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CAPÍTULO XII


RETAZOS



***


Puedo verme a mí misma sentada, a unos pocos metros de distancia... ¿Pero cómo? Estoy en el salón de clases de la escuela, de hace doce años atrás. ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué significa esto? Con esa disyuntiva en mis pensamientos, me percato de algo raro en todo el panorama. En todo la perspectiva que veo, todos los niños están mirando a Daemon, pero no se mueven, inclusive mi otra Yo, que está sentada a unos cuantos puestos a la izquierda de él. ¿Qué pasa aquí?


<< Alto ¿Ese es...? >>


Noto entonces, que Daemon parece ser el único consciente de su entorno, eso me produce escalofríos. Él gira su cabeza y se queda observando a mi Yo alterna con ímpetu, pero ella no lo percibe, solo está estática, mirando la mesa sin más. Lo observo levantarse de su asiento, se acerca despacio a dónde ella se encuentra, y susurra algo que a penas logro escuchar.


- Eso serías Tú. Creo que puedes considerarlo más bien como una obsesión vesánica – Sonríe cual gato rizón. Tiemblo ante aquello y mis vellos se erizan. ¿A qué se refiere con eso?


Se sienta de nuevo con una sonrisa torcida, y en segundos, veo como luego todo recobra su curso. Ahora todos se mueven y murmuran bajo entre ellos. El profesor mira a Daemon con impaciencia, y mi Yo paralela está tapándose los oídos con dolor y fatiga.


- Responda, es sencillo ¿Qué cosa le apasiona o le gusta? ¿Qué lo hace feliz? – Daemon no le devuelve la mirada al maestro. Todo comienza a cobrar sentido en mi mente.


- Ya le respondí, no voy a volver a repetirlo – Todos callan, mi otra Yo levanta la vista hacia él, y es entonces cuando él voltea su rostro para mirarla.


- Pues no lo creo Sr. Miller. Nadie en esta clase lo oyó – De momento, ella se muerde el labio, y él parece distraerse con eso. El maestro alterna su vista entre Daemon y la pequeña Sam.


- Ese no es mi asunto – El Maestro enrojece, molesto. Samantha2 quiere reír, pero se contiene para no causar problemas.


<< Yo recuerdo esto >>


- Será mejor que se disculpe por faltar el respeto a su maestro Sr. Miller – Los murmullos vuelven.


- Perdón, no lo escuche ¿Qué dijo? – Se gira hacia el profesor con cara de inocencia.


- ¡Sr. Miller! ¡Ya es suficiente! ¡¿Cuál es la impudicia hacia su maestro?! – Todo el salón queda mudo, de nuevo.


- Debería calmarse maestro, no está bien que le grite a un niño ¿No le parece? – Una sonrisa cínica aparece en su rostro.


- Vaya con el director ¡Ya! ¡Está sancionado! ¡Y llamaré a sus padres! – Daemon se encoge de hombros y se levanta para retirarse.


- Como quiera, de todas maneras, ambos sabemos que no logrará nada con eso – Creo ver al profesor con humo saliendo de sus orejas.


- Daemon – Susurra preocupada Mini-Samantha. Él la escucha, y se voltea para mirarla.


- Iré en la tarde a tu casa Sam – Escucho como todo se inunda de comidillas y comentarios de impresión.


- Está bien – Ella enrojece ante aquello, pero intenta ocultarlo con una expresión dura.


Él se marcha mientras todos lo observan, pero Sam, lo ve inexpresiva, sin ninguna emoción notable.


Si mal no recuerdo, Daemon no fue sancionado ni nada, el director al parecer no dijo nada en apoyo del maestro, ni sus padres tampoco, algo muy extraño, por lo que entiendo el maestro no siguió insistiendo, y se rindió al ver que ninguno tenía la intención de afirmar sus acusaciones. Después de eso, no volvió a refutarle nada a Miller.


No sé qué puedo decir al respecto de todo esto, el vivir de nuevo esta escena, conociendo ahora todo el contexto, saber las palabras exactas que él dijo en ese momento, todo eso, que me lleva a estar insegura aún más, sobre quién es Daemon.


De todas maneras, eso no es lo más insólito de todo, nunca me hubiese imaginado, que desde que fuimos niños, él se interesara en mí, quizás de una forma insana, y yo me pregunto ¿Por qué nunca me dijo nada? ¿Por qué lo ocultó? Y aún más extraño ¿Por qué ahora sí muestra su lado perverso y cínico?


De sopetón, todo mi entorno, se oscurece y todo desaparece. Me hallo entonces, en medio de la negrura, como siempre, sin saber dónde estoy. Giro mi cabeza en todas las direcciones, para intentar ubicarme o algo, no obstante, todo se encuentra en completa penumbra, sin dar ningún indicio de salida.


<< ¿Y ahora qué hago? >>


Mi entorno de nuevo comienza a cambiar, se deforma hasta convertirse de nuevo en una escena concreta, pero no puedo tener en claro en qué momento de mi pasado estoy. Me hallo frente a mi casa, justo en la entrada donde se encuentra un colorido jardín lleno de hermosas flores que mi madre cuida y protege.


Me tomo la libertad de oler el agradable aroma que desprenden las flores en el aire, su fragancia es relajante, como un néctar que te proporciona bienestar y paz. En la distancia escucho un parloteo, me volteo y veo a una pequeña Sam y a un pequeño Daemon, la primera está diciendo algo que al parecer es muy interesante, y el segundo la escucha con un rostro frío e inexpresivo.


<< Él siempre fue así de árido >>


Se detienen en donde yo me encuentro, y logro escuchar entonces como ella está riéndose de forma nada "delicada" mientras comenta algo de su conversación, ubicándome rápidamente en el hilo de mi pasado.


- Marisa se lo merecía, no es mi culpa que terminara embarrándose en el lodo por andar de distraída, admirándote – Ella se encoje de hombros. Él enarca una ceja.


<< ¿De niño él podía hacer eso? >>


- No tiene mal gusto, no la puedo culpar – Yo y la otra Sam ponemos los ojos en blanco. En definitiva, su ego es lo único que todavía permanece intacto.


- Me da igual sus gustos, me molesta es que termine por culparme de sus descuidos, insinuando que yo fui la que ha provocado eso. De seguro volverá a acusarme con mis padres. Quisiera golpearla en este momento – Daemon insinúa una pequeña sonrisa en su inalterable rostro.


- Me gustaría ver eso – La pequeña Sam suelta una risotada.


<< De verdad que yo de pequeña no fui nada refinada >>


- Has silencio Miller, tu emoción y felicidad siempre es por verme en aprietos, eres muy sucio – Daemon extiende su sonrisa.


- Es muy interesante verte en apuros ¿Te digo por qué? – Mis cejas se elevan de forma recriminatoria.


- Aja... dime ¿Por qué es interesante? – En su sonrisa se podía percibir siniestras intenciones, algo oculto.


Cuando era niña podía fijarme en eso, me era difícil fiarme al cien por ciento de él. A pesar de todo, eso no fue un impedimento que me hiciese tenerlo como un amigo, casi podía aceptarlo como una hermandad. ¿Es eso un embrujo del Amor? Parecía un amor insalubre, nada saludable, lo peor de todo, es que así lo consentí siempre.


Éste se acercó hasta estar a pocos centímetros de distancia de ella, su mirada propagando una intensidad inquietante. Samantha permaneció tranquila en su lugar, sin incomodarse o dejarse perturbar, estaba acostumbrada a eso, él acerco sus labios a sus oídos y susurro bajo.


- Porque siempre termino salvándote, ¿No te agrada la idea que sea tu héroe? – Miller se aparta un poco, y se ríe de forma inaudible.


- ¿No es eso lo que hacen los amigos? Para mí es más como un código. Quizás un día te salve yo – Daemon cambia su expresión para sustituirla por una dura, noto un atisbo de tristeza, bastante disimulada.


- Quizás... - Voltea hacia otra dirección.


Puedo recordar este momento, yo me sentí indiferente hacia su extraña reacción, me pareció que fue una de sus tantas cosas misteriosas, pero ahora puedo entiendo que fue una faceta un poco más profunda, me hubiese gustado haberle preguntado en ese entonces qué le pasaba. ¿Qué otras cosas habré ignorado de él?


- ¡Rayos! – Susurra la pequeña Sam. Giro mi rostro para ver hacia donde ella observa, y veo a mis padres caminando a dos kilómetros de distancia.


- ¡Seguramente ya Marisa me acusó! ¡Deben venir a reprenderme! No, no, no – Sam toma de la mano a Daemon sacándolo de su trance y corre lejos para escapar. 


Yo los acompaño.


- ¡Debemos escondernos! Si puedo acortar mis horas de sermón, valdrá la pena – Se apresuran a entrar hacia los estrechos callejones de los casas.


Salen hacia otra calle, y se detienen a tomar aire, sin embargo mi yo alterna se da cuenta que Marisa está caminando por esa calle hacia su dirección. Por alguna razón, parece no haberse percatado aún que ellos se hallan allí. 


Samantha se congela. Sabe ella, que si la ve, está perdida. Daemon aprovecha que Marisa aun es no es consciente de su presencia en esa calle y toma la mano de ella para esconderse.


- Por aquí – Daemon la jala hacia otro callejón oscuro, pero este no tiene salida. El la cubre con su cuerpo contra la pared.


- Daemon, este callejón no tiene salida... nos va a descubrir – Dice con angustia.


- Sshh, has silencio – Murmura cerca de su rostro, viéndola con detenimiento. Ambos permanecen estáticos y silenciosos, esperando que ella no se perciba que ellos se encuentran escondidos en ese lugar.


Marisa camina frente al callejón, pero no capta sus presencias, solo pasa de largo pensando en alguna cosa. Es entonces, cuando ambos se consienten el suspirar con alivio. Daemon permanece en la misma posición, y los dos se observan por un largo rato.


- Debemos movernos de aquí, estamos incómodos – Comenta Sam frunciendo el ceño de a poco, al estar en esa situación tan inusual.


- Yo me siento bien aquí, me brinda una temperatura cálida y excepcional – Una sonrisa torcida se aprecia en su pálido rostro.


- Deja de bromear Miller, quiero salir de aquí – Está posiciona sus manos en su pecho y lo empuja para alejarlo de sí.


- Ya sabes que soy muy malo cuando quiero Lesson, tendrás que hacer algo humillante para que acceda a dejarte ir – Ella aprieta la mandíbula molesta.


- ¿Cómo qué? – Pregunta con tono tajante.


- Um. No lo sé, podría ser caminar tomada de mi mano toda una semana – Ríe.


- ¿Qué? Oh, no, por favor eso no... - Podía ver su mirada llena de deleite.


- Oh sí. Imagínate cuando vean a la insípida y antisocial Lesson tomada de la mano de un niño, la inquebrantable, la anti-cupidos - Suelta una carcajada llena de maldad.


- No lo haré – Ella se cruza de brazos. Miller enarca una ceja.


- Me parece perfecto, puedo durar aquí mucho tiempo, brindándote mi calor – Con una sonrisa en su boca, se acerca a su oído.


- Pero yo no soy a quién están esperando en la sala para darle una exhortación ¿No es así? Yo siendo tú, buscaría no empeorar la situación aún más – La pequeña Sam, viéndose contra la espada y la pared, traga saliva, y suspira en derrota.


- E-está bien – Presiona sus labios hasta hacerlos una fina línea.


- Bien – Se aparta y comienza a caminar hacia la salida de aquel callejón oscuro.


- Malvado – Musita para sí. Daemon se ríe unos pasos más adelante.


- El peor de todos.


Caminan en dirección a la casa de Sam. Ambos en silencio, sin comentar nada, ella con una mirada perdida, y él observándola de vez en cuando. Llegan y no hacen movimiento alguno. La pequeña Sam traga saliva, y siente como las manos le sudan, sus padres llegaban a ser muy estrictos cuando se lo proponían.


- ¿Sabes que puedo no cumplir mi promesa? – Voltea para mirarlo con rostro nervioso, es claro que lo que busca es alargar esa represalia de sus padres.


- Lo sé. Sin embargo es algo que me debes enana, tendrás que hacerlo si no quieres que te abandone con otra mejor amiga – Sam hace una mueca.


- Puedo hacer lo mismo contigo, niño tramposo – Ambos sonríen.


- No permitiré que alguien más me sustituya – Sam ríe en respuesta.


- Nadie podría – Enarca una ceja, hastiada de tanta melosidad.


- Es bueno escuchar eso.


- Gracias por ayudarme a escapar, Robín Hood - Daemon ríe ante su comentario.


Ella abre la puerta y se despide con una sonrisa. Cierra y al entrar, ve a nuestros padres haciéndose mimos, provocando que ambas hagamos una mueca de desagrado, recuerdo haber dicho en ese momento en mi mente, que "quizás una reprimenda no estaría tan mal". Yo río ante eso, de niña y aun ahora desprecio lo cursi, empalagoso y romántico. Sin embargo, ahora me siento agradecida de que ese amor entre ambos no se halla extinguido con el paso del tiempo.


***


Me revuelco entre las sabanas llena de modorra. Me levanto de a poco y me acerco a la mesilla, reviso mi teléfono, mostrándome la hora, ya es medio día. Me fijo también que tengo diez llamadas perdidas de Chris, y veinte mensajes también.


<< Cielos >>


Después de unos segundos, empiezo a recodar el sueño tan extraño que tuve. ¿Por qué recordé eso? Suspiro con cansancio. Más bien fueron retazos de mis memorias. Algo demasiado anormal. Siento mi celular vibrar en mi mano. Un mensaje.


*Me debes una salida hoy Lesson. ¿Puedes venir hoy a tomar un café conmigo siquiera?*


Me río. ¿Debería? Pienso que a Daemon no le gustará, pero no puedo evitar querer estar cerca de Chris, es muy agradable, y pese a todo me ha apoyado mucho. Espero que esto después no termine en malas.


*Está bien. A las 6:00 búscame*


*¡Woaho! Las estrellas me están sonriendo hoy*


<< Ojala permanezcan así >>


- Una cita ¿Eh?


¿QUÉ TAL? ¿LES HA GUSTADO? AQUÍ ESTÁ LO PROMETIDO, PERDONEN LA DEMORA, NO TENGO EXCUSAS. EH... POR FAVOR VOTEN Y COMENTEN EL CAP, ESO AYUDA A QUE SUBA MÁS RÁPIDO :v EN SERIO... BUENO NOS VEREMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO, DIOS MEDIANTE SEA PRONTO ¡SALUDOS! XOXO:D


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