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Capítulo 11

Narra: (Melina)

Una noche bella y romántica.


*******

Michael me está esperando, amo tanto ver como sonríe cuando me mira, siempre supe que es un chico lindo y tierno; termino de secar mi cabello, veo que Michael me mira mientras lo hago, me mira de una forma que adoro pero que desconozco, solo sé que estoy amando cada vivencia a su lado.

—Tu cabello está muy largo, es muy hermoso —Michael me dijo mientras mira mi cabello, está acostado en su camilla.

—Creció en estos últimos meses, y... gracias por lo de hermoso.

—Hueles muy rico copito.

—Tú también hueles rico, te bañé con el mismo jabón líquido.

—Pero en ti se nota más el aroma, ven ya, acuéstate a mi lado.

—Si, solo dejaré esta toalla en la cesta que está en el baño, me cepillo los dientes y vengo.

—Está bien, ve rápido Meli.


*******

Fuí a traer mi mochila con mis cosas, ahí están mis accesorios, mi cepillo dental y mi perfume, es una costumbre mía aplicarme perfume antes de dormir, en si no es perfume, es agua de colonia aroma a cítrico, mi favorito. También he traído mis materiales de trabajo, mi laptop y mi tableta para trabajar desde la sala de recuperación donde está Michael, así podré cuidarlo y a la vez trabajar, no quiero descuidarlo a él y tampoco dejar de lado mi trabajo en la constructora, claro que Michael es mi prioridad ahora.

Me echo perfume, me cepillo los dientes.

Apago la luz, solo alumbra la lámpara; ahí está Michael, esperándome, no durmió solo por esperarme, es tan tierno.

—Que rico hueles mi amor, ven ya a acostarte —Michael señala la camilla mía que está al lado de la suya.

Saco mi Biblia de mi mochila, es la que me regaló Kimberly, es mi costumbre leer un versículo de la Biblia antes de dormir.

Confieso que me siento muy extraña, a veces siento que estoy soñando, estar así, junto a Michael, que él me ame y poder darle mi amor es como si fuera una fantasía, lo único que quiero es darle todo mi amor y cuidarlo como él lo merece. Me acuesto a su lado, esto es tan mágico, bello y hermoso que me cuesta asimilarlo.

¿Es verdad todo esto? ¿esto que estoy viviendo es real?... respiro profundo, me pellizco las manos para asegurarme de que lo que estoy viviendo es verdad, trago saliva, esto es demasiado para mí, es tan mágico y perfecto este momento que siento que estoy soñando.

—¿En qué piensas copito? —Michael me preguntó tomando mi mano, volteo a mirarlo, me pierdo en su mirada, lo amo tanto, juro que no logro asimilar del todo este momento, amo tanto que me diga copito.

—En... en lo bello y mágico que es este momento, en lo precioso que es el hecho de dormir a tu lado, de estar así, juntos y... es tan mágico, tan hermoso —lloro de emoción.

—¿Sabes que me siento exactamente igual?, siento que estoy viviendo algo que conozco y que es extraño a la vez, algo que nunca he vivido pero que siempre quise vivir, no sé si me doy a entender, es algo tan especial que no logro describirlo con palabras exactas, de lo que si estoy seguro es que es genuino, aún no lo asimilo pero es verdadero, sé que esto que sentimos es tan verdadero como nuestra propia existencia, te estoy amando con locura Meli —me habla acariciando mi rostro.

—Yo siento que estoy flotando, siento algo tan mágico que me estremece.

—Ven, abrázame copito —me jala hacia él suavemente, me abraza... juro que siento que algo dentro de mí se estremece, el aroma de su piel, el calor de sus brazos es simplemente perfecto.

Gracias mi Dios amado, gracias por concederme lo que más quise: estar entre los brazos del hombre que amo, gracias》Le agradezco a Dios en mis pensamientos, estoy llorando de emoción, no puedo evitar hacerlo.

—¿Por qué lloras Meli?

—Lloro de emoción, es que este momento es tan pero tan hermoso y especial que me cuesta asimilarlo, te amo tanto mi Michael hermoso —lo abrazo.

Dejo fluir mis lágrimas, lloro en sus brazos, lloro por todo lo que he vivido, por el dolor que me causa el hecho que él no pueda caminar y por este momento tan mágico, son tantas emociones y sentimientos que siento a la vez que me invaden de tal manera que me hacen llorar, solo eso puedo hacer, llorar y mucho. Michael también llora en mis brazos, él al igual que yo llora profundamente, ambos lloramos, sé que este dolor, esta emoción y estos sentimientos son compartidos.

—Perdóname, perdóname por todo lo que te he hecho —me habla entre su llanto, nunca he visto a nadie llorar así como él en este momento. Dios sabe que lo he perdonado, se lo dije a él hace un momento, quizás Michael recuerda nuestro pasado, por eso me pide perdón.

—Te he dicho que te he perdonado, te perdoné mucho antes que tú me pidas perdón —le dije acariciando su rostro, seco sus lágrimas, me duele verlo sufrir.

—No es tan fácil perdonar algo que es imperdonable, fui tan malvado contigo... ya no te diré más nada, no por esta noche, hay mucho que tenemos que conversar, hay muchas cosas que tenemos que confesarnos.

—Es verdad, hay muchas cosas que tenemos que confesarnos, pero no por ahora, solo debemos amarnos y nada más, nada más.

—Hay algo muy importante que debes saber, no quiero dejar que pasen los días para que lo sepas, mañana... mañana lo sabrás.

—Está bien, que sea mañana, aunque me gustaría saber de qué trata eso importante que quieres que sepa.

—Es algo que siempre fue especial para mí, ya verás.

—La verdad es que no tengo la mínima idea de qué se trata, ya me dio curiosidad, ansío que amanezca, que llegue el día de mañana.

—Yo también no puedo esperar para que lo sepas, ahora solo hay que descansar.

—Si claro, solo leeré un capítulo de la Biblia y me acuesto —le dije abriendo mi Biblia.

—¿De qué trata lo que vas a leer? —Michael me preguntó mirándo la Biblia abierta.

—Aún no lo sé, Dios me irá guiando a la escritura con la que me quiere hablar.

—Perdón Meli pero no entiendo a qué te refieres.

—¿Quieres que te muestre como es que Dios nos habla a través de su palabra?

—Si claro, muéstrame al detalle como funciona todo eso, solo espero entender, si no lo entiendo... ¿te molestarías conmigo?

—No se trata de entender solamente, Dios más que querer que lo entiendas, quiere que lo ames por sobretodo, y que confíes en sus planes aun sin entender.

—Ya me perdí, disculpa Meli.

—Solo abre tu mente y tu corazón, lo único que quiere Dios de ti es que estés dispuesto a aceptar su voluntad en tu vida, que estés dispuesto a escucharlo, su voz no es audible como la tuya o la mía, él te habla al corazón, a los más profundo de tu corazón.

—Eso si lo comprendo, más de una vez he sentido que una voz interna me ha hablado, es como si emergiera una voz de los más profundo de mi ser.

—Si eso que sentiste fue algo que te dio paz o que te hizo reflexionar es Dios quien te habló, fue su Espíritu Santo quien te habló.

—Esa voz interior me hizo reflexionar.

—Entonces fue Dios, de eso no hay duda, mira, vamos a hacer algo, yo haré una oración a Dios y tú vas a repetir lo que diga, pero no solo lo repitas por hacerlo, hazlo genuinamente, siente lo que vas a repetir como si emergiera de ti mismo.

—Lo haré, lo prometo Meli.

—Entonces olvida todo lo que te perturba, olvida todo lo que te quita la paz interior y todo lo que sepas que es negativo en tu vida, olvídalo todo, deja que Dios gobierne tu mente en este momento.

—Eso estoy haciendo, por eso solo te doy mi amor y... por eso soy contigo como siempre debí serlo, ¿me entiendes?... aunque ni yo mismo lo entiendo pero... bueno, eso haré, tal como me lo dijiste.

—Entonces toma mi mano, repite después de mí una oración sincera que haré.

Amado padre celestial, en este momento solo queremos agradecerte principalmente por habernos regalado un día más de vida, por haber permitido que podamos amarnos, por haber logrado que nuestro amor sea correspondido, confesamos que en este momento no comprendemos del todo lo que está pasando y mucho menos lo que pasará, es ahora que necesitamos de tu guía y aunque probablemente no comprendamos lo que nos pasará de ahora en adelante confiamos en ti, en cada uno de los planes que tienes para nuestras vidas; tenemos un corazón dispuesto a ti, a que tu Espíritu Santo obre en nuestros corazones día a día, te pedimos señor que nos llenes de tu paz en momentos de incertidumbre y de dolor, que nos abunde esa preciosa paz que sobrepasa todo entendimiento conforme nos prometes en tu palabra, ahora guiamos hacia algún verso de la Biblia, de tu palabra para entender qué quieres decirnos en este momento, todo esto te lo pedimos en el poderoso nombre de nuestro precioso salvador Jesucristo, Amén》Hice una sincera y profunda oración en voz alta.

Michael repitió todo la oración que hice, espero que lo haya hecho con sinceridad. Volteo a mirarlo, él está llorando, me abraza.

—Sentí un peso en mi pecho cuando hice esa oración, sentí como si ese peso me quemara por dentro, fue extraño pero lo percibí especial.

—Es lógico, cuando oras por primera vez pasa eso.

—Fue extraño pero me invadió de tal manera que olvidé mi realidad, mi terrible realidad —me habla secando sus lágrimas.

—Lo que Dios más quiere es que tengas paz, una paz genuina aun en medio del dolor y el sufrimiento.

—¿Cómo funciona eso? ¿cómo es que alguien puede sentir paz si está sufriendo?, eso no tiene lógica.

—Todo lo que viene de Dios no tiene lógica ni sentido para la mente humana, la misma palabra de Dios es locura para la lógica y la razón.

—No te entiendo del todo pero confío en que es verdad.

—Dios no espera que tú lo entiendas, él quiere que le creas ciegamente.

—Te prometo que así lo haré.

—Ahora vamos a enterarnos de lo que Dios quiere decirnos.

—¿Cómo vas a saber lo que Dios quiere decirte Meli?

—Dios me habla al corazón, yo simplemente dejo mi mente en blanco, me relajo y ahí se refleja en mi mente un verso de la Biblia, luego voy a ese verso, lo leo con detenimiento y así confirmo que ha sido Dios quien me habló a mis pensamientos.

—Espero poder lograr eso.

—Mientras oraba un verso de la Biblia se vino a mi mente, es más, ahora mismo ese verso se está repitiendo en mis pensamientos, te juro que estoy sorprendida, estoy más que segura que fue Dios quien me habló.

—Dime ya que te dijo, estoy ansioso por saberlo.

—Dios quiere que nuestra relación inicie con fe, con una plena confianza en que sus planes se cumplirán en nuestras vidas, por eso me guió a leer "Hebreos - Capítulo 11", ese capítulo se titula: "La confianza en Dios", dice:

"‭Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver. Dios aceptó a nuestros antepasados porque ellos confiaron en él. Y nosotros creemos que Dios creó el universo con una sola orden suya. Lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse.

Abel confió en Dios, y por eso le ofreció un sacrificio mejor que el de Caín. Por eso Dios consideró que Abel era justo, y aceptó sus ofrendas. Y aunque Abel ya está muerto, todavía podemos aprender mucho de la confianza que él tuvo en Dios.

Henoc confió en Dios y, por eso, en vez de morir, Dios se lo llevó de este mundo y nadie volvió a encontrarlo. La Biblia dice que, antes de que Henoc fuera llevado, fue obediente, y eso le agradó a Dios. Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él. Para ser amigos de Dios, hay que creer que él existe y que sabe premiar a los que buscan su amistad.

Noé confió en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó una casa flotante para salvar a su familia. Por su confianza en Dios, Noé recibió las bendiciones que Dios da a todos los que lo obedecen. También por su confianza en Dios, Noé hizo que la gente de este mundo fuera condenada.

Abraham confió en Dios, y por eso obedeció cuando Dios le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, aun cuando no sabía hacia dónde iba. Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país. Abraham confiaba en que algún día vería la ciudad que Dios había planeado y construido sobre bases firmes.

Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Y es que Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa. Por eso Abraham, aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. ¡Nadie puede contarlos!

Todas las personas que hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había prometido. Pero como ellos confiaban en Dios, las vieron desde lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos estaban de paso, como los extranjeros. Queda claro, entonces, que quienes reconocen esto todavía buscan un país propio, y que no están pensando en volver al país de donde salieron, pues de otra manera hubieran regresado a allá. Lo que desean es tener un país mejor en el cielo. Por eso Dios les ha preparado una ciudad, y no tiene vergüenza de que le llamen su Dios.

Abraham confió en Dios cuando Dios quiso probar si él lo obedecería o no. Por eso Abraham tomó a su hijo Isaac para ofrecerlo como sacrificio. No le importó que fuera su único hijo, ni que Dios le hubiera prometido que por medio de Isaac tendría muchos descendientes. Abraham sabía que Dios tiene poder para hacer que los muertos vuelvan a vivir. Esa confianza hizo que Abraham no tuviera que matar a su hijo; y fue como si Isaac hubiera vuelto a vivir.

Isaac confió en Dios, y por eso les prometió a sus hijos Jacob y Esaú que Dios los iba a bendecir.

Jacob confió en Dios y, por eso, cuando ya estaba por morir, les prometió a los hijos de José que Dios los iba a bendecir. Luego, se apoyó en la punta de su bastón y adoró a Dios.

José confió en Dios y, por eso, poco antes de morir, anunció que los israelitas saldrían libres de Egipto, y dejó instrucciones para que supieran qué hacer con sus huesos.

Los padres de Moisés confiaron en Dios y, por eso, cuando Moisés nació, lo escondieron durante tres meses. El rey de Egipto había ordenado que se matara a todos los niños israelitas, pero ellos vieron que Moisés era un niño hermoso y no tuvieron miedo, porque confiaban en Dios.

Moisés confió en Dios y, por eso, cuando ya fue hombre, no quiso seguir siendo hijo adoptivo de la hija del rey. No quiso disfrutar de lo que podía hacer y tener como egipcio, pues era pecado. Prefirió que los egipcios lo maltrataran, como lo hacían con el pueblo de Dios. En vez de disfrutar de las riquezas de Egipto, Moisés decidió que era mejor sufrir, como también iba a sufrir el Mesías (El señorJesucristo), pues sabía que Dios le daría su premio.

Moisés confió en Dios y, por eso no le tuvo miedo al rey ni se rindió nunca. Salio de Egipto, y actuó como si estuviera viendo a Dios, que es invisible. Moisés confió en Dios, y por eso celebró la Pascua. También mandó rociar con sangre las puertas de las casas israelitas. Así, el ángel enviado a matar no le hizo daño a ningún hijo mayor de las familias israelitas.

Los israelitas confiaron en Dios, y por eso cruzaron el Mar de los Juncos como si caminaran sobre tierra seca. Pero cuando los egipcios quisieron pasar, todos ellos se ahogaron.

Los israelitas confiaron en Dios y, por eso, cuando marcharon alrededor de la ciudad de Jericó durante siete días, los muros de la ciudad se vinieron abajo.

Rahab, la prostituta, confió en Dios y trató bien a los espías de Israel. Por eso no murió junto con los que habían desobedecido a Dios en Jericó.

¿Qué más les puedo decir? No me alcanzaría el tiempo para hablarles de la confianza en Dios de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas. Ellos confiaron en Dios, y por eso conquistaron países; y como actuaron con justicia, recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron la boca de leones y apagaron grandes incendios. Escaparon de que los mataran con espada, recibieron fuerzas cuando más débiles estaban, y en la guerra fueron tan poderosos que vencieron a los ejércitos enemigos.

Algunas mujeres confiaron en Dios, y por eso Dios hizo que sus familiares muertos volvieran a vivir.

Algunos confiaron tanto en Dios que no quisieron que los dejaran en libertad. Al contrario, dejaron que los mataran, porque sabían que volverían a vivir y así estarían mucho mejor. Mucha gente se burló de ellos y los maltrató, y hasta los metió en la cárcel. A otros los mataron a pedradas, los partieron en dos con una sierra, o los mataron con espada. Algunos anduvieron de un lugar a otro con ropas hechas de piel de oveja o de cabra. Eran pobres, estaban tristes, y habían sido maltratados. La gente de este mundo no merecía personas tan buenas, que anduvieron sin rumbo fijo por el desierto, por las montañas, por las cuevas y las cavernas de la tierra.

Dios estaba contento con todas estas personas, pues confiaron en él. Pero ninguna de ellas recibió lo que Dios había prometido. Y es que Dios tenía un plan mucho mejor, para que nosotros también recibiéramos lo prometido. Dios sólo hará perfectas a esas personas cuando nos haya hecho perfectos a nosotros" Léi ese capítulo de la Biblia.

Puedo notar que Michael está pensativo, probablemente no comprendió del todo lo que le acabo de leer de la Biblia, yo cuando leí este capítulo de la Biblia "Hebreos - Capítulo 11" por primera vez no lo entendí completamente, fue hasta que viví muchos desafíos a lo largo de mi vida e incluso hasta el día de hoy que lo comprendí del todo, es más, en este preciso momento recién comprendo que lo que más importa en esta vida es confiar en Dios de tal manera que él se agrade de nosotros y nos dé sus bendiciones, las cuales no son tangibles, si no eternas, bendiciones como el amor, la fe y la esperanza. He leído muchas veces este capítulo pero juro que en este momento a si sepa qué es lo que dice, me sorprende el hecho de que Dios lo único que desea de nosotros es que confiemos en él aún en medio de la incertidumbre, la confusión y el dolor, tal como lo hicieron nuestros antepasados mencionados anteriormente en "Hebreos 11"

—Lo único que entendí de lo que acabas de leer de tu Biblia es que hay que confiar en Dios, una pregunta: ¿quienes son Noé, Abraham, Moisés y... y esos que mencionaste? —Michael me preguntó con una terrible expresión de confusión, es lógico, probablemente esta es la primera vez que le leen la Biblia, yo estoy más que dispuesta a enseñarle con mucho amor, paciencia y dedicación todo lo referente a la Biblia y la fe en Dios, lo hago por a Dios principalmente y por amor a él.

—Esas personas que mencioné son nuestros antepasados, son los primeros moradores de la tierra y sus descendientes, te explicaré al detalle sus historias y como es que Dios obró en sus vidas.

—Siento mucha curiosidad por saber sus historias, créeme, sobretodo esa historia que vivió... ¿Moisés?, ¿él verdad?, esa idea de que cruzó el mar como si estaría caminando por tierra seca es una locura, ha y... ¿por qué mencionaste a una prostituta?... ¿no se supone que en la Biblia se habla de personas buenas? ¿cómo es que una... una mujer como esa está en la Biblia?, te juro que estoy confundido.

—Estás equivocado, en la Biblia, tanto los profetas, los elegidos por Dios para hacer su voluntad en este mundo y sus servidores en general fueron personas como tú y como yo, nada nos diferencia a ellos, más que los tiempos, esas personas cometieron muchos errores y pecados, se equivocaron, derramaron sangre inocente, fueron errantes, se dejaron llevar por placeres, fueron como todos nosotros, personas imperfectas.

—Ya me confundí más porque... ¿cómo es que Dios no se avergüenza de ser el Dios de personas malas?

La pregunta de Michael me hizo reír, amo tanto esa carita de curiosidad, espero explicarle de la mejor manera posible para que entienda, al menos algo.

—Todos ellos fueron personas pecadoras, imperfectas, ¿sabes por qué Dios los eligió?

—No, ni la más mínima idea.

—Porque ellos principalmente confiaron en Dios, a si no lo entiendan, solo confiaron, a lo largo de sus vidas mientras más se disponían a hacer la voluntad de Dios se iban dando cuenta de qué es lo que está mal en sus vidas, qué es lo que deben corregir, su amor y confianza en Dios los hizo lograr eso poco a poco.

—Entiendo, eso sí lo entiendo, y... ¿por qué mencionaste a una prostituta? ¿por qué ella está en la Biblia?, eso me tiene desconcertado.

—Ella es Rahab, vivía en una ciudad llamada Jericó, que queda en el medio oriente, esta mujer se dedicaba a ejercer la prostitución, ya sabes... ella...

—Sé perfectamente la manera en la que se ganan la vida las prostitutas, eso no me lo tienes que explicar —me habla alterado, la verdad es que me extraña su actitud, siento como si Michael le tuviera cólera a ese tipo de mujeres, en fin, espero me entienda.

—Bueno, ella Rahab un día fue sorprendida por forasteros, por extranjeros, ellos invadieron la ciudad donde ella vivía para conquistarla, para poblarla ya que Dios les quería dar esas tierras para que su pueblo lo habite, esta mujer pudo dar aviso a los pobladores enemigos de estos forasteros y ocasionar que los maten, pero obró bien, cuando uno de ellos le pidió que guarde silencio ella lo hizo y los dejó espiar la ciudad, hizo una buena obra, lo único que les pidió fue que cuando ocurra algo malo, algo asi como una guerra protejan a ella y a su familia, estos forasteros, que eran amados por Dios así lo hicieron, es por eso que en la Biblia se la menciona porque ella hizo una buena acción con su prójimo, ella, a su manera confió en Dios y por eso Dios la apreciaba tanto que la bendijo; lo que nos enseña la Biblia es que si una persona pecadora como Rahab obró bien y confió en los planes de Dios, nosotros también podemos hacerlo.

—Te he entendido casi todo, no todo pero si la mayoría, lo que pude entender es que si una prostituta confió en Dios... todos podemos hacerlo aun siendo... aun siendo personas imperfectas.

—Eres muy inteligente Michael, eso que has entendido es lo primordial, Dios no nos juzga, él solo quiere que lo amemos como a nuestro padre, que confiemos en él solamente, es esa misma confianza la que nos hace reflexionar sobre lo malo y lo bueno en nuestros vidas y asi logremos dejar lo malo y vivir conforme Dios lo desea.

—¿Y quienes son todos ellos que mencionaste? ¿quién escribió la Biblia?

—Poco a poco te voy a explicar para que entiendas, no te preocupes, por ahora solo debes hablar con Dios en oración, hablar con él como si lo estuvieras haciendo conmigo o con cualquier amigo, sin pena, solo confiando en que él te está escuchando y que te ama.

—¿Sabes algo?

—No, dime.

—Amo verte hablar de Dios, estoy comenzando a adorar ver como me explicas temas de la Biblia, eres tan hermosa y especial mi copito hermoso —besa mi mano izquierda.

—Y yo amo ver esa carita de confusión cuando me preguntas lo que no entiendes sobre la Biblia —lo beso en su mejilla, amo tanto besarlo—. Por ahora hay que descansar, nos esperan días muy largos, hay tanto que sé que Dios tiene planeado para nosotros.

Guardo mi Biblia en mi mochila, me regreso a acostar.

—Si, muero de sueño Meli, hay que dormir ya, te amo, te amo mucho —me besa en la boca, lo beso tanto como puedo, estoy amando demasiado besarlo, darle mi amor, él besa mi cuello, es como si leyera mi mente y supiera que amo que me bese allí, no puedo evitar agitarme y gemir de gusto cuando siento sus labios en mi piel.

—Eres tan deliciosa, tan hermosa —me susurra al oído con una voz tan suave que me enloquece.

—Te amo mucho Michael, tú eres y serás mi estrella de rock, y a la vez una estrella que ahora brillará plenamente, mi amor hermoso.

Nos acostamos, él me mira y sonríe, yo lo beso en su frente, arrecuesto mi cabeza en su pecho... ¡juro que no me lo creo!... ¿este hermoso y romántico momento es real?...

—Hasta mañana copito, te amo mucho.

—Hasta mañana mi Michael hermoso, que Dios te bendiga, te amo mucho también.

No hablamos más, le agradezco tanto a Dios por esto, por regalarme este momento tan hermoso y especial, el escuchar los latidos de su corazón y estar así, junto a él es sin duda un regalo de Dios que sé que durará por siempre.

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