capitulo 1
Las puertas se abrieron ampliamente, dejado ver una silueta alta de casi, 1.90 metros de altura, magnífica complexion atlética, porte y presencia sofisticada.
Todas las personas que lo vieron entrar se quedaron sin habla, unos e inclusive dejaron caer unas cuentas cosas por el shock de verlo en ese estado salpicado de sangre.
Lo más notorio en él es; la persona de aspecto pálido e inconciente en sus brazos, luego está la expresión distorsionada en su rostro, como si lo que estába sucediendo no era lo que hubiese querido en primer lugar.
—¡Kostya!—Llama a un doctor en especifico al parecer—Kostya.—Vuelve a llamarle—¡¿Dónde carajos estás?!—Vociferó.
Maldición se suponía que nada de esto iba a pasar, ¿por qué fuí tan descuidado? No debí de responder esa llamada estado en casa, no era mi intención de lastimarle.
Solo tenía que dar a luz a ese niño, entregarme el cordon umbilical y luego ponernos hablar como la gente civilizada. ¿Por qué tuvo que actuar e irracional? Él siempre había sido una persona tranquila y muy sensata.
—¡Ven que te necesito en este preciso momento, Kostya!—Le hablaba a Kostya como si lo conocería de toda la vida.
—Jordi, deja de gritar que esto es un hospital, recién regreso de Rusia luego de tantos años y lo primero que haces a venir a...¡¿Qué rayos paso?!
Kostya terminó por exaltarse, (aunque no se le notaba por la nula expresión facial en su rostro) al ver las condiciones nada buenas en las que venía Rossi.
—¡Traigan una camilla y preparen el quirófano de la sala 20!—Ordenó.—¿Quién es? ¿A quién a atropelló tú chófer o fuiste tú? ¡¡Está embarazado!!—Será mi primavera vez realizando una operación de tal magnitud.
A estos es lo que llaman las personas un "hombre mutante", todo por ser bendecido o maldecido con poder tener hijos. El gobierno queriendo controlar la natalidad del país, casando a hombres con hombres para que dejen de procrear, para que al final algunos hombres terminen mutando y logren traer vida al mundo.
—¿Dónde está su esposo o otro familiar?
Kostya empezó a revisar el estado de Rossi, notando que los signos vitales son tan míseros que a penas logra sentirlos, lo mismo pasaba con el pequeño en su estómago, la perdida de sangre en mucha.
—Su condición no es nada favorable y la del bebé mucho menos, a perdido mucha sangre necesito saber que tipo de sangre es. ¿Ya llamaste a su familia?—Volvió a preguntar.
Mientras la camilla iba siendo empujada, Kostya iba realizado profesionalmente su trabajo y eso era recoger un poco de sangre de Rossi. Tenía que enviar urgentemente analizarla de esa manera averiguaría que tipo de sangre es, o si tiene alguna alergia a la anestesia o cualquier otro medicamento.
—Es mi esposo e hijo.—Confesó.
—Ya veo, entonces puedes decirme...¿Qué?
En ese rostro de porcelana cincelado poco expresivo, lo único que tuvo un destello de sorpresa y confusión al escuchar esa declaración, fueron sus ojos almendrados con heterocromia.
—¿De qué demonios estás hablando?—Solo he estado diez años en el Rusia, realizado mi segundo doctorado. ¿Cuando se caso? Nadie me dijo nada, ni mi madrastra dijo nada y eso que le encanta el chisme.— Está situación es agrave, no estoy para bromas, Jordi.
Si nadie a dicho nada eso quiere decir que su matrimonio no es importante, si no fue presentado al mundo como el esposo de Jordi, ese matrimonio es igual a nada...Qué mala suerte tuvo este joven de conocer un tipo con Jordi.
—No es ninguna broma.—Vio fijamente a Kostya—Tienes que esperar para la operación.
—¿Qué? ¡No puedo esperar, necesita ser operado en este momento!
—Solo espera hasta que llegue el helicóptero, esa persona también está siendo trasladada para ser tratado en este lugar.
El ruido muy escandaloso y el brusco movimiento al momento de ser jalado en la camilla, logró que el joven de unos veintitantos años, recordará de su estado inconciente. Ensangrentado entre sus piernas y rostro por el vómito en aquél entonces.
Trata de abrir su ojos, pero no responden sus párpados se siguen sintiendo muy pesados como para ser abiertos. Averiguar que pasa a su alrededor, preguntándose, ¿por qué hay tanto ruido y principalmente personas gritando? A pesar de su aturdimiento sus manos siguen protegiendo su estómago. Presentía que si la quitaba se llevarían a su ardilla.
—¿Te estás escuchado bastador?—Preguntaba monótono, pero se le podía notar la consternación en sus ojos por la confesión de Jordi.
Las venas azules sobresalen en la cincelada frente de Kostya, al mismo tiempo que sus cejas pronunciadas tan cobrizas como su cabello ondulado, se frunce con coraje e indignación.
—¡Es de tu esposa e hijo de los que estamos hablando!—Lo empujó bruscamente, tal vez así reaccionaba su estúpido primo.—Por una vez en tu vida comportarte como un humano.—De un solo puñetazo derribo al suelo a Jordi.
‹¿A quién pertenece esa voz tan fría como la primera nevada del invierno? ¿A quién está insultando tan fríamente y despiadadamente? No puedo abrir mis ojos, sigue sintiéndose pesados. ¿Dónde estoy? ¿En el hospital? El maldito me trajo al hospital, no puedo permitir que mi ardilla...›
—¡Por eso vas hacer tu maldito trabajo!—Exclamó, limpiando las esquinas de sus labios los cuáles fueron rotos.—Solo tienes que darle el cordón umbilical al médico cabecera de la familia, luego concentrarte en salvarlos. Rossi me entenderá cuando despierte.
Esas horrorosas palabras terminaron por poner lucido a Rossi, sintiendo las puñaladas adormecido su ya desahuciado corazón. Ni siquiera tenía la fuerza suficiente para gritarle que se muera, "Jordi vete al infierno". Es lo que Rossi quería gritarle pero la sangre en su garganta a penas lo dejaba respirar.
—¿Qué tienes en la cabeza maldición?—Estaba completamente incrédulo.
Es por está maldita familia complicada que decidí irme a Rusia a la primera oportunidad que tuve, también porque en Rusia todavía no está esa ley obligatoria de casarte con un hombre.
—¿Cuándo vas a madurar, Jordi? ¡Ya tienes 25 años!—Empuña sus grandes manos.
¿Qué estoy haciendo? Esto no es de mi incumbencia, sin embargo como médico juré proteger, salvar la vida de cualquier paciente con mis habilidades y la guía de Dios.
—¿Vas a dejarlos morir a causa de una maldita promesa de infancia?—Sus ojos heterocromia afilados, brillaban con frialdad bajo esos lentes de montura dorada, al igual que uno de sus ojos.—Vas...—Kostya se estremeció al sentir esa temblorosa, fría mano ensangrentada sobre la suya.
Acto seguido su mirada se entrelazó con esa aturdida mirada color lila, mirada que le suplicaba silenciosamente que lo ayudará.
"¿Por favor?" suplicó con un movimiento de sus pálidos y sangrientos labios. " Por favor, no permita que se lleven a mi ardilla."
Kostya sabía bien y fue entrenado duramente a no prometer promesas a los pacientes y, mucho menos tomarles aprecio a ninguna persona que atendiera. Sin embargo, esa convicción inquebrantable de no hacer algo como eso, estába empezando a flaquear desde el instante en que vio esa mirada suplicante.
—Todo estará bien.—Cubre con su otra mano la del contrario.—Hare todo lo posible por salvarlos a los dos.
‹Queria creerle a ese desconocido, pero mi instinto me decía que por más que él tratará de ayudarme terminaría siendo inútil. Pero, de igual manera no perdí la esperanza.›
Rossi siento como poco a poco su mano dejó de ser sostenida por la del médico, su cuerpo estába empezando a ser pinchado y en su boca pusieron oxígeno. Lo estaban preparando para operación y eso provocó un miedo horrible.
—Hice un juramento y no lo hice solo por hacerlo o aparentar. Yo, si me gradué de medicina porque me nacía. No voy a sacrificar la vida de dos personas inocentes por tu cobardía y por tu nula decencia humana.
—No es lo que tú quieras hacer, Kostya.—Lo tomo por los hombros, mirándole amenazante.
Aunque Jordi no se vía para nada intimidante a los ojos de Kostya, un formidable hombre de espalda sensual y unos hombres firmes y anchos. Elegante, atractivo que impone presencia. Bien medía, 1.96 metros de altura. Kostya es exageradamente alto con una complexión fornida.
—Tienes que hacer lo que te estoy ordenado o quieres que tú verdadera madre, tenga alguna clase de “accidente”.—Comentó con preocupación.—Recuerda que sigues siendo el perro de la familia principal, a si hayas huido a otro país o hayas crecido unos cuantos centímetros más. Sigues siendo un perro callejero.
Kostya era un hijo ilegítimo de uno de los tíos de Jordi, que fue aceptado por sus abuelos, con molestía y obligación de esa manera su apellido no sería arrastrado por el barró más de lo que ya estaban. Sin embargo, para obligarle hacerle sumiso esa familia se llevó a su madre, privandole de su libertad.
—¿Entendiste?
—Sí.—Apreta sus dientes.—¿Solo quieres el cordon umbilical, verdad?—Empuja la puerta del quirófano.—¿No te importa si tú pareja e hijo mueren?
—Solo necesito una cosa de ellos, para eso los compré.—Expresó sin el mínimo sentimiento.—Pague la deuda de su abuela y por lo tanto ahora es su turnó de devolverme el favor.
Rossi quién escuchó todo aun aturdido ya ni sabía si llorar o reír por su estupidez, por enamorarse de una ilusión que fue creada perfectamente y así no lograr ver las mentiras que venían bajo los pétalos de esas hermosas rosas rojas.
—¡V-Voy...Voy a matarte!—Vocifero Rossi, agonizando.—¡Juro que lo haré, bastador...!
—¡Doctor, lo estamos perdiendo!—Informan las enfermeras y asistente de Kostya.
—¿Aún no hace efecto la anestesia?—Eso complicaría las cosas.—Te enviaré el cordon umbilical a la otra sala...
—Lo quiero con todo y el bebé.
—Maldito enfermo.—Cerro las puertas del quirófano.—Vamos a comenzar.
Kostya se quedó con las manos en el aire, Rossi se aferraba a su estómago sin la mínima intención de permitir que lo cortarán. A pesar de que la anestesia ya lo tiene adormilado un poco, él siguió aferrado a su pancita con lágrimas corriendo por sus pálidas mejillas.
—¡N-No se llevarán a mi ardilla!—En la camilla se hizo bolita, parecía un toro sedado pero sin darse por vencido.—Mi...mi ardilla no sirviera como suplemento para nadie.
Perdón, perdóname ardilla. Si vamos a irnos creó que sería mejor que los vayamos los dos, no puedo dejarte en este mundo y al cuidado de esa monstruosidad con piel humana.
—¿Por favor?—Kostya sostiene las manos de Rossi.—Si no hago algo tú y la ardilla van a morir.
Rossi levantó su rostro lloroso, en ese instante su mirada se encontró con la de ese hombre serio con una voz gruesa, que intentaba sonar compresivo y amable pero no lo lograba por lo grave y monótono de su voz..
—Doctor...
—¡Deja de moverte si sigues así solo causaras que los tres mueran en vano!—Expresó con irritación Jordi.—El tiempo es valioso como para estar perdiendoló en charlas inútiles.
—¡¿Jordi?!—Él había entrando a la sala tras escuchar los gritos de Rossi.—¿Quién te dejó entrar? ¡Estás contaminado la sala!
Maldición quiero romperle la cara y dejarlo e inreconocible, en serio no creó soportar más a esta familia.
—Solo callarte y has tú maldito trabajo.—Volvio a decir.
—¡Soltarme, bastardo!—¿Cuánto más vas a herirme maldito despiadado?—¡Te odió!—Lo miro con sed de sangre.
Jordi se tensó al ver tal mirada, ya no podía ver ese brillo radiante con el cual Rossi, lo veía todos los días, cuando llegaba a su hogar de casados.
—¡Maldigo el día en que te conocí...coff!—Vomita sangre al mismo tiempo que convulsiona.
‹Ardilla, lo siento.› Se disculpa al mismo tiempo que se maldice por ser idiota. ‹Ni siquiera tengo la fuerza para mover un músculo para salir huyendo y llevarte a un lugar seguro...soy patético y no merezco ser tu papá, por inútil.›
—¡Maldición!
Kostya trabajo tanto como puedo para normalizar el ritmo cardíaco de Rossi, como el del bebé que también estaba decayendo. Parecía que el bebé también tenía pensado irse con su papá, a dónde sea que fuera Rossi.
—¡Sacá al bebé!
—Su apodo es ardilla, por lo menos intenta mostrar que te importa aunque sea un poco.—Corto cuidadosamente el estómago de Rossi.
‹Lo sentí, sentir esa cortada que fue como una picada de abeja, la anestesia no había adormecido todo de mí. Pero no dolía porque nada es más doloroso que saber lo que quiere hacer con mi ardilla y, aun así no poder hacer nada por más que luche por liberarme del malnacido de Jordi.›
—Ugh—Gimió de dolor.
—¿No estás funcionando la anestesia?—Pregunte con mis manos a medió corté.—Inyectar...
—Siga...—Mordió su labio.—Por favor, siga.—Busca enfocar el rostro de Kostya, con su mirada toda desorientada.—La ardilla tiene que vivir.—Sollozo.
La asistente y enfermeras no pudieron actuar fríamente cuando Rossi, se vía tan lamentable, adolorido, pero con la determinación de que su ardilla tenía que sobrevivir.
—Enfocarse en mí.—Pidió—Mire mis ojos, trate de ignorar todo a su alrededor e imaginar como será la pequeña ardilla, cuando lo sostenga en sus brazos.
—Todo está borroso, no logró...diferenciar su cara.—Confesó.—Estoy alucinando, hay dos clases de dorados en sus...
Jordi cubrió la boca de Rossi, no le estaba agrandado escucharlos hablar. Era un asunto delicado y el tiempo estaba corriendo.
Kostya iba cortar las manos de Jordi con el bisturí, pero no podía seguir perdiendo el tiempo, los signos vitales de Rossi volvieron a decaer por culpa de Jordi, quién alteró a Rossi.
—Vamos Rossi...no puedes irte así.—El asistente de Kostya empezó la reanimación mientras Kostya, sacaba con cuidado al bebé.—Mire, despierte y vea a su pequeño ardilla.
Un ruidoso llanto resonó por todo el lugar, con ello nuevamente los latidos del corazón medio muerto de Rossi.
—Mi...ardilla es un niño...—Sonrío entre lágrimas.—¿Por qué no sigue llorando?—Sentí que mi corazón se hundió.—Darme a mi bebé.—Mueve su cuerpo con brusquedad.—Quiero verlo...
—Aqui está.—Lo deja en los brazos de Rossi, ignorado a Jordi al cuál envío a sacarlo con seguridad y en eld proceso le cubrieran la boca.
‹Es hermoso, todas las dolencias en mi cuerpo se esfumaron y solo basto sentir su temperatura como contemplar sus grandes ojos lilas...se parece a mi...›
—Solo puedo verlo y sostenerlo por un momento, tiene que ser puesto en una incubadora.
Kostya aprovecho que Rossi se encuentra calmado para saturar alguna heridas internas no tan peligrosas, terminar la operación antes de que se complique.
Sin embargo la sala fue invadida por un séquito de seguridad, apartado a Kostya del pequeño niño antes de que el nombrado lo llevará a otro lado.
—¡Devuelvan a mi pequeño, ardilla!—Forcejea con esas personas, levantándose de la camilla sin importarle nada. Él solo tenía que alcanzar a su bebé.—¡Darme a mi hijo, es mío!—Gritó.—Solo mío.
—Jordi, ¿que estás haciendo? Todavía no he terminado con él, necesito seguir operando.
—Te dije que solo hicieras tú trabajo.—Abraza por la espalda a Rossi.—Solo tranquilizarse, si te portas bien te dejaré que lo cries.—Declaró.
——¡Vete al infierno, maldito!—Con el bisturí cortó la cara de Jordi, desde la ceja pasando por el ojo hasta llegar al pómulo.—¡Aah!—De una bofetada, Rossi cayó al suelo.
En en ese momento de confusion Kostya olvido todo por lo que había trabajado, luchado, perdiendoló perdón a su madre por la decisión que va a tomar en este instante.
Solo bastaron cinco segundos para que Kostya derribar y dañar más de un órgano interno de esas personas, los cuáles intentaban llevarse al pequeño.
—¡Kostya!—Exclamó.—¡¿Sabés que estás haciendo?!
—Mi madre lo entenderá.—Le metió un puñetazo en la nariz.—Si no hago nada por lo que creó correcto, se decepcionará de mí.—Lo saco arrastra de la sala juntó a sus empleados, cerrado la puerta con seguridad.
—¡Doctor...Doctor...—Rossi, llama a Kostya.—Mi ardilla no se mueve.
Rossi escuchó como su corazón se desgarro al mirar a su pequeño, no podía ser lo que estaba pensando, se negaba a creer que su ardilla no estaba respirando.
—No se altere.—Los subió a la camilla luego de levantar a Rossi, en sus brazos del suelo.—Tenemos que llevarlo a la incubadora.
—A-Ardilla.—Tartamudeo.—Ard...Ardilla.
¡Mi pequeño está muerto! No lo pude salvar, soy culpable de todo esto. Soy yo quién debe de ser castigado por ser un idiota, soy yo quien debe de morir, ¿por favor? Permitirle que siga vivo, así tenga que morir.
——Llevarlo a la incubadora, ya le hable al otro doctor.—Expresó.—Todavia estamos a tiempo de hacer algo, al faltarle tres meses eso complica su seguridad.—Las enfermeras solo asintieron, llevándose al pequeño.—Vamos, todavía no sé de por vencido
—Ciel, como él cielo...—Sostiene con fuerza la mano de Kostya—Es el nombre que escogí...—Sonríe adolorido.—Por favor...escuché la petición de alguien que se está muriendo...no permita que se lo lleve...
Por favor, Dios. ¿Es mucho pedirte una oportunidad más? No para mí, para mí pequeño ardilla. Si me vas a llevar por lo menos también vuelve a mis brazos a mi ardilla, no puedo dejarlo solo en este mundo...solo una oportunidad más es la que pido, por favor.
—...¿Rossi?...
Su cuerpo estába frío y los latidos de su corazón estaban por ser inexistentes, en el interior de Rossi estaba ocurriendo una hemorragia, Kostya tenía que detenerla junto a su asistente antes de que sea tarde.
—¡Rossi, vamos!—Encuentra el problema de la hemorragia, lo soluciona. Sin embargo, en el momento que iba a cantar victoria, los signos vitales se dispararon.—No, no vamos a perderle.
Kostya empezó a realizar reanimación, poniendo sus manos cubiertas de sangre sobre el pecho de Rossi, moviéndose sin parar por dos minutos.
—¡Rossi!—Sigue realizado reanimación.—¡Carajos, despierta!—Apretó sus labios en una línea recta y así contralor su desesperación.—No se rinda, tiene que confiar con sus propios ojos si la ardilla logra salvarse...¡Rossi!
—Doctor...—Su asistente detuvo a Kostya, ya habían pasado más de diez minutos, era momento de dar la hora de muerte.
—Todavia hay tiempo...
—Ya no la hay, él a fallecido.—Declaró con un nudo en su garganta.—¿Doctor...?
—Vete, Demetrio.—Escondió su expresión oscura.—Me encargaré de todo.
—Bien.—Salió sin refutar.
—¡Maldición!
Kostya tiró todo al suelo, nunca se había sentido tan impotente, frustración. Él también se sentía un inútil cobarde y culpable de dos muertes posible de seres inocentes a los cuáles no pudo salvar, teniendo la oportunidad. Cómo médico se siente pésimo.
—¡Kostya, habré la maldita puerta!—Golpeo ferozmente.—...Kostya...
—Esto es lo que querías.—Le lanzó el cordon umbilical.—Felicidades, ya eres viudo y padre de un difunto hijo.—Lo vió sin emoción alguna.
—¿Qué?—¿Por qué hay un sudor frío en mi espalda?—¿Rossi y ese niño no pueden estar muertos?
—Hipocrita hasta el final.—Esa actitud le provocó asco.—Esa expresión no te queda.—Volvio a cerrar la puerta de la sala de operación.
Tenía que limpiar el cuerpo antes de llevarlo a la morgue, hablarle algún familiar, conocido que logré darle sepultura.
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