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Capítulo 10

Narra: (Melina)

Empezando una nueva vida, un nuevo camino labrado por Dios mismo.

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Al fin mi estrella sombría me regaló la plenitud de su luz, al fin pude conocer su lado más bello, ahora mi estrella y yo somos uno solo, su luz y la mía están adheridas la una a la otra por siempre a través del amor, un amor sellado por Dios mismo en su reino, un reino de fe, esperanza y amor.

*****

La plenitud de mi estrella sombría.


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Aún siento que estoy flotando, confieso que me siento algo extraña, siento cosas muy bonitas y especiales en mí; lo que más me tiene sin aliento y más que impresionada es que el primer chico que besé fue Michael, el amor de mi vida, mi primer y único amor, le agradezco tanto a Dios por ese regalo especial, por regalarme el primer beso del hombre que amo.

Entro a la sala de recuperación, Michael al mirarme sonríe, yo sonrío también, juro que hasta ahora no asimilo del todo el hecho de que él también me ama, de que nos hayamos besado y de que yo le haya confesado mis sentimientos y mi amor por él, no lo puedo creer.

—Juro que sentí que el tiempo que tardaste en volver fue eterno, mi Meli hermosa, mi copito —Michael me dijo sonriendo, mi amor... ¿cómo me dijo?... ¿copito?

—¿Copito?, ¿cómo así mi amor? —le pregunté acercándome a él, me siento a su lado en la camilla, espero que Kimberly consiga que pongan una camilla al lado de esta para que Michael esté cómodo; abro la lata de soda, se la doy, Michael bebe la soda sin respirar, de un solo sorbo, al menos lo disfruta, en serio espero que no le haga daño la soda.

—Gracias Melina, en verdad... sé que solo en ti podía confiar, no sabes las ganas que tenía de beber coca cola de cereza.

—Sabes que en mí puedes confíar para lo que sea, solo que no te ofrezco traerte más soda porque puede hacerte daño.

—Pareces mi madre, ella dice lo mismo que tú, que la soda me puede hacer daño, en fin, no te insisto más —me dijo mirándome fijamente, sonríe—. Siempre supe que eres bella, mi doncella hermosa, mi copito —acaricia mi rostro mientras me dice eso tan hermoso, algo en mí siempre supo que Michael era un chico dulce y tierno, lo amo más todavía.

—¿Por qué me dices copito?

—Cuando era niño tenía un peluche en forma de copito de nieve, era pequeño y muy suave, olía rico, cuando te abrazo siento que tengo a mi copito conmigo, eres suave, tierna y hueles muy rico, mi copito —me besa, lo beso suavemente, amo tanto poder darle mi amor.

—Me gusta que me digas asi: "copito" gracias.

—¿Enserio te gusta mi Meli hermosa?

—También me gusta que me digas "Meli" me encanta, gracias también por lo de hermosa.

—Eres tan especial, tan inocente, ¿cómo es que me negué a aceptarlo?... ¡diablos! ¡no puede ser!, quiero hacer pis, creo que algo en mi organismo se activó cuando bebí la soda, no he ido al baño desde que desperté, ¡rayos!, no puedo aguantar ¿y ahora cómo mierda voy a usar el baño de ahora en adelante?, soy un desastre —me dijo intentando levantarse de la camilla, me duele verlo sufrir hasta para ir al baño, me juro a mí misma que seré sus piernas, haré todo lo posible para que su vida sea más llevadera y amena de ahora en adelante.

—No te preocupes, yo te ayudo, apóyate en mí, yo te ayudo a ir al baño.

—Me da pena que me veas en este estado, soy un asco de persona.

—No digas eso Michael, tú eres y sigues siendo mi estrella de rock, mi chico hermoso, vales mucho para mí, Dios te ama, yo te amo, vales mucho.

—No merezco ni el amor de Dios ni el tuyo ni nada, igual te agradezco por ser así de buena con alguien que solo te maltrató.

—No recuerdes más eso, todo ha quedado en el pasado, estamos empezando una nueva vida.

—Creo que no podré aguantar hasta el baño.

—Apóyate en mí, yo te ayudaré a ir al baño, confía en mí, no sientas pena.

Michael se apoya en mí, lo ayudo a bajar de la camilla, no le digo pero me duele mucho ver que no puede mover sus piernas; como tiene que arrastrarlas, menos mal el baño está cerca.

Ayudo a Michael a bajar sus pantalones, como es tipo piyama fue fácil hacerlo, veo que le pusieron una especie de ropa interior desechable, él se dispone a bajarla para poder orinar, miro para otro lado, me da pena ver sus partes íntimas, él lo ha notado, veo que se incomoda por eso, no debí de actuar asi es solo que me da pena ver sus genitales.

De pronto Michael cayó al suelo, yo siento un dolor inexplicable al verlo sufrir así, veo que se orinó al suelo, él llora por eso.

—Ni siquiera puedo orinar como una persona normal, ¿qué va a ser de mí? —me dijo llorando, mirando el suelo donde se orinó, yo no puedo evitar llorar al verlo llorar, solo que no quiero que él lo note porque se puede sentir mal.

—No te sientas mal mi amor, todo va a estar bien.

—¿Cómo voy a vivir bien si no puedo ni siquiera orinar?, no quiero ni imaginar como será cuando quiera hacer mis necesidades, no voy a comer, ¡maldita sea!

—Yo te voy a ayudar en todo momento, no estás solo en esto, no te sientas mal por nada, mejor te voy a cambiar de ropa porque... —no pude terminar de decirle que mojó su ropa interior y sus pantalones intentando orinar, no quiero hacerlo sentir peor.

—Quisiera bañarme, me siento sucio, me siento mal.

—Yo te baño... aunque... mejor hay que preguntarle al doctor si puedo bañarte.

No sé si ir a preguntarle al doctor o a Kimberly si puedo bañar a Michael o no, no quiero dejarlo aquí tirado en el suelo del baño, él llora, inclina su cabeza hacia delante, me muerdo los labios para no llorar frente a él, verlo asi me lastima demasiado.

Menos mal escucho que cierran la puerta; salgo del baño, cierro la puerta, veo que ha venido Kimberly con un hombre y otra camilla, afortunadamente accedieron a poner una camilla al lado de la de Michael.

—¿Dónde está Michael? —Kimberly me preguntó, mirando su camilla.

—Quiso hacer pis, solo que... ¿me puedes traer una muda de ropa limpia?

—¿Cómo hiciste para llevar a Michael al baño?

—Él se apoyó en mí, lo ayudé como pude.

—No Melina, él no podrá movilizarse sin una silla de ruedas, ahora mismo le traeré una, también llamaré a un enfermero para que lo cambie de ropa.

—No, no es necesario, yo lo voy a cuidar, él se siente más cómodo conmigo. Escucho a Michael llamarme desde el baño—. Michael me necesita, disculpa —dije caminando hacia el baño.

—Espera Melina, ¿estás segura que podrás hacerte cargo de Michael? —Kimberly me detuvo cogiendo mi hombro.

—Claro que si, él ya lo sabe, le he prometido cuidarlo, estar disponible para lo que sea que él necesite, no te preocupes, yo me haré cargo.

—Pero eso es trabajo de un enfermero capacitado, no podrás hacerte cargo como debe ser.

—Cuando hay amor de por medio no hace mucha falta estar capacitado, además que puedo aprender rápido como cuidarlo igual que el enfermero.

—En todo caso el doctor Meyers es el que tiene la decisión en sus manos, yo como tu amiga no te insisto más, cuida a Michael hasta que se sepa lo que diga el doctor, ahora mismo iré a traerle varios cambios de ropa.

—Gracias amiga, gracias por entender.

Entro al baño, veo a Michael apoyado contra la loseta, frente al inodoro, está llorando, juro que siento que miles de espinas lastiman mi corazón al verlo sufrir así, ¿si tan solo pudiera quitarle ese sufrimiento y lograr que pueda caminar?

Ten misericordia de nosotros Dios mío, se nuestra fuerza en este momento, te lo ruego por favor》Le clamo a Dios en mis pensamientos.

Jalo una toalla, con ella limpio el piso, menos mal han dejado limpiador, le echo el limpiador a la toalla, limpio el piso, dejo la toalla a un lado, luego la llevaré a la lavanderia, no quiero darle a Kimberly para que no sepa lo que está pasando.

—No dejes que nadie entre aquí, no quiero que me vean así, ¡maldita sea!, me da vergüenza que me veas así, sumergido en la más terrible miseria y encima tienes que limpiar mi desastre.

—No sientas vergüenza, al contrario, confía en mí, no te sientas mal mi amor —le dije, arrodillándome frente a él, él me abraza, llora, se aferra a mí.

Inevitablemente lloro con él, lo abrazo tan fuerte como puedo.

—Sé que no merezco nada de ti y menos que tengas que ver mi miseria solo que no quiero estar lejos de ti no sé por qué, me da tanta vergüenza, pensarás que soy un imbécil, un cobarde —me habla entre su llanto.

—No hables asi, te he dicho que estoy contigo en esto, ¿qué quieres que haga para que entiendas que no te dejaré?, no sientas vergüenza, yo te voy a cuidar con todo el amor que mereces, solo tienes que ser valiente y fuerte.

—Justo eso es lo que me hace sentir peor, que seas asi de buena conmigo después de como fuí contigo.

—Ni siquiera lo menciones, ahora te voy a cambiar de ropa y vamos a ir a dormir ¿si?, ya colocaron una camilla para mí a tu lado.

—Me quiero bañar, me siento sudoroso, no me he bañado desde esa noche en que... —no terminó de hablar por llorar, imagino que quiso decir desde esa noche en la que fue atropellado.

—Entiendo mi amor, no digas más, ahora voy a preguntarle a Kimberly si puedo bañarte.

Salgo del baño, veo a Kimberly terminando de arreglar las sábanas en la camilla que trajeron para mí, me acerco a ella.

—Ya casi termino de alistar la camilla, he traído varias sábanas limpias para él y para ti.

—Muchas gracias Kimberly.

—No agradezcas, es mi trabajo.

—Igual te agradezco por todo lo que estás haciendo por nosotros, este... Michael quiere bañarse, ¿puede hacerlo? ¿no será malo para él?

—Es lógico que quiera bañarse, estuvo mucho tiempo en coma, la verdad es que no creo que sea malo, él cada día se está recuperando más que el anterior, aunque todavía tiene que quedarse hospitalizado por un buen tiempo ya que falta que le hagan muchos exámenes.

—Entiendo, bueno, iré a ayudar a Michael a bañarse.

—Ve tranquila Melina, no es correcto lo que Michael y tú están haciendo pero tampoco estaría bien que no deje que él sea atendido por la persona con la que se siente cómodo.

—Él tiene una forma de ser muy compleja, solo quiere que yo lo atienda, dudo mucho que acepte que un enfermero lo atienda.

—Espero que no hayan problemas, sobretodo por temas burocráticos.

Escucho que Michael me llama desde el baño; no puedo dejarlo por más tiempo solo tirado en el suelo.

—Voy a ayudarlo a bañarse.

—Ve tranquila Melina, me iré dentro de un momento cuando termine de arreglar la camilla.

—Gracias amiga.

Entro al baño, veo que Michael intenta entrar a la bañera, cierro la puerta.

—Ni siquiera podré bañarme solo, soy un desastre de persona —me habla llorando, abraza mis piernas.

—Yo te voy a bañar, no te preocupes.

—¿Qué sería de mí si no tendría a la niña más noble e inocente del mundo a mi lado?

—Ni siquiera lo menciones, con gusto te atenderé en lo que sea que necesites mi amor, ahora te voy a bañar.

—Gracias mi Meli hermosa —sonríe mientras seca sus lágrimas.

Lo ayudo a entrar a la bañera, menos mal esta esta adaptada a la condición de Michael, así será más fácil hacerlo entrar de ahora en adelante.

Él hace lo que puede para entrar, yo levanto sus piernas para que entre todo su cuerpo, abro la regadera, meto mi mano bajo el agua, menos mal está temperada, está más tibia que caliente, Michael intenta quitarse la ropa interior, yo lo ayudo, aún no estoy lista para ver sus partes íntimas, por eso miro para otro lado, mientras le quito totalmente la ropa interior, la verdad no sé como lo haré para bañarlo de ahora en adelante sin ver sus partes íntimas.

—No sientas vergüenza, de todas maneras algún día tendrás que verme desnudo —Michael me dijo sonriendo, eso me hizo sentir que mis mejillas queman de vergüenza, lo bueno es que está sonriendo y no llorando.

—Michael, me haces sonrojar.

—¿Sabes lo que más deseo?

—No, ¿qué deseas?

—Primero ser un ser humano normal, y... bañarme contigo, osea...

Sé a lo que Michael se refiere, trago saliva, la manera en la que me habla me apena, si no quiero verlo desnudo, menos voy a querer que me vea desnuda.

—Ay Michael, no me hagas sonrojar.

—Prométeme que lo pensarás..

—¿Pensar? ¿en qué?

—En que un día de estos nos bañemos juntos y...

—¿Y? —le pregunté, abriendo más la regadera para que la tina se llene más rápido, jalo la esponja y el jabón líquido, echo un poco de jabón a la esponja.

—Perdón, ya no pensaré más en... —sonríe, con lo que amo verlo sonreír.

—Así me gusta, verte sonreír —le dije frotando la esponja en su brazo derecho.

Al frotar la esponja por su espalda mi cuello quedó muy cerca a sus labios, Michael me besa allí, en mi cuello, confieso que me gusta que me bese ahí, no puedo evitar gemir por el gusto que siento.

—¿Te gusta verdad?, ¿te gusta que te bese así?

—Si, me gusta mucho —le dije entre gemidos—sigue así, bésame ahí, te amo tanto.

Michael me jaló de tal manera que hizo que la mitad de mi cuerpo entre a la bañera, mi ropa se mojó; como no tengo opción, entro a la bañera también, me besa, nos besamos, juro que amo esto, no quisiera que termine nunca.

—¿Quieres que te confiese algo?, es algo que siempre me hiciste sentir —me mira fijamente mientras me habla.

—Si, dime amor.

—Tú eres muy especial para mí, contigo no siento lo que he sentido con otra mujeres, contigo no solo pienso en... en coger solamente, al contrario, con un solo abrazo, un solo beso y una caricia me basta, me siento más que conforme.

—¿De verdad?... no sabía eso, una pregunta: ¿a qué te refieres con "coger"?

Michael se ríe al oír lo que le pregunté, mi niño, amo tanto verlo sonreír.

—Me refiero a que contigo no solo quiero... tener sexo y... el hecho es que tú eres más que especial para mí, acabo de descubrir que siempre lo fuiste y me negué a aceptarlo.

—La verdad es que me siento incómoda de hablar de cosas relacionadas al sexo.

—Por eso, a mí me basta con besarte, con disfrutar de tus preciosas caricias y estar en tus brazos, eso para mí significa y vale mucho más que el sexo en sí mismo, es algo que solo tú eres capaz de hacerme sentir, ni yo mismo logro comprenderlo del todo sin embargo estoy aprendiendo a amarlo, a amarte solamente, fuera del tema de la sexualidad.

—Yo siempre soñé con dormir en tu pecho, con estar entre tus brazos y darte mi amor y mi cariño, nada más, en cuanto al tema de las relaciones íntimas... no estoy lista para... lo correcto es... tener relaciones íntimas después de casarnos, osea... me refiero a que... es así como Dios lo manda, haa, tampoco pienses que quiero casarme osea, si, claro que quiero ser tu esposa... ¡ay!... me refiero a que...

Me da vergüenza decirle a Michael que lo que quiero es casarme con él para luego al ser esposos poder tener relaciones íntimas, como Dios lo establece, aunque la verdad es que no sé si aún siendo esposa de Michael esté lista para... me muero de la pena.

—Amo tanto tu inocencia, me vuelve loco preciosa —me toma de la cintura  y me jala hacia él, me besa, confieso que amo besarlo, me gusta mucho.

Nos besamos, nuestras lenguas se vuelven una sola y nuestros labios se estremecen entre sí, lo beso tanto como puedo, me duelen los labios de tanto besarlo pero me encanta.

—Mi amor hermoso, te amo, debo bañarte ya porque puedes resfriarte si sigues asi, desnudo y mojado.

—Claro copito, solo déjame decirte que sabes besar muy bien, besas super rico.

—Michael... no me hagas sonrojar, solo te doy todo mi amor —lo beso de nuevo—. Ahora si, a bañarse.

—Como lo ordene señora.

Me río por lo que Michael me dijo: "señora"; echo más jabón líquido a la esponja, la froto en su torso, puedo notar que ha bajado de peso, está mucho más delgado que cuando lo conocí, mi niño hermoso, espero que recupere su peso, me pierdo en sus pecas, tiene pecas por todo su torso, cuello, mandíbula y rostro, siempre me han gustado esas bellas pecas que adornan su piel color leche.

—¿Te confieso algo? —le pregunté sonriendo, mirando sus pecas.

—Dime bella.

—Me encantan las pecas que tienes en tu piel hermosa de leche, tu piel también me gusta mucho, siempre me gustó, mi niño hermoso.

—¿Qué? ¿enserio te gustan mis pecas?, yo siempre las consideré un defecto, no sabía que te gustan, nadie me ha dicho nunca que son bonitas.

—Tus pecas son bellísimas, a mí me gustan mucho.

—Y a mí me gusta todo de ti, tu inocencia, tu belleza al natural, tu bondad, también me encanta tu piel canela.

—Te prometo que me arreglaré para ti, aprenderé como maquillarme, usaré labial también.

—No es necesario, tu eres hermosa sin necesidad de maquillarte, al contrario, así al natural te ves preciosa, eso es algo que es único en ti y lo que más me gusta, aunque admito que la noche del cóctel me quedé pasmado por tu belleza, parecía un sueño, en ese momento te amaba, solo que...

—Uy, tú también me impactaste esa noche, tu ropa era diferente a la de todos los varones, eso me gustó más porque te daba originalidad, eras tal cual una estrella de rock, lucias tan elegante.

—¿Si en ese momento tan solo hubiera tenido la más mínima idea de que me amas?, aunque...

—¿Aunque qué?

—Como te he dicho, hay mucho por conversar, hay tantas cosas que tenemos que confesarnos... hay algo que quiero que sepas, mañana... por ahora solo quiero descansar a tu lado.

—En verdad hay muchas, muchas cosas que tenemos que contarnos, pero como dices tú, todo a su tiempo, al igual que tú lo que más deseo es estar a tu lado, afortunadamente Kimberly se encargó de que traigan una camilla al lado de la tuya para que yo duerma allí, dormiremos juntos todas las noches.

—Si que soy afortunado al tener a una hermosa y pura doncella a mi lado.

—Gracias Michael, eres tan lindo, bueno, ahora si a bañarse se ha dicho.

—Tempera el agua para que esté más tibia que ya me entró frío.

—Claro amor, ahora lo hago.

*******

Confieso que me incomodé mucho cuando tuve que frotar la esponja cerca de las partes íntimas de Michael, menos mal él entendió eso y se lavó él mismo esa parte, yo miraba para otro lado, todo lo demás lo hice yo, fue cansado por ser la primera vez quizás pero lo disfruté, estar al lado del hombre que amo es incomparable.

Ahora lo ayudaré a vestirse y luego nos vamos a acostar, Kimberly me trajo una muda de ropa suya para cambiarme, yo me bañaré ahora para dormir más fresca.

—Voy a bañarme, ya vuelvo, no tardaré mucho —le dije a Michael mientras termino de cubrirlo con las sábanas.

—Ve tranquila, no tardes mucho que quiero estar junto a ti ya mismo, no sé pero siento que el simple hecho de dormir a tu lado es muy especial y lindo, me siento protegido.

—Para mí el simple hecho de dormir a tu lado es un sueño hecho realidad, es mágico.

—Ve ya a bañarte Meli, no tardes.

Espero que nadie sepa que usaré el baño de los pacientes en recuperación ya que podrían molestarse, cuento los segundos para dormir al lado de Michael.

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