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Capítulo 2

Tan pronto guardó la dirección, tomó rumbo a su casa, no podía presentarse en casa de Sasuke vistiendo con el uniforme del instituto, tenía que verse lo más atractivo que pudiera. Quizá el mal humor de ese Uchiha era solo una faceta, y en su casa es un doncelito lleno de amor y ternura, sí, asi debe ser. A la de menos sus padres le recomiendan no mostraste frágil, sabe que su apellido es bastante pesado, ¿tendrá padres estrictos?

Solo un jeans y una camisa blanca con una de cuadros por encima, su cabello ya es desordenado por naturaleza y se roció de su colonia especial, tomó sus cosas y salió del cuarto. Su mamá estaba en la cocina, por lo que se acercó para besarle la mejilla como despedida.

—O-oye, acabas de llegas, ¿no piensas comer? —la mujer de hermoso cabello largo y rojo se volteó para ver a su hijo tomar las llaves de la casa, apenas estaba terminando el almuerzo.

—No, iré a casa de un compañero para hacer un trabajo, ¡llegaré en la noche!

—¡Espera! —el chico se detuvo con la perilla en su mano, miró a su mamá atento. —Cuéntame quién es, al menos quiero saber dónde estarás, quizá tu padre pueda recogerte cuando termines.

—Ah, en la casa de los Uchiha.

—¿Uchiha? ¡Oh! ¿Es por su hijo menor? ¿Cómo se llamaba...?

—¿Sasuke?

—¡Sí, Sasuke Uchiha!

—¿Lo conoces? —se alejó de la puerta, le interesaba lo que su mamá pudiese saber de él.

—Hace muchos años, tú estabas recién nacido. —sonrió nostálgica. —Su madre y yo fuimos compañeras en el instituto, se llama Mikoto, es una mujer muy amable y hermosa. Conocí a Sasuke con 4 meses de nacido, ¡era tan adorable! Pero apegado a su hermano.

—¿Hermano? —nadie le habló de hermanos mayores.

—Sí, si otra persona lo cargaba se ponía a llorar, pero lo hacía su hermano y reía. —soltó una risa, recuerda ese segundo que lo tuvo en sus brazos y el bebé lloró como nunca, el hijo mayor de Mikoto se acercó como si de un experto se tratase y tomó al bebé en sus brazos, a los pocos segundos ya no había llanto. —Cada una tomó su camino, desde ese entonces no volví a verla, no sabía que Sasuke y tú son compañeros.

—Ah, si. Justo a eso voy, aunque ahora voy preocupado por su hermano mayor. —hizo un puchero disimulado, quizá no tendría las cosas tan fáciles.

—¡No me digas! ¿Te interesa? —juntó ambas manos emocionada.

—¡No! Bueno... tal vez. —se rascó la nuca, en realidad no conoce nada de ese Uchiha. —Sólo iré a hacer el trabajo y ya, ese idiota no es muy amistoso que digamos.

—Está bien, y salúdame a Mikoto de mi parte. ¡Sé amable con Sasuke! —regresó a la cocina, al tiempo que Naruto salió de la casa.

Estando afuera, sacó su celular y empezó a caminar, podría durar una media hora caminando, y el calor estaba infernal. Debió de haber traído su colonia para reforzar la rociada antes de llamar la puerta, no quería llegar y oler a sudor, ¡así jamás podría conquistarlo! Pensó en si debía comprarle algo o llegar con las manos vacías, no queria parecer demasiado intenso o desesperado por acercársele, ya tiene muy claro que Sasuke no es para nada idiota, como le dijo a su madre.

Trató de apresurarse en llegar, apenas iban a ser las tres de la tarde, pero quería aprovechar todo el tiempo que fuese posible. Su madre lo había logrado intimidar un poco con lo del "hermano mayor", ¿será de los típicos hermanos protectores?. . . Nah, Sasuke ya no es ningún niño como para que tenga un hermano velando por él, solo debía de mostrarse tranquilo y seguro de sí mismo, así no daría espacio a que quieran intimidarlo más de lo que ya está.

Llegó a la casa de la dirección, por lo que tomó aire y se encaminó a la puerta, tocó apenas tres veces y retrocedió un paso a la espera de que alguien le abriera. No tuvo que esperar mucho, le recibió una mujer de apariencia joven y cuerpo delgado, con un bello cabello negro y largo, era muy hermosa y le sonreía.

—Hola, ¿qué se te ofrece? —una voz dulce digna de una persona como lo es esa mujer.

—Hola, soy... soy amigo de Sasuke, tenemos un trabajo que hacer y vine por eso. —su corazón latía muy rápido, malditos nervios. Ni cuando trató de tener una relación con Hinata y fue a casa de su padre se sintió tan nervioso, y eso que para esa ocasión era verdadera su intención.

—¿Mi hijo invitando un amigo? Eso es nuevo. Adelante, le diré que llegaste. —se hizo a un lado y Naruto entró, la casa era muy bonita. No de lujo, pero sí bastante confortable, y ni qué decir del orden y aseo.

Se sentó en el sillón a esperar, la mujer había ido escaleras arriba, supuso que allí estaba el cuarto de Sasuke. Ahora es cuando debe de poner en marcha su plan de conquista, conocería al Sasuke fuera del instituto, se supone que ya no debería aparentar ser el doncel frío y duro. Pocos segundos después la mujer nuevamente bajó y se acercó a él.

—Ahorita vendrá mi hijo, ¿gustas algo de tomar? —le sonrió.

—No, muchas gracias. —Sí, respetuoso para darle una buena impresión a la madre de su objetivo.

—¡Ah! Perdona, no me presenté. Me llamo Mikoto Uchiha, la mamá de Sasuke, es un gusto tener a uno de sus amigos en la casa, por lo general él nunca invita a nadie.

—Sí, también me disculpo por no presentame. —rió. —Me llamo Naruto Namikaze, gracias por recibirme. ¡Ah, si! Mi mamá le manda saludos, es Kushina Uzumaki.

—¡Kushina! —sonrió emocionada. —Hace mucho no sé nada de ella, ¿cómo está? La última vez que la vi fue cuando Sasuke era un bebé, después de eso no supe más de ella. No por nada malo, no me malinterpretes.

—¡No, no! Ella me habló de usted.

—Debería de ir a visitarla algún día, dile que tenemos que reunirnos, ¿si?

—¡Sí, lo haré!

—¿Qué haces aquí? —una tercer voz interrumpió su conversación, era Sasuke, estaba al pie de las escaleras. Se veía enfadado con Naruto, le miraba serio y con los brazos cruzados.

—Eh, yo...

—Iré a hacerles algo de comer. —dijo la mujer. —Siéntete como en casa, Naruto.

Le sonrió una última vez y se dirigió a la cocina, miró a Sasuke y este con un gesto de cabeza le indicó que le siguiera. Así lo hizo, se sentía apenado y quería salir huyendo cuanto antes, ¿y si entraba al cuarto y Sasuke lo torturaba por ir a su casa sin avisar? No, no es posible, estaba seguro si había otra persona en casa, ¿no?. Le siguió hasta la habitación, una vez dentro, el doncel cerró la puerta con fuerza y ahora sí le miraba enojado.

—¿Qué mierda haces en mi casa?

—Sí, estoy bien, ¿y tú? —dejó su mochila en el suelo, echando un rápido vistazo a la habitación, era bastante ordenada, algo muy de esperarse de una persona como Sasuke.

—No me vengas con eso, te dije que haríamos el trabajo en el instituto, no en mi casa. —se acercó al rubio con el ceño fruncido. —¿Karin te dijo dónde vivo?

—¡No! Solo... lo intuí, sí.

—Además de abusado, idiota. —se dirigió al escritorio y se sentó, soltando un suspiro. —Entonces ya que estás aquí, haremos el trabajo y te irás, no quiero que te encuentres con mi papá.

—Nah, no te preocupes, le caeré bien. ¿Viste a tu madre? Está feliz conmigo. —se sentó en la cama, sonriendo satisfecho.

—No pienses que son iguales.

No tuvo ninguna oportunidad para coquetearle a Sasuke, el muy desgraciado en verdad estaba concentrado en el trabajo y ni siquiera le prestaba atención. En realidad sí estaban trabajando, algo impropio de Naruto, ya que por lo general suele dejar los trabajos para el último minuto, jamás había iniciado uno el mismo día que lo asignaban. Incluso cuando llegó Mikoto con unos sándwiches y un par de refrescos, ellos continuaron. No era nada elaborado, y su tema era sencillo.

—Yo montaré una presentación y estará todo listo. —guardó el archivo y apagó la computadora, se giró en su silla mirando la hora, estaban a tiempo. —Bien, puedes irte.

—¿Por qué eres tan arisco? Aunque sea hablemos un poco, ¿no? —se movió hasta quedar sentado a los pies de la cama frente a Sasuke, a unos seis pasos. Miró la hora en el reloj colgado en la pared, apenas iban a ser las seis de la tarde. Debía aprovechar. —¿Qué cosas te gustan?

—Te dejé claro en el instituto que la única relación que tendríamos sería por este trabajo, volveremos a hablarnos dentro de una semana. —su padre no debía tardar en llegar, se levantó y caminó hacia la puerta. —Tienes que irte. —en lo que abrió, el susodicho estaba parado al otro lado del marco con la mano levantada, como si hubiese querido tocar la puerta.

—¡Hola, señor! —saludó Naruto sonriendo, aún estaba sentado en la cama.

—Pa-padre... —sintió un escalofrío. —No vaya a malinterpretar, solo vino por un...

—Ya tu madre me explicó. —Naruto se sintió intimidado, ese hombre se veía bastante serio y con un porte poderoso. —Quise venir para saber cómo les iba.

—Terminamos, de hecho ya Naruto se va, ¿verdad? —se volteó para mirarlo con amenaza.

—La comida está lista, podría quedarse a cenar.

—No, no, tiene que irse a su...

—Con todo gusto. —hizo a un lado sus nervios y se levantó de la cama con una sonrisa. Extendió su mano delante del padre de Sasuke. —Naruto Namikaze, un gusto conocerle.

El hombre le recibió el saludo para después indicarles que estarían esperándolos. Naruto se permitió botar el aire que contuvo esos últimos segundos, Sasuke le tomó del hombro y lo puso delante de él.

—No te atrevas querer ganarte a mi papá, ¿entendido?

—¿Cuál es el problema? —levantó los hombros en signo de restarle importancia al asunto.

—No traigo a nadie aquí porque papá empieza a interrogar a todos creyendo que es porque tienen "intensiones" conmigo, y quiero que al menos seas la excepción a esa idea que tiene. Prefiero que lo crea de cualquier otra persona menos de ti.

—No tienes que ser tan insensible. ¿Y sabes qué? Solo por ese comentario haré todo lo posible por agradarle y poder ganármelo. —le guiñó el ojo, dándole un corto toque en la nariz con el dedo.

Sasuke quiso ahorcarlo en ese preciso momento que le dio la espalda para adelantarse al encuentro con su padre, debía contenerse si no quería que se dejara en evidencia cualquier sentimiento que le causaba la presencia de Naruto, negativo, claramente. Entre más neutral, su padre no sacaría su lado de detective y todo estaría en calma. Respiró hondo y se encaminó hacia las escaleras, solo deseaba que ese día terminara, ¿en qué momento a su profesor se le ocurrió emparejarlo con ese imbécil? Había otras veinticinco personas de las cuales uno pudo ser su compañero, y ahora tenía a ese en su casa. Al llegar al comedor, se sentaron y esperaron a que Mikoto regresara de la cocina, incluso su padre estaba ausente, ya que ayudaba a su madre a traer las cosas a la mesa. Naruto aún seguía intentando verse lo más relajado posible, pero sin exceso de confianza para no dar mala impresión. 

Ambos mayores llegaron y tomaron lugar en los asientos, empezando a degustar la cena luego de agradecer por la comida.

—Entonces, Naruto. —dijo su padre, Sasuke se golpeó la cabeza contra la mesa mentalmente. —¿Hace cuánto conoces a mi hijo?

—Ah, pues, en realidad creo que desde que entramos al instituto, sé que lo he visto varias veces, pero hasta este año somos compañeros. —sonrió, iba agarrar la cuchara pero su mano temblaba. 

—Por lo general nunca trae visitas.

—Sí, más bien yo me tomé el abuso de venir, me disculpo. —¿hasta cuándo tendría que seguir siendo tan formal? Ni en su casa es así. —Solo quería que saliéramos del trabajo, así nos quedaría tiempo para las otras materias. —no tiene ni puta idea de qué pendientes hay.

—¿Y qué tal sus calificaciones?

—Me cago...

—¿Perdón?

—¡No. nada! —rió nervioso. —Pues no puedo mentirle, no son tan altas como las de Sasuke, pero sí le aseguro que no he perdido ni una sola materia.

—¿Y sus aspiraciones a futuro?

—Pues... —¿acaso está en una entrevista de trabajo o qué? —No lo tengo decidido todavía, quiero dedicarme a algo que me guste de verdad.

—Si, bueno, ¿Itachi cómo está? —interrumpió Sasuke, ya no aguantaba más.

—Ah, tu hermano vendrá esté fin de semana. —le respondió su madre alegre. Su hermano se había independizado el año pasado, pero al menos procura ir a visitarles dos veces al mes. —Hijo, acompáñame un momento.

Naruto miró a Sasuke con miedo y negó disimuladamente, no quería quedarse solo en la mesa con ese señor, ¿y si seguía preguntándole más cosas? Ya su cabeza no daba para más. Cuando se halló solo, miró con mucho detalle los cubiertos en la mesa, eso era mejor que ver los ojos del padre de Sasuke; un escalofrío lo hizo estremecerse cuando este carraspeó.

—Escucha, muchacho, sé que mi hijo no trae personas porque le incomoda que los interrogue tanto, y te creo cuando dices que viniste por tu cuenta. No soy el padre más expresivo con mis hijos, pero a ambos los quiero y deseo lo mejor para ellos, eso incluye sus parejas. —le dio la razón en su mente, supuso que ningún padre quisiera ver a sus hijos con una mala persona, se relajó un poco. —Sasuke es el único doncel en nuestra familia, y no voy a permitir que esté con una persona que quiera pasarle por encima. Tiene su carácter, pero por dentro es muy gentil. Oficialmente no ha tenido novios, pero sí uno que otro pretendiente, confío plenamente en su madurez. Aún así, mi esposa, su hermano y yo estamos aquí para lo que necesite, aún si eso incluye encargarse de un bueno para nada que lo lastime.

—No, no quiero... hacerle daño. —tragó grueso. —Ahorita solo quiero conocerlo, ser su amigo, nada más.

—Eso espero.

Por otro lado, en la cocina Sasuke se sentía desesperado por no saber qué estaban hablando. Conocía lo suficiente a sus padres para saber que su padre pidió con antelación ese tiempo a solas con Naruto. Ni siquiera sabía qué estaban haciendo ahí su mamá y él.

—Hijo, ¿de verdad son solo amigos? Sabes que tu padre se quedará pensando en ello varios días hasta que se sienta seguro con ese muchacho.

—Ma... sí... te aseguro totalmente eso. Es más, ni siquiera somos amigos, tuvimos que hablarnos por ese dichoso trabajo, porque antes de eso ni nos volteabamos a ver. —suspiró. —Solo volvamos, los conozco y sé que papá debe de estarlo torturando. —su madre soltó una risa suave.

—Sabes que solo se preocupa por ti, no seas tan duro con él. Confía en ti, claramente, y también confía en la educación que te hemos dado, pero no dejas de ser su hijo menor. —le tocó la mejilla con cariño. —Ya, vamos a rescatar a ese muchacho.

Los dos regresaron y Naruto miró la hora en su celular, mejor regresaba a su casa antes de que cayera más la noche. Agradeció a los dos mayores de la casa por el recibimiento y la comida, solo tenía que regresar a la habitación de Sasuke por sus cosas y se iría. sabía que este le seguiría. Entró al cuarto y guardó sus cuadernos dentro de la mochila, el Uchiha se paró a su lado, Naruto solo le miró.

—¿Qué tanto te dijo? —se cruzó de brazos.

—En pocas palabras, que si te hago el mínimo daño me matan o tus padres o tu hermano. Nada más, creo que algo muy normal, ¿no? —realmente no se sentía cómodo luego de esa conversación, ya no estaba tan seguro de seguir con la apuesta luego de conocer la seriedad de esa familia.

—Daño que no harás porque no llegaremos a nada, después hablaré con él y le aclararé la situación, mi mamá tiene las cosas claras. El trabajo está listo así que ya no tienes que seguirte acercando a mí.

—No, de verdad quiero conocerte. —le apuntó con el dedo. A fin de cuentas, él no se rinde por cosas pequeñas. —No creas que te vas a librar fácilmente de mí.

—Está bien, está bien. Sigue en tu terquedad de querer llegar a algo conmigo, yo seguiré en la mía de mantenerte alejado.

Naruto solo le sonrió, tomó sus cosas y salió de la habitación dejándole solo, no pensaba acompañarlo a la puerta. Se encerró para luego acostarse en la cama, mirando el techo abrumado. No entendía cómo es que Naruto seguía tan insistente, ¿de verdad quiere llegar a algo serio? Anteriores pretendientes dejaban de insistirle al ser rechazados, otros fueron más inteligentes y lo dejaron tranquilo al primer cruce de palabras; sin embargo, ese rubio estúpido no entendía.

Sabía que serían días largos hasta hacerle entender su falta de interés en tener una relación en ese punto de su vida.
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Naruto llegó a su casa cansado, ese día había sido muy fuera de lo normal. Su madre estaba en el sofá, veía la televisión, pero al Naruto llegar ella se levantó para abrazarlo y besarle la mejilla como saludo. Procuró esquivar preguntas para poder irse a su cuarto, en verdad se sentía agotado, ya después le contaría con detalles su visita en la residencia Uchiha.

Entró a su habitación y lanzó su mochila por ahí, no le importaba donde cayese, solo quería acostarse en su cama y tratar de dormir, suerte que ya había cenado. Pensó en Sasuke, en verdad él se estaba comportando como todo un patán, y todo por una apuesta. Tampoco va a ser hipócrita consigo mismo, en realidad no siente algo por él, no tiene ni dos días de hablarle como para decir que le mueve los sentimientos. Naruto no es de ilusionarse fácilmente, en realidad nunca ha llegado a estar verdaderamente enamorado de alguien.

Siendo más niño le gustaba Sakura, se conocieron hace ya muchos años, solía desvivirse por ella con tal de poder tener una oportunidad; al crecer, se dio cuenta que era un sentimiento que no iba hacia ningún lado, además de que ella siempre le rechazó. Ahora se convirtieron en muy buenos amigos.

Después fue Hinata, ella es otro cuento muy diferente a los demás. Por lo que tiene entendido, ella siempre estuvo enamorada de él, pero nunca se llegó a interesar en ella. Sí, estuvieron saliendo un tiempo, y todo por recomendación de su madre; Kushina le sugirió tratar de conocer a Hinata un tiempo, todo con el objetivo de verificar si podían ser compatibles. Si bien la chica es hermosa, eso nadie lo puede poner en discusión, pero es demasiado sumisa para su gusto.

Naruto quiere a una persona independiente, que con o sin él pueda valerse por sí mismo; Hinata llegó a depender mucho de él, y eso no le agradó. Si pensaba en Sasuke, pues tiene mucho de lo que él busca, pero todavía no le conoce bien, además de que es otro que solo le rechaza. Bah, solo seguiría su apuesta y después cada quien por su camino.

No quería perder el tiempo.

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