CAPITULO 14
ADRIEN MCGRAY
La habia besado....
Yo la habia besado...
Ella me habia aceptado....
Me gusto tenerla cerca...
Mi corazón dolía... ¿Por qué? ¿El amor no duele?
Me encontraba en la azotea del unico lugar que podia llamar hogar, el viento golpeaba suavemente mi rostro secando las lágrimas que descendían. Mi labio temblaba y no lo podia retener. No entendía, no entendía porque sentia esto. Me sentia mas vivo que nunca y a la vez muerto en vida.
¿Debería estar feliz? ¿Eso sientes al dar un beso?
La quiero... no sé cómo, pero lo hago, no me importa que sea un maldito fantasma yo la quiero. Se que nunca podre tener un futuro, nunca podre ver esa sonrisa al pasar de los años, nunca podre tener una familia, nunca he de decir que la ame al llegar el fin de los tiempos. Solo me queda imaginar lo que algun día pudimos ser, tal vez en otra realidad la hubiera conocido...
Una lagrima caliente caía quemándome de la peor manera.
"¿Me vas a extrañar? - se mecía una niña mirando al suelo."
"Obvio princesita, prometo que volveré algun día – miraba al cielo meciéndome en una especie de columpio."
"¿Cómo sabré que eres tú? – unos ojos curiosos se detuvieron delante mío."
Mi mente dolía pero al recordar todo cambiaba, mi estomago dolía y ala vez sentia pequeñas mariposas, mi corazón dolía y al mismo tiempo sentia calor. Vagos recuerdos navegaban por mi mente de forma tortuosa. Tome mis piernas pegándolas mi pecho deseando que todo acabara, que el dolor se fuera.
Cerre mis ojos tratando de tranquilizarme, pero al cerrarlos unos bellos ojos marrones aparecían en mi mente, sentir sus labios fue familiar y a la misma vez fue mágico. Un sollozo salió de mis labios al mismo tiempo que una sonrisa. Una cancion cruzo por mi mente, la cancion de cuando bailamos la primera vez decía que solo los tontos se enamoraban y era cierto de alguna forma extraña no podia quitarme la imagen de sus ojos, su risa.
Si tan solo pudiéramos tener una oportunidad prometo que seria lo suficientemente tonto para invitarla a salir, me hubiera atrevido a tomar su mano y nunca soltarla.
No se si es mi primer amor, pero ella para mí fue el primero y mi último amor.
"Te quiero – un abrazo me tomo por sorpresa."
Esa voz.
"Me gustan tus ojos... ¡Ya se! Te recordare como el cielo- susurro contra mi oido"
"¿Por qué como el cielo? – me separe frunciendo el ceño."
"Es un azul que no se puede igualar, tus ojos no se pueden igualar- sonrio."
"Prometes que no me olvidaras- coloque mi mano levantando el mequiñe."
"Nunca lo hare, es una promesa Henry- junto su mano contra mía."
Hailey... esa voz era de ella.
Mi nombre en Henry... me llamo Henry...
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HENRY RUSSEL (10 AÑOS)
- ¡Henry baja a tu perro de mi cama o lo sacare a la banqueta! – grito mi hermano tomando mi mochila.
- ¡Ya voy! – tome al cachorro entre mis manos bajándolo al ver como se removía con impaciencia – no te vuelvas a subir o te regañaran – le susurre al ver como trataba del volver al cuarto.
- Niños ya van tarde...- mi mama dejo las palabras al aire tomando unos papeles del escritorio.
- Lo sé, pero alguien se tardó mucho colocándose unos simples zapatos – lo mire mal y el me saco la lengua con burla - ¿Dónde está Dog? – alzo una ceja mirandome fijamente.
- ¿Quién es Dog? – fingí demencia robándome una fruta de la mesa.
- Donde lo encuentre en mi cama...
- Tranquilo abuelo, lo más seguro es que este mi cuarto – le di una palmadita en el hombro huyendo en el proceso.
- Bien niños, ya saben de la escuela para la casa nada de irse con amigos o desviarse rumbo al parque – la mirada de mi madre se dividió en dos - ¿Entendido?
- Pero me queria despedir de una amiga... - baje la cabeza y ella la levanto suavemente.
- Esta bien, solo no tardes ¿Sí? – asentí y ella poso un beso en mi frente.
- Yo también quiero un beso – mi hermano estaba cruzado de brazos indignado – claro pero solo quieren al pequeño....
- Ven acá – mi mamá se acercó rodeándolo con los brazos llenándolo de besos.
- No mama, eso me quita mi aire solitario – renegó mi hermano poniendo un puchero.
- ¿Qué? ¿pero si te encantaban mis mimos? – mi mamá sonrio al ver como el mayor se comportaba como el niño de 10 años.
- Si aja, pero ahora soy un hombre – endureció su voz haciéndonos reír en el proceso.
- Como digas, entonces iras por Dog a las 2 – mi mamá tomo su bolso saliendo por la puerta.
- ¿Qué? ¿Por qué yo? – mi hermano salió siguiéndola, dejándome a mi adentro.
Escuchaba como mi hermano seguia quejándose de no ser tan mayor como para ir por Dog, tome una última fruta escondiéndola en mi mochila para luego salir por la puerta. No me entusiasmaba que fuera mi último día de escuela ya que no permanecía mucho tiempo en ninguna, pero aquí era distinto, tenía dos amigos y eran mas de los que podia contar, conocí a Hailey mi primera amiga, sin ella no podria haber hecho ninguno. Al bajar al auto la brisa golpeaba suavemente mi rostro moviendo mis cabellos sin rumbo alguno, mi mamá me miraba y me peinaba discretamente, pero otra ola me volvía a despeinar causando el estrago de un principio.
-Llega temprano – poso otro beso en mi frente – cuídate mucho por favor, mi niño de los ojos bonitos – me acaricio la mejilla.
- Si mamá – sonreí abrazándola – te quiero.
- Nos vemos adoptado – choco sus manos conmigo como era costumbre – Cuídate – se unió al abrazo para luego separarse con una sonrisa triste.
Últimamente han estado mas cariñosos conmigo, no entendía, pero debia admitir que no me molestaba en lo absoluto, me sentia especial y ellos me lo recordaban cada vez que podian.
Camine por los pasillos observando todo, toque la pared caminando despacio.
-Henry – Max golpeo mi espalda en forma de saludo.
- Hola, Wuao eso es un juguete de colección – señale el auto de carreras que tenía en su mano.
-Exacto – sonrio orgulloso mientras empezábamos a caminar rumbo al salon de clases.
....
Al salir me despedí de Max caminando de lado contrario, me gustaba caminar por el borde de la acera, estiraba mis manos pensando que estaba en una cuerda floja en la orilla de un gran edificio. Al terminar jugaba a no pisar ninguna linea ya que estaba saltando o si no la tierra me tragaría.
Cuando llegué al parque me senté como de costumbre en uno de los columpios donde solía esperarla siempre a la misma hora. Recuerdo que mi mamá me habia regañado esa vez por llegar con las manos raspadas, pero no me importo eso habia sido muy divertido.
Sin darme cuenta me habia empezado a mecer despacio levantando los pies del suelo, me sentia como si pudiera volar por unos momentos. Podria ser un astronauta que camina por la luna, cada paso alcanzaba una estrella, una tan brillante que sería la mas hermosa, al caer tomaría mas impulso para intentar llegar a Marte o Júpiter, acomodaría las estrellas dándole forma como las constelaciones. Mi favorita era la constelación de Orión, estaba 100% seguro que un existió un arquero tan famoso que pudo plasmarse en las estrellas y le pusieron su nombre.
Abrí los ojos encontrándome unos ojos marrones curiosos delante mío.
- ¡Hola! – agito su mano con una sonrisa.
-Hola princesita – me detuve al ver que ladeaba la cabeza - ¿Qué haces?
- Pensando – coloco su mano en su menton mirandome fijamente.
- ¿Qué piensas? – volteé mirando atrás de mí, pero al no encontrar nada volví como estaba antes – yo no veo nada – me encogí de hombros confundido.
- ¿Cuándo cumples años? – levante la mirada al escuchar la pregunta.
- El 12 de diciembre – ahora fui yo el que ladeo la cabeza al no escuchar una respuesta - ¿Por qué?
- Nada más – se encogió de hombros sentándose en uno de los columpios – asi cuando sea tu cumpleaños te presentare a Dick y a mi abuela – se empezo a mecer despacio mirandome.
-Oh – rasque mi brazo al no saber que decir.
No queria decirle que me iba a ir, era mi única amiga, no queria irme, no aún.
- ¿Qué pasa? - esta vez esos ojos están delante de mi a unos cuantos centímetros de mi cara - ¿Estas bien? Hay una heladería muy cerca de aquí podemos ir... - tomo mi mano haciéndome avanzar a su paso.
- ¿Pero...
- Vamos, un helado siempre me hace sentir mejor – sonrio, asentí y empezamos a avanzar.
Ella compro un helado de galleta y yo uno de fresa, estábamos sentados cada uno en un columpio como era costumbre. Ella se mecía lentamente arrastrando los pies sobre la tierra. Ella era bonita, tenia unos lindos ojos marrones y pequeñas pecas que se notaban levemente, su pelo era castaño y un poco lacio, pero era muy largo. Lo unico que me hacía reír era que ella era un poco mas alta que yo, talvez un día yo sea mas alto o nos quedemos asi, pero me daba risa de solo pensarlo.
-Me voy a ir – solté pisando una piedrita que estaba debajo de mi zapato.
- ¿A dónde? – senti su mirada, pero no queria verla - ¿Iras de viaje?
- No, me iré de la ciudad – patee la piedrita mirándola como rodaba por la tierra.
- Oh... - se habia detenido y bajo la cabeza - ¿Por cuánto tiempo te vas?
- No lo sé... siempre que viajamos nunca volvemos al mismo lugar.
- Oh...
Hubo un poco de silencio, pero ella se habia vuelto a mecer un poco despacio.
- ¿Me vas a extrañar? - miraba el suelo meciéndose.
- Obvio princesita, prometo que volveré algun día – mire al cielo pensado si podria volver.
- ¿Cómo sabré que eres tú? - sus ojos me miraban con curiosidad delante mío.
- ¿Ah?
- Ya sabes, si llegas cuando tengamos 20 o 30 o 1000 años – movió sus manos hacia los lados - ¿Cómo sabré que eres tú?
- Oh, no habia pensado eso – coloque mi mano en mi frente tratando de pensar en una solución.
- ¿Qué tal con el helado? – respondí mirando al helado.
- Nop – negó con la cabeza – ese lo ocupa mi papá
- Mhm... ¿La música? – volvió a negar.
- Ese lo ocupa Dick – miro hacia arriba caminando en círculos.
-Me gustan tus ojos... ¡Ya se! Te recordare como el cielo- susurro contra mi oido.
- ¿Por qué como el cielo? – me separe frunciendo el ceño.
-Es un azul que no se puede igualar, tus ojos no se pueden igualar- sonrio – asi yo podre ser la tierra.
- Ya me perdí – frunci los labios y ella rio.
- Yo seré la tierra porque es el color de mis ojos, tú serás el cielo porque son el color de tus ojos, asi que estaremos unidos – lo explico como si lo que dijera tuviera mucho sentido – o tienes una mejor idea – me miro y yo negué con la cabeza.
- Entonces asi será- asintió repetidamente mirando a la nada.
- Prometes que no me olvidaras- coloque mi mano levantando el mequiñe.
-Nunca lo hare, es una promesa Henry- junto su mano contra mía.
- Ya me tengo que ir – tome mi brazo mirándola con nerviosismo.
- Prometes que volverás algun día – se detuvo adelante mío meneándose a los lados.
- Si, prometo volver o si no que me parta un rayo – vacile y ella rio.
- Cuídate – hizo una mueca con una media sonrisa.
Estaba a punto de darme la vuelta cuando una mano me tomo del hombro.
-Te quiero – un abrazo me tomo por sorpresa.
Correspondí al abrazo con una sonrisa – yo también te quiero Hailey.
Al separarnos un beso me sorprendió. Ella me estaba besando.
¡Hailey me estaba besando!
Abrí los ojos al verla, sus labios estaban sobre los mios, sus ojos estaban cerrados y yo no sabia que hacer. Se separo unos segundos después abriendo los ojos lentamente, al momento sus ojos encontraron los mios, sus mejillas se sonrojaron agachando la cabeza.
Me habia quedado mudo, no sabia si decir algo o talvez tenia que acercarme o tal vez tenia que sentarme. Sentia mi corazón latir rapidamente y un cosquilleo estaba en mi barriga, mis manos sudaban y sentia mis mejillas arder. Se empezo a bailar de un lado a otro moviendo los pies y yo sonreí, no sabía porque, pero me sentia muy feliz.
-Lo lamento... - susurro mirandome de reojo.
- Mmja – asentí repetidamente al seguir sin poder decir nada.
- Adiós – sacudió su mano para luego correr a toda velocidad.
Estaba plantado en el suelo.
Comencé a caminar para luego tomar mi mochila y correr rumbo a mi casa a toda velocidad.
-Henry – mi madre me saludo, pero senti mis mejillas sonrojarse por lo que escabullí corriendo a mi cuarto.
Mi corazón seguia latiendo a mil por hora ¿Por qué me sentia asi? ¿Acaso me habia hechizado? Tenia ganas de vomitar y mis manos temblaban.
-Hey LittleStar mama me dijo que checara como estas – abrió la puerta y yo le avente la almohada que tenía entre las manos.
- ¡Largo! – tome mis piernas juntándola a mi pecho.
- ¿Estas bien? – los ojos de mi hermano me examinaron con preocupación al verme llorando.
- Siento que me voy a morir – oculte mi cabeza entre mis piernas - todo por culpa de... nada
-Vamos ¿Qué síntomas tienes? – mi hermano se habia acercado sentándose a un lado de mi cama.
- Siento cosquillas en mi estómago, me sudan las manos, mi cabeza me da vueltas...
- Aja, dime más – levanto mi cabeza mirandome con una sonrisa ¿Acaso le divertía mi sufrimiento?
- Mi corazón late muy rapido, me siento muy nervioso y no puedo quitarme la imagen de alguien de la cabeza...
- Creo saber que es lo que te pasa – sonrio dejándose caer en la cama.
- ¿Enserio? – me senté limpiándome las lagrimas - ¿A ti también te ha pasado?
- Uff claro, es normal y a todos nos sucede – bufo haciéndome una seña que me acostara como él.
- ¿Qué es? – lo mire con curiosidad y nerviosismo al mismo tiempo, tal vez era algo muy malo y no queria ir de nuevo al doctor.
- Estas enamorado – termino en un tono divertido – eso ocurre cuando alguien nos gusta o queremos a alguien y es prácticamente normal lo que sientes.
- Yo no estoy enamorado – me cruce de brazos volteando al otro lado.
- ¿Asi? – se volteo alzando una ceja - Dime esa tal Hailey es la que pone sensible a mi hermanito – pico mi mejilla vacilante y yo oculte mi cara en la almohada.
- No...
- ¿Seguro?
- Puede que tal vez un poco – tome su manos jugando con sus dedos - su sonrisa es bonita... - susurre para mi mismo pero al darme cuenta sacudí la cabeza.
- ¿Ella lo sabe? – se recostó mirandome con una sonrisa traviesa.
- Creo, pero no creo que este bien.
- ¿Por qué?
- Ella es una princesa y yo solo soy un niño que le da miedo todo – mi hermano me miro por unos segundos y luego sonrio.
- Si... – titubeo – creo que todos hemos pasado por eso cuando alguien nos gusta, pero si esa persona te quiere no le importará tus virtudes ni tus defectos, esa persona te querrá por lo que hay en tu corazón.
- ¿Enserio lo crees? – levante la mirada al ver como me miraba con una sonrisa.
- Obvio, eres adorable - pellizco mi mejilla mientras yo lo miraba mal.
Me quede pensando un momento, tal vez ella si me quiere, tal vez un día cuando vuelva pueda cumplir mi promesa.
-Bien LittleStar vamos o mamá nos matara por retrasarlos – se puso de pie tendiéndome una mano – aun estas muy pequeño para entender este tipo de cosas del amor, pero es algo muy hermoso- salió del cuarto dejándome solo.
Estaba sentado en la orilla de la cama mirando el unico recuerdo que pude tener de ella, ella tenia una piedrita con mi inicial y yo tenia una de ella. Puede ser que sea muy pequeño pero no podia evitar sentirme de esta manera.
Sonreí al sentirme vivo, aunque tuviera miedo de lo que sentia. Al final todo estaría bien ¿No?
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