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31: Ataque a traición


31: Ataque a traición

Jongin le dice que tenga cuidado en el camino y Kyungsoo piensa que su novio ha estado demasiado sobreprotector en esos días. De todas formas, promete ser cuidadoso y regresar a casa a tiempo y a salvo. No le ha dicho todavía que la señora Oh sabe sobre su relación, conoce a su pareja y sabe que le va a costar un poco asimilarlo, esperará al fin de semana, para que no se sienta incómodo en su nuevo trabajo.

Ha estado buscando opciones, como había prometido, y en realidad encontró una granja a las afueras del pueblo, que necesitaba gente. No le tomaría más de veinte minutos llegar a pie, si iba a buen paso, y la paga era buena. El trabajo no sería tan pesado como en la mina y podría renunciar. Tendría que ir de lunes a viernes y ciertos sábados, si era necesario, pero la paga del fin de semana era el doble. Incluso podía ir con Jongin si él quería. Tampoco le había contado esa posibilidad, quería que tuvieran un fin de semana informativo para explicar todo bien y que nada quedara a medias.

Aún así, Jongin estaba advertido y sabía que Kyungsoo tenía información útil para los dos, pero no era dicha aún, porque se pondría ansioso. El chico agradeció la consideración y decidió estar tranquilo hasta que tuvieran dos días enteros para hablar entre los dos, alejados de todo y de todos. Era la mejor forma.

Kyungsoo salió de la mina exhausto. Había empujado por horas carros llenos de material y sus piernas se sentían entumecidas. Su plan era llegar, lavarse un poco, comer con su pequeña familia, darse un baño caliente y luego meter los pies en agua tibia con sal. Eso aliviaría un poco su cuerpo pesado. También podía pedirle a Jongin un masaje, siempre y cuando no terminara en nada más, porque estaba demasiado cansado.

Totalmente ajeno a las intenciones del señor Young, Kyungsoo camina por sus calles habituales y hasta compra unas golosinas para todos en casa. El hombre lo sigue, lo suficientemente lejos para no resultar sospechoso, pero lo suficientemente cerca para convertirlo en un asecho. Está a unos pocos minutos del restaurante, cuando la furia del hombre estalla.

–¡Canalla! ¡Mal nacido!– grita furioso, haciendo que Kyungsoo se volteara confundido. Cuando vio de quién se trataba, no mostró interés y siguió su camino. –¡A ti te hablo, Soo!– chilló nuevamente.

–No tengo nada que decirle a una persona como usted– informó el muchacho con voz grave y firme.

–¡Enfréntate a mí como hombre, idiota arrogante! ¡Cobarde!

–¿Por qué tendría que enfrentarme a nadie? Yo no he hecho nada malo.

–¿Nada malo? Le has faltado al respeto a una mujer con nombre y honor, ¿y dices que no has hecho nada malo?

–¿Cómo he podido faltarle al respeto?– pregunta Kyungsoo, fastidiado y atento a cualquier ataque, pero conservando la calma. Lo último que quiere es una pelea.

–¡Tirándotela todas las malditas noches!

El chico tuvo que cerrar los ojos al escucharlo. Era desagradable, el tipo arrastraba las palabras, probablemente había bebido. También lo señalaba con un dedo, llamando la atención de muchas personas que empezaron a acumularse a su alrededor y eso le fastidiaba increíblemente. Pensó muy bien sus palabras antes de decirlas.

–Que caballero– se burló. –Lamento decepcionarlo, pero yo no me "tiro" a la señora Oh, eso sí sería faltarle al respeto.

–¡Ella lo dijo! Que están en una relación. Yo mismo vi como una noche tomaban cervezas juntos hasta tarde, con el restaurante cerrado, los dos solos... ¿qué hicieron después? ¿Eh? ¿Qué hicieron?– Kyungsoo lo miró a él y a su alrededor y rodó los ojos impaciente.

–Hay algo que no entiendo y me gustaría averiguar– dejó salir una risa que casi parecía un bufido de irritación. –¿Qué es exactamente lo que le molesta? Usted y la señora Oh jamás tuvieron ningún tipo de relación. ¿Qué es lo que le molesta? ¿Mi edad o que no es usted quien se la tira? ¿Es eso? ¿A quién se supone que le debo el respeto, a usted? No lo creo. Las decisiones que tome la señora Oh, le pertenecen exclusivamente a ella, no tiene que rendirle cuentas a nadie, especialmente a una persona que usa ese tipo de vocabulario para referirse a ella.

–¿Qué te crees, imbécil, un príncipe encantador?

–No soy un príncipe, pero tampoco soy un patán.

Kyungsoo se dio la media vuelta y siguió caminando. Para entonces,J Jongin y Sehun estaban en la puerta del restaurante, mirándolo con preocupación. El señor Young se quedó parado con la ira consumiendo su cuerpo, así que intenta acercarse para golpearlo, pero no se esperaba que el chico fuera un peleador profesional. En un movimiento rápido, estuvo fuera de su alcance.

–¡No escapes, rata!– exclamó, pero Kyungsoo no quería problemas, así que se limitó a evitarlo tanto como podía.

–Pero, ¿qué está pasando aquí?– exigió saber la señora Oh, saliendo de su restaurante con sartén en mano.

–¡Todo es tu culpa!– le gritó el tipo, acercándose peligrosamente. –¡Zorra! ¡Puta maldita!

Sehun saltó a pararse frente a su madre y a mirarlo con fiereza. Jongin también avanzó y, en un momento, ella estaba rodeada de Kyungsoo, Jongin. su hijo y algunas vecinas.

–¡No la llames así!– gritó Sehun indignado. –¿Cómo te atreves?

–¿Por cuántos años te he cortejado y te revuelvas con el primer mocoso asqueroso que se te cruza por delante? ¿Con cuántos más has estado, perra?

–¡Basta!– ordenó Kyungsoo, cada vez más furioso.

Las mujeres empezaron a comentar cosas en voz alta. Dijeron que ella lo había rechazado cada vez, que jamás había aceptado sus regalos y que todo el mundo sabía que evitaba al señor Young por sus insistencias que rayaban en el fastidio. Las más valientes, incluso dijeron que no estaba haciendo nada malo, porque ella era viuda y el chico era soltero.

–No tengo por qué escuchar ese tipo de cosas. Le ruego, señor Young, que se vaya y que nunca regrese a mi local. No será bien recibido.

–No hagamos un escándalo de esto– acotó Kyungsoo y empezó a guiar a Jongin y Sehun para que entraran.

–¡Enfréntame, cobarde! ¡Como hombre!

–Es absurdo, no voy a golpearme con usted en medio de la calle por una discusión que no tiene manera de ganar. ¿Por qué pelearía con usted?

–¡Por el honor!

–¿Qué honor? No hay diferencia si gana o si pierde una pelea callejera. No es como si la señora Oh fuera a aceptar sus propuestas sólo porque me golpeó, no sea ingenuo.

La muchedumbre se sorprendió de las palabras de Kyungsoo. Evidentemente no era un chico normal. Él y Jongin eran raros en su forma de hablar y en sus intereses. Siempre compraban libros y parecían interesados en muchos temas. Para trabajar en una mina, estaban demasiado interesados en su educación.

–¡Eso lo veremos!– el tipo se acercó y, al notarlo, Jongin se interpuso, pero el hombre lo golpeó y lo hizo caer a un lado.

Fue una cosa de un segundo, pero que pareció transcurrir en cámara lenta. El señor Young apartó a Jongin con todo el peso de su cuerpo y lo lanzó a un lado, donde el chico por la inercia terminó en el piso. Kyungsoo se volteó y, al darse cuenta de lo que había pasado, se enfureció. Cuando se dio cuenta que el segundo ataque era inminente, se defendió con un seco y certero golpe en el rostro de su contrincante. Enseguida, se acercó a su pareja, para comprobar que tenía todo su brazo derecho raspado, sangrando.

Fueron ciertos comedidos los que ayudaron a Young a recomponerse y a evitar que su nariz siguiera sangrando. Lo llevaron donde un médico, mientras la señor Oh sacaba un pequeño botiquín con lo mínimo necesario para tratar a Jongin. Sehun estaba furioso, al igual que Kyungsoo, pero Jongin estaba preocupado. 

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