Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Escapes.

-¿Me estas escuchando? -se quejó Will agitando sus manos en mi cara.

-¿Ah? Si, obvio. -mentí mirando el cuaderno frente a mi.

-¿Seguro? ¿Qué te decía? -preguntó mi amigo entre cerrando los ojos.

-Hablabas sobre... -comencé tratando de recordar lo que hablaba antes de que me perdiera en mis pensamientos. ¿Hablaba sobre cómics? Siempre hablábamos de cómics. -Cómics.

-Bueno, esta bien. -dijo satisfecho con mi respuesta Al parecer había acertado. -Como te decía, mi mamá quiere regalarme uno y estoy entre dos que acaban de salir.

-¡Chicos! -gritó Luke a lo lejos. -No van a creerlo.

-¿Qué pasó? -pregunté mirándolo sentarse frente a nosotros.

La cafetería estaba llena de las pláticas en cada una de las mesas a nuestro alrededor. Todos encerrados en su propio mundo, todos hablando de temas diversos, pero algo me decía que sólo yo pensaba en tres chicas fantasmas.

-Cuando mi papá compró los boletos le dijeron que habría una función adelantada en unos días. ¡Tenemos pases para esa función! -gritó emocionado. -Sólo habían cien boletos, ¡Nosotros tenemos tres de ellos!

-¡NO TE PASES! -gritó Will eufórico poniéndose de pie.

Todos en la cafetería nos miraron confundidos, nadie entendería lo maravilloso de aquella noticia.

La película más inesperada y prometedora para nosotros estaba a sólo unos días de estrenarse y nosotros iríamos a su premier.

-¡Eso es asombroso! -sonreí. -¿Qué día será?

-El viernes a las 11 de la noche. -sonrió Luke sentándose a mi lado.

-Eso es en cuatro días. -sonrió Will. -Creo que me va a dar algo, chicos. -dijo sujetando su pecho.

-Yo por poco me desmayo cuando mi papá me dijo. -sonrió Luke. -Casi me hago en los pantalones.

Los tres reímos levemente y miramos sobre la mesa las charolas de comida. No tenía apetito, había comido durante la clase de español mi almuerzo.

Mis amigos continuaron hablando sobre los posibiles villanos y las escenas al final de la película. Me sentí excluido de su plática cuando observé mi cuaderno frente a mi.

El dibujo ante mis ojos captó totalmente mi atención, me sumergi en los trazos y recordé como había comenzado a realizarlo hace unos días.

Después de muchos intentos, por fin había conseguido que saliera como yo quería. Éramos mi padre y yo sentados en la banca de la heladería fuera de Roy's donde solía llevarme cada viernes en la tarde. Llevo preparando el dibujo para su regreso desde hace meses.

Enserio lo extrañaba, hace dos años que se fue y hace unos meses que no ha escrito ninguna carta. La guerra ya debió haber terminado pero las noticias dicen que va para largo.

¿Por qué debían existir guerras? ¿Por qué separar familias? ¿Por qué papá no ha vuelto?

Me sobresalté al escuchar el timbre que daba por terminado el receso y me percaté de que estaba sólo. Mis amigos se habían ido dejándome aún allí, sentado y desorientado.

-Alex. -me llamaron a lo lejos.

Me puse de pie y tomé mis cosas, en la cafeteria todos salían platicando con sus amigos, caminaban hacia los pasillos dirigiéndose a las clases correspondientes.

Mis ojos enfocaron, a un par de mesas de la mía, tres figuras femeninas mirarme fijamente. Dos de ellas me sonreían y la otra permanecía inexpresiva.

Sonreí a las tres y caminé hacia ellas tratando de calmar mi pulso, apreté mi cuaderno contra mi pecho y les miré a los ojos.

-Es hora de hacer algo. -aseguró Helena seriamente.

Tragué la saliva de mi boca de forma visible y asentí a ella haciéndole saber que estaba listo.

¿En realidad lo estaba? No podía saberlo. Solo sabía que estaba dispuesto a intentar de todo para ayudarles.

...

Apreté más mi mochila contra mi cuerpo en un intento por calmar mi respiración.

Caminar por este sendero en el bosque me causaba escalofríos. El frío era insoportable, hacía que mis mejillas ardieran y mis dedos se entumieran.

No ayudaba mucho la imagen de las tres chicas fantasmas adelante mío que me dirigían hacia donde recordaban estar la última vez antes de morir.

Llevábamos media hora caminando y aún no habíamos encontrado nada. Aún no entendía muy bien que esperaba encontrar aquí, era obvio que debía localizar sus cuerpos. Pero después de eso, ¿Qué seguía? ¿Qué se hace en estos casos?

Atravesamos un campamento cerrado con las cintas amarillas de la policía, al parecer estaba metiéndome en graves problemas. Esto era muy, muy malo.

Algo atemorizado me quedé de pie observando hacía un árbol enorme que se mecia al compás del viento.

-Aquí dormimos esa noche. -aseguró Helena señalando una tienda de campaña aún puesta, estaba algo caída y sucia.

-Necesito que me digan lo que pasó, así encontraremos soluciones. -dije mirándola.

-Comíamos malvaviscos alrededor de la fogata y contábamos historias de terror. El papá se Vayolet nos asustó mucho. -aseguró Edith sonriéndome. -¿Sabías que los malvaviscos pueden atorarse en tu garganta si comes muchos a la vez?

Guardamos silencio unos segundos, mirando a nuestro alrededor en busca de más pistas. Pero todo estaba cubierto por hojas secas de los árboles.

-Todos fueron a dormir y sólo nos quedamos nosotras tres. -susurró Vayolet cerca de mi. -Edith quería jugar a verdad o reto.

-Le pregunté a Helena sobre el chico que le gustaba y no quiso responder. -se burló Edith. -Así que la reté a nadar en el lago.

-Obviamente dije que no, éste estaba congelado.-intervino Helena. -seguimos hablando y Vayolet le robó un poco de licor a su padre, al jugar en verdad o reto.

-Después de eso no recordamos más. -se quejó Edith recargándose en mi hombro. -¿Crees que sea cosa de muertos?

-Amm no. -dije timidamente. -¿Bebieron las tres? -pregunté curioso.

Ellas asintieron algo apenadas y miraron un punto fijo en la fogata enmedio de los cuatro, parecían sumergirse en sus recuerdos.

Todo parecía complicarse más y más, era demasiado para mi. La policía no podía encontrarlas, ¿Cómo lo lograría yo? Sólo era un chico común y corriente ayudando a estas tres chicas extrañas y desconocidas.

Mi celular rompió el silencio al sonar sin parar en mi bolsillo, contesté algo preocupado por no ser descubierto.

Le había mentido a mi madre, le dije que estaría con mis amigos y llegaría un poco más tarde de lo normal. Pero yo no estaba con ellos, estaba en medio de un bosque desconocido y tenebroso rodeado de mujeres.

-¿Dónde demonios estás? Acabo de mentirle a tu madre. -se quejó Luke molesto.

-¿Qué le dijiste?-pregunté cauteloso.

-Llamó para decirme que no tardaras ya que va a hacer tu cena favorita. Le dije que estabas en el baño y que veíamos películas. -dijo molesto. - ¿Dónde rayos estas?

-Prometo que se los explicaré, enserio. -dije avergonzado. -Les diré mañana, necesito su ayuda.

-Dime porfavor que estas bien. -pidió preocupado.

-Si, ya mismo me voy a mi casa. Gracias por cubrirme, te debo una. -le dije antes de colgar.

Miré a las tres chicas que ahora fijaban sus miradas a mi, el canto de un pajaro aceleró mi corazón repentinamente y di un pequeño brinco asustado.

-¿No es adorable cuando se asusta? -sonrió Vayolet acercándose a mi para abrazarme.

-¡Oye! -se quejó Edith molesta. -Yo también quiero abrazarlo.

Ambas apretaron mi cuerpo con fuerza y se posicionaron a ambos lados de mi cuerpo, enterraron sus rostros en mi cuello y olisquearon mi piel al desnudo. Sus frías narices causaron cosquillas a mi cuerpo y me estremeci ante la sensación agradable que me recorría.

-Chicas. -se quejó Helena rodando los ojos. -Es hora de llevarlo a casa.

...

Al día siguiente me sentía realmente mal. Me dolía la cabeza y sentía la garganta seca, mi cuerpo ardía en calor y no quería levantarme de la cama.

-Tienes fiebre. -sentenció mi madre quitándo el termómetro de mi boca. -Quédate en cama cariño.

-¿Puedes avisarles a los chicos? Me dormiré un poco más. -le dije a mi madre cubriendo mi cabeza con las sábanas.

-Esta bien. Yo no estaré en casa, creo que van a contratarme en una cafetería no muy cerca, pero pagarán muy bien. -me dijo moviendo mis almohadas para acomodarlas. -Regresaré un poco tarde, el abuelo va a hacer unas compras y regresará para cuidarte, ¿esta bien?

-Si mamá. -susurré adormilado.

-Descansa cielo, te amo.

Escuché como la puerta se cerraba con cuidado y el silencio reinaba la habitación. Suspiré cerrando mis ojos para descansar y apaciguar el dolor en mi cabeza, comenzaba a sentir el martilleo en mi frente.

-¿Estará dormido? -susurró una tierna voz. La reconocí como la voz de Vayolet, sonreí internamente.

-Eso parece. -susurró la voz de Edith cerca de mi. -Es tan lindo...

-¿Pueden callarse? Necesitamos despertarlo. Hay que terminar con esto de una buena vez. -decía la firmé voz de Helena.

-Tranquilizate mujer. -se quejaba Edith. -Yo no quiero irme aún, es lindo pasar tiempo con Alex. En vida nunca pudimos hacerlo.

-Ya no es momento de esto. -regaño Helena. -Él tiene que vivir su vida, nosotras debemos partir.

-¡Yo no quiero irme! -lloriqueo Vayolet, su voz se hizo más aguda de lo normal. -Quiero estar con Alex un poco más.

-No podemos quitarle más tiempo. Estamos muertas, él vivo. Les dije que no se encariñaran.-dijo Helena molesta.

Quite las sábanas para mirarlas a las tres, al verme, Vayolet y Edith sonrieron arrojándose a mi lado en la cama, mientas que Helena permanecía de pie mirándome fríamente.

-¿Las conocí cuando estaban vivas? -pregunté curioso. -Yo no las recuerdo.

-Hablamos contigo el día en que morimos. -dijo Helena restándole importancia. -Nos cruzamos por error y no fue nada.

-Ese día yo salía de biblioteca y chocamos por error. -intervino Edith. -Me ayudaste a recoger los libros que tiré y sonreiste. Te fuiste diciendo "Hasta luego". Quise hablarte más pero llevabas prisa.

Comenzaba a recordar aquella vez, yo iba muy acelerado ya que debía llegar a clase de ciencias. Choqué con ella al no fijarme y le ayudé con sus cosas, dije aquello inconsientemente, no esperaba volver a verla.

-Conmigo fue en los pasillos. Connor estaba molestándome por qué mi vestido morado me hacía ver gorda. -se quejó Vayolet en voz baja. Arrugó la frente tiernamente y me miró a los ojos. -Cuando pasaste y me viste llorar me tendiste un pedazo de servilleta. Me hiciste sonreír al decir que Connor era muy tonto como para distinguir colores.

Recordé entonces ese momento a la perfección, no le había visto bien el rostro por que iba distraído, sólo hice eso por ella porque sabía que Connor había hecho llorar a una chica. En ese momento no le tomé importancia, debí hablarle más.

-Y ¿dónde viste a Helena?. -preguntó Edith.

Miré a la chica de anteojos frente a mi pero ella miraba a la ventana. No parecía querer hablar del tema, se alejó hasta sentarse en el marco de la ventana y mirar hacia afuera.

-¿Qué pasó, Helena? -preguntó Vayolet. -Nunca nos dijiste como conociste a Alex.

-Eso no importa ahora. -se quejó Helena.

Las dos chicas a mi lado me miraron curiosas, yo sólo miraba a la chica en mi ventana, sabia lo que habia ocurrido ese día. Ahora la reconocía perfectamente, era ella. Sin duda alguna había hablado con ella ese día.

Mi celular sonó llamándonos la atención. Contesté liberando mis recuerdos, la voz de mis amigos llegó a mis oídos, parecían preocupados.

-¿Estas bien? -preguntó Will algo temeroso.

-Si, estoy bien. Sólo es un resfriado. -me quejé. -En la salida vengan, tengo mucho que contarles.

-Ahí estaremos. -afirmó Luke.

Colgué para arrojar el teléfono a un lado de mi y me puse de pie con cuidado. Bajé a la cocina para prepararme algo de comer, moría de hambre.

-¿Quieres que te ayudemos? -preguntó tiernamente Vayolet entrando en la cocina. -Yo se cocinar muy bien.

-Pensaba hacerme un cereal. -me escogí de hombros.

-¿Te gustan las quesadillas? -preguntó Edith entrando a la cocina. -¿Por qué no hacemos sincronizadas?

Ambas chicas tomaron posesión de mi cocina y sacando comida del refri me ayudaban a preparar quesadillas y sincronizadas a la vez.

Edith no paraba de hablar sobre datos curiosos del porque las sincronizadas eran así, mientras que Vayolet tarareaba una melodía suave mientras preparaba las quesadillas.

Yo sólo observaba desde atrás como ambas cocinaban y trataba de ayudarles pasándoles los ingredientes a cada una.

...

Estaba más que satisfecho, parecía que iba a reventar. Había estado todo muy delicioso y jamás había desayunado tanto.

-Parece que vas a vomitar. -se burló Helena sentada en mi sala. Sonrió al verme salir de la cocina sujetando mi abultado estómago.

-Estuvo todo tan delicioso que me lo acabé. -aseguré sonriente.

-Te dejaremos descansar hoy, mañana iremos de nuevo a explorar. -dijo Helena poniéndose de pie.

-Esta bien. -dije ahora serio. No me gustaba la idea de tener que buscar cadáveres, pero mucho menos me agradaba pensar que ellas se irían cuando los encontrará.

Ella se puso de pie mirando a las dos chicas saliendo de la cocina, Edith se acercó a mi hombro para dejar un beso en mi mejilla izquierda y despedirse con la mano. Fue arrastrada por Helena hacia el piso superior, susurrándose cosas que yo no pude comprender.

-Eres un buen chico, Alex. -susurró suavemente Vayolet. La miré acercarse a mi. -Tal vez por eso te hemos escogido.

-Bueno, espero no decepcionarlas. -sonreí tímido.

-Se que no lo harás. -aseguró acomodando mi cabello. -Tengo miedo de lo que vaya a pasar.

-También yo. -admití sentándome en el sofá.

Ella se arrodilló frente a mi y me observó a los ojos fijamente.

-Sé que esto es difícil, si yo estuviera en tu lugar no sabría que hacer. Eres muy valiente.

-¿Valiente? -me burlé. - Ese no soy yo, soy todo menos valiente.

-Bueno... Haz hablado con fantasmas y no te ha dado ningún infarto. -sonrió tiernamente. -Alex, eres un chico muy especial.

No dije nada más, sus ojos habían atrapado los míos y mis labios temblaron.

-Tengo miedo de perderte.-susurró bajando la mirada.

-No vas a hacerlo. -aseguré rápidamente.

Sonrió tomando mis mejillas en sus manos y depositó un pequeño beso en mis labios. Al contacto frio con su piel mi cuerpo se estremeció, no supe cómo actuar, no sabía que hacer. Jamás había besado a una chica.

Cerré mis ojos y traté de corresponder a su beso, ella se separó sonriente y bajó la mirada apenada. Suspiré de forma temblorosa y le miré alejarse de mi.

-Descansa, Alex. -se despidió subiendo las escaleras. -Deberías cambiarte, tus amigos no han de tardar.

Acaricie mis labios con mi dedo y sentí su beso aún sobre mi. Sonreí como idiota al darme cuenta de que habia besado a una chica al fin.

Los chicos jamás me creerian esto.

<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

HOLA! que tal shiquitines?
Espero que les estén gustando esta pequeña historia. No olviden dejarme sus comentarios para saber sus teorías y opiniones.

Los quiero! GRACIAS por seguir leyendo❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro