Poco a poco los pasos de aquellas chicas se fueron acercando a una especie de cueva subterránea que también se encontraba conectada con aquella caverna, de la cual la sacaron repentinamente, era un tanto extraño estar bajando cada vez mas cuando hay mucho espacio en aquel exterior oscuro, sin embargo casi todo se encontraba subterráneamente, tal vez haya sido aquella destrucción que pudo con todo lo que conocían sus habitantes, o era la poca confianza que traía estar ahí afuera por más de 30 segundos. La chica pudo ver que la luz iba saliendo cada vez mas frente a ellas como si se tratara de una especie de llama blanca, que alumbraba toda esa oscuridad que tanto helaban sus huesos a la vez que le hacían sentir cierto pánico.

- La Reina Blanca te espera Alicia- dijeron las tres chicas empujándola ante esa luz cegadora que tanto podría lastimar sus ojos, sin embargo nadie estaba a su lado.

- ¿¡Por que tanta luz!? - exclamo la chica mientras se cubría los ojos con su brazo e intentaba recuperar aquel equilibrio del que tanto carecía en esos instantes. Lo único que había a su alrededor era luz, mucha luz y eso era lo que impedía que sus ojos pudieran detectar movimiento.

- Agaro, por favor, apaga las lámparas - se escucho una voz melodiosa y femenina que llamaba a alguien con mucha tranquilidad, podría tratarse de alguien que por fin quería ayudar a Aki O de alguien que realmente le daba igual- No queremos dañar los ojos de nuestra heroína.

-¿Heroina?- dijo Aki con cierta duda de esas palabras, puesto que ella realmente no era alguien así.

Repentinamente la luz cegadora desapareció y todo quedo en un iluminación cómoda para Aki; observo el suelo en el cual había caído, era completamente blanco como si se tratara de los más finos mármoles, el cual se encontraba muy bien pulido en esos instantes como si jamás hubiera sido pisado por nada, pero eso era mentira, por que en ese instante una pequeña hormiga caminaba atraves de aquel piso, con una pequeña hoja tras su espalda, se notaba que eran de aquellas que poseían patitas negras y veloces, eso causaba que jamás quedaban atrás, pero justo en ese momento se encontraba sola, tal vez había sido que sus compañeras la habían abandonado despida mente sin importar su amistad y ni si quiera por ser hermanas de la misma Reina Hormiga, eso tenía mucho parecido con la realidad y mas con los recuerdos doloros de Akire, ella muchas veces dejo de confiar en la gente que mas quería por las traiciones tan dolorosas que le aplicaban y eso llego hasta el punto de que cuando cumplió 13 años y después del fallecimiento de su padre, poco a poco fue dejando de tener amigos , como si realmente no fueran importantes y que para ella no lo eran mas, pero gracias a eso, se dio cuenta de que ninguno de sus "amigos" eran realmente aquello, si no mas que simples aprovechados y eso fue lo que la hizo sentir mas sola; en la escuela solo miraba a todos vaciamente y con cierto odio, puesto que los veía tan despreocupados con su vida que dolía no ser ellos, pero se fue acostumbrando a eso y finalmente logró no sentir nada por nadie, excepto enojo.

La chica de cabellos oscuros, levanto la mirada con vacio y pudo notar que había una mujer bastante hermosa, de cabellos grises que parecían cenizas que recién caían de las llamas, una piel tan pálida que uno podría decir que estaba muerta, unos ojos de un azul bastante claro, casi como si no tuvieran un iría que ver, también aquella piel que se veía tan delicada y bella, como si se tratara de una joven actriz y finalmente lo que destacaba de ella era aquel vestido gris que se veía antiguo y que se adornaba de joyas grises.

-Hola Alicia, te estaba esperando, ¿Te acuerdas de mi?- dijo aquella mujer con una sonrisa leve, llena de felicidad-

-ah....No- Aki hablo con un tanto de confusión.

- Bueno...Soy La Reina Blanca o como me apodan todos La Reina Gris