24: Un año
24: Un año
Kyungsoo colocó paños calientes en sus hombros, Jongin estaba sobre la cama y posiblemente se había quedado dormido. Cada día oscurecía más temprano, llegaban a casa cuando estaba ya casi oscuro afuera y tenían que llegar a prender la chimenea, porque el frío del invierno empezaba a hacerse notar.
Habían preguntado a los lugareños y aparentemente nevaba casi todos los años. Los chicos se dieron cuenta que no se habían fijado ni en un mapa, literalmente no sabían donde estaban. Se dieron cuenta que estaban bastante más al norte de la ciudad donde vivían antes, así que el clima podía ser un poco más frío de lo que estaban acostumbrados.
La señora Oh era muy generosa y les daba de comer casi todos los días, especialmente cuando regresaban. Habían ayudado un par de fin de semanas, pero estaban bastante cansados. Kyungsoo colocó el paño de nuevo en el agua caliente para calmar sus piernas, que también le dolían. Tenía que despertar a Jongin para que se aseara antes de quedarse completamente dormido.
–Jongin– se acercó y movió un poco su brazo, pero el muchacho ni siquiera reaccionó. –Vamos a lavarnos para dormir– insistió, pero su novio seguía dormido.
Con toda la paciencia del mundo se sentó a su lado y acarició su espalda, llamándolo de rato en rato. Jongin empezó a desperezarse y a quejarse, porque estaba muy calientito y cómodo, pero sabía que debía hasta cambiarse por su piyama, así estuviera con ropa cómoda.
Kyungsoo sonrió al verlo hacer un mini berrinche, así que decidió lavarse primero y colocar el paño caliente en sus piernas antes de dormir, esperando que su pareja estuviera listo. Cuando se acomodó en la cama, no pasó mucho hasta que Jongin estuvo de vuelta y se acurrucaron. La chimenea ayudaba bastante, pero el ambiente invernal hacía que los chicos entrelazaran sus piernas para ganar calor corporal.
–Ya es invierno otra vez– comentó Jongin acariciando su muslo derecho, que estaban sobre su pierna.
–Ha pasado un año– el mayor de los dos sonrió y se tapó el rostro avergonzado. El recuerdo de su primera noche juntos le traía sentimientos agridulces.
Era verdad que no se arrepentía de nada y que lo haría de nuevo si tuviera la oportunidad, pero dormir con alguien por primera vez en una bodega de un supermercado después de quedarse atrapados ahí por culpa de una tormenta no era la mejor forma de empezar una relación. Pero, había funcionado para ellos y eso era lo que realmente le importaba.
–¿Yo te gustaba?– quiso saber Jongin, sonriendo como un adolescente que se acababa de declarar.
–Sí, me gustabas. Pero me sentía incómodo contigo. Eras muy amable, sinceramente pensaba que eras un chico de casa que trabajaba para pagar sus estudios. Pensé que regresabas cada día a casa donde tus padres o a tu residencia universitaria. No sabía que la estabas pasando un poco mal.
–Yo te tenía miedo– confesó el menor de los dos y Kyungsoo rió sinceramente.
–¿Es en serio?
–Sí, pensé que estabas molesto conmigo por algo y que no te caía bien. Eras muy eficiente, yo a veces cometía errores, así fueran muy pequeños. Fue cuando empezamos a salir y a vernos con frecuencia que me di cuenta que eres una persona seria, nada más.
–Yo me arrepiento de muchas cosas, Jongin. Quisiera cambiarlas, pero no puedo.
–Yo no quisiera que nada cambiara, ¿sabes? Porque todo esto nos ha llevado a donde estamos. Míranos, en nuestra cómoda cama, en nuestra casa, en un día de invierno con la chimenea encendida y abrazados. ¿No es lo que siempre hemos querido?
–Tú querías estudiar, yo rechacé tus sentimientos, me metí en problemas y te arrastré a una huida. Es verdad que ahora estamos bien, pero son los esfuerzos que hemos hecho juntos. Hice que la pasaras mal y me arrepiento.
–Mírame– Jongin tomó su rostro y le besó. –Si yo quería un título universitario, era para salir de esa horrible ciudad y escapar, buscando mejores oportunidades. Me hubiera tomado ocho o más años completar eso, me hubiera quedado atascado, soñando algo que no podía cumplir.
–Pero...
–No, me gusta estudiar por mi cuenta. Tú me compras todos los libros que me gustas, incluso si te digo que no es necesario y construiste un estante para que los ordenemos. Ahora te encanta leer y comentamos las cosas juntos. Tenemos gustos diferentes y me encanta que compartamos ideas. Nuestros objetivos ahora son claros y me llenan. Lo único que has hecho es mejorar mi vida.
–¿Crees que soy un exagerado si digo que cambiaste mi vida para siempre y que estoy loco por ti?– Kyungsoo atrapó de nuevo los labios ajenos y se quedaron un buen rato besándose y confesando sus más profundos sentimientos.
Finalmente, se quedaron dormidos. Al siguiente día debían levantarse temprano y seguir con su rutina. Pero Jongin se quedó con la idea de que Kyungsoo no se hacía a la idea de que era feliz con como las cosas habían terminado. A veces, los planes no resultaban como se esperaban, iban mejor.
Y Jongin consideraba que su vida era mucho mejor si tenía alguien como Kyungsoo con quién compartirla. Haría lo que fuera para protegerlo, porque ahora eran una pareja de verdad, una familia. La única familia que había tenido en su vida, porque sus padres y sus hermanos se comportaron como sus enemigos.
Así que decidió hacer algo lindo para su novio y celebrar el primer de muchos años juntos. Durante el almuerzo, comió y desapareció. Regresó corriendo antes de que su turno esperara y empezó a actuar de manera extraña. Cambió sus días libres y ya no los pasaba con él e incluso si su relación iba bien como siempre, Kyungsoo empezó a sentirse un poco preocupado, así que lo enfrentó, cuando su cabeza empezó a tener extrañas sospechas.
–¿En qué te has ocupado tanto los últimos días?– quiso saber el mayor de los dos, mientras Jongin le daba un masaje.
–¿De qué hablas?
–No juegues conmigo, has estado desapareciendo y cambiando tus horarios. ¿Hay algo que yo deba saber?
–Es una sorpresa.
Kyungsoo regresaba a casa solo el primer día de la nevada de ese año. Fue un espectáculo muy bonito que disfrutó mucho. Desde su caminata a solas para reencontrarse con Jongin, tenía por costumbre pararse en algún lugar a apreciar la belleza de sus alrededores.
Ya casi estaba oscuro y hacía un poco de frío, pero los copos empezando a caer del cielo, las luces de las calles encendidas, las ramas de los árboles, ya sin hojas, bailando por el helado viento, todo era precioso, le hacía sentirse vivo. Siguió caminando y sintió cuánto extrañaba a Jongin. Era verdad que preparaba algo, pero era frustrante no tenerlo siempre a su lado, como estaba acostumbrado. Su pequeña separación traumática lo había dejado un poco sensible al respecto.
–Hola– la suave, grave y melodiosa voz de su pareja le hizo alzar la vista y sonreír emocionado. Llevaba puesto un abrigo y una gorra a juego y tenía una bolsa en sus manos. Kyungsoo se acercó a él.
–¿Me estabas esperando? ¿Dónde te metiste?
–Fui a conseguir la sorpresa y, cuando vi que era la primera nevada, sentí que era el momento perfecto.
–¿Para qué?– quiso saber el chico.
Jongin sacó de la bolsa un abrigo y un gorro a juego para él también y lo puso encima de su ropa y luego en su cabeza, acomodando tiernamente su cabello. Se sintió muy bien, el calor que proporcionaba era al adecuado. Empezaron a caminar de regreso a casa juntos.
–Gracias por un año de felicidad a tu lado– susurró el menor de los dos, apretando su mano, pero separándose después. –Estos son de la señora Oh– le extendió unos guantes tejidos. –Le compré una bufanda por parte de los dos.
–Estoy conmovido, Jongin. Lamento tanto no poder besarte ahora mismo– hizo un puchero y el chico sonrió.
–Llegaremos a casa en unos minutos y, por si eso te preocupa, tenemos el resto de nuestras vidas para besarnos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro