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29: Es mi pareja

29: Es mi pareja

El frío empezó a disminuir, la nieve empezó a derretirse, las temperaturas empezaron a subir y el tiempo mejoró mucho más rápido de lo que todos esperaban y muchos trabajos pudieron regresar a la normalidad. La gente de la mina tuvo que esperar un poco más, porque los riesgos todavía eran grandes y en el pasado ya habían tenido accidentes fatales.

Los chicos lograron sobrevivir trabajando en el restaurante casi a tiempo completo porque como había más ayuda, se podían atender a más clientes. La señora Oh les preguntó si no querían dejar el peligroso trabajo en la mina y quedarse a salvo en casa. Jongin aceptó de inmediato, pero Kyugnsoo estaba un poco preocupado de dejar repentinamente un empleo en el que se habían comprometido.

–Es una oportunidad perfecta para alejarnos de ese lugar. La gente se enferma y se muere, hay accidentes, es horrible. Si trabajamos en el restaurante, podemos ayudar a la señora Oh. No tendríamos que ir y...

–¿Te parece si hacemos una cosa? Puedo seguir un tiempo más ahí y tú ves cómo te va en el restaurante con la señora Oh y Sehun. Por ahora hay bastante gente, pero no podemos recibir un sueldo y perjudicarla.

Jongin hizo un puchero y caminó hasta terminar en el futón, se recostó y admitió que era cierto. Pero realmente no quería regresar a la mina, era demasiado peligroso. Y no podía permitir que Kyungsoo lo hiciera solo, estaría preocupado por mucho tiempo y no era justo que él hiciera el trabajo duro.

–Vamos, es una buena idea. Prometo que buscaré más opciones, mientras tanto tú puedes ayudar a la señora Oh, que en serio lo necesita. Pero sólo una persona, no dos.

–No sería justo– comentó el chico en voz alta, no podía dejar que su novio hiciera lo más duro.

–Podemos intentarlo por un tiempo. Puedes hacer más tareas en la casa o puedes darme masajes nocturnos, para calmar mi cuerpo cansado.

Kyungsoo se recostó a su lado y sonrió, retirando el cabello de su rostro. Ya era hora de hacerle un pequeño corte. Eso le emocionó, sus preocupaciones ahora eran de ese estilo, si su pareja quería cambiar de trabajo o necesitaba retocar su cabello. Fue infinitamente feliz por ese cómodo e íntimo momento.

Pero la calma fue interrumpida cuando escucharon que la señora Oh alzaba la voz. Se pusieron de pie de inmediato, era muy extraño que ella sonara tan molesta y, peor aún, que pudieran escucharla. Con un abrigo cada uno, salieron de la casa, para encontrarse con un Sehun bastante preocupado.

–Hyung– le llamó a Kyungsoo. –Hay unas personas que están diciendo cosas malas de ustedes.

–¿Tu madre nos está defendiendo?– preguntó él con el ceño fruncido.

–Sí.

Los chicos entraron al restaurante por la puerta de atrás y encontraron a la dueña de casa con la escoba en mano, con un aura un tanto amenazante. No necesitaron preguntar qué estaba pasando, porque pudieron escuchar la discusión desde que entraron.

–Son muy raros, ¿qué esconden? Y, más importante, ¿por qué los defiendes con tanta fiereza?– preguntó el señor Young, rodeado de varias mujeres que murmuraban cosas.

–Yo los vi darse la mano en el mercado– dijo una.

–Han rechazado a todas las chicas solteras del pueblo– exclamó otra.

–¿Qué tienes que decir ante eso? Todo el mundo habla de lo sospechosos que son tus inquilinos. ¿Qué ocultan? No podemos permitir que unos degenerados vengan a nuestro pueblo y, peor aún, que te pongan en riesgo. ¡Piensa en tu hijo!– exclamó el hombre y entrecerró los ojos cuando los vio entrar.

–La señora Oh no tiene nada que ver con esto– aseguró Kyungsoo en voz alta y Jongin no podía disimular su temor, su expresión lo decía todo.

–¿Cuál es el gran secreto que guardan ustedes dos en ese pequeño cuarto ahí atrás? No son hermanos, ni familiares... ¿por qué vivirían juntos?– exigió saber Young.

–Nuestra vida personal no es de su incumbencia. No tenemos por qué dar explicaciones a nadie de las decisiones que tomemos– declaró Kyungsoo con firmeza. Jongin prefirió mantener su distancia, a pesar de que quería abrazarlo.

–¡Degenerados!– gritó alguien en la multitud que se había formado.

–Basta– intervino la casera furiosa, mirando a todos con desaprobación. –Ellos no son unos degenerados.

–¿Cómo puedes estar tan segura?– inquirió el señor Young.

–Porque lo sé.

–¡Eso no es suficiente!– la gente empezó a hacer comentarios negativos y la señora Oh tuvo que pensar rápido. Necesitaba algo que desviara la idea de que los chicos eran una pareja, de otra forma estarían en gran peligro y tendrían que escapar. Con la presión del momento y el miedo, no se le ocurrió nada más.

–Claro que es suficiente. Porque ellos no son unos degenerados y lo sé porque... Do Kyungsoo es mi pareja.

El restaurante se quedó en completo silencio. Mientras ella se veía segura y orgullosa, Jongin abrió la boca tanto como pudo, al igual que Sehun. Kyungsoo se mantuvo callado, mirando al piso con expresión enojada. El señor Young, salió del lugar furioso, murmurando insultos y maldiciones. Las mujeres, antes alteradas, estaban completamente descolocadas ante la información.

–¿Hay algún problema con eso? Yo soy viuda y él es soltero, ¿alguien puede objetar?

–Pero, es tan joven– comentó una de las señores con las que mejor se llevaba. –Tienen casi la edad de tu hijo.

–Fui una madre muy joven y tanto Jongin como Kyungsoo son mayores a él. No tengo edad para ser su madre, aunque me he encariñado mucho con Jongin, como si fuera mi propio hijo.

–Parece que has buscado el cariño del otro de diferente manera– comentó alguien, con grosería y sin identificarse.

–No le veo el problema. Somos libres de tomar nuestra decisión.

Cuando muchos comensales se quedaron en un silencio incómodo y los curiosos se retiraron, la señora Oh pareció que no estaba afectada en lo más mínimo por todo lo que había pasado, pero en realidad estaba preocupada. No le importaba recibir todo el odio de la gente, pero no quería ver a los chicos sufrir. Debió buscar otra excusa, aunque después de pensarlo era lo único que desvió la atención de verdad.

–Deberíamos conversar– pidió Kyungsoo y ella hizo un gesto afirmativo, pero regresó al trabajo.

Jongin sintió un vacío en el estómago y limpió las mesas, sin dejar de mirar a su novio ni un sólo momento. En cuanto tuvo la oportunidad y se quedaron solos en la cocina, Dejó salir todas las preocupaciones que había acumulado.

–¿Por qué deberías hablar con ella?– quiso saber el menor de los dos, comiéndose a Kyungsoo con sus ojos de preocupación.

–No es lo que piensas, realmente me sorprende que estés preocupado por algo como eso cuando jamás nos hemos separado por más de media hora el uno del otro.

–Pero...

–La señora Oh acaba de sacrificar su estabilidad por nosotros. Ella sabe algo y nos está protegiendo. Necesito hablar con ella para ver qué podemos hacer para beneficiarla. No sé cuánto dure esta mentira, pero si ella lo hizo, es porque sabe que es lo mejor.

–Ustedes dos son tan inteligentes– se lamentó Jongin, arrepentido por su injustificada escena de celos.

En ese momento, Sehun entró con una bandeja de platos sucios y los miró, estaban conversando muy cerca mientras hacía las cosas. Carraspeó y meditó por unos segundos antes de hacer la pregunta.

–No tienes nada con mi madre, ¿verdad?

–No– aseguró Kyungsoo y el chico suspiró.

–Bien, en ese caso, los apoyaré tanto como pueda. 

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