¿Girasoles?
Mi cuaderno de dibujo estaba levemente manchado de lápiz, mis dedos de un color gris comenzaron a ensuciar las mangas de mi suéter blanco.
-¡Alexander! -gritaba mi mamá en el piso de abajo.
Me puse de pie y dejé mi liberta sobre mi pequeño escritorio. Caminé hasta las escaleras, observando como mi madre subía y me dedicaba una mirada molesta.
-¿Mandé? -dije quedamente mirándola a los ojos. Sabía que estaba molesta porqué no había ido a la escuela otra vez, pero nunca se enfadaba tanto. ¿O si?
-¿De nuevo, Alex? Ya van tres veces esta semana. -se quejó mi madre mirándome con tristeza.
-No pude levantarme. -me encogí de hombros. -Lo siento, mamá.
Un suspiro cargado de resignación fue soltado en sus labios mientras trataba de sonreírme con tranquilidad.
-A tu abuelo no le gustará esto. -sonrió ella acariciando mi mejilla. -¿Estabas dibujando?
-Por fin me salió como quería. -sonreí alegre. - Regresaste temprano. ¿Cómo te fue?
-Oh bien, es solo que me sentí mal y me dieron permiso de venir a casa. -se encogió de hombros caminando a su habitación.
Algo se traía, esa mirada la conocía muy bien. Estaba ocultando algo y era algo malo.
-Mamá... -comencé pero cerró la puerta de la habitación antes de gritar por lo alto que tomaría una ducha.
Regresé a mi habitación dispuesto a continuar con mi dibujo, pero mi celular sonó derrepente llamando mi atención.
Corrí escaleras abajo buscándolo, sabía que lo había dejado en la sala. Lo busqué entre los cojines del sofá comenzando a desesperarme pues el tono estaba por terminar.
Cuando finalmente lo tuve entre mis manos contesté, a mis oídos llegó la estruendosa y fastidiosa voz de mis dos mejores amigos.
-¡ALEX! ¡Adivina que! -gritó Luke.
-Es grandioso viejo, no lo podíamos creer pero... -dijo Will tosiendo debido a lo rápido que habló. Al parecer estaban comiendo. -Enciende la televisión, en el canal 7.
Sin decirles más, tomé el control remoto y encendí la t.v.
Estaban anunciando el estreno de una de las peliculas que había estado esperando desde hace más de tres años. Por fin habían terminado las filmaciones y en dos semanas sería el estreno.
-¡No inventes! -grité saltando de alegría. -¡Por fin! Tenemos que ir, enserio que tengo que verla. Ésta es la última parte de GreenFlash y la guerra de villanos. ¡Tengo que verlo!
-Iremos amigo, sin duda alguna. -aseguraba Luke.
-¿Por qué no vienes, Alex? Estamos en Roy's. -dijo Will señalando el nombre con suma lentitud.
-Allá los veo. -dije colgando. -¡Mamá!
Subi rápidamente tomando mi chaqueta y colocando mi bufanda. Me acerqué a su puerta y toqué un par de veces esperando su permiso a entrar.
-Alex estoy cambiándome. -se quejaba mamá.
-Iré a Roy's con los chicos. -dije caminando a mi habitación para buscar mis zapatos.
-¡Te quiero a las nueve en casa! -gritó mamá desde su habitación.
-Si mamá. -le afirme colocándome los zapatos. Tomé mis guantes y bajé las escaleras a toda velocidad. -¡Te amo!
Tomé mis llaves y billetera, sabía que Roy's estaba un poco lejos de mi casa, por lo que agradecí que la tormenta de nieve había parado hace horas. Así que sólo quedaba la fresca brisa que congelaba mis mejillas y hacia arder mis orejas.
La nieve estaba gruesa, era difícil caminar por la acera sin resbalar un poco. Con cuidado caminé colocándome los guantes y sujetando con fuerza mi bufanda contra mi cuello. No quería enfermarme, odiaba estar enfermo en esta época.
A mi alrededor las personas caminaban con su grandes abrigos, todos sumergidos en sus mundos personales, sus propios problemas, sus propios pensamientos. Sus propios universos.
Un estruendoso sonido me hizo girarme justo a tiempo antes de que un carro de perros calientes se estrellara contra mi.
Me alejé algo aturdido y observé el aceite caliente escurrirse en la acera derritiendo la nieve que pronto se volvía vapor. Miré a todos lados para saber de donde había llegado aquel extraño sonido.
Una camioneta había derrapado en el hielo ocasionando que otro hombre empujara al de los perros calientes tratando de alejarse de la trayectoria del auto.
Muchas personas se acercaron para ayudar al pobre hombre que maldecía por lo bajo al perder su negocio.
-¿Estas bien? -susurró una suave voz en mi oído.
Exaltado, me giré para encarar a una linda chica muy cerca de mi, estaba demasiado pegada a mi cuerpo, se notaba que no conocía el significado de "espacio personal".
Era de tez blanca, pálida como la nieve, llevaba un vestido negro y un suéter gris sobre este. Estaba demasiado ligera como para soportar el abrasador frío que hacía.
Llevaba los audífonos puestos, su pequeño cabello negro caía por sus hombros y frente, haciéndola lucir pequeña. Tendría tal vez mi edad, aunque creía haberla visto antes en la escuela, no podía recordar su nombre.
-Si, estoy bien.
-¿Alex? ¿Cierto? -sonrió retirando los auriculares.
-Si. ¿Y tu eres...?
-No me conoces. -sonrió ella encogiendose de hombros.
-Lo sé. -dije tratando de no sonar muy desesperado. -¿Cómo te llamas?
-No sabes como me llamo. -dijo acomodando su suéter.
-No. ¿Puedes decirme cómo te llamas?
Sin decir más continuó caminando, ignorándome, se colocó los audífonos en su lugar y me dejó ahí, parado. Hablando sólo y con la curiosidad picándome en la memoria.
Algo molesto continúe mi camino, ella iba más adelantada que yo, desgraciadamente ella se dirigía para el mismo lugar al parecer, sólo que iba unos cuantos pasos más avanzada.
Ignoré lo que acababa de pasar y seguí con mi camino tratando de no rebasarla. No quería que creyera que la seguía.
Era una chica enserio extraña.
Me concentré en la película que estaba por salir. Al fin podría terminar la saga y tratar de seguir con mi vida. ¿No les había pasado algo igual?
Derrepente un miedo me invadió, ¿Qué pasaría si la película era mala? Tenía muchas esperanzas en ella, leí todos los libros, vi todos los cómics y las películas anteriores.
Sería una gran decepción si está película no valía la pena, quemaría todas mís colecciones de libros y figuras de acción.
Mi único héroe favorito merecía terminar con lo más espectacular del mundo. Un final digno de un super héroe.
Perdido en mis pensamientos, giré a la izquierda para cruzar la banqueta pero muy tarde me di cuenta de un cuerpo frente a mi y choqué con él cayendo al frío y congelante suelo.
Miré hacía arriba a la misma chica de hace unos minutos y sus pequeños ojos miel se clavaron en los míos. Las comisuras de sus labios se estiraron formando una pequeña sonrisa y extendió su mano para que la tomase.
Me puse de pie de inmediato con su ayuda, sacudi mis pantalones y la miré mostrándole mi descontento.
-¿Te gustan los girasoles? -preguntó antes de que pudiera quejarme.
Cerré la boca sin tener palabras para contestar. ¿Qué si me gustaban los girasoles? ¿Qué rayos le pasaba a esta chica?
-¿Girasoles? -dije en apenas un susurro. Tal vez habia entendido mal.
-Son mis favoritos. Por eso no me gusta el frío, no crecen en esta época. -comentó mirando mi atuendo. -¿Te gusta el frío?
Claro, era mi época favorita del año. Pero, ¿por qué estaba preguntando tanto? Ni siquiera la conocía y me hablaba como si fuéramos amigos de siempre.
-Eso creo...
-Una vez vi morir a una ardilla. Un águila se la llevó. -comentó volviendo a caminar. -La llamé Luisa. Creo que era mujer.
La ignore pensando que tal vez estaba loca, era lo más probable. Seguí con mi camino y la dejé atrás, los chicos no iban a creerme si les contaba.
-Dicen que si miras a los ojos de las personas puedes ver el alma de estas. ¿Tu puedes ver la mía? Yo no la encuentro. -comentó la chica siguiendome el paso.
-¿Quieres dejarme sólo? -le dije molesto.
-No. -dijo tomando un gran suspiro. -Me gusta el chocolate. Pero no más que a mi mejor amiga, ella es adicta. Una vez comió tanto que creímos que quedaría en un coma diabético.
-Ni siquiera me has dicho como te llamas.
-Ya se. -susurró sonriendo de lado. -¿Vamos a Roy's?
-Yo voy ahí. -corregí. -Tu estas siguiendome.
-Esta bien, te acompaño. -sonrió tomando mi brazo con fuerza y jalándome para pegarse a mi costado.
-¿Qué? Oye esto comienza a asustarme.
-Tengo muchas películas de terror en mi casa, deberías ir.
Esto ya era algo muy anormal. ¿Qué demonios estaba sucediendo? ¿Por qué me pasaba esto a mi?
Llegamos al local, ella aún sujetaba mi brazo y se adelantó dando saltitos para abrir la puerta para mi. Entré rapido tratando de huir de ella, al girarme después de caminar un par de mesas, observé que no estaba.
¿A dónde se había ido?
Caminé a la mesa donde visualice a mis amigos y me senté rápido mirando a todas direcciones. No quería que esa chica loca me viera.
-¿Qué tienes? ¿De quién te escondes? -preguntó Will bromista.
-Debe ser de Connor. -comentó Luke. -¿Te está molestando de nuevo?
-No, es solo que...
-¿Quieres algo de beber? -preguntó una voz a mi lado que me hizo girar bruscamente.
Una señora de mediana edad me miraba de forma fastidiada, su cara reflejaba las pocas ganas de estar en aquel trabajo.
-S-si. -dije recuperando mi ritmo cardíaco. -Una malteada de chocolate.
-Enseguida.
Se retiró dejándome ver a mis amigos algo confundidos por mi comportamiento. Les sonreí levemente y me quité los guantes y la chaqueta, aquí adentro si que hacía calor.
-¿Vas a decirnos que tienes? -preguntó Luke curioso.
-Una chica me acosaba en la calle. -aseguré mirándoles a los ojos. -Fue muy extraño.
Ambos estallaron en carcajadas y se miraron el uno al otro mientras casi escupían sus licuados.
-Extraño es que creas que una chica te hablaría, hermano. -se burló Will.
-No puedes esperar que creamos esa tontería, Alex. -dijo Luke recuperando el aliento.
-¡Es verdad! -me quejé cruzándome de brazos.
-Si, si. Como digas. Hay que hacer preparativos para el estreno. ¿Cuándo compraremos las entradas? Debe ser ya. -comenzó Luke seriamente.
-No tengo dinero. -dijo Will molesto. -Le robaré a mi hermana. Esto es de vida o muerte.
-Yo tengo mis ahorros. -sonreí. -Creo que será suficiente.
-Mañana me dan el dinero y mi padre los comprará. -sonrió Luke. -¡Ya no puedo esperar más!
-Aquí tienes. -dijo la mesera entregandome mi malteada.
-Gracias. -sonreí dándole un gran trago.
Miré por la ventana a la chica extraña de pie al otro lado de la acerca mirarme fijamente, mi corazón latía con frenesí al verla de esa forma.
Daba mucho miedo, mi corazón se apretó y comenzó una carrera sin parar quitándome el aliento.
Toqué mis bolsillos en busca de mi inhalador para el asma pero no lo traía conmigo. Lo había olvidado en mi cuarto y también el que siempre cargaba de repuesto.
Mi respiración se agitó rápidamente y miré a mis amigos observarme preocupados.
-Tranquilo, yo tengo el que dejas en mi casa siempre conmigo. -dijo Will sacándolo de su mochila.
Me lo entregó y rápidamente inhale la medicina sintiendo como mi respiración volvía a la normalidad.
-Gracias. - le dije con voz ahogada.
Me giré para observar a la chica del otro lado de la calle pero esta ya no se encontraba.
...
-¡Volví! -grité cerrando la puerta tras de mi.
-¿Cómo te fue en la escuela? -preguntó mi abuelo apareciendo en mi campo de visión.
-Bien. -mentí subiendo las escaleras lentamente tratando de escapar de él.
-Que raro, porque llamó tu maestra y dijo que ni siquiera asististe de nuevo. -dijo y me detuve en seco maldiciendo por lo bajo. -¿Otra vez, Alex?
-Lo siento, es que me quedé dormido. Prometo que mañana si iré, abuelo.
-Ya viste que saldrá tu película ¿verdad? -dijo con un tono amenazador. -Esa del correcaminos verde. ¿Cómo se llama? ¿QueenFlans?
-GreenFlash. -corregí molesto.
-Ese. -le restó importancia. -Te lo advierto pequeño, si sigues faltando a la escuela, no irás a ver a ese héroe tuyo. En mis tiempos los hacían mejores...
-Esta bien. Ya entendí, lo lamentó. -dije caminando a mi habitación.
-No tardes, tienes que cenar.
-Ya cené. -mentí entrando a mi cuarto y cerrando la puerta con seguro.
Encendí el foco y comencé a desvestirme, fui directo al baño de mi habitación y me quedé sólo en ropa interior
Busqué la pasta de dientes y salí cepilládolos, comencé a tararear la canción de mi super héroe favorito y a bailar con la melodía.
-Un rayo veloz que corre sin parar... por las calles, el cruzará. Es Green, Green Flash. -comencé mirándome en el espejo de mi armario. - A los malos el atrapara, con super poder avanzará, es Green, Green flash. ¡Green, Green, GREENFLASH!
De repente una suave risa y unos aplausos se hicieron presentes, miré detrás de mi, sentada en mi cama a la chica de cabello negro que me acosaba en la calle.
Grité de forma aguda, sonando muy poco masculino y retrocedí con temor, pensando que tal vez mi mente me jugaba un mal truco.
-No cantas muy bien, pero la pasión la tienes. -sonrio ella tomando mi suéter del suelo para doblarlo.
-¿Qué haces en mi habitación? -dije cauteloso.
-¿Sabías que dormir sin ropa en invierno ayudará a que te mantengas caliente toda la noche? -susurró acercándose a mi.
-Yo...
-Te gusta usar pijamas de conejitos. -sonrió ocultando su rostro entre sus manos como si le diera ternura.
Miré hacía abajo y comprobé que mis boxers eran de conejos con zanahorias. Le reclamé a mi mamá mentalmente por regalarmelos y corrí de nuevo al baño.
Tomé un pans negro y me lo coloqué, salí de nuevo apenado de mostrarle mi pecho a una chica desconocida y me cubri con mis manos.
-Oye necesito que te vayas de mi... -comencé saliendo para encontrarme con mi habitación vacía.
Miré a todas las direcciones pero ya no había nadie. Suspiré restregándome el rostro con ambas manos y me dejé caer en la cama pensando en lo que habia ocurrido. ¿Me estaba volviendo loco?
-¿Quieres que me vaya, Alex? -preguntó la chica apareciendo de la nada, recostada en mi cama.
Di un brinco que me llevó al suelo y sostuve mi pecho con fuerza al sentir el ataque de asma llegar por culpa de esta chica. O tal vez era un infarto debido al susto, puede que las dos opciones.
-¿Quieres tu inhalador? -preguntó arrodillandose junto a mi poniendo el pequeño objeto en mis labios.
-¿Quién eres? Dime porfavor.
-Te vas a resfriar. -se quejó colocándome mi suéter a la fuerza.
Una vez puesto en mi, me miró a los ojos y acomodó mi cabello que caía en mi frente.
-Te vez adorable cuando tienes miedo. -sonrió acariciando mi mejilla. -Pero debes dormir. Mañana irás a la escuela, claro. Si es que quieres ver la película.
-¿Como es que sabes de... ?-comencé confundido.
-Hablas mucho, ¿no crees? -dijo molesta. -Vamos, a la cama.
Me ayudó a ponerme de pie y me arrojó a la cama. Me cobijo y acomodó las almohadas detrás de mi cabeza, se sentó a mi lado y se acurrucó contra mi cuerpo escondiendo su rostro en mi cuello.
-Buenas noches, Alex. -susurró y las luces se apagaron de pronto.
Un escalofrío me recorrió por completo y me erizó los bellos de la nuca. Esta chica me daba mucho miedo.
-¿Crees que podré dormir con una extraña en mi cama? No se quien eres... -comencé molesto.- No puedes estar en mi habitación a estas horas.
-Shhh. -dijo molesta tapándose con las colchas y pegándose más a mi. -Trato de dormir.
-No puede ser. -dije cerrando los ojos con frustración.
-Duerme. -pidió en mi oído y sin poder controlarlo, me sumergi en el limbo de la inconsciencia.
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Espero que lo disfruten. Sería de gran ayuda para mi su opinión 😊
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¡Gracias!❤
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