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11: Partida

11: Partida

Estaban de verdad apurados. Tenían que ser rápidos e inteligentes, no dejarían nada importante, pero tampoco llevarían cosas extras que pudieran estorbarles en el camino. En medio de la locura de su improvisada tarea de empacar, Jongin tomó papel y lápiz y usó una lámpara con un foco que estaba a punto de quemarse y se puso a garabatear.

–¿Qué tanto escribes?– quiso saber Kyungsoo mientras terminaba de meter ropa enrollada en una mochila vieja.

–Es una carta. Tengo un par de amigos que pueden ayudar a la señora Park en caso de que lo necesitara, quiero que ella lo sepa. No quiero dejarla completamente abandonada, ella fue muy buena con nosotros. Sé que no la conoces por mucho tiempo, pero ella me protegió cuando más lo necesité.

–Tienes razón– aceptó el mayor de los dos con una sonrisa al ver lo preocupado que estaba el otro. –Déjale dinero para una emergencia también, como pago de nuestras habitaciones de este y el siguiente mes.

–Pero... Kyungsoo.

–Podría necesitarlo, también me siento mal por tener que irnos sin previo aviso. De todas formas, no es bueno cargar con tanto efectivo, tal vez podemos tomar algo de comida de la cocina y debemos compensarlo. Nosotros vamos a trabajar, lo recuperaremos pronto. Ella vive de su pensión de viuda y se ayuda con los inquilinos.

–Está bien, entonces dame la cantidad necesaria y lo dejaré todo en el mesón de la cocina.

–Confío plenamente en ti, Jongin. Deja lo que consideres necesario. Mi dinero y tú dinero ahora es "nuestro dinero".

Muchas de sus pertenencias, cosas que habían comprado y que no podían llevar con ellos, podían ser vendidas o incluso dárselas a nuevos inquilinos. Jongin dejó indicaciones muy detalladas para que la mujer hiciera uso de ellas como considerara necesario. Incluso, anotó los contactos de personas confiables que conocía y que podrían estar interesados en vivir ahí. También le explicó que estaban en peligro y que se iban para protegerla.

Esa noche, eligieron lo que era esencial y, lo que no, fue dejado atrás. Debían marcharse mientras todo estuviera oscuro, evitando que cualquier persona pudiera verlos salir o caminar. Incluso si el mafioso lo había citado para el viernes, Kyungsoo no confiaba en nada ni nadie, era obvio que intentaría encontrarlo antes.

Tenía la ventaja de que no sabía que se trataba de él mismo, pero la terrible desventaja de que sus hombres conocían su cara. Por eso, debía huir lo más rápido posible. Ganó un poco de tiempo aceptando la cita del viernes, pero no podían quedarse, especialmente si quería proteger a Jongin. Ambos estuvieron callados mientras caminaban por las calles oscuras, rápidamente, intentando no hacer nada de ruido, evitando encontrarse con cualquier persona o animal. Se tomaron la mano con fuerza y no se detuvieron ni miraron atrás.

Cuando, finalmente, llegaron a la estación de trenes, pasaron por todas las líneas comerciales para poder llegar hasta la zona de los vagones de carga. Kyungsoo maldijo porque se dio cuenta de que era demasiado temprano para ofrecerse para el trabajo. Normalmente, aceptaban a las personas un poco antes del amanecer, así que en ese momento no había absolutamente nadie en el lugar.

Pero, por otro lado, era tarde y demasiado peligroso quedarse a la intemperie, así que los chicos debían tomar una decisión rápida. No era la primera vez en la vida de ninguno de los dos tener que afrontar algo como esto: no tener un lugar donde dormir y estar en peligro. Por eso Kyungsoo, en medio de la noche apenas alumbrada por las luces públicas un poco lejanas, escogió un vagón que estuviera vacío y que pareciera abandonado.

Cuando se aseguraron que era grande y que no hubiera nada que pudiera lastimarlos, se escondieron ahí para dormir un poco y esconderse. Probablemente, podrían despertar con el ruido de la gente llegando a trabajar o a buscar trabajo y se bajarían. Incluso si el invierno había acabado ya, todavía hacía bastante frío por las noches y no podían arriesgarse a enfermarse en un momento como ese.

Incluso si estaban abrazados, para mantener el calor corporal, Kyungsoo notó que Jongin no intentó besarlo y que estaba anormalmente callado. Era evidente que todavía estaba resentido con él. Incluso si había estado dispuesto a dejar la estabilidad de su vida, su trabajo y todos sus sueño para acompañarlo, todavía habían muchas cosas por las que debían hablar.

Kyungsoo pensó mucho y se preguntó: ¿qué podía decir para arreglar un poco la situación? ¿Qué podía hacer para demostrarle que había estado equivocado y que las cosas serían diferentes a partir de ese momento? El hambre, el miedo y la ansiedad parecían estar a punto de ser vencidas por el cansancio, así que intentó por un instante, arreglar un poco sus errores.

–Jongin.

No hubo respuesta, pero sabía que el chico no estaba dormido todavía, lo podía notar en su respiración. Lo había acompañado por tantas noches, que sabía perfectamente que estaba aún despierto.

–¿Duermes?– quiso saber Kyungsoo, pegando su cuerpo lo más que pudo al ajeno.

–Casi– respondió Jongin, en un susurro.

–¿Puedo decirte algo?

–Puedes.

–Perdóname– rogó el mayor de los dos, con la voz quebrada y llena de arrepentimiento. Jongin se acomodó para quedar frente a él. –Pero tenía miedo de involucrarte en situaciones como estas. ¿Puedes entender por qué estaba intentando alejarte? No era por ti, aún así sé que soy una persona horrible.

–Te lo pregunté tantas veces, ¿por qué no me lo dijiste? Hubiera podido ayudarte de alguna manera. Me sentí tan tonto e incluso y poco traicionado, dejando que mi imaginación armar los peores escenarios. Alejarme y mentirme no era la forma de solucionar lo que estaba pasando. Dijiste que confiabas en mí, entonces, ¿por qué?

–Vas a pensar que soy un tonto, pero en realidad no te lo dije porque más de una vez comentaste que odias la violencia y las cosas que se resuelven de esa forma. Siempre me decías que tus hermanos te golpeaban, que tu familia era mala contigo. Siempre te quejaste de las personas que recurrían a eso y yo estaba ahí, peleando en las noches por dinero. No quería que te alejaras de mí pensando que lo disfrutaba o que lo hacía porque quería. Era uno de los tantos trabajos en los que me metí por necesidad. Empecé a dejar de ir cuando hablamos, pero después de nuestra pelea estaba muy frustrado y enojado conmigo mismo por no poder arreglarlo y... regresé para dejarlo.

–En serio querías protegerme, ¿verdad?– Jongin acarició su rostro y eso relajó un poco al chico.

–Sí.

–Bueno, sí lo hiciste porque pensaste que me iría de tu lado, ahora sabes que no lo haré por ningún motivo. Te entiendo, tal vez hubiera hecho lo mismo si hubiera sabido que hacía algo que no te gustaba. Lamento si te hice sentir inseguro, pero quiero que me prometas que no vas a mentirme o ocultarme cosas, por favor. Estamos juntos en esto.

–Te lo juro.

Los chicos, acomodados sobre sus cosas, pegados el uno al otro, terminaron completamente dormidos. Ambos descansaron más tranquilos al darse cuenta que tenían el apoyo del otro, que podían confiarse las cosas, hasta las más difíciles y que realmente tenían el total apoyo del otro. Era la seguridad que necesitaban.

Kyungsoo abrió los ojos, pero no veía nada. Se sentía inesperadamente liviano pero, de la nada, una punzada de dolor lo invadió e impidió que pudiera respirar adecuadamente. Cuando el dolor desapareció, agua lo invadió hasta que terminó hundido. Era un líquido turbio y lo rodeaba completamente. Su boca estaba amarga y tenía la absurda idea de estar flotando. Encontró a Jongin en el camino, intentó acercarse a él, pero parecía huir. Estaba molesto y se repitieron varias de las cosas que se habían dicho, pero especialmente la expresión de su rostro cuando le dijo que no eran una pareja. Entonces, se dio cuenta que era un sueño, una pesadilla que era nada más que una advertencia: se sentía culpable.

Con un ligero, pero fastidioso, dolor de cabeza, un viento helado, movimiento excesivo e incomodidad hizo que los muchachos se despertaran agitadamente.

–¿Qué pasa?– quiso saber Jongin.

–Creo... que nos estamos moviendo. 

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