizo, lo que los llevó a discutir y a caer del segundo piso de igual manera hubiera muerto porque eso ya estaba planeado desde el instante en que se enamoró de Jordin. La muerte tocó a su puerta y Rossi sin saberlo le entrego mas que solo su corazón.
—Papá, ¿qué le pasó a su mano? ¿Por qué te duele?—Con era eso entonces lo estuve pensando demasiado; el que nombrará el nombre de Rossi no tiene nada que ver con lo sucedido, si ya que es imposible que mi padre conozca a Rossi. Él ni siquiera es de este país sino que de Rusia lo cual está muy lejos de este país.
Se decía eso sin embargo no podía borrar la incertidumbre en su interior, quería creer que no había nada pero seguía sintiendo que algo raro podría estar pasando en su familia de lo cual no sabe nada aún.
—Mira lo que provocaste con tus palabras nada mas que provocar preocupación en nuestro hijo.—Le reprocha a su esposa por preocupar a rakiel.
No es que no me duela la mano y que por eso no haya podido sostener la taza, no. Simplemente me sorprendió escuchar después de casi seis años ese nombre que creí haber olvidado. No es como si solo ese don nadie se llama así pero tampoco es un nombre común se podría decir, y escucharlo salir de los labios de mi hijo me desconectó aún más.
Rakiel no es consiente de lo que sucedió ese día en el hospital hace casi seis años, tampoco sabe que Jordin tuvo que casarse de mentiras solo para obtener la cura para su enfermedad, solo que nunca conté con esa variable que el muy estúpido de Jordin terminaría sintiéndose verdaderamente atraído por ese que simplemente era una mera herramienta que sería desechada luego de cumplir sus funciones.
Tampoco esperaba que el bastardo de Kostya interviniera ese día en el hospital, a él no tenía que importarle nada de lo que le su sucediera a esa herramienta (Rossi) y por la culpa de su intervención estuve a Segundos de perder a mi hijo, la enfermedad también causo daños irremediables tanto en el corazón como riñones por lo que tenía que tener un trasplante si o si en ese instante y en lo único que pude pensar fue los de ese tipo, ya estaba muerto no no los necesitaría a donde quiera que fuera.
—Como ya dije, no es nada por lo que deberías preocuparte, tú madre tiende a exagerar las cosas.—Sonríe esperando que eso acabe con las inquietudes de su hijo mayor.
—Si como no.—Ella lo contradice.—No le creas.—Deja de masajear suavemente la muñeca de su esposo, fulminadoló con la mirada.—Despues no vengas a quejarte.—Cruza sus manos sobre su pecho.
Tengo un esposo tan testarudo queriendo dárselas fuerte y en las noches se queja de la incomodidad, me toca despertar e ir por una compresa calientita y ponérsela sobre la muñeca.
—Tú padre en verdad que es muy testarudo no hace caso, le digo que vayamos al hospital porque no hace mucho se lastimó la mano mientras estaba en la ducha. Las espumas del shampoo en suelo lo hizo resbalar y para no caer de golpe metió sus manos, la derecha es la que amortiguador la caída.—Comunico a Rakiel.
—¡Papá y que estás esperando para ir a que te hagan una radiografía!—Lo sostiene de las manos muy cuidadosamente.—Tienes que ir antes de que sea demasiado tarde.—Tal vez sea solo un leve doblón pero es mejor prevenir antes de lamentarnos después.
—No es necesario en verdad estoy bien.
—Eso lo dirá un profesional.—Se pone de pie.—Vamos, te acompañaré.—Odio ese lugar ya que pase la mayor parte de mi vida en ese lugar pero por mi padre estoy dispuesto Incluso quedarme ahí unos días.
—No.—Se cuento odia esos lugares por eso cada vez que le toca una cita los médicos son lo vienen a verle.—Ire mañana con tu madre.
—¿De verdad?—Estaba dudoso.—¿No es solo una mentira para que no insista?
—No es una mentira en serio iré con mañana, te enseñaré las radiografías, ¿si?
—Bien.—Lo abraza.—Voy a creer en ti...—Sus músculos se tensaron al encontrarse con aquellos inexpresivos ojos alargados de un color avellana entre verdoso, de brazos cruzados sobre su sobresaliente y bien marcado pecho, mirándo sin expresión alguna en su rostro, esa calidad interacción entre padre e hijo.—¡Tomas!
Ese joven de veintiún años y de despampanante como llamativa complexion atlética, ondulados cabellos, castaño rojizo; no es otro que él hermano menor de Rakiel.
—¿Cuando llegaste?—Él siempre ha sido muy silencioso.
—Sigan con lo suyo y finjan que no estoy aquí.—Ignora la pregunta de Rakiel, caminando hacia la escalera.
—Hermano, espera...
—No estoy de humor para tus cosas, Rakiel.—Solo quería volver a casa, ser ignorado como siempre de esa manera es mucho mejor que tener que lidiar con todo esto.
Ansío el día en que terminé la universidad y consiga un trabajo para largarme de este lugar, puedo hacerlo ya pero no pienso irme con las manos vacías por lo que terminaré antes la universidad así como tomaré tanto dinero posible de esta familia y luego me iré. De todas maneras les dará igual el día que me vaya.
—Solo déjame en paz...
—¡Que son esos modales!—Lo regaña y agarra una taza con toda la intención de lanzarla a su cabeza.
—¡Papá!—Rakiel lo detuvo a tiempo.—¿Qué estás haciendo?—Se exalta.—Tal vez tuvo un día pesado en al universidad y solo quiere descansar.—Expresa.
—Eso no es motivo para que te hablé asi.—Es como si no fuera mi hijo por como se comporta, no tiene mi personalidad ni mis ambiciones o las de su madre, nada de eso.
Cada vez que veo a Tomas me hace recordar a mi padre, ese hombre que me miraba como una cosa insignificante solo por no cubrir sus espectativas que tenía en mi. Y lo peor es que se parece tanto a él que por ello tuve que teñirle el cabello desde una edad temprana al igual que le hago que use ojos de contacto, no quiero estar viendo él los ojos de ese viejo que solo me hizo la vida miserable.
—Tu eres su hermano mayor por lo tanto te tiene que respetar, no hablarte así.—Comunica.
—Pero no tiene nada de malo que me hable así, somos hermanos y los hermanos suelen discutir...
—¡No!—Exclama.—Tomas tiene que hablarte con respecto.—Insiste.—El ser irrespetuoso no no es lo que te hemos enseñado, Tomas...
—Jajajajaja.—Mira con burlas e incredulidad a su padre.—¿Cuando me has enseñado algo, padre?—Detiene su caminar.—¡No vengas a imponer tus derechos como padre porque no los tienes, no sobre mí!—Declara.
Tomas es un joven con temperatura voratíl pero únicamente cuando se trata de su familia porque allá afuera él es otro, uno más amigable con quienes creé que valen la pena relacionarse y no tienen dobles intensiones al acercarse a él, sin embargo eso cambia mucho con su familia. Prácticamente lo criaron los empleados, sus padres nunca estaban en casa por estar cuidando de su hermano mayor. Tamas no quería sentir resentimiento u odió pero si los tenía y muy arraigado en su interior, en ocasiones llegó a pensar que si sus padres en dado momento lo tuvieron únicamente para ver su podía ayudarle a su hermano mayor.
—¿Acaso solo soy un empleado mas en esta casa?—Agarra con fuerza el pasa manos de las escaleras.—Si, eso soy uno más de sus empleados porque desde un principio quien a cuidado y velado por mis son ellos.—Dejo salir una risita burlesca.—¿Quién de los dos se metió con los empleados?...
—¡A nosotros nos respetas!—Exclamó ella.
—¡¿Ugh?!—Fue cacheteado.—Vaya, con el pasar de los años sigues sin perder el toque, madre.—Sonríe, acto seguido pasa su lengua por sus labios lamido las gotas de sangre resultado del impacto de la palma de esa mano contra su mejilla.
—M-Mamá.
Rakiel se quedó estático es la primera vez que ve a su madre siendo agresiva, observando la mirada de odio mientras veía a Tomás para después soltando un manotazo directamente en la cara de su segundo hijo.
—Rakiel... Esto es...
—Lo puedes ver.—Mira fijamente y con despreció a Rakiel.—Por esto y mas me repugna la sola idea de llevarme bien contigo, si, tal vez no tengas la culpa pero yo tampoco pedí nacer siendo hijo de estás personas.—Cuando se vaya ellos dos vendrán a castigarme como siempre lo han hecho cada vez que ve una mirada triste en Rakiel.—No sé si eres estúpido o solo finges hacerlo para no aceptar que por tu enfermedad muchas personas resultaron mas que solo lastimadas...
—¡Tomas!—Advierte su padre.
—¿De que estás hablando?—Preguntó confuso.
—Ya no tiene caso hablar sobre eso si el daño ya está hecho, el que sepas no puede revertir lo que se cometió.—Retoma su caminar en dirección a su habitación.—Si de verdad no sabes nada entonces es mejor que sigas viviendo de esa forma.—Fue lo último que comento antes de desaparecer entre los pasillos.
—Papá, mamá. ¿De estaba hablando Tomas?
—De nada.—Lo abrazan.
—No le hagas caso últimamente sea metido mucho en su papel de villano para una obra en su universidad.—Informa ella.
Así su padres intentarán de todo para que Rakiel no pensara en eso fue imposible, las dudas ya estaban sembradas cómo semillas en el interior de su hijo mayor. Semillas que tarden o temprano dejarán expuesto esos brotes que causarán asfixia en Rakiel hasta que logré descubrir que es lo que esconden de él.
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