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17: Poesía

17: Poesía

Kyungsoo despertó un poco antes del amanecer, bebió un poco de agua, comió de las cosas que tenía en su mochila, se puso ropa que lo cubriera tanto como podía y empezó su camino nuevamente. Se aseguró de quedarse en un lugar que, incluso si estaba un poco oscuro, pudiera encontrar las rieles del tren para seguir su camino nuevamente.

Debía llegar a la ciudad lo más pronto que pudiera y no llamar para nada la atención, encontrar a Jongin y escapar de nuevo. Mientras menos tiempo estuviera ahí sería lo mejor. No quería que se expusieran a ser encontrados por las personas que los habían empujado a huir en primer lugar.

Los primeros rayos de sol le dieron una hermosa vista. Jamás en su vida había tenido la verdadera oportunidad de esperar cinco minutos y apreciar lo que tenía a su alrededor. Nunca se fijaba en las cosas bonitas, en los paisajes agradables, en los atardeceres o los amaneceres. Eso era para quien no luchaba cada día para sobrevivir.

Una fina línea de un intenso amarillo empezaba a apoderarse lentamente mientras el sol se alzaba e iluminaba lentamente el cielo, que pasó de un azul oscuro, a un relajante celeste amarillo que guió sus apurados pasos. Una ligera bruma y una brisa fría fueron bienvenidas. Estaba tapado y el ejercicio de caminar lo tenía un poco sofocado.

Si sus cálculos no estaban equivocados y si caminaba todo el día y descansaba por pequeños tramos, podría llegar al anochecer. Se repetía una y otra vez "Jongin me está esperando" y eso le motivaba a seguir, incluso si sus piernas dolían y las ampollas de sus pies amenazaban con reventar. No importaba. Jongin lo estaba esperando.

***

Una ligera risita se escapó de sus labios cuando una persona dejó unas monedas en su plato del desayuno. Probablemente se veía como un mendigo, sentando al lado de sus cosas, atesorándolas mientras esperaba. Le había dicho a Kyungsoo que lo esperaría y el mejor lugar era la parte de la estación donde estaba la información. Su novio era inteligente, si no lo veía fuera, entraría a preguntar si alguien lo estaba esperando. Por eso, le dejó un mensaje a las personas que trabajaban ahí: si alguien busca a Kim Jongin, soy yo y estoy esperando. Una sonrisa encantadora y la recepcionista aceptó su pedido. No quería usar el nombre de Kyungsoo por precaución, así que dio el propio.

Aprovechó su soledad para escribir. Eso le ayudaba a relajarse un poco. Se instaló en una esquina abierta de la estación y se negaba a moverse de ahí. Sus bolsos y su futón le servían como apoyo y de esa forma también se aseguraba de que nadie lo burle y se robe nada. Como había anunciado que esperaría ahí, los guardias no lo echaron y eso le hacía sentirse protegido. Cuando necesitaba ir al baño, siempre podía confiar en los trabajadores del lugar para que vigilaran sus cosas. Tenía suerte de que gente amable lo ayudara. No podía confiar en los viajeros, pero sí en alguien que estaba obligado a quedarse.

No tenía mucha inspiración cuando estaba feliz, las cosas normalmente le salían un poco cursis y se sentía frustrado. El dolor y el miedo parecían ser la llama que iluminaba su ingenio. Le pareció triste pensar que necesitaba sufrir para escribir mejor, pero después pensó que no debía avergonzarse por eso. Además, nada de lo que garabateaba iba a ser publicado o leído, era algo para él. Si sus líneas eran tristes, felices, cursis, ridículas o malas, sólo él tendría que sufrirlas.

***

La posición del sol y los ruidos en su estómago le indicaron que debía ser cerca del medio día. No había más que campo por esos lugares, era el momento perfecto para un descanso, para buscar un lugar donde tomar agua, descansar e improvisar un baño. No debía cargar muchas cosas, eso era bueno. Las golosinas ayudaron a mantenerse, conseguir agua no fue difícil, algunos riachuelos de agua cristalina fueron una buena fuente y la comida le estaba alcanzando muy bien. Como no había nadie, tal vez podría dormitar un poco. No se había cruzado con nadie en el camino y por eso no había sido capaz de pedir un paseo. Pero, incluso si tenía que caminar hasta llegar, lo haría. No podía detenerse a esperar.

Encontró un árbol que daba una sombra decente y pensó que era el lugar perfecto para apoyarse y dejar que su cuerpo tuviera un respiro. Uso su mochila vieja como almohada y estaba por recostarse, cuando un sonido muy familiar llamó su atención. Era un silbido familiar al que sus oídos estaban bastante acostumbrados. Un tren.

De un salto, estuvo de pie y miró a su derecha, efectivamente se acercaba. Estaba en desventaja, no podría subirse como polizón a esa velocidad y no había una estación cercana. Incluso si corría desesperado, no lo alcanzaría y podría herirse. Aún así, mientras más cerca estaba la locomotora, más ansioso se puso e hizo el intento. Corrió con todas sus fuerzas y no estuvo ni cerca. Tendría que seguir por su cuenta.

Su intento fue contraproducente. Estaba bastante cansado y su parada tendría que ser más larga si quería avanzar bastante después. Regresó al árbol y pensó que era bueno no haber alcanzado al tren. ¿Y si lo llevaba por otro camino o al lado contrario? No sabía si era correcto subirse, tenía un objetivo claro y estaba yendo por el camino correcto, no necesitaba más desvíos. Intento convencerse de que era mejor lo que hacía y volvió a repetirse que Jongin lo estaba esperando.

Se recostó nuevamente y el cansancio le hizo quedarse dormido. El calor del medio día le hizo despertarse un poco. Incluso si se tomó más tiempo del que había calculado, se sentía renovado. Con un poco de agua estaría listo para empezar a caminar de nuevo. No importaba el clima, estaría cubierto para evitar que su rostro se viera. No sabía qué tal lejos estaba de la ciudad, pero no se arriesgaría a caer en las manos del mafioso y dejar a Jongin esperando.

Comenzó su caminata nuevamente y pensó en todas las cosas que haría cuando llegara. Buscaría a Jongin. Encontrarían trabajo en otro tren, armarían una nueva casa, reunirían dinero hasta llegar muy lejos. Ahí, tendrían una casa y un trabajo estable. Trabajarían la tierra y vivirían felices. Eso era lo que quería. Le compraría muchos libros y Jongin podría estudiar las tardes, por su cuenta. Un sonido de ruedas despertó a Kyungsoo de su ensoñación. Era una carreta.

–Hola, extraño.

***

En un oscuro y apartado rincón,

estaba, completamente solo en

el mundo, deseando la muerte

en caso de no volverte a ver.

Mi alma se cae en pedazos,

quiero pensar que te tengo en

esta vida, pero pienso en perderla

si no regresas a mí.

Lo único que motiva a mi corazón

latir, es pensar que mi amado

viene a mí. No hay nadie

más a quien yo ame con esta

desesperada pasión.

Si regresas, cantaré agradecido

cada noche, por horas.

Si regresas, lloraré y le lanzaré

besos a todas las estrellas.

Si regresas, me perderé en

tu cuerpo cada noche, agradecido

por la dicha de tenerte en mis

brazos.

Pero, si la suerte no permite

que mis manos vuelvan a tocar

tus manos, que mis labios vuelvan

a saborear tus labios, que mi

piel vuelva a fundirse con tu piel,

partiré, dejaré todo atrás y

empezaré una nueva búsqueda.

Me quedaré en este oscuro y

apartado rincón. No dejaré

que los líquidos corran por mi

garganta o que los alimentos

llenen mi estómago. No dejaré

que el aire entre por mis pulmones

o que la sangre corra por mis venas.

Encontraré lo que busco y

lo que busca quien ha perdido

a quien más ama: dejar que

la herida sea tan profunda,

que mis ojos no tengan la

fuerza para volver a abrirse. 

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